EL CONCEPTO DE TRABAJO EN VYGOTSKI:
APROPIACIÓN Y DESARROLLO DE LAS PROPUESTAS DE MARX/ENGELS
Adriane Cenci
En: Trabalho Necessário; Ano 10, Nº 15/2012.
Traducción: Efraín Aguilar
Introducción
Trabajo aquí será entendido
como la transformación de la naturaleza por el hombre. El concepto de trabajo ha
aparecido en muchas construcciones teóricas de diferentes áreas. En los
escritos de Marx y Engels es central y la importancia de las reflexiones
establecidas por ellos ha sido apropiada por otros estudiosos, de modo que han
llevado el concepto de trabajo a otras áreas de investigación. En esa
perspectiva, se ha visto varias investigaciones en la educación que toman el
trabajo como categoría a ser investigada y desarrollada en articulación con los
temas referentes a la escuela y la escolarización. Lo que se propone en el
texto difiere de ellas. En realidad se trata, mucho más, de una mejor comprensión
de la propia idea de trabajo que la aplicación práctica del concepto. Estudiando
el legado teórico de Vygotski1 se percibe la influencia
significativa de las ideas de Marx, siendo que el concepto de trabajo es un óptimo
ejemplo para demostrar tal aproximación.
1 Esa es la grafía escogida y
que será utilizada a lo largo del texto: Vygotski. Con todo, algunos autores y
traductores lo hacen de modo diferente: Vygotsky o Vigotski. Se preserva el
original de las obras al transcribir citas y referencias.
En ese sentido, en los últimos
años hay investigadores brasileños que se dedican al estudio de Vygotski tratando
rescatar los fundamentos que guiaron las ideas del teórico bielorruso al
mostrar las relaciones que él establece con las proposiciones marxistas. Con todo,
la mayoría de esas pesquisas – merece destacar los análisis de Duarte (2000) y
Tuleski (2008) – se han dedicado a la cuestión del método. Ese es, de hecho, el
aspecto que Vygotski mejor demarca/desarrolla con relación a Marx.
Vygotski se ocupó en varios
escritos de la discusión de la metodología y de las pesquisas que buscaban rescatar
el análisis del método. Él percibía que la psicología de la época estaba en
crisis, carecía de unidad para constituirse en ciencia, acreditando que la raíz
de las dificultades estaría en la cuestión del método.2 Para
Vygotski sería preciso construir en la psicología categorías como las que Marx
estableció para el análisis de la sociedad: “La psicología precisa de su El
Capital – sus conceptos de clase, base, valor, etc. – con los cuales pueda
expresar, describir y estudiar su objeto” (2004, p.393).
2 Método comprendido en forma
amplia, no solo como procedimiento. Este es el sentido de la palabra utilizado
a lo largo del texto.
Es importante resaltar que
Vygotski no estaba refiriéndose al uso de las mismas categorías; para el autor la
nueva psicología no debería tomar simplemente las citas y conceptos de
Marx, sin construir los propios. Una
aplicación directa del materialismo dialéctico no le parecía acertada, era
necesario comprender la esencia del método de Marx e inferir la propia psicología
sus principios generales.
La discusión a profundidad del
método merecería un análisis aparte, y es fructífera la reflexión en ese
sentido.3 Sin embargo, aquí la propuesta es discutir específicamente
el concepto de trabajo.
3 Hay bastante material a ser
considerado en la discusión del método. Es preferible aquí solo apuntarlo para no dejar pasar esa cuestión importante cuando
se propone pensar las confluencias entre Marx y Vygotski.
Se aclara que el análisis que
se hace de la categoría de trabajo en Marx y Engels es bastante elemental, pero
posibilita comprender temas esenciales del pensamiento de los autores. Se
dialogará básicamente con dos textos: “Trabajo Alienado” escrito por Karl Marx,
parte de los “Manuscritos Económico-Filosóficos” (1844) y “Sobre el papel del
trabajo en la transformación del mono en hombre” de Friedrich Engels (1876).
Para la lectura de esas obras también se busca bases en los comentarios de
Manacorda (1991).
Se rescata además algunas ideas
de Marx y Engels que el propio Vygotski y sus colaboradores y seguidores exponen.
Al regresar a la obra de Vygotski se busca los pasajes en los cuales el autor discurre sobre la cuestión del trabajo y
otros conceptos relacionados.
