Avanzar
más en la historia de la psicología soviética a partir de las representaciones
dominantes de la psicología occidental y soviética
Fernando L. González Rey
History of Psychology 2014, Vol. 17, No. 1,
60–78
Traducción: Efraín Aguilar
En este artículo se pretende avanzar en la representación de la
psicología soviética tal como ha prevalecido en occidente. Esta representación
corresponde también a la que ha dominado en la psicología soviética. Algunas
posturas teóricas y autores han monopolizado la situación política, al ganar
reconocimiento injustificado en diferentes periodos históricos de la psicología.
El creciente número de publicaciones, tanto en Rusia como en occidente, ha sufrido
distorsiones resultantes de la censura, y esta situación nos permite en este
momento hacer nuevas interpretaciones de la psicología soviética así como de
sus principales protagonistas.
Para lograr este propósito comenzamos con la manera como la
psicología soviética empezó a ser conocida en Estados Unidos, debido a la relevancia
de las interpretaciones estadunidenses y a la publicación de la recepción de
Vygotskiy y de la psicología soviética en todo el mundo. Nos ocupamos más de
los momentos, hechos y autores de esa psicología y sus interrelaciones, lo que permite
nuevas interpretaciones de la psicología soviética. También discutimos los
hechos teóricos y metodológicos y los autores que han permanecido en la
oscuridad o han sido poco discutidos por décadas tanto en la psicología
soviética como en la occidental.
Llamamos la atención sobre aquellos momentos cronológicos que
consideramos relevantes, donde consideramos los hechos para cada momento
histórico sin pretensión alguna, con el fin de convertirlos en la mejor periodización
para la psicología. En nuestras divisiones, nos centramos en las discusiones,
eventos y figuras que están muy relacionadas con algunos momentos cualitativos y
rupturas dentro de la psicología soviética. Debido a los contextos históricos e
institucionales dentro de los que se desarrolló esa psicología, los cambios,
contradicciones y heterogeneidad merecen una atención cuidadosa.
Al poner de lado las presiones políticas que impactaron la
psicología soviética, este artículo discutirá
a profundidad los dos momentos que afectaron particularmente la vía tomada por
la psicología soviética. El primero se relaciona con la eliminación de los
filósofos y psicólogos idealistas que jugaron un papel importante en el advenimiento
de aquella psicología, un hecho que ha sido por completo omitido de esa historia
y de sus interpretaciones. El segundo se refiere al pico de las presiones
políticas sobre la psicología que tuvieron lugar a fines de los años 1940 como
resultado de las purgas dentro de la ciencia soviética, impulsadas por las acusaciones
planteadas por Lysenko contra las desviaciones burguesas de la genética
soviética. Como resultado de aquel periodo, por vez primera en la historia, fue
impuesta una psicología marxista basada en la doctrina de Pávlov.
Después de examinar aquellos momentos históricos, este artículo
discute a profundidad el momento post estalinista de la psicología soviética, que
preserva la idea de identificar la psicología marxista por su objetividad. Luego
de la muerte de Stalin, al ser superado el reduccionismo fisiológico pavloviano
impuesto oficialmente por un corto lapso durante los años 1950, se produjo un
punto de inflexión. Aquí la atención se fijó en la actividad basada en el
objeto, en la que los objetos concretos vinieron a ser la esencia de la definición
para una psicología marxista soviética. El ascenso y la caída de la teoría de
la actividad son discutidos dentro de esta compleja red de la teoría
psicológica en ambos momentos.
Representación de la psicología soviética y de Vygotskiy
en occidente
Los primeros trabajos dedicados a la psicología rusa en inglés
fueron publicados a inicios del siglo 20. Entonces la figura más conocida era Pávlov,
el primer autor en ser publicado en inglés durante la primera mitad de ese
siglo. Como los estudios de Pávlov estaban centrados en los reflejos
condicionales, hay cierta confusión al identificarlos como reflejología. “Reflejología”
fue un término desarrollado por Biéjtieriev, otra gran figura de la
neurofisiología rusa, con el propósito explícito de sustituir a la psicología
en su explicación de la conducta humana. La errónea identificación de Pávlov con
la reflejología se ha extendido hasta hace poco. Bruner (1995), uno de los pioneros
de la relación soviética-estadunidense en los años 1960 dijo, “Cuando Stalin tomó
el poder en 1925, se convocó a realizar Congresos en la línea de la doctrina
marxista, incluido uno para llevar la psicología y las ciencias del cerebro en
la línea del marxismo en general y de ‘Pávlov’ en particular” (p. 76).
Si un psicólogo bien informado como Bruner expresaba tal idea, significa
que no era una posición aislada, sino una representación social de la
psicología soviética que permaneció viva en occidente hasta los años 1990. Hasta
los 1970s las publicaciones de los psicólogos soviéticos eran escasas en inglés
y aparecían sin las contextualizaciones históricas. De acuerdo con Luria, la
línea más fuerte de la psicología rusa era en los 1920s la reactología de Kornílov
y no la postura teórica de Pávlov (Luria, 1928). Luria era miembro del consejo editorial de Journal of Genetic Psychology en aquel tiempo, y abrió el camino para que dos de sus colegas,
Vygotskiy y Leóntiev, también publicaran artículos en esa revista en 1929 y 1932, respectivamente (A. N. Leontiev, 1932;
Vygotsky, 1929). A pesar de esas tempranas publicaciones en inglés, los autores
no tuvieron gran impacto entre los psicólogos estadunidenses debido a la falta
de referencias para seguir esas tendencias.
Entre 1930 y 1960, aparte de los artículos antes referidos, los
trabajos originales de los psicólogos soviéticos permanecieron relativamente
desconocidos y para obtener información, los estadunidenses dependían de los
autores que sabían ruso (Cole, 1963). Esta situación explica el escaso interés en
la psicología soviética en los Estados Unidos de aquella época. A inicios de
los 1960s, Bruner, ya muy conocido, inició una correspondencia cada vez mayor
con Luria y como resultado hizo su primer viaje a Moscú. A través de Luria
estuvo en contacto con el Departamento de Psicología de la Universidad Estatal
de Moscú, encabezado por Leóntiev.1 Estos intercambios entre Bruner y
Luria y Leóntiev abrieron el camino para una creciente curiosidad en la
psicología soviética entre los psicólogos cercanos a Bruner. Como resultado de
aquella primera visita a Moscú,
Bruner dijo, “Encontré a aquellos jóvenes académicos rusos en ciencias
cognitivas, quienes estaban batallando contra Pávlov del mismo modo como yo lo
estaba contra el enfoque eskinneriano” (Amrein-Beardsley, 2012, p. 5).
1 La información acerca de la primera visita de Bruner a Moscú fue
tomada de la entrevista de Audrey Amrein-Beardsley con Bruner, obtenida por el
autor del sitio http://www.insidetheacademy.asu.edu/wp-content/uploads/2012/08/transcriptBruner.pdf
Las primeras impresiones de Bruner propiciaron la llegada de una
nueva representación de la psicología soviética en los Estados Unidos. Como se
desprende de la declaración previamente citada de Bruner, esta nueva
representación fue modelada sobre todo a través de Leóntiev y su estrecho
círculo de seguidores, cuyas posiciones fueron tomadas por Bruner a través de
su propia lente cognitiva que representaba una subversión a las posturas
eskinnerianas dominantes. Las primeras impresiones de Bruner sobre la
psicología soviética fueron como sigue:
Mientras tanto —el giro más
irónico de todos— el segundo sistema de señales dio a Vygotskiy y seguidores a
fines de los años 1930 (principalmente Luria, Leóntiev, Sokolov y Zinchenko;
Vygotskiy había muerto de tuberculosis en 1934) la sombrilla ideológica que
necesitaban para sacar la teoría histórico-cultural a la lluvia. Era la época
de “la batalla por la consciencia” a fines de los años 1940 y los 1950.
(Bruner, 1995, p. 78)
Bruner presentó erróneamente al grupo de Leóntiev como los
luchadores de la “batalla por la consciencia”, término que, en ese tiempo, fue
reducido por ese grupo a un mero epifenómeno
de las operaciones prácticas externas concretas con los objetos materiales.
En 1962, Michael Cole, un joven psicólogo estadunidense interesado
en la psicología cultural, pasó un año de post doctorado como estudiante de Luria
en la Universidad Estatal de Moscú. Cole también compartió la representación de
Bruner quien, de paso, benefició mucho a Luria y Leóntiev; ellos encarnaban
para el psicólogo estadunidense el valor simbólico de haber sido los luchadores
por una nueva psicología, de la cual Vygotskiy era el pionero. La capitalización
de tal legado simbólico era una fuente inigualable de prestigio para ese grupo,
lo que fue una de las razones de su popularidad en los países occidentales. Partes
importantes de la historia entre Leóntiev, Luria y Vygotskiy no habían sido
publicadas en Rusia durante aquellos años. Cuando fue publicado el primer
volumen de la obra de Vygotskiy, Pensamiento y Habla, en inglés (en 1962), tuvo un mínimo impacto en la psicología
estadunidense. Según Glick (2011), después de esa publicación, Piaget seguía monopolizando las referencias de la psicología
estadunidense en educación y desarrollo infantil.
