¿Hay un “Materialismo Vygotskiano?”
Preocupaciones ontológicas y
epistemológicas para una psicología marxista contemporánea (Parte I)
Gisele Toassa
Revista psicológica Dubná № 1, pp.
58-68, 2015
Traducción: Efraín Aguilar
Durante la accidentada
publicación de Vygotskiy en el este y oeste del planeta, dos preguntas en particular han sido
hechas por los lectores críticos de la izquierda política: 1) ¿estaría
Vygotskiy desarrollando una psicología marxista? y, 2) ¿cuál sería el
significado de su propuesta para una psicología marxista en los cuatro sentidos
básicos (ontológico, epistemológico, ético y político) de tal propuesta?
Aunque mucho se
ha escrito sobre tales cuestiones (Veresov, 2005; Ratner, 1995; Joravsky, 1989;
Leontiev, 1991; Shuare, 1990; Duarte, 2000), los lectores críticos no han tratado
las diversas cuestiones filosóficas acerca de la interpretación de Vygotskiy
sobre otros marxistas. Previamente analicé las conexiones entre Espinosa y
Vygotskiy por vía de los marxistas rusos (Toassa, 2014) y, aquí, sostengo que las
reflexiones vygotskianas sobre el materialismo psicológico califican su
perspectiva como una nueva forma de materialismo marxista. Aunque inacabada, la
psicología de Vygotskiy es un abordaje marxista en el sentido epistemológico,
ético y político de ese término. No obstante, para lograr esa idea, es esencial
realizar una pesquisa substancial en la historia de las ciencias soviéticas en
sus múltiples transformaciones, así como en las prácticas científicas y el
público al cual se dirigió el autor (Yasnitsky, 2009).
En términos
metodológicos, hago un análisis inmanente que persevera en el entendimiento del
cuadro teórico de la psicología de Vygotskiy partiendo de sus propios argumentos.
En esa dirección, se opone a la idea de que Vygotskiy aplicó el
materialismo dialéctico a la psicología (tal como afirma Elhammouni, 2002), ya
que el autor contradice explícitamente tal aserto (Vygotsky, 1991, p.389). Desde
mi perspectiva, tal “aplicación” tiende a borrar importantes diferencias entre la
obra de Vygotskiy y otras psicologías marxistas (especialmente las más deudoras
de la Teoría del Reflejo de Lenin, como la teoría de la actividad de Leóntiev o
la de Rubinshtéin (Leontiev, 1978a; 1978b; Parker, 1999). Esa defensa de una
“aplicación” deja de lado aspectos importantes del marxismo creativo de Vygotskiy
en temas como la objetividad psicológica, psique (espíritu) y dualismo. Un
análisis inmanente debe evaluar la efectiva relación de Vygotskiy con textos
clásicos del marxismo. Sobre todo, es importante recordar el recurrente
diagnóstico Vygotskiano, de que la relación entre marxismo y psicología nunca fue
hecha partiendo del punto-de-vista de la psicología – tarea inmensa cuya
realización es iniciada en el texto “Significado [Sentido] Histórico de la Crisis
en Psicología” (que abrevio como SHCP de aquí en adelante).
En estos dos
artículos que presento sobre el materialismo vygotskiano, procuro estudiar el marxismo
del autor en sus preocupaciones ontológicas y epistemológicas. Con la intención
de sustentar que Vygotskiy desarrolla una forma singular de materialismo,
pretendo subrayar las similitudes y diferencias entre su trabajo y el de
autores como Engels, Plejánov, Lenin, Espinosa y otros. El compromiso es el de
apoyar la construcción de una psicología comprometida con un ethos socialista;
la liberación de los oprimidos, la creación de un nuevo hombre para una nueva
sociedad (Vygotsky, 2003; Vygotski, 1991b; Yasnitsky, 2011). Eso significa que,
por ejemplo, hay importantes implicaciones políticas para entender la consciencia
(1) de acuerdo con una epistemología mecánica, epifenómeno o
simple “reflejo de la realidad objetiva” (como en la perspectiva
marxista-leninista, así como en algunas secciones del “Materialismo y Empiriocriticismo”
de Lenin, en el cual se defiende la adecuación a la consciencia “correcta” asumida
por la vanguardia comunista, ver Lenin, 1975).
