Este blog busca difundir algunas fuentes de la obra vygotskiana publicada en español, así como traducir algunos artículos editados en revistas y libros o bajados de la red; todo relacionado con Vygotski.

viernes, 22 de junio de 2012

Vygotskiy y Luria


ESTUDIOS SOBRE HISTORIA DE LA CONDUCTA.
MONO, HOMBRE PRIMITIVO, NIÑO.

En: A. R. Luria and L. S. Vygotsky. Ape, Primitive Man, and Child: Essays in the History of Behaviour. Ed. Harvester Wheatsheaf, 1992.


Traducción: Efraín Aguilar
________________________________________
Capítulo 2
EL HOMBRE PRIMITIVO Y SU CONDUCTA
L. S. Vygotskiy
(Primera parte)

________________________________________

Tres planos del desarrollo psicológico

En psicología científica, la noción de que todas las funciones psicológicas del hombre deberían ser vistas como producto del desarrollo ha echado profundas raíces. De acuerdo con Blonskiy, “La conducta del hombre puede ser entendida solo como la historia de la conducta”.

En la actualidad se estudia dos planos del desarrollo psicológico más a fondo. La psicología considera la conducta humana como el resultado de una prolongada evolución biológica. Lo prueban las manifestaciones rudimentarias de las más complejas pautas conductuales humanas en los más simples organismos unicelulares, al verse en sus reacciones primitivas —en sus movimientos “desde algo y hacia algo”— los momentos iniciales para entender las más superiores formas de pensamiento y voluntad del hombre moderno.

En los instintos de los animales se halla el prototipo de las emociones humanas, y en el miedo y la ira humanos se detecta los signos de huida y ataque de los predadores. En los reflejos condicionados primarios estudiados en laboratorios se ve los fundamentos a partir de los cuales se desarrolló toda la actividad compleja del hombre, como un producto de la corteza cerebral. En palabras del académico Pávlov, se trata de abarcar en una sola ley el movimiento de las plantas que se arrastran hacia la luz del sol y los cálculos por los que Newton descubrió las leyes de la gravitación universal, como “eslabones separados de una misma cadena de la adaptación biológica de los organismos".[1]

Por último, en los recientes experimentos de Köhler que ya hemos discutido antes, la psicología adquirió el eslabón perdido que conecta la conducta humana con la conducta de sus parientes más cercanos en la evolución biológica —los monos antropoides. El triunfo completo del darwinismo en psicología fue posible sólo a través de un descubrimiento que mostró cómo el desarrollo de una parte significativa del intelecto humano —la invención y uso de las herramientas— puede retroceder al pasado en la conducta de los monos quienes también son capaces, en ciertas circunstancias, de inventar y usar las herramientas más simples.

En esta vía se probó incluso la posibilidad de descubrir en el mundo animal las raíces de esa forma específica de adaptación humana activa al medio ambiente, que separó a la humanidad del resto del reino animal y la lanzó a través del camino del desarrollo histórico. El papel del trabajo en el proceso de transformación del mono en hombre, mencionado por Engels, fue confirmado aquí por el experimento científico.

Todo esto se combinó para enlazar firme e inseparablemente la psicología humana con la psicología biológica evolutiva y enseñó a los investigadores ver que, en palabras de Blonskiy, mucho de la conducta humana, incluso hoy, es la de un animal parado en sus piernas y que habla.

Otro plano del desarrollo también ha sido estudiado con acuciosidad excepcional. Tal como lo establecieron hace tiempo los psicólogos, la conducta de un humano adulto no se crea de modo instantáneo, sino que emerge gradualmente y se desarrolla de la conducta infantil. Es cierto que alguna una vez psicólogos y filósofos no veían nada malo en la noción que las ideas y pensamientos del hombre son la base innata del alma humana, y no están sujetos al desarrollo del cuerpo del niño.

Ellos creían que las ideas humanas más elevadas eran inherentes al niño al momento de nacer o incluso antes. En este aspecto escribió Descartes, “Yo no digo que el espíritu de un niño en el vientre de su madre delibera sobre temas metafísicos, pero sí tiene ideas acerca de Dios, acerca de sí mismo y acerca de todas las verdades auto evidentes, tal como los adultos hacen mientras no piensan en realidad acerca de esas verdades".[2]

Las conclusiones a sacar de tales asertos fueron formuladas por Malebranche, quien aseveró que los niños tienen el más fácil dominio del conocimiento abstracto, lógico, metafísico y matemático. Como los niños poseen ideas innatas, entonces las verdades eternas se les deberían conferir tan pronto como fuera posible: a mayor cercanía de la fuente innata, mayor pureza y verdad de la idea. La experiencia sensorial última del niño, basada en hechos al azar, empañará la pureza prístina de la idea innata.

Tales ideas fueron abandonadas hace mucho por la psicología científica, a favor de la regla por la cual el pensamiento y la conducta del hombre adulto deberían ser vistos como resultado de un proceso complejo muy largo del desarrollo del niño. La psicología ha buscado analizar con la mayor acuciosidad todas las transformaciones cualitativas de una forma de conducta en otra, y todos los cambios cuantitativos que, cuando son tomados juntos, comprenden la base del desarrollo infantil.

La psicología ha escrutado la vía por la que los destellos individuales del habla humana emergen gradualmente de los chillidos y de los balbuceos de los niños muy pequeños, y la vía por la que el proceso de dominar el habla deviene esencialmente completo hasta al momento de la madurez sexual, pues sólo a partir de entonces el habla deviene una herramienta que permite al niño formar conceptos abstractos y un medio para el pensamiento abstracto. También ha escudriñado la vía por la cual las tendencias, habilidades y talentos futuros del niño se muestran durante el juego, y cómo en el mundo imaginario del niño los elementos de la imaginación creativa —las bases futuras de la actividad artística y científica— se ejercitan y maduran.

Como hemos visto, ambos planos del desarrollo han devenido enraizados de modo bastante profundo en psicología. Hay todavía un tercer plano del desarrollo, del que los psicólogos están mucho menos enterados y que es en lo fundamental bastante diferente de los otros dos tipos de desarrollo: es el desarrollo histórico.