La popularidad de Vygotskiy se debe más a Mente en Sociedad (Grijalbo) que
a la edición en inglés de Pensamiento
y Habla. Mente en Sociedad fue editada por un grupo de autores (Cole, Steiner, Scribner,
& Souberman, 1978). Desde aquel momento este libro fue por décadas la
referencia más relevante a Vygotskiy en occidente.
Antes de la publicación de Mente en Sociedad,
el libro A Handbook of Contemporary
Soviet Psychology, editado por Cole y Maltzan, fue
publicado en 1969 después del regreso de Cole de Moscú. El prólogo fue escrito por Leóntiev,
Luria y Smirnov. El interés por la psicología soviética creció rápido a inicios
de los años 1970 como resultado de los puntos de convergencia entre la
psicología soviética y un grupo de psicólogos estadunidenses con su revolución
cognitiva tan anunciada, en la que Bruner estaba a la vanguardia. Como resultado
de todos esos procesos en los años 1960 y 1970 Mente en Sociedad tuvo un alto impacto.
La etiqueta “teoría histórico-cultural de la actividad” aún no
había sido formulada en aquellos años, pero el modo como Vygotskiy, Leóntiev y
Luria aparecían como parte del mismo movimiento teórico era una fuerte premisa para
esa definición. En los años 1980, Vygotskiy llegó a ser una celebridad en la
psicología occidental y muchos trabajos estuvieron dedicados a sus similitudes
teóricas con autores como Mead, Dewey y Bartlett, lo que inició una nueva
psicología en los Estados Unidos. El cuadro de Vygotskiy dado por los autores
norteamericanos fue a través de las lentes de sus intérpretes. En 1985, Wertsch
publicó Vygotsky y la Formación Social de
la Mente
(Paidós), haciendo una notable contribución
a la interpretación del proceso de
Vygotskiy que avanzó como resultado de los eventos antes mencionados.
El peso dado al instrumentalismo en ciertos momentos de la teoría
de Vygotskiy fue un punto fuerte para identificar a Vygotskiy con el pragmatismo.
La siguiente afirmación de Bruner (1985) fue su declaración sobre la lectura de
Vygotskiy en relación con el instrumentalismo: “Para empezar, me gustó su instrumentalismo. Es decir, yo admiraba
su modo de interpretar el pensamiento y el lenguaje como instrumentos para planificar
y llevar a cabo la acción” (p. 23).
La censura y las prioridades dadas por diferentes grupos de poder que
monopolizaron la psicología soviética en diferentes momentos de su historia, no
permiten seguir el orden cronológico de
los escritos de las publicaciones psicológicas de Vygotskiy. Muchos de sus
trabajos permanecieron en los archivos familiares hasta los 1980s, cuando sus Obras Escogidas fueron publicadas en ruso. Lo mismo sucedió con otros autores, muchos
de los cuales nunca fueron traducidos al inglés, como Shpet, Chelpánov, Ananiev,
Miasischev y Abuljánova.
Desde el principio las interpretaciones norteamericanas de Vygotskiy
trataron a Leóntiev y Luria como los
seguidores que mejoraron este legado. En las décadas de 1980 y 1990, la
formulación de Vygotskiy sobre el enfoque histórico-cultural se convirtió en
psicología sociocultural. Este término fue usado en referencias importantes a los
estudios vygotskianos en los 1990s (ver Bruner, 1995). En los años 1990, Cole
avanzó en la discusión de una psicología cultural (Cole, 1998; Cole &
Gajdamaschko, 2010).
Más recientemente, Cole y Wertsch (2011) dijeron, respecto a su apropiación
de las ideas de Zinchenko, algo que, en mi opinión, es válido para caracterizar
la interpretación general de la psicología soviética por los autores
norteamericanos: “Con claridad, muchos factores pueden ser legítimamente
invocados para explicar nuestro limitada comprensión de las ideas de Vladímir Pietróvich.
Nuestro propio fondo académico limitado hace difícil seguir los detalles
necesarios para interpretar la investigación en dominios culturales aparentemente
muy separados, especializados” (p. 6).
En los 1980s, sin embargo, el término “teoría de la actividad” ganó
relevancia particular entre los autores europeos —así fue creada la International
Society for Cultural Research on Activity Theory en 1986 (Engestrom, Jantzen,
Ruckriem, Hedegaard y Veggeti, entre otros). La sociedad publicó los Multidisciplinary Newsletter for Activity Theory como su órgano oficial. Sin embargo, a fines de los 1990s,
la teoría de la actividad comenzó a ser más relacionada con el enfoque histórico-cultural
en el que se convirtió como teoría de la actividad histórico-cultural, que es
el término más usado actualmente en occidente para referirse a Vygotskiy, Luria
y Leóntiev.
A pesar del esfuerzo hecho por publicaciones como Soviet Psychology y Journal of Russian and East
European Psychology para sacar a la luz a diferentes
autores, la representación dominante que
iguala a Vygotskiy, Leóntiev y Luria como los principales representantes de la
psicología soviética devino fuerte barrera para la discusión de nuevas ideas dentro
de los círculos de estudios vygotskianos. Más recientemente han sido publicados
artículos muy interesantes de las viejas y nuevas generaciones de psicólogos
rusos en el Journal of Russian & East
European Psychology.
Hace poco fueron publicadas obras importantes en Rusia y en
occidente que han puesto de manifiesto nuevas vías dentro de esta tradición
(Abuljánova, 1973, 1980; Bakhurst, 2007; Bruschlinskiy, 2001, 2002; Chudnovskiy,
2006, 2009; Cole & Gajdamaschko, 2010; Cole & Wertsch, 2011; Daniels,
2012; Davuídov, 2002; González Rey, 2009, 2011; Koshmánova, 2007; Kudriavtsev, 2006;
A. A. Leóntiev, 1992, 2001; Orlov, 2003; Vassilieva, 2010; Yaroshevskiy, 2007; Yasnitsky,
2009, 2010, 2012; Zinchenko, 1993, 1995, 2002, 2007). Las interpretaciones y
omisiones unilaterales con respecto a la psicología soviética no sucedieron
exclusivamente en la psicología occidental sino también en la soviética
(Zavershneva, 2009; Zavershneva & Osipov, 2010).
Con base en los hechos antes mencionados, no hay duda que un nuevo
inicio en la interpretación de la psicología soviética está sucediendo; como
resultado la interpretación de su historia será transformada y muchos de los conceptos
y temas identificados como sus pilares teóricos serán revisitados.
Mi presentación de la psicología soviética no intenta ser completa,
lo cual es imposible en un estudio histórico. Mi principal intención es presentar
algunos momentos, autores y hechos en su interrelación y desarrollo teórico, en
un intento de enfocar nuevas interpretaciones de la psicología soviética y
algunos de sus autores. Este artículo ignora cualquier versión congruente y
monolítica de los hechos analizados en un esfuerzo por desmitificar algunas de las “interpretaciones
correctas” establecidas de esa historia y sus protagonistas. La psicología soviética era un
movimiento vivo y, como tal, estaba lleno de contradicciones, de las que son
posibles diferentes interpretaciones.
Debido a la complejidad de la materia, este artículo comienza por presentar
los temas clave de la psicología soviética en diferentes momentos históricos, varios
de los cuales se mantuvieron ocultos por mucho tiempo debido a la represión
política y disputas teóricas dentro de la psicología. Una interpretación
histórica no debería ser considerada solo en relación a hechos históricos
reales; toda interpretación histórica es parte de un más complejo paradigma a
través del cual algunos fenómenos ganan más visibilidad sobre otros.
La lucha para definir una psicología marxista: los años
1920 y su relevancia para las vías posteriores de la psicología soviética
Aunque la revolución rusa había ejercido una mayor represión desde
su inicio, hecho que se manifestó muy pronto en la represión de la revuelta de
los marineros en Kronshtadt, la revolución rusa también representó, al inicio, una
era de creación en las más diversas áreas de la vida social. La psicología no
fue la excepción. Hasta mediados los años 1920, el desarrollo de la psicología
representaba un periodo muy rico y plural, dentro del cual creció activamente
la polémica como resultado de la busca activa de una psicología marxista. Desde
inicios de los 1920s, las posturas idealistas en psicología comenzaron a llevar
hacia una connotación ideológica. Sin embargo, los científicos idealistas, quienes
contribuyeron a un avance de la psicología rusa desde fines del siglo XIX, continuaron la libre defensa de
sus puntos de vista durante los primeros años de la revolución.
La influencia de la neurofisiología y de la filosofía idealista representaron
los dos polos de influencia principales en la psicología soviética hasta la
mitad de los años 1920. A pesar de su relevancia para la psicología en Rusia y
el extranjero, Pávlov no era un psicólogo y nunca intentó serlo. La reflejología,
propuesta por Biéjtieriev, emergió como alternativa a la psicología como una disciplina.
Biéjtieriev inauguró el Instituto de Petrogrado para el Estudio del Cerebro y
la Actividad Mental donde se rodeó de un grupo de discípulos, algunos de ellos
psicólogos que devendrían relevantes en los años posteriores, tales como Lazurskiy, Ananiev y Miasischev.
