El
legado de Vygotski en perspectiva: ¿construir o construir alrededor?
Ponencia presentada en ISCAR 2017 en la sesión
´Continuidades y rupturas en la renegociación del legado de Vygotski: un debate
a cuatro bandas´
https://www.academia.edu/34514025/Vygotskys_legacy_in_prospect_to_build_on_or_build_around
Traducción: Efraín Aguilar
Ni
el lado ‘cultural’ ni el ‘histórico’ de la psicología cultural-histórica se
sostienen bien en términos de los principios básicos que apuntalan la teoría. Ver
esto es también apreciar el carácter contradictorio de los logros y el legado
de Vygotski. Significa ver por qué la contribución de Vygotski fue tan
poderosamente progresiva y todavía es de gran interés por sus notables
conocimientos. Pero al mismo tiempo significa encarar las cualidades bastante
problemáticas de la teoría. La agudeza de la contradicción está en que tanto la
dimensión progresiva como la regresiva están enraizadas en los mismos
principios. Se puede ver que leer a Vygotski es ver la revolución rusa misma
desde un particular ángulo – su atrevimiento e iconoclasia, su promesa, sus
logros junto con sus errores y dificultades.
Quiero explorar esta contradicción a través de un
examen crítico de la forma que asume la teoría de Vygotski desde el punto de
vista de su conformidad con las particulares perspectivas del lenguaje y la
comunicación. El lenguaje (comunicación por lo general) ha sido relativamente
descuidado como foco de atención crítica dentro de los estudios vygotskianos.
¿Por qué abordar la psicología de Vygotski desde el final del lenguaje? Primero, porque cualquier concepción del lenguaje implica
una visión de lo que es el ser humano. El
lenguaje nos conecta y las opiniones
del lenguaje son, por lo tanto, opiniones sobre nosotros y sobre cómo nos conectamos como personas que persiguen
nuestras vidas. ¿Nos reconocemos en el espejo teórico? A su vez, las opiniones
del lenguaje y la comunicación se conectan de modo íntimo con nuestras
opiniones sobre todo lo demás. Cualquier teoría del lenguaje
necesariamente presupone supuestos y principios psicológicos y sociológicos.
Segundo,
la obra psicológica de Vygotski está construida desde cero sobre conceptos y
principios lingüísticos y semióticos:
Habla
Mediación
El signo
como un ‘medio de estímulo auxiliar’ (nudos, pilas y muescas)
El comando
y la ‘ley genética’
Internalización
El gesto
de señalar
Significado
de la palabra
Significado
como generalización
Habla
exterior, egocéntrica e interior
Significado
y sentido
Escritura,
gramática
Juego
Teoría
semántica (‘sémica’) de la consciencia
La
teoría está "centrada en el signo". Así que apostar por la concepción
semiótica de Vygotski es la manera más directa de evaluar la teoría como un
todo. Pero también esto depende, por supuesto, de dónde venimos teóricamente.
Yo favorezco el integracionismo, una hebra clave dentro de una perspectiva
emergente más amplia sobre el lenguaje y la comunicación que pienso es
compatible con las ideas y objetivos básicos de Vygotski, pero no con sus
principios concretos o sus métodos.
La alineación progresiva entre las contribuciones de
Vygotski y la revolución de octubre es más clara en el modo como sus principios
guía generales- lo ilimitado del potencial humano, la transformabilidad
histórica de la práctica social, la mutabilidad de la naturaleza humana –
fueron concretizados en nuevos conceptos semiológicos, de modo notable la mediación, al servir e informar los
programas prácticos de la educación de necesidades especiales y rehabilitación
que Vygotski ayudó a iniciar y contribuyó. Al
teorizar qué fue en realidad una práctica
de mediación, Vygotski mostró que las habilidades y capacidades
psicológicas humanas estaban culturalmente construidas y por lo tanto podían
ser reconstruidas por ‘medios indirectos’, a través de la incorporación
práctica de las ayudas ‘culturales’ en la actividad relevante (de lectura,
marcha, etc). Vygotski probó que la parcialidad de la historia cultural y
social nos había cegado a las diferentes rutas que los individuos podían tomar
en la cultura y la vida de la mente, parcialidad basada en la fabricación de
signos fetichistas en modos sensoriales particulares (lenguaje hablado versus
lenguaje de signos) o al confundir las limitaciones en el desarrollo personal
impuestas por el entorno social con límites innatos al potencial intelectual.
