Releer las tesis de Vygotski sobre tipos de interiorización y mediación
verbal
María K. Damiánova,
Gavin Brent Sullivan
Review of General Psychology, 15, 344-350, 2011
Traducción:
Efraín Aguilar
El trabajo de Vygotski, en su diversidad e innovación,
se describe justificadamente como revolucionario porque, en ese momento,
introdujo principios explicativos completamente nuevos y desafió los supuestos
epistemológicos previos sobre el desarrollo humano y la cognición (Cole y
Wertsch, 1996). La sustancia filosófica que Liev Vygotski aportó al estudio del
desarrollo y su prolífica contribución a la filosofía de la conciencia humana,
lo ubican como un filósofo por derecho propio (Bakhurst, 2007). Muchas de las
opiniones de Vygotski sobre la génesis y formación de las funciones mentales
superiores, sobre los procesos de mediación, internalización y dominio, y sobre
el papel del habla en sus diferentes formas, como mediador de la praxis humana
y la conciencia humana; han ganado un reconocimiento que supera las
limitaciones de un contexto histórico particular (Daniels, Cole y Wertsch,
2007). Las premisas fundamentales de Vygotski sobre la esencia histórica y los
fundamentos socioculturales de la existencia humana continúan guiando la
investigación contemporánea y las indagaciones epistemológicas en un amplio
espectro de disciplinas (Fernyhough, 2008; Garton & Pratt, 1998; Valsiner,
2001). La importancia del trabajo de Vygotski es bien reconocida, como lo
demuestra su clasificación en el 20% superior de los eruditos más eminentes en
psicología (Haggbloom et al., 2002).
Sus ideas, aunque formuladas a principios del siglo
XX, continúan siendo una fuente de inspiración para los académicos
contemporáneos, así como un desafiante escenario conceptual para debatir
cuestiones del desarrollo (Mieshcheriakov, 1999, 2007). Una comprensión
contemporánea de las ideas de Vygotski requiere una consideración del clima
intelectual del momento en que estaba trabajando (Berducci, 2004), requiere ir
más allá de la superficie de los textos (Mieshcheriakov, 1999, 2007) e implica
un compromiso intelectual perpetuo con el significado sutil y multifacético de
su escritura. A la luz de estos problemas, Mieshcheriakov (1999, 2007) ha
avanzado la opinión de que el trabajo de Vygotski es, y seguirá siendo,
susceptible de análisis lógico-semántico. El propósito de tal análisis sería
enunciar la construcción general de la teoría de Vygotski, identificar la
correspondencia lógico-semántica y la incongruencia entre conceptos y términos,
y finalmente, crear un "tesauro" de toda la teoría.
Además de la diversidad conceptual dentro del propio
trabajo de Vygotski, prevalece una diversificación empírica y teórica
adicional, parcialmente basada en el lenguaje, dentro del cuerpo más amplio de
conocimiento basado en Vygotski que se ha acumulado hasta la fecha (Rieber y
Robinson, 2004). En las últimas décadas, se han generado elaboraciones
conceptuales sustanciales de los puntos de vista de Vygotski en la psicología
rusa contemporánea, pero las extensiones e interpretaciones del trabajo de
Vygotski publicado en ruso no se han incorporado necesariamente al trabajo de
los estudiosos de habla inglesa. Como resultado, existen lecturas dispares de
Vygotski: prioridades empíricas, enfoques y tendencias dispares dentro y entre las filosofías y culturas investigadoras de origen ruso y no
ruso. Los exámenes contemporáneos de la postura de Vygotski sobre la interiorización
son una ilustración de esta disparidad. Por ejemplo, en la escuela rusa de
psicología, la noción de una tipología de interiorización se considera una
parte integral del marco conceptual sociocultural (Mieshcheriakov, 1999) y se ha
abordado en exploraciones recientes (por ejemplo, Senushténkov, 2006). Por el
contrario, en la psicología occidental, este tema no ha sido el foco de trabajo
teórico o empírico de destacados académicos neo-vygotskianos (por ejemplo Cole,
1999; Wertsch, 2007; John-Steiner, 2007; Kozulin, 1986, 2005; Hedegaard, 2007;
Van der Veer, 2007; y otros.). Esto pese al hecho de que muchos de los avances
contemporáneos en las nociones de mediación e interiorización cultural han
surgido del trabajo de estos académicos.