La influencia de la filosofía idealista rusa fue suprimida en la
psicología soviética desde la primera mitad de los 1920s hasta los 1980s. Los
primeros profesores de psicología dentro
de los departamentos de filosofía ejercieron posturas teóricas idealistas y
aparecieron simultáneamente en las universidades de Moscú y Leningrado en 1863
(Budilova, 1983). Entre los filósofos idealistas dedicados a enseñar psicología
estaba M. M. Troitskiy, quien ocupó la cátedra de psicología en la Universidad de
Moscú. De acuerdo con Budilova, “su tesis doctoral fue la primera obra de
psicología rusa en tener un carácter histórico” (p. 19). Los filósofos
idealistas rusos fueron los primeros en remarcar la cultura como base para
entender el desarrollo de la consciencia humana.
El filósofo idealista Chelpánov fundó el Instituto de Psicología
de la Universidad Estatal de Moscú, inaugurado oficialmente en 1914. Otros
psicólogos que más tarde llegaron a ser sobresalientes psicólogos soviéticos tales
como Blonskiy y Kornílov, fueron sus discípulos en aquel tiempo. Chelpánov invitó
a su discípulo y colaborador Gustav Shpet, uno de los más brillantes psicólogos
rusos, a trabajar con él en el Instituto de Psicología desde su inicio.
En 1920, Shpet organizó el Departamento de Psicología Étnica. Este
fue un importante paso hacia la integración orgánica de la cultura en la enseñanza
de la psicología. De acuerdo con Zinchenko (2007), “Vygotskiy era estudiante de
Shpet en la Universidad Popular Shanyavskiy y asistió a sus seminarios durante
dos años” (p. 212). Debido a esos autores idealistas, los temas de cultura, lenguaje
y consciencia fueron relevantes para la psicología soviética algunos años
después, particularmente en la obra de Vygotskiy.
A inicios de los años 1920, la reflejología y la psicología
progresaron en paralelo en Petrogrado y Moscú. Sin embargo, la base idealista
sobre la que avanzó la psicología en Moscú fue dirigida por Chelpánov, quien halló
fuerte resistencia en sus propios discípulos, principalmente Kornílov y Blonskiy.
La polémica Kornílov–Chelpánov tuvo su pico en el Primer Congreso Ruso de Psiconeurología,
en 1923, cuando Kornílov defendió con firmeza la necesidad de avanzar más allá
de la definición de una psicología marxista. Después del congreso, Chelpánov fue
reemplazado por Kornílov como director del Instituto de Psicología. Kornílov
ganó espacio político e institucional en la temprana psicología soviética. Fundó
la reactología, que, a diferencia de la reflejología, se enfocó en las
diferencias externas como base de la conducta. Luria y Leóntiev fueron parte
del grupo de Kornilov en ese momento. Un año más tarde, Vygotskiy formó parte
del grupo a invitación de Kornílov.
Luria (1928) comentaba sobre la psicología soviética de aquel
tiempo del siguiente modo:
Los psicólogos como regla
comparten las posturas objetivas de los fisiólogos pero llevan a cabo su
trabajo sobre bases mucho más amplias, al abordar la psicología desde el punto
de vista de aquella conducta estructural que está determinada por las
condiciones sociales. A esa rama pertenece la mayoría de los psicólogos rusos
que no aceptan el punto de vista mecanicista
de los reflejólogos. Será suficiente al respecto mencionar los nombres del Profesor
Kornílov, Profesor Blonskiy (su obra psicológica es de un carácter genético
distinto), Profesor Básov y L. S. Vygotskiy. (p. 347)
Notar que Luria no mencionó a Leóntiev, quien estaba en el Instituto
antes que Vygotskiy. La elevada opinión de Luria sobre Vygotsky se puede ver aquí, pues
él solo tenía 4 años de ser miembro del laboratorio. La cita deja en claro que
la conducta es entendida dentro de un esquema estímulo–reacción, similar al
defendido por el conductismo al mismo tiempo. Después de la misteriosa muerte
de Biéjtieriev en 1927, el poder institucional y político de la reflejología
comenzó a disminuir en la Unión Soviética, mientras Kornílov y su grupo ganaban
creciente relevancia.
Las divergencias, discusiones abiertas y orientaciones diferentes
que caracterizaron a la psicología soviética durante la primera mitad de los
años 1920 comenzaron a cambiar en la segunda mitad de aquella década cuando los
representantes idealistas de la psicología fueron excluidos de la psicología
soviética. La posición teórica objetiva defendida por Kornílov, dentro de la
cual lo social parecía ser identificado como un estímulo externo, fue el inicio
de una psicología objetiva gobernada por un determinismo social de la conducta
como sinónimo de la psicología marxista. La postura de Kornílov influyó en sus
jóvenes colaboradores, una marca que estaba presente en ciertos momentos de la
obra de Vygotskiy y que vino a
caracterizar y dominar la concepción de Leóntiev de la teoría de la actividad. Esta influencia es clara en la
siguiente declaración de Vygotskiy (1995):
Es verdad que el signo al
principio es un medio de comunicación y solo después deviene un medio de la conducta personal, es por completo evidente que el
desarrollo cultural, basado en el uso de signos y la inclusión del signo en el sistema de conducta general
inicialmente tiene lugar de un modo social, externo. .
. La psicología principal de la función
de la palabra es una psicología social y si queremos saber cómo la palabra funciona en la conducta individual, deberíamos
analizar, primero y sobre todo, su función previa en la conducta social de la persona. (p. 147; énfasis agregado)
La frecuencia con que la palabra “conducta” es usada en la cita
muestra la relevancia dada a ese concepto, sobre si es social o individual.
Sin embargo, el pensamiento de Vygotskiy era más contradictorio y creativo
que el de sus compañeros dentro del
grupo de Kornílov debido, en gran parte, al rico fondo cultural, filosófico y
psicosocial de Vygotskiy. Entre las influencias teóricas de Vygotskiy, la de su
profesor y después colega Shpet, merece
una especial atención. Shpet pareció ser la principal influencia teórica en la
representación de Vygotskiy de la psicología. El nombre de Shpet ha salido a la
luz solo recientemente (Zaviálov, 2009; Zinchenko, 2002, 2007, 2009). Como dice
Zinchenko (2007),
A pesar de todas esas conexiones,
solo hay una referencia a Shpet en las obras de Vygotskiy (en Psicología del
Arte), y esto solo es de paso. Y los libros de Shpet Fenómeno y Significado (1914), Fragmentos Estéticos (1922) y La forma interna de la palabra (1927), en
los que discute el pensamiento y el lenguaje, pensamiento y palabra, significado
y sentido así como las formas externa e interna de una palabra, fueron todos
publicados mucho antes que Pensamiento y Habla de Vygotskiy (1934). (p. 212)
El nexo entre Shpet y Vygotskiy ha sido bastante ignorado por los
representantes soviéticos y occidentales del pensamiento de Vygotskiy. Este
nexo representa un hecho histórico y también es un punto teórico muy importante
que refleja las raíces del pensamiento de Vygotskiy. Esto puede asociarse con
las posturas avanzadas al final de su vida en relación con el periodo definido
por sus seguidores como la “teoría histórico-cultural” (González Rey, 2011; A.
A. Leóntiev, 1992; Miller, 2011; Yasnitsky, 2012). Los hechos y eventos históricos
relacionados con ese cambio permanecieron desconocidos. Sin embargo, es un
hecho muy curioso que Rubinshtéin invitara a Vygotskiy a enseñar en el
Instituto Pedagógico Hertzen, mientras los demás seguidores permanecieron en
Járkov.
A fines de los años 1920 y al comenzar 1930, una nueva
representación teórica estaba en proceso en la psicología soviética, sobre todo
a través de las publicaciones de Vygotskiy y Rubinshtéin. Parece como si estos autores, por
diferentes vías, intentaran ir más allá de la interpretación prevaleciente de
la psicología marxista como una psicología objetiva basada en la conducta. Rubinshtéin
(1964) y Bozhóvich (1968) fueron los primeros psicólogos soviéticos en señalar
que Vygotskiy y Leóntiev no podían ser igualados como parte de un paradigma
teórico similar:
Últimamente este concepto surge
entre nosotros como una “línea de Vygotskiy” [el autor se refiere al concepto
de internalización] mientras la densa y variada concepción teórica de Vygotskiy de ningún modo puede ser reducida a
la internalización. . . Este concepto es
usado en este momento por Leóntiev y seguidores en la psicología soviética, quienes
entienden “internalización” como el “mecanismo” por el cual nuestra actividad
psicológica interna es formada por
nuestra actividad material externa. (Rubinstein, 1964, pp. 338–339; mi
observación está entre paréntesis)
Esta cita y los otros puntos formulados hasta aquí ilustran la
complejidad y los principales
movimientos que existían en aquel momento. Para dar un cuadro más
balanceado del desarrollo de la psicología soviética en los años 1920, es importante
resaltar los siguientes aspectos que resumen algunos de los principales
argumentos que requieren ser tomados en cuenta:
• Desde el inicio de esta década,
la apertura y diversidad que caracterizaron a la psicología en los primeros
años después de la Revolución de Octubre comenzaron a sufrir la presión
política resultante de considerar a los pensadores idealistas como enemigos de
la revolución. La construcción simbólica del enemigo con sus terribles consecuencias
para la sociedad soviética había comenzado. Como resultado, los filósofos y
psicólogos idealistas fueron desterrados de las instituciones científicas y, en
consecuencia, de la historia.
