El
spinozismo anómalo de Vygotski
Gisele
Toassa y Fernando Bonadia de Oliveira
Mind, Culture, and Activity 25(4): 378-390, 2018
https://doi.org/10.1080/10749039.2018.1533980
Traducción:
Efraín Aguilar
En dos procesos históricos
paralelos, la importancia académica de las ideas propuestas por el psicólogo
bielorruso Liev Siemiónovich Vygotski (1896-1934) y el filósofo holandés
Benedictus di Spinoza (1632-1677) ha ido creciendo internacionalmente en las
últimas décadas. El primer proceso ocurrió dentro de la psicología y comenzó
desde la década de 1930 hasta la segunda mitad de la de 1950: el concepto de
conciencia, marginado por el pavlovismo soviético y el conductismo
estadounidense, comenzó a ser remodelado por el cognitivismo (Alvarez &
Río, 1991), así como por la psicología vygotskiana. En ese momento, Jerome
Bruner, un importante erudito cognitivista estadounidense, inició un
intercambio intelectual con el alumno de Vygotski, A.R. Luria, neuropsicólogo,
que abrió su lucha contra el pavlovismo en nombre de un concepto amplio de
mente. Después, la creciente popularidad de la psicología de Vygotski se
utilizó en el proceso de darle una nueva vida a este concepto en un contexto estadunidense.
El segundo
proceso fue el deshielo estalinista, el descubrimiento de los crímenes de
Stalin en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, en 1956
(Dosse, 2007), y la posterior publicidad mundial de esos crímenes - en el
contexto de la política y el debate intelectual— se convirtió en el primer paso
para el debilitamiento de la corriente estalinista en el marxismo-leninismo. Ya
podían florecer nuevas tendencias en filosofía y ciencias humanas.
Una de las
nuevas tendencias más importantes fue el estructuralismo. Claude Lévi-Strauss,
su principal erudito, fue seguido por muchos intelectuales que, al menos
durante un corto período, compartieron su visión del mundo, especialmente
Lacan, Yakobsón y Althusser (Dosse, 2007). El interés por Spinoza y la
tradición spinozista también se renovó en el pensamiento sociológico dominante.
Doce años después del deshielo, Spinoza ganó importancia en el debate académico
especialmente a través del libro Spinoza,
Tome 1: Dieu (Éthique, livre I) (Guéroult, 1968). Autores como Macherey,
Balibar y Tosel destacaron a Spinoza como una fuente útil para desarrollar un
materialismo no metafísico, redefiniendo la relación entre filosofía y política
(Tassone & Thomas, 2008).
Posteriormente,
Althusser (1974), Negri (1981/1993) y, en las últimas dos décadas, Morfino (2008),
realizaron provocadores intentos de integrar las ideas de Spinoza en el
pensamiento izquierdista contemporáneo, mientras que en América Latina, de
Chaui (1999, 2005) llevó a cabo una rica investigación original sobre la
filosofía spinozista y fue seguida por muchas otras. Como destacan los autores,
esta tendencia tiene profundas implicaciones políticas. Se preocupa por los
afectos y analiza la naturaleza política de las pasiones, más allá de una mera
dinámica psicológica desvinculada de la vida pública (de Chaui, 2005). La
mayoría de los investigadores en psicología seleccionan las emociones como
tema; algunos otros han mencionado la influencia de Spinoza en Vygotski con
respecto a otros aspectos de la psicología histórico-cultural (ver Derry, 2004;
Jantzen, 2009; Kotik-Friedgut & Friedgut, 2008).
Durante su vida,
Vygotski podría contarse entre los intelectuales que dieron su propio
significado al materialismo científico antes de que se afianzara el
estalinismo.1 Luchando por la justicia social, así como por una
mejor comprensión del legado de la Unión Soviética, exploramos la influencia de
Spinoza en la psicología de Vygotski al (a) rastrear las relaciones de Vygotski
y Spinoza en el contexto del estilo y obra del autor anterior, y (b) evaluar la
influencia de los intérpretes marxistas de Spinoza y otras fuentes sobre la
psicología de Vygotski. Para ello, tratamos de comprender los rasgos de la
lectura de Spinoza de Vygotski en un diálogo activo con los estudios
contemporáneos de la filosofía del siglo XVII y sus consecuencias para una
psicología materialista (ver Toassa, 2015a, 2015b). Muchos conceptos de una
psicología crítica renovada (como emociones, experiencias [pieriezhivania],
conciencia, personalidad e individualidad) dependen de ella; es crucial hacer
que surjan nuevos sentidos y líneas de investigación del proyecto de Vygotski.
Incrustado en el contexto más amplio de la crisis de las economías capitalistas
y la profundización de las desigualdades (ver Harvey, 2014), este artículo
asume la tarea esencial de evaluar la contribución de la Unión Soviética al
pensamiento psicológico. Consideramos que fue una sociedad experimental, que, a
pesar de muchos problemas, se esforzó por producir justicia social, renovar el
socialismo y superar el capitalismo.
1. La gran ruptura de Stalin
(1929-1932) fue un período de cambios profundos que siguió a la victoria de
Stalin sobre sus enemigos. Estuvo marcada por una enorme pérdida de libertad
intelectual, así como por la imposición del campesinado en granjas de colectivización
para "romper" con el atraso ruso (ver Netto, 1982).
Argumentamos que las opiniones de
Vygotski sobre Spinoza son anómalas para su tiempo y lugar. Se adelantan a su
tiempo, no son superficiales en el contexto de los estudios contemporáneos del
siglo XVII, y pueden desempeñar un papel importante en el futuro de una
psicología materialista. Creemos que pueden integrarse en un diálogo teórico de
izquierda tanto ético como político más amplio que tiene como objetivo evaluar
los desafíos actuales para un nuevo modelo de hombre, así como para nuevas
formas de democracia.
El
reconocimiento de Spinoza como materialista no fue solo obra de ciertos
pensadores rusos de la primera mitad del siglo XX, ya que a lo largo de los
años setenta y ochenta otros filósofos situaron a Spinoza dentro de una cierta
línea de materialismo.2 Aunque podemos dudar de que Vygotski estaba
totalmente de acuerdo con los pensadores materialistas rusos y soviéticos de
finales del siglo XX, sus puntos de vista pueden iluminar el contexto en el que
Vygotski estudió a Spinoza.
