Imaginación y creatividad
Principios ontológicos y
epistemológicos de las contribuciones de Vygotski
Kátia Maheirie y
Andréa Vieira Zanella
En: Vygotsky and
Marx. Toward a Marxist Psychology. Eds. Carl Ratner and Daniele Nunes Henrique
Silva. Oxon and New York: Routledge, 2017, pp. 162-172.
Correcciones al traductor de google: Efraín Aguilar
Los escritos de Liev
S. Vygotski han sido leídos y discutidos en los últimos años por investigadores
en diferentes áreas y en relación con varios referentes teóricos (Kozulin,
1990; Ratner, 1991; Veresov, 1999; Pino, 2000; Rogoff, 2003; van der Veer,
2007; Valsiner, 2007; y otros). Sus aportes a la psicología, la educación y el
arte se sustentan en discusiones ontológicas, antropológicas y epistemológicas,
ampliando el espectro de investigadores que encuentran en sus escritos las
bases para la problematización de cuestiones contemporáneas.
Las
diversas formas de adecuación de sus escritos y la profusión de perspectivas
que se fundan en sus aportes, que en ocasiones pueden resultar contradictorias,
a nuestro entender, son testimonio de la actualidad de sus ideas. Es un autor
que, por un lado, muestra las marcas de su tiempo -evidenciadas, por ejemplo,
en su propio léxico de los avances de la fisiología rusa prerrevolucionaria que
caracteriza algunos de sus textos- y, por otro lado, trasciende los umbrales de
ese momento histórico y los avances de la ciencia hasta entonces. Cómo creó sus
ideas puede ser la clave para la comprensión de esta actualidad: mientras
Vygotski conversaba con interlocutores de diversas orientaciones
epistemológicas, una lectura creativa le permitió acoger o refutar, parcial o
integralmente, diferentes aportes. Es necesario comprender que este diálogo,
atento a los aspectos fructíferos en el pensamiento de cada autor con el que
debatió, fue posible porque sustentó una matriz ontológica y epistemológica
específica asumida por Vygotski: la concepción materialista histórica y dialéctica,
abierta y no esencial del mundo.
Vygotski
asume el pensamiento de Marx y muestra evidencia de esto en sus escritos,
aunque no a través del uso de citas directas. En “El significado histórico de
la crisis en psicología” (Vygotsky, 1991), concluido por el autor en 1926, el
análisis de Vygotski, según van der Veer y Valsiner (1991), de lo realizado en
términos de la construcción de una nueva psicología fundada en los principios del
materialismo histórico y dialéctico; critica a sus antecesores por su
apropiación mecanicista de los escritos de Marx, como lo demuestra su
persistente uso de citas. Su obra se caracteriza, en consecuencia, por la forma
inventiva en que se apropia y presenta la comprensión del sujeto y del mundo
como recíprocamente constitutivos, lo que plantea un desafío a quienes abordan
los escritos de Marx de manera oblicua y no directa.
Un
ejemplo de la conexión inventiva que Vygotski establece con los escritos de
Marx se encuentra en su paráfrasis, “La naturaleza psicológica de la persona es
la suma de las relaciones sociales” (Vygotsky, 2000, p. 27). Al leer sus
múltiples escritos, podemos comprender que se trata de un conjunto de
configuraciones en cada persona siempre diversas, con distintas entonaciones,
formadas creativamente, que le otorgan la condición de ser a la vez persona
singular y colectiva, sujeta al período y las condiciones en que vive la
persona y, concomitantemente, su artificio. El contexto social, a su vez, es una
producción humana; es la historia que trae las huellas de otros tiempos y
siempre se actualiza en un constante proceso de reinvención, aunque éste sea
tenso y complejo.
Nuestro
interés por esta dimensión creativa de la existencia humana nos llevó a desarrollar
estudios sobre el diálogo de la psicología social con el arte (Zanella y
Maheirie, 2010; Zanella, 2013a, 2013b; Zanella y Wedekin, 2015; Maheirie, 2003,
2015; Maheirie et al. ., 2015; entre otros) ya que los textos cruciales de
Vygotski son sobre arte (Vygotsky, 1971, 1995), educación estética (Vygotsky,
2001) e imaginación y creatividad infantil (Vygotsky, 2009). Consideramos la
matriz ontológica, antropológica y epistemológica escogida por el propio autor
como fuente indispensable para la apropiación de sus escritos por ser
fundamental para la comprensión de la constitución recíproca entre sujeto y
sociedad y porque cruza y sostiene su marco teórico.