Como proceso que produce la génesis de las funciones
mentales superiores, la interiorización ocupa un lugar central en la
construcción sociocultural del desarrollo humano. En consecuencia, las
características definitorias de la interiorización en el trabajo de Vygotski se
han analizado, reexaminado y reinterpretado perpetuamente, lo que ha resultado
en una acumulación de formulaciones abiertas y diversas, pero relacionadas. Lo
mismo se aplica a la noción de mediación semiótica y, en particular, al habla
con sus múltiples funciones: como herramienta mediadora y proceso mediador, y
como función mental superior mediada culturalmente. Sin embargo, la cohesión dentro y entre las formulaciones sobre estos temas no es necesariamente
aparente, ya que se derivaron de diferentes premisas, sirvieron a diferentes
objetivos primarios y se generaron en diferentes etapas históricas del esfuerzo
académico de Vygotski. Por lo tanto, la tarea de reexaminar y dilucidar los
vínculos lógicos y conceptuales de las ideas centrales de Vygotski sobre la interiorización,
particularmente con referencia al habla, sigue siendo pertinente. El objetivo
de esta revisión es examinar críticamente, mediante el análisis
lógico-semántico, las tesis de Vygotski sobre los tipos de interiorización, con
un enfoque específico en el habla como mediador principal. Las conclusiones
deberían guiar a los teóricos y psicólogos empíricos contemporáneos a través de
una revitalización de la investigación sociocultural impulsada conceptualmente.
El habla como un mediador primario
La mediación abarca el uso de signos y herramientas,
que “son cosas con significado social y cultural” (Kozulin, 2005, p. 104). Determina
la transformación profunda de las funciones naturales determinadas
biológicamente en formas culturales de actividades mentales y conductuales
recién generadas (Mieshcheriakov, 1999, 2007).
La tesis de Vygotski (1978) de dos líneas del
desarrollo (Cole y Gajdamaschko, 2007) contiene la noción de que la formación
de estos distintos tipos de funciones evoluciona debido a diferentes
determinantes y se rige por diferentes principios. Las funciones determinadas
biológicamente se rigen por los “mecanismos de adaptación desarrollados por
especies particulares como resultado de la evolución y la selección natural”
(Karpov, 2005, p. 18). Por el contrario, las funciones mentales superiores son
el producto de la mediación en la evolución social (Cole, 1999; Mieshcheriakov,
1999, 2007; Mirolli y Parisi, 2011). Dadas estas diferencias, su relación no es
meramente interactiva sino jerárquica. Los procesos culturales o mentales
superiores son una negación dialéctica de los determinantes biológicos y, como
tales, no son una simple adición sino una capa superior cualitativamente
diferente dentro del modo psicológico de ser humano.
La importancia vital de los signos y herramientas para
el desarrollo sociocultural, independientemente de sus particularidades, reside
en el significado codificado en ellos (Knox y Stevens, 1993; Valsiner, 2001).
El habla y el lenguaje, así como las técnicas mnemotécnicas y los sistemas
numéricos, son todos ejemplos de sistemas de signos (Cole y Scribner, 1978;
Kozulin, 2005). La gama de fenómenos semióticos incluye además “obras de arte,
escritura, esquemas, diagramas, mapas y dibujos mecánicos” (Vygotsky, 1981, p.
137). Como sistema de signos, el habla exhibe todas las propiedades genéricas
de los sistemas de signos, pero como tipo particular, demuestra sus propias
características estructurales y funcionales únicas. El habla, en sus diferentes
formas, está siempre culturalmente mediada y es culturalmente específica, pero
también tiene la máxima importancia entre los otros sistemas mediadores y las
funciones mentales superiores, porque es simultáneamente una función mediada y
un sistema de signos mediadores (Kozulin, 1986).
