PSICOSIS,
LENGUAJE Y LIBRE ALBEDRÍO
Ye.Yu. Záviershnieva
Vоprosy psijológuii. 2019. № 1. P. 101-113
Вопросы психологии. 2019. № 1
Traducción: Efraín Aguilar
Una persona en esencia necesita ayuda, porque siempre está en peligro
de perderse y no hacer frente a sí misma. Este peligro está relacionado con la
libertad humana. Toda la cuestión de la capacidad de estar enfermo está
relacionada con las imperfecciones (Unvollkommenheit) del propio ser humano.
Toda enfermedad es una pérdida de libertad, una limitación de las oportunidades
de la vida.
М. Heidegger. Seminarios de Zollikon
La psicología moderna
tiene muchos puntos de vista sobre la naturaleza de las psicosis, que a primera
vista forman una imagen dispar en la que es difícil hallar un radical común.
Sin embargo, este radical se puede hallar. Al menos tres áreas principales:
psicología cultural-histórica, análisis lacaniano, así como análisis
existencial, al desarrollar sus ideas sobre las psicosis, se basan en la
capacidad fundamental de una persona para ser libre, en la intersubjetividad de
su ser y en el papel fundamental del habla en su desarrollo. En particular, las
declaraciones de que la capacidad de autorrealización libre se ve afectada o
perdida en casos de desarrollo anormal se puede hallar en L.S. Vygotskiy, J.
Lacan, y L. Binswanger. Los objetivos de este artículo no incluyen la
reconstrucción de las ideas de estos autores sobre la naturaleza del lenguaje o
una descripción de su actitud ante el problema de la norma y la patología, sus
puntos de vista sobre el papel represivo o de apoyo de la sociedad en el
desarrollo humano; es obvio que las teorías difieren radicalmente en todos
estos puntos, al igual que sus fundamentos ontológicos (ver, por ejemplo: Záviershnieva,
2017, pp. 114-115); nuestra tarea se limita a señalar paralelismos en la
comprensión de las psicosis, en aislar sus momentos constitutivos.
Los
paralelos que se discutirán no son superficiales ni aleatorios; tanto más
interesantes son las conversaciones entre los enfoques, cuyo contenido está
lejos de deducirse siempre en formulaciones similares; diferentes abordajes revelan una capa común de fenómenos, como si hicieran cortes específicos en
ella: al profundizar en sus propias minas, se encuentran con la misma roca
sólida. Esta capa general es la que procuraremos considerar, al continuar y
ampliar una serie de publicaciones en las que se compara varias disposiciones
del psicoanálisis con las ideas de la psicología histórico-cultural (Záviershnieva,
2016a, 2017); en particular, destacamos las características principales de un
proyecto del mundo psicótico basado en trabajos publicados y notas personales
de L. S. Vygotskiy.
PSICOSIS, LENGUAJE,
REALIDAD
Mucho antes de que J.
Lacan sugiriera que las psicosis fueran consideradas como una forma especial
para que un sujeto ingrese al habla, L.S. Vygotskiy hizo algo similar, quien
consideró la psicosis como una violación específica del significado. Pese a que
en su práctica hubo varios tipos de psicosis, sus artículos y notas personales
están dedicados principalmente a la esquizofrenia (Vygotskiy, 1932; 1933; 1983,
p. 284–290, 294–299; 1984, p. 183–196; Cuadernos..., 2017, págs. 373–410;
Vygotsky, 1934). Si resumimos su punto de vista, entonces la psicosis es
principalmente una alteración de la conciencia holística, de su estructura
sistémica y semántica, que es primaria en relación con todas las
manifestaciones sindrómicas de la enfermedad (abulia, pensamiento atáctico,
empobrecimiento emocional, etc.); así L.S. Vygotskiy se puso junto a S. Freud,
quien definió la psicosis como una enfermedad de la conciencia y la neurosis
como una del inconsciente (Cuadernos...,
2017, p. 453; Freud, 1924). La alteración principal que caracteriza el
desarrollo anormal, en particular la psicosis, es (1) el colapso de
"relaciones semánticas de la experiencia y pérdida de la libertad
interior" (Cuadernos, 2017..., p. 369), seguido por (2) colapso de los
afectos (Ibid., p. 256), así como (3) acceso a la superficie de trastornos
parasemiológicos, es decir asociados con el habla, de la esfera semántica de la
personalidad (ibid., p. 389). A pesar de que esta interpretación de la
naturaleza de las psicosis es extremadamente generalizada, y L.S. Vygotskiy no
discutió en detalle su reflejo específico en casos de enfermedades específicas
(con la excepción de la esquizofrenia) y no distinguió cuidadosamente las
neurosis y las psicosis de acuerdo con estos criterios; estas disposiciones
pueden ser útiles para comparar sus puntos de vista con los del análisis
lacaniano y existencial.