Somos
conscientes de las críticas mostradas por algunos autores a la estricta
vinculación de la escritura de Marx en las contribuciones de Vygotski y al
desprecio de otras partes con las que había conversado (Veresov, 2005).
Ciertamente, los escritos de Marx no fueron sus únicas referencias; sin
embargo, a nuestro juicio, los principios ontológicos, antropológicos y
epistemológicos que sustentan sus ideas se encuentran en ese espectro. Con el
objetivo de contribuir con estudios que sigan esta dirección –como los
desarrollados por Toulmin (1978), Shuare (1990), Newman y Holzman (1993), Pino
(2000) y los autores que participan en esta colección– nuestro propósito es
hacer visible la forma en que los principios ontológicos, antropológicos y
epistemológicos de la obra de Marx se aplican en las discusiones de Vygotski
sobre la imaginación y la actividad creativa.
Procedimientos
Para dar visibilidad
a la presencia de un encuadre marxista en los escritos de Vygotski y la forma
inventiva en que se procesa, elegimos como eje de nuestro análisis la obra Imaginación y creatividad en la infancia.
En este libro, escrito en 1930, el autor da a conocer sus ideas sobre esos
procesos a educadores y público en general. Según Prestes y Tunes (2012), en
este libro Vygotski presenta de forma concisa las principales discusiones
desarrolladas en La psicología del arte,
libro escrito cinco años antes. Como es un trabajo marcado por cierta
informalidad en la narrativa, proporciona una fuente importante para nuestro
trabajo en la medida en que los fundamentos ontológicos, antropológicos y
epistemológicos están plasmados en las palabras y discusiones. De acuerdo con
la crítica de Vygotski a los autores que, hasta ese momento, habían tratado de
construir una psicología marxista apoyándose en citas de los escritos de Marx,
Vygotski no hace referencia directa al materialismo histórico y dialéctico de
Marx; sin embargo, estos fundamentos están arraigados en los conceptos de
Vygotski y en el desarrollo de sus argumentos.
En
este libro, Vygotski aborda los conceptos de fantasía e imaginación; las
relaciones entre imaginación y realidad; cómo se procesa la actividad creativa
o su ciclo, cómo se denomina; las dificultades que se esperan; las
características de la imaginación y la actividad creativa en la infancia, la
adolescencia y la vida adulta; la creatividad literaria y teatral y el dibujo
en la infancia. Estos son temas interconectados pero se presentan en capítulos
que abren cada uno de ellos a un sinfín de posibilidades de conexión, si la
búsqueda es por las huellas de los interlocutores sobre cuya obra se construyen
los argumentos.
Conscientes
de la complejidad de este encargo, optamos por analizar los capítulos iniciales
del libro, que destacan que el potencial de actividad creativa de cada
individuo es fundamental para la transformación del mundo y de uno mismo.
Vygotski llegó a este entendimiento a través del entretejido de discusiones
psicológicas, fisiológicas, sociológicas, filosóficas y antropológicas,
comunicando temas complejos de una manera accesible. Aunque aparentemente
simple, este trabajo demuestra el valor de Vygotski en general y para este capítulo
en particular.
El
vínculo entre las ideas de Vygotski y las de Marx es evidente, según Véresov
(2005), desde diferentes perspectivas y autores marxistas. Entendemos que esta
diversidad sugiere una pluralidad de lecturas posibles de una obra que se muestra
como un desafío a cualquier intento de prescripción o cierre. Por eso es
necesario volver a los escritos de Marx, que es lo que decidimos hacer.
Algunas
cuestiones marcan el análisis y las relaciones que establecemos entre Vygotski
y Marx, y es oportuno presentarlas aquí. Cuando un autor afirma las condiciones
que posibilitan el surgimiento de un ser, en este caso el ser humano, está
caracterizando los aspectos ontológicos de ese ser. En otras palabras, está
caracterizando las condiciones para que ese ser sea específicamente humano.