• En ese tiempo Vygotskiy no era
un luchador aislado, pues Leóntiev y Luria se le unieron. Los tres fueron parte
del grupo de Kornílov y apoyaron su identificación de la psicología marxista
como una psicología objetiva. También apoyaron su determinismo socioconductual
mecánico. Las dos fuerzas en disputa que fueron definiendo la psicología
marxista en esa década fueron la reflejología de Biéjtieriev y la reactología
de Kornílov.
• En la segunda mitad de esa
década Vygotskiy abandonó su énfasis en las emociones, las fantasías, la voluntad,
la personalidad y la imaginación, las que caracterizaron a “Psicología del Arte”
y a sus primeros trabajos en defectología. Luego pasó a centrarse en el signo, la
mediación, la internalización y las funciones mentales superiores lo que supuso
un “punto de inflexión cognitivo-instrumental” en su obra.
• En esta década no se asumió una
postura oficial en psicología. La psicología todavía estaba gobernada por sus protagonistas,
como puede verse en las diferentes posturas psicológicas que, dentro del materialismo,
continuaban sus movimientos contradictorios
en aquellos años.
Nuevas vías de la psicología soviética en las décadas 1930
y 1940: Consecuencias de las purgas de Stalin
sobre las instituciones científicas de psicología
A inicios de los años 1930, la psicología seguía siendo pluralista,
pero de diferente modo a la de los tempranos 1920s. La diversidad estaba alienada
dentro de una definición marxista de la psicología. A fines de los años 1920, emergió
una nueva fuerza en la figura de Rubinshtéin. Éste regresó de Alemania en 1913 y
trabajó primero como profesor y después como Catedrático de Psicología en la Facultad
de Filosofía de la Universidad de Odessa. En 1930 Rubinshtéin fue invitado a
dirigir la Cátedra de Psicología en el Instituto Pedagógico Hertzen de Leningrado.
Los años 1930 vieron el auge de la represión estalinista. La
colectivización forzada de los kulaks,
las purgas dentro de la armada y el partido, y la deportación masiva de gente a
Siberia para trabajos forzados caracterizaron esta década. La situación creó un
clima de miedo y suspicacia, lo que
perjudicó todas las esferas de la sociedad soviética. En consecuencia muchas personas
e instituciones sociales de la Unión Soviética devinieron extrañamente
motivadas hacia la represión de sus colegas. Las instituciones científicas no
fueron la excepción.
En los años 1930, el Politburó del Partido Comunista comenzó a
dirigir directamente todas las esferas sociales en la “correcta postura ideológica”.
En psicología, esta postura se concretó a través de los decretos por los que el
Partido Comunista intervino constantemente en el desarrollo de la psicología, al
hacer así una enorme presión sobre la disciplina. El decreto que más afectó la
psicología en esta década fue contra la paidología en 1936, como resultado del
cual Vygotskiy y otros importantes psicólogos soviéticos como Basov fueron muy criticados
por sus colegas, y la paidología fue desterrada de la psicología soviética. Leóntiev
fue uno de los que criticó severamente a Vygotsky (A. N. Leóntiev, 1937/1998). Cada
decreto del Partido demandó una reorientación de la psicología y produjo serias
dificultades en su desarrollo.
En 1930 Leóntiev renunció a la Academia de la Educación Comunista
del Instituto Estatal Comunista. En 1932 Luria fue designado como jefe de
Sección del Instituto Psicológico Ukraniano en Járkov y Leóntiev jefe del Departamento
de Psicología Infantil y del Desarrollo (Botsmánova, Gúsieva, &
Ravich-Schervo, 1994). Poco después que Leóntiev y Luria se fueron a Járkov,
Bozhóvich y Zaporózhets les siguieron para formar el grupo de Járkov. Las
razones por las que Vygotskiy permaneció en Moscú separado de sus discípulos permanecen
oscuras y existen diferentes explicaciones hipotéticas —materia que está más
allá del objetivo de este artículo. Hoy, las profundas contradicciones teóricas
entre la posición del grupo de Járkov y Vygotskiy en su momento son bastante
reconocidas (Galperin, 1995; A. A. Leóntiev, 1992; Zaporózhets, 1995). En el
último periodo de su vida Vygotskiy enfatizó el habla, el sentido, las emociones,
la consciencia y la perezhivanie (experiencia emocional) más que la actividad práctica,
lo que fue criticado por Leóntiev y el grupo de Járkov.
Al mismo tiempo, el prestigio de Rubinshtéin aumentó. Paradójicamente,
su posición teórica tenía importantes puntos de contacto con los que defendía Vygotskiy
en sus últimas obras. Como declaró Brushlinskiy (1997),
En sus “Cuadernos filosóficos”
Lenin, en particular, llegó a la importante conclusión que la “consciencia humana no solo refleja el mundo objetivo,
sino que lo crea”. Tal conclusión de Lenin (que de inmediato comenzaron a mencionar
Vygotskiy, Rubinshtéin y otros psicólogos soviéticos) causó no poco disgusto en
los filósofos e ideólogos soviéticos oficiales, porque claramente contradecía
la primitiva teoría dogmática del reflejo, al impedir su concretización en la
ciencia. (p. 6)
El principio del reflejo era uno de los pilares que sostenía la
definición marxista dominante de la psicología. Fue la piedra angular de la
teoría de la actividad de Leóntiev quien, al defender la identidad entre la
estructura interna y externa de la actividad, subrayaba la actividad interna
como reflejo de la externa. A diferencia de Leóntiev, tanto Vygotskiy como Rubinshtéin
transcendieron, en ciertos momentos de su obra, las limitaciones del concepto
de reflejo mientras intentaban crear un sistema teórico psicológico sobre
nuevas bases, algo que ninguno de ellos logró terminar en vida.
A inicios de los años 1940, a pesar del creciente clima de represión
como resultado del estalinismo, un nuevo enfoque de la psicología, en el que sujeto y
consciencia fueron tomados en cuenta con seriedad, ganó fuerza institucional. Esto
sucedió cuando Rubinshtéin fue nominado como
jefe del Departamento de Psicología de la Universidad de Moscú en 1942 y, 3 años
después, en 1945, como jefe del Departamento de Psicología del Instituto de Filosofía de la Academia de
Ciencias de la Unión Soviética, puestos que ocupó simultáneamente.2 Una
vez en Moscú, Rubinshtéin invitó a algunos de sus estudiantes de Leningrado, como Yaroshevskiy y Komm, a
unírsele en el Departamento de Psicología de la universidad. Al mismo tiempo, invitó
a Leóntiev y otros del grupo de Járkov, como Galpierin y Zaporózhets
(Bruschlinskiy, 2001; Archivos de la Universidad Estatal de Moscú sobre cómo Rubinshtéin
fue expulsado, 1989).
El libro Bases de Psicología de Rubinshtéin, originalmente publicado en 1935, fue muy apreciado
por los psicólogos soviéticos de la época, tal como se ve por los comentarios de
casi todos los científicos que revisaron el libro. Sin embargo, desde la
primera edición hubo comentarios críticos sobre sus problemas ideológicos (Bogdánshikov,
2008; Archivos de la Universidad de Moscú, 1989). La edición de 1946 fue objeto
de severas críticas, que ganaron nuevo significado como resultado de las purgas
en curso en las instituciones científicas. El punto de partida fue la acusación
de Lysenko de las desviaciones burguesas de la genética soviética, de donde
inició una verdadera “limpieza ideológica” en todas las ciencias soviéticas, conocida
como lysenkoísmo.3
2 Rubinshtéin fue el primer psicólogo soviético electo como Miembro
Correspondiente de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética. Después de él,
solo Kravkov en 1946 y Lómov en 1976, lograron este status. La Academia de
Ciencias era el centro en el que las decisiones académicas y políticas tenían
lugar en la Unión Soviética, las que, desde luego, siempre eran mediadas por
los círculos políticos soviéticos.
3 Este término es atribuido a la expansión de la postura de Lysenko
orientada hacia la definición de una genética marxista, lo que llevó a una
purga ideológica en todas las ciencias soviéticas de aquel tiempo. Como resultado,
el brillante académico soviético Vávilov fue quitado como director del Instituto
de Genética de la Academia de Ciencias. Fue
acusado de hacer una separación reaccionaria entre teoría y práctica (Sheehan,
1985).
Las purgas impulsadas por el lysenkoísmo alcanzaron la cima a
fines de los años 1940. Rubinshtéin fue la principal víctima en psicología, acusado
por su cosmopolitismo, término de moda en el discurso de Lysenko. La acusación
contra Rubinshtéin se basaba en “la desviación ideológica” del libro y en el
camino tomado por la Cátedra de Psicología de la Universidad Estatal de Moscú
bajo su dirección. Se llevó a cabo una sesión del Consejo Científico de la
Facultad de Filosofía para discutir las acusaciones contra Rubinshtéin. Éste
fue removido de sus cargos institucionales más tarde. El oportunismo entre los
psicólogos soviéticos fue evidente por el tipo de argumentos usados contra Rubinshtéin
(Archivos de la Universidad Estatal Lomonósov). Llamo la atención sobre las
críticas de Galpierin y Leóntiev en esa histórica sesión. El primero dijo,
El freudismo no fue políticamente
evaluado con relación a su papel actual en América. . . . pero en vez de que el
autor hiciera una crítica radical de Freud, de hecho usó algunas de las
concepciones más relevantes de Freud en lo que respecta a la pasión.