Detengámonos
con más detalle en las dos últimas características, y luego volvamos a la
cuestión de la pérdida de la libertad de comportamiento. Antes argumentamos que
por influencia de L.S. Vygotskiy implicaba un amplio conjunto de fenómenos
relacionados con la esfera emocional-motivacional de la personalidad; en
particular, la fusión primaria de los procesos mentales, a partir de la cual
los motivos, las emociones y los pensamientos se diferencian en el proceso del
desarrollo, puede llamarse afecto primario (Záviershnieva, 2016b). La
regla general que se aplica a cada línea de desarrollo, ya sea filogénesis,
ontogénesis o microgénesis, se debe al hecho de que el afecto que se desarrolla
de acuerdo con el tipo humano debe pasar por el proceso de convertirse en
lenguaje, reflejarse en el Otro y afirmar su significado en el diálogo (o confrontación) con otra persona. El
desarrollo requiere al Otro - aquí se acercan L.S. Vygotskiy y J. Lacan, ya que
ambos apuntan a fuentes del desarrollo como la sociedad y el ámbito simbólico,
la cultura y el idioma, y estas fuentes sugieren cooperación y confrontación,
no solo brindan la oportunidad de emancipación, sino que también obstaculizan
el desarrollo de la cultura y la sociedad, patrones que también se requiere superar en el
proceso de obtener la libertad de una persona.
La
necesidad del Otro como principio humano no natural es captada por el concepto
correspondiente del análisis lacaniano, así como por las ideas sobre la zona de
desarrollo próximo (ZDP) en la psicología histórico-cultural. Según J. Lacan,
la entrada del sujeto en la dimensión humana siempre está autorizada por el
Otro y se lleva a cabo en el discurso intersubjetivo,1 donde hay que
buscar fuentes de anormalidades del desarrollo mental. Para L.S. Vygotskiy una
de las razones para la aparición de las anomalías es que la ZDP no se formó en
el momento adecuado, la otra persona no entró en cooperación y los medios
culturales de desarrollo no se incluyeron a tiempo, o no se incluyeron
suficientemente en él. En esta situación, el
afecto permanece sin desarrollar, no liberado, no encaja en el sistema
psicológico de otros afectos, no se correlaciona con el plan del campo
semántico y el pensamiento, es decir, permanece primitivamente organizado y no
tiene sentido. Normalmente, un motivo socialmente significativo surge del
afecto primario, que se comunica con otros motivos en la jerarquía de la
personalidad; en el caso de un desarrollo anormal, el mismo mecanismo de
simbolización, común a la norma y la patología, puede dar un camino curvo hacia
el desarrollo, la privación o el crecimiento doloroso del motivo debido a las
áreas vecinas (para más detalles ver: Záviershnieva, 2017).
1 "... El sujeto
debe lograr el reconocimiento de su deseo por parte de su propia especie, es
decir, expresarlo de forma simbólica. <...> Un sujeto, que recibe
mutuamente su definición a través de otro, es una de las fases principales en
la formación del sujeto humano” (Lacan, 2005, p. 38, 40–41).
El
afecto no degenera en experiencia,
escribe L.S. Vygotskiy, considerando tanto el desarrollo neurótico como el
desarrollo psicótico (Cuadernos..., 2017, p. 369, 452). La demarcación entre
estos dos tipos de anomalías surge en el análisis de su génesis y áreas
principalmente involucradas en la enfermedad: L.S. Vygotskiy aquí también
acepta el punto de vista de Freud, quien creía que la neurosis es un conflicto
entre Yo y Ello, mientras que en la psicosis hay un conflicto entre Yo y el
mundo exterior (Cuadernos..., 2017, p. 453; Freud, 1924). La neurosis y la
psicosis son similares en el sentido que comienzan con el rechazo de un evento
inaceptable, pero esto sucede de diferentes maneras. A diferencia de la
neurosis, en la psicosis hay una ruptura radical con el mundo exterior y el
desplazamiento de lo inaceptable continúa en la construcción de un mundo
alternativo. J. Lacan dijo que esto viola la simbolización primaria a nivel de
la entrada de una persona al idioma; si recurrimos a la psicología
histórico-cultural, aquí podemos hablar de una alteración de la limpieza del
afecto primario. El rechazo del mundo exterior en la psicosis asume un carácter
trágico, que precisamente describe J. Lacan en su tercer seminario: "...
en el caso de la neurosis, lo reprimido regresa in loco, donde fue
reprimido, es decir, entre los personajes, en el entorno, en el que la persona
está integrada y en el que participa como persona y actor activo. Vuelve,
repito, in loco, y vuelve con una máscara. En la psicosis, lo
reprimido... regresa in altero, en lo imaginario y sin máscara” (Lacan,
2014, p. 141).
Expliquemos
que en caso de una neurosis, el contenido reprimido regresa simbólicamente y
permanece sin ser reconocido; un síntoma neurótico es un tipo de registro o
"tatuaje" que se puede realizar en el cuerpo del paciente (trastornos
psicosomáticos, conversiones), pero sin esfuerzos especiales de interpretación
sigue siendo un acertijo incomprensible. Este acertijo puede leerse y borrarse,
así como un síntoma de la enfermedad, si la terapia libera el discurso genuino
del paciente. En la psicosis, la realidad misma se transforma: “La neurosis
[Freud] se opone a la psicosis, donde exactamente en la realidad externa se
produce un agujero, una brecha, un fracaso, un boquete en algún momento. Dado
que la realidad no se rearticuló por completo en el mundo exterior de forma
simbólica, este remanente de la realidad... escapa del tema: el sujeto no puede
encontrarse con él cara a cara. En la psicosis, por el contrario, en realidad se abre un agujero en sí mismo, que el mundo de fantasía debe remendar
retrógradamente” (Ibid., p. 63).
