Este blog busca difundir algunas fuentes de la obra vygotskiana publicada en español, así como traducir algunos artículos editados en revistas y libros o bajados de la red; todo relacionado con Vygotski.

domingo, 30 de agosto de 2020

Toomela



La teoría de la actividad es un callejón sin salida también para el pensamiento metodológico en psicología cultural
Aaro Toomela
Culture & Psychology Vol. 14(3): 289–303, 2008

Traducción: Efraín Aguilar

El contenido de las teorías científicas se puede entender de manera diferente. De modo  superficial, una teoría científica contiene algunas declaraciones confiables y válidas sobre la naturaleza del fenómeno estudiado. Estas declaraciones deberían conducir a la comprensión de un fenómeno. La superficialidad de esta explicación se hace evidente cuando se cuestiona la teoría: ¿cómo sabemos que la teoría es correcta? Entonces necesitamos una prueba. Y esta prueba contiene la descripción de cómo se creó la teoría: qué preguntas se hicieron y qué hipótesis se crearon, qué métodos se usaron para recopilar datos y de qué manera se interpretaron los datos. Por lo tanto, la metodología de investigación es una parte esencial de una teoría científica.
En la psicología convencional moderna, la metodología se discute principalmente en revistas especializadas (y relativamente periféricas) o libros. En este contexto, todo intento de llevar la metodología de la investigación al foco de la discusión merece atención. El artículo de Carl Ratner (2008) está dedicado al uso de métodos de investigación cualitativa en psicología cultural. Propone una tipología de metodologías de investigación cualitativa donde se distinguen los enfoques metodológicos macro y microculturales formales e informales. Concluye que la metodología informal es inadecuada. Hallé tres razones en su artículo por las cuales las metodologías informales deberían ser rechazadas: 1) solo se estudian los comportamientos fragmentarios en lugar de una gama completa de comportamientos interrelacionados; 2) la interpretación de los fenómenos estudiados ignora el contexto más amplio dentro del cual tiene lugar el fenómeno; y 3) el análisis de los comportamientos es impresionista en lugar de sistemático. Ratner también sugiere que la metodología macro formal es más útil que la metodología micro formal por razones científicas y políticas.
En las siguientes secciones de mi artículo son exploradas cuatro cuestiones. Primero, las razones para rechazar las metodologías informales son discutidas más a fondo. En segundo lugar, son descritos problemas conceptuales fundamentales en el artículo mencionado. Tercero, se discute la posible fuente de estos problemas fundamentales: su dependencia de la teoría de la actividad. Finalmente, se propone algunas direcciones para futuros debates sobre metodología de investigación.

Rechazo de las metodologías informales

Yo solo puedo estar de acuerdo con el rechazo a las metodologías informales, pese a que la contradicción entre la conclusión de Ratner y su selección impresionista de las dimensiones según las cuales se distinguen las metodologías de investigación y su ubicación impresionista, de los métodos de investigación en diferentes cuadrantes de su Figura 1, hace que su enfoque sea algo confuso.
Para mí, la justificación de por qué rechazar las metodologías informales permaneció incompleta. Creo que las metodologías informales ya pueden ser rechazadas porque no permiten que uno construya una teoría científica coherente. Como dije antes, la teoría científica contiene no solo declaraciones sobre el fenómeno en estudio, sino también una comprensión clara de la metodología mediante la cual se construyeron esas declaraciones. Las metodologías informales contienen pasos metodológicos subjetivos que no pueden ser analizados explícitamente. En consecuencia, no hay forma de cuestionar la teoría porque el criterio para la calidad de la teoría se vuelve subjetivo: una teoría es buena cuando parece ser buena para un investigador. El número de posibles teorías para cualquier fenómeno es ilimitado. Si el criterio para la calidad de la teoría se vuelve subjetivo, todas las teorías posibles se vuelven igualmente 'correctas'. Sin embargo, si asumimos que el mundo más allá de nuestras mentes está organizado y podemos describir esta organización, entonces todas las teorías no pueden ser igualmente correctas (cf. Toomela, 2007b). Las metodologías informales no permiten un rechazo racional de teorías inadecuadas.

Problemas conceptuales fundamentales del artículo seleccionado

El artículo discutido contiene problemas fundamentales que me impiden aceptar sus conclusiones. El artículo, como "una cosa en sí misma", es principalmente coherente y lógico. Sin embargo, contiene omisiones serias y líneas de pensamiento teóricamente cuestionables. Los problemas están relacionados no tanto con los conceptos discutidos sino con los supuestos de fondo ocultos que se dan por sentados. Estas suposiciones ocultas son discutidas ahora.

