Este blog busca difundir algunas fuentes de la obra vygotskiana publicada en español, así como traducir algunos artículos editados en revistas y libros o bajados de la red; todo relacionado con Vygotski.

miércoles, 29 de junio de 2016

Toassa


¿Hay un “Materialismo Vygotskiano?” Preocupaciones ontológicas y epistemológicas para una psicología marxista contemporánea (Parte II)
Gisele Toassa
Revista psicológica Dubná № 3, pp. 81-93, 2015

Traducción: Efraín Aguilar

Vygotskiy y el materialismo psicológico en el Significado Histórico de la Crisis en Psicología (SHCP)

Al comparar la edición del SHCP (publicado por vez primera en 1982 y más tarde reeditado)  con el manuscrito alojado en los archivos de la familia de Vygotskiy, Zavershneva (2012) encontró, desafortunadamente, tantos problemas, que estamos inclinados a considerar cualquier análisis de las referencias dadas por Vygotskiy como provisionales hasta la publicación de una nueva edición. Ella afirma que “hasta un lector casual va fácilmente a detectar absurdos obvios que no podrían estar en el original: referencias a trabajos de Karl Marx, Vladímir Lenin, Iván  Pávlov y otros autores que no habían sido publicados hasta la segunda mitad del siglo XX” (p.43), así como otros errores por descuido (cambio de palabras, eliminación de citas, párrafos diferentes). Vygotskiy nunca preparó el trabajo para publicación, y, como B.G. Meshcheryakov (apud Zavershneva, 2012) observa, fue compuesto en el estilo de notas personales. El manuscrito de la crisis en la psicología puede ser considerado como un escrito “semi-privado” (Joravsky, 1989, p.265; Yasnitsky, 2009, p.25), lo que liberó al libro del rígido control ideológico.

Zavershneva (2012) percibió un número de correcciones hechas con bolígrafo, ciertamente no realizadas por Vygotskiy, las cuales quitaban los nombres de León Trotskiy, Nikolái Bujarin y Karl Radek. Otras referencias (a Dumas, Lalande y Lewin) se presentaban inexactas o suprimidas. Al menos una referencia a A. Deborin, que fue pupilo de Plejánov y el partidario  más influyente de Espinosa dentro de una visión del mundo (mirovozzrenie) marxista, fue removida por los editores de las Obras Escogidas en ruso.

Al parafrasear el “Tratado de Corrección del Intelecto” (Espinosa, 2002), Vygotskiy argumenta que la psicología está enferma y precisa de urgente medicación. Mi interpretación es que, según el autor, tal medicación debería ser producida por el propio cuerpo, mediante una evolución de la dialéctica de la psicología como cambio inmanente de la teoría [científica] general basada en hallazgos empíricos, leídos a partir de ciertos marcos teóricos. La posición del autor estaba lejos de ser poco común en los años 1920s. Uno de los debates más acalorados entre filósofos dialécticos y mecanicistas cuestionaba si el materialismo dialéctico debería seguir a las ciencias naturales, evolucionar con sus hallazgos o guiarlos. El campo más problemático era la Física, en particular la noción de materia, que atravesaba por cambios significativos desde la mecánica newtoniana – al ser una de las fuentes del materialismo de Marx y Engels.

Por lo tanto, la tarea histórica de crear una nueva psicología fue paradójica para Vygotskiy: tuvo que comenzar con el análisis interno de esta ciencia empírica ya en progreso, al ser interpretada por las autoridades del Partido como ciencia natural, próxima a la fisiología. Al mismo tiempo, nuestro autor persistió en desarrollar su proyecto en el materialismo dialéctico (que atravesaba una situación problemática, al mezclar disputas políticas y filosóficas, ver Krementsov, 1997; 2006; Todes & Krementsov, 2010), que sin embargo no tomaba a la psicología sistemáticamente como un objeto, en sus complejos desafíos ontológicos y  epistemológicos. Así, él trabaja duramente por una nueva ciencia materialista, con la adopción de una perspectiva realista, objetiva: materialista en gnoseología (asumiéndose la identidad entre gnoseología y epistemología gnoseologuícheskoi i ontologuícheskoi probliem, ver Vygotsky, 1982) y dialéctica en la lógica.

La interpretación vygotskiana de la dialéctica como básica, es difícil de entender hasta para los estudiosos de la psicología soviética. Después de imaginar los problemas básicos de investigación, en el SHCP (Vygotski, 1991a, p.290) asume que la psicología general es la dialéctica de la psicologia – al mismo tiempo, la dialéctica de la naturaleza y del hombre como sujeto de la psicología. La dialéctica materialista es comprendida como un análisis general del desarrollo de verdades parciales; como lógica concreta e inmanente de una ciencia verdadera, que no debería recibir otro nombre – lógica dialéctica e historia materialista son reunidas en una ciencia más general, una teoría científica general, una “segunda capa” en la perspectiva de Yasnitsky sobre la relación entre conocimiento científico y práctica social (ver Yasnitsky, 2009; Toassa, 2015).

Como Vieriesov (1999, p.183) nota, para Vygotskiy ningún sistema filosófico, marxismo incluído, podría generar pronto una metodología para la psicología. Con paciencia, comienza por el análisis del desarrollo de ideas dentro de la psicología como un primer paso para el entendimiento de verdades parciales, esenciales para la evolución del trabajo crítico. Por lo tanto, a despecho de la influencia de Engels, es justo afirmar que las tres leyes básicas de la dialéctica no están en el centro del SHCP como el “esquema-comodín” que prevaleció después del Gran Giro staliniano (período entre 1929-1932). De hecho, Vygotskiy ni siquiera menciona esas leyes como tales. En su plenitud, no tan claro en sus trabajos anteriores, comprende la dialéctica como la reproducción de un movimiento de la realidad, el del desarrollo científico de la psicología.

Por lo tanto, en el capítulo 9, Vygotskiy establece dos tesis, grosso modo: 1. Cualquier concepto científico-natural – hasta uno matemático – comprende un grado de verdad concreta; 2. Cualquier hecho científico-natural, aunque empírico e inmaduro, contiene una abstracción, es decir, cualquier palabra ya es una teoría. Sus antiguas nociones holísticas y naturalistas encuentran expresión en la idea de Potiebnyá, también repetida siete años después en  “Pensamiento y Lenguaje” (Vigotski, 2001): como el sol en una gota de agua, la palabra refleja procesos y fenómenos de la vida social. En el SHCP, observa que “la palabra, como el sol en una gota de agua, refleja plenamente los procesos y tendencias del desarrollo de la ciencia (Vygotsky, 1987, capítulo 9).

La parte 4 del SHCP menciona a Engels y su noción de que, como para la lógica dialéctica, la metodología de la ciencia es reflejo (отражение – otrazhenie – en el sentido marxista de reproducción social, sin ser una copia literal, en papel carbón, de la realidad) de la metodología de la realidad: también se desarrollada en la lucha, las crisis y contradicciones. En este punto, se puede también trazar un paralelo con la idea espinosista que el orden y conexión de las ideas y las cosas es la misma (ver Spinoza, 2008, p.87; de modo similar en Vygotski, 1991b, p.87). Diferencias de lenguaje entre Engels, Lenin, Plejánov y Espinosa, cuatro fuentes vygotskianas para resolver el problema de la consciencia, pueden explicar algunos matices en el sentido de la palabra “reflejo” en el SHCP. Mientras que en el punto anterior Vygotskiy habla sobre reflejo en un contexto positivo, critica posteriormente la noción que la consciencia sea reflejo (como lo muestro más adelante).

Es justo afirmar que muchos autores monistas/materialistas son fuente de las nociones vygotskianas acerca de la unidad (teórica y metodológica) entre idea [pensamiento] y materia. Uno de ellos es Plejánov, para quien los pensamientos corresponden a las cosas en sí en vez de reflejarlas (como afirmó Lenin, ver Joravsky, 1961, p.13 y Lenin, 1982). Tal idea, presentada primero en el razonamiento sobre la dialéctica materialista del hombre como objeto de la psicología, regresa en la parte 9, cuando, al comentar a Höffding, Vygotskiy critica el hábito de separar radicalmente lo espiritual y lo material como dos series de desarrollo por separado (1991a, p.336). Para Vygotskiy, Espinosa estaba lejos de hacerlo: él no era un pensador paralelista.