(2) como fenómeno, restringido a la relación externa entre
individuo y su medio, o en una perspectiva más amplia que abarca “aspectos
psicofísicos” (relaciones mente-cuerpo, la mayoría de las cuales se implica en
los afectos), o como objeto empírico (de conocimiento) impregnado en el cuerpo,
medio (sriedá) y su desarrollo, tal como reconoce Vygotskiy (1991; 1987).
En su guerra
contra el dualismo, interrumpida por la tuberculosis, dudó entre diferentes
objetos (epistemológicos) para la psicología (como consciencia, persona y
personalidad). Esta duda ha creado contratiempos en la comprensión de la ontología
específica de Vygotskiy, así como las muchas otras razones que pueden haber
alejado a sus lectores de los brillantes comentarios sobre materialismo
(problemas en las ediciones, agendas contemporáneas de las psicologías histórico-cultural
y de la actividad, etc).
A largo plazo,
defiendo la importancia de las ideas vygotskianas para discutir el cambio
social en una coyuntura de un desarreglo político de la clase trabajadora, que
batalla por una nueva consciencia, nuevas rutas y nuevas formas de organización
política (Antunes & Alves, 2004). Entender el materialismo vygotskiano y
desarrollar sus consecuencias prácticas y teóricas para una lucha
anticapitalista es un desafío más amplio que la propia psicología – y también
compensa los esfuerzos de evaluación del socialismo soviético.
En este
sentido, se hace necesario promover el encuentro entre las ideas de Vygotskiy y
las necesidades de los movimientos sociales de todo el mundo. Como sugiere
D’Andrea, al analizar las protestas en Brasil de 2013:
esta crisis expresa un tipo re emergente de subjetividad
revolucionaria que, en contrapartida, está siendo alimentada por la diseminación
de las flexibilidades digitales en el empuje de un nuevo imaginario mediático. Aunque
algo singular, el caso brasileño también se hace eco de la actual ola de
protestas populares globales, al dar elementos que sugieren nuevas formas de movilización
popular en proceso de construcción (2014, p.935).
Este primer
artículo analiza brevemente el cisma entre marxismo occidental y oriental en
lo que toca a las ideas sobre ciencias naturales y sociales. Más adelante, expone
las preocupaciones filosóficas de Vygotskiy en sus primeros trabajos
psicológicos (“Psicología Pedagógica”, 1924, y “Psicología del Arte”, 1925) y el
SHCP. Comento sus argumentos sobre el marxismo y el objeto de la psicología
junto al background de sus influencias filosóficas iniciales,
especialmente Marx, Plejánov y Espinosa.
El segundo
artículo delinea problemas de edición y referencias empleados en el SHCP, al
estar fuertemente concentrado en la
variedad de temas epistemológicos y ontológicos que Vygotskiy presentó acerca del
objeto de la psicología, ya sea como comprensión de la consciencia (experiencia
inmediata, psique, mente) así como sujeto histórico-natural –un proceso/sistema
real y en cambio continuo. El argumento materialista del autor lleva a
la sorprendente conclusión de que se puede (1) comprender la misma consciencia de
modo objetivo; (2) hay una confusión entre espíritu y subjetividad – y esta
última no es el objeto de la psicología.
Cuestiones ontológicas y epistemológicas para la psicología (y cómo
ellas aparecen en los primeros trabajos psicológicos de Vygotskiy)
La palabra psicología
puede referirse a un objeto epistemológico, a un campo temático, una
disciplina o una profesión (Teo, 2009). Al destacar la situación de la psicología
como un campo problemático, el autor explica tres grupos de preocupaciones
a las cuales se debe atender al hablar sobre las bases problemáticas de la psicología
– ontológicas, epistemológicas y éticas. La dimensión ontológica de la psicología
se refiere al estudio del Ser, o de las características básicas de la realidad.
Esas preocupaciones incluyen cuestiones sobre características específicas del
objeto de la psicología (su objeto de conocimiento): ¿es la consciencia, la subjetividad,
la personalidad o el comportamiento? ¿Cómo podemos comprender el problema
mente-cuerpo al interior de ese objeto? ¿Cuales teorías sobre la naturaleza
humana subyacen al desarrollo de una psicología histórico-cultural? Y debo
agregar: ¿Es la psicología una ciencia natural, social o de otro tipo,
intermediaria entre esos campos, o ninguna de las anteriores?