La conducta del hombre contemporáneo civilizado es producto no solo de la evolución biológica o del desarrollo del niño; también es producto del desarrollo histórico. En el proceso del desarrollo histórico del hombre, las relaciones externas entre la gente y las relaciones entre el ser humano y la naturaleza no son todas las que han cambiado y se han desarrollado. El hombre mismo ha cambiado y se ha desarrollado; la naturaleza humana ha cambiado.

El tipo psicológico del europeo o americano contemporáneos civilizados ha sido formado como resultado de esos prolongados cambios. Podemos entender las peculiaridades de este tipo solo con buscar explicaciones de su génesis, solo con inquirir de donde han venido.

El desarrollo histórico de la psicología humana ha sido estudiado menos a fondo que los otros dos planos del desarrollo, porque la ciencia tiene para ello mucho menos material accesible sobre los cambios históricos de la naturaleza humana que sobre el desarrollo biológico o del niño. El enorme y variado mundo de los animales, congelado en varios estadios del “origen de las especies”, proporciona una clase de panorama viviente de la evolución biológica y hace posible agregar los datos de la psicología comparativa a aquellos de la anatomía y fisiología comparativas.

El desarrollo del niño es un proceso que hemos visto completado en repetidas veces frente a nuestros ojos. Puede ser estudiado en un huésped de diferentes maneras. El proceso del cambio histórico en psicología humana, por otro lado, debe ser estudiado bajo condiciones mucho peores. Periodos desaparecidos de la historia han dejado documentos y restos concernientes a su pasado que son útiles, primero, en la reconstrucción de la historia externa de la raza humana, mientras que fallan en dar cuenta remotamente objetiva o completa de los mecanismos psicológicos de la conducta. De acuerdo con esto, la psicología histórica solo puede hacer trazos sobre un cuerpo de datos mucho más pequeño.

Por esa razón, una de las fuentes más ricas para este tipo de psicología es el estudio de las llamadas “gentes primitivas”. Este término es comúnmente usado, admitido como una marca convencional para designar a ciertas personas del mundo no civilizado, situadas en los niveles inferiores del desarrollo cultural. No es del todo correcto llamarles primitivos, pues un mayor o menor grado de civilización puede ser observado sin duda en todos ellos. Todos han emergido de la fase prehistórica de la existencia humana. Algunos de ellos tienen tradiciones muy antiguas. Algunos han sido influidos por culturas remotas y poderosas, mientras el desarrollo cultural de otros ha sido degradado.

El hombre primitivo, en el verdadero sentido del término, ya no existe más en el momento actual, y el tipo humano representado entre esas gentes primitivas sólo puede ser llamado “relativamente primitivo”. Lo primitivo en este sentido es un nivel inferior y el punto inicial del desarrollo histórico de la conducta humana. El material para la psicología del hombre primitivo es proporcionado por los datos concernientes al hombre prehistórico, por las gentes situadas en los niveles inferiores del desarrollo cultural y por la psicología comparativa de las gentes de diferentes culturas.

Todavía no se ha creado una psicología del hombre primitivo. En la actualidad el material psicológico en esta esfera está siendo recopilado, los métodos están siendo elaborados y, en palabras de Thurnwald, el material etnográfico está siendo “imbuido” de un enfoque psicológico.
________________________________________

Tres teorías del desarrollo psicocultural


El primer problema relacionado con el tema del desarrollo histórico del hombre es definir los rasgos distintivos del proceso de desarrollo que nos concierne aquí. Los psicólogos han propuesto tres puntos de vista sucesivos o principios que caracterizan el desarrollo histórico del hombre.

El primer punto de vista, presentado por Taylor y Spencer, guió a los primeros etnógrafos y etnólogos, quienes acumularon una vasta cantidad de material fáctico sobre la cuestión de las leyes, creencias, instituciones y lenguaje de las gentes primitivas.

En psicología, estos autores adoptaron los puntos de vista de lo que se conoce como asociacionismo. Ellos asumieron que la ley básica de la psicología es la ley de la asociación, esta es la conexión establecida entre los elementos de nuestra experiencia con base en sus estrechas relaciones o en su similitud. Creían que las leyes del espíritu humano siempre han sido las mismas, en todas las épocas y lugares.

El mecanismo de la actividad mental y la estructura misma de los procesos de pensamiento y conducta son idénticos tanto en el hombre primitivo como en el civilizado. La teoría también sostiene que cualesquiera peculiaridades que distingan el pensamiento y conducta del hombre primitivo de los del hombre civilizado pueden ser entendidas y explicadas en términos de las condiciones en las cuales ese hombre primitivo vive y piensa.

Los autores dicen que si nosotros, gente civilizada, nos halláramos de pronto sin todo el vasto cuerpo de experiencia humana acumulada, y viviendo en las condiciones del hombre primitivo, podríamos pensar y actuar tal como lo hace él. Por lo tanto, el factor crucial está no en el aparato de pensamiento y conducta o en los mecanismos especiales que distinguen la psique civilizada de la no civilizada, sino sólo en el material, en la cantidad de experiencia disponible en cada psique.

Al proceder a partir de ese entendimiento estos autores consideraron el animismo primitivo, o la teoría en la cual todos los fenómenos y objetos naturales estaban animados, como el fenómeno central que subyace a todo el desarrollo cultural del hombre primitivo.

El primitivo, perplejo ante fenómenos tales como el sueño, durante el cual podía ver gente muerta o ausente, y hablar o pelear con ellas, o hallarse transportado muy lejos de donde despertó, etc., comenzó a creer en la objetividad de esas representaciones. Comenzó a creer en la dualidad de su propio ser. Con base en una analogía con las propias observaciones de sí mismo, también creyó que detrás de los fenómenos naturales había espíritus o almas activos.

Estos autores atribuyen la emergencia del animismo, la filosofía natural del hombre primitivo, al surgimiento de las leyes naturales del espíritu humano, a la ley de la asociación de ideas y a la aplicación inocente del principio de causalidad. Es axiomático, según ellos, que el espíritu humano siempre ha sido el mismo, a través de todo el desarrollo humano y en todas partes del mundo. Su creencia es corroborada, en particular, por la similitud de las creencias, costumbres e instituciones específicas observadas entre las gentes que viven en regiones geográficas muy separadas.