Definición de cultura

Es necesario, de nuevo, enfatizar que una teoría científica debe contener no solo declaraciones sobre los fenómenos estudiados, sino también la metodología por la cual se construyeron las declaraciones. La metodología puede ser entendida como un puente entre el fenómeno estudiado y una teoría al respecto. La metodología impone una restricción fundamental a una teoría: podemos aprender sobre el fenómeno solo tanto como lo permita un método. Si el método no corresponde al fenómeno estudiado, nada puede concluirse sobre la base de los datos recopilados con el método.
Tomemos la astronomía como ejemplo. Los primeros astrónomos confiaron en sus ojos desnudos para recopilar "datos" sobre los cuerpos celestes. La invención del telescopio óptico permitió a las personas ver más detalles en el cielo de lo que podían a simple vista. Con el desarrollo de la teoría sobre el universo, se planteó la hipótesis de que los cuerpos celestes pueden emitir ondas de radio. Eventualmente se inventaron radiotelescopios que demostraron que los cuerpos celestes emiten tales ondas. Al mismo tiempo, los radiotelescopios permitieron a los astrónomos observar cualidades completamente nuevas del universo. Por lo tanto, los astrónomos pueden "ver" el universo solo dentro de los límites de sus herramientas de investigación. Las teorías están limitadas por los métodos de investigación.
Podemos imaginar también una posibilidad en la que se utiliza una herramienta completamente inapropiada para los estudios. En lugar de un telescopio, un microscopio podría girarse hacia el cielo para estudiar los cuerpos celestes. ¿Y por qué no? Un microscopio es un instrumento óptico, y los instrumentos ópticos se pueden usar en astronomía. Incluso sería posible recopilar datos en este campo de "microastronomía". Definitivamente se puede ver algo a través del microscopio dirigido hacia el cielo, y este material observado se puede organizar en "datos". En este caso, es obvio que la herramienta no corresponde al fenómeno estudiado. Si preguntamos más, "¿Por qué un microscopio no es adecuado para estudiar astronomía?", resulta que tenemos una teoría sobre qué  estudia  la astronomía y qué puede ser y qué no puede ser observado con un microscopio. En otras palabras, encontramos que las declaraciones sobre fenómenos y metodología estudiados comprenden un conjunto de ideas teóricas interrelacionadas.
En un campo de estudios completamente nuevo, no habría una base inequívoca para decidir qué se estudia. En realidad, uno de los principales objetivos de la investigación científica es comprender lo que se estudia (por ejemplo, Koffka, 1935; Köhler, 1947; Lewin, 1944 / 1997a, 1940 / 1997b; Toomela, en prensa). Sin embargo, sin definir el objeto de los estudios, la elección de los métodos de investigación tampoco puede justificarse teóricamente. En teoría, tanto la metodología como la comprensión de los fenómenos crecen unidas.
En el artículo citado son analizadas las metodologías cualitativas en psicología cultural. Se concluye que los métodos macro deberían preferirse a los micro métodos. Al comienzo del artículo se menciona que la psicología cultural es un campo emergente que aún no se ha establecido ni siquiera en un objeto de estudio. Sin embargo, ni la cultura ni la psicología cultural como campo de estudio son nuevas. Cientos de definiciones de cultura ya se habían propuesto hace más de medio siglo (Kroeber y Kluckhohn, 1952). Por lo tanto, puede haber cientos de fenómenos diferentes que se estudian con el mismo nombre, cultura. Y no hay forma de decidir si un método corresponde al objeto de los estudios sin una definición explícita de lo que se estudia.
Hace algunos años, Sneddon (2003) intentó describir métodos apropiados para estudiar cultura en antropología. El análisis de su artículo reveló que su elección se basó en una tautología pura: tenía una definición de cultura que determinaba exactamente qué métodos se pueden usar para estudiar la cultura (Toomela, 2003d). Lo que faltaba por completo en el documento de Sneddon fue la discusión de por qué se eligió esa definición particular. Sin embargo, al menos había una definición de cultura en su artículo. No hay una definición explícita en el artículo que discutimos. Antes de aceptar o descartar las afirmaciones de Ratner, debemos comprender de qué manera se entiende la cultura en el artículo citado y por qué se elige esta o aquella definición en particular.
Ratner describe la teoría macrocultural que interpreta los fenómenos psicológicos como organizados principalmente por factores macroculturales como (a) instituciones sociales, (b) artefactos y (c) conceptos culturales. La teoría microcultural, a su vez, interpreta la psicología organizada por pequeñas relaciones interpersonales. Ratner apoya claramente la definición macrocultural. Los factores macroculturales proporcionados en diferentes partes del artículo incluyen los siguientes: gobierno, sistemas educativos, empresas económicas, organizaciones religiosas, estructuras familiares, vestimenta, centros comerciales, catedrales, arquitectura de casas, conceptos (de tiempo, privacidad, niños, riqueza, aborto), anuncios, ser despedido de un trabajo, no tener oportunidad de trabajo, no ser seleccionado para participar en juegos o citas, ser golpeado por sus padres o compañeros, vivir en un barrio pobre, trabajar en una línea de montaje, ser expulsado de negocios por los precios más bajos de los competidores, la clase social, la posición social, la mayor riqueza financiera de un esposo que la de su esposa.
En conjunto, la definición de cultura de Ratner incluye fenómenos del medio ambiente. En esto su enfoque es consistente. Pero no más. Para ser categorizados en una categoría (factores macroculturales en este caso), todos los miembros de la categoría deben compartir algunos atributos. Al mismo tiempo, debe haber atributos que diferencien esta categoría de otra categoría; debe haber atributos que distingan así como atributos que unan. Todos los factores macroculturales en el artículo objetivo comparten el atributo de ser un entorno para un individuo. Pero no hay otro atributo obvio común a todos los factores macroculturales. ‘Ser golpeado por sus padres o compañeros, por ejemplo, ¿es una institución social, un artefacto o un concepto cultural? Tampoco hay ningún atributo que distinga los factores culturales de los no culturales.
Vygotski diferenciaba el pensamiento menos desarrollado en "complejos" o "conceptos cotidianos" y un pensamiento más desarrollado en conceptos "científicos" (Vygotsky, 1934/1996; Vygotski y Luria, 1930/1994). En los conceptos cotidianos, los miembros de una categoría no necesariamente comparten los mismos atributos. Los atributos son elegidos sobre la base de las observaciones de los fenómenos cotidianos. Ratner llamaría a esta forma de construcción de categorías una metodología informal. Los conceptos científicos, a su vez, comparten el mismo conjunto de atributos definidos explícitamente. La elección de los atributos está racionalmente justificada. Solo los conceptos científicos permiten derivaciones lógicamente coherentes y justificación racional; ambas son características que son necesarias para cualquier teoría científica. La definición de cultura aplicada en el artículo seleccionado parece estar basada en un tipo informal de concepto cotidiano que no es aceptable para una teoría científica.
En el campo de la psicología cultural, la definición elegida de cultura debe conceptualizar la cultura de una manera que permita comprender cómo la cultura puede afectar la mente. He propuesto que la cultura en psicología cultural puede entenderse como información socialmente compartida que está codificada en símbolos (Toomela, 1996a, 1996b). Los símbolos son al mismo tiempo objetos externos (como palabras, diagramas, dibujos, etc.) y construcciones mentales, fenómenos psicológicos (Toomela, 1996b). Los símbolos pueden ser el vínculo entre cultura y mente.
Para Ratner, no solo los conceptos culturales sino también las instituciones y los artefactos son parte de la cultura. Ratner sugiere que una mentalidad cultural compartida (fenómenos psicológicos culturales) está organizada por factores macroculturales. Por su definición, por lo tanto, uno debe entender las formas en que los artefactos y las instituciones sociales afectan directamente la mente cultural. Pero no hay una forma directa para que las instituciones o los artefactos "entren" en la mente, se "interioricen" (cf. Toomela, 1996a, 2003b, 2003c). Ni las catedrales, los centros comerciales y otros artefactos culturales, ni las empresas económicas, las estructuras familiares y otras instituciones sociales organizan la mente. La mente se organiza en el proceso de usar las cosas, incluidos los artefactos, por el individuo y en el proceso de conceptualización por las instituciones sociales individuales. Las mentes no son receptoras pasivas de las influencias ambientales, como se sugiere en muchos lugares del artículo citado, a pesar de las claras razones teóricas para rechazar esta actividad de comprensión teórica de las relaciones cultura-mente (Toomela, 2000). Este comentario es demasiado corto para discutir más a fondo este tema. Brevemente, se puede concluir que la definición de cultura aplicada en el artículo seleccionado no es apropiada para la psicología cultural. Todas las derivaciones que se produzcan de esta definición inapropiada de cultura, incluida la sugerencia de qué metodologías son las más adecuadas para la psicología cultural, también deben rechazarse lógicamente. Por lo tanto, la preferencia de Ratner por la metodología formal macrocultural no está teóricamente justificada.