Típicamente, las
preocupaciones epistemológicas requieren reflexiones sobre la naturaleza del
conocimiento y vías para obtenerlo. Ontología y epistemología están, en la práctica,
interconectadas. Las afirmaciones ontológicas tienen consecuencias
epistemológicas y metodológicas (Teo, 2009) a despecho de ser ignoradas por la psicología hegemónica, y
esta es una razón para afirmar que la psicología es un campo problemático.
Entre tanto, como es reconocido por muchos (Danziger, 1994; 1997; Parker, 1989;
Smith, 2005; Figueiredo, 2010; Teo, 2009; Fox, Prilleltensky, & Austin,
2009), sus nociones filosóficas son implícitas, no basadas en una argumentación
crítica hecha por los propios investigadores y solo tienen sentido cuando están
inmersas en la cultura y la sociedad en las cuales se desarrollan. Hacking
(1995) defiende que los “conceptos de comportamiento, acto o temperamento son
formulados en la expectativa de intervenciones futuras o inmediatas en las
vidas de los individuos” (p.351). Todos los conceptos sobre los humanos tienen
propósitos prácticos, hasta cuando son teóricos – Danziger (1990), en una
crítica de la psicología como “ciencia natural” positivista, considera que las psicologías,
más que ser especulativas, interactúan con la sociedad para amasar benefactores,
clientes, financiamiento público y muchas otras fuentes de poder político.
Naturaleza, partidismo y sociedad bajo la bandera del marxismo
Cuando se
trata de Vygotskiy, se debe observar que una “tarea mayor” de la dictadura del
proletariado, especialmente después de la victoria de los bolcheviques en la
guerra civil (1918-1921), fue crear una nueva sociedad. El enorme imperio ruso,
con sus paisajes de naturaleza salvaje, estaba listo a ser transformado no por
un hombre, sino por el pueblo ruso en su propio beneficio. Para llegar a esa
meta, era indispensable desarrollar un nuevo elenco de ciencias proletarias,
especialmente después del decreto “Sobre la Importancia del Materialismo
Militante” en 1922, (ver Lenin, 1972), el cual impulsó a la intelligentsia a
luchar por el materialismo en todos los campos del conocimiento (van der Veer
& Valsiner, 2001). Aún así, de acuerdo con el partidismo leninista, la
busca de un conocimiento proletario no debía ser directamente controlada por el
Partido (Joravsky, 1961).
Al contrario de
la estructura de las ciencias occidentales que – grosso modo – separa las ciencias
humanas y naturales (aspecto que influyó en Wundt a crear dos psicologías, la fisiológica
y la de los pueblos, ver Araujo, 2006), los marxistas rusos trataron llevar
todas las ciencias bajo el paraguas marxista – o bajo la bandera del marxismo.
Como percibió Marcuse (1958), los principios marxistas precisaban transformar las
instituciones clave y sus objetivos, que deberían encajar en la nueva sociedad.
Esas ideas se insertarían en una dinámica histórica que superaba las intenciones
de liderazgo y al cual ellas mismas podían sucumbir.
Hay que decir unas palabras en la justificación de tal
abordaje. La teoría marxiana se propone ser esencialmente una nueva filosofía,
substancialmente distinta de la principal tradición de la filosofía occidental.
El marxismo defiende contemplar esta tradición haciendo pasar la ideología a la
realidad, de la interpretación filosófica a la acción política. Por ese motivo,
el marxismo redefine no solo las principales categorías y modos de pensamiento,
sino también la dimensión de su verificación; su validez está para ser
determinada por la situación histórica y la acción del proletariado (Marcuse,
1958, p.9).