Los mecanismos psicológicos básicos de la conducta, la ley de la asociación de ideas y el principio básico del pensamiento lógico, el principio causal, son así el patrimonio común del hombre primitivo como del civilizado. La única diferencia es que en el hombre civilizado ambos instrumentos, las asociaciones psicológicas y el pensamiento lógico, pueden extraer una gran cantidad de experiencias y material, mientras que la experiencia del primitivo es limitada y su material es pequeño. Esta es la diferencia de la psique entre uno y otro.

Es fácil ver que este enfoque del problema resuelve con claridad todo el problema del desarrollo psicológico humano en el proceso histórico. El verdadero desarrollo es imposible cuando hallamos exactamente el mismo fenómeno tanto al inicio como al final del camino. En lugar del desarrollo, en el sentido apropiado del término, de lo que hablamos aquí es más bien de la acumulación de experiencia. El verdadero mecanismo para la acumulación y procesamiento de esa experiencia es fundamentalmente el mismo al inicio y al final. A lo largo de todo el proceso de cambio histórico global permanece sin cambio alguno.

Este punto de vista ingenuo ha sido abandonado hace mucho por la psicología. Nada podría ser pensado de modo más simplista que imaginar al hombre primitivo como un filósofo natural y atribuir todo su pensamiento y conducta a las peculiaridades de su filosofía. El desarrollo del pensamiento y conducta humanos está dirigido no por intereses teóricos o ideales, sino por necesidades materiales. El hombre primitivo está motivado más por consideraciones prácticas que por teóricas, y en su psique el pensamiento lógico está subordinado a sus reacciones instintivas y emocionales.

En palabras de Pokrovskiy, “Nada podría estar más lejos de la verdad que suponer que la perspectiva del salvaje sobre el mundo es el origen de su religión; al contrario, la visión del mundo se formó con base en ciertas emociones religiosas existentes. En lugar de una explicación, todo lo que uno halla en la raíz de la religión primitiva es una ausencia de explicación. El pensamiento religioso de los salvajes está basado no en representaciones o en operaciones lógicas del pensamiento, sino en la emoción, la cual es en general el punto inicial de cualquier proceso consciente".[3]

La investigación mostró también que el mecanismo psicológico del pensamiento y la conducta del hombre primitivo es una variable histórica. La ley de la asociación de ideas y el principio del pensamiento causal no abarcan todos los aspectos del pensamiento del primitivo. Lévy-Bruhl fue el primero en demostrar que el mecanismo psicológico del pensamiento del hombre primitivo y el del civilizado eran diferentes.

También él trató definir la naturaleza de esa diferencia y establecer las leyes más generales que gobiernan la función del mecanismo psicológico del hombre primitivo. Su enfoque fundamental fue bastante opuesto al de Taylor.

Siguió dos ideas básicas. La primera fue que las leyes de la psicología individual tales como las de la asociación de ideas no pueden explicar las creencias y las representaciones colectivas, que emergen de cualquier gente o sociedad, como fenómenos sociales. Estas representaciones colectivas emergen como resultado de la vida social de cualquier persona en particular. Son comunes a todos los miembros de un grupo. Son transmitidas de generación a generación. A menudo no son elaboradas por cada individuo, sino que son transmitidas a ese individuo ya formadas. Ellas le preceden y le suceden, tal como el lenguaje tiene existencia social independiente de cualquier individuo particular.

En este sentido, la visión básica del problema cambia por sí misma. En palabras de Conte, Lévy-Bruhl no busca definir a la humanidad en términos de hombre, sino al hombre en términos de humanidad. Para él las peculiaridades de las gentes primitivas no pueden ser deducidas de las leyes psicológicas de una vida individual; al contrario, él trata explicar la psicología del individuo con base en la naturaleza de las representaciones colectivas que emergen de esos grupos, y del tipo o estructura de la sociedad en la cual viven esas gentes.

La premisa de Lévy-Bruhl es que tipos diferentes de sociedad están asociados con diferentes tipos de psicología humana, cada cual bastante distintivo, tal como la psicología de los vertebrados puede distinguirse de la de los invertebrados.

Así como las variadas partes del reino animal, las diferentes estructuras sociales también tienen ciertas características comunes inherentes a cualquier tipo de lenguaje, tradiciones, instituciones de la sociedad humana. Sin embargo, junto con esas características comunes, dice Lévy-Bruhl, las sociedades humanas, como los organismos, pueden mostrar estructuras profundamente diferentes, con sus correspondientes diferencias en las funciones psicológicas superiores. Por lo tanto, es bastante erróneo comenzar por reducir las operaciones psicológicas a un solo tipo, independiente de la estructura de la sociedad, y atribuir todas las representaciones colectivas a un mecanismo lógico y psicológico que permanece sin cambios.

Él plantea comparar dos tipos psicológicos tan alejados entre sí como sea posible: el tipo de pensamiento del hombre primitivo y el del civilizado. La conclusión básica alcanzada por Lévy-Bruhl en su investigación es que las funciones psicológicas superiores del primitivo son profundamente diferentes de las mismas funciones del civilizado; y que en consecuencia tal tipo de pensamiento y conducta constituye una variable histórica, y que en el proceso del desarrollo histórico la naturaleza psicológica del hombre cambia tanto como su naturaleza social.

Ya hemos notado que según Lévy-Bruhl el tipo de funciones psicológicas depende directamente de la estructura social del grupo al que un individuo pertenece. Al querer ofrecer alguna característica general de este tipo especial de pensamiento primitivo, Lévy-Bruhl lo designa como pensamiento pre lógico o místico.

Con el uso de ese término él no quería sugerir que tal pensamiento era contrario al lógico (antilógico) o nada relacionado con las formas lógicas, y que yacía totalmente fuera de los confines de la lógica (alógico). Por “pre lógico” él simplemente significó un tipo de pensamiento que no se había desarrollado tanto como la forma del pensamiento lógico. Tal pensamiento está caracterizado por su insensibilidad a las contradicciones; su característica básica es la “ley de la participación” donde, en la mente del hombre primitivo, una y la misma cosa puede compartir varias formas de ser muy diferentes. Esta “ley de la participación” lleva al primitivo a establecer en su pensamiento el tipo de conexiones que da Lévy-Bruhl como justificación para buscar un carácter místico al pensamiento primitivo como un todo.