Así, los aspectos orientadores de la concepción ontológica de un humano giran
en torno a preguntas como: ¿Qué caracteriza a este ser? ¿Qué hace que este ser
sea diferente de otros seres alrededor del mundo? ¿Cuál es su especificidad?
¿Qué hay de común y de no común entre el ser humano, el ser de las cosas, y el
ser de la naturaleza? Argumentamos que la posición ontológica en los escritos
de Vygotski es la misma que se presenta en la obra de Marx, siendo el aspecto
clave la contraposición a las concepciones esencialistas del ser.
Los
aspectos ontológicos de una teoría son, en general, el foco de atención del
filósofo, y ciertamente desarrollan una visión más precisa de lo que podríamos
nosotros en el área de la psicología. Sin embargo, rastrear los principios
ontológicos de una idea u obra es consistente con la perspectiva epistemológica
del materialismo histórico y dialéctico, así como con las discusiones metodológicas
presentadas por Vygotski. Esto se indica a continuación:
El zoólogo, con el insignificante residuo de un hueso fósil de
animal, reconstruye su esqueleto y, además, su modo de vida. Una moneda
antigua, que en un principio carece de valor real, permite al arqueólogo
conocer un complejo problema histórico. El historiador que descifra un
jeroglífico dibujado en una roca penetra en las profundidades de los siglos
perdidos. El médico establece un diagnóstico de una enfermedad a partir de unos
pocos síntomas. Desde los últimos años, la psicología ha ido superando el miedo
frente a la apreciación cotidiana de los fenómenos y aprendiendo por
insignificantes minucias –residuos de fenómenos que como decía Freud requerían
mayor atención para la psicología de la vida cotidiana– para descubrir con
frecuencia importantes documentos psicológicos. (Vygotsky, 1995, p. 64)
El seguimiento de
huellas, por tanto, es un camino importante en la búsqueda de conexiones que
ayuden a comprender hechos muchas veces dispersos; la comprensión de ellos se
hace más clara cuando se evidencia cómo se interrelacionan, cómo dialogan y
cómo abren posibilidades para otros caminos.
Desde
el punto de vista antropológico, para Marx, al igual que para Vygotski, la
concepción de cómo un ser se transforma en ser humano es consistente con una
visión abierta e inconclusa de la subjetividad y los procesos de objetivación,
a partir de la experiencia de vida concreta. La concepción de la historia, que
lo define y es definida por él, contempla movimientos progresivos y regresivos
(Sartre, 1984), entrelazando pasado y futuro a partir de las condiciones
concretas del presente y saltando más allá.
Esto
hace que ambos autores defiendan la posición epistemológica de que el
conocimiento debe ir más allá del producto para considerar, principalmente, el
proceso. A su vez, el producto mismo es la condensación de un proceso, que
puede ser explorado.
Huellas
de los aspectos ontológicos de la imaginación y la actividad creativa
Justo al comienzo de Imaginación y creatividad en la infancia,
Vygotski (2009, p. 13) introduce la idea de que el cerebro humano se
caracteriza por una enorme plasticidad porque es capaz de transformar su
estructura a través de la estimulación, además de conservar experiencias
pasadas, facilitando así su reproducción:
si la actividad del cerebro se limitara simplemente a retener la
experiencia previa, un ser humano sería una criatura que podría adaptarse
principalmente a las condiciones familiares y estables del entorno. Todos los
cambios nuevos o inesperados en el medio ambiente que no haya encontrado en su
experiencia previa no lograrían inducir las reacciones adaptativas apropiadas en
los humanos.1
Al analizar este
fragmento de las primeras páginas del texto, vemos que Vygotski anuncia la
capacidad del ser humano de ir más allá de las determinaciones impuestas por la
naturaleza y las condiciones previas a la experiencia actual, así como es capaz
de ejercer la mimesis, afirmando su posibilidad de entrar en otra función.