(Rubinstein, 1989, p. 58)
Leóntiev, a su vez, señaló,
que en la Cátedra de Psicología no
son discutidos importantes documentos políticos nacionales o conceptos . . . esto
es, ellos no han discutido los materiales publicados en periódicos nacionales relevantes
como Pravda y Cultura y Vida acerca de las cuestiones discutidas
hoy aquí, el cosmopolitismo. (Archivos de la Universidad Estatal de Moscú sobre
cómo Rubinshtéin fue expulsado, 1989, p. 61)
Ambas posiciones estaban basadas en el lenguaje del lysenkoísmo; en
vez de plantear cuestiones científicas y administrativas, abordaron problemas ideológicos,
algo que debió tener terrible consecuencias en ese momento, como se demostró
claramente en el trágico destino sufrido por Shpet, quien había recibido la
pena de muerte unos años antes (Zinchenko, 1999).
Aunque la teoría de Leóntiev fue también criticada por sus
desviaciones ideológicas en la misma sesión, sus críticas contra Vygotskiy respecto
a la paidología (A. N. Leóntiev, 1937/1998), junto con sus posturas contra Rubinshtéin,
es un importante antecedente para juzgar el papel que jugó unos años después en
la psicología soviética. Después de la destitución de Rubinshtéin en 1949, Tióplov
lo reemplazó por un corto tiempo como jefe de la Cátedra de Psicología de la Facultad
de Filosofía. En 1951, esa responsabilidad pasó a Leóntiev, quien inició su carrera política
meteórica en la psicología soviética (Archivos de la Universidad Estatal de Moscú,
1989).
Una parte importante del grupo de Járkov se organizó alrededor de
Leóntiev, quien ocupaba la Cátedra de Psicología en la Facultad de Filosofía. Teóricamente,
Rubinshtéin se enfocó en la personalidad y la consciencia en un intento de
llevar luz a la persona como un sistema complejo. Este era el principal tema
para definir la psicología como marxista. Esta cuestión había sido largo tiempo
ignorada en la psicología soviética. Después de la destitución de Rubinshtéin, esto
fue omitido una vez más de la agenda de Leóntiev.
Como Radzijovskiy (1988) señaló,
toda la riqueza expresada en las
ideas de los autores clásicos marxistas con respecto al tema de la “perezhivanie”
subjetiva4 no fue interpretada de modo adecuado por los filósofos
soviéticos; no fue creada una antropología marxista entre nosotros; el concepto
de “perezhivanie” subjetiva no existía
en nuestro lenguaje filosófico. Precisamente por esta razón el tránsito de la
filosofía a la psicología fue muy difícil. (p. 126)
4 Este concepto ha sido traducido al inglés como “experiencia
emocional”. Sin embargo, el término tiene un significado más amplio. En la
definición de Vygotskiy, representa una unidad compleja dentro de la cual el
medio ambiente y la estructura de la personalidad del niño emergen como una
unidad psicológica auto-reguladora del desarrollo, en la cual las dimensiones
cognitiva y afectiva integran una nueva cualidad de la personalidad (ver
Yaroshevskiy, 2007).
La convergencia de la obra de Vygotskiy y Rubinshtéin entre 1931 y
1934, cuando ambos se enfocaban en la persona en vez de las funciones psicológicas
de la persona, no recibió suficiente atención en la psicología rusa y en la
occidental. La representación prevaleciente de la incompatibilidad entre ellos
fue estimulada en gran medida por Leóntiev y por algunos de sus más cercanos
seguidores en los años 1960.
En suma, los años 1930 y 1940 vieron a la psicología padecer una
creciente presión e intervención del poder político. Primero fue el decreto
contra la paidología, que resultó en que muchos trabajos de pensadores como Vygotskiy
y Básov permanecieron sin publicar y sus obras sin ser usadas en los programas
oficiales de psicología, tales como la psicología del arte. En los programas para
estudios de doctorado en psicología, la única referencia a Vygotskiy hasta los
años 1970 era La Historia del Desarrollo de
las Funciones Mentales Superiores,
en la cual Vygotskiy estaba más cercano a Leóntiev que en sus otras obras. La
representación hegemónica sobre Vygotskiy en la psicología soviética fue definida
por Leóntiev y su grupo. La teoría de la actividad comenzó a ganar fuerza
creciente y visibilidad dentro de la psicología soviética a fines de los años 1940.
La llegada de un momento nuevo en la psicología estaba cerca.
Las décadas de 1950 y 1960: Emergencia de la teoría de
la actividad como la nueva psicología marxista
La “definición marxista de genética” de Lysenko llevó al apoyo oficial
de la definición de una “versión marxista” en todas las ciencias soviéticas.
Con base en un Decreto del Partido a inicios de los años 1950, se llevó a cabo
una reunión entre la Academia de Ciencias de la Unión Soviética y la Academia
de Ciencias Médicas, conocida como la “Sesión de Pávlov”. La reunión definió la
teoría de Pávlov sobre los reflejos condicionales como la base científica sobre
la cual debía ser construida la psicología marxista (Botsmánova et al., 1994).
La jerga fisiológica quedó grabada de nuevo en las obras
psicológicas publicadas. La reacción contra la psicología como ciencia fue tan
pronunciada en la “Sesión de Pávlov” que Budilova, Lómov y Shorójova (1975)
observaron, “En la discusión muchos de los participantes rechazaron la alternativa de un estudio
objetivo de la mente, lo que les llevó a proponer la sustitución de la
psicología por la fisiología de la actividad nerviosa superior” (p. 12).
Los temas subjetivos desarrollados por Vygotskiy y Rubinshtéin, tales
como las emociones, la imaginación, el sentimiento y la personalidad, desaparecieron
posteriormente de la psicología soviética. Solo el equipo de Bozhóvich, los discípulos
de Rubinshtéin en Moscú y Anániev y Miasischev en Leningrado continuaron la
teorización de la personalidad, pero hasta ellos retuvieron la jerga
fisiológica en su escritos.
Como Abuljánova y Brushlinskiy (1989) dijeron,
Enfocados en las discusiones
acerca del objeto de la psicología en su relación con la teoría del reflejo y
con la fisiología, los psicólogos no tomaron en cuenta la personalidad en lo
teórico o en lo metodológico como base para definir el objeto de la psicología:
la mente como cualidad del cerebro y el reflejo del mundo dejó de ser vista
como cualidad de la persona, como personalidad. (p. 15)
Simultáneamente convergieron dos tipos de reduccionismo en la
psicología soviética durante esos años: (a) un reduccionismo fisiológico, oficialmente
establecido en ese momento; y (b) un reduccionismo centrado en la actividad
orientada al objeto, que progresó a través del poderoso Departamento de Psicología
liderado por Leóntiev. Esta orientación generalizada hacia una ciencia natural
objetiva representó un gran obstáculo para avanzar más hacia una nueva
definición ontológica5 de la mente humana, como lo habían intentado Vygotskiy,
Rubinshtéin, Anániev, Bozhóvich y Miasischev.
5 Para evitar la connotación metafísica del término “ontología” como
la esencia universal del ser, el concepto es aquí usado para enfatizar
diferentes cualidades de los temas que llegaron a ser inteligibles a través de
las construcciones teóricas resultantes de los diferentes ámbitos científicos. El modo como es usado el
término en esta obra no tiene ninguna pretensión en definir el conocimiento
como una representación de un ser externo dado. El conocimiento representa una forma
de inteligibilidad, que permite un camino de nuevos conceptos y prácticas en que
se basa la legitimización de las teorías científicas. Al mismo tiempo, el reconocimiento
de diferentes definiciones teóricas que coexisten en cualquier ámbito
científico impide un nuevo regreso a la metafísica, ya que la posición se basa
en un principio único y universal. Parece que ha tenido lugar en las posturas
mantenidas por algunos construccionistas sociales radicales para quienes todos
los fenómenos humanos se explican como prácticas discursivas (Gergen, 2006).
Después de la muerte de Stalin en 1956, el 20 Congreso del Partido
Comunista decretó la reestructuración de la vida soviética que puso nuevas
demandas a la psicología soviética y vio una nueva era en su desarrollo. Lo que
se hizo evidente después de la muerte de Stalin fue un periodo de menor
interferencia política directa en la ciencia por el Politburó del Partido Comunista.
Sin embargo, las resoluciones y prioridades establecidas en esa época como resultado
de tales interferencias continuaron su influencia en psicología por un tiempo.
Como las instituciones sociales eran más resistentes al cambio que otras áreas
de la vida social, y como los mecanismos institucionales permanecieron vivos
durante los tiempos de las interferencias políticas, el estalinismo sobrevivió.