Muchos investigadores han notado que esta definición es incorrecta. En lo exterior, cuando se la ve desde el punto de vista del hombre civilizado, esta conducta y pensamiento parecen alógicos o místicos. Thurnwald escribe, “El pensamiento primitivo sólo parece ser alógico”. En los hechos, sin embargo, desde el punto de vista del propio hombre primitivo es bastante lógico, como lo explica Thurnwald con un ejemplo simple.

Cuando alguien sufre alguna convulsión o enfermedad de cualquier tipo, el hombre primitivo asume que un espíritu malo entró en su cuerpo. Para curar a la persona enferma procuran sacar el espíritu y proceden exactamente como si sacaran a una persona verdadera: gritan el nombre del espíritu, le ordenan que se vaya y le intimidan con ruido.

Tales ceremonias nos parecen sin sentido, porque entendemos un ataque epiléptico o una enfermedad desde el punto de vista de la ciencia moderna. Pero desde el punto de vista del hombre primitivo, para quien todos los cambios de una persona son el resultado de influencias externas, sean favorables o no, sus intentos de actuar sobre esas fuerzas del modo descrito en el ejemplo parecen perfectamente lógicas.

La teoría de Lévy-Bruhl está expuesta a una seria objeción no sólo con base en los argumentos de Thurnwald, sino también sobre los fundamentos de la psicología objetiva. Thurnwald observa correctamente que desde el punto de vista subjetivo del propio hombre primitivo, su ceremonia mágica para la expulsión de los espíritus con objeto de curar la enfermedad, es perfectamente lógica.

Sin embargo el mismo hombre primitivo, como puede verse con facilidad, también demuestra pensamiento lógico objetivo siempre que el propósito de sus acciones sea para adaptarse a la naturaleza. La invención y el uso de herramientas, la caza, la domesticación de animales, la agricultura y la guerra, todo ello demanda un pensamiento lógico real y no sólo aparente.

En la esfera de la actividad práctica, junto con el tipo de pensamiento descrito por Lévy-Bruhl, el hombre primitivo también tiene claramente un control del pensamiento lógico en el verdadero sentido del término, aunque está desarrollado de modo inadecuado.

Pero a Lévy-Bruhl sin duda se le reserva el crédito de ser el primero en abordar el problema del desarrollo histórico del pensamiento. Demostró que el tipo de pensamiento, per se, no es una constante, sino una variable que se desarrolla a través de la historia. Los investigadores que siguen su línea de indagación han procurado explicar con más precisión la diferencia de los tipos históricos de pensamiento del hombre civilizado y del primitivo, así como los rasgos distintivos del desarrollo histórico de la psicología humana. Al mismo tiempo, un tercer punto de vista del proceso de desarrollo cultural del hombre ha sido establecido.
________________________________________

El hombre primitivo como tipo biológico


En virtud del molde completo de su personalidad y de toda su conducta, el hombre primitivo es muy diferente al civilizado. Con objeto de señalar la naturaleza precisa de esa diferencia, que básicamente define los puntos iniciales y concluyentes del desarrollo histórico de la conducta humana, primero consideraremos que esas diferencias más bien son aparentes.

Las características distintivas del hombre primitivo y su conducta, como aparece a primera vista, pueden ser divididas con facilidad en dos grupos. Por un lado, un observador que topa con un hombre primitivo, en particular en su medio ambiente, es impactado por su superioridad sobre el civilizado. Esta superioridad ha sido descrita por muchos viajeros, algunos de quienes han ido al extremo de proclamar que el hombre primitivo está mejor equipado en todos los aspectos por la naturaleza que el civilizado.

Observadores y viajeros han aclamado la excepcional agudeza visual del hombre no civilizado, la extraordinaria agudeza de su oído, sus inmensos poderes de resistencia, su astucia instintiva, su habilidad para hallar el camino y su conocimiento del medio ambiente, del bosque, el desierto y el mar. Algunos autores han idealizado sus cualidades éticas fundamentales, al ver en su conducta moral trazos de la virtud instintiva instilada en él por la misma naturaleza. Por último, todos han alabado por unanimidad (y la investigación científica lo ha confirmado por completo) el control de las habilidades del hombre primitivo para interpretar los signos de la naturaleza: su habilidad para reconstruir, de mínimos rastros, cuadros muy complejos de eventos, circunstancias, etc.

Arsiéniev describió al miembro de una tribu con quien viajó a través del desierto de la región de Ussur. “El hombre leía positivamente los signos como un libro y era capaz de reconstruir los eventos en su exacta secuencia”.[4] Esta habilidad para reconstruir cuadros complejos de eventos pasados a partir de rastros mínimos, imperceptibles para el hombre civilizado, le da al primitivo una ventaja inmensa sobre el civilizado, haciendo a éste muy dependiente del primero en las circunstancias en que se hallan los viajeros.

El primer grupo de diferencias se centra así en la superioridad del hombre no civilizado, lo que le ha generado un profundo respeto como un espécimen perfecto de la naturaleza y también ha dado origen a decir que él se distingue por muchas cualidades positivas en comparación con el civilizado, que el desarrollo de sus funciones psicológicas naturales le da una gran ventaja.

Hay otro grupo de diferencias bastante opuestas: el desamparo y el atraso del hombre primitivo y su inhabilidad para ejecutar operaciones de cualquier complejidad que requieran cálculo, reflexión y recuerdo, y una multitud de otras fallas que el civilizado percibe cuando se encuentra con el no civilizado. Todo esto hace mucho obligó a los observadores a comparar al primitivo con un niño, o un animal, y notar todas las carencias en comparación con el hombre civilizado.

El resultado es un cuadro más bien complejo, con el hombre primitivo superando al civilizado en un considerable número de aspectos, mientras con claridad es inferior a él en otras. Tal es el cuadro que deviene aparente y que analizaremos ahora.