En esa dirección, lo que aquí
se presenta es caracterizado como un ensayo teórico que solo pretende lanzar
algunas ideas sobre el concepto de trabajo en la Teoría Histórico-Cultural. De ningún
modo se agotan las posibilidades de relaciones, se trata, más bien, de una
interpretación, una lectura que busca encuentros en las propuestas de
Marx/Engels y de Vygotski.
Trabajo en Marx/Engels y la apropiación
de ese concepto por Vygotski
El trabajo ocupa un lugar destacado
en la propuesta teórica de Marx y Engels. Pero la comprensión de ese concepto en
la obra de los autores requiere atención, ya que el significado de trabajo cambia
conforme al contexto en que el concepto es empleado. Manacorda (1991) señala
que la expresión “trabajo” puede significar tanto la actividad del trabajador, como
el producto de esa actividad y, principalmente, que el trabajo tendría dos
sentidos: una expresión negativa, como alienación, y otra en el sentido de actividad
vital.
En gran parte de los escritos
de Vygotski predomina el trabajo entendido como actividad vital, lo que no
significa que él ignore el carácter alienante de éste. Aborda el segundo sentido
de trabajo, especialmente, en el texto que discute y reitera las ideas de
Marx/Engels, en “La Transformación Socialista del Hombre”. De todos modos, se
da la secuencia al abordar los dos sentidos buscando comprender lo que está en
juego en ese doble carácter que nos presenta el trabajo.
Trabajo como alienación
La “expresión negativa” de
trabajo es expuesta con claridad por Marx en los Manuscritos
Económico-Filosóficos. El trabajo como alienación sería premisa de la economía
política, entendido junto con las premisas de propiedad privada, de separación
del trabajo, capital y tierra, así como de salario, lucro, arrendamiento,
competencia, valor, cambio, mercancía, etcétera (MARX, 1844). Es el trabajo
asalariado productor de capital.
En esa acepción de trabajo, el
propio trabajador se vuelve mercancía. Ahí Marx ve un primer nivel de alienación:
la alienación del trabajador en su objeto – cuanto más el trabajador produce, más
valor crea y él menos vale.
Siendo ese trabajo externo al
trabajador, Marx demarca otro nivel de alienación: la alienación con el proceso
de producción. El trabajo aparece como forzado, no para satisfacer necesidades
directas, sino como medio para suplir necesidades.
Un tercer nivel de determinación
es la alienación del propio ser humano, del ser genérico. El trabajador pierde lo
“humano” al trabajar solamente para sobrevivir, para mantener la existencia –
de modo que se torna igual a los animales al abdicar de su actividad vital
consciente:
La actividad vital consciente distingue al hombre de la actividad
vital de los animales: es por esa razón que es un ser genérico. O mejor, solo
es un ser autoconsciente, esto es, su propia vida es un objeto para él, porque él
es un ser genérico. Solo por eso su actividad es actividad libre. El trabajo
alienado invierte la relación, pues el hombre, siendo un ser autoconsciente, hace
de su actividad vital, de su ser, únicamente un medio para su existencia
(MARX, 1844, p.24).
En ese punto podría ser propuesta
una aproximación a los conceptos de especie humana y género humano, y de individuo
en sí e individuo para sí elaborados por Duarte4 (2001). Él define el
ámbito relacionado en sí a la especie humana en cuanto ser biológico (especie
humana), como individualidad espontánea no acompañada de reflexión; y la categoría
de para-sí sintetizaría las posibilidades máximas del desarrollo libre y
universal de la individualidad, es la formación del individuo en una relación
consciente con el género humano – género humano expresando la síntesis, en cada
momento histórico, de toda objetivación humana hasta el momento. Duarte ejemplifica
esos conceptos de en-sí y para-sí:
Las objetivaciones genéricas en-sí forman la base de la vida
cotidiana y están constituidas por los objetos, por el lenguaje y por los usos y
costumbres. Las objetivaciones genéricas para-sí forman la base de los ámbitos
no-cotidianos de la actividad social y son constituidos por la ciencia, por el
arte, la filosofía, la moral y la política. Las objetivaciones genéricas en-sí
son producidas y reproducidas por los seres humanos, sin que necesariamente
estas mantengan una relación consciente con esas objetivaciones y con el
proceso de su producción [...] Lo mismo no se puede dar con las objetivaciones
genéricas para-sí [...] el proceso de constitución de la esfera de las objetivaciones
para-sí fue un gran avance en la humanización del género humano (DUARTE, 2001,
p.32-33).