2. Abbagnano (1971/1998) afirmó
que el término materialismo fue utilizado por vez primera por Robert Boyle en
su obra de 1674, La excelencia y
fundamentos de la filosofía mecánica. En términos generales, es justo decir
que el pensamiento moderno adoptó el término solo en el siglo XVII.
En resumen, las interpretaciones
materialistas de Spinoza a menudo atribuían al filósofo un materialismo
singular, anómalo, diferente del materialismo tradicional, como señalan Negri
(1981/1993), García (1974) y otros. Si Dieborin y Plejánov estaban a favor de
una concepción materialista de Spinoza, y el propio Vygotski abrazó tal punto
de vista, debe preguntarse qué materialismo es este y, finalmente, en qué
formas fue una anomalía.
Vygotski
y los intérpretes marxistas de Spinoza en la Unión Soviética
Hacia 1877, Spinoza y Hegel eran
los filósofos más discutidos en Rusia (Maidansky, 2003). Sin embargo, es
importante reconocer el tremendo impacto de la traducción rusa de El capital de Marx, publicada en 1872
(ver Baron, 1963). Con respecto a la visión de Marx sobre Spinoza, Hull (2000)
observó que las referencias de Marx a Spinoza son escasas; son reproducciones
de afirmaciones que, a pesar de ser mayoritariamente positivas, no sugieren un
gran compromiso con la filosofía spinoziana.
La relación de
Vygotski con Spinoza fue más o menos similar a la de Marx, como describe Hull: "El compromiso de Marx
con Spinoza puede describirse mejor como una apropiación crítica, una
apropiación que lee los elementos materialistas de Spinoza contra los que serán
recibidos en el hegelianismo" (2000, pág. 27). Sin embargo, muchos de sus
escritos sugieren que Vygotski leyó mucho más a Spinoza que a Marx y Engels, y
estas lecturas fueron cruciales para el desarrollo de su psicología y su papel
en el desarrollo de "un nuevo hombre en una nueva sociedad". Este
papel iba más allá de una simple teoría psicológica de los afectos, como se
desprende de esta afirmación: “Comenzar a Spinoza con el desarrollo del monismo
psicofísico, a partir de la conexión de todas las partes de su teoría:
epistemología, ética, ontología y psicología” (Vygotski, citado en Zavershneva
& van der Veer, 2017, p. 221).
En San
Petersburgo, Moscú, Kazán y Odessa aparecieron traducciones de las obras de
Spinoza y de sus intérpretes en francés y alemán. Sin embargo, ningún autor
ruso apoyaría sin reservas las ideas spinozistas: se publicaron críticas de
pensadores religiosos, kantianos y hegelianos. Kline (1952) averiguó que, en el
período de 1897 a 1916, se imprimieron 8.000 ejemplares de la obra de Spinoza.
Pero para el período de 1917 a 1938, este número había aumentado a 55.200
copias. Este asombroso aumento se vuelve más significativo si tenemos en cuenta
que el papel era muy escaso en la URSS. Se publicaron miles de páginas
adicionales sobre Spinoza, muchas de ellas durante los años del jubileo de
Spinoza (1927-1932).
Al analizar la
lista de Maidanski (2003) de spinozistas rusos, es posible decir que Vygotski
estaba familiarizado con Shestov, Soloviov, Dieborin y Plejánov, todos los
cuales habían estudiado a Spinoza. Leóntiev, colaborador de Vygotski, publicó
"La enseñanza sobre las emociones en Spinoza" (Jantzen, 2009). Sin
embargo, no hay evidencia de que haya desarrollado más este tema o las ideas
spinozistas. Vygotski no tuvo alumnos verdaderamente spinozistas, y no hay
evidencia bibliográfica consistente para la idea de que esta situación cambió
después de su muerte. En resumen, el interés de Vygotski por la obra de Spinoza
era anómalo para su tiempo y lugar, ya que el mismo Spinoza era "la
anomalía salvaje" de su tiempo, como afirmó Negri (1981/1993). Pero
podemos anticipar más que comprender el significado de esta idea teórica para
el futuro de la teoría histórico-cultural.
Cuando Vygotski
era un adolescente, su padre le regaló la Ética
de Spinoza, que fue adquirida durante un viaje de negocios (Vygodskaya &
Lifanova, 1999). Según A. N. Leóntiev (1991), Spinoza era el filósofo favorito
de Vygotski. Como luego señalaron Kotik-Friedgut y Friedgut (2008), el autor
bielorruso tomó al filósofo como modelo personal, convirtiéndose en un gran
admirador de la ética spinozista.3 Los autores agregaron,
El
hecho de que los padres buscaran un tutor religioso ilustrado es una vez más
testimonio de los valores racionalistas de la familia. Como mostramos más adelante,
la familiaridad de Vygotski con las escrituras judías y con la filosofía de
Spinoza encontró repetidas expresiones en sus trabajos científicos a lo largo
de toda su carrera. (Kotik-Friedgut y Friedgut, 2008, p. 20)
3. Vygotski comienza su esbozo
para la segunda parte de La enseñanza sobre las emociones diciendo que “un
libro como este no puede ser más que personal” (citado por Zavershneva y van
der Veer, 2017, p. 214).
Más tarde, es justo decir que
Engels, Plejánov y Dieborin fueron notables simpatizantes de Spinoza, influyendo
vagamente al apego de Vygotski a las ideas spinozianas.
El epígrafe de La psicología del arte (Vygotsky, 1971)
es una cita de la tercera parte de la Ética
de Spinoza, que reflexiona sobre las habilidades no descubiertas del cuerpo,
una idea que termina también el libro de Vygotski. Sin embargo, como se puede
observar en sus trabajos posteriores (ver Vygotsky, 1927 / 1997a, 1930 / 1997b,
1931 / 1997c, 1934/1998, 1999), estaba familiarizado con casi todas las obras
de Spinoza, mencionando brevemente en su Enseñanza
sobre las emociones (Vygotsky, 1999), el Breve tratado sobre Dios, El
hombre y su bienestar, Tratado
político, Cartas, y Sobre la mejora del entendimiento, de
Spinoza.
“La enseñanza
sobre las emociones. Estudios histórico-psicológicos” (Vygotsky, 1999) es la
primera parte de un manuscrito de 1933, que pretendía asegurar que Spinoza
obtuviera una posición destacada en la ciencia de las emociones. Desafortunadamente,
el autor no pudo lograr su propósito, ya que nunca terminó el manuscrito. Záviershnieva
y van der Veer (2017) publicaron el borrador de la segunda parte de la obra
mencionada en los Cuadernos de Vygotski.