La primera cuestión que confronta el investigador es el tipo biológico al cual pertenece el hombre primitivo. En términos biológicos, ¿no es sólo un ser con un desarrollo superior, inferior o diferente al del civilizado? Y por lo tanto ¿no es posible que todas esas diferencias duales entre hombres primitivos y civilizados podrían deberse sólo a otro tipo biológico, como sucede cuando comparamos al hombre con cualquier otro de los animales?

Desafortunadamente, a pesar de la enorme cantidad de investigación hecha en este campo, todavía no tenemos resultados precisos y definitivos sobre el estudio biológico del hombre primitivo. Aparte de ciertas diferencias fisiológicas probadas insignificantes e incuestionables (tales como la curación más rápida de las heridas en el primitivo, su relativa inmunidad a la contaminación e infección cuando se lastima, su menor susceptibilidad a la malaria, etc.) no conocemos pruebas irrefutables de tales peculiaridades sustantivas. Es verdad que algunos investigadores han visto una liga directa entre un huésped y otros hechos y el retraso cultural del hombre primitivo.

Si esto fuera correcto, si el hombre primitivo en realidad perteneciera a un tipo biológico diferente del civilizado, y si su organismo en efecto funcionara de una manera sustancialmente diferente, la diferencia conductual entre los hombres civilizado y primitivo habría sido explicada total e incuestionablemente, pues la ciencia ha establecido más allá de cualquier duda que la conducta de cualquier animal es una función de la estructura de su organismo. Los organismos con diferente estructura se comportan de modo diferente.

Los hechos que podrían ser mencionados para apoyar la idea de una diferencia de tipo biológica entre el hombre primitivo y el civilizado, incluyen la declaración que las suturas craneales del hombre primitivo se unen en la pubertad, en otras palabras antes que en el civilizado. Con respecto al desarrollo del cerebro, que es la base orgánica directa de la conducta, se ha señalado que la sustancia gris está menos desarrollada en el cerebro de los primitivos, que sus pliegues cerebrales son más simples y que el desarrollo de su cerebro cesa a una edad más temprana. El paso de todo el desarrollo físico del primitivo difiere en cierto grado del civilizado. Se ha señalado que la duración del desarrollo es menos en el primitivo al terminar en o poco después de la pubertad.

Ninguno de esos hechos da, sin embargo, una base para la idea que el hombre primitivo pertenece a un tipo orgánico diferente. La temprana unión de las fisuras craneales, como lo subraya Thurnwald, no implica ninguna limitación sustancial en el desarrollo del cerebro; tampoco es la estructura macroscópica del cerebro una expresión directa de la complejidad o del carácter primitivo de la conducta. Uno debería tener en mente la relación más compleja mencionada por Thurnwald, quien señaló que “mucho de lo que puede ser atribuido, con base en la observación superficial, a la organización fisiológica, en realidad se debe al profundo subdesarrollo cultural."[5] En este caso, entonces, causa y efecto pueden ser cambiados y viceversa. Es más adecuado decir que la conducta primitiva lleva a una detención prematura del desarrollo, que culpar a la conducta primitiva de tal detención prematura del desarrollo.

Thurnwald observa correctamente que la antropología contemporánea está en la misma fase de desarrollo que la botánica en tiempos de Linnaeus. Los estudios antropológicos actuales de la constitución del hombre primitivo en comparación con el civilizado apenas comienzan, en relación con el estudio del sistema endocrino. Para aclarar el grado en que las características fisiológicas del primitivo pueden explicar las diferencias observables entre él y el adulto civilizado, es necesario detenerse en una cuestión que hasta ahora ha sido considerada muy importante y que tiene una relación directa con la conducta: la función de los órganos sensoriales.

Los investigadores han demostrado que los cuentos de los viajeros sobre la excepcional agudeza visual, auditiva y olfativa del primitivo en realidad no tienen base en los hechos. En comparación con el europeo civilizado puede esperarse que el primitivo, por supuesto, puede tener una visión y audición superiores, ya que el civilizado vive en condiciones que a menudo le inducen a debilitar su agudeza visual. Sin embargo, aquí de nuevo los investigadores nos advierten de conclusiones apresuradas. En palabras de Thurnwald, “La agudeza de los sentidos en el primitivo a menudo es resultado de la práctica; mientras las deficiencias sensoriales en los citadinos se deben a menudo a falta de práctica relacionada con su estilo de vida en medios cerrados”. [6]

Debería señalarse también que la conducta del primitivo a menudo se basa no en la función directa de los órganos sensoriales, sino en su interpretación de ciertos rastros o fenómenos. Por ejemplo, un pescador experimentado interpreta las ondas de un tipo particular en el agua quieta como signo del movimiento de un tipo de pez; una polvareda de tamaño y altura particular sugiere al cazador la presencia de una manada de animales de cierta especie y de cierta cantidad. En estas instancias no tenemos que ver del todo con la agudeza de uno u otro órgano, sino con una habilidad entrenada para interpretar pistas, aumentada por la experiencia.

En estudios experimentales se ha visto que la agudeza sensorial —y en particular la visual— de los primitivos no es sustancialmente diferente de la nuestra. Por supuesto se puede tomar como un hecho establecido que la miopía de los europeos sin duda no es producto de la cultura. Sin embargo, se ha encontrado que esta no es la única razón para la superioridad visual del hombre primitivo: los europeos necesitan un cuadro más claro para formarse un juicio acerca de ello, mientras que los primitivos están acostumbrados a interpretar y adivinar el significado incluso de imágenes visuales no claras. De importancia decisiva al respecto, son los estudios hechos por Rivers (visión), Meyers (audición, olfato y gusto), MacDougal (sensación táctil, muscular y presión sanguínea), y Meyers (tiempo de reacción).

Todos esos estudios han mostrado que la actividad fisiológica elemental bajo nuestras percepciones y movimientos, y todos los elementos de la reacción más simple que producirá la conducta, son esencialmente los mismos en el hombre primitivo que en el civilizado. No podría hallarse diferencia sustancial incluso respecto a la percepción de colores. Rivers, en sus estudios, halló un alto porcentaje de ceguera al color en un grupo de Papuanos, pero ninguno en otro grupo.