Hablando
sobre cómo se forma este agujero fatal en la realidad, J. Lacan argumentó que
el rechazado en la neurosis logra pasar por la etapa de simbolización, es
decir, las relaciones con el Otro están atadas, pero luego se suplantan,
mientras que el punto de referencia en el caso de la psicosis es en ese evento
primario, que no alcanza esta etapa de simbolización inicial y se rechaza
antes, en forma asimétrica (Ibid.: 201, 213); la idea inicial de S. Freud, que
J. Lacan interpreta aquí, se ve en sus obras "Construcciones en
análisis" (Freud, 1997) y "Fetichismo" (Freud, 1992). El Otro se
elimina de esta comunicación, el sujeto no puede probarse a sí mismo, no recibe
del Otro una respuesta reflejada a sus preguntas, incluso sobre su esencia; el
rechazado es suplantado tan radicalmente que no puede regresar en un síntoma
neurótico; para él no hay lenguaje en absoluto. Continuando su existencia en
una forma asimétrica, regresa no al nivel del habla, sino al nivel de la
realidad en la cual ocurre un agujero catastrófico: "... en la psicosis
existe la exclusión del Otro - el Otro, donde el ser se realiza en la evidencia
del habla" (Lacan, 2014, p. 214). En trabajos posteriores, J. Lacan señala
que en la psicosis hay un colapso de la unidad de lo real, imaginario y
simbólico, que es la diferencia específica entre psicosis y neurosis o
perversión. Su condición principal es el fracaso de la metáfora paterna,2
o la preexplicación (forclusión) del Nombre del Padre (véase, por ejemplo:
Lacan, 2002, cap. VIII, IX; comentarios sobre estos capítulos: Miller, 2004,
págs. 20–26); lo simbólico se descarta, luego regresa en forma real de delirio
(el registro de lo imaginario), que se desarrolla como una compensación por el
agujero en el Otro que ocurre en el lugar del Nombre del Padre, sin embargo, la
relación del sujeto con el habla, lo simbólico y su propio cuerpo se rompen
irreparablemente.
2 "... La función
del Nombre del Padre dentro del sistema de significantes es designar todo este
sistema de significantes en su totalidad, para legitimarlo, para hacer la
propia ley. <...>... El discurso está correlacionado con la ley, que está
de lado y encarnada, como ya lo he demostrado, en el padre. Esto es lo que
constituye la metáfora del padre" (Lacan, 2002, p. 278, 425).
Refiriéndose al famoso
esquema de F. de Saussure sobre la relación del significante y el significado,
J. Lacan dice que la psicosis rompe el apego de la lengua a la realidad (Lacan,
2014, p. 356). En 1930, L.S. Vygotskiy describió la pérdida de la capacidad de
verse culturalmente a sí mismo, sus motivos y emociones de la siguiente manera:
"... un esquizofrénico no solo deja de entender a los demás y hablar con
los demás, deja de comunicarse consigo mismo de manera verbal" (Vygotskiy,
1982b, p. 127); también menciona la separación del significado de una cosa, es
decir una ruptura en la línea de atribución sustantiva de conceptos (ver más
abajo). A mediados de la década de 1940 L. Binswanger, al declarar que
"nuestro proyecto del mundo está organizado y formado en el
lenguaje", llama a un estudio fenomenológico de las manifestaciones del
habla del paciente como evidencia de la forma en que "esta forma o
configuración de existencia abre proyectos mundiales o el mundo mismo"
(Psicología existencial..., 2001, p. 318-319). En particular, observa la misma
conexión entre la experiencia de un esquizofrénico y su habilidad para estar en
el idioma, como L.S. Vygotskiy: "... es tan difícil para un esquizofrénico
elegir palabras para expresar su propia experiencia, porque su mundo... está
tan mutado, o incluso desintegrado, que ya no encuentra" puntos de
referencia" a los que pueda" asociar" su lenguaje" (Ibid.,
p. 458; en adelante, todos los extractos en citas pertenecen a los autores de
las citas).
Agregamos
que el papel fundamental del lenguaje en el desarrollo normal y anormal de una
persona no es solo el papel de un medio que detecta los afectos o pensamientos
ya existentes; el lenguaje se convierte en su lugar de nacimiento o, según M.
Heidegger, el hogar del ser (Heidegger, 1997, p. 203). Es "la apertura
original y protegida por el hombre de varias maneras" de la verdad del ser
(Heidegger, 1997, p. 203; 2006, p. 207). Al llamar a la apertura para el
presente la característica principal de la vida humana, M. Heidegger señala que
la privación de la apertura, es decir, su transformación en falta de contacto
con el mundo subyace a los trastornos psicóticos, en particular la
esquizofrenia (Heidegger, 2006, p. 123).