Definición de cultura y metodología formal macro-cultural

Otra pregunta surge al leer el artículo elegido: ¿la definición (implícita) de cultura corresponde a la metodología preferida? La metodología formal macrocultural preferida ‘examina la psicología real y luego trabaja de nuevo para comprender qué elementos culturales han sido más influyentes en la configuración de la psicología cultural de las personas’ (p. 267). Como formal, esta metodología "emplea procedimientos sistemáticos y rigurosos para obtener información (entrevistas) y analizarla" (pág. 266). Todos los ejemplos de investigación discutidos son casos de entrevistas más o menos formales, discursos o simplemente informes verbales.
Entonces, la metodología macrocultural formal cualitativa, como se entiende en el artículo revisado, se basa en entrevistas, narraciones e informes verbales. Esta limitación de la metodología de investigación es cuestionable por diferentes razones. El primer problema surge como una contradicción en el artículo analizado en sí. Ratner menciona que la metodología formal "se basa en una ontología y epistemología realistas que sostienen que los fenómenos psicológicos culturales tienen propiedades reales que son complejas, confusas, difíciles de discernir y, a menudo, desconocidas para las personas que participan en ellas" (p. 266, énfasis mío). Los informes verbales de cualquier tipo revelan solo lo que la persona que da un informe conoce. Las influencias de factores macroculturales desconocidos para el informante no se pueden encontrar de esta manera. Otros tipos de comportamientos además del verbal deben estar involucrados en los estudios.
A continuación, cualquier recopilación de datos incluye la selección. Solo una parte de la información disponible puede registrarse en un momento dado porque la misma situación puede, en principio, describirse de forma ilimitada. Las preguntas formuladas por el entrevistador, la selección de partes "relevantes" o "importantes" de los discursos o informes verbales, todas se basan en la teoría más o menos explícita del investigador. Ratner sabe que "no hay acuerdo sobre en qué consisten específicamente la cultura, la psicología y su interrelación" (pág. 259). Por lo tanto, las elecciones de los investigadores en psicología cultural a menudo se basan en una teoría implícita del fenómeno estudiado. Si el investigador mismo no sabe lo que se estudia, no hay forma de utilizar procedimientos formales "sistemáticos, rigurosos".
Tercero, las observaciones sin interferencia con la situación no pueden en principio conducir a una comprensión de los fenómenos mentales. Como regla general, un conjunto de datos fenotípicos no está directamente relacionado con otros datos fenotípicos. En cambio, las "variables intervinientes" deben insertarse entre los datos fenotípicos (por ejemplo, Lewin, 1935, 1947 / 1997c, 1949/1999; Toomela, en prensa).
Cuarto, la metodología macrocultural formal preferida del artículo citado no tiene dimensión de desarrollo. Al mismo tiempo, se afirma que el objetivo de la metodología macrocultural formal es revelar qué elementos culturales han sido más influyentes en la configuración de la psicología cultural de las personas. El objetivo de los estudios, por lo tanto, es comprender el desarrollo, el cambio en las mentes de las personas. Existen razones teóricas muy fuertes para sugerir que solo la observación directa de los hechos reales de la serie del desarrollo, puede revelar cómo se llevó a cabo el desarrollo. Las razones principales de la metodología del desarrollo radican (1) en el hecho de que la génesis (desarrollo) no puede expresarse en proposiciones convertibles: si A se convierte en B, entonces no sigue que B se convierta en A; y (2) en el principio de que una serie de eventos genéticos (del desarrollo) no se pueden construir antes de que hayan sucedido, y no se pueden agotar leyendo hacia atrás después de que hayan sucedido (cf. Baldwin, 1902, 1906; véase también Toomela, 1996a, 2003c). Ninguno de los métodos de investigación descritos en el artículo discutido es, por lo tanto, apropiado para la psicología cultural tal como se entiende allí.
Finalmente, no existe una teoría que explique cómo todos los factores macroculturales (instituciones sociales, artefactos y conceptos culturales) configuran exactamente las mentes de las personas. Incluso si estamos de acuerdo con la idea de que la definición de cultura aplicada en el artículo objetivo es apropiada para la psicología cultural (y hay razones para estar en desacuerdo, como mencioné anteriormente), aún queda la pregunta de si estas tres categorías de factores culturales dan forma a la mente por el mismo mecanismo. ¿La arquitectura o la catedral dan forma a la mente de la misma manera que son golpeados por sus compañeros? Si no es así, existen varias posibilidades abiertas sobre lo que se puede entender al estudiar los comportamientos verbales observados. Puede resultar, por ejemplo, que algunos factores macroculturales dan forma a la mente de una manera más accesible para la reflexión consciente de la persona, mientras que el efecto de los otros factores es menos accesible. En este caso, los informes verbales distorsionarían la teoría a favor de un grupo de factores y subestimarían otros grupos de factores.
En conjunto, por las razones que acabamos de describir, es posible concluir que la definición de cultura aplicada en el artículo analizado y el método de investigación preferido allí no corresponden. Además, resulta que ninguno de los métodos descritos en el artículo citado es apropiado para estudiar psicología cultural como se entiende en ese artículo.

Oposición de las teorías de nivel macro y micro

Ratner afirma que las teorías microculturales rechazan la idea de que los factores macroculturales organizan la psicología. Por lo tanto, para él, estos dos puntos de vista se oponen entre sí. En consecuencia, cuando intenta encontrar las "mejores" metodologías para la psicología cultural, debe elegir entre una macro o una micro metodología. Sin embargo, se puede entender que estos dos enfoques de la teoría cultural representan dos niveles de análisis que se complementan entre sí en lugar de estar en oposición (Toomela, 2008). Por lo tanto, hay una razón para sugerir que si la distinción entre las teorías micro y macroculturales se justifica teóricamente, entonces los métodos micro y macro culturales tienen una posición igual, complementaria, en psicología cultural.

¿Qué es la investigación cualitativa?

Otro problema se puede hallar en el artículo mencionado. Ratner describe la metodología cualitativa con muy poco detalle, pero la impresión general que surge del artículo es que solo hay una forma de conceptualizar la investigación cualitativa: los informes de comportamiento verbal en una situación sin interferencia experimental se recopilan y luego se analizan más o menos de manera formal. La historia de la psicología conoce otro enfoque para la investigación cualitativa, que es experimental, utiliza datos sobre una amplia variedad de comportamientos, se basa en preguntas de investigación formuladas explícitamente y fundamentadas teóricamente que guían el estudio, tiene como objetivo formular teorías matemáticamente exactas (definitivamente no en el lenguaje del análisis probabilístico de datos estadísticos, tal como se utiliza en la psicología convencional moderna, sino más bien en un lenguaje que sea más apropiado para las teorías cualitativas, como la topología), y tiene como objetivo comprender la mente como un todo (por ejemplo, Koffka, 1935; Köhler, 1947; Lewin, 1935, 1936; Toomela, 2007a, 2007b, 2007c, en prensa; Vygotsky, 1927/1982, 1929/1994, 1934/1996). El enfoque superficial del artículo citado para la investigación cualitativa pierde por completo las importantes diferencias entre los tipos de investigación cualitativa. Cuando llegué a la conclusión de que ninguno de los métodos descritos en el artículo objetivo es apropiado para estudiar psicología cultural como se entiende allí, no es que la investigación cualitativa como tal sea inapropiada. Por el contrario, una metodología cualitativa más rica aunque históricamente más antigua puede ser muy apropiada para la psicología cultural.

