Este blog busca difundir algunas fuentes de la obra vygotskiana publicada en español, así como traducir algunos artículos editados en revistas y libros o bajados de la red; todo relacionado con Vygotski.

sábado, 20 de marzo de 2021

Moura da Costa y Calvo Tuleski

 

 

Crítica al método de investigación construccionista social a partir de la psicología vygotskiana

Eduardo Moura da Costa y Silvana Calvo Tuleski 

Psicol. Esc. Educ. Vol. 22, no. 1, 2018 

http://dx.doi.org/10.1590/2175-35392018014981

 

Traducción: Efraín Aguilar

 

 

Introducción

 

El problema del método en la psicología fue central para Vygotski (1982/2004). Para el autor, uno de los principales responsables de la situación de crisis de la psicología fue su falta de claridad sobre el método de cognición de los fenómenos psicológicos. La clave de este problema fue la confusión entre gnoseología y ontología, es decir, las dificultades epistemológicas que existen en cuanto al objeto mismo de la ciencia psicológica, y entre la forma en que el investigador representa el fenómeno y el fenómeno en sí.

El uso del pensamiento vygotskiano para contrarrestar el modelo experimental positivista fue uno de los destinos de su teoría en Occidente. Sin embargo, la recepción de las obras de Vygotski no se produjo sin problemas de interpretación, simplificaciones, adaptaciones y pérdidas (Dafermos, 2015; Veresov, 2010; Duarte, 2001; Tuleski, 2008). Los principales problemas de la apropiación vygotskiana provienen precisamente de la falta de coherencia metodológica. Resultó lo que el autor criticó en su texto seminal “El sentido histórico de la crisis psicológica”: eclecticismo y falta de coherencia metodológica.

Una de las apropiaciones de Vygotski fue hecha por el construccionismo social. Vygotski es considerado como uno de los muchos predecesores de este movimiento (Castañón, 2007; Grandesso, 2000; Guanaes, 2006; Harré, 2000; López, 2003; López-Silva, 2013; Lock y Strong, 2010). Autores de referencia de este movimiento, como Gergen (1994/1995), Harré (2000) y Shotter (1993/2001, 2008), destacan la relación entre sus concepciones y las del psicólogo soviético. Shotter (1993) llegó al grado de afirmar que Vygotski sería su “héroe” y el de Harré.

López (2003) afirma que Vygotski y otros autores soviéticos, como Leóntiev y Luria, fueron retomados por el construccionismo social por su crítica a la psicología imperante y por sus argumentos anti cognitivistas y anti mentalistas. En el construccionismo social, a diferencia del constructivismo, el conocimiento se entiende como una construcción social, es decir, tiene un origen relacional y discursivo. En este sentido, el propio ser humano se desarrollaría a través de una relación dialógica con sus pares. Algunos autores parten de la idea que no podemos representar los fenómenos de la realidad, ni producir un conocimiento verdadero sobre ellos; solo podríamos conocer las formas y las razones por las cuales las personas, en comunidad, crean el conocimiento y los efectos que esta “verdad” tendría en este grupo.

Según Gergen (1994/1995), el constructivismo, en general, sería compatible con el construccionismo en dos aspectos importantes: 1) Ambos son escépticos sobre las garantías fundamentales de una ciencia empírica; 2) Están contra la idea de una mente individual que refleja un mundo independiente. A pesar de estos puntos intercambiables, el autor señala que las tesis constructivistas suelen ser antagónicas a las del construccionismo desarrolladas por él. Desde un punto de vista construccionista, “ni la 'mente' ni el 'mundo' tienen un estatus ontológico garantizado, eliminando los supuestos fundamentales del constructivismo” (Gergen, 1994/1995, p. 61). En este sentido, el autor señala que el constructivismo permanecería ligado a la tradición individualista occidental. Por tanto, para los construccionistas, el conocimiento siempre sería social, mediatizado por el lenguaje y estaría sujeto a negociaciones.

Pretendemos demostrar, comparando el método construccionista y el de Vygotski, que algunos de los fundamentos metodológicos más apreciados por Vygotski son incompatibles con las premisas construccionistas. La discusión principal involucrará el método de cognición de la realidad. El movimiento teórico bajo análisis será una versión del construccionismo llamada responsivo-retórica. Justificamos la importancia de esta discusión en el campo de la Psicología que gira hacia la educación por el hecho de que el construccionismo social está siendo utilizado como base para la investigación y las prácticas de los psicólogos en la escuela. En este sentido, podemos citar a Picchetti (2012), Rezende, Oliveira y Gomes (2013) y Souza, Macchiaverni, Benatti y Crepaldi (2015) como ejemplo, lo que demuestra la importancia del debate en este campo.