MANIFESTACIONES
EXISTENCIALES DE LAS PSICOSIS
Señalemos las
características principales del proyecto del mundo psicótico, mostrando su
origen y relaciones comunes y citando paralelos en la comprensión de estas
características, tomadas de los trabajos de L.S. Vygotskiy, J. Lacan y L.
Binswanger.
1. Pérdida
de la libertad de conducta
En el
hecho de que la psicosis es una pérdida de libertad de comportamiento, las tres
direcciones están de acuerdo (Heidegger, 2006, p. 229). Usando la terminología
de Levin, L.S. Vygotskiy escribe que en la psicosis una persona se convierte en
esclava del campo, tanto externo como interno (semántico), y en trabajos
publicados trata describir los detalles de esta dependencia para la
esquizofrenia, así como para la demencia con un componente psicótico (para más
detalles ver: Záviershnieva, 2015). Para distinguir entre neurosis y psicosis,
J. Needleman, al comentar sobre L. Binswanger, argumenta que en la neurosis
vemos la libertad lenta y luchadora, y en la psicosis vemos la libertad como
una condición trascendental de la existencia que no se observa (Binswanger,
1999, p. 309). Una persona es incapaz de soportar el ser libre de sí misma y
del mundo, capitulando ante una imagen concreta del mundo que ha construido,
que gradualmente suprime su existencia (Ibid., p. 307); sigue el camino de
rechazar controversias complejas (aporías) del ser para aceptar en su lugar
disposiciones simplificadas y construidas que sientan las bases para su
proyecto del mundo. De acuerdo con la definición de L. Binswanger, el proceso
de empobrecimiento existencial conduce a la solidificación del "yo
libre" al estado de un... objeto "infinitamente no libre, autoalienado..."
(Psicología Existencial..., 2001, p. 485).
En el
psicoanálisis, la libertad se toma en cuenta implícitamente como uno de los
pilares del ser de una persona, sin embargo, en el proceso de análisis, parece
más una falta de libertad, es decir, privativa: defectuosa en la neurosis y
casi reducida en la psicosis. La terapia, según J. Lacan, tiene como objetivo
"liberar el discurso del sujeto" (Lacan, 1995, p. 63): del discurso impropio,
debe convertirse en un discurso completo, cuya acción "consiste en ordenar
la aleatoriedad del pasado, dándole una sensación de inevitabilidad inminente,
que vendrá en la forma en que está constituida por esa fracción de libertad por
la cual el sujeto la asume en el presente” (Ibid., p. 26). Esta fracción de
libertad permanece con el paciente durante el análisis y le da la oportunidad
de elegir: seguir al analista o salir del discurso (Ibid., P. 74), sin embargo,
las posibilidades de trabajo terapéutico con psicóticos están significativamente
limitadas por el hecho de que su capacidad para elegir libremente se reduce o
prácticamente no existe.
Según
J. Lacan, "el psicótico es... un mártir, martys, de lo inconsciente,
lo que significa que la palabra mártires en griego significa testigo". <...> El
psicótico... parece estar fijo, inmovilizado en una posición que no le permite
restaurar el verdadero significado de lo que testifica, y compartirlo en el
habla con otros "(Lacan, 2014, p. 175-176). Desde nuestro punto de vista,
la esencia de la psicosis también radica en que el paciente no puede decir
(comprender esta palabra en términos generales: decir, hacer, actuar) algo
definido, ni de sí mismo; en la esquizofrenia, no puede decir "sí" o
"no" al mundo; en la manía se desgarran todas las posibilidades
existenciales, también sin tomar una decisión decisiva (Heidegger, 2006, p.
249); en la depresión las rechaza sin entrar en la vida, etc. Recordemos que la
fórmula del acto, siguiendo a L. Wittgenstein, se puede denotar en forma de una
oración simple: "Todo es así y nada más"; es la fórmula de la
declaración, que L. Wittgenstein (como L. S. Vygotskiy) entiende como "una
palabra que se ha convertido en un hecho". La negación de la declaración
("nada más") crea un límite del mundo, separando lo que entra en él,
cae como un evento, y lo que queda no se cae, no se deja ser.
2. Ruptura
de la frontera del Yo y el mundo
La
certeza de la declaración crea los pilares del mundo, y con ellos la
posibilidad de la libre circulación en él, no factible fuera de las fronteras,
medidas, métricas, reglas y su obligación. Si tal salto a la certeza no ocurre,
los límites del mundo permanecen poco claros o se establecen artificialmente en
el sistema de reglas de vida, prohibiciones o rituales construidos. Todo esto
conlleva un desorden del Yo, cuyos límites son borrosos, paradójicamente
aparecen demasiado difíciles cuando el predominio de la función protectora los
hace poco permeables para una nueva experiencia; se vuelven especialmente
frágiles en los casos en que un evento no previsto por el proyecto de mundo (o,
por el contrario, inconscientemente esperado, esperado con ansiedad, etc.)
entra en un punto de dolor, en lugar del colapso de la personalidad. En
ausencia de un Yo formalizado, la localización de los eventos es difícil, por
lo tanto, el diálogo interno se puede exteriorizar en forma de voces o
pensamientos alucinatorios que se ponen "en la cabeza" del paciente
desde el exterior (para más detalles ver: Záviershnieva, 2005, 2015).
