¿Hay un “Materialismo Vygotskiano?”
Preocupaciones ontológicas y epistemológicas para una psicología marxista
contemporánea (Parte II)
Gisele Toassa
Revista psicológica Dubná № 3, pp.
81-93, 2015
Traducción: Efraín Aguilar
Vygotskiy y el materialismo
psicológico en el Significado Histórico de la Crisis en Psicología (SHCP)
Al comparar la edición del SHCP (publicado por vez primera en 1982 y más tarde reeditado) con el manuscrito alojado en los archivos de la familia de Vygotskiy, Zavershneva (2012) encontró, desafortunadamente, tantos problemas, que estamos inclinados a considerar cualquier análisis de las referencias dadas por Vygotskiy como provisionales hasta la publicación de una nueva edición. Ella afirma que “hasta un lector casual va fácilmente a detectar absurdos obvios que no podrían estar en el original: referencias a trabajos de Karl Marx, Vladímir Lenin, Iván Pávlov y otros autores que no habían sido publicados hasta la segunda mitad del siglo XX” (p.43), así como otros errores por descuido (cambio de palabras, eliminación de citas, párrafos diferentes). Vygotskiy nunca preparó el trabajo para publicación, y, como B.G. Meshcheryakov (apud Zavershneva, 2012) observa, fue compuesto en el estilo de notas personales. El manuscrito de la crisis en la psicología puede ser considerado como un escrito “semi-privado” (Joravsky, 1989, p.265; Yasnitsky, 2009, p.25), lo que liberó al libro del rígido control ideológico.
Zavershneva
(2012) percibió un número de correcciones hechas con bolígrafo, ciertamente no realizadas
por Vygotskiy, las cuales quitaban los nombres de León Trotskiy, Nikolái Bujarin
y Karl Radek. Otras referencias (a Dumas, Lalande y Lewin) se presentaban inexactas
o suprimidas. Al menos una referencia a A. Deborin, que fue pupilo de Plejánov y
el partidario más influyente de Espinosa
dentro de una visión del mundo (mirovozzrenie) marxista, fue removida por
los editores de las Obras Escogidas en ruso.
Al parafrasear
el “Tratado de Corrección del Intelecto” (Espinosa, 2002), Vygotskiy argumenta
que la psicología está enferma y precisa de urgente medicación. Mi interpretación
es que, según el autor, tal medicación debería ser producida por el propio cuerpo,
mediante una evolución de la dialéctica de la psicología como cambio inmanente
de la teoría [científica] general basada en hallazgos empíricos, leídos a
partir de ciertos marcos teóricos. La posición del autor estaba lejos de ser
poco común en los años 1920s. Uno de los debates más acalorados entre filósofos
dialécticos y mecanicistas cuestionaba si el materialismo dialéctico debería
seguir a las ciencias naturales, evolucionar con sus hallazgos o guiarlos. El
campo más problemático era la Física, en particular la noción de materia, que
atravesaba por cambios significativos desde la mecánica newtoniana – al ser una
de las fuentes del materialismo de Marx y Engels.
Por lo tanto, la
tarea histórica de crear una nueva psicología fue paradójica para Vygotskiy: tuvo
que comenzar con el análisis interno de esta ciencia empírica ya en progreso, al
ser interpretada por las autoridades del Partido como ciencia natural, próxima
a la fisiología. Al mismo tiempo, nuestro autor persistió en desarrollar su proyecto
en el materialismo dialéctico (que atravesaba una situación problemática,
al mezclar disputas políticas y filosóficas, ver Krementsov, 1997; 2006; Todes
& Krementsov, 2010), que sin embargo no tomaba a la psicología sistemáticamente
como un objeto, en sus complejos desafíos ontológicos y epistemológicos. Así, él trabaja duramente por
una nueva ciencia materialista, con la adopción de una perspectiva realista,
objetiva: materialista en gnoseología (asumiéndose la identidad entre gnoseología
y epistemología – gnoseologuícheskoi i ontologuícheskoi probliem,
ver Vygotsky, 1982) y dialéctica en la lógica.
La interpretación
vygotskiana de la dialéctica como básica, es difícil de entender hasta para los
estudiosos de la psicología soviética. Después de imaginar los problemas
básicos de investigación, en el SHCP (Vygotski, 1991a, p.290) asume que la
psicología general es la dialéctica de la psicologia – al mismo tiempo, la
dialéctica de la naturaleza y del hombre como sujeto de la psicología. La dialéctica
materialista es comprendida como un análisis general del desarrollo de verdades
parciales; como lógica concreta e inmanente de una ciencia verdadera, que no debería
recibir otro nombre – lógica dialéctica e historia materialista son reunidas en
una ciencia más general, una teoría científica general, una “segunda capa” en la
perspectiva de Yasnitsky sobre la relación entre conocimiento científico y práctica
social (ver Yasnitsky, 2009; Toassa, 2015).