Siete años después, Vygotskiy (1999) defiende el materialismo de Espinosa contra una psicología de la “consciencia pura”. El bielorruso sustenta las contribuciones espinosistas para superar el dualismo en la investigación sobre las actividades mentales superiores, partiendo de las relaciones cuerpo-mente, un tema crucial para una futura teoría de las emociones. Una vez que la perspectiva de Vygotskiy sobre Espinosa fue bastante similar a la de Deborin (Toassa, 2014), es indispensable asumir que este filósofo fue una fuente para las ideas materialistas del bielorrusso.

tanto deborinistas como marxistas ortodoxos han insistido que la línea de demarcación subsiste en la solución del problema ontológico – la relación de la materia con la consciencia. El materialismo, señalan, hace de la materia lo primario y básico, en cuanto que el idealismo prioriza la mente y la consciencia. Y, por esa prueba, Espinosa fue un materialista (Kline, 1952, p.26, trad. nuestra).

Del SHCP en adelante, la respuesta de Vygotskiy para la clásica cuestión epistemológica “¿La psicología es una ciencia humana o natural?”, sería proponer un nuevo desafío, el de disolver la división entre ciencias humanas y naturales como hiciera la tradición occidental de las “dos culturas” (de las ciencias humanas X naturales, ver Goertzen, 2008). Como lo explicaré más adelante, en el SHCP, todo lo que existe es natural y es capaz de ser objeto de las ciencias naturales – solo la matemática debería fluir en abstracciones.

Es interesante notar el comentario (Vygotsky, 1991a, p.387) sobre cómo Marx investigó el desarrollo de las formaciones económicas a título de proceso histórico-natural: idea también clara en el cuarto capítulo del SHCP, con la percepción del autor sobre la interpretación de la ciencia como resultado del trabajo. En una afirmación plejanovista: “Precisamente porque las propiedades naturales de los fenómenos mentales en cierto nivel del conocimiento son categorías puramente históricas [...] ellas pueden ser consideradas como causa o una de las causas del desarrollo histórico de la ciencia” (Vygotsky, 1987, capítulo 4). Al fin y al cabo, la ciencia es un tipo de trabajo, una confrontación material que debería ser analizada como dialéctica de la psicología, parte de una sociedad en cambio – un aspecto que alinea a Vygotskiy a la tradición de las psicologías críticas, que desarrollan una continua reflexión sobre su naturaleza social (ver Teo, 2009; 2006).

Por lo tanto, “materialismo” y “dialéctica” son conceptos embebidos en un cuadro teórico más completo del inicialmente presentado en “Psicología Educativa” o en “Psicología del Arte” (ver Toassa, 2015). En el SHCP, si el foco de este materialismo es un análisis de la actividad científica como un tipo de movimiento, la dialéctica materialista del objeto de la psicología (¿reacciones? ¿consciencia? ¿mente?) debería ser percibida como un proceso del desarrollo de la propia psicología. Se puede decir que el materialismo dialéctico es una visión del mundo adecuada para entender, intervenir en las relaciones sociales, no como una serie de prescripciones normativas. En un comentario valiente, Vygotskiy afirma, frente a los clásicos del marxismo, que “el pensamiento está restringido por un principio de autoridad; no se estudia métodos, sino dogmas” (1991a, p.367, trad. nuestra).

Una razón teórica de los continuos cambios de Vygotskiy acerca del objeto de la psicología se debe a la necesidad de resolver tareas filosóficas básicas para la psicología, particularmente, en la lucha contra su dualismo. Al investigar trabajos no publicados escritos por Vygotskiy en 1926-1927 en los archivos de la familia del autor, Zavershneva nota la personalidad como el objeto de la psicología.

Tal como la investigación del cuaderno de notas reveló, Vygotskiy fue guiado inicialmente por un contexto teórico más amplio y estaba planeando volver al estudio de la consciencia. En 1927, estos planes se ajustaron en beneficio del estudio de las funciones mentales superiores (FMS). La nota “Para una definición del objeto de la psicología” refleja un estadio intermedio en dirección de la idea del desarrollo cultural de la mente y la formación de las FMS, siendo valiosa al contener referencias directas al SHCP (Zavershneva, 2012, p.48).

La nota “Para una definición del objeto de la psicología” muestra un estadio intermedio, crítico para los dos previos candidatos a objeto de la psicología: funciones mentales y personalidad, al proporcionar la idea de una “vida altamente organizada” en el centro de la psicología. Para Zavershneva, era más un paso atrás (digamos, para el antiguo abordaje relacionado con las reacciones vitales), que uno al frente, en el sentido de la perspectiva histórico-cultural.

En mi lectura se puede identificar, entre 1927 y 1934, el centro de la busca de Vygotskiy por un objeto psicológico como materia altamente organizada, específicamente humana, llevando a la  emergencia de la teoría histórico-cultural. En un artículo de 1930, “La transformación socialista del hombre”, discute la desfiguración del desarrollo psicológico humano en términos de una personalidad constituida en una persona, en la que

En la busca de un trabajo barato y con la simplificación extrema de las funciones atomizadas que los trabajadores tienen que realizar, se permite el reclutamiento de niños a gran escala y eso resulta en un desarrollo retardado, o totalmente unilateral y distorsionado al ocurrir en la edad más impresionable, cuando la personalidad está formándose (Vygotsky, 1994, trad. nuestra).

En mi memoria, muchos de los objetos potenciales identificados por Zavershneva en esos manuscritos son presentados en los trabajos histórico-culturales (“personalidad”, “funciones mentales superiores”, “consciencia”) y también la “persona” (cheloviek) recibe conjeturas en forma de borrador, en 1929 (Vigotski, 2000) y años posteriores.

Joravsky (1989) relata que, tanto en el período pre-revolucionario como en el soviético, “aproximadamente todos los psicólogos de Rusia asumían que su área debería analizar la consciencia, aunque no estuvieran de acuerdo en cómo hacer eso” (p.259). Vieriesov (1999) asume que la consciencia es el objeto de la psicología en el SHCP. Sin embargo, tal palabra se inserta en una red compleja de preocupaciones epistemológicas – Vygotskiy desarrolla su propia perspectiva sobre la relación entre consciencia y materia en una visión del mundo marxista. Su reflexión sobre la consciencia y su participación en la realidad de acuerdo con una ontología y epistemología materialistas son, según mi lectura, el auge del SHCP (Capítulos 8 a 15). Vygotskiy usa de forma intercambiable los términos experiencia inmediata, consciencia y mente, discutiendo metáforas entonces utilizadas para su definición. ¿La consciencia es una copia de la realidad; un instrumento de selección; un radio que transmite y recibe una amplia gama de radiación electromagnética? ¿Lo que es verdadero conocimiento? ¿Lo que es consciencia compartida/individual? ¿Cómo la consciencia puede conocerse a sí o a otra consciencia, o las cosas? Cuestiones ontológicas y epistemológicas son vinculadas por Vygotskiy, sin previo aviso a los lectores, de modo no lineal, como percibe Hyman (2012, p.474).

La idea de “reflexividad” de la consciencia inmediata

La crisis de la psicología científica demandaba una evaluación materialista de la experiencia inmediata y su valor para el conocimiento. Vygotskiy está lejos de aislarse del debate internacional, y para la vieja psicología fisiológica de Wundt (Araujo, 2006), la experiencia inmediata (nieposriédsviennovo ópuita en Vygotsky, 1982) – a la que se accede por la percepción interna (introspección) – era el objeto de la psicología fisiológica, experimental.

Así, la parte 8 del SHCP (especialmente en las páginas 314-315 de la edición española) desarrolla un extenso análisis de por qué los procedimientos técnicos de investigación deben  diferenciarse de los métodos de conocimiento.

Vygotskiy (1991a, p.314) menciona la ironía de Engels con relación a cualquier persona que le torturase la imposibilidad de compartir la percepción de la radiación química de las hormigas, aunque las personas conociesen mejor que las himenópteras la naturaleza de esas radiaciones que eran incapaces de experimentar.