 

Versión responsivo-retórica del construccionismo social

 

Shotter, junto con Kenneth Gergen, su colaborador habitual, ha sido una figura central en la elaboración y difusión del “construccionismo social”. La obra de Shotter se caracteriza por un continuo de temas y fuentes, revisados ​​y reformulados, que componen un cúmulo de ideas y síntesis en torno a su pregunta central: "¿qué es el ser humano?" (Lock & Strong, 2010). Al igual que Gergen, Shotter criticó la psicología hegemónica por entender que el hombre es un ser social. Utilizó autores como Berger y Luckmann, Wittgenstein, Bajtín, Garfinkel y Vygotski para confrontar la psicología hegemónica.

Su versión del construccionismo implica pasar de un interés descontextualizado por la “psicología de la mente” teórica y explicativa a un interés “situado” en la “psicología de las relaciones socio-morales”, práctica y descriptiva. Para este punto de vista, la mente deja de ser una cosa en sí misma y se convierte en un dispositivo retórico, algo que se puede hablar en diferentes momentos y con diferentes propósitos. El principal cambio en la Psicología como ciencia moral sería cambiar el estudio de la supuesta "naturaleza" de la mente y "pasar al estudio de la forma en que realmente nos tratamos unos a otros como participantes en las actividades comunicativas de la vida cotidiana" (Shotter, 1993/2001, pág. 45). Este cambio nos llevaría a interesarnos por los procesos de “construcción social”. Cabe señalar que el adjetivo “social” se refiere al hecho de que los seres humanos establecen relaciones entre sí a través del lenguaje simbólico.

Shotter (1993/2001) llama a su versión “responsiva” porque la capacidad que tenemos, como individuos, de representar el mundo, es decir, de describir los estados de cosas (sean reales o no), surge de un hecho fundamental de que hablamos en respuesta a quienes nos rodean, independientemente de la influencia del entorno. El carácter retórico proviene del hecho que el habla es la principal forma de responder a quienes nos rodean. Según el autor, el lenguaje, antes de tener una función referencial, que pretende describir o explicar cómo son las cosas, tiene el poder de “'mover' a otros a la acción o modificar sus percepciones” (Shotter, 1993/2001, p. 18).

En suma, para él, nuestras formas de hablar influyen en la forma en que "vemos" el mundo. Observamos que esta versión construccionista de Shotter es un desarrollo de su problema de investigación básico, a saber, el de comprender qué es el ser humano y que las ideas de Vygotski, Bajtín y Wittgenstein impregnan todo su esfuerzo teórico. La base de las “construcciones sociales” está en la vida cotidiana, claramente guiada por el pragmatismo. Además, se puede considerar una visión antirrealista al negar el proceso de cognición de la realidad en sus determinaciones. El conocimiento se limita al consenso grupal que niega que exista una correspondencia entre la realidad y la representación que se tiene de ella. Este principio, como veremos, está en contradicción con el método de Vygotski, cuya primacía en la relación entre sujeto y objeto de conocimiento se le da a la realidad, por lo tanto, es un punto de vista histórico-social ontológico, ya que se basa en el materialismo histórico-dialéctico. (Tonet, 2013).

 

Implicaciones metodológicas sobre el origen del lenguaje

 

Según Lock y Strong (2010), las obras de Shotter fueron elaboradas en base a dos ideas de Vygotski: 1) las funciones simbólicas comienzan entre las personas, a través de relaciones inter mentales, y luego se vuelven individuales y pueden ser utilizadas para sus propios fines; 2) esta capacidad aparece primero en nuestro repertorio espontáneo y luego se somete a un control voluntario. El concepto de “acción conjunta”, desarrollado por Shotter, estaría relacionado con esta apropiación de la idea de Vygotski sobre el desarrollo de funciones psicológicas superiores. Para Shotter, a partir de la “acción conjunta”, desarrollaríamos habilidades que son sociales, de manera espontánea, pero luego podrían convertirse en voluntarias. En otras palabras, las habilidades simbólicas se interiorizarían a partir del contacto social.

Desde nuestro punto de vista, la concepción del lenguaje expresada por construccionistas como Shotter está menos ligada a Vygotski que a filósofos idealistas, como Humboldt.1 Este filósofo alemán, según Marcondes (2001), fue uno de los principales responsables de situar el estudio del lenguaje en el centro de las discusiones filosóficas, ya que atribuía al lenguaje un papel central en la constitución del pensamiento.

 

1 De acuerdo con Milani (2012), Wilhelm Karl von Humboldt nació en Postdam en 1767 y murió en Tegel en 1835. “Idealista, tanto en relación a los asuntos de Estado como a otras materias, Humboldt colocó en el contenido de su obra la esencia del pensamiento de su tiempo, es decir, el idealismo estético” (Milani, 2012, p. 67).