El plan era hacer del monismo spinoziano una guía para una nueva ciencia
monista y materialista de las emociones, unificando cuerpo y mente con el actor
social colectivo, el individuo plenamente desarrollado (Vygotsky, 1930/1994) en
una nueva sociedad comunista. Para Spinoza, nosotros como individuos somos un
colectivo, compuesto de múltiples partes. Como modos de la Sustancia, nos
conectamos con otras partes de la Naturaleza. En su opinión, cuando muchas
personas se asocian para lograr los mismos objetivos, forman un solo cuerpo.
Negri y Hardt (2004, págs. 189-190) se refieren, por tanto, al “cuerpo común de
la multitud”.4
4. El término multitud (latín:
multitudo) tiene una larga trayectoria en la filosofía política. En sus
contornos modernos apareció, antes de Spinoza, en Maquiavelo y Hobbes. Spinoza,
sin embargo, atribuyó al concepto un sentido diferenciado. Para él, la multitud
no es un conjunto de individuos que actúan de forma bárbara e irracional, sino
el poder instituyente que establece un imperio. El significado de multitud se
puede percibir en el mismo sentido en física cuando tratamos, por ejemplo, un
número de cuerpos heterogéneos en los que hay elementos muy diferentes como un
solo cuerpo (Aurélio, 2009).
Maidanski, en una opinión similar
a la de Kline (1952), argumentó que después de 1917 la filosofía de Spinoza
encontró inesperadamente la aprobación de los marxistas rusos. Esto significaba
que los principios filosóficos básicos de Spinoza y Marx eran perfectamente
idénticos. Y algunos de los discípulos de Plejánov, encabezados por A. Dieborin,
incluso definieron el marxismo como neospinozismo, lo que incitó a un vehemente
debate (Maidansky, 2003, p. 203).
Gueorgi Valentínovich
Plejánov (1856-1918), el verdadero padre del marxismo ruso (ver Baron, 1963),5
citó a Engels en Bernshtéin y el
materialismo (Plejánov, 1898 / 1976a) preguntándose por el sentido
epistemológico del materialismo. En Ludwig
Feuerbach, Plejánov señala cómo Engels consideraba filósofos materialistas
a quienes enfatizaban la primacía de la naturaleza sobre el espíritu, el problema ontológico (ver Kline,
1952).
Aquellos
que afirmaron la primacía del espíritu y, por lo tanto, en última instancia,
asumieron la creación del mundo de una forma u otra —y entre los filósofos,
Hegel, por ejemplo, esta creación a menudo se vuelve aún más intrincada e
imposible que en el cristianismo— comprendieron el campo del idealismo. Los
otros, que consideraban la naturaleza como primaria, pertenecen a las diversas
escuelas del materialismo. (Engels, 1886)
5. Sería difícil sobreestimar la
importancia de Plejánov para el marxismo soviético. Incluso después de la
escisión política del Partido Socialdemócrata Ruso en 1903, que separó a los
partidarios de Lenin, los bolcheviques, de los mencheviques de Plejánov, Lenin
reconoció la importancia que había tenido Plejánov en el nacimiento del
comunismo ruso. Diez años después, todavía tenía la esperanza de que fuera
posible unificar el movimiento y sostenía que sentía un verdadero respeto por
Plejánov como teórico más que como político.
A partir de este razonamiento,
Plejánov concluyó que Spinoza era materialista. En el mismo artículo, relató
una conversación con Engels en la que preguntó: ‘¿Entonces crees que... el
viejo Spinoza tenía razón cuando dijo que el pensamiento y la extensión
no son más que dos atributos de una misma sustancia?’
‘Por supuesto’,
respondió Engels, ‘el viejo Spinoza tenía toda la razón’ (Plekhanov,
1898/1976a). Plejánov sostiene que Marx y Engels nunca habrían abandonado el
punto de vista de Spinoza.
Según Maidanski
(2003), Abram Moiséievich Dieborin (1881-1963), un filósofo judío y alumno de
Plejánov, pintó un retrato distorsionado de Spinoza; rara vez se refería a él
en sus escritos, y cuando lo hizo, fue a través de referencias secundarias a
Engels, Feuerbach y Plejánov (Maidansky, 2003). Los dieborinistas llegaron a
llamar a Spinoza Marx sin barba (Kline, 1952).
Sin embargo,
afirmamos que una lectura de “La visión del mundo de Spinoza” (Deborin,
1927/1952), un artículo publicado en 1927, muestra la conciencia de Dieborin
con respecto a la base de la doctrina de Spinoza y, al caracterizar a Spinoza
como ateo, materialista y un precursor del marxismo, por lo tanto, está de
acuerdo obviamente con Plejánov.6 Al escribir algunas observaciones
biográficas sobre el filósofo, Dieborin expresa simpatía por las desgracias
sociopolíticas que sufrió Spinoza. Continúa enfatizando el coraje que demostró
Spinoza en su lucha contra la ortodoxia religiosa y el establecimiento de la
burguesía holandesa.
6. La descripción de Spinoza como
ateo del sistema se remonta a la Ilustración radical francesa. Desde entonces,
el espinozismo se ha utilizado para luchar contra la religión dominante,
apoyando la lucha por un estado secular (ver de Chaui, 1999). Esta tendencia
influyó en Engels, así como en Plejánov, Dieborin y Vygotski.
Aparentemente, el objetivo de Dieborin
era llamar la atención sobre la filosofía de Spinoza retratando su vida
ejemplar, muy similar al retrato de Spinoza pintado por los filósofos durante
la Ilustración (ver de Chaui, 1999), que Dieborin (1927/1952) informó conocer.
Sin embargo, su trabajo es de hecho parcial: dota a Spinoza, un modelo de
modestia, de un gusto por la vida civilizada, afirmando que el holandés “asigna
un papel extremadamente importante a la mecánica y la tecnología, es decir, en
el lenguaje contemporáneo, al desarrollo de las fuerzas de producción; ya que
esto conduce a un aumento de nuestro poder sobre la naturaleza” (p. 9). Esta
visión de la naturaleza era típica del impulso radical bolchevique por
modernizar el territorio ruso, y se parecía poco al racionalismo de Spinoza del
siglo XVII, que se desarrolló antes de la revolución industrial.