3. Trastorno de la personalidad,
empobrecimiento de la jerarquía motivacional.
La
pérdida de la libertad de comportamiento es también la pérdida de la libertad
de diálogo con los demás y con uno mismo, que constituye la base de la
personalidad. La desintegración puede expresarse, por ejemplo, en el colapso de
la unidad de las subpersonalidades en voces autónomas. L.S. Vygotskiy,
siguiendo a K. Marx, al entender la personalidad como la totalidad de las
relaciones sociales transferidas al su interior, señala que "un
esquizofrénico que pierde las relaciones sociales con los demás pierde las
relaciones sociales consigo mismo" (Vygotskiy, 1982b, p. 127). En los
cuadernos, despliega esta afirmación: “Es notable que el mecanismo de la
asocialidad externa (autismo) y la decadencia de la personalidad (social en
nosotros) sean dos lados de la misma cosa: la naturaleza de las funciones
psicológicas superiores es social (ver su génesis). <...> Marx: incluso en privado actuamos
socialmente. Esto social en nosotros
se rompe con la esquizofrenia” (Cuadernos, 2017, p. 378). La pérdida del
diálogo y apertura hacia otra persona, según L. Binswanger, conduce a la
degradación de la personalidad, su apego a una idea concreta, a menudo
ilusoria, de cómo debería ser la vida: "Privado de la communio y la
communicatio,3
el Dasein4 ya no puede
expandirse, cambiar o revisar su " horizonte empírico" y sigue unido
a su "estrechez", es decir, a una posición claramente limitada" (Binswanger,
1999, p. 212).
3 Communio -
comunidad, unidad; comunicatio - mensaje (lat.). L. Binswanger conecta la
primera con ideas sobre el amor, la segunda, sobre la amistad (Binswanger,
1999, p. 212).
4 Concepto básico de la
filosofía y psicología analítica del Dasein, así como del análisis existencial,
que en diferentes versiones se traduce al ruso como "he aquí-el ser",
"aquí-el ser" o "presencia" (Ajutin, 2000; Boss, 1982, p.
39-55).
La manifestación más
notable de la desintegración de la personalidad es la desaparición del
"agente" de la acción (el paciente es "una máquina que debe
reproducir todas las palabras y pensamientos introducidos en ella" -
Ibid., Pp. 178, 258), o el que dice (L. Binswanger: "piensa" el
lenguaje para el paciente - Ibid., p. 201). Si seguimos la psicología rusa para
entender la personalidad como una jerarquía de motivos y la voluntad como una
motivación arbitraria, podemos suponer que la abulia (falta de voluntad
patológica), así como un cambio en la jerarquía de la personalidad, más
pronunciada en la esquizofrenia, acompañará de alguna manera a cualquier
psicosis.
4. Alteración
del significado
Al
perder la libertad de comportamiento, el psicótico se vuelve cada vez más
dependiente del campo externo y semántico, mientras que su pensamiento en vano
realiza "salidas vacías, saltando de él" (Cuadernos..., 2017, p.
375). L.S. Vygotskiy observa la pérdida de la libertad de comportamiento, como
lo hizo J. Lacan 30 años después, principalmente en alteraciones del
pensamiento hablado, en particular en la separación del pensamiento del
pensador, en su despegue doloroso, observando la degradación simultánea del
pensamiento, que deja de ser una respuesta a la situación única del ser y, por
lo tanto, deja de ser un pensamiento: "El esquizofrénico es literal, es decir, no libre,
correlaciona palabra y acción.
<...> Palabra y obra son un
problema: falta de libertad de malentendidos.
<...> La palabra-pensamiento
está alejada del hombre mismo... - él es su esclavo...: el despegue, es decir, el fantasma de la absoluta libertad de
pensamiento, de la realidad cuando se
separa de la personalidad - tiende hacia arriba, se separa y desaparece -
en un vacío radiante - cae. Es denkt e Ich denke.5 <...> Este
es el cisma en su sentido verdadero, más profundo y más preciso" (Ibid., p.
377). Aquí vemos la decadencia de una medida de la generalidad de los
conceptos, en particular, la destrucción de la atribución sustantiva de valores
(Ibid., p. 440), que conduce a cambios dolorosos en otro parámetro de valores,
de hecho, para desdibujar su significado, es decir, tanto la longitud como la
amplitud del concepto cambian (Vygotskiy, 1982a, p. 274). No es un valor
individual el que sufre, sino una sección completa de la red de significados y,
en última instancia, la configuración general del campo semántico, ya que
representa un único sistema semántico dinámico.6
5 Pienso y [se me] piensa
(alemán). Enlace al aforismo de G.K. Lichtenberg: "Es denkt, sollte man
sagen, so wie man sagt: es blitz",
"Sería mejor decir ‘se piensa’, tal como dicen acerca de los rayos: ‘se
destella’".