Sin embargo, nadie ha descubierto una raza primitiva con ceguera total a los colores; en efecto, no se ha probado posible establecer la existencia de esta condición hasta en monos. Thurnwald dice, “Debe admitirse que el desarrollo de la percepción al color fue completado mucho antes de la emergencia de la raza humana como tal".[7]

Lo mismo podría decirse para la agudeza auditiva entre las gentes primitivas, que se ha juzgado como superior a la nuestra. Los estudios de Meyers y Brunner han mostrado que la agudeza auditiva es por lo común mayor en hombres blancos que en primitivos. Las capacidades del primitivo para el olfato han sido exageradas. Como lo señala Thurnwald, “Las investigaciones en negros y papuanos llevaron a los mismos resultados que habíamos obtenido en la esfera de la visión y la audición”. [8] Los datos obtenidos en el estudio del tacto son algo contradictorios. Los experimentos de MacDougal detectaron una ligera mayor capacidad para la diferenciación en los papuanos. Por otro lado, en ciertas gentes primitivas no se observó una desviación significativa de esta función comparada con el nivel de desarrollo del civilizado.

Tampoco hay evidencia alguna que la ligeramente mayor tolerancia al dolor notada por los investigadores tenga base fisiológica. Incluso la dominancia de la mano derecha, que no se halla en los monos superiores, es rasgo común de la especie humana, al ser vista así en primitivos como en civilizados.

Par resumir los resultados de esta investigación sobre las peculiaridades fisiológicas del hombre primitivo, podemos concluir que la investigación científica del presente no tiene evidencias para sugerir que hay un tipo biológico especial del cual todos los rasgos conductuales distintivos del primitivo se han originado. Incluso esas diferencias que han sido identificadas por la investigación parecen ser, por un lado, bastante insignificantes y por otro, muy contingentes en la práctica o en su ausencia; en otras palabras, ellas mismas prueban estar muy conectadas al desarrollo cultural. Por todas esas razones, deberíamos asumir una relación inversa entre el desarrollo cultural y el biológico del hombre primitivo, y atribuir el grado de atraso en la esfera de las funciones psicológicas halladas en el primitivo a su infra desarrollo cultural.

Thurnwald observó que, “El hombre primitivo debe ser reconocido en su totalidad con el status de ser humano”. El desarrollo del hombre como tipo biológico tuvo que ser completado en su totalidad desde el inicio de la historia humana. Esto no significa por supuesto que la biología humana ha permanecido así desde el inicio del desarrollo histórico de la sociedad humana. Tal idea es claramente errónea.[9]

La naturaleza plástica del hombre ha continuado cambiando. Sin embargo, tal cambio biológico del organismo humano ahora deviene subordinado a y dependiente de el desarrollo histórico de la sociedad humana. Los académicos contemporáneos, entre ellos Thurnwald, han establecido que los factores básicos en el desarrollo de la psicología del hombre primitivo son la tecnología y la organización social que surgen de cierto estadio en el desarrollo de la tecnología.

El desarrollo humano, como lo encontramos incluso en las gentes más primitivas, es desarrollo social. Por lo tanto debemos esperar a observar aquí un proceso muy peculiar de desarrollo, profundamente diferente a lo que hemos visto en la evolución de mono a hombre.

Primero que todo, debemos notar que el proceso por el que el hombre primitivo se transformó en civilizado es inherentemente diferente del proceso por el que el mono devino hombre. O quizá deberíamos decir que el proceso del desarrollo histórico de la conducta humana y el proceso de su desarrollo biológico no coinciden, y que uno no es la extensión del otro; más bien, cada uno de esos procesos está gobernado por sus propias leyes.
________________________________________

La memoria del hombre primitivo


Ahora nos enfocaremos en el material concreto de los estudios y trataremos identificar los rasgos distintivos del desarrollo histórico de la conducta humana. Al hacerlo no consideraremos cada simple aspecto de la conducta del hombre primitivo. Sólo insistiremos en las tres áreas de mayor interés para nosotros, ya que nos permitirán llegar a ciertas conclusiones generales sobre la historia de la conducta en general. Primero consideraremos la memoria, luego el pensamiento y el habla del hombre primitivo así como sus operaciones numéricas, y trataremos establecer cómo trabajan esas tres funciones.

Permítannos comenzar con la memoria. Todos los observadores y viajeros de modo unánime han loado la brillante memoria del hombre primitivo. Lévy-Bruhl señala correctamente que en la psicología y conducta del hombre primitivo la memoria juega un papel mucho mayor que en nuestra vida mental, porque algunas de sus funciones anteriores han sido transferidas y cambiadas en nuestra conducta.

Como nuestra experiencia está condensada en conceptos, estamos liberados de la necesidad de retener una gran cantidad de impresiones concretas, mientras en el hombre primitivo casi toda la experiencia se apoya en la memoria. Sin embargo, más allá de las diferencias cuantitativas entre nuestra memoria y la del primitivo, la de éste tiene, como lo ha observado Lévy-Bruhl, una especial tonalidad que la ubica aparte de la nuestra.

El uso constante de mecanismos lógicos y conceptos abstractos ha profundamente alterado la función de nuestra memoria. La memoria primitiva es al mismo tiempo muy aguda y muy emocional. Retiene representaciones con mucha abundancia de detalles y siempre en el mismo orden exacto tal como se conectan uno con otro en la realidad. El mismo autor nota que en el hombre primitivo los mecanismos de la memoria suplen a los de la lógica: si una representación reproduce a otra, la última es asumida como una consecuencia o una conclusión. Por lo tanto los signos casi siempre son interpretados como causas.

Lévy-Bruhl comenta, “Es por eso que esperaríamos hallar una memoria muy desarrollada en el hombre primitivo”. Él atribuye el asombro de los viajeros relacionado con los poderes extraordinarios de la memoria primitiva con sus creencias inocentes de que la memoria del hombre primitivo tiene las mismas funciones que la nuestra. Parece hacer milagros, mientras que al mismo tiempo funciona muy normal.