La ironía de Engels sustenta una asunción marxista básica, o sea, la idea anti empirista de que las sensaciones no son una fuente válida de conocimiento por sí mismas. Sin embargo, su concepción de la tarea científica es la de aislar, analizar, detallar, abstraer trazos de sensación para la inclusión de esos trazos dentro de un todo más amplio – como un sistema. Como él afirma: “cualquier mente responde a las características de un instrumento que selecciona, aísla trazos de los fenómenos” (1991a, p.314), en una vista previa de su psicología instrumental y de las ideas de las funciones mentales complejas como operaciones mediadas, que seleccionan la información sensorial del cuerpo o del ambiente y actúan sobre ellos.

Al rechazar la reducción del objeto de la psicología a la consciencia temporal o a la literal transmisión/copia o del ambiente inmediato, una metáfora particularmente interesante presenta la experiencia inmediata/consciencia/mente como una entidad contenida entre dos umbrales (порогов). Primero, los sentidos, que nos previenen de ver lo que las hormigas ven. Nuestros cinco sentidos liberan “cuadros” del mundo externo (y, presumiblemente, de nuestros propios cuerpos) – nosotros no tenemos la visión general, el mundo está fragmentado en partes. Segundo umbral, la selección en esa diversidad de fragmentos –

Un ojo que todo lo viese, por esa misma razón, nada vería. Una consciencia que estuviese consciente de todo no tendría consciencia de nada, y un conocimiento de sí que estuviese consciente de todo, estaría consciente de nada. Nuestra consciencia [ópuit – experiencia – G.T.] está confinada entre dos umbrales, nosotros no vemos más que una pequeña parte del mundo. Nuestros sentidos nos proporcionan el mundo en partes, porciones que son importantes para nosotros. Y, de igual modo, entre los umbrales no se registra toda la variedad de cambios, y nuevos umbrales existen. La consciencia sigue a la naturaleza de un modo saltatorio, con vacíos e intervalos. La mente selecciona los puntos estables de la realidad en medio del movimiento universal. Provee islas de seguridad en el flujo de Heráclito. Es un órgano de selección, un tamiz para filtrar el mundo y cambiarlo de modo que sea posible actuar. En esto reside su papel positivo – no en el reflejo (o lo no mental que también refleja; el termómetro es más preciso que la sensación), sino en el hecho que no siempre refleja correctamente, i.e., que subjetivamente distorsione  la realidad para beneficio del organismo (Vygotsky, 1987, capítulo 8, trad. nuestra).

En ese extraordinario razonamiento monista, se puede ver la persistente preocupación del autor con una comprensión de la consciencia incorporada al organismo, como previamente lo expresó en Vygotsky (1971; 2003). Sería difícil hacer una interpretación estalinista (marxista-leninista) de esta cita en particular, una vez que la consciencia no aparece como mero reflejo de la realidad.

Vygotskiy sigue argumentando que la acción de la consciencia es su papel positivo, además de su papel como reflejo (otrazhenie – copia, en este punto del SHCP al significar la exacta reproducción de cierta propiedad de la materia). Asume que el “termómetro es más preciso que la sensación” (1991a, p.315). El conocimiento (como proceso epistemológico realizado por el sujeto de conocimiento) depende de la acción del psiquismo (en su esencia ontológica), la naturaleza de la consciencia alojada entre las sensaciones y la consciencia. Por lo tanto, hay una plena analogía entre la selección del ojo y la del instrumento – enriquecida por los comentarios de Vygotskiy acerca del espíritu y la materia, subjetividad y objetividad, como analizo de aquí en  adelante.

Una nueva perspectiva sobre la subjetividad y la psique (o espíritu)

La penúltima parte del SHCP está fuertemente concentrada en el dualismo, uno de los más analizados aspectos del libro (ver Rocha Lordelo & Tenório, 2010; Leontiev, 1991; Rocha Lordelo, 2011; Caparrós, 1991; Veresov, 1999; van der Veer & Valsiner, 2001; Hyman, 2012; Romand, 2010). Se debe reconocer que el dualismo sigue siendo un significativo objeto de discusión de la psicología desde 1899, cuando Willy publicó el primer estudio sobre la crisis de la ciencia psicológica (ver Caparrós, 1991). En mi lectura, los comentarios de Vygotskiy sobre el dualismo y la obra de Plejánov (por medio de Yu.V. Frankfurt) son particularmente importantes.

Vygotskiy critica cómo Frankfurt tomó la mente como cualidad o propiedad especial de la materia; la mente como abstracta y paralela al movimiento en el mundo físico (paralelismo  criticado en muchos puntos del texto). De ahí en adelante, atribuyó a Frankfurt (1926) una lectura dualista en ontología, así como en metodología. Apoyándose en tal paralelismo, Frankfurt había sustentado un método geométrico en psicología, similar a la psicología descriptiva de Dilthey. Sin embargo, es justo afirmar: Vygotskiy reconoce que Plejánov (1969) había, dualísticamente, negado la influencia de la mente sobre el mundo físico.

La penúltima parte del SHCP es la conclusiva de la interpretación vygotskiana acerca de una psicología materialista, al ser, en mi percepción, la más importante para confirmar la afirmación de que desarrolló un marxismo creativo (como sustentan Shuare, 1990; Joravsky, 1989; van der Veer & Valsiner, 2001). Parafraseando su crítica a un psicólogo conocido suyo, un erudito que – algo fragmentariamente – se definía como social-demócrata, darwinista y copernicano (Vygotski, 1991a, p.404), hay que reconocer que nuestro hombre no fue engelsiano, plejanovista, leninista o espinosista. La interpretación de Vygotskiy sobre todas esas fuentes aparece como background para el desarrollo de su pensamiento marxista dentro de la psicología, sin sufrir de préstamos dogmáticos o eclécticos de estos clásicos.

Un aspecto crucial es su análisis sobre el tema del dualismo, que comienza con la diferencia entre dos fórmulas: la fenomenológica/idealista de Husserl y la materialista, de Feuerbach (con un suplemento de las ideas de Lenin). Es notable percibir que, aunque Vygotskiy imagine la salvación de la psicología de su crisis, dependiendo de una decisión consciente entre esas fórmulas, los lectores no han valorado ese razonamiento en particular. Él identifica dos formas similares de confusión en todo el campo de la ciencia psicológica:

1) Entre el problema ontológico y epistemológico (SHCP, p.380) ya que es habitual identificar subjetivo y psíquico, lo que ha llevado a reiteradas conclusiones de que la propia mente no podía ser objetiva o incluso real. Vygotskiy niega que cualquier cosa “irreal” fuese capaz de ser estudiada científicamente. La identificación entre mental y psíquico en la esfera psicológica era un concepto husserliano equivocado;

2) Entre consciencia gnoseológica (como uno de los términos de la oposición sujeto-objeto; una posición gnoseológica: la consciencia como el sujeto que conoce) y empírica, consciencia psicológica (por ejemplo, mi consciencia individual). Vygotskiy critica las perspectivas que adoptaron la inmaterialidad de la consciencia sobre la asunción de que era “Machismo”, o sea, una idea de Ernst Mach, un carácter odiado por los bolcheviques desde la crítica de Lenin (1982). La consciencia psicológica es de algún modo material y real, lo que él explica más adelante, en la penúltima parte, con la metáfora del espejo, que discutiré más adelante.

Para ser ciencia, la psicología debía tomar su objeto entre procesos realmente existentes en la naturaleza. La posibilidad de la psicología como ciencia empírica estaba en jaque desde la idea de Kant sobre una “enorme diferencia entre examinar factores involucrados en las percepciones y examinar las implicaciones de que nuestras percepciones están caracterizadas por la espacialidad” (Danziger, 1994, p.20). Al seguir a Kant, Wundt se enfocó en las sensaciones como elementos de la experiencia inmediata elegibles para una psicología experimental. Era posible establecer conexiones objetivas de causa-efecto; de tiempo y espacio en el estudio de sensaciones (Ferreira, 2006a). Interesado en fenómenos culturalmente más complejos, tuvo que avanzar en este punto. Además, entender la consciencia como simple reflejo de la realidad/materia y no como una parte de la realidad – como es evidente en algunas secciones de Lenin (1982) – no ayudaba en la construcción de un objeto para la psicología marxista.