Como Vieriesov
(1999, p.183) nota, para Vygotskiy ningún sistema filosófico, marxismo
incluído, podría generar pronto una metodología para la psicología. Con paciencia,
comienza por el análisis del desarrollo de ideas dentro de la psicología como un
primer paso para el entendimiento de verdades parciales, esenciales para la
evolución del trabajo crítico. Por lo tanto, a despecho de la influencia de
Engels, es justo afirmar que las tres leyes básicas de la dialéctica no están en
el centro del SHCP como el “esquema-comodín” que prevaleció después del Gran Giro
staliniano (período entre 1929-1932). De hecho, Vygotskiy ni siquiera menciona esas
leyes como tales. En su plenitud, no tan claro en sus trabajos anteriores,
comprende la dialéctica como la reproducción de un movimiento de la realidad,
el del desarrollo científico de la psicología.
Por lo tanto, en
el capítulo 9, Vygotskiy establece dos tesis, grosso modo: 1. Cualquier concepto
científico-natural – hasta uno matemático – comprende un grado de verdad
concreta; 2. Cualquier hecho científico-natural, aunque empírico e inmaduro,
contiene una abstracción, es decir, cualquier palabra ya es una teoría. Sus
antiguas nociones holísticas y naturalistas encuentran expresión en la idea de
Potiebnyá, también repetida siete años después en “Pensamiento y Lenguaje” (Vigotski, 2001):
como el sol en una gota de agua, la palabra refleja procesos y fenómenos de la
vida social. En el SHCP, observa que “la palabra, como el sol en una gota de agua,
refleja plenamente los procesos y tendencias del desarrollo de la ciencia
(Vygotsky, 1987, capítulo 9).
La parte 4 del
SHCP menciona a Engels y su noción de que, como para la lógica dialéctica, la
metodología de la ciencia es reflejo (отражение – otrazhenie – en
el sentido marxista de reproducción social, sin ser una copia literal, en
papel carbón, de la realidad) de la metodología de la realidad: también se desarrollada
en la lucha, las crisis y contradicciones. En este punto, se puede también trazar
un paralelo con la idea espinosista que el orden y conexión de las ideas y las
cosas es la misma (ver Spinoza, 2008, p.87; de modo similar en Vygotski, 1991b,
p.87). Diferencias de lenguaje entre Engels, Lenin, Plejánov y Espinosa, cuatro
fuentes vygotskianas para resolver el problema de la consciencia, pueden
explicar algunos matices en el sentido de la palabra “reflejo” en el SHCP. Mientras
que en el punto anterior Vygotskiy habla sobre reflejo en un contexto
positivo, critica posteriormente la noción que la consciencia sea reflejo (como
lo muestro más adelante).
Es justo
afirmar que muchos autores monistas/materialistas son fuente de las nociones
vygotskianas acerca de la unidad (teórica y metodológica) entre idea [pensamiento]
y materia. Uno de ellos es Plejánov, para quien los pensamientos corresponden
a las cosas en sí en vez de reflejarlas (como afirmó Lenin, ver
Joravsky, 1961, p.13 y Lenin, 1982). Tal idea, presentada primero en el razonamiento
sobre la dialéctica materialista del hombre como objeto de la psicología, regresa
en la parte 9, cuando, al comentar a Höffding, Vygotskiy critica el hábito de separar
radicalmente lo espiritual y lo material como dos series de desarrollo por
separado (1991a, p.336). Para Vygotskiy, Espinosa estaba lejos de hacerlo: él
no era un pensador paralelista.
Siete años después,
Vygotskiy (1999) defiende el materialismo de Espinosa contra una psicología de
la “consciencia pura”. El bielorruso sustenta las contribuciones espinosistas
para superar el dualismo en la investigación sobre las actividades mentales
superiores, partiendo de las relaciones cuerpo-mente, un tema crucial para una
futura teoría de las emociones. Una vez que la perspectiva de Vygotskiy sobre
Espinosa fue bastante similar a la de Deborin (Toassa, 2014), es indispensable
asumir que este filósofo fue una fuente para las ideas materialistas del
bielorrusso.
tanto deborinistas como marxistas ortodoxos han insistido que
la línea de demarcación subsiste en la solución del problema ontológico – la
relación de la materia con la consciencia. El materialismo, señalan, hace de la
materia lo primario y básico, en cuanto que el idealismo prioriza la mente y la
consciencia. Y, por esa prueba, Espinosa fue un materialista (Kline, 1952,
p.26, trad. nuestra).
Del SHCP en adelante,
la respuesta de Vygotskiy para la clásica cuestión epistemológica “¿La psicología
es una ciencia humana o natural?”, sería proponer un nuevo desafío, el de
disolver la división entre ciencias humanas y naturales como hiciera la tradición
occidental de las “dos culturas” (de las ciencias humanas X naturales, ver
Goertzen, 2008). Como lo explicaré más adelante, en el SHCP, todo lo que existe
es natural y es capaz de ser objeto de las ciencias naturales – solo la
matemática debería fluir en abstracciones.
Es interesante
notar el comentario (Vygotsky, 1991a, p.387) sobre cómo Marx investigó el desarrollo
de las formaciones económicas a título de proceso histórico-natural: idea también
clara en el cuarto capítulo del SHCP, con la percepción del autor sobre la
interpretación de la ciencia como resultado del trabajo. En una afirmación plejanovista:
“Precisamente porque las propiedades naturales de los fenómenos mentales en cierto
nivel del conocimiento son categorías puramente históricas [...] ellas pueden
ser consideradas como causa o una de las causas del desarrollo histórico de la
ciencia” (Vygotsky, 1987, capítulo 4). Al fin y al cabo, la ciencia es un tipo
de trabajo, una confrontación material que debería ser analizada como dialéctica
de la psicología, parte de una sociedad en cambio – un aspecto que alinea a Vygotskiy
a la tradición de las psicologías críticas, que desarrollan una continua reflexión
sobre su naturaleza social (ver Teo, 2009; 2006).
Por lo tanto,
“materialismo” y “dialéctica” son conceptos embebidos en un cuadro teórico más
completo del inicialmente presentado en “Psicología Educativa” o en “Psicología
del Arte” (ver Toassa, 2015). En el SHCP, si el foco de este materialismo es un
análisis de la actividad científica como un tipo de movimiento, la dialéctica
materialista del objeto de la psicología (¿reacciones? ¿consciencia? ¿mente?) debería
ser percibida como un proceso del desarrollo de la propia psicología. Se puede
decir que el materialismo dialéctico es una visión del mundo adecuada para
entender, intervenir en las relaciones sociales, no como una serie de prescripciones
normativas. En un comentario valiente, Vygotskiy afirma, frente a los clásicos
del marxismo, que “el pensamiento está restringido por un principio de
autoridad; no se estudia métodos, sino dogmas” (1991a, p.367, trad. nuestra).
Una razón
teórica de los continuos cambios de Vygotskiy acerca del objeto de la psicología
se debe a la necesidad de resolver tareas filosóficas básicas para la psicología,
particularmente, en la lucha contra su dualismo. Al investigar trabajos no
publicados escritos por Vygotskiy en 1926-1927 en los archivos de la familia del
autor, Zavershneva nota la personalidad como el objeto de la psicología.
Tal como la investigación del cuaderno de notas reveló,
Vygotskiy fue guiado inicialmente por un contexto teórico más amplio y estaba
planeando volver al estudio de la consciencia. En 1927, estos planes se ajustaron
en beneficio del estudio de las funciones mentales superiores (FMS). La nota
“Para una definición del objeto de la psicología” refleja un estadio intermedio
en dirección de la idea del desarrollo cultural de la mente y la formación de las
FMS, siendo valiosa al contener referencias directas al SHCP (Zavershneva,
2012, p.48).
La nota “Para
una definición del objeto de la psicología” muestra un estadio intermedio, crítico
para los dos previos candidatos a objeto de la psicología: funciones mentales y
personalidad, al proporcionar la idea de una “vida altamente organizada” en el
centro de la psicología. Para Zavershneva, era más un paso atrás (digamos, para
el antiguo abordaje relacionado con las reacciones vitales), que uno al frente,
en el sentido de la perspectiva histórico-cultural.
En mi lectura
se puede identificar, entre 1927 y 1934, el centro de la busca de Vygotskiy por
un objeto psicológico como materia altamente organizada, específicamente
humana, llevando a la emergencia de la
teoría histórico-cultural. En un artículo de 1930, “La transformación
socialista del hombre”, discute la desfiguración del desarrollo psicológico
humano en términos de una personalidad constituida en una persona,
en la que
En la busca de un trabajo barato y con la simplificación
extrema de las funciones atomizadas que los trabajadores tienen que realizar, se
permite el reclutamiento de niños a gran escala y eso resulta en un desarrollo
retardado, o totalmente unilateral y distorsionado al ocurrir en la edad más
impresionable, cuando la personalidad está formándose (Vygotsky, 1994, trad. nuestra).
En mi memoria,
muchos de los objetos potenciales identificados por Zavershneva en esos
manuscritos son presentados en los trabajos histórico-culturales
(“personalidad”, “funciones mentales superiores”, “consciencia”) y también la “persona”
(cheloviek) recibe conjeturas en forma de borrador, en 1929 (Vigotski,
2000) y años posteriores.
Joravsky
(1989) relata que, tanto en el período pre-revolucionario como en el soviético,
“aproximadamente todos los psicólogos de Rusia asumían que su área debería
analizar la consciencia, aunque no estuvieran de acuerdo en cómo hacer eso”
(p.259). Vieriesov (1999) asume que la consciencia es el objeto de la psicología
en el SHCP. Sin embargo, tal palabra se inserta en una red compleja de preocupaciones
epistemológicas – Vygotskiy desarrolla su propia perspectiva sobre la relación
entre consciencia y materia en una visión del mundo marxista. Su reflexión
sobre la consciencia y su participación en la realidad de acuerdo con una
ontología y epistemología materialistas son, según mi lectura, el auge del SHCP
(Capítulos 8 a 15). Vygotskiy usa de forma intercambiable los términos experiencia
inmediata, consciencia y mente, discutiendo metáforas entonces
utilizadas para su definición. ¿La consciencia es una copia de la realidad; un
instrumento de selección; un radio que transmite y recibe una amplia gama de
radiación electromagnética? ¿Lo que es verdadero conocimiento? ¿Lo que es
consciencia compartida/individual? ¿Cómo la consciencia puede conocerse a sí o a
otra consciencia, o las cosas? Cuestiones ontológicas y epistemológicas son
vinculadas por Vygotskiy, sin previo aviso a los lectores, de modo no lineal,
como percibe Hyman (2012, p.474).
La idea de “reflexividad” de la
consciencia inmediata
La crisis de la
psicología científica demandaba una evaluación materialista de la experiencia inmediata
y su valor para el conocimiento. Vygotskiy está lejos de aislarse del debate
internacional, y para la vieja psicología fisiológica de Wundt (Araujo, 2006), la
experiencia inmediata (nieposriédsviennovo ópuita en Vygotsky, 1982) – a
la que se accede por la percepción interna (introspección) – era el objeto de la
psicología fisiológica, experimental.
Así, la parte
8 del SHCP (especialmente en las páginas 314-315 de la edición española) desarrolla
un extenso análisis de por qué los procedimientos técnicos de investigación deben diferenciarse de los métodos de conocimiento.
Vygotskiy
(1991a, p.314) menciona la ironía de Engels con relación a cualquier persona
que le torturase la imposibilidad de compartir la percepción de la radiación química
de las hormigas, aunque las personas conociesen mejor que las himenópteras la
naturaleza de esas radiaciones que eran incapaces de experimentar.
La ironía de
Engels sustenta una asunción marxista básica, o sea, la idea anti empirista de
que las sensaciones no son una fuente válida de conocimiento por sí mismas. Sin
embargo, su concepción de la tarea científica es la de aislar, analizar, detallar,
abstraer trazos de sensación para la inclusión de esos trazos dentro de un todo
más amplio – como un sistema. Como él afirma: “cualquier mente responde a las
características de un instrumento que selecciona, aísla trazos de los fenómenos”
(1991a, p.314), en una vista previa de su psicología instrumental y de las
ideas de las funciones mentales complejas como operaciones mediadas, que
seleccionan la información sensorial del cuerpo o del ambiente y actúan sobre
ellos.
Al rechazar la
reducción del objeto de la psicología a la consciencia temporal o a la literal
transmisión/copia o del ambiente inmediato, una metáfora particularmente
interesante presenta la experiencia inmediata/consciencia/mente como una
entidad contenida entre dos umbrales (порогов). Primero, los sentidos,
que nos previenen de ver lo que las hormigas ven. Nuestros cinco sentidos
liberan “cuadros” del mundo externo (y, presumiblemente, de nuestros propios cuerpos)
– nosotros no tenemos la visión general, el mundo está fragmentado en partes.
Segundo umbral, la selección en esa diversidad de fragmentos –
Un ojo que todo lo viese, por esa misma razón, nada vería. Una
consciencia que estuviese consciente de todo no tendría consciencia de nada, y
un conocimiento de sí que estuviese consciente de todo, estaría consciente de
nada. Nuestra consciencia [ópuit – experiencia – G.T.] está confinada
entre dos umbrales, nosotros no vemos más que una pequeña parte del mundo.
Nuestros sentidos nos proporcionan el mundo en partes, porciones que son
importantes para nosotros. Y, de igual modo, entre los umbrales no se registra
toda la variedad de cambios, y nuevos umbrales existen. La consciencia sigue a la
naturaleza de un modo saltatorio, con vacíos e intervalos. La mente selecciona los
puntos estables de la realidad en medio del movimiento universal. Provee islas
de seguridad en el flujo de Heráclito. Es un órgano de selección, un tamiz para
filtrar el mundo y cambiarlo de modo que sea posible actuar. En esto reside su
papel positivo – no en el reflejo (o lo no mental que también refleja; el termómetro
es más preciso que la sensación), sino en el hecho que no siempre refleja correctamente,
i.e., que subjetivamente distorsione la realidad
para beneficio del organismo (Vygotsky, 1987, capítulo 8, trad. nuestra).
En ese
extraordinario razonamiento monista, se puede ver la persistente preocupación del
autor con una comprensión de la consciencia incorporada al organismo, como
previamente lo expresó en Vygotsky (1971; 2003). Sería difícil hacer una
interpretación estalinista (marxista-leninista) de esta cita en particular, una
vez que la consciencia no aparece como mero reflejo de la realidad.
Vygotskiy sigue
argumentando que la acción de la consciencia es su papel positivo, además de su
papel como reflejo (otrazhenie – copia, en este punto del SHCP al significar
la exacta reproducción de cierta propiedad de la materia). Asume que el “termómetro
es más preciso que la sensación” (1991a, p.315). El conocimiento (como proceso
epistemológico realizado por el sujeto de conocimiento) depende de la acción del
psiquismo (en su esencia ontológica), la naturaleza de la consciencia alojada
entre las sensaciones y la consciencia. Por lo tanto, hay una plena analogía
entre la selección del ojo y la del instrumento – enriquecida por los comentarios
de Vygotskiy acerca del espíritu y la materia, subjetividad y objetividad, como
analizo de aquí en adelante.
Una nueva perspectiva sobre la subjetividad
y la psique (o espíritu)
La penúltima
parte del SHCP está fuertemente concentrada en el dualismo, uno de los más
analizados aspectos del libro (ver Rocha Lordelo & Tenório, 2010; Leontiev,
1991; Rocha Lordelo, 2011; Caparrós, 1991; Veresov, 1999; van der Veer &
Valsiner, 2001; Hyman, 2012; Romand, 2010). Se debe reconocer que el dualismo sigue
siendo un significativo objeto de discusión de la psicología desde 1899, cuando
Willy publicó el primer estudio sobre la crisis de la ciencia psicológica (ver
Caparrós, 1991). En mi lectura, los comentarios de Vygotskiy sobre el dualismo y
la obra de Plejánov (por medio de Yu.V. Frankfurt) son particularmente
importantes.
Vygotskiy
critica cómo Frankfurt tomó la mente como cualidad o propiedad especial
de la materia; la mente como abstracta y paralela al movimiento en el
mundo físico (paralelismo criticado en
muchos puntos del texto). De ahí en adelante, atribuyó a Frankfurt (1926) una
lectura dualista en ontología, así como en metodología. Apoyándose en tal
paralelismo, Frankfurt había sustentado un método geométrico en psicología,
similar a la psicología descriptiva de Dilthey. Sin embargo, es justo afirmar:
Vygotskiy reconoce que Plejánov (1969) había, dualísticamente, negado la influencia
de la mente sobre el mundo físico.
La penúltima
parte del SHCP es la conclusiva de la interpretación vygotskiana acerca de una
psicología materialista, al ser, en mi percepción, la más importante para
confirmar la afirmación de que desarrolló un marxismo creativo (como sustentan
Shuare, 1990; Joravsky, 1989; van der Veer & Valsiner, 2001). Parafraseando
su crítica a un psicólogo conocido suyo, un erudito que – algo
fragmentariamente – se definía como social-demócrata, darwinista y copernicano
(Vygotski, 1991a, p.404), hay que reconocer que nuestro hombre no fue
engelsiano, plejanovista, leninista o espinosista. La interpretación de Vygotskiy
sobre todas esas fuentes aparece como background para el desarrollo de
su pensamiento marxista dentro de la psicología, sin sufrir de préstamos
dogmáticos o eclécticos de estos clásicos.
Un aspecto
crucial es su análisis sobre el tema del dualismo, que comienza con la diferencia
entre dos fórmulas: la fenomenológica/idealista de Husserl y la materialista,
de Feuerbach (con un suplemento de las ideas de Lenin). Es notable percibir
que, aunque Vygotskiy imagine la salvación de la psicología de su crisis,
dependiendo de una decisión consciente entre esas fórmulas, los lectores no han
valorado ese razonamiento en particular. Él identifica dos formas similares de
confusión en todo el campo de la ciencia psicológica:
1) Entre el problema ontológico y epistemológico (SHCP,
p.380) ya que es habitual identificar subjetivo y psíquico, lo que ha llevado a
reiteradas conclusiones de que la propia mente no podía ser objetiva o incluso
real. Vygotskiy niega que cualquier cosa “irreal” fuese capaz de ser estudiada científicamente.
La identificación entre mental y psíquico en la esfera psicológica era un concepto
husserliano equivocado;
2) Entre
consciencia gnoseológica (como uno de los términos de la oposición sujeto-objeto;
una posición gnoseológica: la consciencia como el sujeto que conoce) y
empírica, consciencia psicológica (por ejemplo, mi consciencia individual).
Vygotskiy critica las perspectivas que adoptaron la inmaterialidad de la consciencia
sobre la asunción de que era “Machismo”, o sea, una idea de Ernst Mach, un carácter
odiado por los bolcheviques desde la crítica de Lenin (1982). La consciencia
psicológica es de algún modo material y real, lo que él explica más adelante,
en la penúltima parte, con la metáfora del espejo, que discutiré más adelante.
Para ser ciencia,
la psicología debía tomar su objeto entre procesos realmente existentes en la
naturaleza. La posibilidad de la psicología como ciencia empírica estaba en
jaque desde la idea de Kant sobre una “enorme diferencia entre examinar factores
involucrados en las percepciones y examinar las implicaciones de que nuestras
percepciones están caracterizadas por la espacialidad” (Danziger, 1994, p.20). Al
seguir a Kant, Wundt se enfocó en las sensaciones como elementos de la experiencia
inmediata elegibles para una psicología experimental. Era posible establecer
conexiones objetivas de causa-efecto; de tiempo y espacio en el estudio de
sensaciones (Ferreira, 2006a). Interesado en fenómenos culturalmente más complejos,
tuvo que avanzar en este punto. Además, entender la consciencia como simple
reflejo de la realidad/materia y no como una parte de la realidad – como es
evidente en algunas secciones de Lenin (1982) – no ayudaba en la construcción
de un objeto para la psicología marxista.
Kant tenía a
la psicología en una permanente crisis de identidad, deslizándola entre objetos
y metodologías que buscaban “objetividad”. Vygotskiy tiene la fórmula de
Feuerbach contra la de Husserl, a saber, la fórmula gnoseológica del
materialismo psicológico: “la diferencia entre pensamiento y realidad no saldrá
de la psicología. Incluso dentro del pensamiento se puede distinguir entre
pensamiento y pensamiento sobre el propio pensamiento” (L. Feuerbach, 1955,
pág.216, en Vygotsky, 1991a, p.379).
Por lo tanto,
en mi perspectiva, Vygotskiy situó la fórmula de Feuerbach junto al principio
realista clásico de Lenin para una gnoseología materialista; el concepto de materia
no significa nada más que aquello que existe independientemente de la consciencia
humana y es reflejado por ella (1991a, p.382), lo que implica la propia experiencia
inmediata.
Al exponer una
interpretación psicológica poco ortodoxa de Lenin (1982), que pone a un lado las
secciones de “Materialismo y Empiriocriticismo” en las cuales materia y
realidad coincidían, Vygotskiy explica cómo la experiencia inmediata de alguien
puede ser independiente de la consciencia que conoce. Como Plejánov explicara, la
consciencia (como experiencia inmediata) podía existir aparte de la autoconsciencia:
puedo ver sin percibir que veo, dependiendo del “flujo heraclitiano” que fluye a
través de mi experiencia inmediata. Un ejemplo de tal fenómeno está en el capítulo
V del romance de Dostoievskiy “El doble”: en estado de completo auto olvido,
Mr. Golyadkin deja la casa de Olsufi Ivánovich, abrumado por la humillación.
Indiferente al viento, a la noche fría, con la niebla de noviembre en San
Petersburgo, “si en ese instante conservaba la capacidad de correr era únicamente
por algún milagro, milagro en el que al final él se negaba creer” (Dostoevsky,
2011, p.63).
El naturalismo
marxista de Vygotskiy se asemeja al monismo espinosiano, en el cual realidad,
naturaleza y substancia son lo mismo. El persistente trabajo del autor para
colocar los fenómenos psicológicos en la naturaleza y la psicología en una visión
del mundo marxista, está relacionado con su preocupación por aplicar el término
“ciencias naturales” no solo a las disciplinas cuyo foco estaba en los estudios de
la naturaleza orgánica e inorgánica, sino a toda la realidad. Él se declaró –tal
vez en una vaga resonancia de la afirmación de Hegel que “lo real es racional, lo
racional es real” (Hegel, 2001, p. 18)– seguro de que extender [la palabra –
G.T.] ‘natural’ a todo lo que existe en la realidad es completamente racional”
(1991a, p.387). ¿Esa idea sería una respuesta al apasionado llamado de Lenin
para una reinterpretación de la dialéctica hegeliana en el ámbito de las ciencias
naturales y del materialismo?
En tales términos,
era posible estudiar “objetivamente” la consciencia sin hacer distinciones
ontológicas entre materia y espíritu. El raciocinio filosófico de Vygotskiy, hecho
a partir de la psicología, se desarrolla en la afirmación de que todo es
real (una idea implicada en su antigua “ley de la realidad de los sentimientos”);
por lo tanto, natural. En este punto, es legítimo identificar una verdadera
evolución de su materialismo en el SHCP. La consciencia como fenómeno falso,
“irreal”, debía ser explicada como un mal entendido, una no coincidencia, la
relación entre dos procesos reales; lo subjetivo, como efecto de dos procesos
objetivos, cuyo método de conocimiento seguía, por lo tanto, siendo indirecto,
subjetivo, basándose en un proceso de reconstrucción interna de las relaciones
perceptibles solo en parte.
El ejemplo de
Vygotskiy sobre un objeto y su reflejo es perfecto para entender su raciocinio.
Un objeto “A” (digamos, una mesa) que es reflejada por un espejo “X” tiene una
imagen “Aa”. “A” es real, pero “Aa” no es real del modo como “A” lo es; pero sí
de modo diferente: “Aa” es irreal solo como la mesa reflejada en el espejo es
irreal. Solo “A” y “X” son materiales porque existen a pesar de “Aa”. La
“segunda mesa” no existe realmente, pero sí la mesa, el espejo y la luz que en
él choca para crear el reflejo. “Aa” no es “A”, ni la luz o “X”, pero la imagen,
que resulta de la relación entre esos tres elementos, tiene una existencia –
esta es su metáfora para la consciencia como experiencia inmediata. Conectando
una idea ontológica con una epistemológica, Vygotskiy afirma que esta es “la piedra
angular de la tesis que consciencia y cerebro son producto y parte de la naturaleza
y reflejan el resto de ella” (1991a, p. 386).
Vygotskiy juega
con este ejemplo para ilustrar las ideas de Lenin, de acuerdo con las cuales la
consciencia no existe independientemente, sino como resultado de dos procesos
objetivos: la radiación electromagnética
procedente de los objetos en nuestros ojos (luz visible) y procesos neurales del
cerebro. Como está escrito en sus textos histórico-culturales (ver Vygotski, 1995;
1991b; 1996a), y lo notó previamente (Toassa, 2006), en un sentido gnoseológico
“Se trata de una relación de comprensión o conocimiento activo con respecto al medio social y no de percepción, y tampoco de pensamiento, como se acostumbra entender en otras psicologías” (p.73). Es un
proceso de atribución de sentido permeado por medios culturales. Hay un segundo
sentido importante: la consciencia como un sistema psicológico en relación con el
ambiente y el propio individuo, un tipo de aparato que se desarrolla en la sociedad
y también la desarrolla, componiéndose de sistemas nuevos y antiguos de funciones
mentales. Sin embargo, este sentido todavía no está plenamente delineado en el
SHCP. Las afirmaciones
ontológicas y epistemológicas del SHCP muestran conclusiones para un método
analítico marxista de la psicología (Vygotsky, 1991a, p.361, 378 ss). Un análisis
psicológico marxista tenía que hallar unidades de análisis – como la célula para
la micro anatomía –, que tuviesen las propiedades de la totalidad, y una
verdadera comprensión de la correspondencia materia-espíritu, como él
previamente consideraba debía ser la reacción estética dentro de la “Psicología
del Arte”. En el desarrollo de su reflexión monista sobre la unidad naturaleza-historia,
Vygotskiy atribuye a la experimentación el papel de cambiar la naturaleza, de llevar
a cabo las condiciones para una observación propia: “el experimento de Pávlov es
el mejor ejemplo: para el perro, es un experimento natural – es
alimentado, etc. – sin embargo, es la cima de lo artificial” (id, p.376,
trad. nuestra).
Consideraciones finales
Estos dos artículos,
por desgracia, solo presentan los estudios iniciales de una gama compleja de
asuntos. No podría ser diferente: el propio Vygotskiy (1991a) notó lo difícil
que es ser materialista en psicología. Por lo tanto, esta contribución está lejos
de explorar las consecuencias políticas y teóricas de un materialismo
vygotskiano como una perspectiva específica no solo de la psicología, sino del propio
marxismo, en vez de mezclar las ideas del autor con cualquier otro que se afirme
como un “materialista dialéctico”.
El
materialismo dialéctico no solo es un método pasivo a ser aplicado a la
psicología, tanto como a otras ciencias en desarrollo: este uso puede resultar solo
en un nuevo tipo de “eclecticismo rojo” que borra la contribución específica de
Vygotskiy al pensamiento marxista. Esta es una fuerte razón por la cual defiendo
un análisis inmanente de su obra, como autor con ‘insights’ profundos en una
psicología materialista que partiese de los problemas teórico-metodológicos propios
de la psicología, en dirección de un proceso de construcción del socialismo.
En resumen, las
respuestas de Vygotskiy a la cuestión principal de estos dos artículos (que sería
el significado de su propuesta para una psicología marxista en sus cuatro
sentidos básicos: ontológico, epistemológico, ético y político), están contenidas
en la combinación de dos supuestos de orden:
1. Ontológico (la consciencia es real y natural como relación
entre dos procesos objetivos, basados en la interconexión materia/energía;
entre cuerpo y mente, así como el cerebro, los cuales son parte y producto de la
naturaleza);
2.
Epistemológico/gnoseológico (la materia es lo que existe independientemente de
la consciencia y es reflejada/reproducida por ella, incluyendo el propio pensamiento
así como los procesos que ocurren en el cuerpo).
Ambas afirmaciones,
construidas en el SHCP, tenían diversas fuentes monistas/materialistas clásicas
en el pensamiento de Vygotskiy; la mayoría de ellas, marxistas (con las excepciones
importantes de Feuerbach y Spinoza). Sin embargo, el SHCP muestra diferencias
entre algunas ideas de su autor y aquellas
de los clásicos en más de un aspecto. Vygotskiy no insiste en la primacía
ontológica de la materia sobre la consciencia, una característica básica de la
ideología soviética después del Gran Giro; muy por el contrario: procura
entender la consciencia como producto de un mundo material y de acuerdo con los
desafíos teóricos y prácticos para la psicología. Más allá de lo que llegara a disertar
Lenin (1975), cuya preocupación fundamental era la relación de la consciencia
política elaborada por la vanguardia proletaria, Vygotskiy abordó la consciencia
también como experiencia inmediata; relación, cambio, “flujo heraclitiano” inmerso
en la naturaleza.
Las relaciones
entre Vygotskiy y otros marxistas rusos son muy complejas. Sus lecturas de la
teoría del reflejo son ambivalentes y no es posible ignorar la fuerza de otras
fuentes filosóficas. Plejánov y Deborin influyeron el gusto de Vygotskiy por los
autores pre marxistas, en especial Espinosa. Si una perspectiva filosófica puede
asumir que Espinosa y Marx no siempre caminan juntos en términos epistemológicos,
ético-políticos y ontológicos (ver Toassa, 2009;2014), por otro lado, está el desafío
de realizar una lectura contemporánea de la psicología vygotskiana, como teoría
marxista y sus implicaciones para los movimientos sociales de todo el mundo.
En el SHCP, la
metodología del conocimiento de la psicología es indirecta, como la de las ciencias
naturales. Esta idea expresa el continuum entre ciencias humanas y
naturales, peculiares al marxismo oriental. La consciencia psicológica, en los
años posteriores de la vida del autor (Toassa, 2006), es comprendida como un
sistema mutante que integra el mundo y en él opera, no siendo restringido al
mundo debajo la piel de los individuos. En un estilo marxista, el autor la comprende
como un sistema tanto práctico como intelectual que nunca puede ser separado de
la vida en sociedad, la vida en una forma específica de “interconexión” de
elementos. Esas afirmaciones, embebidas en un singular cuadro materialista
dialéctico que dialogaba con problemas de la filosofía de la ciencia soviética
durante los años 1920s (ver Joravsky, 1961), sin duda ayudaron a Vygotskiy a
estructurar muchos aspectos de sus métodos (como el método
genético-experimental) y la metodología (como método de análisis de las
unidades).
Efectivamente,
como Elhammouni reconoce del SHCP – y también otros lectores marxistas de
Vygotskiy –, el autor identificó la necesidad de la psicología de construir “su
propio Capital”. Efectivamente, él no cumplió con esa tarea. Sin embargo, lo mismo
puede decirse sobre todos los otros psicólogos que hicieron uso del
materialismo dialéctico mencionado por Elhammouni (2002), como Sève y Politzer,
incluyendo al pupilo de Vygotskiy, Leóntiev. La teoría de la actividad del
último está basada en otra relación con el materialismo dialéctico y en un
contexto histórico bien diferente para la propia ciencia soviética, razón por la
cual parece innecesario buscar en este
último un desarrollo del materialismo dialéctico tal como lo comprendía el
bielorruso.
Mi defensa de
la existencia de un “materialismo vygotskiano” no distorsiona que, a despecho de
su lucha persistente contra el dualismo a favor de la psicología como una ciencia
“natural”, él haya mostrado dudas cuando abordó el problema de su objeto de
estudio. Ahora, el “Capital” de Marx tuvo como su objeto la producción
material. ¿Y cómo nosotros, interesados en llevar más allá la psicología
marxista podremos avanzar si no concordamos en una definición tan elemental como
la de la identidad de su objeto? Es justo afirmar que este es un problema que
está lejos de ser solucionado, atravesando los cuatro sentidos básicos del
marxismo (ontológico, epistemológico, ético y político). La cuestión sobre cual,
finalmente, sería el objeto de la psicología para el autor también demanda una investigación
en los textos vygotskianos después del SHCP para proporcionar un análisis inmanente
de los cambios en la construcción de su psicología.
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