La teoría de la actividad es un callejón sin salida para el pensamiento metodológico

El análisis del artículo blanco reveló varias ideas cuestionables. Primero, no está claro por qué exactamente estas dos dimensiones, micro macro y formal informal, fueron elegidas para el análisis. Después, ¿por qué se entiende que debe haber una opción o bien elegir entre enfoques micro y macro? Además, ¿por qué se aceptó que el análisis de la metodología de investigación adecuada se puede realizar sin definir lo que se estudia? ¿Por qué se entiende la cultura como una colección de grupos de factores conceptualmente muy diferentes —conceptos, artefactos, instituciones— sin justificar teóricamente por qué se seleccionó esta comprensión particular de varios cientos de definiciones disponibles? ¿Por qué se acepta (implícitamente) la idea de que la metodología cualitativa se puede restringir al análisis de informes de comportamiento verbal? ¿Por qué los experimentos ni siquiera se mencionaron como necesarios si el objetivo de los estudios es comprender el desarrollo?
Hay un denominador común que se puede aplicar a todas las elecciones teóricas que hizo el autor del artículo analizado al construir su artículo: describe la situación de la psicología cultural y las metodologías utilizadas en él tal como aparecen ahora. Se describe el ambiente cultural científico de los psicólogos culturales de hoy. Las elecciones se hacen y se discuten dentro de los límites planteados por la situación teórica actual, sin ningún intento de tener una visión más amplia e intentar ir más allá de esta situación.
La psicología construye teorías sobre las formas en que opera la mente y por qué funciona de la manera en que lo hace. Lo que rara vez se comprende es que las mismas teorías sobre otras mentes son al mismo tiempo teorías sobre las mentes de los propios teóricos. Las respuestas a la pregunta de cómo el comportamiento de los científicos está modelado por sus propias teorías sobre otras mentes, pueden revelar ideas muy interesantes (por ejemplo, Cornish, Gillespie, Zittoun y Baucal, 2007).
Ahora, si hacemos la pregunta: "¿Por qué el autor tomó estas decisiones?", surge una posible respuesta de inmediato, sabiendo que el autor sigue los principios de la teoría de la actividad. He discutido cinco problemas fundamentales relacionados con la teoría de la actividad en otros lugares (Toomela, 2000). La teoría de la actividad: 1) se basa en una visión unidireccional en lugar de visión dialéctica teóricamente más plausible de las relaciones cultura-individuo; 2) se enfoca en el análisis de actividades sin tener en cuenta al individuo involucrado en la actividad al mismo tiempo; 3) subestima el papel de los signos y la importancia de centrarse en el significado de los signos en los estudios; 4) se acerca a la mente fragmentariamente, sin comprender la naturaleza holística de la mente; y 5) es fundamentalmente un desarrollo y, por lo tanto, no es un enfoque apropiado para comprender los fenómenos emergentes, incluida la mente.
Las mismas limitaciones de la teoría de la actividad se pueden hallar en el enfoque de la metodología de la psicología cultural aplicada en el artículo cuestionado. Primero, enfocarse en actividades ignora un aspecto importante de la mente humana: externamente, el mismo comportamiento puede surgir de operaciones mentales cualitativamente diferentes. Del mismo modo, en el artículo cuestionado el foco del análisis es la actividad científica externa. No se discute por qué la psicología cultural de hoy se caracteriza por este tipo de actividad. No se aborda los individuos, los científicos. No se discute por qué los científicos de hoy continúan trabajando sin definir explícitamente la cultura, el individuo y las relaciones cultura-individuo. En consecuencia, tampoco se entiende que la metodología es una parte importante de la teoría y que la metodología debe ser discutida en relación con una definición explícita de lo que se estudia, qué preguntas se hacen sobre los fenómenos estudiados y por qué.
El análisis teórico holístico, que toma en cuenta todos los aspectos importantes de la teoría de la psicología cultural, conduciría al rechazo de la oposición micro-macro e incluiría la discusión sobre diferentes tipos de investigación cualitativa, por ejemplo. Además, la idea de confiar solo en informes de comportamiento verbal e ignorar todos los otros tipos de comportamiento en la investigación refleja el mismo problema: la teoría de la mente en la actividad no se conceptualiza como un fenómeno holístico. Así, la segunda falacia fundamental de la teoría de la actividad también caracteriza la discusión de la metodología en el artículo discutido.
La tercera falacia de la teoría de la actividad, el enfoque unidireccional de los fenómenos estudiados, se refleja en la idea del autor de que el enfoque macrocultural debería preferirse por razones políticas. Esta idea encaja perfectamente con la idea de la teoría de la actividad de que los factores culturales moldean las mentes de las personas, incluidos los científicos, pero pierde el principio más importante de que las elecciones en la ciencia deberían basarse en argumentos científicos más que políticos.
Cuarto, los fenómenos cualitativamente diferentes, conceptos culturales versus artefactos versus instituciones sociales, son tratados como similares en el artículo citado. De esta manera, se ignora el papel fundamental de los símbolos, cuyo uso puede estar en teoría directamente relacionado con los cambios mentales cualitativos (véase también Toomela, 2003a, 2003b; Vygotsky, 1934/1996; Vygotsky y Luria, 1930/1994).
Finalmente, la naturaleza no evolutiva de la teoría de la actividad se refleja en el artículo discutido en la idea de que un fenómeno en desarrollo, la mente, puede entenderse mediante un método no evolutivo de observación del comportamiento verbal.
Tomado en conjunto, resulta que la discusión de las metodologías cualitativas en psicología cultural del artículo cuestionado es completamente coherente y lógica. Pero solo en el contexto de la teoría de la actividad. De inmediato, cuando se entiende las deficiencias fundamentales de la teoría de la actividad, y se reconoce las mismas deficiencias del enfoque elegido en el artículo analizado, los argumentos resultan ser teóricamente débiles y las conclusiones no están justificadas. Es posible concluir que la teoría de la actividad es un callejón sin salida no solo para la psicología cultural-histórica (Toomela, 2000), sino también para la metodología de la psicología cultural. Esta conclusión se deduce lógicamente del entendimiento de que la metodología es una parte esencial de la teoría científica.

¿Dónde proceder con el pensamiento metodológico en psicología cultural?