Kant tenía a la psicología en una permanente crisis de identidad, deslizándola entre objetos y metodologías que buscaban “objetividad”. Vygotskiy tiene la fórmula de Feuerbach contra la de Husserl, a saber, la fórmula gnoseológica del materialismo psicológico: “la diferencia entre pensamiento y realidad no saldrá de la psicología. Incluso dentro del pensamiento se puede distinguir entre pensamiento y pensamiento sobre el propio pensamiento” (L. Feuerbach, 1955, pág.216, en Vygotsky, 1991a, p.379).

Por lo tanto, en mi perspectiva, Vygotskiy situó la fórmula de Feuerbach junto al principio realista clásico de Lenin para una gnoseología materialista; el concepto de materia no significa nada más que aquello que existe independientemente de la consciencia humana y es reflejado por ella (1991a, p.382), lo que implica la propia experiencia inmediata.

Al exponer una interpretación psicológica poco ortodoxa de Lenin (1982), que pone a un lado las secciones de “Materialismo y Empiriocriticismo” en las cuales materia y realidad coincidían, Vygotskiy explica cómo la experiencia inmediata de alguien puede ser independiente de la consciencia que conoce. Como Plejánov explicara, la consciencia (como experiencia inmediata) podía existir aparte de la autoconsciencia: puedo ver sin percibir que veo, dependiendo del “flujo heraclitiano” que fluye a través de mi experiencia inmediata. Un ejemplo de tal fenómeno está en el capítulo V del romance de Dostoievskiy “El doble”: en estado de completo auto olvido, Mr. Golyadkin deja la casa de Olsufi Ivánovich, abrumado por la humillación. Indiferente al viento, a la noche fría, con la niebla de noviembre en San Petersburgo, “si en ese instante conservaba la capacidad de correr era únicamente por algún milagro, milagro en el que al final él se negaba creer” (Dostoevsky, 2011, p.63).

El naturalismo marxista de Vygotskiy se asemeja al monismo espinosiano, en el cual realidad, naturaleza y substancia son lo mismo. El persistente trabajo del autor para colocar los fenómenos psicológicos en la naturaleza y la psicología en una visión del mundo marxista, está relacionado con su preocupación por aplicar el término “ciencias naturales” no solo a las  disciplinas cuyo foco estaba en los estudios de la naturaleza orgánica e inorgánica, sino a toda la realidad. Él se declaró –tal vez en una vaga resonancia de la afirmación de Hegel que “lo real es racional, lo racional es real” (Hegel, 2001, p. 18)– seguro de que extender [la palabra – G.T.] ‘natural’ a todo lo que existe en la realidad es completamente racional” (1991a, p.387). ¿Esa idea sería una respuesta al apasionado llamado de Lenin para una reinterpretación de la dialéctica hegeliana en el ámbito de las ciencias naturales y del materialismo?

En tales términos, era posible estudiar “objetivamente” la consciencia sin hacer distinciones ontológicas entre materia y espíritu. El raciocinio filosófico de Vygotskiy, hecho a partir de la psicología, se desarrolla en la afirmación de que todo es real (una idea implicada en su antigua “ley de la realidad de los sentimientos”); por lo tanto, natural. En este punto, es legítimo identificar una verdadera evolución de su materialismo en el SHCP. La consciencia como fenómeno falso, “irreal”, debía ser explicada como un mal entendido, una no coincidencia, la relación entre dos procesos reales; lo subjetivo, como efecto de dos procesos objetivos, cuyo método de conocimiento seguía, por lo tanto, siendo indirecto, subjetivo, basándose en un proceso de reconstrucción interna de las relaciones perceptibles solo en parte.

El ejemplo de Vygotskiy sobre un objeto y su reflejo es perfecto para entender su raciocinio. Un objeto “A” (digamos, una mesa) que es reflejada por un espejo “X” tiene una imagen “Aa”. “A” es real, pero “Aa” no es real del modo como “A” lo es; pero sí de modo diferente: “Aa” es irreal solo como la mesa reflejada en el espejo es irreal. Solo “A” y “X” son materiales porque existen a pesar de “Aa”. La “segunda mesa” no existe realmente, pero sí la mesa, el espejo y la luz que en él choca para crear el reflejo. “Aa” no es “A”, ni la luz o “X”, pero la imagen, que resulta de la relación entre esos tres elementos, tiene una existencia – esta es su metáfora para la consciencia como experiencia inmediata. Conectando una idea ontológica con una epistemológica, Vygotskiy afirma que esta es “la piedra angular de la tesis que consciencia y cerebro son producto y parte de la naturaleza y reflejan el resto de ella” (1991a, p. 386).

Vygotskiy juega con este ejemplo para ilustrar las ideas de Lenin, de acuerdo con las cuales la consciencia no existe independientemente, sino como resultado de dos procesos objetivos: la  radiación electromagnética procedente de los objetos en nuestros ojos (luz visible) y procesos neurales del cerebro. Como está escrito en sus textos histórico-culturales (ver Vygotski, 1995; 1991b; 1996a), y lo notó previamente (Toassa, 2006), en un sentido gnoseológico “Se trata de una relación de comprensión o conocimiento activo con respecto al medio social y no de percepción, y tampoco de pensamiento, como se acostumbra entender en otras psicologías (p.73). Es un proceso de atribución de sentido permeado por medios culturales. Hay un segundo sentido importante: la consciencia como un sistema psicológico en relación con el ambiente y el propio individuo, un tipo de aparato que se desarrolla en la sociedad y también la desarrolla, componiéndose de sistemas nuevos y antiguos de funciones mentales. Sin embargo, este sentido todavía no está plenamente delineado en el SHCP. Las afirmaciones ontológicas y epistemológicas del SHCP muestran conclusiones para un método analítico marxista de la psicología (Vygotsky, 1991a, p.361, 378 ss). Un análisis psicológico marxista tenía que hallar unidades de análisis – como la célula para la micro anatomía –, que tuviesen las propiedades de la totalidad, y una verdadera comprensión de la correspondencia materia-espíritu, como él previamente consideraba debía ser la reacción estética dentro de la “Psicología del Arte”. En el desarrollo de su reflexión monista sobre la unidad naturaleza-historia, Vygotskiy atribuye a la experimentación el papel de cambiar la naturaleza, de llevar a cabo las condiciones para una observación propia: “el experimento de Pávlov es el mejor ejemplo: para el perro, es un experimento natural – es alimentado, etc. – sin embargo, es la cima de lo artificial” (id, p.376, trad. nuestra).

Consideraciones finales

Estos dos artículos, por desgracia, solo presentan los estudios iniciales de una gama compleja de asuntos. No podría ser diferente: el propio Vygotskiy (1991a) notó lo difícil que es ser materialista en psicología. Por lo tanto, esta contribución está lejos de explorar las consecuencias políticas y teóricas de un materialismo vygotskiano como una perspectiva específica no solo de la psicología, sino del propio marxismo, en vez de mezclar las ideas del autor con cualquier otro que se afirme como un “materialista dialéctico”.

El materialismo dialéctico no solo es un método pasivo a ser aplicado a la psicología, tanto como a otras ciencias en desarrollo: este uso puede resultar solo en un nuevo tipo de “eclecticismo rojo” que borra la contribución específica de Vygotskiy al pensamiento marxista. Esta es una fuerte razón por la cual defiendo un análisis inmanente de su obra, como autor con ‘insights’ profundos en una psicología materialista que partiese de los problemas teórico-metodológicos propios de la psicología, en dirección de un proceso de construcción del socialismo.

En resumen, las respuestas de Vygotskiy a la cuestión principal de estos dos artículos (que sería el significado de su propuesta para una psicología marxista en sus cuatro sentidos básicos: ontológico, epistemológico, ético y político), están contenidas en la combinación de dos supuestos de orden:

1. Ontológico (la consciencia es real y natural como relación entre dos procesos objetivos, basados en la interconexión materia/energía; entre cuerpo y mente, así como el cerebro, los cuales son parte y producto de la naturaleza);

2. Epistemológico/gnoseológico (la materia es lo que existe independientemente de la consciencia y es reflejada/reproducida por ella, incluyendo el propio pensamiento así como los procesos que ocurren en el cuerpo).