Similitudes
entre Dieborin y Vygotski en su abordaje de Spinoza
Mi análisis [GT] de las Obras escogidas de Vygotski y otros
escritos revela que se basó parcialmente en los escritos de Plejánov para
desarrollar su psicología (Toassa, 2015a). Las referencias al primer gran
marxista ruso son abundantes en Vygotski (1971, 1934/1987, 1999) aunque más
escasas en Vygotski (1927/1997a, 1931/1997c). Más allá de Plejánov; Tunes y
Prestes (2009) afirmaron que Vygotski y su grupo estaban cerca del pensamiento
de Dieborin. Debido a que Dieborin fue el principal marxista ruso que apoyó a
Spinoza durante la década de 1920 (ver Kline, 1952), así como el que escribió
más sobre él (al menos tres artículos dedicados a Spinoza), hemos optado por
comparar más cuidadosamente sus ideas sobre Spinoza con los elaborados por
Vygotski.
De los textos
antes mencionados de Vygotski, así como de Dieborin (1927/1952), se pueden
identificar similitudes. Primero, reivindicando los aspectos de la cosmovisión
de Spinoza que tendían hacia el marxismo: "Ayudará a la psicología
contemporánea en lo que es más básico y principal: en la formación de la idea
del hombre, que nos serviría como un tipo de naturaleza humana" (Vygotsky,
1999, pág.105). En segundo lugar, hay deficiencias en el método de Spinoza,
pero Dieborin (1927/1952) no explica esta crítica.
Vygotski
(1927/1997a) asumió que una ciencia psicológica no podía ser geométrica, un
atributo que estaba en el centro del método spinozista. En tercer lugar, existe
la noción de que Spinoza fue un autor determinista además de materialista (es
decir, uno que estudió todo en términos de causalidad), una idea que se remonta
a Feuerbach a través de Engels y Plejánov. Finalmente, existe la creencia de
que la Ética de Spinoza define el lugar del hombre en la Naturaleza y deriva
una forma de vida del conocimiento de las pasiones y los impulsos. Estas dos
últimas ideas son bastante fieles a la obra de Spinoza: se pueden encontrar
tanto en la Ética como en los
comentarios sobre su obra (de Chaui, 1999, 2005; Spinoza, 1662/2002).
Vygotski
pretendía modificar la teoría de Spinoza, que consideraba que todas las
manifestaciones de la mente debían dirigirse a un solo fin.
Puede
desarrollarse un sistema con un solo centro. ... Para Spinoza esta única idea
es la idea de dios o naturaleza. Psicológicamente esto no es en absoluto
necesario. Pero una persona no solo puede traer funciones separadas a un
sistema, sino también crear un centro único para todo el sistema. Spinoza
demostró este sistema en el plano filosófico. (Vygotsky, 1930/1997b, pág.107)
A pesar de no cumplir nunca su
objetivo de realizar una modificación de la teoría de Spinoza, Vygotski quiso
demostrar científicamente cómo la personalidad podía ser la síntesis de
funciones mentales, conectando las partes con su todo. Con esto, quería decir
crear un tipo de personalidad nuevo, mejorado, lleno de armonía y perfección, quizás
en la búsqueda del objetivo final de crear un nuevo hombre para una nueva
sociedad (Vygotsky, 1997/1997a). Dieborin preferiría elegir "el logro de
la perfección humana más elevada" (Deborin, 1997/1952, p. 9) como el fin último
de todas las acciones y pensamientos humanos spinozistas, ignorando por
completo el papel que Dios jugó en el pensamiento de Spinoza. Tal perfección
fue la idea central del prefacio de la Parte IV de Ética (Spinoza, 1662/2002). Sobre este tema, la elección de Dieborin
fue comentar el Tratado sobre la enmienda
del intelecto de Spinoza en lugar de la Ética,
como hizo Vygotski.
El Tratado, como es bien sabido, ensalza la
verdad como el único bien común, es decir, el único bien que es ilimitado, interminable,
infinito y que puede ser compartido universalmente por todo ser humano. Por
otro lado, la riqueza, el amor erótico y el poder sobre otras personas son
bienes limitados y solo un puñado de individuos puede tenerlos (Spinoza,
1662/2002).
Esta noción tal
vez podría ser parte de la afirmación de Vygotski de la formación de una nueva
idea del hombre. Por otro lado, la dimensión utópica de esta idea del hombre
queda clara cuando Vygotski elogió las ideas spinozianas sobre cómo el
conocimiento podría contribuir a la libertad humana. En dirección al marxismo
soviético (que, como demostró Marcuse, 1958/1985, nunca tomó la libertad como
valor central), según el bielorruso, Spinoza tomó acertadamente la libertad
como conciencia de la necesidad, sin negar el determinismo completo de nuestra
conducta. Spinoza sería realmente útil para ayudar a la humanidad a conquistar
voluntariamente su propio futuro. A Vygotski, el filósofo holandés le enseñó la
idea del poder “relativo (esto Spinoza lo acepta) pero no absoluto (esto
Spinoza niega) del poder de la mente sobre el cuerpo, es decir, las relaciones
entre mente y cuerpo (razón y vida) no son absolutas e inmutables sino variables,
relativas” (Vygotski, citado por Zavershneva & van der Veer, 2017, p. 216).
Dieborin
(1997/1952) se publicó en 1997; el artículo de Vygotski (1930/1997b) se publicó
en 1930. Es una gran coincidencia que se presentaran ideas similares en estos
dos trabajos; sin embargo, el último no cita al primero sobre el tema de
atribuir un extremo a la personalidad. Vygotski pudo haber leído el artículo de
Dieborin. Debido a que Spinoza era tan popular en la filosofía soviética en ese
momento, otra posibilidad es que la idea de un fin se extendiera entre los
marxistas rusos y cada autor la interpretara de diferentes maneras.
En 1927, Vygotski
(1927/1997a) se hizo eco de las palabras de Spinoza al decir que la psicología
futura “correspondería tan poco a la presente como la constelación del Can
corresponde a un perro, un animal que ladra” (p. 343). Esto también se había
hecho en un importante artículo de 1926 de Dieborin, "El sujeto de la
filosofía y de la dialéctica" (véase Deborin, 1964). Una divergencia entre
los dos es que Dieborin aborda las diferencias entre dos tendencias populares
de materialismo revolucionario, sin comentar sobre su futuro. Sin embargo,
ambos autores hablan de un parecido externo, que ocultaba diferencias
cruciales.