Esta dualidad del discurso ha sido reconocida y
explorada más a fondo por Wertsch (2007), quien ha argumentado que en los
escritos de Vygotski se pueden distinguir dos tipos de mediación, a saber, los
tipos explícitos e implícitos. Según Wertsch (2007), la mediación explícita se
refiere al uso de ayudas auxiliares externas introducidas intencionalmente en
la realización de operaciones cognitivas. Wertsch (2007) consideró este tipo de
mediación como inherente a aquellas condiciones, que se caracterizan por el uso
de “signos que facilitan la organización” (p. 181) de una actividad. Se refirió
específicamente al conocido método funcional de la estimulación dual1
de Vygotski (1978) para ilustrar la naturaleza de la mediación explícita. Otros
ejemplos incluyen cualquier práctica en la que se incorporen señales o
herramientas en la estructura de una actividad y permitan el desempeño de esa
actividad en un nivel nuevo y superior (por ejemplo, memorizar a través de la
dependencia de medios auxiliares externos, como tarjetas con representaciones
pictóricas o atar un nudo).
1 El método de la estimulación dual se basa en el uso
de ayudas auxiliares para facilitar el recuerdo. Con este método, Vygotski
(1978) examinó cómo la memoria y la atención de los niños se reestructuran
internamente como resultado del uso de un conjunto de tarjetas de colores como
instrumento para ayudar a memorizar cierta información, por ejemplo, una lista
de palabras.
Por el contrario, la mediación implícita abarca el
papel del habla y el lenguaje como mediadores de la conciencia humana. La
característica central de la mediación implícita es que se basa en “signos,
especialmente el lenguaje natural, cuya función principal es la comunicación”
(Wertsch, 2007, p. 181). Esta postura merece un comentario aclaratorio. Es
importante recordar que los análisis de Vygotski (1978) han reconocido al
lenguaje como un medio de comunicación y
como un artefacto. Al explorar el papel de los sistemas de signos como mediadores,
expresó específicamente que “la diferenciación entre las herramientas como
medio de trabajo de dominio de la naturaleza y el lenguaje como medio de
intercambio social se disuelve en el concepto general de artefactos o
adaptación [cultural] artificial” (Vygotsky, 1978, p. 53).
Una característica constante de la escritura de
Vygotski es el reconocimiento de que el lenguaje (y el habla), al igual que
otros mediadores, se utilizan como ayuda auxiliar para la facilitación y
reconstrucción profunda de la realización de una actividad. Por lo tanto, una
palabra escrita, pronunciada en voz alta o encubierta puede representar y
asumir el papel de un nudo o una tarjeta en la memorización. Este papel del
lenguaje se exploró más a fondo en el renombrado trabajo de Luria (1963, 1966,
1973) sobre cómo remediar las disfunciones ejecutivas causadas por el daño del
lóbulo frontal.
A la luz de la postura de Vygotski sobre el lenguaje
como una textura viva del pensamiento humano y como un sistema de signos mediadores,
la propuesta de Wertsch (2007) para diferenciar entre mediación explícita e
implícita puede ampliarse de la siguiente manera. El habla puede
conceptualizarse como un plano de convergencia entre los dos tipos de
mediación, en lugar de representar únicamente el tipo implícito. Como sistema
de signos lingüísticos que existe objetivamente, debe considerársele como un mediador
explícito. Sin embargo, como un “reino de palabras que permiten la
generalización y la representación secuencial discreta” (Wertsch, 2007, p.
183), el habla debe ser considerada como una herramienta que facilita la
mediación implícita. Por lo tanto, se argumenta que esta unidad dialéctica de
variaciones mediacionales incrustadas en el habla determina su estatus como el
medio primario por el cual ocurre la mediación sociocultural e histórica del modo
de ser humano (Cole & Scribner, 1978).
En la evolución ontogenética de esta mediación, la
pregunta en curso es cómo los productos y prácticas socioculturales "se
manejan a través de la interacción social para pasar del repertorio de
pensamiento 'afuera' al 'adentro'" (Bruner, 1997, p. 66), y cómo los
procesos de tales conversiones externas-internas evolucionan. Comprender la
naturaleza exacta de las transiciones y transformaciones del ámbito histórico
sociocultural externo en realidades internas, y viceversa, todavía presenta a
los académicos contemporáneos desafíos y dilemas epistemológicos complejos
(Asmolov, 1998). La escuela de pensamiento vygotskiana considera que el papel
del habla en estas transiciones es crucial. El discurso es visto como el mediador
primario y como el proceso que hace posible la conversión de lo externo en
interno (John-Steiner, 2007; Lawrence y Valsiner, 2003; Mirolli y Parisi, 2011;
Zinchenko, 2007), y la encarnación o la exteriorización de lo interno en lo
externo (Lawrence & Valsiner, 2003). Como mediador, el habla es la herramienta
“suprema” que permite la transformación sociocultural de las funciones mentales
y, como proceso mediador y mediado, evoluciona en la ontogenia de acuerdo con
principios genéricos y etapas de internalización, que se perfilarán en el
siguiente sección.