Contra esto, Vygotski dibujó las líneas generales de lo que ahora llamaríamos
un ‘modelo social de discapacidad’.
Incluso la distinción fundamental que Vygotski
estableció entre las funciones psicológicas "naturales" y
"culturales" ("inferiores" y "superiores"), una
de las cuales más tarde lamentaría pero no pudo deshacerse, fue, en el
contexto, una forma de poner en primer plano el papel transformador de lo
social y lo cultural en contra de lo "natural", que era solo una
condición previa para el desarrollo humano pero no predeterminaba nuestras
habilidades intelectuales y personalidades.
Pero también hay un lado muy problemático, y uno
mucho más oscuro, en el trabajo práctico y experimental que Vygotski y Luria
emprendieron cuando fueron guiados por los mismos principios básicos. Este lado
problemático es evidente en todo el trabajo sobre formación de conceptos, pero
adquiere un tono más oscuro en la investigación intercultural que involucra las
expediciones a Asia Central, tanto en el pensamiento detrás de la investigación
como en los hallazgos que efectivamente pintaron el pensamiento y la comunicación
de las prácticas de las comunidades sin alfabetización como un obstáculo para
el progreso socialista.
Examinemos más de cerca la razón intelectual de la
psicología cultural-histórica. Quiero comenzar con un texto ruso de la década
de 1920 que es instructivo por lo que nos dice acerca de cómo se había
desarrollado una poderosa cepa de "teoría marxista" (o
"filosofía marxista") en el movimiento revolucionario ruso bajo la
influencia de Plejánov y Lenin. El texto afirma confidencial y dogmáticamente
un conjunto de ideas supuestamente marxistas que eran claramente una moneda
común entre los intelectuales comunistas de la época.
·
Un determinismo social rígido: el
individuo como punto de absorción o intersección de presiones sociales o
influencias que existen fuera de él/ella – ‘llenos de contenido social’ como
‘la piel de una salchicha está llena de carne de salchicha’ (Bujarin, 1926:
98); la voluntad o el deseo consciente está condicionado o determinado
causalmente por fuerzas sociales externas.
·
Una filosofía representacional del
lenguaje basada en una epistemología de "correspondencia" o
"teoría del reflejo" con lenguaje y significado lingüístico como
reflejo o representación de acciones y cosas del mundo real.
·
Una psicología del lenguaje que combina
la identificación de hablar con pensar con la reflexología de Pávlov: «El
pensamiento siempre funciona con la ayuda de las palabras, incluso cuando estas
últimas no son habladas; el pensamiento es discurso menos sonido"
(Bujarin, 1926: 204); los conceptos son generalizaciones abstractas que solo
pueden ser transmitidas en palabras; el desarrollo histórico humano se refleja
en el nivel de abstracción que han alcanzado los conceptos verbales: siguiendo
a Lévy-Brühl, cuyo libro de 1910, Las
funciones mentales en las sociedades inferiores (Cómo piensan los nativos en
inglés) tuvo una gran influencia en el mismo Vygotski (ver Van der Veer y
Valsiner, 1991), el texto argumenta que la "mentalidad primitiva" es
"pre-lógica", es decir, incapaz de generalización o abstracción.1
[1] Como
explica Bujarin, Lévy-Brühl consideró ‘el modo de pensar de los salvajes’ como
‘pre-lógico’ (1926: 204): ‘En el pensamiento salvaje, los detalles y las cosas
específicas a menudo no son distinguibles de lo general o incluso del todo; una
cosa es confundida con otra’.
Este
es el popular libro de texto teórico de la era soviética de Nikolái Bujarin, Materialismo histórico: un sistema de
sociología, publicado por vez primera en 1921 y bien conocido por Vygotski.