Spinoza
y el materialismo a través del estilo vygotskiano
Los lectores de Vygotski
probablemente reconocerán uno de sus procedimientos lógicos: mientras evalúa
los datos y puntos de vista de otros autores, destaca cómo un investigador
había resuelto un problema o cómo había fallado al hacerlo. Esta es su actitud
con respecto a Stern y Piaget, Blonski (Vygotsky, 1934/1998) y James y Lange
(Vygotsky, 1999). Normalmente, al dirigirse a Spinoza, Vygotski emplea un
estilo argumentativo que tiende a alternar entre crítica y elogio. Por lo
tanto, para determinar la relevancia de las ideas spinozistas para un
materialismo psicológico, no es suficiente simplemente descubrir las similitudes
entre Spinoza y Vygotski. Las referencias a Spinoza en las obras de Vygotski
están incrustadas en la base filosófica de la perspectiva histórico-cultural, y
exigen una tarea más allá del alcance del presente artículo.
Sin embargo, en
resumen, sostenemos que Vygotski pretendía establecer una relación de
apropiación crítica con la obra de Spinoza. Como se ha mostrado anteriormente
(ver Toassa, 2009), las referencias de Vygotski a Spinoza son fragmentarias.
Sin embargo, es importante recordar que Vygotski (1997) desaprobó los intentos
eclécticos de combinar elementos de diferentes teorías, tejiendo un mosaico
científico en lugar de una ciencia sólida. La intención era salvaguardar el
estatus y la confiabilidad de la psicología entre las ciencias humanas y
naturales. Los comentarios sobre Spinoza en Vygotski (1997/1997a, 1999)
muestran que no estaba dispuesto a tratar el trabajo de Spinoza
superficialmente. Estaba muy comprometido en lograr que la psicología se uniera
a otras ciencias de la actividad neuronal —que él consideraba dualistas— con un
trasfondo spinozista, esencial para lograr una psicología materialista.
En La enseñanza sobre las emociones,
Vygotski transmite repetidamente la noción de que Spinoza fue un autor
materialista, y lo hace al menos una vez en El
significado histórico de la crisis en psicología (Vygotsky, 1997). El
bielorruso etiquetó el monismo de Spinoza como materialismo y, a menudo,
fusionó los dos términos. Parece erróneo que lo haya hecho sin aclarar
completamente la verdadera naturaleza del asunto. Sin embargo, se debe tener en
cuenta lo incompleto de La enseñanza
sobre las emociones, así como las palabras autorizadas de Engels, Plejánov
y Dieborin, que siguieron en la misma dirección. Kline (1952) escribe:
Los
dieborinistas y los marxistas ortodoxos han insistido en que la línea de
demarcación se encuentra más bien en la solución del problema ontológico: la
relación de la materia con la conciencia. El materialismo, señalan, hace que la
materia sea primaria y básica, mientras que el idealismo da prioridad a la
mente y la conciencia. Y según esta prueba, Spinoza era un materialista.
(pág.26)
Ideas
spinozistas en una psicología cultural-histórica fundada en el materialismo histórico
Aunque en sus escritos Engels no
escribió extensamente sobre la filosofía de Spinoza, Morfino (2008) creía que
Hegel, un admirador crítico de los holandeses, habría mediado el conocimiento
de Engels sobre Spinoza. Al sugerir que Engels suscribía las perspectivas de
Hegel y Spinoza (una posición similar a la de Dieborin, 1964, en Hegel y el Materialismo Dialéctico,
publicado por vez primera en 1929), Morfino examina los dos textos en los que
Engels se refiere a Spinoza: Anti-Dühring
(1877) y Dialéctica de la naturaleza
(1883). Ambos se centran tanto en la naturaleza como en las ciencias que la
interpretan. La respuesta que Engels dirigió a Plejánov (1898/1976a) sobre la
unidad de la sustancia puede considerarse un enunciado propio de su época y de
su trasfondo filosófico, que confirmó la veracidad de las ideas de Spinoza. En
verdad, tal unidad no era ajena al materialismo alemán del siglo XIX (Morfino,
2008), que fue nutrido fuertemente por la Ilustración.
Sini (como se
cita en Morfino, 2008) argumentó que, contrario a la noción dominante en la
historia de la filosofía, Spinoza —no Kant— llevó a cabo la revolución
copernicana de la filosofía contemporánea. Es decir, Spinoza habría sido
efectivamente el primero en explicar la naturaleza formando un marco de
explicaciones no teleológicas y no antropomórficas sobre los fenómenos
naturales, en lugar de utilizar la idea de un ser trascendente. Esta
explicación, similar a la de Dieborin (1997/1952) que atribuye el ateísmo, el
antidualismo y el determinismo a Spinoza, habría convertido a este último en un
importante precursor del marxismo. Vygotski (1999) argumentó de manera similar
que el aspecto teológico de la Ética era un mero apéndice que no afectaba la
esencia del materialismo spinozista. La evaluación de Vygotski es similar a la
de Engels.
En su obra
principal sobre los fundamentos de la psicología científica, El significado histórico de la crisis en
psicología, Vygotski (1997/1997a), al igual que Spinoza (1662/2002) en Ética, fusiona naturaleza y realidad. Desde
este punto de vista, incluso el materialismo histórico parece ser una ciencia
natural. Evocando la afirmación familiar de Hegel (1820/2001), "lo real es
racional, lo racional es real" (p. 18), Vygotski propone lo siguiente:
"Extender el término 'natural' a todo lo que existe en la realidad es
completamente racional" (pág. 387). Por lo tanto, todos los fenómenos
psicológicos son parte de la realidad, la realidad es la naturaleza y la
naturaleza es inteligible o racional. Kline (1952) dijo que, según Engels,
Spinoza siguió a los griegos, asumiendo que la razón no podía ser contraria a
la Naturaleza. Este supuesto es interesante, en el que los puntos de vista de
Hegel y Spinoza parecen converger, muy probablemente a través de Engels, en el
pensamiento vygotskiano7 (ver Toassa, 2015b).