 

Según Milani (2012), Humboldt consideró que el lenguaje se perfecciona a través del pensamiento de las personas. Cuanto más piensan los individuos, más desarrolla el lenguaje un pueblo en particular, ya que esta sería la forma de materialización del pensamiento. Su concepción del lenguaje sería la de un proceso cíclico, cuya premisa es que a medida que se desarrolla el pensamiento, se desarrolla el lenguaje, que, a su vez, queda a disposición del pensamiento para que se desarrolle.

Si bien Vygotski (1984/1996) señala que comparte la concepción de Humboldt sobre la función del concepto, es decir, que el pensamiento solo se aclara a través de él, existe una diferencia en cuanto al origen del lenguaje. Venuto (2014) corrobora esta afirmación al comparar la concepción del lenguaje de Vygotski con la de Humboldt. El autor concluye, a partir de su comparación, que existen límites para afirmar que la concepción histórico-cultural del lenguaje en Psicología tiene sus raíces en el sistema filosófico de Humboldt. Considera que Humboldt desarrolló una visión relativista al considerar el lenguaje de un pueblo como determinante para el desarrollo de la concepción del mundo, pues cada pueblo tendría una perspectiva del mundo diferente. Este relativismo también se encuentra en Shotter (1993/2001), que utiliza el lenguaje de un pueblo primitivo, los Hopi, para teorizar sobre el lenguaje en general.

Según Shotter (1993/2001, 2008), nuestras diferentes formas de hablar, en términos de hechos, nos llevan a vivir el mundo de una manera muy diferente. El autor basó los estudios de Whorf 2 en el lenguaje de este pueblo para “probar” su visión construccionista del lenguaje.3 Dice que las formas de hablar de los Hopi influyen en la forma como entienden la realidad. Para Whorf, según Shotter (1993/2001), las palabras "hacen" las cosas.

 

2 Benjamin Lee Whorf (1897-1941) fue un lingüista estadounidense que, junto con Edward Sapir (1884-1939), creó la hipótesis Sapir-Whorf. Esta hipótesis señala que las distintas formas de ver el mundo dependen de las formas que adopte cada lengua en las distintas culturas.

3 Castanõn (2006) asegura que la tesis de Whorf que el pensamiento se reduce al lenguaje fue ampliamente refutada teórica y empíricamente.

 

Como resultado de lo dicho sobre el papel del lenguaje para los Hopi, nos preguntamos: ¿No operaría Shotter una inversión idealista? Al considerar que la forma de entender y pensar el mundo surge de la forma del lenguaje y viceversa, ¿no estaría negando que el lenguaje surge como una necesidad de la actividad humana vital, el trabajo? ¿Y, además, que las transformaciones en forma de intercambio hombre-naturaleza como estructura, operan las transformaciones superestructurales en cada sociedad (lenguaje, arte, leyes, etc.)? Creemos que los estudios de Vygotski y Luria (1993/1996; Vygotski & Luria, 1994/2007) pueden ayudar a responder estas preguntas.

Veamos, de inicio, las palabras de Vygotski (2004) durante su debate con Kant y Binswanger. Para él, estos autores parten de premisas lógico-formales y gnoseológicas al admitir que los métodos del conocimiento determinan la realidad:

 

Basta adaptarnos a la perspectiva realista-objetiva, es decir, materialista en gnoseología y dialéctica en lógica, en el análisis teórico del conocimiento científico para que esa teoría se vuelva inviable. Este nuevo enfoque nos dice que la realidad determina el objeto de la ciencia y su método, y que es totalmente imposible estudiar los conceptos de cualquier ciencia sin las realidades representadas por esos conceptos. (Vigotski, 2004, pág.246).

 

Sin embargo, esta primacía del objeto sobre el sujeto, es decir, la adopción del punto de vista histórico-social ontológico, se destaca en su discusión de la ciencia psicológica, pero también atraviesa toda su obra en cuanto a la forma en que nos convertimos en humanos, es decir, en el desarrollo filo y ontogenético. Para Vygotski y Luria (1993/1996, Vygotski & Luria, 1994/2007) el instrumento material tiene una analogía con los instrumentos psicológicos. Por tanto, dependiendo del desarrollo material de cada sociedad, en sus diferentes períodos históricos, se esperaría que existieran diferentes etapas de desarrollo cultural. En palabras de Vygotski y Luria (1993/1996): “Es fácil ver que el lenguaje y su carácter determinan la organización de las operaciones mentales al [mismo] grado que las herramientas determinan la organización y estructura de cada tarea manual del hombre” (Vygotsky y Luria, 1993/1996, p. 126). Las formas del lenguaje simbólico humano nacen del intercambio del ser humano con la naturaleza, a través del trabajo, se perfeccionan y desarrollan a partir de las necesidades de intercambio social originadas en esta vital actividad humana.