No quiero concluir con la idea de que no hay nada útil en el artículo analizado. Al contrario. Ya es hora de poner la metodología en el centro de la discusión. La crítica de las metodologías informales proporcionadas en el artículo objetivo es convincente y debe tomarse en serio. Después de analizar los argumentos, solo podemos dar un paso más y descubrir que las metodologías formales cualitativas tal como son entendidas en el artículo mencionado también deben ser rechazadas como inapropiadas para la psicología cultural.
No estoy preparado para responder a la pregunta sobre cuáles son las metodologías apropiadas. Sin embargo, me gustaría proponer algunas instrucciones para continuar con las discusiones sobre metodología. Primero, la discusión de la metodología de investigación no puede separarse de la discusión de lo que se estudia. La metodología es una parte esencial de una teoría científica. En psicología cultural primero necesitamos respuestas teóricamente justificadas a las siguientes preguntas: 1) ¿qué es la cultura para la psicología cultural, 2) cuál es el individuo (psicológico) para la psicología cultural, y 3) cómo se relacionan la cultura y el individuo? Después de responder estas preguntas, es posible proceder a la discusión de las metodologías de investigación.
En segundo lugar, es necesaria una comprensión más profunda de las metodologías cualitativas. Es un hecho fundamental que la medición es una unidad de calidad y cantidad. Sin determinar la calidad, la cantidad no puede ser determinada en principio (Hegel, 1831/1969). Para construir una teoría cuantitativa significativa, primero debe desarrollarse una teoría cualitativa (Koffka, 1935; Köhler, 1947; Lewin, 1935, 1936, 1940 / 1997b; Toomela, en prensa). Por lo tanto, la metodología cualitativa debe ser la base para el desarrollo de la teoría.
Tercero, la psicología dominante moderna es históricamente ciega. Los principios básicos de la psicología teóricamente bien fundamentados son olvidados o ignorados hoy. Tomar la historia en serio ayudaría a no perder el tiempo en "descubrir" estos principios nuevamente y ayudaría a evitar mucho trabajo empírico y teoría sin sentido (Toomela, 2007a, 2007b, en prensa).
Por último, parece justificado sugerir que la teoría de la actividad no es una base apropiada para desarrollar más la psicología cultural en general o la metodología de la psicología cultural en particular. La teoría de la actividad es un callejón sin salida para la psicología cultural.

Conclusiones

El análisis de la metodología de la psicología cultural, como se representa en el artículo de Ratner, revela problemas fundamentales en su enfoque, los que justifican el rechazo de las conclusiones hechas en el artículo analizado, así como de un enfoque teórico de la actividad sobre la metodología en general. Primero, sin definir lo que se estudia (cultura, psicología y su interrelación), no es posible decidir qué métodos son apropiados para la psicología cultural. En el artículo discutido se aplica una definición de cultura que es teóricamente incoherente y no corresponde a las elecciones metodológicas realizadas. En segundo lugar, los enfoques microculturales son rechazados sin darse cuenta de que el enfoque macrocultural preferido en el artículo objetivo es complementario del enfoque microcultural. Tercero, la investigación cualitativa se entiende de manera limitada. Se ignora las más complejas y ricas formas de investigación cualitativa utilizadas por muchos estudiosos de la psicología europea continental antes de la Segunda Guerra Mundial, que podrían ser más apropiadas para la psicología cultural. Finalmente, todas las líneas de pensamiento teóricamente cuestionables que se pueden encontrar en el artículo mencionado derivan de la teoría de la actividad que representa Ratner. Por lo tanto, la teoría de la actividad resulta ser un callejón sin salida para el pensamiento metodológico.
Las discusiones futuras sobre el pensamiento metodológico deben tener en cuenta que: 1) la metodología es parte de una teoría científica y, por lo tanto, lo que se estudia debe definirse para encontrar métodos apropiados para los estudios; 2) la metodología cualitativa debería convertirse en el foco de la metodología en psicología cultural; 3) la historia de la psicología contiene ideas olvidadas pero teóricamente muy ricas; y 4) la teoría de la actividad tiene problemas fundamentales que la hacen inapropiada para orientar el desarrollo de la metodología.

Referencias

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sábado, 15 de agosto de 2020

Toomela



La teoría de la actividad es un callejón sin salida para la psicología histórico-cultural
Aaro Toomela
Culture & Psychology Vol. 6(3): 353–364 (2000)

Traducción: Efraín Aguilar

Liev Vygotski y seguidores fundaron una psicología "cultural-histórica" en la década de 1920. A principios de la década de 1930, la escuela del pensamiento de Vygotski comenzó a desintegrarse. Una nueva escuela, abogando por lo que ahora se conoce como "teoría de la actividad", surgió en ese proceso de desintegración (van der Veer y Valsiner, 1991). Según la teoría de la actividad, la emergencia y el desarrollo de la mente están determinados por la actividad en la que participa un animal o un ser humano (A.N. Leontiev, 1981). Varios estudiosos modernos han adoptado esa opinión y afirman, por ejemplo, que "la forma de pensar está determinada por el tipo de actividad" (Tulviste, 1988, p. 127; véase también Cole, 1996, para un enfoque análogo).
El análisis de un enfoque de la actividad lleva a serias dudas sobre si puede llevarnos a una comprensión o explicación de la mente o cualquier función psicológica específica. En un artículo reciente de Carl Ratner (2000) en Cultura y Psicología, "Análisis cultural y psicológico de las emociones", se puede identificar todos los problemas básicos relacionados con la teoría de la actividad. Aquí el análisis de las emociones se toma como ejemplo de las dificultades relacionadas con la teoría de la actividad. En el artículo de Ratner se puede identificar problemas en tres niveles diferentes de análisis. Primero, las opiniones teóricas generales defendidas por Ratner no se corresponden con su análisis de fenómenos particulares. En segundo lugar, la actividad, como unidad de análisis, puede no ser adecuada para comprender las relaciones entre las mentes individuales y la cultura. Finalmente, el análisis de las emociones y las relaciones de las emociones con otros aspectos de la mente es demasiado superficial para llegar a las conclusiones de Ratner. Estos problemas se analizan en las siguientes secciones de mi artículo.

Enfoques dialécticos y unidireccionales para el análisis de fenómenos psicológicos

Cuando Ratner discute cuestiones teóricas generales, parece seguir los principios del análisis dialéctico donde los fenómenos complejos se entienden como sistemas de componentes que se constituyen entre sí. En el pensamiento dialéctico no hay relaciones unidireccionales de causa- efecto donde la "causa" permanece sin cambios (o "independiente") al conducir a un "efecto". La teoría de Vygotski, de la que surgió el enfoque de la actividad, era explícitamente dialéctica (por ejemplo, Vygotsky, 1935a, 1927/1982, 1929/1994; Vygotsky y Luria, 1930/1994). Según Vygotski, los procesos psicológicos deben ser entendidos como sistemas funcionales compuestos de funciones más elementales:

Las funciones psicológicas superiores no se superponen como un segundo piso sobre los procesos elementales, sino que representan nuevos sistemas psicológicos que incluyen un complejo nudo de funciones elementales que, al ser incluidas en el nuevo sistema, comienzan a actuar de acuerdo con las nuevas leyes. Por lo tanto, cada función psicológica superior presenta una unidad de orden superior, determinada principalmente por la combinación particular de una serie de funciones más elementales en un todo nuevo. (Vygotsky y Luria, 1930/1994, p. 140).