Este era el
contexto histórico en que las diferencias ontológicas, epistemológicas y éticas
entre la psicología vygotskiana y la psicología clásica alemana comenzaron a
formarse. Un “cisma” entre el marxismo occidental y el oriental comenzó a evolucionar
en especial después de las revoluciones
comunistas (ver Hunt, 2009; Marcuse, 1958, y Foster, 2013). El desacuerdo principal fue: ¿el materialismo dialéctico debería
ser aplicado solamente al dominio humano – sociedad e historia – o también a la
naturaleza y a las ciencias naturales? El clásico argumento de Lukács en “Historia
y Consciencia de Clase” (Foster, 2013; Royale, 2014) es que Engels, en la
inacabada “Dialéctica de la Naturaleza” (Engels, 1979), siguió la pista errónea
de Hegel al aplicar la dialéctica a la naturaleza. Como observa Foster:
Sería difícil exagerar la importancia de esa limitación para el
marxismo occidental, que la vio como uno de los elementos clave de la separación
entre Marx y Engels y del marxismo occidental de aquel de la segunda y tercera internacionales.
Eso anunciaba una línea de fuga de la preocupación directa con los temas de la
naturaleza material y la ciencia natural que caracterizó mucho del pensamiento
marxiano hasta ese momento (2013, p.2).
Sin embargo, aunque
Marx había escrito menos sobre ciencias naturales que Engels, eso se debió más
al respeto para con éste. El “segundo violín” del marxismo había estudiado ciencias
naturales más que Marx y ellos no discordaban en ese tema (Hunt, 2009, y
Joravsky, 1961). Además, de acuerdo con muchos académicos occidentales (Foster,
2013), Engels equiparó las leyes sociales a las leyes naturales objetivas,
alimentando un materialismo mecánico que repentinamente degeneró en un discurso
estalinista marcado por unas pocas ideas acerca del “Materialismo Histórico” y
del “Materialismo Dialéctico” (distinción primero realizada por Plejánov, de acuerdo
con Hunt, 2009). Sin embargo, la perspectiva de Stalin se volvió hegemónica en
el marxismo soviético solo después del Gran Giro (1929- 1932, ver Todes &
Krementsov, 2010), cuando la Unión Soviética también llevó el “materialismo
vulgar” estalinista a las mencionadas internacionales, influyendo – la mayoría
de las veces, no de modo positivo – los movimientos proletarios de todo el mundo
(Marcuse, 1958; Deutscher, 1970).
El
materialismo mecánico de Stalin marcó el fin de una era favorable al partidismo
leninista en las ciencias. Estaba lejos de expresar la variedad de comentarios
que bullían en la filosofía de las ciencias soviéticas, relacionados con las
discusiones de Espinosa, Hegel, Marx y Engels (y Plejánov y Lenin como
intérpretes de aquéllos) con respecto al desarrollo de un materialismo
(Maidansky, 2003). Al centrarse en el Círculo de Vygotskiy, Yasnitsky (2009,
p.45) identifica, durante los años 1920, una estructura en cuatro capas de conocimiento
científico y práctica social, del nivel más general y abstracto al menos general
y más concreto (filosofía Marxista, teoría [científica] general, teorías aplicadas
intermediarias, práctica social). Es posible relacionar esa estructura en capas
a la percepción de Joravsky (1961, p.5), que la filosofía de Marx y Engels no
parecía ser una ciencia aislada, o una descripción exhaustiva de toda la
realidad científica. Podía ser entendida como una visión-del-mundo (mirovozzrenie)
marxista, cruzando las fronteras entre filosofía, ciencia y práctica social.
Se disputaba
el significado de la propia dialéctica: Joravsky (1961, pp.80-81) describe cómo
Lenin (1972) defendía una reinterpretación de la dialéctica hegeliana para las
ciencias naturales y el materialismo. Entretanto, ese programa no fue muy
difundido en aquella época. En cuanto al análisis de Yasnitsky (2009), el Gran Giro
introdujo un nuevo partidismo: un control de las ciencias sobre el Partido
Comunista de la Unión Soviética, apadrinando el “practicismo” como dogma. Las ciencias debían tener un impacto
práctico en la construcción del socialismo de modo que el Partido pudiese comprender.
Para restaurar la estructura en cuatro capas, el Estado Soviético parió un
híbrido compuesto por dos capas de filosofía marxista y teoría general (más
la práctica social y las disciplinas aplicadas).