Tuleski (2011) señala que los estudios interculturales de Vygotski y Luria tuvieron como objetivo verificar los presupuestos de la teoría de Marx, especialmente el concepto de praxis. Este concepto apunta a que la evolución de las funciones superiores del hombre resultó de su actividad instrumental y social, cuya interiorización da como resultado la conciencia. Destaca que el objetivo de Luria y Vygotski con los estudios interculturales fue identificar si los cambios sociales y tecnológicos provocaron cambios en el proceso de pensamiento. Entendieron las diferencias según la etapa del desarrollo cultural en estrecha relación con el desarrollo de las fuerzas productivas y no desde el punto de vista de las habilidades innatas.4

 

4 No podemos dejar de mencionar que tales estudios sirvieron para acusar a Vygotski y a otros autores de “racistas”. Al respecto, Tuleski (2011) afirma: “Solo una comprensión errónea de los fundamentos en los que se basó la teoría Histórico-Cultural podría dar lugar a una interpretación racista basada en la inferioridad genética u orgánica de tales poblaciones” (p. 85).

 

Según Vygotski y Luria (1993/1996), el lenguaje del hombre primitivo era más rico en detalles que el nuestro. Estaría más ligado a la memoria, volviéndose fotográfico, como si representara un dibujo, rico en terminología. La explicación es que una gran cantidad de detalles concretos desaparecen con el desarrollo del lenguaje que adquiere la función categórica.

 

En las lenguas de los pueblos australianos, por ejemplo, la ausencia de palabras que designen conceptos generales es casi completa; sin embargo, ellos (los lenguajes) están inundados de una gran cantidad de términos específicos que distinguen con precisión los rasgos individuales y el carácter distintivo de los objetos (Vygotsky y Luria, 1993/1996, p. 121).

 

Estos autores ilustran las ventajas y desventajas de este tipo de lenguaje. La ventaja es que se crea un letrero para todos los objetos concretos, de modo que el hombre puede tener una réplica del objeto designado. La desventaja sería que tal forma de lenguaje sobrecarga la memoria y el pensamiento con un sinfín de detalles al no realizar síntesis mediante el procesamiento de los datos de la experiencia.

Las palabras del hombre primitivo no se diferencian de los objetos, pero permanecen íntimamente ligadas a las percepciones sensoriales inmediatas (Vygotsky & Luria, 1993/1996), siendo más nominativas que categóricas. Para explicar esta relación, mencionan el ejemplo de un hombre primitivo que estaba aprendiendo una lengua europea. En el proceso de aprendizaje, se negó a escribir algo que en realidad no estaba ocurriendo.5  “Las operaciones del lenguaje y las operaciones numéricas solo son factibles cuando están vinculadas a las situaciones concretas que las originaron” (Vygotsky & Luria, 1993/1996, p. 124).

 

5 No podemos dejar de señalar la similitud de este ejemplo con el proceso de desarrollo de la escritura en el niño. Azenha (1997), al repetir los experimentos de Luria sobre el proceso de adquisición de la escritura, encontró que los niños en la etapa inicial de aprendizaje / desarrollo se negaban a escribir algo diferente de lo que veían.

 

Los autores también afirman que el pensamiento, al igual que el lenguaje, es enteramente “concreto, pintoresco y dependiente de la imagen”. La “función pictórica” del lenguaje indicaría el carácter eidético del hombre primitivo, es decir, que su lenguaje estaría basado en imágenes. A medida que avanzaba el desarrollo cultural del pensamiento y el lenguaje, el carácter eidético del lenguaje se disolvió y comenzó a ocupar un segundo lugar. La tendencia del lenguaje a expresar cada uno de los detalles concretos ha desaparecido (Vygotsky & Luria, 1993/1996) debido a la complejidad y amplitud de la producción de instrumentos concretos. Al pasar de la concreción inmediata de la realidad, la palabra se asocia no a un objeto individual, sino a un grupo de objetos, que tienen una función categórica. Sin embargo, enfatizan que, aunque el lenguaje se refiere a un grupo de objetos, estos no pierden su individualidad y singularidad.

El punto principal que queremos resaltar en la teorización de Vygotski y Luria (1993/1996) es la relación que establecen entre lenguaje y trabajo dentro de las sociedades primitivas. Afirman que la riqueza del vocabulario refleja la riqueza de la experiencia, es decir, está relacionada con la adaptación activa del hombre en la naturaleza. “Así, las necesidades técnicas y las necesidades de la vida, y no las características del pensamiento, son la verdadera fuente de estas características del lenguaje” (Vygotsky & Luria, 1993/1996, p. 132, énfasis agregado).