Ambas afirmaciones, construidas en el SHCP, tenían diversas fuentes monistas/materialistas clásicas en el pensamiento de Vygotskiy; la mayoría de ellas, marxistas (con las excepciones importantes de Feuerbach y Spinoza). Sin embargo, el SHCP muestra diferencias entre algunas  ideas de su autor y aquellas de los clásicos en más de un aspecto. Vygotskiy no insiste en la primacía ontológica de la materia sobre la consciencia, una característica básica de la ideología soviética después del Gran Giro; muy por el contrario: procura entender la consciencia como producto de un mundo material y de acuerdo con los desafíos teóricos y prácticos para la psicología. Más allá de lo que llegara a disertar Lenin (1975), cuya preocupación fundamental era la relación de la consciencia política elaborada por la vanguardia proletaria, Vygotskiy abordó la consciencia también como experiencia inmediata; relación, cambio, “flujo heraclitiano” inmerso en la naturaleza.

Las relaciones entre Vygotskiy y otros marxistas rusos son muy complejas. Sus lecturas de la teoría del reflejo son ambivalentes y no es posible ignorar la fuerza de otras fuentes filosóficas. Plejánov y Deborin influyeron el gusto de Vygotskiy por los autores pre marxistas, en especial  Espinosa. Si una perspectiva filosófica puede asumir que Espinosa y Marx no siempre caminan juntos en términos epistemológicos, ético-políticos y ontológicos (ver Toassa, 2009;2014), por otro lado, está el desafío de realizar una lectura contemporánea de la psicología vygotskiana, como teoría marxista y sus implicaciones para los movimientos sociales de todo el mundo.  

En el SHCP, la metodología del conocimiento de la psicología es indirecta, como la de las ciencias naturales. Esta idea expresa el continuum entre ciencias humanas y naturales, peculiares al marxismo oriental. La consciencia psicológica, en los años posteriores de la vida del autor (Toassa, 2006), es comprendida como un sistema mutante que integra el mundo y en él opera, no siendo restringido al mundo debajo la piel de los individuos. En un estilo marxista, el autor la comprende como un sistema tanto práctico como intelectual que nunca puede ser separado de la vida en sociedad, la vida en una forma específica de “interconexión” de elementos. Esas afirmaciones, embebidas en un singular cuadro materialista dialéctico que dialogaba con problemas de la filosofía de la ciencia soviética durante los años 1920s (ver Joravsky, 1961), sin duda ayudaron a Vygotskiy a estructurar muchos aspectos de sus métodos (como el método genético-experimental) y la metodología (como método de análisis de las unidades).

Efectivamente, como Elhammouni reconoce del SHCP – y también otros lectores marxistas de Vygotskiy –, el autor identificó la necesidad de la psicología de construir “su propio Capital”. Efectivamente, él no cumplió con esa tarea. Sin embargo, lo mismo puede decirse sobre todos los otros psicólogos que hicieron uso del materialismo dialéctico mencionado por Elhammouni (2002), como Sève y Politzer, incluyendo al pupilo de Vygotskiy, Leóntiev. La teoría de la actividad del último está basada en otra relación con el materialismo dialéctico y en un contexto histórico bien diferente para la propia ciencia soviética, razón por la cual parece innecesario  buscar en este último un desarrollo del materialismo dialéctico tal como lo comprendía el bielorruso.

Mi defensa de la existencia de un “materialismo vygotskiano” no distorsiona que, a despecho de su lucha persistente contra el dualismo a favor de la psicología como una ciencia “natural”, él haya mostrado dudas cuando abordó el problema de su objeto de estudio. Ahora, el “Capital” de Marx tuvo como su objeto la producción material. ¿Y cómo nosotros, interesados en llevar más allá la psicología marxista podremos avanzar si no concordamos en una definición tan elemental como la de la identidad de su objeto? Es justo afirmar que este es un problema que está lejos de ser solucionado, atravesando los cuatro sentidos básicos del marxismo (ontológico, epistemológico, ético y político). La cuestión sobre cual, finalmente, sería el objeto de la psicología para el autor también demanda una investigación en los textos vygotskianos después del SHCP para proporcionar un análisis inmanente de los cambios en la construcción de su psicología.

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miércoles, 22 de junio de 2016

Toassa


¿Hay un “Materialismo Vygotskiano?”
Preocupaciones ontológicas y epistemológicas para una psicología marxista contemporánea (Parte I)
Gisele Toassa
Revista psicológica Dubná № 1, pp. 58-68, 2015

Traducción: Efraín Aguilar

Durante la accidentada publicación de Vygotskiy en el este y oeste del planeta, dos preguntas en particular han sido hechas por los lectores críticos de la izquierda política: 1) ¿estaría Vygotskiy desarrollando una psicología marxista? y, 2) ¿cuál sería el significado de su propuesta para una psicología marxista en los cuatro sentidos básicos (ontológico, epistemológico, ético y político) de tal propuesta?

Aunque mucho se ha escrito sobre tales cuestiones (Veresov, 2005; Ratner, 1995; Joravsky, 1989; Leontiev, 1991; Shuare, 1990; Duarte, 2000), los lectores críticos no han tratado las diversas cuestiones filosóficas acerca de la interpretación de Vygotskiy sobre otros marxistas. Previamente analicé las conexiones entre Espinosa y Vygotskiy por vía de los marxistas rusos (Toassa, 2014) y, aquí, sostengo que las reflexiones vygotskianas sobre el materialismo psicológico califican su perspectiva como una nueva forma de materialismo marxista. Aunque inacabada, la psicología de Vygotskiy es un abordaje marxista en el sentido epistemológico, ético y político de ese término. No obstante, para lograr esa idea, es esencial realizar una pesquisa substancial en la historia de las ciencias soviéticas en sus múltiples transformaciones, así como en las prácticas científicas y el público al cual se dirigió el autor (Yasnitsky, 2009).

En términos metodológicos, hago un análisis inmanente que persevera en el entendimiento del cuadro teórico de la psicología de Vygotskiy partiendo de sus propios argumentos. En esa dirección, se opone a la idea de que Vygotskiy aplicó el materialismo dialéctico a la psicología (tal como afirma Elhammouni, 2002), ya que el autor contradice explícitamente tal aserto (Vygotsky, 1991, p.389). Desde mi perspectiva, tal “aplicación” tiende a borrar importantes diferencias entre la obra de Vygotskiy y otras psicologías marxistas (especialmente las más deudoras de la Teoría del Reflejo de Lenin, como la teoría de la actividad de Leóntiev o la de Rubinshtéin (Leontiev, 1978a; 1978b; Parker, 1999). Esa defensa de una “aplicación” deja de lado aspectos importantes del marxismo creativo de Vygotskiy en temas como la objetividad psicológica, psique (espíritu) y dualismo. Un análisis inmanente debe evaluar la efectiva relación de Vygotskiy con textos clásicos del marxismo. Sobre todo, es importante recordar el recurrente diagnóstico Vygotskiano, de que la relación entre marxismo y psicología nunca fue hecha partiendo del punto-de-vista de la psicología – tarea inmensa cuya realización es iniciada en el texto “Significado [Sentido] Histórico de la Crisis en Psicología” (que abrevio como SHCP de aquí en adelante).

En estos dos artículos que presento sobre el materialismo vygotskiano, procuro estudiar el marxismo del autor en sus preocupaciones ontológicas y epistemológicas. Con la intención de sustentar que Vygotskiy desarrolla una forma singular de materialismo, pretendo subrayar las similitudes y diferencias entre su trabajo y el de autores como Engels, Plejánov, Lenin, Espinosa y otros. El compromiso es el de apoyar la construcción de una psicología comprometida con un ethos socialista; la liberación de los oprimidos, la creación de un nuevo hombre para una nueva sociedad (Vygotsky, 2003; Vygotski, 1991b; Yasnitsky, 2011). Eso significa que, por ejemplo, hay importantes implicaciones políticas para entender la consciencia
(1) de acuerdo con una epistemología mecánica, epifenómeno o simple “reflejo de la realidad objetiva” (como en la perspectiva marxista-leninista, así como en algunas secciones del “Materialismo y Empiriocriticismo” de Lenin, en el cual se defiende la adecuación a la consciencia “correcta” asumida por la vanguardia comunista, ver Lenin, 1975).
(2) como fenómeno, restringido a la relación externa entre individuo y su medio, o en una perspectiva más amplia que abarca “aspectos psicofísicos” (relaciones mente-cuerpo, la mayoría de las cuales se implica en los afectos), o como objeto empírico (de conocimiento) impregnado en el cuerpo, medio (sriedá) y su desarrollo, tal como reconoce Vygotskiy (1991; 1987).