La interiorización como un proceso generativo
Los postulados centrales de la postura de Vygotski
(1986) sobre la formación de funciones mentales superiores, incluido el habla,
son que tienen orígenes sociales como actividades mediadas por signos y son el
producto del proceso de interiorización. En opinión de Vygotski, la interiorización
constituye la ley de la transformación de lo externo en interno (Mieshcheriakov,
1999, 2007). El estatus de “ley” reconoce la importancia del proceso de interiorización
en la ontogenia sin restringir el campo de diversificación y expansión de sus
connotaciones teóricas. En algunos relatos neo-vygotskianos, se ha reconocido
la esencia de múltiples capas de la interiorización. Por ejemplo, desde la
postura de la “teoría de la mente” (Symons, 2004), se ha propuesto que las
visiones de Vygotski permiten conceptualizar la interiorización en dos niveles:
como un proceso que abarca la dimensión universal humana en el desarrollo, y
como un proceso que implica la formación de representaciones internas que son
específicas de los contextos culturales e individuales.
Definida como la "reconstrucción interna de una
operación externa" (Vygotsky, 1978, p. 56), la interiorización como un
proceso universal y cultural/individual específico contiene: a) la sustitución
de la función inicial, inmediata, natural (biológica), b) su alteración ya que
subyace y entra en la composición de la función mental superior que la
reemplaza, y por último, c) el surgimiento real de las nuevas formaciones
psicológicas de “orden superior” (Vygotsky, 2004).
La profundidad y el alcance de estos cambios
cualitativos fundamentales se reflejan en la elección de Vygotski del término
metamorfosis (Stiepánova, 2001) para describir esta progresión del desarrollo.
Una metáfora reveladora utilizada por Vygotski para describir la naturaleza
transformadora intrínseca del desarrollo de las funciones mentales superiores
en la ontogenia es el proceso por el cual una pupa se convierte en una oruga y,
a su vez, en una mariposa. Asimismo, mediante la interiorización, un modo de
una función o una etapa de su formación se transforma en otro cualitativamente
diferente. Tal es el caso cuando el habla social se transforma en sus sucesores
ontogenéticos o cuando la atención, la memoria o cualquier otra función mental
superior mediada externamente se convierte en sus tipos volitivos mediados internamente.
En la ontogenia, la metamorfosis del habla, a medida
que se interioriza, es evidente en el surgimiento de tipos distintos, aunque
interrelacionados, de habla social, privada e interior. Lo que conecta y
diferencia simultáneamente estos diferentes tipos de habla es que son etapas en
el continuo de desarrollo del proceso de interiorización del habla. Este
continuo abarca la contracción progresiva hacia adentro del habla externa más
expandida (habla social) y su conversión en comunicación abierta autodirigida
(habla privada), cuyos cambios internos posteriores culminan en la formación de
la forma de habla intrapersonal más íntima (habla interior). La dinámica de
estos sucesivos desplazamientos hacia el interior es compleja y se cree que
abarca una cadena de transformaciones estructurales y funcionales entre los
tipos de habla ya evolucionados, los que evolucionan actualmente y los que
están a punto de evolucionar. Vygotski (1986) describió estas dinámicas como el
“esquema del desarrollo [donde] emergen primero el discurso social, luego el
egocéntrico y luego el interno” (p. 35). Argumentó que los orígenes del habla
social de los niños se encuentran en su comunicación con los demás, que ocurre
en el contexto de su propia actividad como agentes, mientras que los orígenes
del habla privada residen en el habla social (Vygotsky, 1978). De manera diferencial,
pero conjunta, estos tipos de habla permiten que los productos de los sistemas
histórico-culturales más amplios se incorporen a las interacciones sociales
interpersonales (intersubjetividad) y, posteriormente, se transmitan e integren
al ámbito del mundo interior o intrasubjetividad (Bruner, 1997; Garton y Pratt,
1998; John-Steiner, 2007).