Combina un materialismo crudo mecanicista (teoría del reflejo), un
reduccionismo fisiológico (Pávlov), un determinismo social implacable, una
concepción lógica tradicional (en oposición a la dialéctica) de la abstracción
y una perspectiva descontextualizada del lenguaje y la comunicación. Cómo este
conjunto de puntos de vista llegó a tomarse como "marxismo" es una
pregunta para otro momento; lo importante es que tales ideas fueron una
poderosa inspiración para una nueva generación de eruditos marxistas. El libro
de Bujarin fue una piedra de toque importante para Vygotski al principio de su
carrera y, de hecho, se puede hallar fácilmente todas estas proposiciones en su
trabajo.
Para entender cómo esta visión del mundo
"marxista soviético" se convirtió en un modelo psicológico concreto
en manos de Vygotski, un buen punto de referencia son los Estudios en la historia del comportamiento: mono, hombre primitivo,
niño de Vygotski y Luria. De los textos publicados, éste ofrece la
exposición más sustancial y detallada de los fundamentos filosóficos y el
fundamento empírico de la psicología histórico-cultural y una explicación
sostenida, arraigada explícitamente en Marx y Engels, del carácter distintivo
de la psicología humana y la mutabilidad histórica del ser humano El famoso
folleto de Engels sobre "el papel desempeñado por el trabajo en la
transición del mono al hombre" está reproducido en gran medida. Engels
distingue entre el trabajo humano y la actividad animal de la siguiente manera:
"un animal solo usa la naturaleza externa y causa cambios en ella
simplemente en virtud de su presencia", mientras que el ser humano
"obliga a la naturaleza a cumplir sus propósitos, él la domina" (Marx
y Engels, 1970, p. 34). Además, Engels trata históricamente la libertad humana
como un “control sobre uno mismo y la naturaleza externa” (p. 35). Estas
proposiciones se presentan como los principios básicos de la psicología
histórico-cultural, aunque con una interpretación específica. Así que Vygotski
y Luria argumentan que "algo similar" a este proceso histórico de
autocontrol o autodominio también ocurre en "la esfera del desarrollo
psicológico humano":
"los animales simplemente
usan su propia naturaleza, mientras que el hombre obliga a la naturaleza a
cumplir sus propios propósitos y la domina. Por esto, también, está en deuda
con el trabajo. El proceso de trabajo requiere que el hombre ejerza cierto grado de control sobre su
propio comportamiento. Este autocontrol, en esencia, se basa en el mismo
principio que nuestro dominio sobre la naturaleza" (p. 34, énfasis
mío).
Ahora
esta "similitud" es la que autorizó la analogía entre las
herramientas del trabajo y las herramientas psicológicas o culturales en el
"método instrumental" de Vygotski. En sí misma, la analogía extiende
cualquier vínculo conceptual previsto con el punto de ruptura del pasado de
Marx, un tema que dejo de lado. Pero el punto más importante es cómo los
autores entienden el "autocontrol" y la manera en que se ejerce. En
opinión de Vygotski y Luria, el proceso histórico de autocontrol se centra
exclusiva o esencialmente en los mecanismos semióticos:
"Una vez que los símbolos que permitían al hombre
controlar sus propios procesos de comportamiento se habían inventado y
estaban en uso, la historia del desarrollo del comportamiento se transformó, en
gran medida, en la historia del
desarrollo de esos ‘medios de comportamiento’ auxiliares artificiales, y en la
historia del control del hombre sobre su propia conducta” (p. 35; énfasis
mío).
¿La
historia del desarrollo de la conducta como (en gran medida) la historia de los
símbolos como medio para controlar la conducta? Ese pasaje único marca el
alcance de la desviación de los autores desde la perspectiva y metodología de
Marx, es decir, la concepción materialista de la historia. Además, ¿qué tipo de
poder atribuyen los autores a los símbolos para que funcionen como
"controladores" del comportamiento? Funcionan de acuerdo con la
doctrina reflexológica pavloviana: son estímulos artificiales diseñados para
provocar respuestas psicológicas específicas.
"Crear y utilizar estímulos
artificiales como dispositivos auxiliares para controlar las propias reacciones
también sirve como base para la nueva forma de determinación de comportamiento
que distingue el comportamiento superior del elemental. La presencia de
estímulos creados junto con los estímulos dados nos parece ser la
característica distintiva de la psicología humana".