7. Ver también de Chaui (1999),
quien atribuyó a Spinoza el supuesto de que la realidad es completamente
inteligible. Morfino (2008) afirmó: “Engels, por tanto, como Spinoza, sostiene
que la naturaleza es una totalidad universal interconectada, cuyas partes no
pueden separarse del todo más que por abstracción” (p. 14). Coincidiendo con Spinoza, Engels
pretendía ir más allá de la noción de que la naturaleza es invariable (Engels,
1883/1979), así como superar la antigua metafísica, que separaba causa y
efecto, colocando las causas últimas del universo fuera de su leyes, creando
una metafísica a la que Dios gobierna sobre la naturaleza física.
Este punto de vista apoyó la
búsqueda de Vygotski de una ciencia de las emociones que evitara el viejo
materialismo mecanicista, que implicaba la investigación fisiológica de las
emociones. Destaca el significado del movimiento para una psicología
materialista, así como también cómo el movimiento mecánico de la realidad es
una especie en un género de movimiento. En resumen, contra las formas
dogmáticas del materialismo, se volvió hacia un materialismo metodológico.
Utilizada por primera vez por Hobbes, esta expresión define la materia como
igual al cuerpo y al movimiento; la materia es el único instrumento disponible
para la explicación de los fenómenos. De hecho, Hobbes afirmó que el
conocimiento de una cosa es siempre conocimiento de su génesis y que la génesis
es movimiento (Abbagnano, 1971/1998, p. 650). La explicación materialista de
una cosa espiritual, por tanto, no es externa a la de su cuerpo y movimiento.
Mientras tanto,
el materialismo mecanicista del punto de vista de James-Lange tomó la
psicología comparada (por ejemplo, los estudios que comparan a los humanos con
otros animales) como prioridad. La teoría de las emociones de Spinoza podría
liberar a la psicología de los daños del organicismo de James-Lange y de otras
teorías que, con el pretexto de estar enraizadas en Spinoza, reintroducían en
el análisis un elemento cartesiano característico. Vygotski, al mencionar su
intención de acudir a Spinoza para construir otra psicología de las emociones,
enfatizó que esta intención no se expresó en el sentido de dilucidar el pasado
histórico de nuestra ciencia, es decir, las teorías de las emociones ya dadas,
sino en el sentido de generar una teoría para el futuro. Spinoza, de hecho,
habría elaborado una importante teoría psicofísica (Vygotsky, 1997/1997a).
Al reflexionar
sobre los esfuerzos de Vygotski por construir un monismo psicofísico, podemos
suponer que Vygotski estableció su compromiso con una psicología que, como Spinoza,
tomaría las emociones/afectos humanos como parte de la Naturaleza, no como
virtudes o vicios. Por ejemplo, el holandés era muy crítico con las religiones
que veían la ira o la envidia como pecados, no como pasiones pertenecientes a
la naturaleza humana. Por tanto, Vygotski asignó una nueva identidad a los
conceptos de realismo, naturalismo y materialismo (Vygotsky, 1997/1997a).
Vygotski, siguiendo el espíritu profano de la Revolución de Octubre, dejó a
Dios a un lado, independientemente de que pudiera considerarse idéntico a la
Naturaleza. En su concepción de la cultura como naturaleza transformada,
planeaba trascender el intelectualismo y el abstraccionismo de los estudios de
las ideas puras.8 Escribió:
Spinoza
no fue un intelectualista. El afecto es superado por el afecto. Y la base no es
el pensamiento, sino el deseo. Pero el afecto, el deseo, el pensamiento y la
voluntad no están integrados. Concepto y afecto y voluntad… personalmente, fue
la confirmación de su teoría. Un hombre libre y no un <fantasma>.
(Vygotsky, citado en Zavershneva y van der Veer, 2017, p. 214)
En otras palabras, un hombre
libre en carne real, porque esa “teoría spinoziana preserva los problemas
básicos del hombre en su vida” (p. 222).
8. Politzer también criticó esta
visión abstraccionista y defendió una psicología del drama, una idea que
influyó en Vygotski (1929/2000).
García consideró coherente poner
a Spinoza en la tradición materialista, como han hecho muchos escritores
marxistas, considerando que parte de Dios, no del cogito; que se aparta de la
realidad dada y no del conocimiento (García, 1974, p. 103). Sin embargo, según
de Gainza (2011), para García, la propia ontología de Spinoza excluía la existencia
de una comprensión realista-dogmática del materialismo que muchos de los
“exponentes” de esta tradición cultivaban, porque el reconocimiento de la
realidad es, en la filosofía de Spinoza, el reconocimiento de su problemática
(p. 240). En esta interpretación, Spinoza es un filósofo materialista, pero no
en el sentido dogmático, lo que significa que no encaja en los rígidos sistemas
teóricos del materialismo.
Por otro lado,
Antonio Negri afirmó en su obra de 1981 que la metafísica materialista de Spinoza
es la potente anomalía del siglo XVII: no una anomalía marginal y vencida, sino
la del materialismo victorioso, en cuanto avanza y plantea y constituye la
posibilidad ideal de revolucionar el mundo (Negri, 1981/1993, p. 23). Entonces,
este es un materialismo revolucionario guiado por una dirección de pensamiento
que, en el siglo XVI, no parece lidiar con la crisis del capitalismo mercantil
del período (como lo hicieron Descartes, Hobbes, Malebranche y otros
filósofos). En cambio, se orienta hacia la constitución de la sociedad futura,
es decir, la constitución del colectivo como práctica.
Por su parte,
Althusser (1982/2005), en un escrito fechado en 1982, consideraba a Spinoza
partícipe de una cierta corriente subterránea del materialismo del encuentro,
que sería un materialismo de azar y contingencia, que se opone, como un
pensamiento totalmente diferente, a diferentes materialismos incluyendo el
materialismo actualmente atribuido a Marx, Engels y Lenin (p. 16).
Para García, al
igual que para Vygotski, Spinoza es un materialista en el sentido de que parte
no del cogito concebido como un ejercicio de pensar sobre sí mismo, sino de
Dios, la sustancia única, que los marxistas spinozistas han llamado
repetidamente materia. Esta sustancia consta de atributos infinitos, cada uno
de los cuales expresa una esencia eterna e infinita (Spinoza, 1662/2002). Por
supuesto, acreditar el concepto de Dios como la fuente del materialismo de
Spinoza no significa que, para Spinoza, Dios sea simplemente una pieza de
materia corporal. Más bien, como afirmó García, toma como punto de partida en
sus investigaciones la realidad dada y no el pensamiento como distinto de la
extensión. Spinoza es materialista en el sentido que interesó a Vygotski, no en
virtud de tomar la extensión (y el mundo de los cuerpos) como un modelo o
principio para la filosofía, porque la realidad aparece como una identidad
entre pensamiento y extensión (Spinoza, 1662/2002), que no son más que dos
atributos constituyentes de la misma sustancia.