Las nuevas agendas políticas priorizaron la mejoría de la educación
y la calidad de los especialistas en las diferentes áreas de la esfera
productiva. Además, el fantasma de la vigilancia ideológica de la desviación idealista
y burguesa permaneció como referencia para la función científica de las instituciones.
La reorientación de la psicología hacia la educación y el énfasis
en temas como la preparación moral y profesional recibieron alta prioridad. Como
consecuencia, temas como personalidad, aprendizaje y desarrollo estuvieron de
nuevo en el primer plano dentro de la psicología soviética. Sin embargo, el
materialismo como doctrina todavía prevaleció sobre la dialéctica, un hecho que, junto con la subjetividad
social dominante de las instituciones psicológicas, ayudó a la representación de
una psicología objetiva que permaneció como sinónimo de psicología marxista. La
cultura soviética tradicional, gobernada por su interés a permanecer en una “correcta
postura ideológica”, se movió del reduccionismo reflejológico —que llegó a ser
un símbolo de los “viejos tiempos”— a la nueva vía que sostiene el ideal de una
ciencia objetiva, a través de entender la psique humana como un reflejo de una
realidad concreta dada. Nada fue más sensible a esta representación que la idea
de la actividad práctica con objetos introducida por la teoría de la actividad
de Leóntiev:
A primera vista parece que la
representación de la naturaleza de la mente basada en objetos se refiere solo a
la esfera particular de los procesos cognitivos; que en relación a las esferas
de las necesidades y las emociones, esta representación no se extiende. Esto, sin
embargo, no es así. (A. N. Leontiev, 1975, p. 86) 6
6 La traducción al inglés iguala el término objetivo a la
naturaleza basada en objetos. El segundo término es el usado en la versión
original en ruso y que yo considero más apropiado porque Leóntiev se refirió a
una objetividad primaria definida por los objetos materiales concretos.
La teoría de la actividad ganó progresivamente un status
institucional y político central en el rápido ascenso político de Leóntiev. Su
carrera despuntó en 1963 cuando recibió el premio Lenin, una distinción que
reforzó su fuerza política. Fue entonces que Bruner, Cole y, después, Wertsch
visitaron la Unión Soviética por vez primera.
Aunque Basov y Rubinshtéin fueron los primeros psicólogos
soviéticos en incursionar en el concepto de actividad, Leóntiev transformó un
tipo específico de actividad, la actividad práctica con objetos, en el
principio central de su teoría. En vez de enfocarse en la unidad de la
consciencia y la actividad como recíproca, momentos entretejidos como hizo Rubinshtéin, Leóntiev interpretó esa unidad, es
decir, en su movimiento de la actividad hacia la consciencia, como un reflejo
de la realidad (Zinchenko, 2002).
En los años 1960, la teoría de la actividad se consolidó como una
versión madura de una “psicología marxista”.
La nueva terminología teórica como resultado del dominio de la teoría de la
actividad en la década de 1960 reemplazó a la jerga fisiológica que había sido
dominante. Una nueva jerga psicológica emergió como base de una psicología
objetiva marxista. Los trabajos psicológicos miméticamente emplearon los
términos institucionalizados de la teoría de la actividad. Conceptos como objeto,
acción, objetivo e internalización reemplazaron a los términos fisiológicos
como los principios fundacionales de la psicología marxista. Los procesos
mentales comenzaron a ser tratados como operaciones intelectuales originadas de
las operaciones externas. Este tratamiento persistió a través de la trayectoria
teórica de Leóntiev, incluso en su última publicación relevante, Actividad, Consciencia y Personalidad:
“Aún más, se ha demostrado que
los procesos de pensamiento interno no son sino el resultado de la
internalización y de la transformación específica de la actividad práctica
externa, y que un tránsito estable desde una forma de actividad a la otra existe”
(A. N. Leóntiev, 1975, p. 44; traducción mía del ruso).
Estas pocas líneas resumen, de modo significativo, el foco sobre
las acciones prácticas externas como la fuente de los procesos psicológicos, entendido
por Leóntiev como actividad interna. Este enfoque no solo tiene una base
teórica sino un fondo ideológico tal como lo remarcó Galpierin (1984)
claramente:
“En ese momento estábamos confrontados
por dos peligros: el conductismo y el subjetivismo. Para evitar el subjetivismo
era necesario tener todo el tiempo en mente la primacía de la actividad externa”
(p. 59).7
7 La versión rusa de este artículo fue publicada en 1983 como un
capítulo del libro A. N. Leóntiev y la psicología
moderna: Una colección de artículos en memoria de A. N. Leóntiev (pp. 240–244; tomado de la nota que apareció en la
versión al inglés publicada en la Unión Soviética).
El énfasis en la actividad práctica, externa, que transformó la
tesis de Leóntiev en un principio ideológico para el desarrollo de la
psicología marxista fue atribuido a Marx. A través de esta metamorfosis
ideológica, la actividad llegó a ser un concepto ontológico, sagradamente
situado en el centro de la psicología marxista. Aunque Marx enfatizó la
actividad práctica, específicamente la actividad del trabajo, lo hizo con
respecto a un tipo de problema diferente. A diferencia de Leóntiev, su énfasis
no pretendía reducir la génesis de la mente humana a operaciones prácticas con
objetos. La obra de Leóntiev estaba caracterizada por su intento de importar,
miméticamente, los conceptos filosóficos de Marx en la psicología. Es interesante
cómo Leóntiev progresivamente citó a Marx y Lenin, dejando a un lado las referencias
a Vygotskiy y otras teorías psicológicas. Esta tendencia fue especialmente muy
fuerte en su último libro, Actividad,
Consciencia y Personalidad, en el
cual no hay virtualmente referencias a Vygotskiy.
Leóntiev (1975) declaró, “En esto radica la idea del requisito de Lenin
[acerca del reflejo], que no vamos de la sensación al mundo externo sino de la
palabra externa hacia la sensación, de la palabra externa como primaria al
fenómeno psicológico subjetivo como secundario” (p. 49).8
8 De la edición en inglés (Leontiev, 1978, p. 30). El pasaje en
inglés no fue citado por completo debido al significado distorsionado de una
palabra que, a su vez, alteró el significado de todo el pasaje.
La actividad designada por Leóntiev, dada su capacidad para explicar
la psique en términos de operaciones externas, era el único medio exclusivo para
lograr una representación materialista
de los procesos psicológicos. Hacer eso le permitió adherirse por completo a la
formulación del reflejo de Lenin, un principio ontológico que llevó a entender
las funciones mentales por su naturaleza como idénticas a la operación externa en
la que hallan su génesis a través de la internalización.
Koshmánova (2007) señaló una diferencia importante entre Vygotskiy
y Leóntiev:
“Sin embargo, a mi entender, la
noción vygotskiana de la actividad parece diferente. En aquellos raros casos
cuando Vygotskiy hablaba de la actividad humana, usaba la noción solo como un
principio explicativo, pero Leóntiev la usó como objeto de investigación” (p.
69).
La evidencia indica que la definición concreta de actividad por Leóntiev
está cautiva dentro de un círculo muy estrecho de acciones prácticas; cualquier
proceso, función o estructura psicológica se origina en las actividades prácticas
con objetos. La teoría de la actividad no explicaba cómo las operaciones internalizadas
llegaban a ser parte de un sistema subjetivo. Este carácter objetivo que Leóntiev
adscribe a su teoría fue criticado por algunos de sus más cercanos seguidores y
colaboradores:
Esencialmente, por un largo
tiempo estuvimos forzados a estar contentos con el hecho que algunas
correlaciones externas eran establecidas entre la actividad y los procesos mentales,
por ejemplo, al notar que dadas tales y tales características específicas de la
actividad, o tal y tal estructura, tal y tal motivación de la actividad, y así
en lo sucesivo, tales y tales cambios ocurren en los procesos mentales, aunque
el mecanismo de estos cambios y la naturaleza misma de estos procesos mentales nunca
fueron estudiados en particular. (Zaporózhets, 1995, p. 14)
La falta de atención a la parte subjetiva de los procesos mentales
fue una característica definitoria de la
teoría de la actividad de Leóntiev; la actividad a la que él se refería está
basada en operaciones concretas con objetos concretos.
Aunque Leóntiev se centró en una definición estrictamente
instrumental de la función psíquica, cayó en una trampa naturalista cuando
quiso explicar la motivación humana. Como él no reconocía un carácter
ontológico específico de la mente, al identificar la psique como operaciones internalizadas,
no podía explicar las necesidades humanas como psicológicas, lo que le forzó a identificar
la necesidad como un estado natural del organismo. El esquema dominante “actividad-objeto”
excluyó completamente al sujeto de la actividad y su función generadora: “La
necesidad solo es un estado de necesidad del organismo que en sí misma no es capaz de dar
lugar a cualquier actividad específica. . . Solo como resultado de su encuentro con el objeto correspondiente, es capaz
de llegar a dirigir y regular la actividad” (A. N. Leóntiev, 1975, p. 87). Esa definición
permanece cautiva dentro de una dicotomía naturalista-social, en que la
necesidad es entendida biológicamente por la génesis, mientras el objeto es
social, pero dado a priori por la actividad humana. El autor buscó resolver
esta dicotomía a través de una vía mecánica, por el hallazgo de una necesidad
dada a priori con el objeto dado también a priori, como resultado de lo cual la
necesidad deviene mental.