6 Ver también la
declaración de J. Lacan: "... la falta de un significante conduce
inevitablemente al hecho de que todo el sistema de significados en su conjunto
está amenazado por el sujeto" (Lacan, 2014, p. 270).
L. Binswanger puede
revertir un paralelo curioso en su idea del ideal extravagante de los
esquizofrénicos; su Dasein ya no puede aceptar el abandono y la antinomia de su
existencia y acepta pseudoantinomias: "... la premisa de la extravagancia es el aumento del Dasein a una altura mayor de la que corresponde a la amplitud de su horizonte empírico
e intelectual, es decir, una relación desproporcionada de altura y latitud
<...> Este concepto arroja luz sobre la desproporción de altura -
latitud, que subyace en la posibilidad misma de "ideación maníaca"
(Binswanger, 1999, pp. 212-213, 215). Esta interpretación se basa en una
comprensión similar a la propuesta por L.S. Vygotskiy: la desviación de la
realidad es un componente necesario del pensamiento, pero si degenera en
separación de él, esto implica no solo la emasculación del pensamiento en sí,
sino también la pérdida de la capacidad de pensar libremente.
5. Alteración
de las conexiones sistémicas de la consciencia
Arriba
escribimos sobre un cambio en la actitud hacia el mundo de una persona con
psicosis; es obvio que su consecuencia será un cambio de conciencia donde,
según L.S. Vygotskiy, hay un formato verbal especial de la actitud de una
persona hacia el mundo (Zavershneva, 2014). L.S. Vygotskiy creía que: "Una conciencia alterada patológica determina
la imagen completa del síndrome esquizofrénico... <...> La alteración
de la actividad... de hecho [es] el resultado de una alteración de la estructura semántica de la personalidad"
(Cuadernos..., 2017, p. 380). Permitámonos no estar de acuerdo con esta tesis,
ya que lo principal es que no debe reconocerse como una transformación de la
conciencia, que no es más que un instrumento de la actitud del hombre hacia el
mundo; la raíz de todos los trastornos en un sentido psicológico es una alteración
de la forma de ser; esta tesis satisface plenamente los principios básicos de
la teoría histórico-cultural que, siguiendo a K. Marx, reconoce la primacía del
ser y la derivada naturaleza secundaria de la conciencia.
L.S.
Vygotskiy señaló que la esquizofrenia es "un cambio patológico en la formación del significado (un sistema
semántico de conexiones y organización de la conciencia) y una alteración de las conexiones interfuncionales dentro de la mente"
(Ibid., p. 379). Si volvemos a sus ideas expresadas en el informe "Sobre los
sistemas psicológicos" (1930), entonces podemos determinar los detalles de
las conexiones en los sistemas correspondientes a cada una de las enfermedades
mentales. Así, una alteración central en la esquizofrenia, según L.S. Vygotskiy,
es la caída de la conexión sistémica entre el discurso y las emociones. Al
perder el sujetador del discurso, las emociones se degradan, se exponen capas
arcaicas del desarrollo, más precisamente, las emociones se vuelven infantiles,
pierden las propiedades de una función
mental superior. De modo inestable asociados con el habla, los estados
internos y las emociones mismas pierden estabilidad y certeza. El afecto en los
conceptos caracteriza a un adulto y su ser libre en el mundo (Ibid., p. 256);
cuando desaparece el camino del concepto al afecto, una persona se ve privada
de la oportunidad de comprenderse a sí misma, sus motivos y condiciones
(Vygotskiy, 1982b, p. 126).
6. Inversión de la relación «cosa–palabra»
Curiosamente,
L.S. Vygotskiy y J. Lacan describen este fenómeno de manera similar. Para L.S.
Vygotskiy, "en un sueño, los pensamientos se convierten en objetos; en la
esquizofrenia, los objetos se convierten en pensamientos sobre ellos" (Cuadernos...,
2017, p. 435). La comparación de psicosis y sueños L.S. Vygotsky no la inventa,
ha estado presente en la literatura durante mucho tiempo, y S. Freud también
recurrió a ella (véase, por ejemplo, Freud, 1997). En la cita anterior, la
tesis se planteó sin revelar disposiciones intermedias, una discusión que se
puede encontrar en J. Lacan, quien afirmó que en la psicosis "la realidad
misma es golpeada por el significado, se vuelve significativa" (Lacan,
2014, p. 190). L.S. Vygotskiy en este caso, habla de la aparición de un
contra-síntoma, es decir, un síntoma en una tendencia opuesta al principal:
cuando el pensamiento se separa de la realidad, y la desintegración de la
relevancia objetiva del significado, también debemos observar la dependencia del
campo del pensamiento, la rigidez de los significados, su ser congelado y
muerto. El campo externo en sí tampoco se ve afectado: "... la dinámica del campo real se destruye
(las cosas han perdido su efecto inherente - en el esquizofrénico)" (Cuadernos...,
2017, p. 567); "inherente" en este caso puede entenderse como el
significado de una cosa, que se establece en el acto de su libre nombre por
parte de una persona (sobre la capacidad de "permitir que las cosas"
se alteren en la psicosis, ver: Binswanger, 1999, p. 124-125). En el caso de la
hiper-significación psicótica de las cosas, ellas están dotadas de un
significado no libre, pero con fuerza y crueldad (L. Binswanger: despótico),
en el marco de ese proyecto de mundo, que se desarrolla en un intento por
mantener el mundo en descomposición, para llenar el agujero semántico primario.