En su guerra contra el dualismo, interrumpida por la tuberculosis, dudó entre diferentes objetos (epistemológicos) para la psicología (como consciencia, persona y personalidad). Esta duda ha creado contratiempos en la comprensión de la ontología específica de Vygotskiy, así como las muchas otras razones que pueden haber alejado a sus lectores de los brillantes comentarios sobre materialismo (problemas en las ediciones, agendas contemporáneas de las psicologías histórico-cultural y de la actividad, etc).

A largo plazo, defiendo la importancia de las ideas vygotskianas para discutir el cambio social en una coyuntura de un desarreglo político de la clase trabajadora, que batalla por una nueva consciencia, nuevas rutas y nuevas formas de organización política (Antunes & Alves, 2004). Entender el materialismo vygotskiano y desarrollar sus consecuencias prácticas y teóricas para una lucha anticapitalista es un desafío más amplio que la propia psicología – y también compensa los esfuerzos de evaluación del socialismo soviético.

En este sentido, se hace necesario promover el encuentro entre las ideas de Vygotskiy y las necesidades de los movimientos sociales de todo el mundo. Como sugiere D’Andrea, al analizar las protestas en Brasil de 2013:

esta crisis expresa un tipo re emergente de subjetividad revolucionaria que, en contrapartida, está siendo alimentada por la diseminación de las flexibilidades digitales en el empuje de un nuevo imaginario mediático. Aunque algo singular, el caso brasileño también se hace eco de la actual ola de protestas populares globales, al dar elementos que sugieren nuevas formas de movilización popular en proceso de construcción (2014, p.935).

Este primer artículo analiza brevemente el cisma entre marxismo occidental y oriental en lo que toca a las ideas sobre ciencias naturales y sociales. Más adelante, expone las preocupaciones filosóficas de Vygotskiy en sus primeros trabajos psicológicos (“Psicología Pedagógica”, 1924, y “Psicología del Arte”, 1925) y el SHCP. Comento sus argumentos sobre el marxismo y el objeto de la psicología junto al background de sus influencias filosóficas iniciales, especialmente Marx, Plejánov y Espinosa.

El segundo artículo delinea problemas de edición y referencias empleados en el SHCP, al estar  fuertemente concentrado en la variedad de temas epistemológicos y ontológicos que Vygotskiy presentó acerca del objeto de la psicología, ya sea como comprensión de la consciencia (experiencia inmediata, psique, mente) así como sujeto histórico-natural –un proceso/sistema real y en cambio continuo. El argumento materialista del autor lleva a la sorprendente conclusión de que se puede (1) comprender la misma consciencia de modo objetivo; (2) hay una confusión entre espíritu y subjetividad – y esta última no es el objeto de la psicología.

Cuestiones ontológicas y epistemológicas para la psicología (y cómo ellas aparecen en los primeros trabajos psicológicos de Vygotskiy)

La palabra psicología puede referirse a un objeto epistemológico, a un campo temático, una disciplina o una profesión (Teo, 2009). Al destacar la situación de la psicología como un campo problemático, el autor explica tres grupos de preocupaciones a las cuales se debe atender al hablar sobre las bases problemáticas de la psicología – ontológicas, epistemológicas y éticas. La dimensión ontológica de la psicología se refiere al estudio del Ser, o de las características básicas de la realidad. Esas preocupaciones incluyen cuestiones sobre características específicas del objeto de la psicología (su objeto de conocimiento): ¿es la consciencia, la subjetividad, la personalidad o el comportamiento? ¿Cómo podemos comprender el problema mente-cuerpo al interior de ese objeto? ¿Cuales teorías sobre la naturaleza humana subyacen al desarrollo de una psicología histórico-cultural? Y debo agregar: ¿Es la psicología una ciencia natural, social o de otro tipo, intermediaria entre esos campos, o ninguna de las anteriores?

Típicamente, las preocupaciones epistemológicas requieren reflexiones sobre la naturaleza del conocimiento y vías para obtenerlo. Ontología y epistemología están, en la práctica, interconectadas. Las afirmaciones ontológicas tienen consecuencias epistemológicas y metodológicas (Teo, 2009) a despecho de ser  ignoradas por la psicología hegemónica, y esta es una razón para afirmar que la psicología es un campo problemático. Entre tanto, como es reconocido por muchos (Danziger, 1994; 1997; Parker, 1989; Smith, 2005; Figueiredo, 2010; Teo, 2009; Fox, Prilleltensky, & Austin, 2009), sus nociones filosóficas son implícitas, no basadas en una argumentación crítica hecha por los propios investigadores y solo tienen sentido cuando están inmersas en la cultura y la sociedad en las cuales se desarrollan. Hacking (1995) defiende que los “conceptos de comportamiento, acto o temperamento son formulados en la expectativa de intervenciones futuras o inmediatas en las vidas de los individuos” (p.351). Todos los conceptos sobre los humanos tienen propósitos prácticos, hasta cuando son teóricos – Danziger (1990), en una crítica de la psicología como “ciencia natural” positivista, considera que las psicologías, más que ser especulativas, interactúan con la sociedad para amasar benefactores, clientes, financiamiento público y muchas otras fuentes de poder político.

Naturaleza, partidismo y sociedad bajo la bandera del marxismo

Cuando se trata de Vygotskiy, se debe observar que una “tarea mayor” de la dictadura del proletariado, especialmente después de la victoria de los bolcheviques en la guerra civil (1918-1921), fue crear una nueva sociedad. El enorme imperio ruso, con sus paisajes de naturaleza salvaje, estaba listo a ser transformado no por un hombre, sino por el pueblo ruso en su propio beneficio. Para llegar a esa meta, era indispensable desarrollar un nuevo elenco de ciencias proletarias, especialmente después del decreto “Sobre la Importancia del Materialismo Militante” en 1922, (ver Lenin, 1972), el cual impulsó a la intelligentsia a luchar por el materialismo en todos los campos del conocimiento (van der Veer & Valsiner, 2001). Aún así, de acuerdo con el partidismo leninista, la busca de un conocimiento proletario no debía ser directamente controlada por el Partido (Joravsky, 1961).

Al contrario de la estructura de las ciencias occidentales que – grosso modo – separa las ciencias humanas y naturales (aspecto que influyó en Wundt a crear dos psicologías, la fisiológica y la de los pueblos, ver Araujo, 2006), los marxistas rusos trataron llevar todas las ciencias bajo el paraguas marxista – o bajo la bandera del marxismo. Como percibió Marcuse (1958), los principios marxistas precisaban transformar las instituciones clave y sus objetivos, que deberían encajar en la nueva sociedad. Esas ideas se insertarían en una dinámica histórica que superaba las intenciones de liderazgo y al cual ellas mismas podían sucumbir.

Hay que decir unas palabras en la justificación de tal abordaje. La teoría marxiana se propone ser esencialmente una nueva filosofía, substancialmente distinta de la principal tradición de la filosofía occidental. El marxismo defiende contemplar esta tradición haciendo pasar la ideología a la realidad, de la interpretación filosófica a la acción política. Por ese motivo, el marxismo redefine no solo las principales categorías y modos de pensamiento, sino también la dimensión de su verificación; su validez está para ser determinada por la situación histórica y la acción del proletariado (Marcuse, 1958, p.9).