4 Newton Duarte es un investigador
brasileño que se ha dedicado al estudio, principalmente, de Vygotski y Marx. En
el estudio que hace de lo que denomina vida cotidiana, en la cual relaciona los
conceptos de en sí y para sí, también busca bases en Agnes Heller.
Se comprende la objetivación como
producto del trabajo y del conocimiento desarrollado y acumulado históricamente.
Duarte (2001), apoyándose además en Marx, ve la dualidad del desarrollo de las
objetivaciones para-sí que, al constituirse por un lado en desarrollo del género
humano y, por otro, al surgir por ese proceso de la división social del trabajo,
reproducen también la alienación.
Duarte (2001) defiende que se
supere el reino de las necesidades ligado a la manutención de la vida
cotidiana, a la esfera del en-sí. El desarrollo pleno del individuo se haría solamente
en las objetivaciones genéricas para-sí, o sea, en la actividad vital
consciente. En esto además hace referencia a la idea vygotskiana de la importancia
de la apropiación por el individuo de la experiencia, de los conocimientos
producidos históricamente (ciencia, arte, moral, etc.), que es en ese proceso
que el individuo se apropiaría de la humanidad, haciéndose humano (género
humano).
En el proceso de alienación en
el trabajo expuesto en los Manuscritos de 1844, hay además un cuarto nivel de
manifestación de la alienación: el hombre acaba alienado de los otros hombres. Los
hombres no se relacionan más como sujetos, solo como trabajadores; el hombre extraño
al propio hombre.
En resumen, se señalan las diferentes
alienaciones como consecuencia de las que le anteceden; así se tiene: 1º)
alienación del producto, 2º) alienación del proceso, 3º) alienación de la
humanidad, 4º) alienación de las relaciones sociales.
Al hablar de actividad humana
como trabajo alienado es imprescindible demarcar que esa alienación es un resultado
histórico, origen de la división social del trabajo que cada vez se vuelve más acentuada.
Así se tiene la división entre trabajo manual y trabajo mental, entre actividad
espiritual y actividad material, entre placer y trabajo, entre la producción y el
consumo (MANACORDA, 1991).
La división del trabajo acaba por
dividir al propio ser humano, que ya no puede desarrollarse como ser íntegro, sino
que vale más por la capacidad de repetición y especialización en determinada
parte del proceso productivo. Vygotski, al tener como referencia las tesis de
Marx comenta:
En un extremo de la sociedad encontramos la división [alienación]
entre el trabajo intelectual y el material, la separación entre la ciudad y el
campo, la explotación implacable del trabajo de niños y mujeres, la pobreza e
imposibilidad de un desarrollo libre y multilateral del pleno potencial; y en el
otro extremo, ocio y ostentación. De todo eso resulta no solo el tipo humano
auténticamente útil que se diferencia en varios tipos, en diferentes clases sociales
– que a su vez, permanecen en agudo contraste entre sí –, sino también la
corrupción y la distorsión de la personalidad humana, así como una sujeción a un
desarrollo inadecuado, unilateral, en el interior mismo de todas esas
diferentes variantes tipológicas humanas (VIGOTSKI, 1930, p.3).
De todas las posibilidades de
desarrollo del potencial humano parece que arribamos al polo opuesto, especie
de involución. Se sacrifica gran parte de las facultades físicas y espirituales
para que se desarrolle solo una forma de actividad. Aquí el análisis histórico
defendido por Vygotski (1930, 1995, 2004) y también por Marx y Engels, hace
recordar que ese “resultado” no es inherente
al trabajo o la producción de modo general, sino a las formas capitalistas de
división del trabajo, de industrialización, de división de clases, etc.
Con todo, ese mismo análisis
histórico, viendo hacia adelante, señala que la superación de la condición de
unilateralidad estaría contenida en el proceso mismo de producción capitalista,
una vez que el trabajo enfrentado de otro modo es esencial para el desarrollo
unilateral del hombre – en la combinación de enseñanza y trabajo, de trabajo
físico y trabajo intelectual es que se pueden desarrollar las potencialidades
humanas por completo.
Trabajo como actividad vital
Antes de ser alienación, el
trabajo es la actividad que confiere las características singulares del propio
hombre. Engels (1876) defiende la idea: “[El trabajo] Es la condición básica y
fundamental de toda la vida humana. En tal grado que, hasta cierto punto,
podemos afirmar que el trabajo creó al propio hombre” (p.4).
El hombre pasa a diferenciarse de los animales cuando
crea/produce medios para satisfacer sus necesidades. El animal se hace de inmediato
uno con su actividad vital, establece una relación directa para suplir las
necesidades.