“Llamamos dispositivos de
estímulos artificiales [sic; ‘Estímulo-medios’] introducidos por el hombre en
una situación psicológica en la que cumplen la función de ‘signos’ de
autoestimulación [znákami], dando a
este término un sentido más amplio y al mismo tiempo más preciso que en el uso
común. Según nuestra determinación [sic; ‘definición’], todo estímulo
condicionado creado artificialmente por el hombre que es un medio para dominar
el comportamiento, el de otro o el propio, es un signo [znak]” (Vygotsky, 1997, p. 54).
Así
que tenemos una psicología en la que una capa de comportamiento naturalmente
reactivo está dirigida por signos artificiales (signos lingüísticos en primer
lugar). Los autores simplemente han reinventado el dualismo cartesiano
expresado en un discurso materialista. El principio reflejo mismo, como Pávlov
estaba feliz de reconocer, se debía a Descartes. Y si aceptas la mitad mecánica
de la dicotomía cartesiana, no tienes más remedio que agregar la otra mitad
"espiritual" en forma de lenguaje.
Esta versión psicologizada de la perspectiva de
"autocontrol" de Engels también se transforma en una historia del
desarrollo infantil. El niño, nos dicen, "nace en un entorno cultural y
productivo preparado; y ahí radica la diferencia radical y decisiva entre él y
lo primitivo". Sin embargo, "cuando nace, el niño no está en contacto
con ese entorno, y se incorpora a él solo
gradualmente" (Vygotsky, 1993, p. 113; énfasis original).
Al principio, el niño se encuentra en una "fase
primitiva o caracterizada por formas
naturales de comportamiento" en la que es incapaz de "utilizar
funcionalmente los estímulos como símbolos" (Idem, p. 140). En esta 'fase primitiva', los niños son seres
pre-sociales, orgánicos y animales, y es solo en 'la segunda fase del
desarrollo cultural' que 'los procesos intermedios aparecen en el
comportamiento del niño, alterando ese comportamiento mediante el uso de
estímulos-símbolos' (Idem, p. 117).
Aunque podemos preguntarnos acerca de la visión de
la socialidad en general que informa esta visión psicológica, encontraremos muy
poco en Vygotski al respecto. No presta ningún interés psicológico al
funcionamiento de la sociedad adulta, es decir, a la forma de existencia
socialmente organizada en la que crecerá el niño. Hay razones para esto en las
que no voy a entrar aquí. Cuando la vida social se describe en términos
teóricos, está expresada directamente en el discurso reflexológico social del
libro de Bujarin:
"La vida social crea la
necesidad de someter el comportamiento del individuo a los requisitos sociales
y, junto con esto, crea sistemas de señalización complejos, medios de
comunicación [sic; sviazi,
"conexiones"] que guían y regulan el desarrollo de conexiones
condicionadas [sviazi] en el cerebro
de cada persona. La organización de la actividad nerviosa superior crea los
requisitos previos necesarios, crea la posibilidad de una regulación externa
del comportamiento [sic; "de regular el comportamiento desde el
exterior"]" (Vygotsky, 1997, p. 56).
Cuando
analizamos su relato del origen e historia humanos, vemos que este modelo
evolutivo se proyecta en términos de estado "natural", reflexológico,
de funcionamiento psicológico como la base sobre la cual surgirá la
superestructura semiótica controladora. Diferentes comunidades humanas, gracias
al nivel de control semiótico que han logrado, se encuentran a diferentes
distancias del hipotético punto cero cultural.
De esta manera, todas las actividades y artefactos
comunicativos, ya sea el habla, la escritura o el reparto de lotes, se eliminan
de su contexto social y se les quita su significado y función social. Por lo
tanto, la 'historia notable de la escritura' es una historia de 'los esfuerzos
del hombre por controlar su memoria' (Vygotsky, 1997, p. 61) y 'el tipo de
nudo, atado como una ayuda para la memoria, es claramente el vestigio más
antiguo del cambio del hombre del uso de la memoria para controlarlo' (Idem, p. 59). Más tarde (Pensamiento y habla) aplica el enfoque
de autodominio simbólico de una manera ligeramente diferente a la escritura (y
a la enseñanza de la gramática) en el supuesto de que la escritura es una
representación del habla. Esta es la razón por la que la de Vygotski no es una
teoría de la actividad laboral, por ejemplo, o una actividad en general porque
lo que hace que la actividad sea humana son las formas distintivas de la
herramienta simbólica que permiten el control cognitivo y racional de la
acción.