Tipología de la interiorización
Al abordar la cuestión del modus operandi de la
"reconstrucción" de las funciones mentales debido a la mediación
cultural, Vygotski (1994, 1997) propuso que evoluciona secuencialmente,
siguiendo cuatro etapas: a) un nivel "primitivo", cuando las
operaciones se llevan a cabo naturalmente sin ayudas auxiliares, b) un nivel
“ingenuo”, cuando las ayudas auxiliares son introducidas por un agente social
pero su utilidad y función meditativas aún no son conocidas ni comprendidas por
el individuo, c) mediación cultural externa, cuando un individuo utiliza las
ayudas auxiliares de manera competente y se da cuenta de su función como ayuda
para la ejecución de una actividad determinada, y d) interiorización del
vínculo de mediación, cuando el uso de ayudas auxiliares se vuelve interno y
las operaciones se realizan dentro del ámbito interno.
En esta progresión del desarrollo, la transición más
compleja — del tercer modo (externo) al cuarto (interno) de mediación — se
logra mediante tres tipos diferentes de transformación del vínculo mediador.
Estos son el tipo costura, el tipo estructura y el tipo holístico,2
que representan los caminos variables para desplazar hacia adentro el uso de
los mediadores externos en la ejecución de actividades mentales complejas.
Vygotski primero se refirió a este avance interno como "en crecimiento",
pero posteriormente descartó este nombre y en su lugar adoptó el término interiorización.
Según algunos relatos contemporáneos (por ejemplo, Senushténkov, 2006), este
cambio no fue accidental, sino que reflejó una nueva dimensión en la
interpretación de Vygotski del desarrollo ontogenético como un proceso que
constituye la transformación no solo de lo externo en interno, sino también de
lo colectivo (social) en realidades individuales (psicológicas). Sin embargo,
tal distinción no ha sido ampliamente aceptada, ya que no existe una aclaración
específica en los escritos de Vygotski. El propio Vygotski usó estos términos
indistintamente (Senushténkov, 2006), que también fue el caso de muchos de los
análisis contemporáneos (en ruso) de su trabajo sobre interiorización, incluida
la revisión actual.
2 Las traducciones de los términos varían de
"crecimiento interno en forma de costura" y "crecimiento interno
completo" (Vygotsky, 1994, p. 66) a, respectivamente, "revolución de
tipo costura" y "revolución del todo" (Vygotsky, 1997, pág.118).
Los términos utilizados en esta presentación son traducción libre del autor.
Como muchas de sus ideas novedosas y revolucionarias,
las observaciones de Vygotski sobre los diferentes tipos de interiorización
también parecen haber sido un trabajo en progreso. Sus proposiciones sobre este
tema sólo fueron esbozadas brevemente y quedaron incompletas, dejando así un
margen sustancial para un mayor refinamiento y extensión. Por lo tanto, los
estudiosos contemporáneos se quedan con las notas bastante esquemáticas y
ambiguas de Vygotski sobre los tipos de crecimiento interno y su relevancia
para los diferentes tipos ontogenéticos de habla.
Las opiniones de Vygotski sobre el crecimiento interno
se formularon durante el llamado período instrumental (1928-1930) y se
presentaron inicialmente en "Problemas del desarrollo cultural del
niño" (1928), y luego en "Historia del desarrollo de las funciones
mentales superiores". (1931). Los comentarios presentados en estas publicaciones
se entretejieron en su discusión sobre los mecanismos de transformación
cultural de las funciones psicológicas y la conversión de la mediación externa
en mediación interna. Según el propio relato de Vygotski, en esa etapa de su
trabajo consideró que las ideas presentadas habían sido “solo un primer esquema
hipotético del camino a lo largo del cual evoluciona el desarrollo cultural”
(Vygotsky, 1994, p. 66). Como este "esquema hipotético" no se integró
en sus posteriores elaboraciones seminales de mediación semiótica (por ejemplo,
en la publicación de Pensamiento y habla
en 1934), permaneció en la periferia del interés académico contemporáneo,
especialmente fuera de la escuela rusa de psicología. Recientemente, la
importancia teórica de los tipos de interiorización ha revivido en el trabajo
de Mieshcheriakov (1999) y Senushténkov (2006), que ha reclamado su papel
central y su valor para comprender el "aparato conceptual" del marco
de Vygotski.