Vygotski (1995, 2009) se
apropia de esa idea al afirmar que el hombre no se relaciona directamente con
el mundo, sino siempre en relaciones que son mediadas a través de signos y herramientas.
El concepto de herramientas (o instrumentos) tiene relación directa con la
categoría de trabajo. El hombre hace de la naturaleza cuerpo inorgánico, en las
herramientas amplía su propio cuerpo y en el proceso de modificar el medio también
se modifica a sí mismo.
Engels (1876) destaca además
que con el desarrollo del trabajo también se fueron multiplicando las actividades
en grupo; y la actividad conjunta creó la necesidad de comunicación, de decir
algo unos a otros. De ese modo, también podemos señalar el lenguaje, el origen
de los signos, en el trabajo. Entonces, en el trabajo se origina la cultura y la
historia humanas.
El desarrollo de los signos y herramientas
permite el hombre controlar la propia conducta. En cuanto las herramientas amplían
la acción, modifican elementos externos; los signos – comprendidos como herramientas
psicológicas – amplían las capacidades cognitivas. Aquí aparece la idea de
internalización5 y de desarrollo de las funciones psicológicas
superiores6 que impregnan gran parte de la obra de Vygotski; de ahí
también el énfasis dado al lenguaje7 en el desarrollo humano. De esa
forma, gracias a los signos, el hombre es capaz de operar mentalmente sobre el
mundo.
5 Internalización es la
reconstrucción interna de las operaciones externas. Para Vygotski (1995) toda
operación interna – el pensamiento – es antes operación externa. Es el paso de
lo que el autor denomina plano interpersonal hacia el plano intrapersonal. Pasan
de funciones interpsicológicas a intrapsicológicas.
6 Las funciones psicológicas
superiores son mecanismos psicológicos más sofisticados, típicos del ser
humano, que implican el control consciente del comportamiento, acción
intencional y libertad en relación a las características del momento y espacio
presentes. Difieren así de las funciones psicológicas elementales, que son aquellas
presentes en el niño pequeño y en los animales como, por ejemplo, reacciones
automáticas, acciones reflejas y asociaciones simples – esas son de origen
biológico (VYGOTSKI, 1995).
7 En resumen, para Vygotski
(1995, 2009), es el lenguaje (lenguaje estructurado – lengua) que posibilita la
organización del pensamiento.
En los mismos dos aspectos –
signos y herramientas – Engels (1876) establece la evolución de los simios a
hombre: “Primero el trabajo, y después de él y con él la palabra articulada,
fueron los dos estímulos principales sobre cuya influencia el cerebro del mono
se fue transformando gradualmente en cerebro humano” (p.12). Y más adelante
complementa: “El trabajo comienza con la elaboración de instrumentos” (ibid,
p.15).
Se podría esquematizar la evolución
de los monos a hombre primitivo (aspecto en el cual se apoya Engels) y del hombre
primitivo a lo que Vygotski y Luria van a llamar hombre cultural; los autores
explican así esa segunda fase de la evolución:
Bajo la presión inmediata de las condiciones externas, el hombre,
en su lucha activa con el mundo
exterior, aprendió a no usar directamente sus capacidades naturales en la lucha
por la existencia, sino a desarrollar primero métodos más o menos complejos
para ayudarse en esa lucha. En el proceso de la evolución, el hombre inventó herramientas
y creó un ambiente industrial cultural, pero ese ambiente alteró al propio hombre;
suscitó formas culturales complejas de comportamiento, que tomaron el lugar de
las formas primitivas. Gradualmente, el ser humano aprende a usar racionalmente
las capacidades naturales. La influencia del ambiente resulta en el surgimiento
de nuevos mecanismos sin precedentes en el animal; por así decir el ambiente se
vuelve interiorizado [internalizado]; el comportamiento se torna social y
cultural no solo en su contenido, sino también en sus mecanismos, en sus medios.
En vez de memorizar inmediatamente algo de particular importancia, el ser
humano desarrolla un sistema de memoria asociativa y estructural, se desarrolla
el lenguaje y el pensamiento, surgen las ideas abstractas y se crean numerosas habilidades
culturales y medios de adaptación – en consecuencia el adulto cultural surge en
lugar del adulto primitivo. Aunque las funciones naturales, innatas, son semejantes
en el hombre primitivo y en el hombre cultural o, en algunos casos, se
deterioran en el curso de la evolución, el hombre cultural difiere enormemente
del hombre primitivo por el hecho de que un enorme repertorio de mecanismos
psicológicos – habilidades, formas de comportamiento, signos y dispositivos
culturales – evolucionaron en el curso del proceso del desarrollo cultural,
como también por el hecho de que toda su mente se alteró bajo la influencia de
las condiciones complejas que lo crearon (VYGOTSKY, LURIA, 1996, p.179-180).