La capacidad de decir "sí" o "no" al mundo desaparece del
acto del habla; para los psicóticos, alguien ya ha dado el paso decisivo antes
de que tenga tiempo de reaccionar a la realidad personalmente, en su propio
nombre. En el análisis de Lacan, este paso se define, por un lado, por el gran
Otro (el discurso habla a través de una
persona, creando un corto circuito a través de su psique, la cual se quema en
este acto), por otro lado, por un otro imaginario, la persona sustituta que
compensa la falta en el Otro y asume el papel de padre (véase el estudio de
caso del juez Schreber: Lacan, 2014, págs. 275–283).
En la
historia de la enfermedad de Lola Voss, que describió L. Binswanger, el lugar
central es la transformación de objetos (principalmente ropa) en signos que
tienen un significado ominoso constante. "Las cosas para ella no son solo
portadores de recuerdos, son recuerdos" (Ibid., p. 173), así como
representantes de otras personas, incluida la madre de la paciente. Las cosas,
los recuerdos y las sensaciones “ya no son móviles ni controlados; <...>
no sucumben a ninguna influencia, se congelaron en una secuencia puramente
imaginaria y son insuperables para la existencia" (Ibid.). Una cosa
significa más de lo que requiere un evento; siempre lleva la impresión de un
significado excesivo, el peso semántico adicional que evita que las cosas se
conviertan en otras partes en el acto de nombrar. El significado rígido de la
realidad no deja espacio para una relación libre con ella, y el paciente se
convierte en un traductor de significados impuestos, en un "espacio de
conversación" (J. Lacan), perdiendo su propia voz.
FORMACIÓN
Y HABLA INTERIOR
“La estructura misma
de los fenómenos asociados con la alucinación del habla sugiere que el sujeto
se hace eco de su propio discurso. Estos fenómenos... no tienen sentido, son
palabras vacías” (Lacan, 2014, p. 214–215). Quizás uno de los paralelos más
interesantes entre J. Lacan y L.S. Vygotskiy es su preocupación por el acceso a
la superficie del habla interior, que regresa al sujeto en forma de
alucinaciones o habla en el vacío. Y si una persona sana puede mantener una
distancia entre el sí mismo efectivo y el sí mismo potencial, así como una
distancia con su propio discurso interior, que no lo llena por completo, puede
estar de acuerdo o en desacuerdo con él (en particular, el sentido del humor es
uno de los más importantes y poderosos medios para mantener esa distancia; ver
el trabajo fundamental de S. Freud "El chiste y su relación con el
inconsciente"), entonces esta distancia es mínima o ausente en un
psicótico. En la conversación que se lleva a cabo a través de él, como persona
con libre albedrío, él no existe: "... en la fenomenología de la psicosis,
todo, desde el principio hasta el final, está determinado por la actitud del
sujeto hacia ese idioma, que, al entrar inesperadamente en primer plano, habla
por sí mismo, en voz alta ... Pero si el neurótico reside en el lenguaje, entonces
el psicótico, por el contrario, sirve como su morada, está obsesionado... la
única reacción que le permite mantener su apariencia humana escapando de él es
una declaración continua de sí mismo en comentarios detallados sobre el curso
de la vida: texto característico del automatismo mental. Una persona que ha
cruzado este umbral puede retener el apoyo semántico que le es familiar solo al
comentar continuamente sus propias acciones y gestos” (Ibid., pp. 332, 405). Es
característico que con el empobrecimiento de los procesos internos del habla y
el pensamiento, que se observa con la esquizofrenia y algunos trastornos
causados por el uso de drogas (por ejemplo, en el síndrome de deficiencia antipsicótica), los
pacientes notan la evaporación de los eventos de la vida y un cambio en el
transcurso del tiempo. "No pasa nada" cuando el pensamiento no
aparece y no toma forma en una declaración, es decir cuando el ser no entra en
la luz del habla.
Así,
observamos una exteriorización dolorosa del habla interior, que en el psicótico
realiza funciones compensatorias; su función principal, llevar el pensamiento,
es reemplazada por la función del marco externo, que evita mecánicamente que el
yo se descomponga al acumular evidencia de la existencia de este yo; pero en
ausencia de un destinatario que lo acepte para su consideración, la
conversación degenera en la producción de un discurso enajenado "para
nadie". La palabra se vuelve pesada, "material", pierde su
naturaleza volátil de indicaciones de pensamiento; el pensamiento está basado
en la palabra, empantanado al hablar; las cosas sobresaturadas de significado
no lo dejan ir, se mantienen en la red de estructuras lanzadas al mundo. A
diferencia del discurso egocéntrico del niño, que se adelanta a la acción y la
planifica, el discurso del psicótico siempre está detrás de lo que ya sucedió.