Solo después del encuentro de la necesidad con su objeto ésta
deviene un motivo sin referencia alguna al cambio de su estructura. Basado en esto,
Leóntiev definió el motivo como el objeto de la actividad. La creatividad
humana, la fantasía y la imaginación no configuran actividad mental, la que, de
acuerdo con Leóntiev, es reducida, en la comprensión del motivo, a ser un mero
dispositivo instrumental; la actividad es entendida en esta definición como el
nexo entre el objeto y la necesidad y como el modo a través del cual las
operaciones externas devienen internas como resultado de la internalización. La
actividad es un sistema auto regulado que remplaza a la persona como sujeto, como
resultado del cual los procesos subjetivos del sujeto no son tomados en cuenta.
Por esta razón, el ser humano es una creatura biológica cuyos procesos mentales
tienen lugar en términos de sus actividades. Como lo señaló con claridad Davuídov
(1981), “Los objetos por sí mismos (énfasis de Davuídov) guían las transformaciones de
esta actividad en el proceso de los contactos prácticos del sujeto con ellos”
(p. 14).
El concepto de actividad, definido por Leóntiev, marca la piedra
angular de un sistema teórico fuera del cual su aplicación no tiene sentido. El
carácter objetivo del concepto de actividad fue estrechamente seguido por los
más fieles seguidores de Leóntiev. Elkonin (1995) declaró,
La idea de esta llamada actividad
interna — o, mejor debería decir— actividad intelectual ha devenido confundida en
la cuestión de la división de cualquier actividad, incluida la actividad intelectual,
con un componente orientador y ejecutivo. Esta división parece ser real no solo
por su actividad externa, práctica, esto es, por una actividad que acompaña
alguna tarea práctica de cambiar las cosas hacia el exterior, sino también por
una actividad que llamamos intelectual. (p. 32)
En la cita de Elkonin, es posible ver dos principales
características del reduccionismo objetivo de Leóntiev: primero, la relación
directa entre actividad externa e interna, y segundo, la reducción de la
actividad interna a operaciones intelectuales sin relación con las funciones
psicológicas afectivas. Tal reduccionismo en la comprensión de la actividad
interna alimentó el enfoque desproporcionado en el estudio de las funciones
cognitivas que prevaleció hasta la mitad de los años 1970 en las
investigaciones empíricas ancladas en la teoría de la actividad. Desde fines de
los 1950s, renombrados psicólogos soviéticos (Rubinshtéin, Anániev, Bozhóvich y Miasischev entre
otros) habían criticado a Leóntiev. Rubinshtéin (1964) escribió,
Ellos [Leóntiev y su grupo] entienden
como internalización el “mecanismo” por el cual nuestra actividad mental
interna resulta de nuestra actividad externa material. Los principios [en la
definición de Vygotskiy] que hemos formulado arriba sufren aquí una distorsión
de la cual esos principios resultan interesantes e importantes acerca de la
prioridad de la actividad práctica, y su papel en la formulación de una
actividad mental teórica adquiere un carácter inapropiado. . . Cualquier
actividad material externa del hombre ya contiene en sí misma los componentes
psicológicos mediante los cuales esa actividad es regulada (pp. 339–349).
La observación de Rubinshtéin toca una importante idea pasada por
alto durante mucho tiempo en la psicología soviética: cualquier actividad externa
es en sí misma una actividad psicológica, porque contiene componentes
psicológicos responsables para su sentido psicológico. Esta idea constituyó el
núcleo de su famoso principio concerniente a la unidad entre consciencia y
actividad: la actividad es un concepto psicológico no porque signifique la
piedra angular para definir todos los procesos psicológicos —como propuso Leóntiev—sino
porque incorpora los procesos subjetivos de la consciencia.
Las consecuencias del carácter ideológico de la teoría de la actividad
hasta mediados los años 1970 están revelados
en los temas y lenguajes empleados en los artículos publicados desde los
inicios de los 1960 en las principales revistas soviéticas de psicología, como Problemas de Psicología. En su análisis sobre aquella producción, Matiushkin y
Kúzmina (1983) afirmaron,
En la categoría de actividad fue incluido
todo: necesidades y motivación, estados psicológicos y cualidades psicológicas
de la personalidad, así como los diferentes tipos de conducta y acciones
humanas. . . La actividad es tomada como
la única categoría de la psicología marxista. Otros conceptos psicológicos como
la comunicación, personalidad y consciencia son solo considerados a través del prisma
de la actividad. (p. 9)
En ese tiempo, investigaciones mínimas en los campos de la
psicología clínica, de la salud y social eran evidentes. Estos campos eran incompatibles
con el lenguaje de la teoría de la actividad. Sin embargo, algunos grupos—específicamente
aquellos dirigidos por Anániev y Miasischev en Leningrado que estaban orientados
al estudio de la psicología social, de la ingeniería e institucional— se
opusieron a este reduccionismo. Miasischev (1960) también generó importantes conocimientos
a la psicología clínica. El grupo de Bozhóvich estudió la motivación y la
personalidad con base en los principios teóricos de Vygotskiy. Otro grupo importante dedicado el estudio de la personalidad
y la motivación fue el formado por los discípulos de Rubinshtéin, encabezado
por Antsifiérova, Abuljánova y Bruschlinskiy.
Al esbozar la situación de la psicología soviética por décadas,
Abuljánova (1973) subrayó,
A pesar de las feroces polémicas
entre aquellos adictos a una explicación sociopsicológica de la mente y los partidarios
de la explicación cibernética o fisiológica, la postura de ambos grupos es
idéntica. El intento de materializar la mente o asignarle materialidad mediante
su identificación con algo diferente revela el carácter anti dialéctico de esta
forma de conocimiento, la inhabilidad de aplicar la dialéctica al
descubrimiento de la especificidad del fenómeno mental (p. 49).
La postura unilateral de la teoría de la actividad implica un
punto de vista reduccionista de la subjetividad, que es reducida a las imágenes
subjetivas de los objetos externos dados. Como Leóntiev (1975) subrayó, “En el
proceso generado por esas relaciones, los objetos son postulados como imágenes
subjetivas en el cerebro humano, como consciencia” (p. 31). La ambigüedad de
tal afirmación es alta, ya que tiene todo lo que tiene que ver con la
subjetividad en la obra de Leóntiev. La consciencia parece reducirse en esta reivindicación
de lo subjetivo al cerebro humano. El énfasis de la consciencia sobre la
actividad que ha caracterizado los trabajos de Zinchenko en los últimos años de
lucha no ha sido casual, aunque él había sido un colaborador cercano a Leóntiev.
A mitad de los años 1970, la psicología soviética comenzó un
importante nuevo capítulo como resultado de varios eventos que tuvieron lugar
en aquel momento, entre los cuales está la muerte de Leóntiev y el
desplazamiento del poder político de la Universidad Estatal de Moscú al
Instituto de Psicología de la Academia de Ciencias Soviética. La última
institución estaba encabezada por un discípulo de Anániev, B. F. Lómov quien,
rodeado por los discípulos de Rubinshtéin, representó un importante nuevo polo
de poder político y teórico en la psicología soviética. Además de esos dos
eventos, otros cambios importantes en la sociedad soviética y en el orden
político soviético también influyeron la psicología.
Un nuevo momento en la psicología soviética: la caída
de la actividad como el principal concepto de la psicología soviética
Como fue el caso en la historia después de largos periodos de
hegemonía, los cambios en la psicología soviética y en la sociedad desde los
años 1970 forjaron un fecundo momento para cuestionar las limitaciones de la
teoría de la actividad en los amplios círculos de la psicología soviética. En
1977, el V Congreso de la Sociedad de Psicólogos de la Unión Soviética hizo del
“problema de la actividad en la psicología soviética” su tema central. El
congreso desató una discusión sin precedentes al recordar las limitaciones
conceptuales de imputar la génesis del fenómeno psicológico a la actividad concreta
con objetos que Leóntiev había avanzado durante las dos décadas precedentes. Muchos
de los más relevantes psicólogos soviéticos de ese tiempo, incluidos
Bruschlinskiy, Galpierin, Pushkin, Menchískaya, Tijomírov, Nepomníschaya y
Farapónova, entre otros, participaron en las actas del congreso.
En su presentación, Nepomníschaya (1977) destacó,
La realización
del “enfoque de la actividad” que tuvo gran relevancia para el desarrollo de
una psicología materialista se desarrolló de tal modo que llevó a una
representación unilateral y limitada del objeto de la psicología. El objeto de
la psicología se divide en diferentes partes; el pensamiento, los procesos sensoriales
y la actividad de la personalidad dividida y la personalidad fueron empleados
de un modo estrecho, reduciéndose a los motivos y dejando de lado otras dimensiones
importantes del sujeto considerado como un todo. (pp. 72–73)
El concepto de personalidad mantuvo un estatus notablemente secundario
e irrelevante dentro de la teoría de la actividad hasta la publicación en 1975 de
Actividad, Consciencia y Personalidad, donde Leóntiev establecía nuevas vías teóricas para entender su
previa definición del sentido personal. Estas
vías eran promisorias para el estudio de la personalidad e introducían una
nueva “vida” a las investigaciones subsecuentes de la personalidad en los años 1980 dentro de este
enfoque teórico (Asmolov, 1984; Stolin, 1983). Sin embargo, debido a que el
estudio de la personalidad exigió que los principios generales de la teoría de
la actividad, en más de un concepto, fueran modificados, esta línea prometedora
no podía avanzar más, pues como matriz conceptual de la teoría de la actividad
no había dado oportunidad para avanzar en el estudio de la personalidad.