En
esta discusión se destaca la relación entre experiencias pasadas y futuras,
entre lo ya sucedido y realizado y la posibilidad de algo nuevo. El enunciado
de la plasticidad del cerebro, tema utilizado por Vygotski en algunos de sus
escritos y desarrollado por Aleksandr R. Luria (1966), trae al campo de la
neurofisiología y la psicología la perspectiva de la historia como proceso,
como movimiento continuo , ya sea en relación con la historia de la sociedad en
general o de alguna persona en particular. Siendo un movimiento, la historia se
sustenta en logros anteriores y en las condiciones de posibilidades de su
propia reinvención, condiciones que también se construyen históricamente.
Esta
perspectiva de la historia es clara en los escritos de Marx y proporciona
evidencia del vínculo entre el pensamiento de este autor y el de Vygotski. Por
un lado, el pasado aparece como historia, socialmente desarrollada, con
paisajes, objetos, ideas consistentes en condiciones concretas que anticipan y
determinan los acontecimientos. Estas condiciones, cabe señalar, no se refieren
meramente al aspecto económico, sino a todo el patrimonio material e inmaterial
de la humanidad. Marx (1852)
escribe:
Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su
antojo; no lo hacen bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo
circunstancias ya existentes, dadas y transmitidas desde el pasado. La
tradición de todas las generaciones muertas pesa como una pesadilla sobre el
cerebro de los vivos.2
Por eso, el pasado
siempre está presente y deja su huella en todo lo que nos rodea, todo lo que
guía nuestra existencia en nuestro propio cuerpo, nuestras formas de pensar,
sentir, comunicarnos y actuar. Sin embargo, la condición ontológica del ser
humano no puede reducirse a una apropiación del pasado, y este es el segundo
punto que destacamos: el pasado consiste y se actualiza en las condiciones
objetivas actuales, que necesariamente se orientan hacia algún futuro a través
de un proceso fundamental y complejo que es la capacidad de proyectar y la
proyección misma. A continuación se detalla una característica fundamental del
ser humano, esbozada por Marx y asumida por Vygotski. Marx (2013) escribe:
Una araña realiza operaciones que se asemejan a las de un tejedor,
y una abeja avergüenza a muchos arquitectos en la construcción de sus celdas.
Pero lo que distingue al peor arquitecto de la mejor de las abejas es que el
arquitecto levanta su estructura en la imaginación antes de erigirla en la
realidad. Al final de todo proceso de trabajo, obtenemos un resultado que ya
existía en la imaginación del trabajador al comienzo. No sólo efectúa un cambio
de forma en el material sobre el que trabaja, sino que también realiza un fin
propio que da la ley a su modus operandi, y al que debe subordinar su voluntad.3
Esta característica
ontológica del ser humano presente en la obra de Marx señala la condición
proyectista del trabajo de cualquier sujeto a través de la imaginación,
diferenciándose así de la actividad de cualquier animal.
Basándose
en esta concepción dinámica del ser y de la historia, el cerebro asume, en las
discusiones de Vygotski, un carácter inventivo. No es un depósito de sinapsis,
sino un órgano activo que, a partir de los desafíos que le presenta la
sociedad, reordena lo ya establecido, establece nuevas conexiones, abre caminos
para otras posibilidades: “El cerebro no es sólo el órgano que almacena y
recupera nuestra experiencia previa, es también el órgano que combina y
reelabora creativamente elementos de esta experiencia pasada y los utiliza para
generar nuevas proposiciones y nuevos comportamientos” (Vygotsky, 2009, p. 14).4
Al
igual que en la obra de Marx, encontramos en Vygotski la afirmación de la
condición del ser humano como ser creador que, gracias a la capacidad creadora
del cerebro, es capaz, en la actualidad, de proyectarse en un futuro anclado en
experiencias y logros del pasado propios y colectivos. Para él, “es
precisamente la actividad creadora humana la que hace del ser humano una
criatura orientada hacia el futuro, creando el futuro y alterando así su propio
presente” (Vygotsky, 2009, p. 14).5
El
ser humano es un ser social, produciéndose a sí mismo en lo colectivo: aspectos
antropológicos de la imaginación y la creatividad
La creación no es una
actividad individual aunque sea parte de la condición humana. Según Vygotski
(2009), para crear nos enraizamos en experiencias previas y en el material
disponible del presente, siendo estos, a su vez, la síntesis de eventos que
posibilitaron las condiciones actuales. Esos materiales y experiencias son
recombinados por la imaginación y apuntados a nuevos materiales que los
sinteticen de manera singular. Entonces, hay un elemento social en todas y cada
una de las creaciones porque las experiencias pasadas en las que se basa no
pertenecen solo a la persona que crea. Las creaciones son producciones
colectivas, el trabajo de todos los seres humanos, plasmado en todo material
concreto y simbólico que se utiliza en el acto de creación.