Sin embargo, hasta que se haya perdido el impulso del habla, el intento de
encontrar un interlocutor que produzca sintomatología productiva es un signo de
la lucha por la existencia en el tipo humano, que, aunque de manera defectuosa,
continúa y sigue siendo un signo de la búsqueda de la salud. Como escribió S.
Freud, "el delirio debe su poder convincente al elemento de verdad
histórica, que se inserta en el lugar de la realidad rechazada" (Freud,
1997, p. 14). Este fragmento de la terapia debe ser liberado y enviado de
regreso al pasado para permitir que el presente se manifieste aquí y ahora.
Resumiendo
todo lo anterior, podemos agregar que una actitud libre hacia el mundo en su significado
es un acto violado por la psicosis; los campos externos y semánticos son los
componentes del paisaje, que se agota cuando la eventualidad es eliminada del
mundo, cuando el discurso interior pierde sus funciones de portador del
pensamiento, causando el empobrecimiento del pensamiento mismo. Es aquí, en los
eventos, la libertad y el habla, donde convergen las ideas de L.S. Vygotskiy,
J. Lacan y L. Binswanger, a partir de las cuales es posible construir una idea
general de la naturaleza de las psicosis, basada en ideas sobre el papel
constitutivo del habla en el desarrollo de la psique humana y en la
intersubjetividad de su ser. A nivel psicológico, estos determinantes del
desarrollo se reflejan en todas las teorías bajo consideración, de una forma u otra
al reconocer que "El habla... juega un papel crucial: el papel de la
mediación. Desde el momento en que tuvo lugar el discurso, la mediación cambia
a ambos socios actualmente presentes. <...> No solo crea mediación, sino
que crea la realidad como tal” (Lacan, 2005, p. 28-29). Sin embargo, este punto
de fuga no se puede encontrar en una sola teoría psicológica; surge cuando se
consideran estas teorías en un aspecto filosófico. La posición más prometedora
aquí nos parece ser el análisis del Dasein, con el cual se considera que el ser
de una persona está en el mundo, está con otros y en una palabra; es decir,
cubre todos los puntos clave de la ontología humana. Desde el punto de vista
del análisis del Dasein, todos los modos de ser se basan en la apertura del ser
o la capacidad de existir libremente, lo cual, según M. Boss, es la capacidad
principal y se manifiesta directamente, aunque una persona no puede tener la
libertad como su propiedad (Boss, 1983, p. 123-124). Y, sin embargo, es
precisamente en ella que el psicólogo puede confiar cuando trabaja con la psicosis,
ya que, como señaló M. Boss, "incluso la libertad limitada es una forma de
libertad" (Ibid., p. 123).
La
capacidad de ser libre define la ontología humana tanto en la psicología
existencial como en la analítica del Dasein
y cultural-histórica, sin embargo, la interpretación de esta capacidad tiene
ciertas diferencias en estos enfoques. Así L.S. Vygotskiy cree que la libertad
es primaria ontológicamente, pero no genéticamente: “La naturaleza del hombre
como ser natural no implica la necesidad de su transición a la libertad de la
esclavitud. La libertad no se da, sino que gana. No es inicial, pero se logra
en una difícil lucha interna” (Cuadernos..., 2017, p. 435), y su génesis puede
considerarse psicológicamente, vinculándola principalmente con el desarrollo
del pensamiento hablado (Záviershnieva, 2015) y mostrando cómo se forma la
acción libre a medida que el niño crece en la cultura. No menos importante es
el problema inverso: considerar los procesos de la descomposición, lo que
indica qué lesiones específicas observamos en las psicosis de diversos tipos de
acuerdo con los criterios indicados al comienzo de este artículo: 1) la
descomposición de la capacidad de comportarse libremente, 2) la descomposición del
afecto superior, 3) el trastorno de la esfera semántica y del habla. Y si L.
Binswanger resolvió de manera diferente la tarea de identificar los detalles de
varios tipos de psicosis (ver, por ejemplo, historias de casos seleccionados
en: Binswanger, 1999, pp. 137-210; Psicología existencial..., 2001, pp.
333-511) así como M. Boss (Boss, 1983, p. 197–239), entonces en el enfoque de L.S.
Vygotskiy ella ni siquiera estaba claramente planteada, pero la teoría se basó
en la práctica de casos aislados (por ejemplo: Samujin, Birenbaum, Vygotskiy,
1934). Confiar en una idea generalizada de la libertad y su derrota en el
caso de un desarrollo anormal, que solo esbozó L.S. Vygotskiy cuando trabajaba
en una clínica con tipos específicos de psicosis, es extremadamente difícil,
pero en sus ideas sobre el papel del discurso interior en el desarrollo del
afecto y el pensamiento, varias teorías de los sistemas semánticos dinámicos
pueden servir de puente para construir un diálogo entre estos enfoques. La
discusión sobre la conexión entre los eventos, la libertad y el habla, la forma
de ver y explorar esta conexión a nivel psicológico, es el tema de una
conversación separada, que fue iniciada por los esfuerzos de M. Heidegger y M.
Boss en la segunda mitad del siglo XX y que aún no ha recibido una continuación
detallada en la psicología moderna.
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