Spencer y Gillen hallan fenomenal la memoria de los aborígenes australianos en muchos aspectos. No solo pueden reconocer las pistas de cada animal y cada pájaro, también pueden decir de inmediato, con sólo ver las pistas frescas en el piso, dónde está ahora cada animal. Otro rasgo importante es su habilidad para reconocer las huellas de algún conocido.

Roth señaló también la “memoria milagrosamente poderosa” de los nativos de Queensland. Les oyó repetir la totalidad de un ciclo de canciones durante más de cinco noches. Las canciones eran reproducidas con sorprendente exactitud. Más impresionante fue que eran ejecutadas por tribus con diferentes lenguajes, en diferentes dialectos y que vivían a más de cien kilómetros aparte.

Livingston remarcó la sorprendente memoria de los nativos de África, como la manifestada por los enviados de los jefes, quienes llevaban largos mensajes a grandes distancias y los repetían palabra por palabra. Ellos por lo común viajaban en grupos de dos o tres, repetían el mensaje cada noche mientras caminaban, para no alterar el lenguaje preciso. Uno de los argumentos aducido por los nativos para no aprender a escribir era que esos mensajeros podían transmitir noticias a mucha distancia tan bien como la palabra escrita.

La más común forma de la brillante memoria del primitivo es “la memoria topográfica”, o el recuerdo de un lugar particular. Retiene la imagen de un lugar, hasta los más finos detalles, lo que le permite hallar su camino con tal seguridad que sorprende a los europeos.

Un autor dice que este tipo de memoria es en la práctica milagroso. Para los indios norteamericanos basta con estar una vez en un lugar para tener un cuadro muy preciso e imborrable a permanencia del sitio. No importa qué tan basto o denso sea el bosque, ellos se mueven con facilidad una vez orientados.

Su sentido de la dirección en el mar es igual de bueno. Charlevoix ve en esto una habilidad innata. Escribió, “Ellos nacen con este talento, que no es el resultado ni de sus observaciones, ni de una gran cantidad de práctica. Los niños que han ido más allá de los límites de su aldea se mueven con tanta confianza como aquellos que han viajado a lo largo del país”. [10] Al anotar los cuentos de los viajeros sobre la memoria topográfica como extraordinaria y casi milagrosa, Lévy-Bruhl señala que el único milagro involucrado es la memoria local muy desarrollada. Von den Steinem describe a un hombre primitivo que había observado: él vio y oyó todo, acumuló en su memoria los detalles más insignificantes e hizo así difícil para el autor creer que alguien pudiera memorizar tantas cosas sin los símbolos escritos. Tenía un mapa en su cabeza, o más bien, retenía en cierto orden una gran cantidad de hechos a pesar de su relativa importancia.[11]

Como lo señala Lévy-Bruhl, la memoria concreta excepcionalmente bien desarrollada del hombre primitivo, que tanto impresiona a los observadores por su habilidad para reproducir percepciones previas con agudeza y finos detalles, y en el orden apropiado, sólo puede ser discernida en el acerbo del vocabulario y la complejidad gramatical del lenguaje del hombre primitivo.

Es de interés notar que esas mismas gentes que hablan esas lenguas y poseen tales memorias prodigiosas, en Australia o en el norte de Brasil, por ejemplo, no pueden contar más allá de dos o tres. El más ligero razonamiento abstracto les atemoriza tanto que rápido dicen estar cansados y desisten.

Lévy-Bruhl decía lo siguiente, “Respecto a las funciones intelectuales, nuestra propia memoria está reducida al papel subordinado de recordar los resultados a través de la elaboración lógica de los conceptos. La brecha entre un escribano del siglo XI quien reproducía con paciencia página por página de un manuscrito, y las imprentas modernas que pueden imprimir cientos de miles de copias en pocas horas, no es mayor a la que separa el pensamiento pre lógico del hombre primitivo para quien sólo existe la conexión entre representaciones y se apoya exclusivamente en la memoria, del pensamiento lógico basado en conceptos abstractos".[12]

Sin embargo, tal descripción de la memoria del hombre primitivo, aunque verdadera en esencia, es en extremo unilateral. Trataremos ahora explicar, desde el punto de vista científico, esta superioridad de la memoria primitiva. Al mismo tiempo, para producir una impresión correcta de la operación de esta memoria, también deberíamos señalar que en muchos aspectos la memoria del primitivo es muy inferior a la del hombre civilizado.

Un niño australiano que nunca ha dejado su aldea, puede impresionar a un europeo civilizado con su habilidad para hallar el camino alrededor de una región donde nunca ha estado antes. Pero un escolar europeo que acaba de tomar un simple curso de geografía habrá asimilado más conocimiento del que un hombre primitivo podría asimilar toda una vida.

Más allá del excelente desarrollo de la memoria natural que registra impresiones externas con precisión casi fotográfica, la memoria primitiva también se distingue por la peculiaridad cualitativa de sus funciones. Este segundo aspecto, cuando se compara con la memoria excelente de la memoria natural, da alguna luz sobre la memoria del hombre primitivo.

Leroi atribuye correctamente todas las peculiaridades de la memoria primitiva a sus funciones. Al carecer de la palabra escrita, el hombre primitivo tiene que apoyarse por completo en su memoria inmediata. Es por esto que hallamos una forma similar de memoria primitiva en los analfabetas. En opinión del autor, la explicación de la habilidad del hombre primitivo para hallar su camino y reconstruir eventos complejos de los rastros no está, sin embargo, en la superioridad de la memoria inmediata, sino en otra parte. Los hombres más primitivos, como lo testifica un observador, no pueden hallar su camino sin algún signo externo. Leroi asume que la orientación no tiene qué ver con la memoria. De modo similar, cuando el hombre primitivo reconstruye algunos eventos de los rastros, usa su memoria no más que un magistrado cuando investiga un crimen basado en la evidencia. Observación y especulación juegan aquí un papel más importante que la memoria. La práctica ha hecho a los órganos sensoriales del primitivo más desarrollados que los nuestros —de hecho esto es todo lo que los distingue de nosotros al respecto. Sin embargo, esta habilidad para interpretar los rastros deriva del entrenamiento y no del instinto. Se desarrolla desde la infancia en el hombre primitivo. Los adultos enseñan a los niños a reconocer los rastros; los adultos imitan los rastros animales y los niños los reproducen.