Volviendo a nuestro conjunto de conceptos
semióticos: ¿cómo encajan las concepciones más orientadas semánticamente en
este marco? Ya hemos visto la combinación de principios reflexológicos y
lógicos-conceptuales en Bujarin. La respuesta corta es que proyectan una línea
diferente, pero paralela, de la perspectiva de control simbólico. Por lo tanto,
en una investigación sobre el significado de las palabras, la dicotomía inicial
"natural" - "cultural" se volvió a contextualizar, en línea
con una visión representativa del pensamiento, como una distinción entre la
imagen "concreta" de objetos particulares vinculados a circunstancias
inmediatas y el contenido conceptual ‘abstracto’ del pensamiento habilitado
lingüísticamente. La noción de Vygotski de "concepto" y su papel en
el pensamiento "cultural" avanzado, por lo tanto, se expandió en el
espacio psicológico de la autorregulación simbólica que los mecanismos basados
en el reflejo no podían alcanzar. Si el pensamiento y la percepción
"naturales" tenían que ver con imágenes de cosas particulares en su
contexto "concreto" de apariencia y uso, entonces el pensamiento
"cultural" se apartaba de los detalles empíricos para intercambiar
generalizaciones "abstractas" que permitían la "acción
libre". En la práctica, como se muestra en la investigación intercultural,
esto significó la descontextualización de las prácticas comunicativas, y la
denigración de clasificaciones, cálculos y juicios "primitivos"
imbuidos de la sabiduría de la experiencia en contraste con el pensamiento
adecuadamente "conceptual" en el cual los objetos se categorizaron
independientemente de su utilidad o conexiones prácticas de la vida real.
En términos generales, hay dos concepciones básicas
del signo que sustentan los conceptos y principios fundamentales de la
psicología de Vygotski en períodos particulares de la evolución de su
pensamiento, a los que me refiero como:
1.
El signo causal-mecánico: un signo que actúa, en virtud de su físico, como un
"estímulo" que causa una "reacción" según el modelo reflexológico
mecanicista.
2.
El signo escolástico abstracto: un signo verbal (una palabra) considerado desde
el punto de vista de su "significado" o "contenido"
semántico donde este contenido se ve en términos de una relación representativa
con la "realidad" en una escala de generalidad creciente conduciendo
hacia un 'verdadero concepto'.
Estas
son visiones igualmente empobrecidas. Las discusiones
posteriores sobre "sentido", en oposición a significado, son
interesantes, ya que reconocen el dualismo involucrado en los conceptos basados
en la reflexología de "dos niveles" e intentan introducir la
interpretación individual y la experiencia individual. Pero estos constructos,
a su vez, se sientan dentro de un marco ya dado en el que los productos y
procesos de las prácticas de creación de signos se han descontextualizado y no
proporcionan formas de entender el papel de los signos y la creación de signos
dentro de la actividad (individual o colectiva).
No es que no haya ningún cambio o revisión de los
puntos de vista de Vygotski y sus prioridades, sino que la razón básica para la
elaboración progresiva de diferentes concepciones y principios sigue siendo un
compromiso con la comprensión de la psicología humana distintiva en términos
semióticos y, más específicamente en términos de control simbólico o
regulación. La "nueva teoría de la conciencia de base semántica", que
apareció en el trabajo posterior, no se presentó, al menos en esta etapa, como
un cambio total de todas las concepciones anteriores, y de hecho, la concepción
del significado de las palabras y la ley genética y la internalización se
mantuvieron como presuposiciones.
Volviendo a Marx: a primera vista, el enfoque de
Marx hacia el desarrollo histórico parece estar enmarcado por distinciones conceptuales
que concuerdan con las psicológicas de Vygotski: autocontrol, autodominio,
voluntario e involuntario, espontáneo y consciente y, quizás de manera crucial,
‘natural’ y 'social'. Ahora, Marx ciertamente habla sobre el crecimiento
histórico de la libertad humana como una extensión progresiva del control
consciente sobre la actividad productiva ‘natural’ y la organización social.