El Segundo
Congreso Psiconeurológico (1924) inauguró una campaña por la reconstrucción
marxista de la psicología. Kornílov contrató a Vygotskiy para el Instituto de
Psicología Experimental de Moscú (Joravsky, 1989). El desarrollo de una
psicología marxista por Vygotskiy (1924-1934) no fue enteramente realizado, pero
abordó las tres preocupaciones filosóficas descritas por Teo (2009), desarrollándose
en la estructura de cuatro capas identificada por Yasnitsky (2009).
Algunos de los primeros trabajos de Vygotskiy: el objeto de la psicología
desde un abordaje ontológico y epistemológico
En el primer
capítulo de su libro psicológico inaugural, “Psicología Pedagógica” (1924),
Vygotskiy reflexiona sobre el objeto de la psicología y su evolución a partir de
las ideas metafísicas sobre el alma humana, hacia una ciencia de la naturaleza
para la cual la consciencia es movimiento interno. Menciona libremente
la psicología como ciencia “que los psicólogos norteamericanos nombran como ciencia
del comportamiento de organismos vivos” (Vygotsky, 2003, p.38). Tales
psicólogos tomaban el comportamiento como cualquier movimiento, externo o
interno, de un organismo; ciencia biológica de la interacción entre organismo y
ambiente, la “psicología estudia el comportamiento del hombre social y las leyes
por las cuales este comportamiento cambia” (p.40). Voilà su primera
tentativa de definir un objeto de conocimiento para la psicología que debe ser
totalmente superado en el futuro de esa ciencia.
Vygotskiy indicaba leer la “vieja psicología” (término que, grosso modo, incluía las escuelas alemanas directamente conectadas con la psicología fisiológica de Wundt, como las de Leipzig y Würzburgo, y también a otros autores, como William James; ver Toassa, 2013) a través de la ciencia de los reflejos condicionados. El experimento era el método aceptable para esta nueva ciencia natural. Sin embargo, a partir de esta amonestación básicamente reduccionista, común también entre marxistas rusos (Joravsky, 1989), Vygotskiy gradualmente introdujo un abordaje cada vez más holístico e integral. La “Psicología Pedagógica” confunde a muchos. Aunque clame, inicialmente, por una lectura nueva de la vieja psicología a través de la ciencia de los reflejos condicionados, un análisis integral de las reacciones, impregnada de la reactología de Kornílov, era más importante que la noción de reflejo (Toassa, 2013). Como podemos leer abajo:
El concepto de reacción ayuda a incorporar el comportamiento
humano a la larga serie de adaptación del movimiento biológico de todos los
organismos, desde el más bajo al más elevado; [ayudándonos] a conectarlo a los
fundamentos de la vida orgánica en la tierra, a descubrir los prospectos
ilimitados para el estudio de la evolución y considerar el aspecto biológico del
comportamiento de modo más amplio. (Vygotsky, 2003, p.49)
Vygotskiy
argumenta que el reflejo es un concepto estrictamente fisiológico; pero una reacción
es un concepto biológico más amplio. Es difícil precisar las fuentes de ese holismo
inicial. Como argumenta Vieriesov (2005), la orientación filosófica de Vygotskiy
fue más amplia que el marxismo y su primera tentativa de desarrollar un
marxismo filosófico como ciencia monista y materialista fue más pavloviana que
verdaderamente basada en una ontología y epistemología marxistas. A través de
un análisis de referencias y su disposición en “Psicología Pedagógica”, es posible
identificar dispersión y eclecticismo. Engels y Plejánov, tan importantes para el
SHCP, no son citados.
Sin embargo, los
pupilos de Vygotskiy sustentaron que él estudió a Marx, Engels y Plejánov incluso
antes de la Revolución (Joravsky, 1989). A pesar de no citar a Plejánov en
“Psicología Pedagógica”, un pensamiento plejanovista es desarrollado en
“Psicología del Arte” (compuesta en su mayoría entre 1917 y 1924, época también
de “Psicología Pedagógica”, ver fechas en Veresov, 1999; van der Veer &
Valsiner, 2001). Los “Problemas Fundamentales del Marxismo” de Plejánov
(1908/1969; citado en el SHCP) son cruciales para “Psicología del Arte”, y
pudieron ser una fuente para su monismo precoz.