Otro
aspecto importante señalado por Vygotski en relación con el proceso de creación
es que se presenta en todas y cada una de las situaciones humanas, siendo
producido por todas y cada una de las personas, disipando así la connotación
esencialista que generalmente se le atribuye:
la creatividad está presente, en realidad, no solo cuando nacen
grandes obras históricas sino también cada vez que una persona imagina,
combina, altera y crea algo nuevo, por pequeña que sea una gota en el balde,
esta cosa nueva aparece en comparación con las obras de los genios . Cuando
consideramos el fenómeno de la creatividad colectiva, que combina todas estas
gotas de creatividad individual que muchas veces son insignificantes en sí
mismas, fácilmente comprendemos que un enorme porcentaje de lo creado por la
humanidad es producto del anónimo trabajo creativo colectivo de desconocidos
inventores. (Vygotsky, 2009, págs. 15 y 16)6
Esta concepción está
presente en la obra de Marx cuando, en colaboración con Engels, afirma la
importancia de “conscientemente [tratar] todas las premisas naturales como
criaturas de los hombres hasta ahora existentes, [despojándolas] de su carácter
natural y [subyugándolas] al poder de los individuos unidos” (Marx y Engels,
1998, p. 87).7
Estas
reivindicaciones actuales son revolucionarias y difíciles de asumir en un universo
contemporáneo en el que priman las discusiones meritocráticas, la lógica del
mercado, las concepciones esencialistas del ser humano y la oposición entre lo
individual y lo social, lo colectivo y lo singular. Lo que Vygotski (1995, p.
368) destaca en su discusión sobre la imaginación y la actividad creativa es
esta condición de alteridad de la existencia humana, el hecho de que “cada
persona es en cierto grado una medida de la sociedad, o más bien de la clase a
la que pertenece, pues en ella se refleja toda la totalidad de las relaciones
sociales”.8 Cada persona es, al mismo tiempo, expresión y fundamento
de las relaciones de las que forma parte y en las que participa, así como de
las relaciones sociales en general, producidas colectivamente e históricamente
escritas en el presente.
Sobre
los procesos y productos en la imaginación y la creación: aspectos
epistemológicos
La imaginación, según
Vygotski (2009), es una condición para la actividad creativa. Usando los
conceptos de fantasía e imaginación indistintamente, Vygotski afirma que la
creatividad es el proceso en el que cada persona rastrea fragmentos de su
experiencia y la de otras personas, de varios tiempos y lugares, y los combina
creativamente. En este sentido, la actividad creativa es la objetivación de la
imaginación, dando como resultado un producto objetivo que emerge a través de
un proceso. Esta manera de pensar la creación como actividad procedimental
requiere una perspectiva también procedimental para conocerla, y esto
caracteriza el aspecto epistemológico de la obra de Vygotski.