Por tanto, el origen del lenguaje para Vygotski y Luria es completamente diferente al de Whorf, tomado por Shotter como referencia. Vygotski y Luria, en coherencia con el método marxista, parten de la noción de que es el trabajo el que produce el cambio cualitativo en las formas de relación entre los seres humanos, produciendo la necesidad de un lenguaje simbólico, inicialmente gestual, luego simpráxica (gesto más palabras, ligado a la situación inmediata) y, finalmente, la semántica (sólo vínculos entre palabras) (Luria, 1986). El lenguaje simbólico, como perfeccionamiento del reflejo subjetivo de la realidad objetiva, se desarrolla a partir del metabolismo [sic] del hombre con la naturaleza y califica la psique humana, haciéndolo consciente. En otras palabras, no es la forma de hablar lo que determina la forma de experimentar el mundo, sino su reverso, es decir, el punto de partida es el mundo mismo, la organización de la vida material humana. Los diversos nombres dados a las cosas por los hombres primitivos, como señalan Vygotski y Luria (1993/1996), prueban esta cuestión.

En suma, nuestra intención fue resaltar que el construccionismo, al explicar el papel del lenguaje en la formación del hombre, desplazándolo de su origen, perdió de vista la relación existente entre la actividad vital humana como base para el desarrollo del pensamiento verbal. Como hemos visto, el construccionismo entiende el lenguaje al margen de las relaciones materiales de la existencia social, es decir, "social" se refiere únicamente al intercambio simbólico. Shotter entiende el lenguaje de una manera diferente al desarrollo cultural y tecnológico de un pueblo, que es muy diferente a lo que vemos en los estudios culturales desarrollados por Vygotski y Luria (1993/1996, Vygotski & Luria, 1994/2007).

 

Construccionismo social y el problema del desarrollo humano

 

Intentaremos demostrar que, para Vygotski, existe una gran diferencia entre el pensamiento del niño y el pensamiento conceptual lógico del adulto. También explicaremos que, desde su punto de vista, los niños en edad preescolar tampoco han desarrollado una separación total entre su pensamiento y el mundo. El propósito de este análisis es problematizar si la idea de construccionistas como Shotter y Gergen, de que son otros los que nos convencen de cómo son los fenómenos y no la realidad en sí, no se debe a una apropiación ingenua sobre el desarrollo ontogenético del lenguaje propuesto por Vygotski.

 

Shotter (1993/2001, 2008), en su interpretación, rompe claramente la unidad entre instrumento y signo postulado por Vygotski. Para él, las palabras sirven para que los demás organicen nuestras formas de percibir y actuar lo que también señala Vygotski, pero observando que la realidad se duplica en nuestra mente a través del lenguaje. Para Vygotski, la primacía se coloca en la realidad en los instrumentos materiales y en las relaciones concretas que los produjeron. Y ese proceso de duplicación tiene un largo desarrollo desde la niñez hasta la edad adulta.

 

Según Vygotski (1984/1996), en sus primeros años de desarrollo el niño se limita al sincretismo del pensamiento visual directo. En esta fase, agrupa diferentes impresiones recibidas simultáneamente, constituyendo el núcleo primario de su percepción. Con su entrada en la edad escolar, el límite cambia al campo del sincretismo verbal. Aún agrupa diferentes significados, pero con la diferencia de que existe un sincretismo verbal o de imagen. En lugar de generalizar dos ideas por su significado objetivo, por ejemplo, el niño asimila y fusiona las dos en una sola imagen sincrética. Todavía no hay un pensamiento abstracto, por lo que, a pesar de liberarse de las imágenes visuales, el niño todavía tiene un pensamiento concreto; un pensamiento en imágenes evita que el niño establezca relaciones entre diferentes elementos. En palabras de Vygotski: “Vemos, por tanto, que la dificultad de establecer la relación, la indiferencia ante la contradicción, el enfoque sincrético subjetivo, más que objetivo, son características inherentes al pensamiento verbal del estudiante de la misma manera que pensamiento visual, directo de niños en edad preescolar” (Vygotski, 1984/1996, p. 96).

Por tanto, lo que estamos tratando de mostrar es que, para Vygotski, a diferencia del construccionismo, no es simplemente el lenguaje lo que cambia nuestra percepción, sino que el desarrollo del pensamiento conceptual, con sus peculiaridades internas, provoca una diferenciación del pensamiento en relación con la realidad. Para Vygotski (1934/2009), las palabras, como forma de transmitir conceptos, solo pueden entenderse en relación con otras palabras y la realidad que representan. La palabra no es simplemente una etiqueta que se pega a los objetos, ni simples imágenes mentales, sino que un signo solo puede entenderse en relación con otros signos en el proceso dialéctico entre los sujetos y la realidad externa.

Existe una relación dialéctica en el desarrollo externo e interno del individuo. La interiorización no es un proceso que transfiera algo externo a lo interno directamente. Hay un proceso de desarrollo complejo, en el que, primero, el niño usa ciertos conceptos sin ser plenamente consciente de ellos. El habla egocéntrica es una etapa en el proceso de interiorización: externamente tiene la característica del habla socializada, sin embargo, en términos funcionales, juega el papel de regular la conducta y aún necesita desarrollarse para alcanzar el nivel de los significados de los adultos.