Dichas unidades dialécticas pueden ser observadas en diferentes niveles de análisis, desde funciones psicológicas individuales hasta complejos fenómenos socioculturales. "Causa" puede entenderse desde una perspectiva dialéctica como una calidad de elementos que ingresan al sistema. Aunque, en la síntesis de nivel superior, las funciones elementales "actúan de acuerdo con las nuevas leyes", al mismo tiempo tienen roles cualitativamente diferentes y complementarios en ese conjunto. La relación entre la cultura y un individuo también puede ser entendida como una unidad dialéctica de dos elementos distinguibles pero no separables (Toomela, 1996).
Al discutir preguntas específicas sobre las emociones, Ratner ignora los principios del pensamiento dialéctico y trata las relaciones entre las emociones y la cultura como unidireccionales (ver también Menon, 2000, para una crítica similar). Ratner, por ejemplo, afirma que los conceptos culturales pueden "llevar" a las personas a interpretar los eventos de manera diferente. Los conceptos culturales, según él, "no solo determinan si se producirán o no emociones particulares, sino que también determinan la calidad matizada y modulada de una emoción" (p. 11, énfasis mío). Según él, la cultura no influye unidireccionalmente solo en las emociones sino en todos los procesos psicológicos: ‘El punto definitorio de la teoría de la actividad es que los conceptos culturales que forman fenómenos psicológicos no se mantienen solos sino que reflejan las relaciones sociales de las actividades culturales. La organización social de actividades constituye el contenido de conceptos y psicología" (p. 15, énfasis mío). Por lo tanto, Ratner sugiere que los fenómenos psicológicos individuales son conceptos pasivos e individuales que solo reflejan actividades sociales. Se puede hallar muchos otros ejemplos de pensamiento unidireccional en el artículo de Ratner, así como en la teoría de la actividad en general.
Tal pensamiento unidireccional no es apropiado para explicar los fenómenos psicológicos porque no responde a la pregunta básica de dónde provienen los diferentes tipos de actividades que "determinan" y "constituyen" una mente humana. La incapacidad para explicar la aparición de aspectos cualitativamente novedosos de la mente humana es el resultado de cualquier tipo de pensamiento unidireccional en psicología. Si algún 'efecto' (aspecto novedoso de una mente) es resultado de la influencia de alguna 'causa' (actividad, según la teoría de la actividad) que permanece sin cambios en el proceso de aparición de un efecto, entonces debe haber alguna otra 'causa' (por ejemplo, 'causa 0') que es una causa de una causa. Creo que se puede acordar que nada puede ser una causa en sí misma. Por lo tanto, cuando pensamos unidireccionalmente, debemos buscar una causa última para explicar cualquier cosa. Sin embargo, esa causa última debe haber sido un fenómeno siempre existente porque no fue causado por nada.
En el pensamiento de los sistemas funcionales, el surgimiento de la novedad se explica por la idea de síntesis jerárquica. Una forma novedosa surge cuando al menos dos elementos distinguibles se sintetizan en un todo de nivel superior. Es importante que las propiedades de los componentes distinguibles del nivel superior cambien en ese proceso de síntesis (ver, por ejemplo, Koffka, 1935; Köhler, 1947, para el análisis de ese aspecto de los sistemas). Así, en el caso de las relaciones entre las emociones y las actividades en particular, o la organización social de las actividades y el contenido de los conceptos y la psicología en general; debemos esperar observar cambios en ambos, en lugar de solo en las emociones o la psique. En otras palabras, la organización de actividades debería cambiar junto con, y no "antes" o "después", de los cambios en la mente. Entonces, tal vez en lugar de preguntar cómo las emociones o conceptos "están determinados" por las actividades sociales y las relaciones, o viceversa, deberíamos preguntar cómo actúan esos procesos en el conjunto unificado de un sistema persona-ambiente. Se debe tomar un enfoque completamente diferente para el análisis de las relaciones actividad-mente para responder a ese tipo de preguntas.
Una característica importante del enfoque de los sistemas funcionales diferenciadora de la teoría de la actividad reside en el carácter explícitamente evolutivo del primero (por ejemplo, Vygotsky, 1929/1994). El enfoque de los sistemas funcionales busca la respuesta a las preguntas "¿desde dónde / qué?" y "¿cómo". El sistema se define por la calidad y cantidad de sus componentes, así como por el tipo de relación entre los componentes. Es importante recordar aquí que las propiedades de los componentes cambian en el proceso de su síntesis en un todo de nivel superior. Por lo tanto, las cualidades de los componentes distinguibles de un sistema no pueden ser entendidos después de que se incluyen en un sistema más complejo. Los componentes deben ser descritos antes de que surja la síntesis, de lo contrario, las cualidades de los componentes no pueden ser diferenciados de las cualidades que emergen con el todo nuevo (véase Baldwin, 1906, para un análisis exhaustivo de estas preguntas).

Actividad como foco de análisis

Las ideas básicas de Ratner provienen de una línea de pensamiento que se conoce como "teoría de la actividad". Según él, las características psicológicas individuales pueden revelarse a través del análisis de actividades prácticas y socialmente organizadas en las que participan las personas: 'Para que la psicología cultural comprenda el carácter cultural concreto de los fenómenos psicológicos, debe dilucidar las formas específicas y distintivas  como las poblaciones de personas organizan los principales dominios de la vida. . ." (P. 9, énfasis mío).
Sostengo que el análisis de la actividad es necesario pero no suficiente para comprender la mente humana. El análisis de la actividad por sí solo no puede conducir a resultados inequívocos porque la actividad externa y las operaciones psicológicas que respaldan esa actividad no están en correspondencia uno a uno. Ratner (y otros teóricos de la actividad) afirman que su enfoque se basa directamente en la teoría de Vygotski. Sin embargo, Vygotski probablemente no estaría de acuerdo con ellos porque veía claramente la actividad y la mente individual como partes mutuamente constituyentes de un sistema funcional complejo; no es posible entender uno sin comprender simultáneamente el otro:

. . . desde una perspectiva externa, las operaciones psicológicas pueden ser muy similares entre sí, pueden conducir a un mismo resultado de acuerdo con su estructura; sin embargo, según su naturaleza interna, según lo que una persona hace en su cabeza, por así decirlo, según la conexión causal, es posible que no tengan nada en común. (Vygotsky, 1931/1983b, p. 122)

Esa opinión no es específica de Vygotski. No puedo resistirme a traer una cita brillante esencialmente similar de William James (1890):

. . . es la maldición de la psicología suponer que donde los resultados son similares, los procesos deben ser los mismos. Los psicólogos son demasiado aptos para razonar como lo harían los geómetras, si estos últimos dijera que el diámetro de un círculo es lo mismo que su semi-circunferencia, porque, por lo demás, terminan en los mismos dos puntos. (pág. 528)