Para
describir el proceso de creación, Vygotski (2009) señala cuatro vínculos
fundamentales entre la realidad y la imaginación. El primer vínculo se refiere
al hecho de que la imaginación recorta de la realidad los elementos necesarios
para componerla. Estos elementos ya estaban allí como resultado de experiencias
previas, pero se recombinaron a través del ejercicio imaginativo. Es posible
encontrar las huellas de esta idea en el materialismo histórico y la lógica
dialéctica, y el siguiente extracto da evidencia de esta relación:
Los hombres son los productores de sus concepciones, ideas, etc.,
hombres reales, activos, en tanto que están condicionados por un determinado
desarrollo de sus fuerzas productivas y del intercambio correspondiente a
éstas, hasta sus formas más extremas. […] Partimos de hombres reales, activos,
y sobre la base de su proceso de vida real demostramos el desarrollo de los
reflejos y ecos ideológicos de este proceso de vida. Los fantasmas formados en
el cerebro humano son también, necesariamente, sublimados de su proceso de vida
material, que es empíricamente verificable y ligado a premisas materiales. (Marx y Engels, 1998, p. 19)9
Al enfatizar dónde la
experiencia juega un papel en la producción imaginaria, Vygotski introduce la
complejidad a través del materialismo histórico, mostrando el carácter
transformador, actuante y mutuo de las limitaciones de la realidad. El elemento
existente es la condición de la actividad creadora necesaria para su
transformación. No es posible crear de la nada, como no es posible crear sin
reconocer las condiciones concretas, históricas y socialmente producidas que se
van a crear. Por tanto, todo acto de imaginación, aunque niegue la realidad y
proyecte posibilidades, la sustenta.
Destacando
esta forma de vínculo entre la imaginación y la realidad, Vygotski (2009, p.
22) concluye afirmando la importancia de analizar el proceso para comprender el
producto “porque esta experiencia proporciona el material con el que se
construyen los productos de la fantasía”.10 A partir de esto, argumenta
que es necesario incrementar la experiencia del niño para brindar bases sólidas
a la actividad creativa, reafirmando la idea errónea de que la realidad y la
imaginación se oponen entre sí y entrelazando esto con otros procesos
psicológicos como la memoria y la cognición.
De
este primer vínculo entre imaginación y realidad se deriva el segundo. En esto,
el producto de la fantasía aporta una experiencia ampliada de todo el contexto
social relevante para el sujeto. Producimos nuestras fantasías no solo a partir
de nuestras propias experiencias, sino también utilizando las experiencias de
otros, que conocemos por su narración o descripción. Con este tipo de vínculo,
Vygotski (2009, p. 11) reafirma que “en la cotidianidad que nos rodea, la
creatividad es una condición esencial para la existencia y todo aquello que va
más allá de la rutina e implica innovación, aunque sea en pequeña medida”, debe
su existencia al proceso creativo humano”.11 A través de este
vínculo, la experiencia y la imaginación se alimentan de manera mutua.
Para
conocer el proceso de creación, vale la pena llamar la atención sobre el
vínculo emocional presente en la imaginación, que caracteriza la tercera forma
de relación entre imaginación y realidad. Vygotski (2009, p. 26) afirma que
toda emoción produce una imagen que se corresponde a sí misma y que la
configuración de estas imágenes genera un signo emocional asociado: “Las
imágenes de la imaginación también proporcionan un lenguaje interno para
nuestra emoción”.12 Así, si por un lado la emoción genera imágenes,
por el otro las imágenes producen emociones. Tal es el vínculo entre emoción y
fantasía que a través de él no sólo producimos sino que recreamos objetos en
diferentes campos de las artes y también, en la posición de espectador,
generamos sensaciones.
La
cuarta forma de vínculo entre imaginación y realidad se refiere a la
objetivación del proceso, su transformación en producto, caracterizado como
fantasía cristalizada o creatividad misma. Tal objetivación, la imaginación
materializada, se pone en lo real como un objeto nuevo, como una experiencia
humana condensada que puede volverse apropiada de varias maneras. Se trata,
pues, de un nuevo elemento al alcance de la imaginación y los procesos
creativos. Es decir, el producto deriva del proceso, que genera nuevos
productos que impulsan la creación de nuevos procesos, mostrando que la vida
colectiva se alimenta mutua e incesantemente de la vida singular.
Ciertamente,
en su teoría sobre la imaginación y los procesos de creación, al igual que en
sus otros escritos sobre el desarrollo y los procesos de aprendizaje, Vygotski
produce una inteligibilidad materialista y dialéctica. Para esta
inteligibilidad, propone un método no esencial, no mecanicista sino
procedimental, abierto, inacabado y capturado en su incompletud y complejidad
(para preguntas sobre el método en Vygotski, véase Ratner, 1997, 2002, y
Zanella et al., 2007).