La diferenciación de los elementos de la realidad no es cuestión de convencer como propugna Shotter (1993/2001), de una mera negociación de significados, que produce lo real. Si ese fuera el caso, bastaría con crear nuevas palabras para que se establecieran nuevas relaciones; para Vygotski (2004) son hechos nuevos que requieren conceptos nuevos, porque de nada sirve bautizar cosas viejas con nombres nuevos. Así, Shotter parece ignorar la explicación de Vygotski (1996) sobre la importancia fundamental del desarrollo conceptual y el pensamiento teórico verbal para que los individuos superen la inmediatez cotidiana, entendiendo la realidad más allá de la apariencia del fenómeno. En palabras del autor:

 

Pero la principal conclusión es que, al reconocer el carácter histórico del pensamiento verbal, debemos extender a esta forma de comportamiento todas las tesis metodológicas que el materialismo histórico establece para todos los fenómenos históricos de la sociedad humana. Finalmente, debemos esperar de antemano que, en términos generales, el mismo tipo de desarrollo histórico de la conducta llegará a depender directamente de las leyes generales del desarrollo histórico de la sociedad humana. (Vigotski, 2009, pág.149)

 

Shotter (1993/2001, 2008), al tocar el proceso de interiorización, distorsiona la explicación de Vygotski sobre el desarrollo de los conceptos. La lectura realizada parece ser que el concepto no representa una realidad externa, sino que es una modalidad de práctica social (entendida como discurso). Reiteramos que, para Vygotski, el concepto no se puede reducir a esta explicación, el concepto es una generalización de aspectos esenciales de la realidad, con una referencia concreta, incluso en los conceptos más abstractos. Shotter también toma el concepto como un alejamiento de la realidad, una lectura que contradice los postulados de Vygotski, ya que los conceptos sirven precisamente para comprender la realidad en su esencia, en su complejidad, en su nexo interno.

Vygotski (1984/1996), utilizando el método “genético-experimental”6 y estudios comparativos, llegó a una conclusión sobre las diferencias entre el niño de la primera edad escolar y el de la edad de transición. El núcleo de esta transformación estaría en la formación de conceptos. En ese momento juega un papel decisivo la introspección, que da cuenta de la conciencia de los propios procesos conductuales. Además, las nuevas formas de comportamiento se trasladan al interior de la personalidad del adolescente a través de la interiorización. Según Vygotski (1984/1996), es a través de la actividad (relación del sujeto con el mundo) que una serie de mecanismos externos (sociales) se trasladan al interior, constituyendo el lenguaje interno y el creciente dominio de las funciones psíquicas.

 

6 Este método se convirtió en la base de la investigación desarrollada por Vygotski a finales de la década de 1920. En contraste con el método descriptivo fenomenológico, Vygotski afirma que se necesitaban tres cosas para desviar la mirada de lo meramente visible y penetrar la esencia del fenómeno. Primero, era necesario analizar el proceso y no el objeto. Como sugiere el nombre del método, se debe analizar el fenómeno de manera experimental desde su nacimiento, en todo su desarrollo. En segundo lugar, la psicología debería pasar de la descripción al análisis, es decir, mostrar los vínculos dinámicos-causales que subyacen a todos los fenómenos (Vigotski, 1960/2000).

 

Así es como Vygotski (1984/1996) resume el significado de la adquisición de nuevas funciones por medio de la formación de los conceptos para todo el pensamiento del adolescente:

 

Pudimos demostrar que si en el pensamiento los objetos aparecen aislados e inmóviles, en concepto, su contenido se empobrece. Si admitimos que el objeto llega a ser conocido gracias a sus conexiones y mediaciones, en sus relaciones con el entorno circundante y en movimiento, concluiremos que el pensamiento que domina los conceptos comienza a dominar la esencia del objeto, descubre sus vínculos y relaciones con otro objeto, comienza a correlacionarlos, a unir los diversos elementos de su experiencia por primera vez y solo entonces tiene una visión coherente del mundo como un todo (Vygotski, 1984/1996, p. 108).

 

En esta cita, podemos ver que la comprensión de Vygotski del papel del concepto en el proceso de pensamiento contradice completamente la concepción del construccionismo. Es a través de conceptos que podemos llegar a comprender las relaciones esenciales entre los fenómenos y tener una visión de la complejidad que existe en la realidad.

En resumen, Shotter (1993/2001, 2008) no se equivoca del todo al decir que conocemos el mundo a través de las personas que nos rodean. Vygotski (2009) también comparte esta posición. Sin embargo, como destacamos, al hacerlo se está refiriendo al desarrollo infantil en el que el niño inicialmente dependerá directamente de este intercambio. El problema de Shotter es generalizar la explicación de Vygotski sobre el desarrollo infantil, ignora la actividad como una unidad verbal-práctica. La realidad objetiva no es un mero trasfondo donde se despliegan las prácticas discursivas, como trata el construccionismo.