Aquí radica la razón por la cual la actividad no es el mejor candidato para convertirse en el foco preferido de análisis. Actividades externamente similares pueden ser apoyadas por operaciones mentales estructural y cualitativamente diferentes. El análisis de la actividad por sí solo no puede decirnos, por ejemplo, por qué y cómo una persona se dedica a algún tipo específico de actividad. Cuando una persona trata de cumplir con sus deberes en el trabajo, ¿es porque no quiere sentirse culpable, o es su pasión adictiva por el trabajo, o es su celo el que motiva su comportamiento posesivo a mantener el trabajo? ¿Cuando un niño llora porque no consiguió un dulce en una tienda es porque está triste o porque está tratando de dirigir el comportamiento de su madre, quien puede sentirse culpable (o avergonzada, etc.) en una situación en la que otras personas puede interpretar su comportamiento hacia el niño como abusivo? Se puede construir muchos otros ejemplos para demostrar que la "actividad" es ambigua con respecto a los mecanismos subyacentes.
Históricamente, es interesante notar que incluso algunos teóricos de la actividad reconocieron que su enfoque era un "desvío sin salida" de la psicología histórico-cultural basada en Vygotski. Por ejemplo, el análisis de A.A. Leóntiev (1990) del destino de la teoría de la actividad basado en el trabajo de A.N. Leóntiev, llevó al primero a la conclusión de que, si bien al principio la "teoría de la actividad" se separó de la teoría histórico-cultural de Vygotski, ¡más tarde los seguidores de la teoría de la actividad volvieron a las ideas de Vygotski! (p. 127). Por lo tanto, las limitaciones del enfoque de la actividad fueron entendidas por sus creadores. De hecho, en sus obras posteriores, A.N. Leóntiev señaló muchas veces que externamente el mismo ambiente puede tener significados completamente diferentes para un organismo. Por ejemplo: ‘cuál es el ambiente para un organismo y cómo se ve ese ambiente [vuistupáiet dlia nievó], depende de la naturaleza de ese organismo. . ." (A.N. Leontiev, 1981, p. 365). En consecuencia, el análisis de una actividad por sí solo es insuficiente para comprender los fenómenos psicológicos.

Significado del signo como foco de análisis

Históricamente, la teoría de la actividad fue de hecho una rama de la psicología histórico-cultural de Vygotski. La principal diferencia entre ellas radica en la elección del foco de análisis. Vygotski, en su búsqueda del enfoque de análisis adecuado, no negó la importancia de la actividad como fuente de información sobre funciones psicológicas (por ejemplo, Vygotsky, 1926, 1935a, 1935b, 1929/1994; Vygotsky y Luria, 1930/1994). Sin embargo, hay una diferencia muy importante entre la teoría de la actividad y la psicología histórico-cultural de Vygotski. Según esta última, la "unidad de análisis" más importante debería ser el significado de los signos (Vygotsky, 1934/1996; Vygotsky y Luria, 1930/1994) en lugar de la actividad.
Estaba claro que el análisis de la actividad no podía ser suficiente para la comprensión de la mente porque externamente las mismas actividades pueden depender de mentes internamente diferentes. El foco del análisis debe ser un fenómeno que simultáneamente sea externo y refleje las características internas de la psique. Vygotski argumentó que el significado del signo es ese fenómeno cuyo análisis puede revelar cualidades mentales específicas de los humanos (Vygotsky, 1934/1996). Por un lado, la utilización de signos es externa. Las señales se utilizan para compartir información socialmente. Por otro lado, los signos requieren un tipo especial de actividad mental para ser utilizados. Las relaciones de los signos con sus referentes y entre sí se crean internamente. Así, los signos en esencia representan una unidad dialéctica de los aspectos externos e internos del mundo.
Por qué la utilización de signos es necesaria para el desarrollo específico de una mente humana puede explicarse con un principio descubierto en la semiótica. En principio, la información cualitativamente nueva emerge solo cuando interactúan al menos dos mecanismos diferentes de procesamiento de información. La novedad surge cuando la información es "traducida" de un sistema de procesamiento de información a otro (Lotman, 1984 / 1992a, 1985 / 1992b, 1989/1993; Lotman y Uspenskii, 1971/1993). Los humanos comparten con otros animales la capacidad de procesar información perceptiva. Sin embargo, los seres humanos, además del procesamiento de información basado en la percepción, también dependen del procesamiento de los signos. Las "reglas" de la utilización de signos son diferentes de las "reglas" del comportamiento de los objetos y fenómenos disponibles para los órganos sensoriales. Por lo tanto, todo lo que los humanos pueden ver, tocar, oír, oler o probar puede ser procesado por dos mecanismos diferentes, perceptivos y semióticos. La evidencia disponible sugiere que solo los humanos son capaces de lograr una organización mental donde el procesamiento de la información semiótica y perceptiva se une en un solo sistema. El pensamiento mediado semióticamente emerge en esa síntesis (véase también Toomela, 1996).
Hay otro aspecto muy importante de la teoría de Vygotski. Él argumentó que los signos se pueden usar de manera diferente, en niveles jerárquicamente diferentes del  desarrollo del significado de los signos (por ejemplo, Vygotsky, 1934/1996). Por lo tanto, la presencia de signos en el entorno no es suficiente para comprender la mente. Es necesario estudiar cómo se usan los signos. Vygotski no dijo que no es necesario estudiar la actividad. Pero propuso que actividades externamente similares que conducen a resultados similares pueden depender de diferentes estructuras mentales. Como la mente humana puede estar mediada semióticamente, la primera característica diferenciadora de las actividades es si los signos están involucrados o no en la estructura mental interna correspondiente a la actividad. Y a continuación, debe entenderse exactamente cómo se usan los signos porque hay diferentes formas en que los signos pueden participar en una mente mediada semióticamente. Existen numerosos estudios empíricos que están totalmente de acuerdo con ese relato (A. Leontiev, 1932/1994; Luria, 1969, 1973, 1974, 1979; Luria y Yudovich, 1956).

Limitaciones de la teoría de la actividad en el análisis de fenómenos mentales particulares

La teoría de la actividad también está limitada para el análisis de fenómenos mentales  particulares. Hallé dos de tales limitaciones en el artículo de Ratner que son discutidas en las siguientes subsecciones.

Las emociones son un componente de una estructura mental

La psicología histórico-cultural, en el nivel general del pensamiento teórico, define la mente como un sistema funcional. Esa idea tiene varias consecuencias. Según la teoría de los sistemas funcionales, cada objeto o fenómeno es una organización jerárquica compleja de elementos en un todo de nivel cualitativamente más alto. Cada componente de dicho sistema tiene un papel específico en la organización del todo. Para entender cómo funciona el todo, es necesario describir sus componentes y relaciones entre esos componentes. Si algunos componentes de un sistema no son identificados, entonces el todo no puede ser entendido completamente. Los roles específicos de los componentes identificados tampoco pueden ser entendidos en ese caso porque el rol que atribuimos al componente identificado puede ser un rol de otro componente no identificado. Por supuesto, no sabemos a priori cuáles son los componentes de un sistema. La identificación de componentes es uno de los objetivos básicos del pensamiento de sistemas funcionales en la ciencia. Sin embargo, cuando hay evidencia de componentes distinguibles de un sistema en un nivel de análisis particular, entonces, para comprender el fenómeno en estudio en ese nivel de análisis, todos los componentes identificados de un sistema deben participar simultáneamente en el análisis.
Ratner argumenta que dicotomizar las emociones y el pensamiento es un error. Un enfoque de sistemas funcionales conduciría exactamente a la misma conclusión. Las emociones y el pensamiento pueden entenderse como componentes distinguibles de un sistema mental. Como componentes de un sistema más complejo, no pueden ser independientes entre sí. Pero dudo seriamente si las emociones y el pensamiento son los únicos componentes que forman la totalidad de una mente individual. Si hay otros componentes distinguibles - Vygotski además de esos propondría percepción, memoria y atención (por ejemplo, Vygotsky, 1932/1960, 1931/1983a) - entonces el análisis que involucra solo algunos de ellos puede conducir a interpretaciones erróneas. El problema radica en la posibilidad de que algunas cualidades específicas que atribuimos al pensamiento en un sistema de pensamiento–emoción, en realidad puedan resultar de la actividad de otros componentes que quedan fuera del análisis. (En algunos lugares parece que Ratner usa "cognición" y "pensamiento" como sinónimos. El problema persiste incluso si no se trataran como sinónimos.) Por ejemplo, Ratner propone que la intensidad de la emoción depende de conceptos cognitivos, tal como hace la cualidad de la emoción (p. 18). La intensidad del amor, por ejemplo, "depende" de la medida en que una pareja se ajusta a los ideales culturales de belleza física, personalidad, etnia, riqueza y antecedentes familiares (pág. 18). Pero todos estos componentes conceptuales no son necesariamente iguales. Una persona enamorada puede prestar poca atención a muchas de esas características 'culturales', puede olvidar la raza o el origen étnico de su amado, puede no ver algunas desviaciones de una belleza física ('El amor es ciego' dice el proverbio). Lo que se atiende, lo que se recuerda y lo que no se ve, por supuesto, está conformado por conceptos culturales. Pero esos conceptos culturales, a su vez, pueden ser moldeados por esos otros procesos. El posible papel de cada uno de ellos en la intensidad del amor, por ejemplo, debe analizarse cuidadosamente para comprender cómo emerge ese nivel particular de intensidad del amor.