La afirmación de
Zavershneva (2016) de que Vygotski planeó construir la parte positiva de la
investigación de las ideas de Spinoza, en la que esperaba encontrar la visión
monista esencial en psicología, es entonces indiscutible (p. 187). Este sería
el auténtico legado de Spinoza a la psicología, no la inspiración de la teoría
del organismo de Lange sobre las emociones (Vygotsky, 1999).
Al igual que
Negri, Vygotski no pensó que Spinoza fuera simplemente uno de sus
contemporáneos del siglo XVII. Si, para el pensador italiano, la filosofía
materialista de Spinoza describía la constitución de la sociedad futura (un
materialismo triunfante y victorioso), Vygotski (1999) percibía en la teoría de
los afectos de Spinoza lo que podía presentar a la psicología contemporánea
como un interés histórico real, en el sentido de un punto de inflexión en toda
la historia de la psicología y su desarrollo futuro).
Vygotski se
acerca a una comprensión del materialismo de Spinoza similar a lo que Althusser
insinuó en las primeras líneas del texto citado anteriormente. Aunque no
deberíamos considerar el materialismo de Spinoza como exactamente opuesto a los
otros materialismos conocidos, conserva su singularidad precisamente por los
supuestos anteriores que hemos presentado. El materialismo de Spinoza, en el
sentido de que investiga la naturaleza desde Dios, concebida como unidad e
interioridad inmanente, no necesita apelar a causas externas a la naturaleza
para lograr la coherencia. Es decir, el materialismo del filósofo holandés consiste
en no entender la naturaleza humana como algo ajeno a la naturaleza en general.
En definitiva,
el materialismo de Spinoza constituye algo importante para Vygotski, no
meramente como una doctrina filosófica específica del siglo XVII, sino como una
forma de pensar en diálogo directo con el tiempo presente y con la constitución
de los problemas futuros de la vida humana, un nuevo modelo de hombre. La
lectura anómala de Vygotski de Spinoza pretendía llevar el monismo psicofísico
de este último en un sentido amplio —epistemológico, ético, ontológico y
psicológico— a la psicología soviética.
Es cierto que Dieborin
apoya algunas de las suposiciones de Vygotski sobre Spinoza. Sin embargo, al
considerar la libertad como un tema importante de su psicología, la cosmovisión
marxista de Vygotski se alejó de la de Dieborin, así como de la de otros
marxistas rusos. El materialismo de Spinoza es aleatorio y contingente, no una
proyección rígidamente estructurada del estado, la sociedad o los seres
humanos. No podemos averiguar exactamente qué modelo de hombre tenía en mente
Vygotski, pero podemos reconocer algunos aspectos centrales en su razonamiento
sobre Spinoza. A grandes rasgos, estos incluyen la unidad entre mente y cuerpo,
que puede tomar las formas más diversas en el cuerpo común de la multitud; la
base de la conciencia en el afecto; la integración, en los sistemas
psicológicos, del afecto, la voluntad y el deseo; y la ética spinoziana como
referencia a la vida. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el modelo de
hombre de Spinoza es un problema complejo en la filosofía del siglo XVII que
está más allá de los límites de este artículo.
Volviendo a una
nota de Leibniz sobre Spinoza, Althusser (1982/2005, p. 16) afirmó que, en la
voz del autor de Ética, se podía
escuchar: “Algunos comienzan con el mundo, otros con el espíritu humano, yo
comienzo con Dios". Según el filósofo francés, los escolásticos serían
aquellos que parten del mundo y, desde el mundo creado, trazan las cosas hasta
Dios (p. 16). Por otro lado, Descartes representaría un pensamiento que
comienza con el sujeto pensante y el cogito. Todos los filósofos, por tanto,
pasaron por Dios, pero Spinoza se salva de este desvío y se pone
deliberadamente en Dios, pues comienza su gran obra con Dios o la Naturaleza (Dio sive Natura), más allá de la cual no
hay nada (Spinoza, 1662/2002).
Dios no es una
determinada masa o un trozo de materia corporal. El mismo Spinoza se opuso a
esta interpretación en respuesta a una carta de Oldenburg, que cuestionaba ciertos
puntos en su Tratado Teológico-Político
(Spinoza, 1662/2002). La identidad entre Dios y la Naturaleza (Dio sive Natura), propia de su
filosofía, no consiste, por tanto, en pretender ser una entidad material en el
sentido vulgar de la materia.
Vygotski
(1930/1997b, p. 92) también reconoció en la doctrina de Spinoza este sistema,
cuyo centro está en Dios, pero identificó los límites de esta idea para la
psicología, porque, aunque este razonamiento tiene coherencia en una dimensión
metafísica, se refiere esencialmente a la unidad sustancial que puede
determinar una psicología de las emociones en el futuro, cualitativamente
diferente.
La simpatía de
Vygotski por Spinoza y su legado a una ciencia holística se vuelve así más
comprensible. En la segunda parte de la Ética,
Spinoza afirma que la relación cuerpo-mente constituye al individuo como parte
de la Naturaleza, que está plenamente inmersa en una situación física y social.
Al criticar a aquellos que han buscado conceptos fáciles de materialismo
histórico en las obras de autores marxistas clásicos, y que carecían de
conceptos psicológicos, Vygotski, al igual que Dieborin (ver Kline, 1952), reclamó
la base científica del trabajo de Spinoza al afirmar lo siguiente:
Detrás
de la hipótesis de Spinoza estaba toda la física de Galileo. Traducido al
lenguaje filosófico, expresó toda la experiencia fundamentalmente generalizada
de la física que descubrió por primera vez la unidad y regularidad del mundo.
¿Y qué en psicología podría haber engendrado tal teoría? Plejánov y otros
siempre estuvieron interesados en sus objetivos locales: polémicas,
explicación, en general, un objetivo ligado a un contexto específico, no una
idea generalizada e independiente elevada al nivel de una teoría. (Vygotsky,
1997/1997a, pág. 313)
De manera similar, Bottomore
(2001) asumió la existencia de aspectos internos del concepto de materialismo
como un problema filosófico (ontológico, epistemológico, práctico) e histórico,
permeado por objetivos políticos transitorios de los autores clásicos del
marxismo.