 

La noción de imaginación como expresión del problema metodológico del construccionismo social

 

Ya hemos mencionado que, para el construccionismo, en ocasiones, tanto el lenguaje como el conocimiento no representan una realidad, sino que son producidos por personas en relación. Esta perspectiva se ve corroborada por su noción de lo imaginario. Shotter (1993/2001) afirma que, como el discurso produce un “objeto” en lugar de simplemente reflejarlo, es necesario hablar de su condición transicional, de su existencia parcial y de las posibilidades contenidas en su propia realización posterior: por eso se necesita la categoría de lo imaginario. Según él, las formas de hablar influyen en las formas de "ver" el mundo. Si pretendemos producir una "forma correcta" de ver el mundo, debemos tener cuidado de distinguir entre lo imaginado y lo inimaginado, a fin de desarrollar una forma correcta de hablar.

Para ilustrar su visión de lo imaginario presente en la vida cotidiana, Shotter (1993/2001) recurre a una obra de teatro de Samuel Beckett, llamada “Esperando Godot”, una de las más famosas del escritor inglés. En resumen, la obra se centra en dos personas que se preguntan si deberían esperar a otro, Godot. Esta persona es realmente imaginada, aunque, según Shotter (1993/2001), juega un papel real en sus vidas. El chiste final sería que no hay error individual, ya que cada uno contribuye al error del otro, no solo aceptando las explicaciones recíprocas de lo que están haciendo, sino también recordando al otro su misión.

 

Pero lo único que les parece obvio, que están esperando a Godot, no es de ninguna manera una descripción correcta de lo que realmente están haciendo. Es una ilusión construida socialmente y sostenida socialmente, en términos de la cual dan sentido a sus vidas y a la que creen que deben subordinarse (Shotter, 1993/2001, p. 130).

 

En la interpretación del autor, viviríamos como los dos personajes de Beckett. En analogía con la obra, afirma que la "mente" también sería una entidad formada por palabras, como Godot, es decir, un recurso retórico. Lo que se diga al respecto serviría para apoyar determinadas formas de participación en la vida cotidiana.

La cuestión, para él, es producir formas correctas de ver el mundo según la coordinación social y no buscar la correspondencia de esta construcción con la realidad de un fenómeno dado. Reflexiona que no niega la realidad, solo dice que nuestra forma de hablar de esta realidad es parcial. En este sentido, como innumerables autores posmodernos, afirma que el conocimiento depende de los límites mismos de la cognición humana. Por tanto, esta perspectiva se presenta subjetivista y anti realista, porque, a diferencia de la ontología marxista, el hombre sería el polo rector y no la realidad. Según Tonet (2013), la centralidad en la subjetividad común a muchas perspectivas teóricas hoy significa la disociación entre conciencia y realidad efectiva, lo que acaba por naturalizar el capitalismo y negar cualquier posibilidad de transformación radical de ese orden. En esta retórica, la razón y la acción adquieren un carácter meramente manipulador y pragmático.

Aún así, según Tonet (2013), una perspectiva histórico-social ontológica, como entendemos desde la que parte Vygotski, tiene como premisas: “el carácter radicalmente histórico del ser social” (p. 87); “el carácter esencialmente social del hombre” (p. 90); “el carácter de totalidad que caracteriza al ser social” (p. 92) y, la determinación recíproca de las categorías de subjetividad y objetividad, a partir del trabajo como categoría fundacional del ser social.

Vygotski (1960/1998), a diferencia de Shotter, entiende que la imaginación no puede entenderse sin su relación con la realidad. A diferencia de algunos teóricos de la época, como Freud, para quien el pensamiento surge primero en su función de satisfacción, de placer, él utiliza el ejemplo del reino animal. Según él, los animales no podrían sobrevivir si su actividad psíquica estuviera emancipada de la realidad. Lo mismo se aplicaría a los niños: “El disfrute y la satisfacción primaria del niño están vinculados a necesidades reales que se satisfacen en la realidad, que constituyen la forma primaria de conciencia” (Vigotski, 1960/1998, p. 119).

Para el autor, las relaciones que el niño establece con el entorno social son de suma importancia para el desarrollo de la imaginación. La escuela, por ejemplo, lleva al niño a pensar detenidamente sobre algo antes de que ese pensamiento se relacione con alguna actividad concreta. Según Vygotski (1960/1998), el lenguaje, como parte del desarrollo del pensamiento conceptual, es extremadamente importante para el desarrollo de la imaginación. A través del pensamiento conceptual, el adolescente se vuelve capaz de combinar de manera compleja los diferentes elementos de la experiencia. “En otras palabras, vemos que no solo la aparición del lenguaje en sí, sino también los momentos cruciales más importantes en su desarrollo son también momentos cruciales en el desarrollo de la imaginación” (Vigotski, 1960/1998, pp. 122-123). Aún discutiendo la relación entre la imaginación y el conocimiento de la realidad, el autor afirma:

 

... es imposible conocer correctamente la realidad sin un cierto elemento de imaginación, sin apartarse de ella, de las impresiones aisladas inmediatas, concretas, en las que esta realidad se representa en los actos elementales de nuestra conciencia. Tomemos, por ejemplo, el problema de la invención, el de la creación artística; en ellos, verán que la resolución de tareas requiere en alto grado la participación del pensamiento realista en el proceso de la imaginación, que trabaja en conjunto (Vigotski, 1960/1998, pp. 128-129).