Vygotski discutió principalmente estos tipos en el
contexto de operaciones aritméticas (contar con los dedos, en voz alta o en la
mente) o tareas de memorización, donde se introdujeron medios auxiliares
(tarjetas) para ayudar a retener y recordar palabras, o para facilitar una
respuesta particular a estímulos (por ejemplo, presionar una tecla con la
imagen de un trineo en respuesta a la imagen de un caballo). Aunque el habla no
fue el enfoque principal en su discusión, sin embargo, estuvo implicado en el
análisis como una función que está mediada culturalmente (es decir,
"superior") y, por lo tanto, susceptible de explicación en términos
de la tipología de interiorización.
La interiorización de tipo costura implica la conexión
de un proceso biológico o natural, que es inmediato en su esencia, con un signo
cultural, donde la implementación externa del signo gradualmente “deja de ser
necesaria” (Vygotsky, 1994, p. 66). ). La creación y utilización de tal vínculo
entre un signo externo y la operación mental se evidencia claramente en las
tareas de memorización o en cualquier otra variación del método de estimulación
dual de Vygotski. En la terminología de Wertsch (2007), este vínculo se
tipificó como una mediación explícita.
La interiorización de tipo costura abarca la
incorporación de diversas ayudas auxiliares en la ejecución de un acto en
particular, como el uso de números para establecer cantidades o el uso de
palabras para significar entidades (es decir, usar la palabra "taza"
para denotar el objeto "taza"). Este tipo de interiorización se
manifiesta cuando un signo o herramienta particular (ya sea una palabra
verbalizada o escrita, o una ayuda para la memorización) inicialmente utilizada
como medio externo se integra firmemente en la constitución interna de una
operación, función o actividad particular. Después de que se introduce, el
vínculo mediador puede conservarse externamente durante algún tiempo, pero a
medida que aumenta el dominio de la operación, esta ocurrencia externa
disminuye. A continuación, la operación se lleva a cabo como si dicho enlace no
estuviera involucrado. Esto es evidente en condiciones tales como cuando, al
principio, se emplea un intermediario externo (por ejemplo, una tarjeta o una
denotación verbal) con el propósito de memorizar cierta información. Sin
embargo, tan pronto como se retiene esa información, el uso externo del
intermediario desaparece y luego parece
que esta retención se ha producido de forma natural, por sí misma. En otras
palabras, en la superficie, el acto de memorizar aparece como inmediato, lo que
disfraza el hecho de que en realidad se ha vuelto mediado.
El otro tipo de interiorización, definida como
holística, comprende la transferencia de toda la operación, una vez externa,
hacia adentro. Con este tipo de interiorización, no ocurren manifestaciones obvias.
La operación pasa a realizarse únicamente por medios internos, y los medios
auxiliares, una vez utilizados externamente, ya no se utilizan. El tipo
holístico de interiorización está presente, por ejemplo, cuando un niño pasa de
contar abiertamente (con los dedos o en voz alta) a contar silenciosamente en
su cabeza tareas como establecer el número de cosas en dos montones.
El siguiente tipo compuesto de interiorización,
llamado tipo estructura, se alcanza cuando las funciones mentales se gobiernan,
ejecutan y dominan únicamente dentro del plano interno, así como cuando
adquieren su propia composición estructural intrínseca. Cuando ocurre esto
último, se utiliza como prototipo para realizar otras operaciones mentales. En
tales casos, la función (u operación) en sí misma se convierte en un esquema
interno que sirve como base para realizar otras funciones más complejas en el
plano interno (Vygotsky, 1994, 1997). Por ejemplo, la interiorización del tipo
estructura se logra cuando la operación ya adquirida y completamente dominada
de contar en la cabeza se convierte en una "plantilla" interna para
llevar a cabo la suma de números de un dígito en la mente, que, a su vez, se
convierte en la plantilla para sumar números de dos dígitos y luego para
resolver una ecuación matemática relativamente simple en la mente.