Este era el contexto histórico en que las diferencias ontológicas, epistemológicas y éticas entre la psicología vygotskiana y la psicología clásica alemana comenzaron a formarse. Un “cisma” entre el marxismo occidental y el oriental comenzó a evolucionar en especial después de las  revoluciones comunistas (ver Hunt, 2009; Marcuse, 1958, y Foster, 2013). El desacuerdo  principal fue: ¿el materialismo dialéctico debería ser aplicado solamente al dominio humano – sociedad e historia – o también a la naturaleza y a las ciencias naturales? El clásico argumento de Lukács en “Historia y Consciencia de Clase” (Foster, 2013; Royale, 2014) es que Engels, en la inacabada “Dialéctica de la Naturaleza” (Engels, 1979), siguió la pista errónea de Hegel al aplicar la dialéctica a la naturaleza. Como observa Foster:

Sería difícil exagerar la importancia de esa limitación para el marxismo occidental, que la vio como uno de los elementos clave de la separación entre Marx y Engels y del marxismo occidental de aquel de la segunda y tercera internacionales. Eso anunciaba una línea de fuga de la preocupación directa con los temas de la naturaleza material y la ciencia natural que caracterizó mucho del pensamiento marxiano hasta ese momento (2013, p.2).

Sin embargo, aunque Marx había escrito menos sobre ciencias naturales que Engels, eso se debió más al respeto para con éste. El “segundo violín” del marxismo había estudiado ciencias naturales más que Marx y ellos no discordaban en ese tema (Hunt, 2009, y Joravsky, 1961). Además, de acuerdo con muchos académicos occidentales (Foster, 2013), Engels equiparó las leyes sociales a las leyes naturales objetivas, alimentando un materialismo mecánico que repentinamente degeneró en un discurso estalinista marcado por unas pocas ideas acerca del “Materialismo Histórico” y del “Materialismo Dialéctico” (distinción primero realizada por Plejánov, de acuerdo con Hunt, 2009). Sin embargo, la perspectiva de Stalin se volvió hegemónica en el marxismo soviético solo después del Gran Giro (1929- 1932, ver Todes & Krementsov, 2010), cuando la Unión Soviética también llevó el “materialismo vulgar” estalinista a las mencionadas internacionales, influyendo – la mayoría de las veces, no de modo positivo – los movimientos proletarios de todo el mundo (Marcuse, 1958; Deutscher, 1970).

El materialismo mecánico de Stalin marcó el fin de una era favorable al partidismo leninista en las ciencias. Estaba lejos de expresar la variedad de comentarios que bullían en la filosofía de las ciencias soviéticas, relacionados con las discusiones de Espinosa, Hegel, Marx y Engels (y Plejánov y Lenin como intérpretes de aquéllos) con respecto al desarrollo de un materialismo (Maidansky, 2003). Al centrarse en el Círculo de Vygotskiy, Yasnitsky (2009, p.45) identifica, durante los años 1920, una estructura en cuatro capas de conocimiento científico y práctica social, del nivel más general y abstracto al menos general y más concreto (filosofía Marxista, teoría [científica] general, teorías aplicadas intermediarias, práctica social). Es posible relacionar esa estructura en capas a la percepción de Joravsky (1961, p.5), que la filosofía de Marx y Engels no parecía ser una ciencia aislada, o una descripción exhaustiva de toda la realidad científica. Podía ser entendida como una visión-del-mundo (mirovozzrenie) marxista, cruzando las fronteras entre filosofía, ciencia y práctica social.

Se disputaba el significado de la propia dialéctica: Joravsky (1961, pp.80-81) describe cómo Lenin (1972) defendía una reinterpretación de la dialéctica hegeliana para las ciencias naturales y el materialismo. Entretanto, ese programa no fue muy difundido en aquella época. En cuanto al análisis de Yasnitsky (2009), el Gran Giro introdujo un nuevo partidismo: un control de las ciencias sobre el Partido Comunista de la Unión Soviética, apadrinando el “practicismo” como  dogma. Las ciencias debían tener un impacto práctico en la construcción del socialismo de modo que el Partido pudiese comprender. Para restaurar la estructura en cuatro capas, el Estado Soviético parió un híbrido compuesto por dos capas de filosofía marxista y teoría general (más la práctica social y las disciplinas aplicadas).

El Segundo Congreso Psiconeurológico (1924) inauguró una campaña por la reconstrucción marxista de la psicología. Kornílov contrató a Vygotskiy para el Instituto de Psicología Experimental de Moscú (Joravsky, 1989). El desarrollo de una psicología marxista por Vygotskiy (1924-1934) no fue enteramente realizado, pero abordó las tres preocupaciones filosóficas descritas por Teo (2009), desarrollándose en la estructura de cuatro capas identificada por Yasnitsky (2009).

Algunos de los primeros trabajos de Vygotskiy: el objeto de la psicología desde un abordaje ontológico y epistemológico

En el primer capítulo de su libro psicológico inaugural, “Psicología Pedagógica” (1924), Vygotskiy reflexiona sobre el objeto de la psicología y su evolución a partir de las ideas metafísicas sobre el alma humana, hacia una ciencia de la naturaleza para la cual la consciencia es movimiento interno. Menciona libremente la psicología como ciencia “que los psicólogos norteamericanos nombran como ciencia del comportamiento de organismos vivos” (Vygotsky, 2003, p.38). Tales psicólogos tomaban el comportamiento como cualquier movimiento, externo o interno, de un organismo; ciencia biológica de la interacción entre organismo y ambiente, la “psicología estudia el comportamiento del hombre social y las leyes por las cuales este comportamiento cambia” (p.40). Voilà su primera tentativa de definir un objeto de conocimiento para la psicología que debe ser totalmente superado en el futuro de esa ciencia.

Vygotskiy indicaba leer la “vieja psicología” (término que, grosso modo, incluía las escuelas alemanas directamente conectadas con la psicología fisiológica de Wundt, como las de Leipzig y Würzburgo, y también a otros autores, como William James; ver Toassa, 2013) a través de la ciencia de los reflejos condicionados. El experimento era el método aceptable para esta nueva ciencia natural. Sin embargo, a partir de esta amonestación básicamente reduccionista, común también entre marxistas rusos (Joravsky, 1989), Vygotskiy gradualmente introdujo un abordaje cada vez más holístico e integral. La “Psicología Pedagógica” confunde a muchos. Aunque clame, inicialmente, por una lectura nueva de la vieja psicología a través de la ciencia de los reflejos condicionados, un análisis integral de las reacciones, impregnada de la reactología de Kornílov, era más importante que la noción de reflejo (Toassa, 2013). Como podemos leer abajo:

El concepto de reacción ayuda a incorporar el comportamiento humano a la larga serie de adaptación del movimiento biológico de todos los organismos, desde el más bajo al más elevado; [ayudándonos] a conectarlo a los fundamentos de la vida orgánica en la tierra, a descubrir los prospectos ilimitados para el estudio de la evolución y considerar el aspecto biológico del comportamiento de modo más amplio. (Vygotsky, 2003, p.49)

Vygotskiy argumenta que el reflejo es un concepto estrictamente fisiológico; pero una reacción es un concepto biológico más amplio. Es difícil precisar las fuentes de ese holismo inicial. Como argumenta Vieriesov (2005), la orientación filosófica de Vygotskiy fue más amplia que el marxismo y su primera tentativa de desarrollar un marxismo filosófico como ciencia monista y materialista fue más pavloviana que verdaderamente basada en una ontología y epistemología marxistas. A través de un análisis de referencias y su disposición en “Psicología Pedagógica”, es posible identificar dispersión y eclecticismo. Engels y Plejánov, tan importantes para el SHCP, no son citados.

Sin embargo, los pupilos de Vygotskiy sustentaron que él estudió a Marx, Engels y Plejánov incluso antes de la Revolución (Joravsky, 1989). A pesar de no citar a Plejánov en “Psicología Pedagógica”, un pensamiento plejanovista es desarrollado en “Psicología del Arte” (compuesta en su mayoría entre 1917 y 1924, época también de “Psicología Pedagógica”, ver fechas en Veresov, 1999; van der Veer & Valsiner, 2001). Los “Problemas Fundamentales del Marxismo” de Plejánov (1908/1969; citado en el SHCP) son cruciales para “Psicología del Arte”, y pudieron ser una fuente para su monismo precoz.