Marx,
con un enfoque aún más intenso en los aspectos antropológicos y ontológicos de
lo humano (Lukács, 1979), solía hacer importantes pronunciamientos
metodológicos en sus escritos, especialmente al considerar el análisis de
diferentes formas de desarrollo y la conexión entre estas formas ( Marx, 2013)
o en examinar la idea de mundo como una suma de procesos en los que la
objetividad resulta de la síntesis de muchos factores.
Entonces
la creatividad es una condición humana que sucede en la red de relaciones entre
sujetos en contextos sociales específicos. Es una actividad compleja que ocurre
a lo largo del proceso, similar a la gestación: sus productos resultan de un
largo período e involucran necesariamente al colectivo anónimo en la coautoría
de la producción.
Consideraciones
finales
En su sexta tesis
sobre Feuerbach, Marx y Engels (1998, p. 101) señalan que: “la esencia del
hombre no es una abstracción inherente a cada individuo singular. En realidad,
es el conjunto de las relaciones sociales”.13 Esta comprensión está
presente en los escritos de Vygotski. Se opone a todo esencialismo en lo que se
refiere a la naturaleza de la existencia humana y, por tanto, a todas y cada
una de las explicaciones que depositan de la historia las complejas y diversas
realidades en que vive el hombre y que se basan inexorablemente en los logros
de otros tiempos; estos son la base de su comprensión de cada persona y la
colectividad en la que participa.
Si
la dimensión de la expresión remite a experiencias previas, entonces la cultura
afirma, en términos generales, el aspecto fundacional, la condición inventiva
de cada persona, su potencial para crear otras condiciones, para reinventar
formas de vivir y de estar en asociación con los demás. Después de todo, “Solo
en comunidad [con otros tiene cada] individuo los medios para cultivar sus
dones en todas las direcciones” (Marx y Engels, 1998, p. 101).14
Como
hemos demostrado en este capítulo, estos temas forman parte de la discusión de
Vygotski sobre la imaginación y la creatividad. También aparecen en muchos de
los otros escritos de Vygotski, ya sea sobre arte, el desarrollo de la psique
humana o la psicología de su tiempo, que representan el núcleo de la psicología
histórico-cultural. Sin embargo, la presencia de las perspectivas ontológicas,
antropológicas y epistemológicas de Marx en la obra de Vygotski no es
inmediatamente clara; es necesario rastrear su origen. Esta tarea requiere una
lógica dialéctica que se desarrolle de manera abierta, inacabada e inventiva
(Sartre, 1984). Hemos presentado en este capítulo lo que hemos podido hallar
durante nuestra búsqueda de las huellas de Marx en Imaginación y creatividad en la infancia de Vygotski. Esperamos que
esto se base en el legado de este autor e indique caminos prometedores para
comprender los procesos de imaginación y creatividad.
Notas
1 Cita de: Vygotsky, L. S. (1990). Imagination and creativity in childhood, Soviet Psychology,
28(1), 84–96.
2 Cita de: https://www.marxists.org/archive/marx/works/1852/18thbrumaire/index.htm
3 Cita de: https://www.marxists.org/archive/marx/works/download/pdf/Capital-Volume-I.pdf
4 Referencia de: Vygotsky, L. S. (1990).
Imagination and creativity in childhood, Soviet
Psychology, 28(1), 84–96.
5 Ibid.
6 Ibid.
7 Referencia de:
https://www.marxists.org/archive/marx/works/download/Marx_The_German_Ideology.
8 Refeencia de: Vygotsky, L. S. (1997). The collected works of L. S. Vygotsky: Volume 3
(ed. R.W. Rieber and J. Wollock; trans. R. van der Veer). New York:
Plenum, p. 317.
9 Referencia de:
https://www.marxists.org/archive/marx/works/download/Marx_The_German_Ideology.
10 Cita de: Vygotsky, L. S. (1990). Imagination and creativity in childhood, Soviet Psychology,
28(1), 84–96.
11 Ibid.
12 Ibid.
13 Referencia de:
https://www.marxists.org/archive/marx/works/1845/theses/index.htm
14 Referencia de: https://www.marxists.org/archive/marx/works/download/Marx_The_German_Ideology
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