Las premisas de Vygotski eran que los tres tipos de interiorización
son de naturaleza genérica. Son uniformemente aplicables al desarrollo
ontogenético de todas las funciones mentales superiores y constituyen el modus
operandi de su interiorización progresiva. Cuando se aplica al habla, cada tipo
de interiorización puede verse como principalmente representado y encarnado en
el habla social, privada o interior. De las proposiciones de Vygotski sobre las
características definitorias de los diferentes tipos de internalización, se
puede inferir que la interiorización del tipo estructura es particularmente
aplicable y alcanza su representación completa en el habla interior. Esto es
así porque este tipo de discurso es la máxima expresión del funcionamiento
interno de la mente como un todo; forma la base psicológica interna sobre la
que evolucionan la mediación e interiorización de otras funciones mentales
superiores. El habla interior constituye la corriente de la conciencia que se
genera pública y socialmente, pero que la persona "posee" privada e
íntimamente, y se distingue por características de suma abreviatura estructural
y condensación semántica.
En cuanto al discurso privado, resurge en los escritos
de Vygotski (1997) que puede estar alineado con la interiorización de tipo
costura. Esta suposición parece ser plausible si uno yuxtapone el "esquema
de desarrollo" del habla al de otras funciones, específicamente analizadas
por él (por ejemplo, razonamiento aritmético). El razonamiento es que, en
primer lugar, este tipo de discurso se conduce, en parte, externamente (hay
manifestaciones abiertas) y, en segundo lugar, las palabras retenidas se
utilizan en su capacidad como representaciones simbólicas. Por analogía, así
como una costura une dos entidades distintas, el habla privada conecta un
proceso natural e inmediato de expresividad vocal con el uso de signos (es
decir, palabras).
Cuando se examina la complejidad de la composición
estructural del habla privada, las características de la interiorización tipo
costura se vuelven aún más visibles. Aunque la fragmentación del enunciado
(predicación) se considera una característica definitoria del habla privada
(Vygotsky, 1986) y ha sido validada en investigaciones empíricas contemporáneas
con niños (por ejemplo, Feigenbaum, 1992; Goudena, 1992; Winsler, De Leon,
Wallace, Carlton y Willson-Quayle, 2003) y con adultos jóvenes (p. ej., Duncan
y Cheyne, 2002), se ha identificado recientemente algunas tendencias
estructurales adicionales no anticipadas. Damiánova (2009), por ejemplo, ha
demostrado que el habla privada no se compone ni exclusiva ni completamente de
enunciados predicados, sino que también puede incorporar enunciados completos,
una tendencia que indica su variación estructural más que su homogeneidad
estructural. Además, se demostró que este modo estructural dual se mantiene
uniformemente durante los años de educación preprimaria y primaria (Damianova,
2009). Esto sugiere que los cambios ontogenéticos que impregnan la organización
estructural del habla privada son más complejos de lo que inicialmente sugirió
Vygotski.
La conjetura propuesta en el presente análisis, por lo
tanto, es que el habla privada probablemente represente una mezcla de, y
posiblemente también una unión cruzada entre, interiorización de tipo costura y
tipo estructura. La interiorización de tipo costura en el habla privada está
presente principalmente cuando se utiliza estructuras de enunciado completas.
Sin embargo, también puede manifestarse a través y dentro de expresiones
predicadas, ya que son parcialmente abiertas y parcialmente encubiertas. En la
estructura del enunciado predicado, los segmentos externos que han quedado
operan como la expresión última del papel significante de las respectivas
palabras. Esto es así porque, como residuales, las palabras que se retienen han
absorbido, y por tanto contienen inherentemente, una dimensión adicional de significación,
lo que habría sido realizado por las partes del enunciado ya internalizadas.
Por ejemplo, cuando, en el contexto de la resolución de problemas de un
individuo, un enunciado completo como "Necesito encontrar el triángulo
amarillo", se reduce y se sustituye por el fragmento "triángulo
amarillo", esta verbalización abierta predicada se mantiene para y encarna
todas las connotaciones semánticas y contextuales de toda la expresión. Como
residuos, los fragmentos abiertos representan la presencia externa decreciente
del vínculo entre el mediador (la palabra verbalizada) y lo mediado (la
realidad que denota).
En consecuencia, la interiorización de tipo costura
existe en las expresiones abiertas
completas o abreviadas porque las palabras que las constituyen se usan como
signos, específicamente, como unidades verbales que poseen significados
individuales y representan, en términos simbólicos, la realidad para el
individuo. En tales casos, el habla privada se alinea con el habla social, ya
que ambos hacen uso principal y extensivo del poder significante de las
palabras y se basan en él. La estructura dual (completa y fragmentada) en el
habla privada y la idiosincrasia estructural de los enunciados predicados
permiten la retención y desaparición simultáneas de las manifestaciones
externas del vínculo mediador-mediado (es decir, la característica típica de la
internalización de tipo costura).