En sus memorias,
Luria (1992) relata que, cuando un grupo de investigadores interesados en
construir una psicología marxista se formó alrededor de Vygotskiy a partir de
1924, el bielorruso cambió el foco de ellos sobre Höffding y otros hacia el
estudio del “Capital” de Marx. Otras evidencias confirman el relato luriano: una
idea bastante popular del Capital fue tomada por Vygotskiy (1999b; 2003): “desde el principio,
la abeja supera a más de un arquitecto al construir su colmena. Desde el inicio,
la construcción ya estaba hecha en su cabeza” (Vygotsky, 2003, p.256). Esta
breve afirmación subrayó la correspondencia entre la realidad objetiva y la
consciencia humana, aunque no trae consecuencias filosóficas más profundas para
la estructura del libro.
Reflexiones
posteriores a 1925 (Vygotsky, 1999b) criticaron el dualismo al traer a primer
plano una preocupación ontológica sobre el objeto del conocimiento de la psicología
– como ciencia de la consciencia o del comportamiento. La “analogía del arquitecto” muestra la
unidad entre planeación y acción. Como afirma Joravsky: “Él estaba procurando un
entendimiento unificado de los seres humanos como objetos naturales con mentes
conscientes” (1989, p.261).
En defensa de
una lectura marxista de la psicología de Vygotskiy, Elhammouni defiende, a
partir de un comentario casual de aquél en “Psicología Pedagógica”, que las “relaciones
sociales de producción son la unidad de análisis apropiada de los fenómenos
mentales humanos” (p.89). Aunque da un concepto familiar a los lectores de la
crítica de la economía política marxiana, pienso que esa interpretación de
Elhammouni omitió que la “Psicología Pedagógica” fue escrita antes de la concepción
del método de análisis por unidades (datado por Veresov, 1999, p.227), lo que marcó
un materialismo psicológico más desarrollado con la psicología histórico-cultural de Vygotskiy,
de 1927 en adelante.
En mi
perspectiva, el “brote filosófico” marxista más importante para “Psicología
Pedagógica” está en la página 40, al presentar otras ideas que el autor no niega,
sino que desarrolla posteriormente. Ahí se argumenta que la psicología debería
ser materialista (al escrutar el comportamiento humano como una serie de
movimientos y reacciones con todas las propiedades de un ser material, social);
su método, objetivo (basado en fuentes verificables) y dialéctico (conectando
comportamiento social con otros procesos internos al organismo, sujeto a leyes
naturales en general).
Además de
conocer a Marx y Plejánov, es válido mencionar que Vygotskiy también conocía a
Espinosa a mediados de los años 1920. Algunos consideraron a Espinosa como el filósofo
favorito de Vygotskiy (Leontiev, 1991; Joravsky, 1989). Es un hecho que Plejánov,
el padre del marxismo ruso, también comenzó a desarrollar una tradición
marxista afín a Espinosa (Kline, 1952), continuada por Deborin.
a pesar de las intenciones vygotskianas de realizar una
apropiación crítica de Espinosa, los pocos comentarios sobre el filósofo implican
cuestiones éticas y epistemológicas de gran importancia para la función de una
nueva psicología materialista. Cuestiones como: ¿qué es la naturaleza humana?
¿Es posible imaginar un modelo alternativo para ella? ¿Cómo modificarlo?
Espinosa por cierto podía auxiliar en el desarrollo del conocimiento y dominio
de las propias pasiones. En mi perspectiva, esas preocupaciones están ausentes
de la filosofía deboriniana, aunque eso no se pueda confirmar sin analizar más
del trabajo de Deborin – que escribió al menos tres artículos sobre Espinosa
(Toassa, 2014).
El pensamiento
de Plejánov, como afirma Allen (1969): “estaba tan comprometido con el
establecimiento del marxismo como una filosofía – contra aquellos que lo veían
solo como historia, economía y política – que enfatizó las continuidades del
pensamiento materialista sin una completa evaluación crítica del materialismo
antes de Marx” (p.13). Esta idea ciertamente se aplica al análisis de Feuerbach
y Spinoza por Plejánov (1969), que Vygotskiy aprovechó en un libro sumergido en
la crucial argumentación vygotskiana sobre materia y consciencia, mente y cuerpo
(o SHCP).