La cita es extensa, pero es
importante presentarla porque sintetiza lo que se viene argumentando sobre la evolución del hombre por
el trabajo en la creación de herramientas y signos. Y, principalmente, en ella los
autores ejemplifican la propuesta común también a Marx y Engels de que los
cambios históricos que produce el hombre en la sociedad, en la vida material, en
la naturaleza, al mismo tiempo también provocan cambios, transforman, al propio
hombre.
Se podría decir que la
actividad de los animales también transforma la naturaleza; con todo no se le
puede llamar trabajo. La actividad de los animales suple necesidades inmediatas
y está orientada por el instinto. Engels (1876) identifica la intencionalidad
como factor determinante en la diferenciación entre la actividad del hombre y
del animal. Vygotski propone la consciencia como lo que diferencia el trabajo
humano de la actividad animal y busca en Marx subsidiar esa idea:
Una araña ejecuta operaciones que se parecen a las
manipulaciones del tejedor, y la construcción de las colmenas de abejas podría
avergonzar a un maestro de obras. Pero hay algo en lo que el peor maestro de
obras lleva ventaja, desde el principio, sobre la mejor abeja, es el hecho de
que, antes de ejecutar la construcción, la proyecta en su cerebro. Al final del
proceso de trabajo, brota un resultado que ya tenía existencia ideal. El
operador no se limita a cambiar de forma la materia que le ofrece la naturaleza,
sino, al mismo tiempo, realiza en ella su objetivo, objetivo que él sabe que
rige como una ley las modalidades de su actuación y la cual tiene que someter necesariamente
a su voluntad (Marx apud VIGOTSKI, 2004, p.55).
La consciencia, capacidad de
planeamiento y de anticipación utilizando signos internalizados es un proceso
psicológico típicamente humano. Mientras los animales actúan por instinto, los
hombres actúan, predominantemente, guiados por la consciencia de los propios actos
y el resultado de ellos. Complementa esa segunda acepción de trabajo, la síntesis
del propio Engels:
Resumiendo: lo que pueden hacer los animales es utilizar la
naturaleza y modificarla por el solo hecho de su presencia en ella. El hombre,
al contrario, modifica la naturaleza y la obliga a servirle, la domina. Y ahí
está, en último análisis, la diferencia esencial entre el hombre y los demás
animales, diferencia que, una vez más, resulta del trabajo (1876, p.22).
Engels propone que el trabajo
creó al hombre, lo diferenció del mono. Vygotski (1930), apoyándose en las propuestas
de Marx, dice que las nuevas formas sociales de trabajo irían a crear al nuevo
hombre – nuevo hombre basado en la colectivización, unificación del trabajo
físico e intelectual, en los cambios de relación entre los sexos, en el cultivo
de las facultades en todas las direcciones.
Engels, que había estudiado el proceso de transformación del
mono en hombre, dice que el trabajo creó al último. Consecuentemente, se podría
decir que las nuevas formas sociales de trabajo irán a crear al hombre nuevo y
que, ese hombre nuevo, se asemejará al antiguo tipo de hombre, al “viejo Adán”,
solo en el nombre (VIGOTSKI, 1930, p.12).
La evolución hacia el hombre
nuevo solamente podría ocurrir con la elevación de toda la sociedad hacia un
tipo diferenciado, más elevado, de vida social. De ese modo tanto la sociedad
humana como la personalidad individual darían el enorme salto “del reino de la
necesidad al reino de la libertad”8 (VIGOTSKI, 1930).
8 Vygotski hace referencia a la
expresión de Engels.
Consideraciones finales
En el análisis de la categoría
trabajo, ya sea considerando su significado negativo o positivo, es preciso
entenderlo en su carácter histórico y no natural. Eso quiere decir, analizar el
trabajo en el proceso del desarrollo que posibilitó al hombre volverse humano, y
cómo acabó – debido a la división social de ese mismo trabajo – alienando al
hombre en el proceso. Vygotski propuso que cualquier fenómeno fuese considerado
en su proceso histórico: “estudiar algo históricamente significa estudiarlo en
movimiento. Esta es la exigencia fundamental del método dialéctico” (1995,
p.67).