Pero el término ‘natural’ no se refiere a un punto cero primitivo, pre-social y
psicológico desde el cual despegará la historia cultural, sino a la sociedad
misma, es decir, a formas de organización social, incluida la sociedad
burguesa, antes de ese estado de ‘humanidad socializada’ a la que Marx se
refirió como comunismo, por ejemplo:
“la división del trabajo nos
ofrece el primer ejemplo de cómo, mientras exista el hombre en la sociedad
natural, es decir, mientras exista una división entre el interés particular y
el interés común, siempre que la actividad no sea voluntaria, pero naturalmente
dividida, la propia acción del hombre se convierte en un poder extraño opuesto
a él, que lo esclaviza en lugar de ser controlado por él" (Marx y Engels,
1970, p. 35).
Lo
que, en Marx, se presenta como un proceso socio-histórico mediante el cual las comunidades enfrentan críticamente y
ejercen colectivamente el control sobre sus propias prácticas y formas de
relación social previamente desarrolladas, se convierte en Vygotski y Luria
un proceso psicológico en el que el 'comportamiento' individual está sujeto a
'control' a través de símbolos ubicados en el entorno social. Comparemos a
Engels, para quien 'Las fuerzas sociales activas funcionan exactamente como las
fuerzas naturales: a ciegas, a la fuerza, destructivamente, mientras no las
entendamos y nos reconciliemos con ellas' (Marx y Engels, 1970, p. 146), con
Vygotski y Luria, para quienes la memoria del 'hombre primitivo' es la que
'funciona espontáneamente, como una fuerza natural. "La historia para Marx
no fue un proceso de dominar nuestra naturaleza ‘animal’ subordinándola a la
organización social, sino de dominar nuestra naturaleza humana, nuestro
potencial para vivir humanamente, al abandonar las formas de organización
social que nos obligaron a actuar de manera inhumana hacia unos y otros. Es el
poder social colectivo el que es ‘natural’ en el sentido de estar fuera de
control y se necesitará más que palabras u otras formas de violencia simbólica
para ponerlo en evidencia. ‘Liberación’, como lo expresaron Marx y Engels, ‘es
un acto histórico y no mental, y se debe a las condiciones históricas’ el
[desarrollo] de la industria, el comercio, la agri[cultura], las [condiciones
de la relación sexual] '(Idem, p. 27),
una función del desarrollo integral de los poderes prácticos, intelectuales y
sociales (Idem, p. 103).
Conclusión
Necesitamos
una visión diferente de la creación de signos, que nos permita comprender la
integración de las prácticas comunicativas en nuestras relaciones y actividades
cotidianas, lo que hace justicia a la inteligencia comunicacional creativa del
niño y a la reciprocidad fundamental de la socialidad. La actividad social
requiere de sus participantes el poder de participar cooperativamente en una
confluencia desarrollada dinámicamente de comportamientos prácticos y
comunicativos inteligentes, con propósito. En otras palabras, debemos dejar
atrás la dicotomía vygotskiana de ‘natural’ y ‘cultural’, así como la de
"abstracto" y "concreto", repensando el carácter social del
lenguaje y la comunicación. Se está desarrollando un campo emergente de
enfoques de acción e integración para el lenguaje y la comunicación en los que
se puede abordar tales desafíos.
Necesitamos una visión del lenguaje y de la comunicación
como formas y medios de práctica
cooperativa situada, es decir, en términos de una señalización inteligente,
socialmente organizada y cargada éticamente a través de la cual los individuos
conciben, coordinan o integran reflexivamente sus contribuciones individuales
en un conjunto o esfuerzo colectivo hacia un objetivo común. La creación
cooperativa de la organización social involucrada en la comunicación en sí
misma es una dimensión integrada de la organización social general de las
actividades; todos los aspectos de estas actividades organizadas socialmente,
incluidas las habilidades físicas involucradas, pueden transformarse y
amplificarse recíprocamente entre sí en la búsqueda colectiva de objetivos y
resultados particulares.
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