La interiorización de tipo estructura en el habla
privada se evidencia en enunciados fragmentados o predicados porque incorporan
una porción que ya se ha vuelto encubierta. Este punto puede aclararse si se
considera la discusión fundamental de Vygotski (1986) sobre la distinción entre
significado y sentido. Se puede argumentar que en lugar de ser meras
expresiones del significado de la palabra únicamente, los fragmentos externos
en un enunciado predicado sirven como rudimentos "materiales" y como
portadores de la dimensión sensorial. Al mismo tiempo, los segmentos de los
enunciados fragmentados que se ejecutan en un plano completamente interno,
operan como unidades sensoriales bastante “no materiales”, completamente
desarrolladas, puras y verdaderas. Con estos segmentos encubiertos que
impregnan la estructura del enunciado y explican su predicación, el habla
privada es más próxima al habla interior que el habla social y se alinea con la
interiorización del tipo de estructura.
Para resumir, como externo en apariencia, completo y/o
parcialmente abierto, el discurso
privado puede verse como el portador de la interiorización de tipo costura. Al
mismo tiempo, como un tipo de discurso parcialmente encubierto, interno en esencia, abreviado y semánticamente muy
condensado, el discurso privado encarna la internalización del tipo estructura. La interiorización de tipo costura
y de tipo estructura encuentra su máxima expresión y unificación en la
estructura del enunciado predicado debido a su obviedad parcial y su cobertura
parcial. Dado que se ha descubierto que el modo predicado no es el único, pero sí
el modo predominante de ocurrencia estructural del habla privada (Damianova,
2009) en diversos grupos de edad (años de preprimaria y primaria); es razonable
inferir que el proceso de interiorización del habla se lleva a cabo y avanza
más a través del funcionamiento de este modo.
La importancia del análisis original de Vygotski
(1994) de los tipos de interiorización es que, en primer lugar, destacó cómo se
instituye en los individuos el vínculo mediacional de operación de signo a
mental; segundo, mostró cómo este vínculo se desplaza del plano externo al
interno; y finalmente, esbozó las modificaciones del vínculo mediador que emergen
en el proceso de esta transición hacia adentro. Los dos marcadores de interiorización
que resurgen en los escritos de Vygotski (1994, 1997) y que se utilizaron para
distinguir entre cada uno de los tipos de interiorización parecen ser: a) la
ausencia parcial o total de manifestaciones externas del vínculo mediador, y b)
el alcance de la incorporación del signo o herramienta mediadora en la
constitución interna que se desprende de la operación sometida a mediación.
Tomados en conjunto, estos marcadores denotan la sumersión dialéctica entre el
proceso de mediación y la interiorización, por la cual el avance mutuo de cada
uno está determinado por el otro. Al delinear la modificación del vínculo
mediador-mediado en el proceso de avance hacia adentro, Vygotski dio un paso
más al revelar cómo evoluciona la transformación de las funciones determinadas
biológicamente en actividades mediadas por signos o culturalmente. En
consecuencia, estas observaciones pueden verse como una extensión y refinamiento
de su tesis de dos líneas de desarrollo.
Conclusiones
Esta revisión crítica se centró en examinar las
proposiciones de Vygotski sobre los tipos de interiorización, con el objetivo
de explicar y reclamar su significado teórico y su aplicación a la formación
ontogenética de las funciones mentales superiores, y al habla en particular. La
revisión de las tesis de Vygotski sobre la internalización tipo costura, tipo
estructura y tipo holístico reveló su potencial para aclarar el modus operandi
de la transformación externa-interna. Al abordar los vínculos conceptuales
ambiguos entre la noción de tipos de interiorización y la conversión de lo
social en lo privado y luego en el habla interna, el presente examen avanzó la
interpretación sociocultural de la mediación semiótica. El análisis demostró
además que muchos de los escritos de Vygotski, diversos y no relacionados en la
superficie, sobre mediación, interiorización y formación de funciones mentales
superiores son inherentemente cohesivos. Los hilos de esta unidad conceptual se
originan y están informados por la interpretación de Vygotski de que estos
procesos comparten un denominador común: la praxis sociocultural humana.
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