De actividad vital el trabajo
se ha vuelto, en la actual sociedad capitalista, actividad alienada. De la
división de las actividades del hombre primitivo, que se valía de la colaboración
colectiva en actividades como la caza, hasta la máxima división de la producción
que visualizamos hoy en el proceso fabril, el trabajo se ha transformado en su
relación con el hombre – o en la relación del hombre con el trabajo.9
El hombre primitivo que en el trabajo desarrolló las herramientas para ampliar la
acción de sus órganos sobre el medio, en la sociedad capitalista se ha transformado
él mismo en herramienta, en máquina:
Si “en la manufactura y en el trabajo artesanal el trabajador
hace uso de sus herramientas, entonces en la fábrica él se vuelve el servidor de
la máquina”. Marx dice que en la situación anterior él inicia el movimiento de
la herramienta, pero, posteriormente, él es forzado a seguir su movimiento [de
la máquina]. Los trabajadores se transforman en “extensiones vivas de las
máquinas”, y el resultado es la “tenebrosa monotonía, el tormento infinito del
trabajo” que Marx dice ser el elemento característico del período de desarrollo
capitalista inicialmente descrito (VIGOTSKI, 1930, p.5).
9 Cabe resaltar que al asociar la
división del trabajo como trabajo alienado no se pretende defender la abolición
de la división del trabajo. Entre otras cosas porque en el actual contexto de
desarrollo de la sociedad no es apropiado pensar la producción total en las manos
de cada individuo. La crítica de Marx es dirigida a la división social del
trabajo del modo como se presenta en la sociedad capitalista, como trabajo
asalariado.
El trabajo como se expuso
arriba, mutila al trabajador, impide el desarrollo del sujeto-trabajador. La
división del trabajo en los moldes de la sociedad capitalista crea lo que Marx
denomina unilateralidad, o sea, el hombre no se constituye integralmente en el
trabajo – este o es manual o es intelectual.
La contradicción es que Marx
también defiende que el hombre multilateral (hombre “entero”, “integral” – que
se desarrolla en todos los aspectos) también se realizaría solo sobre la base del
trabajo (trabajo como actividad vital). Aquí se retoma el carácter doble del
trabajo que Manacorda ayuda a comprender:
Y el propio trabajador – presentándose al trabajo dividido, o
alienado, como miseria absoluta y pérdida del propio hombre – también se
presenta como la deshumanización completa; pero, por otro lado – siendo la actividad
vital humana, o manifestación de sí, una posibilidad universal de riqueza – en
el trabajador está contenida también una posibilidad humana universal (1991,
p.68).
Así, en el trabajo está la
posibilidad del hombre de ser unilateral o multilateral. El primero
representando las determinaciones negativas y el segundo las perspectivas
positivas de la persona humana. La decisión de seguir por una u otra vía –
unilateralidad u multilateralidad – se viene desarrollando históricamente en los
procesos producidos por el propio hombre; éste que me parece cada vez más
unilateral.
Referencias
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homem é a chave da anatomia do macaco: a dialética em Vigotski e Marx e a
questão do saber objetivo na educação escolar. In: Educação e Sociedade.
Campinas: Cedes, 2000. ano XXI, n.71. p.79-115.
DUARTE, Newton. Educação
escolar, teoria do cotidiano e a escola de Vigotski. Campinas: Autores
Associados, 2001.
ENGELS, Friedrich. Sobre o
papel do trabalho na transformação do macaco em homem. 1876. Disponível em:
. Acesso
em: 03 jul. 12.
MANACORDA, Mario Alighiero. Marx
e a pedagogia moderna. São Paulo: Cortez: Autores Associados, 1991.
MARX, Karl. Manuscritos
econômico-filosóficos. 1844. Disponível em:
.
Acesso em: 03 jul. 12.
TULESKI, Silvana Calvo. Vygotski
a construção de uma psicologia marxista. Maringá: Eduem, 2008.
VYGOTSKY, Lev Semenovih; LURIA,
Alexander Romanovich. Estudos sobre a história do comportamento: símios,
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VIGOTSKI, Lev Semenovick. A
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. Acesso em 11
jul. 12.
VYGOTSKI, Lev Semenovich. Obras
Escogidas. Tomo III. Madrid: Visor, 1995.
VIGOTSKI, Lev Semenovich. Teoria
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VYGOTSKI,
Lev Semenovich. El desarrollo de los procesos psicológicos superiores.
Barcelona: Crítica, 2009.
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