La “Psicología
del Arte” (al menos parcialmente compuesta en el período de Gómiel, entre
1917-1924, ver Veresov, 1999) comienza con Espinosa:
Hasta ahora, nadie ha establecido los límites de lo que puede
el cuerpo... Se debe tener en cuenta, empero, que no es posible que solo de las
leyes de la naturaleza, considerada como puramente corpórea, podamos ser capaces
de deducir las causas de los edificios, los cuadros y cosas por el estilo que solo
son producidas por el arte humano; tampoco el cuerpo humano, si no estuviera determinado y conducido
por la mente, sería capaz de construir un solo templo. Pero ya he señalado que
no se sabe lo que puede el cuerpo, o lo que puede ser deducido de la sola consideración
de su naturaleza. (Espinosa, citado por Veresov, 1999, p.90)
Ese epígrafe espinosiano
muestra la centralidad de las reflexiones de Vygotskiy sobre el cuerpo. Sin
embargo, el autor señala persistentes preocupaciones acerca de cómo las emociones
tienen una expresión central y periférica. La reacción, como un concepto
psicofísico, también aparece como objeto de la “Psicología del Arte”. Este
Vygotskiy “reactológico” se preocupa de la reacción estética como objeto
de la “Psicología del Arte”.
Una idea
interesante era que los mismos sentimientos (como emociones/afectos percibidos),
desde una perspectiva subjetiva, son parte de la realidad. Él sustenta la “ley
de la realidad de los sentimientos”, la cual, para mí, prácticamente coincide
con la noción espinosista de que cuerpo y mente (ciertos modos del pensamiento y
de la extensión) son reales como parte de la naturaleza o substancia única.
Esta es la idea central del monismo espinosiano. En palabras de Vygotskiy, se funda
ahí la paradoja de la “realidad de la experiencia” en contraste con la realidad en sus propiedades autónomas con
respecto al individuo; independiente de la consciencia que experimenta el mundo
a su alrededor.
Podemos
ilustrar esto con el ejemplo siguiente:
si a la noche confundimos un abrigo colgado en nuestro cuarto con una persona,
nuestro error es obvio, la experiencia es falsa y vacía de contenido real. Pero
el sentimiento de miedo experimentado en el instante que el abrigo fue visto es
muy real. Eso significa que, esencialmente, todas nuestras experiencias
fantásticas tienen lugar en una base emocional completamente real. (Vygotsky,
1971, capítulo 9)
Consideraciones finales
Es notable
que, al tratar el tema del objeto de la psicología en la obra de Vygotskiy, los
comentaristas tiendan a subrayar las ideas sobre la consciencia como la relación
entre el individuo y su medio (también la perspectiva marxista más tradicional
sobre el tema, como vemos en Plejánov, 1969; Engels, 1979; Lenin, 1975).
Prevalece la pesquisa sobre los procesos cognitivos en detrimento, por ejemplo,
de la psicología del arte (ver Joravsky, 1989), y los lectores de Vygotskiy tienden
a descuidar su argumento filosófico sobre la realidad y la naturaleza, o sea,
su perspectiva ontológica. El intelectualismo cognitivista es más fuerte
que el del propio Vygotskiy – que persistió en el camino de un racionalismo
marxista, no de una perspectiva cognitivista como sus más tradicionales
intérpretes occidentales. Él nunca dejó de lado las conexiones entre cuerpo y
mente (el “problema psicofísico”) como parte crucial de una psicología
materialista. El objetivo de desarrollar una psicología del arte epistemológicamente
objetiva y además lo suficientemente amplia para admitir y analizar la realidad
de los sentimientos en una perspectiva marxista fue alimentado al menos de 1925
a 1933 (ver Vygotsky, 1999a).
En “Psicología
Pedagógica” y en “Psicología del Arte”, el autor no discute con más amplitud la
relación entre materia y consciencia. Es válido afirmar que el trabajo, como
condición ontológica para la génesis del ser social, tampoco había sido sistemáticamente
debatido en ambos libros. Sin embargo, tal concepto desempeña un papel esencial
en sus visiones sobre la ciencia como proceso histórico-natural, como argumento
en la segunda parte del presente análisis: las fuentes marxistas e ideas del
SHCP, su más amplio manuscrito para la remodelación de la psicología al
interior de otras ciencias y del marxismo, son muy diferentes con respecto a los
textos aquí analizados.
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