El tema de la personalidad no representaba solo una categoría específica.
Dentro del concepto de personalidad había cuestiones teóricas generales que aparecían
indirecta y parcialmente en la psicología soviética por las presiones
ideológicas. Los temas del sujeto —subjetividad, consciencia y sociedad— comenzaron
a ser tratados abiertamente por un círculo restringido de psicólogos soviéticos
en los años 1970 y 1980 (Abuljánova, 1973, 1980; Bruschlinskiy, 1994; Chudnovskiy,
1988). Sin embargo, unos años después en la psicología rusa esos temas emergieron
con particular fuerza (Bruschlinskiy, 1994, 2002; Chudnovskiy, 2006;
Serguienko, 2009; Skotnikova, 2009; Tólstyj, 2008; Zinchenko, 2002, 2007,
2009).
Otra categoría que tuvo un estatus distintivo en aquellos años y
del mismo modo trascendió los límites de la teoría de la actividad, como lo definió
Leóntiev, fue la comunicación. Las discusiones iniciales de este concepto buscaron
asimilarse dentro del clásico esquema de la actividad orientada al objeto. En consecuencia,
Lómov (1978) criticó la lógica de A. A. Leóntiev en su artículo “Actividad y
Comunicación” (1978). Él defendió la comunicación como una categoría psicológica
particular irreductible a la terminología de la teoría de la actividad. La comunicación
era entendida por Lómov como un proceso dialógico más que uno instrumental. La
crítica de Lómov tuvo eco en ciertos seguidores de Leóntiev unos años después
(Davuídov, 2002; Smirnov, 1993; Zinchenko, 1995, 2002).
Como escribió Lómov:
La
representación psicológica general de la actividad, los esquemas de su análisis
y su correspondiente aparato conceptual estaban organizados en relación con el
estudio de la actividad individual, que naturalmente se define por la propia problemática
de la psicología general. . . Por esta razón, a veces fueron aplicados a las
posturas de la actividad individual que fueron elaboradas por el marxismo para
el análisis de la actividad de la sociedad, y por otro lado los procesos
mentales son tratados como tipos particulares de actividad (Lómov, 1978).
Al fallar en percibir la necesidad de un nuevo paradigma teórico, los
propulsores de la teoría de la actividad trabajaron al mínimo para desarrollar
nuevos conceptos y aterrizaron nuevos fenómenos psicológicos solo a través de
la formulación original de la actividad práctica concreta, en un proceso en el
cual llegó a ser casi un dogma metafísico nuevo.
El concepto de comunicación especifica la dinámica y los efectos
de los contactos emocionales entre las personas que no pueden ser descritos por
el carácter unilateral “sujeto– objeto” apoyado
por el marco teórico de la actividad. La comunicación como un proceso dialógico
de modo simultáneo incluye las posturas generadoras y activas de las personas
involucradas, cuyas fantasías e imaginación y la expresión abierta de sus
subjetividades son inseparables de la comunicación. Ellos no son objetos concretos
en ese proceso, porque el otro es irreductible
a ser un objeto; aún cuando actúe como un escucha él subjetivamente produce lo
que escuchó. Hubo un muy inocente intento de presentar al otro como un escucha
a través del concepto de objeto.
Las nuevas vías teóricas abiertas en los años 1970 fueron decisivas
en la posterior apertura de la psicología soviética a una agenda nueva, que
incluyó a psicólogos que jugaron un papel definitivo en la fundación de la
psicología soviética pero que fueron acusados como idealistas. El movimiento
que comenzó en los últimos años de la psicología soviética y que continúa hoy
en la psicología rusa, ha tenido poco impacto en las interpretaciones
tradicionales de los investigadores occidentales acerca de los autores
soviéticos.
Como observaron recientemente Cole y Gajdamaschko (2010),
Al mismo
tiempo ha habido un amplio reconocimiento de la apropiación intercultural de
las ideas de Vygotskiy. Las dificultades resultantes requieren una aproximación
crítica a todas las demandas de autenticidad sobre adhesiones a las presuntas
ideas originales o la fidelidad de su aplicación en la investigación contemporánea
del aprendizaje y el desarrollo. (p. 253)
Tales dificultades relativas a la apropiación intercultural de las
ideas de Vygotskiy por autores occidentales puede extenderse por lo general a
la interpretación de estos autores sobre la psicología soviética. Tales
apropiaciones han omitido los contextos histórico-culturales y los distintos
momentos del desarrollo en la obra de los psicólogos soviéticos.
Algunos comentarios finales
La psicología soviética representó un movimiento amplio y
heterogéneo cuyas diferentes tendencias compartieron ciertos principios generales
que le permitieron ser definida como psicología histórico-cultural. Sin embargo,
las profundas contradicciones entre esas tendencias también existieron pero no
habían sido estudiadas a profundidad por los psicólogos rusos y occidentales
hasta hace muy poco. Las vías tomadas por la psicología soviética durante su
corta vida estuvieron muy influidas por los dramáticos cambios políticos, históricos y sociales que
caracterizaron la era soviética.
El descubrimiento de Vygotskiy por los psicólogos estadunidenses
en el momento en que esta psicología pasaba por cruciales procesos de cambio, como
resultado de las críticas al conductismo eskinneriano y el advenimiento de la
psicología cognitiva, fue decisivo para el creciente interés en Vygotskiy, que surgió de un grupo de vanguardia de psicólogos estadunidenses activamente involucrados
en los cambios que tenían lugar en la psicología estadunidense. Una nueva representación
de la psicología soviética por los trabajos occidentales hasta hoy igualaron, a
través de diferentes etiquetas, a Vygotsky, Leóntiev y Luria como parte del mismo paradigma teórico. Esta
representación fue cultivada por Leóntiev
y su grupo en los años 1960, quienes trataron monopolizar el legado de Vygotskiy.
Un pequeño grupo de psicólogos estadunidenses
comenzó en este periodo una estrecha relación con el grupo liderado por Leóntiev.
La teoría de la actividad de Leóntiev incorporó la tradición
prevaleciente en la psicología soviética, al identificar el carácter marxista
de la psicología con su objetividad como ciencia. Se hizo una gran diferencia
con los intentos de Vygotskiy y Rubinshtéin, en diferentes vías, al plantear la
consciencia y la persona en el centro de la psicología. Tal punto de convergencia
entre estos autores permitió que algunos de sus discípulos contactaran entre sí
cuando discutían la personalidad y la posición activa de la persona (Abuljánova,
1973, 1980; Bozhóvich, 1968; Bruschlinskiy, 1994).
Muchas ideas y temas desarrollados en la psicología soviética que
fueron pasados por alto durante mucho tiempo entre psicólogos soviéticos y
occidentales están comenzando a ganar la atención. Ha habido una profunda
transformación en la interpretación de la psicología soviética y sus
principales autores, tanto en occidente como en Rusia, que es evidente en un
creciente número de trabajos dirigidos a la consciencia, la subjetividad y el
sujeto (Bruschlinskiy, 2002; Davuídov, 2002; Kudriavtsev, 2006; Serguienko,
2009; Skotnikova, 2009; Yasnitsky, 2012; Zinchenko, 2002).
Diferentes momentos históricos
y tendencias que caracterizaron el desarrollo de las psicologías soviética y
actual están complejamente interconectados unos con otros, y muchos de los
aspectos teóricos y epistemológicos de la psicología soviética podrían ser
interpretados hoy a través de las vías actuales de la psicología rusa. La
atención a este movimiento desarrollada en este artículo abre la posibilidad de
avanzar nuevas interpretaciones acerca de
la psicología soviética las que, a su vez, pueden contribuir hoy a nuevas
interpretaciones de su legado.
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Estimado Dr. Efraín Aguilar, soy un profesor investigador de la Universidad de Guadalajara que promueve el conocimiento de la obra de Vygotski desde hace mas de 10 años.
ResponderEliminarMediante un convenio con la UNAM, desarrollamos el Seminario Vygotski con ese fin, en colaboración con investigadores del FES Iztacala, en particular el Dr. Gilberto Pérez Campos.
Deseamos invitarlo a participar en el Seminario del año 2017, acerca del tema de la Conciencia en la psicología de Vygotski.
Obviamente todos los gastos de traslado y viáticos serían cubiertos por nosotros como organizadores.
En este sentido le solicitamos una respuesta acerca de si está interesado en esta invitación y las fechas en que podría participar, considerando un evento de hasta cinco días (de lunes a viernes).
Saludos y agradezco su respuesta.
Mtro. Gonzalo Nava Bustos
gonzalonava2004@yahoo.com.mx
Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara