No
todo lo que brilla es Marx: análisis de las críticas estalinistas a Vygotski en
la ciencia soviética
Gisele Toassa
Psicologia
USP 2016, 27 (3): 553-563
Traducción: Efraín Aguilar
La psicología y la educación brasileñas se han
venido interesando mucho en la teoría de la actividad. Sus bases están asociadas
en especial con el investigador ruso Alekséi Nikoláievich Leóntiev (1903-1979),
y se ha expandido de modo tan considerable en la pedagogía histórico-crítica que
su estatus como un paradigma de investigación marxista para la educación ahora
se reclama (Duarte, 2003). Sin embargo, como la rana que se convirtió en toro (Vygotsky,
1991), creo que la expansión de la teoría de la actividad ha sido descuidada con
respecto a la comprensión de su significado dentro de la sociedad soviética. Entre
los analistas marxistas de habla portuguesa, su diseminación ha sido casi sin
crítica alguna (con la excepción del trabajo de João Batista Martins) de la versión
sobre la relación entre Vygotski, Luria y
Leóntiev como una troika, un trío responsable de la elaboración de la
psicología histórico-cultural. La psicología de Vygotski y Luria es entonces
fusionada con la teoría de la actividad de Leóntiev.
Aunque una
evaluación de las razones detrás del crecimiento de la teoría de la actividad, sus
ideas teóricas y el ámbito de sus aplicaciones dentro del contexto brasileño no
son parte de los propósitos de este artículo, unas cuantas observaciones acerca
de la narrativa hagiográfica puede hacerse. Pese a la falta de una base histórica
y la complejidad teórica de la relación entre los autores, la narrativa ha estado
ligada a los nombres de Vygotski y Leóntiev.
La
participación decisiva de A. R. Luria (fallecido en 1977) y A. N. Leóntiev
(1903-1979) en la edición y comentarios a Vygotski, que ganó impulso después
del “deshielo” estalinista, ha sido reconocida en todo el mundo. Yasnitsky
(2009) atribuyó el fuerte impulso a la narrativa de la troika después de la publicación de muchos textos en honor a (los
poderosos) Luria y Leontiev al final de sus vidas. Memorias, presentaciones
públicas y entrevistas dadas por los autores, además de las publicaciones de
sus estudiantes como Davuídov y Radzijovski al momento de la muerte de sus
maestros, componen una acrítica apología (similar a Golder, 2004, muy citado
en Brasil). En la Unión Soviética (URSS) de mediados los 1970 a inicios de los 1980,
la teoría histórica de la troika (Yasnitsky, 2009) comenzó a ganar
impulso, y fue en ese momento que la psicología soviética comenzó a expandirse
en nuestro país.
El
trabajo de Yasnitsky (2009) atribuye a Luria y Leóntiev la narativa “hagiográfica” de la troika, con la posterior
reconstrucción e interpretaciones efectuadas en especial por A. A. Leóntiev (hijo
de Alekséi Nikoláievich), responsable de su primera presentación sistemática. El
mismo autor analiza muchos aspectos relacionados con las transformaciones de la
red informal de investigadores que rodearon a Vygotski, el “círculo de Vygotski”,
entre 1924-1941, al señalar muchas inconsistencias en la narrativa hagiográfica
(Yasnitsky & Ferrari, 2008a, 2008b) y mostrar la diversidad y multiplicidad
de las conexiones profesionales establecidas por el autor.
La
familia Leóntiev aún está activa en el campo de las humanidades a través del
nieto de Alekséi Nikoláievich, Dmitri A. Leóntiev, seguido en especial por E.
Sokolova (Leontiev, Leontiev, & Sokolova, 2005). Estos investigadores mantienen
muchas conexiones en Rusia y el extranjero. Así, la historia de la troika está
diseminada hasta entre los lectores marxistas —pese a su indiferencia hacia el
análisis dialéctico de la realidad social en la cual fue creada. Como resultado,
la psicología vygotskiana es ampliamente mencionada como el trabajo de los
grandes científicos-misioneros, quienes, como el barón Munchausen, se salvaron
a sí mismos del mar del autoritarismo del régimen soviético aferrándose a sus propios
cabellos.1
1 Yasnitsky (2009, p.10-11) establece que el “punto de
inicio” de la version canónica de Leóntiev es el encuentro de los tres padres
fundadores que formaron la troika en 1924. Una segunda alianza se formó
con la inclusión de la piatiorka (“los cinco”): Zaporózhets, Bozhóvich,
Liévina, Morózova y Slávina. Estos ocho sujetos habrían formado la “escuela de
Vygotski”. Sin más detalles, se menciona que Luria, Leóntiev, Zaporózhets y
Bozhóvich se fueron a Járkov. Ahí, Galpierin, P. Zinchenko, Asnin, Jomienko y Lúkov
se les unieron para formar la escuela de Járkov. Poco después Luria regresó a Moscú
y Leóntiev comenzó a dirigir todas las actividades administrativas y de
investigación hasta su regreso a Moscú en 1935 (Leontiev, Leontiev, &
Sokolova, 2005).
Para beneficio de una nueva interpretación de
la cambiante red de relaciones personales y profesionales establecidas por
Vygotski y sus muchos colaboradores, se está llevando a cabo una “revolución revisionista”
de la historia de la psicología soviética en el siglo 21, con la contribución de
muchos autores como Anton Yasnitsky, Yekatierina Záviershnieva, René van der
Veer, Jennifer Fraser y Michel Ferrari. Podemos dudar si su impacto es lo
suficiente fuerte para ser considerada una “revolución”, pero debemos reconocer
la importancia del análisis de nuevas referencias acerca de la historia de la
ciencia soviética, especialmente las de N. Krementsov, junto a referencias
antiguas y más renombradas (Bauer, 1952; Joravsky, 1961, 1989), que fueron muy
estudiadas en Brasil. Ellas apoyan la construcción de una historiografía
confiable basada en fuentes primarias, reforzadas por el flujo considerable de
archivos de la Unión Soviética que fueron abiertos a partir de finales de los 1980.
El estudio
de nuevas referencias es una tarea esencial para el desarrollo de una
psicología crítica vygotskiana, basada en el marxismo, al tomar en cuenta la
realidad brasileña dentro del contexto mundial de las luchas populares. Además,
resulta necesario ver su propio proceso constitutivo y aspirar a superar los
elementos autoritarios que caracterizan la diseminación e interpretación del
legado de Vygotski en la Unión Soviética y el extranjero. Con la premisa que no
todo lo que brilla es Marx, el oro del ala izquierda —pero podría ser Stalin una
carga de pirita— llevé a cabo una investigación post-doctoral descrita aquí
como una serie de artículos (tres en portugués y tres en inglés; estos últimos
son cronológicamente más viejos).
Este
primer artículo en portugués (tercero en orden cronológico) delinea el contexto
científico-político en el que las críticas de A. N. Leóntiev a L. S. Vygotski
están organizadas, las cuales serán analizadas en un futuro artículo dirigido a
la producción del primer autor en los 1930.
Para estratificar los muchos niveles de análisis,
donde fue posible usé el estudio de los textos originales en ruso (y/o comparé las
traducciones), la investigación histórica y la investigación de los comentaristas
de la psicología soviética. De acuerdo con Joravsky (1955, p. 3), reconozco que
son observados dos tipos de factores casuales: a) en los trabajos publicados; y
b) en aquellos que actúan a distancia y que son más difíciles de evaluar, tales
como los intereses del partido en la ciencia y la estructura social totalitaria que se desarrolló en la URSS.
La “Gran ruptura” estalinista
Krementsov (1997, p. 31) dice que 1929 fue el
año del inicio de un cambio dramático —en palabras del mismo Stalin, la Gran
ruptura (Velíkiy Pierielom)— en todos los aspectos de la vida del país. Los
sistemas paralelos de la ciencia burguesa y comunista fueron unificados, creando
espacio para la nomenklatura —de acuerdo con Krementsov, “una lista de
posiciones que no podían ser ocupadas o dejadas sin el permiso del comité
apropiado del partido” (1997, p. 40, traducción mía)— que abarcaba todos los
niveles institucionales.
La
libertad de los 1920, que se extendía a todas las esferas culturales, fue revocada
para beneficiar la transformación del “marxismo-leninismo” en ideología de
Estado —que devino oficial en 1929. Para Netto, su aguda, sucincta y precisa síntesis
llegaría en 1938, con el clásico “Materialismo Dialéctico e Histórico” (1938):
Después de la problemática
reflexión del último Engels (el del Anti-Dühring, de la Dialéctica de
la Naturaleza y del Ludwig Feuerbach y el fin de la filosogía clásica
alemana), y al repetir las disputables affirmaciones de Lenin en Materialismo
y Empiriocriticismo, Stalin piensa en la dialéctica de una manera simple y
aproximada. (Netto, 1982, p. 18, cursivas del autor).
La fusion totalitaria entre Estado y Partido atribuyó
al ultimo la definición de las líneas “correctas” para la construcción del socialismo,
al jerarquizar con fuerza la sociedad en detrimento de la previa diversidad cultural
y política dada por el Estado bolchevique. El país entonces fue gobernado por
planes quinquenales, con guías claras para las ciencias de acuerdo con el
proyecto estalinista de desarrollo. Los planes, las resoluciones del partido y
los (raros) discursos y textos de Stalin o sus sucesores son promovidos a la condición
de referencia bibliográfica, siempre dentro de un contexto discursivo positivo
(Krementsov, 1997; Joravsky, 1961; Yasnitsky, 2009; Gerovitch, 2004), aunque
las referencias a Lenin ocuparon más espacio en el orden estalinista. En
general, el “marxismo-leninismo” deviene omnipresente en psicología después de los 1930,
aunque no hubo intención de evaluar la importancia de Lenin para las ciencias, lo
cual fue evidente en los debates de los 1920 (Joravsky, 1961).
Debemos
resaltar que el Estado "estableció un estricto control administrativo
sobre las estructuras institucionales, el personal científico, las
instrucciones tomadas por las investigaciones y las comunicaciones
académicas" (Krementsov, 1997, p. 4, traducido por mí). Hablando en
términos generales, la búsqueda de patrocinadores entre los tomadores de
decisiones de muchos niveles se convirtió en algo tan importante para el
investigador como manejar instrumentos de laboratorio o elaborar revisiones
bibliográficas.
Por lo tanto:
En cualquier
caso, debe considerarse que todos y cada uno de los textos, sin excepciones,
producidos entre mediados de los años treinta y principios de los ochenta,
planeados por el autor para su publicación, tenían el doble propósito de
producir e intercambiar conocimientos, y por otro lado, necesitaban adaptarse a
la agenda extremadamente estricta de la propaganda comunista, expresar lealtad
a la ideología del Partido Comunista y sus poderosos patrones principales de la
ciencia. Por lo tanto, prácticamente todos los textos científicos de esa época
pueden ubicarse en algún lugar en el continuo entre ideología y ciencia, pero
nunca solo en estos extremos (Yasnitsky, 2009, p. 98, traducción libre).
Pese a la gran dificultad involucrada en este
"doble desafío", es necesario recordar que los científicos eran una
clase privilegiada en el plan de la vida diaria muy difícil de la Unión
Soviética: tenían derecho a un suministro de alimentos más grande, prestigio social,
inmunidad a la confiscación de casas y apartamentos, y exención del trabajo
físico/militar (Krementsov, 1997, p. 18). Considerando el draconiano Código
Penal de 1932, a través del cual las fallas hechas en el proceso de producción
podían ser criminalizadas -el absentismo fue severamente castigado, a pesar de
las condiciones muy difíciles para realizar el trabajo manual (Reis Filho,
2007, p. 132)- la ciencia parecía para muchos una buena opción de carrera en un
escenario de crecientes desigualdades sociales, que comenzó a implementarse en
la década de 1920.
En 1929,
650 miembros de la Academia de Ciencias de la URSS fueron despedidos o
arrestados. Muchos científicos no eran marxistas, y muchos se oponían al
régimen (Krementsov, 1997; Joravsky, 1961); Sin embargo, desde la Revolución
Rusa, fueron considerados absolutamente necesarios para la enseñanza y la
investigación en el proceso de construcción del socialismo. El partido toma el
control total a fines de la década de 1930 (Krementsov, 1997, p. 32-33),
dejando a los investigadores a cargo de elaborar las más diversas estrategias
organizativas y discursivas para protegerse de sanciones más brutales
(Yasnitsky, 2009).
El
estilo polémico y el comportamiento de los grupos del partido fueron adoptados
por los científicos y se convirtieron en parte de su habitus (Krementsov, 1997, p. 32). El trabajo de las células del
partido en muchas instituciones ganó importancia, y más científicos comenzaron
a unirse al partido: en el campo de la psicología podemos citar a Luria en 1943
y Leontiev en 1948 (Yasnitsky, 2009),
membresía que impulsó el éxito profesional. En el universo de elementos
que componían el mundo de la ciencia soviética y que trascienden la inútil
filosofía marxista de Brasil, cabe destacar que, además del partidismo (partiynost),
el eje central del estalinismo era la defensa de la "practicidad"
(Yasnitsky, 2009, p. 43).
Los
estalinistas, como lo demostraron Joravski y Krementsov, comenzaron a atacar
cualquier supuesta torre académica de marfil que se cruzara en su camino para
tomar posesión de la maquinaria institucional o subir escalones burocráticos.
Este proceso se llamó "bolchevización". Sobre el dominio internacional
del Partido Comunista de la Unión Soviética, Netto comenta que:
En poco tiempo,
la defensa de la república soviética y la admiración por el partido de Lenin se
convirtió en una sumisión pasiva a las concepciones oficiales del partido y el
Estado adaptadas por la dirección estalinista. La bolchevización fue lo
siguiente: la identificación de los ideales socialistas con las propuestas del
partido ruso, reconocido como la "parte rectora", convirtiéndose la
defensa de la república soviética en la aceptación acrítica de las medidas del
Estado soviético. (1982, p. 21)
Consideramos que esta idea es apropiada para la
descripción de las consecuencias sociales del partidismo de Stalin, incluidas
las instituciones científicas. En términos textuales, la "bolchevización"
(en realidad, la estalinización) dio como resultado un estilo crítico que fue
descuidado y áspero, como veremos en las críticas a Vygotski. Como bien dijo
Joravsky (1989, p. 340), las ciencias también deberían ser un instrumento para
movilizar a las masas a fin de crear una personalidad que satisfaga las
necesidades de la sociedad socialista. Destaco que "bolchevización"
fue el término dado por Stalin a su "revolución desde arriba", que no
debe confundirse con su práctica real.
El espectro
de la crítica persigue a Vygotski
La famosa queja de Stalin sobre los científicos
(su ineptitud para producir contribuciones prácticas a la evolución del
socialismo), de diciembre de 1929, tuvo fuertes repercusiones en el Primer
Congreso de la Unión sobre el Comportamiento Humano en enero de 1930 (Joravsky,
1961). Con la autorización del Secretario General Stalin, en enero de 1931, el
Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética promulgó un decreto
contra el "mecanicismo" y el "idealismo menchevizante" en
el campo de las ciencias naturales, acusando a ambas facciones de desviaciones
del marxismo-leninismo (Bauer, 1952; Joravsky, 1955, p. 4).
En los
meses posteriores a enero de 1930, la célula del Partido dentro del Instituto
de Psicología Experimental (donde Vygotski, Luria y Leóntiev trabajaban) acusó
al director, Kornílov, de dirigir la separación teoría-práctica, y al Instituto
de no trabajar lo suficiente con la psicología aplicada, así como de presumiblemente
sostener una (indeseable) diversidad de corrientes. La presión del partido tendía
a valorar la adopción de una sola perspectiva para cada ciencia, al pavimentar —aún
de modo inespecífico—las condiciones para la supremacía monolítica de la teoría
de la actividad en las décadas posteriores.
El
diario Izvestia reportó una “purga” (chistka, término muy usado en
la bolchevización) en el Instituto de Psicología Experimental en noviembre de
1930. En junio de 1931, la célula del partido adoptó una resolución que resumía
los resultados de esta discusión (conocida como la “dicusión de la reactología”
—pues la discusión de la reflexología había ya ocurrido en 1927). De acuerdo con
Koltsova (1996, p. 68), la ciencia burguesa fue considerada extraña para la construcción del
socialismo y afirmó, no de manera convincente, que había conservado lo mejor.
En aquel entonces, la ideología marxista-leninista creó barreras insuperables
entre la psicología burguesa y la psicología no burguesa.
Los
aspectos científicos y sustantivos de la reactología y la reflexología
funcionaron principalmente como contexto en estas discusiones... Por ejemplo,
la reflexología fue acusada de tener una influencia de clase hostil en
psicología; de importar nociones idealistas al campo [de la psicología], bajo
la bandera del marxismo; de disociar la teoría de la práctica; del eclecticismo
militante; agnosticismo; y de las distorsiones kantianas de la teoría
marxista-leninista del reflejo. (Koltsova, 1996, p. 67)
Tal como
se discute más adelante, estas acusaciones son perceptiblemente similares a la
crítica pública hecha a Vygotski —con la última diluida en el contexto más general
cultural y político de la Unión Soviética. Joravsky (1989) refiere que la
reflexología de Biéjtieriev, la reactología y la psicología cultural de Vygotski
y Luria fueron refutadas con fuerza. Ninguna de ellas calificaba como la
psicología marxista “auténtica” sin alguna contaminación occidental, y todas negaban
la práctica de la construcción del
socialismo. Estas acusaciones se alineaban con la primera onda xenofóbica en la
cultura soviética desde los 1930, que duró al menos hasta el final de la
segunda guerra mundial (Joravsky, 1955, p. 11; Krementsov, 1997). Kolbanovski, un
joven militante del personal del partido, reemplazó a Kornílov en la dirección del
instituto. El efecto dispersivo en el principal grupo de vygostkianos del sitio
fue significativo.
En este escenario,
la crítica a la obra de Vygotski (directamente asociada con Luria) llevó a dos
movimientos: la crítica pública y la auto-crítica. Un tercer movimiento fue la
crítica de su antiguo estudiante, Leóntiev, aproximadamente en 1937, además de
los posteriores colaboradores jarkovitas —Zinchenko y Lúkov— en 1939
(Yasnitsky, 2009). Los dos primeros movimientos fueron simultáneos, teniendo
más material el primero, los que serán analizados en este artículo.
La
crítica pública elaborada por agentes estatales y/o adversarios en el campo de
la ciencia y la educación soviéticas alcanzó la próxima década. Vygotski vivió con
la constante amenaza de una investigación crítica por parte de una comisión
estatal, que se instaló efectivamente. Tal crítica creó una presión
considerable sobre sus objetivos, requiriendo sus respuestas (generalmente, en
forma de autocrítica).
De
acuerdo con van der Veer (2000, p. 6), el objeto de la investigación era la
naturaleza ideológica de las investigaciones de Luria en Uzbekistán. Algunos
críticos destacaron el supuesto prejuicio de Vygotski (con o sin Luria) hacia
las capacidades y actividades de la población activa (Razmyslov, 2000; Kozyrev
& Turko, 2000; Rudneva, 1937/2000). Sin embargo, en las sombras, los
propios miembros del partido mostraron un inmenso desprecio por las poblaciones
que habitaban las regiones más alejadas de la Unión Soviética (Joravsky, 1989),
un sentimiento que guió parcialmente las brutales campañas de colectivización
en el campo.
No fue
fácil descubrir posibles "aplicaciones prácticas" para una ciencia
inmadura como la psicología (Joravsky, 1989). Esta presión también ocurrió en occidente,
yendo en contra de las expectativas de los autores de diferentes épocas,
espacios y proyectos, como Wundt, Chelpánov y Skinner (Walsh, Teo y Baydala,
2014; Rutherford, 2009). En este momento de estalinización agresiva de las ciencias,
la autocrítica vygotskiana estaba lejos de ser un caso aislado. Sin embargo,
involucró elementos que eran intrínsecos a la evolución de sus ideas (no fue
una mera reacción a las demandas del Partido-Estado), y su contenido es aún
mucho menos preciso que la crítica oficial más de 80 años después.
Joravsky
(1989, p. 346; p. 364) interpreta que una de las razones de las expediciones de
Luria en Uzbekistán, en una investigación junto con Vygotski, fue transformar
los vagos lemas estalinistas sobre la importancia de la "práctica" en
algo más palpable, menos laboratorial que los trabajos anteriores del grupo. En
ese momento, la aplicación de pruebas tanto en el campo de la psicología
aplicada al trabajo (psicotecnia) como a la pedagogía floreció también,
copiando la ambición occidental de adaptar cada materia al puesto de trabajo o
educación más apropiado para ellos.
La
investigación con minorías (también llamada "psicología étnica" por
Medvedev, 1996) se basó en la psicología popular de Wilhelm Wundt. En Rusia, en
1922, se publicó la "Psicología de la nacionalidad" de Ovisiániko-Kulikovsky,
y las investigaciones sobre las minorías fueron muy populares en la década de
1920. Zalkind, quien seguía siendo la voz oficial del partido para cuestiones
de psicología (Bauer, 1952), declaró en 1930 que:
La dinámica de
crecimiento de las minorías nacionales es inmensa. A medida que se construyan
el ferrocarril Turquestán-Siberia y nuevos canales de riego, se producirán
cambios profundos dentro de un período muy corto de tiempo en Turkestán, en
términos de las características psico-neurológicas de las masas trabajadoras.
(Zalking, 1993, p. 12, traducción libre)
Esta cita de Zalking fue publicada en un número
especial de la revista Piedologuia dedicada a investigaciones con personas de
las regiones más alejadas de la Unión Soviética. Al principio, la atmósfera era
muy favorable para las investigaciones en Uzbekistán, con expediciones de Luria
al campo en los veranos de 1931 y 1932 (Joravsky, 1989) que abarcaban estudios
de los procesos mentales (percepción; formación conceptual; pensamiento casual,
religioso y aritmético) de la población uzbeka, que se encontraba bajo el
impacto de la colectivización forzada en el campo.
Con
respecto a este momento histórico, Valsiner (1993, p. 7) y Joravsky (1989, p.
352) coinciden en la observación de que la ideología soviética se guió por la
noción alemana de Kulturträger, que
aparece en el vocabulario soviético que representa el desprecio asociado a los
colonizadores que tenían como objetivo llevar un nuevo nivel de civilización a
las personas menos desarrolladas.
La
investigación es controvertida en muchos aspectos (que, desafortunadamente, no
puedo discutir extensamente, porque aquí la prioridad es su relación con las políticas
soviéticas). No se dio acceso a su totalidad; la selección de los temas tenía
pocos detalles; la interacción duró solo unos pocos meses, aunque Luria
aprendió uzbeko (Homskaya, 2001, p. 26). Kurt Koffka, un psicólogo gestalt
responsable de los estudios de percepción de las segundas expediciones, señaló
la asimetría cultural y la asimetría de poder entre el investigado y los
investigadores, no está de acuerdo en que los sujetos que se consideraron más
"primitivos" no manifestaron ilusiones ópticas (Veer & Valsiner,
2001; Yasnitsky, 2013; Lamdan, 2013). El desacuerdo de Luria-Koffka se
considera hoy en día una de las razones por las cuales los datos de la segunda
expedición no se publicaron en la década de 1930 (Lamdan, 2013), razón que se
agregó a la crítica oficial de los estalinistas.
Después
de las expediciones, se produjo la condena política de Vygotski y Luria, aunque
es necesario admitir que el Estado rechazó a todas las psicologías soviéticas
la condición de psicología marxista "verdadera" (Joravsky, 1989),
creando una atmósfera de miedo y confusión a los investigadores. No saber qué
camino seguir para construir una nueva psicología que sería aceptable para las
autoridades fue otra razón detrás de la precaución en la publicación de nuevas
ideas, que podría pulverizarse en los siguientes meses y conducir a sanciones
importantes (Yasnitsky, 2009).
Lejos de
ser poco común en ese momento, aunque fue el único entre los vygotskianos, el
episodio de Uzbekistán fue un ejemplo del desacuerdo entre científicos y
burócratas, atrayendo a una comisión oficial para investigar el caso, como se
mencionó anteriormente. El informe de la comisión resultó en la crítica oficial
de Razmyslov (1934/2000). En cuanto a sus impactos en el Círculo de Vygotsky,
esta fue la crítica más importante de principios de la década de 1930, al ser
una expresión directa de la evaluación del partido sobre Vygotski y Luria.
Aunque no se produjeron consecuencias más graves, como la prisión o la pena de
muerte, Homskaya (2001, p. 30) afirma que la comisión amenazó con tomar
represalias si las nuevas investigaciones de Luria no seguían la línea
ideológica oficial.
En este
sentido, el mensaje del partido fue claro y estableció un límite para la
psicología que solo se suspendería en la administración de Gorbachiov
(Medvedev, 1996), que comenzó en 1982 (Reis Filho, 2007, p. 226). La
investigación de las diferencias culturales que mostraron discrepancias en la
educación de la población entre las nacionalidades soviéticas y/o la ineficacia
de cualquier política no fue bienvenida. En general, el régimen comenzó a
desalentar la investigación de las diferencias étnicas (que incluían lenguaje,
pensamiento y costumbres), lo que era esencial para que la psicología se
volviera cada vez más aséptica, defendiendo un marxismo que se centraba en
citar a los clásicos: Marx, Engels y Lenin (que fue el caso de los principales
autores de psicología "general" durante el régimen soviético, Leóntiev
y Rubinshtéin), o en el trabajo experimental. El proyecto rico y comprensivo de
Vygotski y Luria para una psicología cultural marxista fue de corta duración.
El
análisis de Razmuíslov de los protocolos de investigación de Luria y las
empresas en Uzbekistán es incluso trágico, e ilustra la mentalidad autoritaria
que se extendió por toda la URSS. Para el crítico, en lugar de mostrar cómo los
signos del capitalismo fueron desterrados de la economía y la conciencia de los
trabajadores uzbekos, creando el hombre nuevo, la pseudociencia de Luria
descuidó los "ejemplos de una conciencia política altamente desarrollada
entre los trabajadores de las granjas colectivas en Uzbekistán como ejemplos de
pensamiento situacionista” (Razmyslov, 2000, p. 52). Uno de los ejemplos que
usa el crítico para ilustrar la supuesta negligencia de Luria es el hecho de
que el investigador le pregunta a un hombre de 67 años (un guardia de una
cooperativa) si le gustaría ir a Moscú con los investigadores. En la secuencia
del diálogo, el hombre responde: “Yo iría si fuera joven. En Moscú, haría lo
que el Estado me dijera que hiciera. Si me dijeran que fuera campesino, lo
haría” (Razmyslov, 2000, p. 53). En resumen: la "alta conciencia
política" mencionada por Razmuíslov se confunde con el discurso de
obediencia del Estado, que no fue valorado por el grupo de Luria.
Del
mismo modo, en enero de 1937 se publicó la crítica más ofensiva y difamatoria
de Rudneva (1937/2000). Dijo que estaba mal pensar que la mente del adulto no
podía cambiar, y que ni siquiera era "necesario probar que esta conclusión
ha sido refutada por todos los logros de la revolución cultural de nuestro
país" (p. 85). Este vocabulario estalinista, dogmático, se afirma a través
de una naturaleza impermeable al debate y adversa al análisis de la realidad
social de su tiempo, ya sea soviética u occidental.
Después
del asesinato de Sergei Kirov, el jefe del partido en Leningrado y rival
potencial de Stalin en términos de poder, en diciembre de 1934 la atmósfera de
terror se hizo más intensa en la URSS (Deutscher, 1970) cuando Stalin comenzó
las Grandes Purgas, con asesinatos en masa, incluidos prácticamente todos los
líderes bolcheviques como Bujarin, Zinoviev, Rikov, Yagoda, Kamenev y Trotski
(este último en 1940). Muchos otros intelectuales, artistas, soldados y
trabajadores en general fueron asesinados, arrestados o enviados a los campos
de prisioneros de Siberia (Deutscher, 1970, p. 323), donde se desarrolló gran
parte de la investigación científica soviética. A principios de 1939, las
purgas públicas llegaron a su fin y comenzó un proceso de rusificación y
estalinización de la Tercera Internacional, que afectó al movimiento proletario
mundial (Netto, 1982).
Así,
entendemos la compleja situación de los antiguos miembros del Círculo de
Vygotski en un contexto contradictorio en el que Pávlov, anti-bolchevique, ganó
cada vez más laboratorios y declaró públicamente su entusiasmo por el
"experimento social" llevado a cabo por las autoridades soviéticas en
1934 (Joravsky, 1989), que estuvieron de acuerdo con su interpretación mecánica
de la naturaleza humana. Mientras tanto, en otra de las muchas paradojas del
régimen soviético, Zalkind, un comunista leal que ya fue mencionado en este
artículo, se enfrentó al régimen en 1931 (Joravsky, 1989, p. 279) y terminó
suicidándose en 1936.
La campaña
de críticas a Vygotski
Una campaña para criticar la obra vygotskiana
ocurrió después del decreto “Sobre la perversión paidológica en el sistema del Narkompros”,
el 4 de julio de 1936 (Wortis, 1953). Nuestro acceso directo a los textos que
criticaron a Vygotski entre 1936 y 1940 se restringió a los trabajos de Rudneva
(2000), Kozyrev & Turko (2000) y A. N. Leóntiev (193?/2005).
Aunque
no alcanzan las 100 páginas, cuatro de los seis textos que analicé preceden al
decreto. Tres de ellos priorizaron otras esferas del trabajo vygotskiano en
lugar de la paidología. Joravsky (1989) nota un fuerte anti-intelectualismo en
el proceso de estalinización de la sociedad (que también es evidente en
Koltsova, 1996). En el estilo de los artículos, observamos que las evaluaciones
negativas se hacen con poca o ninguna evidencia contra Vygotski, Luria y sus
colaboradores cercanos, en forma de meras declaraciones sin algún fundamento
argumentativo, generalmente construido con base en citas sin considerar su
contexto, significado y posición en el trabajo del autor (es). La mayoría de
los textos contienen interpretaciones erróneas severas, que resaltan su esencia
político-ideológica "bolchevizante", aparte del debate con el público
que conocía la psicología vygotskiana.
Su eje
central era la acusación estándar de la Gran ruptura: la imputación del
"no marxismo" (Joravsky, 1989; Krementsov, 1997), es decir, de las
desviaciones del auténtico "marxismo-leninismo". En palabras de
Razmuíslov, "nosotros, que ya conocemos las visiones de Vygotski con
respecto a la escuela y otros temas, debemos, por supuesto, mantener la
guardia, ya que él es la persona que interpreta los postulados de los
fundadores del marxismo a su manera" (2000 , p. 56, traducido por mí).
Es una
paradoja ver que, si bien el espíritu independiente de Vygotski lo convirtió en
blanco de críticas en la Unión Soviética, la creatividad de su marxismo hizo
que importantes comentaristas de países occidentales lo elogiaran (Shuare,
1990; Joravsky, 1989). Para ellos, la interpretación del marxismo se centralizó
progresivamente en manos del partido que, como muestra Krementsov (1997), trató
con los filósofos de la Academia de Ciencias en las sombras. Estos mismos
filósofos alternaban entre momentos de ascenso y caída, como Deborin y
Rubinshtein. Este control totalitario del partido siguió la noción estalinista
de partiynost, en un conflicto
abierto con las ideas de Lenin sobre la producción científica involucrada en
las luchas de la clase trabajadora (Joravsky, 1961, p. 26). Un desafío
fundamental para los autores de diferentes ciencias, filosofía y educación
después de la Gran ruptura fue adaptar sus respectivos campos de trabajo al
marxismo oficial, una práctica que no se modificó incluso después de la muerte
de Stalin y la revelación de sus crímenes, en 1956.
Los
críticos cambian ligeramente sus perspectivas con respecto a la identificación
de fallas en el marxismo de Vygotski (con o sin la participación de Luria). Por
ejemplo, se identifica un defecto en la comprensión vygotskiana del entorno
histórico y la posición de clase del "joven" (Feofanov, 2000), en la
dirección de un análisis de las formas sociales de conciencia e ideología de
clase (Razmyslov, 2000, p. 48), además de las actividades concretas del ser (Abel'skaia
y Neopikhonova, 2000). Razmuíslov afirma que:
Probablemente estaba hablando del ambiente de clase del niño, su
ambiente de producción, la influencia de la escuela, el grupo de pioneros y el
movimiento Komsomol como transmisores de la influencia del Partido y el
Proletariado a los niños, que son etapas durante las que ganamos conocimiento
del mundo (p. 49, traducción libre).
En un texto publicado originalmente en 1950,
vemos a Leóntiev (1961) seguir fielmente estas nuevas pautas con respecto a la
forma de analizar la infancia.
Las
contradicciones conceptuales de este movimiento de crítica son evidentes
incluso en un análisis superficial. Por ejemplo, la paidología de Zalkind, que
proponía una caracterización integral de la vida del niño en su entorno social,
al ser el centro de la crítica de Leontiev (193? / 2005) e incluso de Vygotski,
con la noción de situación social de desarrollo, fue desterrada en 1936,
siguiendo el ejemplo de la mencionada "psicología étnica". Por lo
tanto, se exigen más estudios sobre el niño en su entorno de clase solo
retóricamente; en la práctica, se eliminan los intentos más serios con este
objetivo. Por lo tanto, el espacio se instituyó solo para la publicación de
textos que mantuvieron una posición neutral o positiva con respecto a las
políticas soviéticas para la infancia. Dado que estas políticas estaban exentas
de críticas y requerían la adhesión lo más entusiasta posible de los
académicos, la promoción de la psicología impuso la necesidad de encontrar un
espacio dentro de las políticas que ya se habían creado. Eso fue lo que hizo
Leóntiev en su defensa de la relevancia de la psicología para la pedagogía, al tratar
de disociarla de las desviaciones paidológicas en el escenario de posguerra
(Leontiev, 1946).
Talankin
(1931/2000) exige a Vygotski y Luria el análisis del desarrollo de procesos
mentales basados en la historia del trabajo, mientras que Abel'skaia y
Neopikhonova (1932/2000) acusan a los autores de eliminar herramientas y signos
del análisis de las relaciones de producción. En este sentido, se notaría una
ausencia de los conceptos de la ontología social marxista como fuerzas
productivas, relaciones de producción y lucha de clases en Vygotski y Luria
(Razmyslov, 1934/2000, p. 47). El autor agrega que Vygotski y Luria, “sin
conocer el marxismo y sin tener el método del materialismo dialéctico, son
presas constantemente de esta o aquella perspectiva psicológica burguesa en
boga (pág. 57). Con un discurso caracterizado por la agresividad, como lo
señaló Veer (2000), Rudneva (1937/2000) no dudó en asociarlos a la burguesía,
el fascismo y la contrarrevolución.
La
asociación de Vygotski con una apropiación acrítica de las psicologías
burguesas es hecha por Razmuíslov, Feofanov, Kozuirey y Turko. Vygotski no
partió de la conciencia de clase para tratar con la conciencia individual, sino
de la conciencia de algo vago, "vagamente" colectivo, tributario del
neo-positivismo francés (de Durkheim y Lévy-Bruhl) (ver Razmyslov, 2000).
Talankin también acusa a Vygotsky y Luria de positivismo, de manera similar a
Leóntiev (1940-1941/2003; 193?/2005, pp. 20-21).
Leóntiev
se refiere a los textos de Talankin y Razmuíslov no en la década de 1930, sino
en un texto (póstumo) fechado en 1982: el Apéndice del Volumen I de las Obras
Escogidas (OE) de Vygotski, publicado con la mediación de Leóntiev y presumiblemente
escrito después de 1966, un año después de que las autoridades soviéticas dieran
luz verde a la publicación de las OE (Fraser & Yasnitsky, en forma impresa,
p. 23). Veamos lo que dice:
Naturalmente, parecería que, al situar la
conciencia del mundo en productos de la cultura tan depurados como el signo y
el significado, Vygotski renunciaría al programa psicológico inicialmente
dirigido al estudio de la actividad práctica con la ayuda de objetos, el
trabajo de hombres, un estudio que concentró todos los esfuerzos de Vygotski.
Cabe decir que algunos psicólogos de la década de
1930 (por ejemplo, AA Talankin, PI Razmyslov y otros) capturaron e indicaron el
aspecto débil que existía en la interpretación de la relación entre la
conciencia y la vida real, y eso sería patente en la teoría histórico-cultural.
El problema era demasiado complejo en psicología y todavía lo es. (Leontiev,
1991, p. 448, traducción libre).2
2 En el original: “Naturalmente, parecería que, al situar la
consciencia en el mundo de los productos de la cultura tan depurados como son
el signo y el significado, Vygotski estaría renunciando al programa psicológico
dirigido inicialmente al estudio de la actividad práctica con ayuda de objetos,
laboral del hombre, estudio al que estaban orientados todos los esfuerzos de
Vygotski.
Hay que decir que ya algunos psicólogos de los años 30 (por ejemplo,
A. A. Talankin, P.I. Razmyslov y otros) captaban y señalaban el punto débil que
existía en la interpretación de la relación entre la conciencia y la vida real,
y que en la teoría histórico-cultural se haría patente. El problema era muy
complejo en la psicología y sigue siéndolo”.
Por lo tanto, al menos con respecto a la conciencia -la relación de
la vida real (el enfoque del análisis del segundo artículo de esta serie en
portugués)- Leóntiev acepta las críticas de Razmyslov (2000) y Talankin (2000),
pero no explica cuáles serían estos "otros" análisis de las
debilidades de Vygotski. Esta observación se hizo años después de la ola de
críticas que recibió, incluso después del deshielo estalinista (que comenzó con
la revelación de los crímenes de Stalin por Jruschiov), diferente a la crítica
más extensa de Leóntiev (ca. 1930/2005), ya fuera de un escenario de censura a
la obra de Vygotski. Al estar de acuerdo con Talankin, Razmuíslov "y otros"
muestran, como en otros momentos, diferencias con respecto a su ex líder. Es
una de las muchas evidencias que indican la fragilidad de la narrativa de la
troika como núcleo unitario de concepción y desarrollo de ideas vygotskianas,
que muestra el peso que tuvo el contexto político en la apropiación del trabajo
de Vygotski realizado por Leóntiev.
Como era
típico de la bolchevización, las críticas exigían de las nociones
histórico-culturales sobre la mente/conciencia y su relación con el entorno
externo -que necesariamente pasaban por una nueva teoría del lenguaje- la
presencia de la teoría del reflejo de Lenin (otrazhenie). Como discutí en otros textos, el significado de esta
demanda era el hecho de que Lenin, particularmente en su "Materialismo y
empiriocríticismo", era solo una de las fuentes de los elementos
ontológicos y epistemológicos presentes en el marxismo de Vygotski (1927/1991),
sin prevalecer sobre Plejánov, Marx y Engels. Incluso si la publicación de los
Cuadernos filosóficos de Lenin no recibió ninguna atención especial, hasta la
Gran ruptura se abrió el camino para que este autor rivalizara con Marx y
Engels entre los filósofos que discutieron el mundo de las ciencias.
A lo largo de
la década de 1920, Engels fue generalmente considerado una fuente más
importante para la filosofía de las ciencias naturales que Lenin; la
"bolchevización de la filosofía" fue necesaria en 1930-1 para acercar
a Lenin a Engels en la lista estándar de "clásicos". Por encima de
todo, el nuevo "clásico" de Lenin estaba mucho más cerca del estado
de un borrador primitivo que el de Engels [la "Dialéctica de la
naturaleza" -G.T.], que tenía extractos considerables de argumentación y
exposición. (Joravsky, 1961, p. 216)
En este contexto de la Gran ruptura, Stalin y
su régimen exigieron una mayor presencia de Lenin y su teoría del reflejo,
incluso en el campo de las matemáticas y las ciencias naturales (Krementsov,
1997). En esta atmósfera, Vygotski y Luria cometieron el error de no analizar
las funciones mentales a la luz de la teoría leninista, al descartar los
problemas de sensación y percepción; se centraron directamente en ideas,
conceptos y en el pensamiento en general. Quizás los autores no entendieron la
interacción dialéctica y la conexión entre ellos; la conexión entre el mundo
material y nuestra conciencia (Razmyslov, 1934/2000, p. 47). Lo mismo puede
decirse sobre el preciado papel de la "práctica" y la condición del
concepto como producto/generalización de sensaciones e ideas, en la relación
abstracto-concreto, universal y singular. Rudneva (2000) observó que Vygotski
no se enfocaba en la actividad mental humana como un reflejo unificado y
creativo de la realidad objetiva en la conciencia, sino como un proceso que era
idealista, autosuficiente e independiente de la clase y la actividad productiva
de la persona, al desestimar los fundamentos materiales de la conciencia (la
autosuficiencia también fue "expuesta" por Abélskaia, Neopijónova,
Razmuíslov, Kozuirey y Turko).
Ante las
demandas del partido, sería demasiado optimista desear una larga vida para las
ideas originales de la teoría histórico-cultural sobre el lenguaje y su
relación con la conciencia. Feofanov (2000) destaca el carácter del lenguaje
como una conciencia práctica, con un origen social, exigiendo la presencia del
nuevo intérprete oficial del partido para cuestiones de lenguaje: Marr. Kozuirey,
Turko y Rudneva también exigen la presencia de Marr, considerado por los
críticos como el lingüista que estaba listo para mostrar cómo la conciencia
resulta en el desarrollo del objeto y de los medios técnicos derivados de la
producción, además de Engels.
Los
textos publicados después del decreto de 1936 sobre las perversiones paidológicas
atacan fuertemente los ideales educativos y paidológicos de Vygotski. La extinción
de la paidología fue uno de los casos raros en los que hubo una intervención
abierta del Comité Central (Joravsky, 1989, p. 36), un caso raro en el que una
ciencia/práctica completa fue destruida por decreto en el siglo XX. Como se
mencionó anteriormente, la campaña de criticar a Vygotski se instaló solo
después del decreto (el texto de Rudneva lo parafrasea incluso en su título,
las distorsiones paidológicas de Vygotski), como un golpe a un área de estudios
y prácticas que habían sido fuertemente estimulados desde la Gran ruptura.
Curiosamente,
en 1931, después de que Lunacharski fuera despedido de la Comisión de Educación
y la posterior toma del mando por apasionados estalinistas, se proclamó un
fuerte apoyo a la paidología. En ese momento, Vygotski produjo contribuciones
significativas para la teoría y la práctica paidológicas. Como campo, abarcó la
selección de niños (con un rendimiento inferior o superior al promedio del
grupo de edad) para escuelas especiales, con la adaptación de los programas a
las necesidades específicas de los estudiantes (Joravsky, 1989, p. 347).3
3 El tema de la paidología soviética es complejo y
escapa a los límites de este artículo. En resumen, para Joravsky (1989), el
fuerte impulso que recibió fue un ejemplo de las contradicciones inherentes a
la búsqueda de una igualación de la Unión Soviética con el capitalismo
avanzado, para superar el capitalismo en el futuro; la famosa jerga
"ponerse al día" y "adelantar" reproducidos por Stalin
(Krementsov, 1997; Joravsky, 1989) y la revolución socialista. Es interesante
observar el fuerte atractivo que el taylorismo y el fordismo tenían en la Unión
Soviética (según Joravsky, 1989, p. 342, desde Lenin), yendo más allá del
pragmatismo que caracteriza la cultura de los Estados Unidos. La sociedad
soviética estaba saturada de un cientificismo mecánico.
Fraser y Yasnitsky (2008) señalan que aproximadamente 14% de los
estudiantes de entre 7 y 13 años fracasaron en Leningrado entre 1935-36, lo que
hizo que el partido fuera criticado con respecto a la práctica paidológica. Sin
embargo, en el contexto de las reformas conservadoras de Stalin, que
responsabilizaron a los padres y a los maestros por el molde ideológico de las
nuevas generaciones, es cierto que la paidología, a la que se asignaron muchos
psicólogos, era demasiado moderna. En el proceso de la "revolución desde
arriba", orquestada en el régimen de Stalin, también se descalificaron
otras formas de asesoramiento psicológico y psiquiátrico que diferían de las
medidas de recompensa/castigo y vigilancia sobre las personas. La revolución,
que en muchos aspectos es más similar al capitalismo de Estado que al comunismo
(Neves, 1994, p. 72), continuó defendiendo un crecimiento unitario y monolítico
de la masa en su conjunto.
El
carácter autoritario de la "bolchevización" se hace evidente en las
acusaciones que Rudneva hizo a las ideas educativas de Vygotski. El autor es
acusado injustamente al menos cinco veces de defender la "teoría del
despido de la escuela", atribuida al ala izquierda del partido (es decir,
el ala trotskista), uno de los clichés de las acusaciones publicadas al final
del 1930. Leóntiev y Luria (1956/1970) lo defienden de la acusación cuando su
trabajo vuelve a publicarse en la URSS. Afirman que Vygotski "está en
contra de las medidas que alientan y reprenden, en contra de las pruebas y en
contra de las calificaciones" (p. 75) y subestiman la importancia de los
maestros. Muchos defectos de los que se acusa a Vygotski son precisamente lo
que defiende el autor. Por ejemplo, la idea de que el desarrollo intelectual es
el resultado del aprendizaje, un aspecto que él negó en sus escritos.
También
se ataca la teoría de las crisis del desarrollo, la noción de períodos óptimos
de aprendizaje y la "invariabilidad del medio ambiente" a lo largo de
la vida del niño (Vygotsky, 1935/2010). Como el decreto contra la paidología,
el texto de Rudnieva todavía lo acusa de sofocar el desarrollo humano por el
determinismo de dos factores: la herencia y el medio ambiente. Entre los
críticos de Vygotski, ella es la única que menciona a Leóntiev como uno de sus
alumnos (junto con Luria, Sájarov, Shik y Zankov) y como un divulgador del
método burgués.
Consideraciones
finales
En el siglo XXI, el proceso de revisión de la
historia de la psicología y la ciencia soviéticas ha cobrado fuerza, lo que
lleva a la crítica de la narrativa hagiográfica, muy dependiente de la noción
de que Vygotski, Luria y Leóntiev formaron una troika, relacionada con el origen y el desarrollo de la psicología
vygotskiana.
Con el
objetivo de contribuir a la derrota de esa noción, este artículo presentó un
breve resumen y debate sobre los importantes hechos científicos y políticos que
determinaron el proceso de reconfiguración de la producción científica en
general y de la psicología en particular como consecuencia de la "Gran ruptura”
(1929-1932). El partido impuso algunas líneas generales de producción
científica, y los psicólogos soviéticos se adaptaron a ellas durante la década
de 1930. Como analicé en este artículo, las acusaciones estándar de los
críticos estalinistas se expresaban, más que se desarrollaban, en el proceso de
crítica a Vygotski (solo o directamente asociado con Luria) y sus
colaboradores.
En este
proceso, destaco el fin forzado de la diversidad intelectual en el campo de la
psicología (en la búsqueda de la psicología marxista genuina,
"verdadera"); la necesidad de favorecer a Lenin (en particular, su
teoría del reflejo) y los padres fundadores de las ciencias soviéticas; la eliminación
de signos de la filosofía occidental que podrían conducir a acusaciones de
eclecticismo, contrarrevolución, fascismo y conceptos similares. Como lo
demostró Krementsov (1997), la rigurosidad académica quedó en un segundo plano
para beneficiar la búsqueda de discursos "científicos" que pudieran
pasar el proceso de selección de la censura estalinista. Más que una fuente de
producción de ideas, el marxismo se convirtió en un instrumento para el proceso
de competir por los recursos institucionales.
Sin
embargo, creo que el impacto más perjudicial que dejaron estos cambios fue la
reducción significativa de la psicología histórico-cultural de Vygotski y Luria
dentro de un continuo de ciencia versus ideología que ocultó la relación entre
los investigadores y los tomadores de decisiones del partido. Con la reacción
negativa a la investigación de campo de Luria en Uzbekistán, simultánea a la
consolidación del estado soviético totalitario, que incluyó el proceso de
bolchevización de las ciencias, las críticas a Vygotski reflejaron una nueva
situación política a la que la psicología social, cultural e incluso clínica no
fueron invitadas. Por lo tanto, la interacción entre los investigadores y la
realidad concreta del pueblo soviético se vio severamente restringida.
Comprender estas transformaciones es esencial para que los aspectos críticos de
la teoría histórico-cultural reconsideren su futuro como una psicología
comprometida con la emancipación, llevando a cabo un análisis apropiado de la
psicología soviética de la década de 1930, particularmente el trabajo de Leóntiev
y su teoría de la actividad, que ha ganado una perturbadora relevancia en las
últimas décadas.
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