El desarrollo de las emociones

La teoría de la actividad en esencia no tiene desarrollo. Aunque el desarrollo de las características mentales internas se "explica" por actividades particulares que "determinan" o "constituyen" esas características, no se explica de dónde provienen esas actividades y cómo se forman. De acuerdo con el enfoque histórico-cultural, la aparición de nuevas cualidades da como resultado la reorganización de las relaciones entre los componentes existentes de un sistema. En un nivel de análisis, esos componentes son el medio ambiente y un individuo; en el siguiente nivel de análisis más detallado, ambos "componentes" deben diferenciarse en subcomponentes. El entorno, por ejemplo, se puede diferenciar en cultural y no cultural, y una mente individual en percepción, lenguaje, memoria, atención, pensamiento, emociones y motivación. (Depende de las relaciones específicas entre esos componentes si la mente está mediada semióticamente o no).
Según la psicología histórico-cultural de Vygotski, el desarrollo de las emociones debe entenderse como una reorganización de las relaciones entre las emociones y otros procesos psicológicos en lugar de la aparición o importación de emociones per se (Vygotsky, 1932/1960). La descripción de Ratner de las ideas de Vygotski parece sugerir que comparte esa posición. Sin embargo, su tratamiento de aspectos específicos del desarrollo emocional está en desacuerdo fundamental con la comprensión vygotskiana. Según Ratner, todas las cualidades de las emociones se importan unidireccionalmente de las actividades: son "modeladas" por los cuidadores", "enseñadas" por la socialización emocional, "inculcadas" por los padres occidentales (págs. 22–23). El papel de un niño, afirma Ratner, no es el de un receptor pasivo, sino el de un participante activo. Sin embargo, ese papel activo no se entiende ni explica en términos de la reorganización interna del desarrollo de la mente. Un niño es simplemente alguien que quiere socializarse y permite que otros lo socialicen. Por algún deus ex machina, los niños "se esfuerzan" por imitar las reacciones emocionales (pág. 23); y tienen el "deseo desesperado" de experimentar algunas emociones (pág. 23). No se explica de dónde provienen esos deseos desesperados o de esfuerzo. Y la estructura de las emociones está, según Ratner, determinada por actividades sociales del exterior; no se supone ninguna contribución emocional, intelectual o cognitiva específica de un niño individual en ese proceso.
Tal explicación del desarrollo emocional demuestra una vez más que la teoría de la actividad no puede lograr la explicación de las mentes individuales más allá de la simple descripción de las concordancias entre las actividades sociales y los comportamientos individuales. El enfoque de Ratner no puede explicar, por ejemplo, un aspecto muy importante de una relación niño-ambiente. Vygotski demostró que externamente el mismo entorno tiene significados muy diferentes para un niño en diferentes épocas de desarrollo:

La primera deficiencia principal en el estudio práctico y teórico del medio ambiente es que estudiamos el medio ambiente en términos absolutos . . . Estudiamos algunos indicadores absolutos del entorno como condiciones, suponiendo que conocer esos indicadores también equivaldrá a conocer su papel en el desarrollo de un niño . . . De hecho, esto es absolutamente incorrecto tanto desde el punto de vista teórico como práctico . . . El medio ambiente debe estudiarse no como es, no en términos absolutos, sino en relación con un niño. El mismo entorno en términos absolutos es absolutamente diferente para un niño de 1, 3, 7 y 12 años. (Vygotsky, 1933-1934 / 1984, p. 383)

Así, externamente, la misma "actividad" que "determina" las emociones de un niño, por ejemplo, puede ser psicológicamente diferente según las cualidades mentales individuales del niño. Una vez más, vemos que la "actividad" no puede ser suficientemente informativa con respecto a los mecanismos psicológicos que subyacen a esa actividad. Es obvio que un niño de 1 año no tiene un deseo desesperado de experimentar el amor romántico. Sería así incluso cuando ese niño haya pasado todos sus días mirando televisión con películas románticas. Ratner sugiere que las personas se esfuerzan por imitar las reacciones emocionales que perciben en los demás. ¿Percibiría ese infante "deseo intenso, espontáneo, sensual, hedonista de mercancías"? ¿Percibiría la agorafobia? Sugiero que no lo haría. Por lo tanto, no habría tales emociones en su entorno para él.
Para comprender cómo externamente el mismo entorno adquiere significados nuevos y diferentes para un niño en desarrollo, la línea individual del desarrollo debe entenderse simultáneamente con el análisis del entorno y las actividades particulares en él. La descripción de actividades externas por sí sola no puede ser suficiente para eso.

Conclusiones

El análisis de la teoría de la actividad, como se representa en el artículo de Ratner sobre las emociones, revela que la teoría de la actividad en general y el análisis de las emociones en particular tienen deficiencias que la teoría de la actividad no puede resolver. La actividad, incluida la actividad social, puede tener lugar con y sin operaciones culturales, es decir, semióticamente mediadas, psicológicas. La consideración de la actividad como unidad de análisis no nos permite diferenciar muchos mecanismos psicológicos cualitativamente diferentes que pueden ser la base de lo que se considera la misma actividad cuando se la  observa externamente. La teoría histórico-cultural, fundada por Liev Vygotski, considera que, y explica por qué, el significado de los signos debe tomarse como una unidad central de análisis. El signo (generalmente una palabra) es una unidad dialéctica de aspectos externos, materiales e internos, ideales de la mente. La unidad del entorno específicamente humano, la "cultura", y los mecanismos psicológicos individuales pueden ser estudiados  mediante el análisis de los significados de los signos, pero no solo con el análisis de actividades externas. La teoría de la actividad, una vez separada de la psicología histórico-cultural, es un callejón sin salida en la búsqueda de una comprensión de la mente humana.

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