 

La cita anterior es una expresión de que su tesis epistemológica es consistente con el método materialista dialéctico. La noción de imaginación de Vygotski está vinculada a su explicación del origen de los conceptos. Para él, es imposible conocer la realidad en su esencia solo a través del empirismo, es decir, a través del contacto inmediato con la realidad. Es necesario imaginar, o abstraer, las impresiones concretas y aisladas de la realidad. En este sentido, el conocimiento, a través del doble movimiento del pensamiento realista e imaginativo, es fundamental para reconstruir la realidad en la conciencia. Afirma que la imaginación es un momento totalmente necesario e inseparable del pensamiento realista.

 

Cualquier penetración más profunda en la realidad requiere una actitud más libre de conciencia hacia los elementos de esa realidad, un alejamiento del aspecto externo aparente de la realidad dado inmediatamente en la percepción primaria, la posibilidad de procesos cada vez más complejos, con la ayuda de los cuales la cognición de la realidad se complica y enriquece (Vigotski, 1960/1998, p. 129).

 

Por tanto, el conocimiento no sería una simple convención, sino una reconstrucción ideal de una realidad concreta, a través de la mediación del pensamiento tanto realista como imaginativo.

Según Vygotski (1960/1998), en la línea del idealismo, la creatividad era inherente a la conciencia, es decir, la conciencia crearía todas las impresiones de la realidad externa a partir de formas a priori. En este sentido, comparando las dos visiones, la construccionista y la histórico-cultural, podemos deducir que el construccionismo sería una especie de idealismo relacional, ya que, desde su perspectiva, las descripciones y el lenguaje mismo se crearían y sostendrían en la relación social con los demás.

Por tanto, el conocimiento no sería una simple convención, sino una reconstrucción ideal de una realidad concreta, a través de la mediación del pensamiento tanto realista como imaginativo.

En resumen, Shotter (1989) revela que no comprende la unidad de lo biológico con lo histórico al esencializar el lenguaje y desplazarlo de la realidad material de la lucha de clases que lo originó. Presenta el pensamiento de Vygotski como un péndulo que oscila entre estos dos casos. Este tipo de interpretación de Shotter solo es posible en un análisis basado en la lógica formal y no en la dialéctica materialista. Shotter (1993/2001, 2008) omite la tesis general de que el pensamiento teórico no deriva de nuestra mente, ni de un simple intercambio de ideas (que llevaría al dogmatismo), sino de las relaciones que los seres humanos tienen en la realidad, esencialmente relaciones materiales de producción.

 

Consideraciones finales

 

Nuestro objetivo era analizar las implicaciones de aislar elementos particulares de un núcleo conceptual general de una teoría dada. Demostramos que el eclecticismo de Shotter lo llevó a una visión deformada del lenguaje que no se parece en nada a la concepción de Vygotski, que él dice apoyar. De hecho, existe un antagonismo entre los dos puntos de vista. Finalmente, destacamos, al considerar la noción de imaginario, el carácter virtual que tienen las construcciones sociales para el construccionismo, ya que están totalmente fundamentadas en el discurso y desconectadas de la realidad material. Tal punto de vista sería una forma de negación e incluso una apología de las relaciones sociales alienadas del capitalismo tardío. Podemos arriesgarnos a que se presente como una naturalización de la cooptación de la conciencia por la ideología burguesa en la que la realidad y sus contradicciones se diluyen en negociaciones y juegos de significados lingüísticos. El construccionismo mismo sería, por tanto, una expresión de estas relaciones y una forma de legitimar la ideología y el dogmatismo de esta forma de reproducción social.

Descubrimos que los construccionistas no tomaron la categoría de trabajo como central cuando se apropiaron de los estudios de Vygotski sobre lenguaje, cultura, interacción, interiorización y mediación. Existe una similitud con lo que han hecho las teorías pedagógicas inspiradas en el constructivismo, como destaca Duarte (2001), que también es común a varias concepciones posmodernas que llevan al autor de manera fragmentada a ratificar sus postulados. Como aconseja Vygotski (2004), solo es posible unir dos sistemas teóricos en base a sus fundamentos filosóficos y metodológicos, de lo contrario se creará un Frankstein teórico, que no hace nada para avanzar en el desarrollo del conocimiento sobre la realidad.

 

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