En sus memorias, Luria (1992) relata que, cuando un grupo de investigadores interesados en construir una psicología marxista se formó alrededor de Vygotskiy a partir de 1924, el bielorruso cambió el foco de ellos sobre Höffding y otros hacia el estudio del “Capital” de Marx. Otras evidencias confirman el relato luriano: una idea bastante popular del Capital fue tomada  por Vygotskiy (1999b; 2003): “desde el principio, la abeja supera a más de un arquitecto al construir su colmena. Desde el inicio, la construcción ya estaba hecha en su cabeza” (Vygotsky, 2003, p.256). Esta breve afirmación subrayó la correspondencia entre la realidad objetiva y la consciencia humana, aunque no trae consecuencias filosóficas más profundas para la estructura del libro.

Reflexiones posteriores a 1925 (Vygotsky, 1999b) criticaron el dualismo al traer a primer plano una preocupación ontológica sobre el objeto del conocimiento de la psicología – como ciencia de la consciencia o del comportamiento. La “analogía del arquitecto” muestra la unidad entre planeación y acción. Como afirma Joravsky: “Él estaba procurando un entendimiento unificado de los seres humanos como objetos naturales con mentes conscientes” (1989, p.261).

En defensa de una lectura marxista de la psicología de Vygotskiy, Elhammouni defiende, a partir de un comentario casual de aquél en “Psicología Pedagógica”, que las “relaciones sociales de producción son la unidad de análisis apropiada de los fenómenos mentales humanos” (p.89). Aunque da un concepto familiar a los lectores de la crítica de la economía política marxiana, pienso que esa interpretación de Elhammouni omitió que la “Psicología Pedagógica” fue escrita antes de la concepción del método de análisis por unidades (datado por Veresov, 1999, p.227), lo que marcó un materialismo psicológico más desarrollado con la   psicología histórico-cultural de Vygotskiy, de 1927 en adelante.

En mi perspectiva, el “brote filosófico” marxista más importante para “Psicología Pedagógica” está en la página 40, al presentar otras ideas que el autor no niega, sino que desarrolla posteriormente. Ahí se argumenta que la psicología debería ser materialista (al escrutar el comportamiento humano como una serie de movimientos y reacciones con todas las propiedades de un ser material, social); su método, objetivo (basado en fuentes verificables) y dialéctico (conectando comportamiento social con otros procesos internos al organismo, sujeto a leyes naturales en general).

Además de conocer a Marx y Plejánov, es válido mencionar que Vygotskiy también conocía a Espinosa a mediados de los años 1920. Algunos consideraron a Espinosa como el filósofo favorito de Vygotskiy (Leontiev, 1991; Joravsky, 1989). Es un hecho que Plejánov, el padre del marxismo ruso, también comenzó a desarrollar una tradición marxista afín a Espinosa (Kline, 1952), continuada por Deborin.

a pesar de las intenciones vygotskianas de realizar una apropiación crítica de Espinosa, los pocos comentarios sobre el filósofo implican cuestiones éticas y epistemológicas de gran importancia para la función de una nueva psicología materialista. Cuestiones como: ¿qué es la naturaleza humana? ¿Es posible imaginar un modelo alternativo para ella? ¿Cómo modificarlo? Espinosa por cierto podía auxiliar en el desarrollo del conocimiento y dominio de las propias pasiones. En mi perspectiva, esas preocupaciones están ausentes de la filosofía deboriniana, aunque eso no se pueda confirmar sin analizar más del trabajo de Deborin – que escribió al menos tres artículos sobre Espinosa (Toassa, 2014).

El pensamiento de Plejánov, como afirma Allen (1969): “estaba tan comprometido con el establecimiento del marxismo como una filosofía – contra aquellos que lo veían solo como historia, economía y política – que enfatizó las continuidades del pensamiento materialista sin una completa evaluación crítica del materialismo antes de Marx” (p.13). Esta idea ciertamente se aplica al análisis de Feuerbach y Spinoza por Plejánov (1969), que Vygotskiy aprovechó en un libro sumergido en la crucial argumentación vygotskiana sobre materia y consciencia, mente y cuerpo (o SHCP).

La “Psicología del Arte” (al menos parcialmente compuesta en el período de Gómiel, entre 1917-1924, ver Veresov, 1999) comienza con Espinosa:

Hasta ahora, nadie ha establecido los límites de lo que puede el cuerpo... Se debe tener en cuenta, empero, que no es posible que solo de las leyes de la naturaleza, considerada como puramente corpórea, podamos ser capaces de deducir las causas de los edificios, los cuadros y cosas por el estilo que solo son producidas por el arte humano; tampoco el cuerpo  humano, si no estuviera determinado y conducido por la mente, sería capaz de construir un solo templo. Pero ya he señalado que no se sabe lo que puede el cuerpo, o lo que puede ser deducido de la sola consideración de su naturaleza. (Espinosa, citado por Veresov, 1999, p.90)

Ese epígrafe espinosiano muestra la centralidad de las reflexiones de Vygotskiy sobre el cuerpo. Sin embargo, el autor señala persistentes preocupaciones acerca de cómo las emociones tienen una expresión central y periférica. La reacción, como un concepto psicofísico, también aparece como objeto de la “Psicología del Arte”. Este Vygotskiy “reactológico” se preocupa de la reacción estética como objeto de la “Psicología del Arte”.

Una idea interesante era que los mismos sentimientos (como emociones/afectos percibidos), desde una perspectiva subjetiva, son parte de la realidad. Él sustenta la “ley de la realidad de los sentimientos”, la cual, para mí, prácticamente coincide con la noción espinosista de que cuerpo y mente (ciertos modos del pensamiento y de la extensión) son reales como parte de la naturaleza o substancia única. Esta es la idea central del monismo espinosiano. En palabras de Vygotskiy, se funda ahí la paradoja de la “realidad de la experiencia” en contraste con la  realidad en sus propiedades autónomas con respecto al individuo; independiente de la consciencia que experimenta el mundo a su alrededor.

Podemos ilustrar esto con el ejemplo  siguiente: si a la noche confundimos un abrigo colgado en nuestro cuarto con una persona, nuestro error es obvio, la experiencia es falsa y vacía de contenido real. Pero el sentimiento de miedo experimentado en el instante que el abrigo fue visto es muy real. Eso significa que, esencialmente, todas nuestras experiencias fantásticas tienen lugar en una base emocional completamente real. (Vygotsky, 1971, capítulo 9)

Consideraciones finales

Es notable que, al tratar el tema del objeto de la psicología en la obra de Vygotskiy, los comentaristas tiendan a subrayar las ideas sobre la consciencia como la relación entre el individuo y su medio (también la perspectiva marxista más tradicional sobre el tema, como vemos en Plejánov, 1969; Engels, 1979; Lenin, 1975). Prevalece la pesquisa sobre los procesos cognitivos en detrimento, por ejemplo, de la psicología del arte (ver Joravsky, 1989), y los lectores de Vygotskiy tienden a descuidar su argumento filosófico sobre la realidad y la naturaleza, o sea, su perspectiva ontológica. El intelectualismo cognitivista es más fuerte que el del propio Vygotskiy – que persistió en el camino de un racionalismo marxista, no de una perspectiva cognitivista como sus más tradicionales intérpretes occidentales. Él nunca dejó de lado las conexiones entre cuerpo y mente (el “problema psicofísico”) como parte crucial de una psicología materialista. El objetivo de desarrollar una psicología del arte epistemológicamente objetiva y además lo suficientemente amplia para admitir y analizar la realidad de los sentimientos en una perspectiva marxista fue alimentado al menos de 1925 a 1933 (ver Vygotsky, 1999a).

En “Psicología Pedagógica” y en “Psicología del Arte”, el autor no discute con más amplitud la relación entre materia y consciencia. Es válido afirmar que el trabajo, como condición ontológica para la génesis del ser social, tampoco había sido sistemáticamente debatido en ambos libros. Sin embargo, tal concepto desempeña un papel esencial en sus visiones sobre la ciencia como proceso histórico-natural, como argumento en la segunda parte del presente análisis: las fuentes marxistas e ideas del SHCP, su más amplio manuscrito para la remodelación de la psicología al interior de otras ciencias y del marxismo, son muy diferentes con respecto a los textos aquí analizados.

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