Vygotski (1997)
pretendía desarrollar una ciencia psicológica que no estuviera sujeta a la
influencia de razones políticas transitorias. Debería tener aplicaciones
contemporáneas y universales, y debería situarse en el contexto más amplio de
un materialismo dialéctico integral, como él lo entendía. En esta dirección,
Vygotski consideró positivamente las ideas de Spinoza sobre cómo los individuos
podían dominar sus propias emociones, tendiendo a mostrar un camino hacia la
autorregulación (Vygotsky, 1931 / 1997c), de la pasividad a la actividad
(Vygotsky, 1931 / 1997c, p. 307), considerando la libertad como un proceso que
dependía del desarrollo del pensamiento (Vygotsky, 1931 / 1997c, p. 209). El
arte, crucial para cambiar la mente y el cuerpo juntos, ayudaría a forjar el
nuevo hombre. Como escribió Spinoza, “Nadie podría calcular las posibilidades
futuras del arte o la vida, toda vez que nadie ha definido lo que el cuerpo es
capaz de hacer” (como se cita en Vygotsky, 1971, p. 259).
En este caso,
Vygotski no se centra en una idea del hombre en el que el cuerpo y la mente
están separados, sino que se centra en la idea de un ser que, fuera de las
abstracciones de las ideas universales, puede alcanzar la autodeterminación y
la libertad. Basta con volver al prefacio de la Parte IV de la Ética (que aparece en los cuadernos de
notas de Vygotski, como se cita en Zavershneva & van der Veer, 2017) para
ver cómo el descubrimiento de Spinoza interesa a la psicología de las emociones
proyectada por Vygotski. En este texto, para aclarar lo que quiere decir con el
bien, el mal y otras nociones éticas de la misma especie, Spinoza explicó el
mecanismo por el cual los individuos llegan a considerar que ciertas entidades
existen solo como modos de pensar. Según él, a partir de un modelo mental que
los hombres han llegado a designar como perfecto, por ejemplo, uno de hogar
(forjado por la mente humana después de contemplar varias casas existentes),
los hombres actuales hacen las nuevas, tomadas como partes de la Naturaleza, y
nosotros debemos llegar a construir la idea de hombre que interesa a una
psicología materialista.
Consideraciones
finales: El proyecto de Spinoza y Vygotski para la “Idea futura de Hombre”
Según Negri (1981/1993), el
carácter salvaje de Spinoza como anomalía radica en el carácter absolutamente
desproporcionado de su metafísica, que rompe con la trascendencia y asume, en
el plano político, todas las consecuencias de esta ruptura, demarcando la
política del futuro. Vygotski, unos 50 años antes que Negri, vio en Spinoza también
a un filósofo cuyo trabajo metafísico y ético rompía con los fundamentos
ontológicos de su tiempo y podía iluminar en la actualidad otra psicología, por
construir de manera radicalmente materialista.
Por tanto,
podemos decir que la política spinoziana, en el sentido de Negri, constituiría
la multitud al llevar el poder político a manos de las fuerzas productivas,
constituyendo así una nueva política. De manera similar, para Vygotski el
concepto de hombre y el modelo de la naturaleza humana proporcionarían a la
teoría de las emociones en psicología una nueva base para lograr la idea futura
del hombre. Podemos aceptar esta idea incluso si admitimos que Vygotski tenía
una simpatía crítica por Spinoza, considerándose a sí mismo un erudito
marxista, un spinozista más que un spinoziano (ver Vygotski, citado por
Zavershneva y van der Veer, 2017), lo que significa que Vygotski pretendía
hacer uso de Spinoza en lugar de ser su seguidor.
En nuestra
opinión, es necesario considerar la afirmación de Vygotski sobre el modelo de
la naturaleza humana extraído del trabajo de Spinoza a la luz del prefacio de
la Parte IV de la Ética de Spinoza.
En este texto, Spinoza reflexiona sobre los paradigmas mediante los cuales
podemos pensar en la producción de un hombre nuevo, un hombre libre, capaz de superar la servidumbre, objeto mismo de la
Parte IV. Dados los contextos históricos necesarios y los cambios en el pensamiento
de Spinoza, Vygotski creía que era posible construir una psicología que, sobre
una base marxista, ayudaría a crear el nuevo hombre, con especial atención al
papel de los afectos en la constitución de una nueva vida política. En esta
amplia perspectiva, podemos decir que Vygotski tenía un fuerte apego a la obra
de Spinoza, a la que fue presentado incluso antes de pasar al marxismo después
de la Revolución de Octubre. Es justo decir que su relación con la obra de
Spinoza, a pesar de ser fragmentaria, tenía puntos en común con la corriente
plejanovista entre los filósofos marxistas rusos, liderada por Dieborin durante
la década de 1920 (ver Kline, 1952).
Sin embargo, a
pesar de las intenciones de Vygotski de realizar una apropiación crítica de
Spinoza, sus observaciones sobre el filósofo abarcan cuestiones éticas y
epistemológicas de gran importancia para la base de una nueva psicología
materialista. Estas incluyeron preguntas como, ¿Qué es la naturaleza humana?
¿Es posible encontrar un modelo alternativo de hombre para ello? ¿Cómo puede
ser cambiado? Spinoza ciertamente podría ayudar en el desarrollo del conocimiento
y en el dominio de nuestras propias pasiones. En nuestra opinión, estas
preocupaciones están ausentes en la filosofía de Dieborin, pero no podemos
confirmarlo sin analizar más de su trabajo, que incluía al menos tres artículos
sobre Spinoza.
Las lecturas de
Spinoza en la Unión Soviética sufrieron una pérdida significativa después de la
Gran Ruptura de Stalin de 1929 a 1932. El marxismo-leninismo, tal como lo veía
Stalin, tenía que ser la única tendencia permitida en las ciencias y la
filosofía. Sin embargo, una reciente renovación del pensamiento crítico
occidental a partir de 1950 se esfuerza por unir el marxismo y el espinozismo,
desarrollando una nueva concepción de la individualidad dentro de la sociedad,
apoyando plenamente el verdadero socialismo democrático como objetivo principal
del siglo XXI.
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