La psicología experimental ha descubierto recientemente una forma de memoria especial y de alto interés, que muchos psicólogos comparan con la pasmosa memoria del hombre primitivo. Aunque los estudios experimentales sobre el hombre primitivo en esta esfera han sido realizados hasta hoy y no han concluido, hay sin embargo mucha similitud entre los datos colectados por los psicólogos en sus laboratorios, por un lado, y aquellos descritos por investigadores y viajeros acerca del hombre primitivo, por el otro; así que uno puede asumir con seguridad que esta forma de memoria es de hecho característica del hombre primitivo.

Como Pensch ha observado, esta forma de memoria en esencia permite a muchos humanos reconocer un objeto o cuadro momentos después que se le ha presentado una vez, o incluso mucho tiempo después. Tales individuos son conocidos como eidéticos, y esa forma de memoria como eidetismo. El fenómeno fue descubierto por Urbanchich en 1907, aunque la investigación y los estudios experimentales se han hecho hasta la década pasada en la escuela de Pensch.

En el capítulo sobre psicología infantil nos fijaremos con gran detalle en los resultados de la investigación sobre eidetismo. Acá solo discutiremos los métodos usados en tal investigación. Durante un periodo corto, de unos 10-30 segundos, al niño eidético se le muestran algunos cuadros muy complejos con gran cantidad de detalles. Entonces se retira el cuadro y es reemplazado por una pantalla gris, sobre la cual el niño sigue viendo el cuadro faltante con tal detalle que puede dar una descripción completa de lo que hay delante, leyendo las palabras que contiene, etc.

Un ejemplo que ilustra la naturaleza de la memoria eidética se da en la Figura 12, la cual es una foto del cuadro mostrado a los niños eidéticos en los experimentos de nuestra colega K.I. Veresótskaya. Después de haber mostrado el cuadro brevemente (30 segundos) el niño sigue viendo su imagen en la pantalla, tal como se comprobó mediante preguntas control y una comparación entre las respuestas y el cuadro original. El niño lee el texto de la carta, cuenta el número de ventanas en cada piso, define la ubicación exacta de los objetos y dice sus colores, describiendo hasta los más finos detalles.

Figura 12 http://www.marxists.org/archive/vygotsky/works/1930/man/ch04.htm

La investigación ha mostrado que tales imágenes eidéticas están sujetas a todas las leyes de la percepción. La base fisiológica de tal memoria es claramente la inercia de la estimulación del nervio óptico, que tarda después que el efecto del estímulo original ha cesado. El eidetismo de este tipo se manifiesta no solo en la visión, sino también en las sensaciones auditivas y táctiles.

Entre las gentes civilizadas el eidetismo se halla sobre todo en niños. En adultos es una rara excepción. Los psicólogos creen que el eidetismo representa una temprana fase primitiva del desarrollo de la memoria —una que por lo común termina antes de la pubertad y rara vez dura hasta la edad adulta. Se halla con mayor frecuencia entre los retrasados mentales y niños culturalmente subdesarrollados. Desde el punto de vista biológico, esta forma de memoria es muy importante porque, mientras se desarrolla, cambia hacia otros dos tipos de memoria. Ante todo, la investigación ha mostrado que mientras progresa el desarrollo, las imágenes eidéticas surgen con nuestras percepciones, haciéndolas estables y constantes. Por otro lado, son transformadas en imágenes visuales de la memoria, en el sentido correcto del término.

Por lo tanto los investigadores creen que la memoria eidética es un estadio primario indiferenciado de la unidad de percepción y memoria, que deviene diferenciado y se desarrolla en dos funciones separadas. La memoria eidética es la base de todo el pensamiento concreto, gráfico.

Los hechos anteriores sobre la excepcional memoria del hombre primitivo recolectados por Lévy-Bruhl, llevaron a Pensch a concluir que tiene mucho en común con la memoria eidética. Es más, el tipo de percepción, pensamiento y representación del hombre primitivo está con claridad en un estadio del desarrollo muy cercano al estadio eidético. A Pensch le gustaban las visiones halladas entre gentes primitivas, de dos niños eidéticos que una vez estudió, quienes a veces veían los lugares y edificios más extraordinarios.

Al tener en cuenta que las imágenes visuales pueden ser reforzadas en los eidéticos por estímulos emocionales o el ejercicio, así como por varias sustancias farmacológicas, parece que el famoso farmacólogo Levin tenía razón al decir que los chamanes o curanderos de las gentes primitivas, se inducían artificialmente la actividad eidética. La creatividad mitológica por parte del hombre primitivo está muy cercana a las visiones y el eidetismo.

Al comparar todos esos hechos con los de la investigación eidética, Pensch concluye que nuestro conocimiento de la memoria del hombre primitivo sugiere que está en la fase eidética del desarrollo de la memoria. Las imágenes mitológicas, en su opinión, también se deben al eidetismo.

Blonskiy observa que, “Sólo necesitamos agregar que tales elfos y duendes, que se introducen en el ser en las circunstancias adecuadas y bajo la influencia de poderosas emociones entre los eidéticos primitivos, son reforzadas por los estados mentales duraderos característicos de los eidéticos”. El eidetismo entre las gentes primitivas sucede no solo para la emergencia de imágenes mitológicas, sino también para ciertas peculiaridades del arte y el lenguaje primitivos.

Con su abundancia de palabras y detalles concretos, el lenguaje del hombre primitivo, que discutiremos adelante, es mucho más colorido y gráfico que el lenguaje de las gentes civilizadas. Con respecto al arte, Wundt hace la pregunta de por qué, en todas partes el arte gráfico de las cavernas floreció en la oscuridad de las cuevas. Blonskiy creía que esto era “porque las imágenes eidéticas eran más brillantes en la oscuridad, o cuando uno cierra los ojos”.

Dantsel ha llegado a conclusiones similares al respecto, al argüir que la memoria juega un papel mucho más grande en la vida mental del hombre primitivo que en la nuestra. Una característica importante de la operación de este tipo de memoria es “la naturaleza no procesada de los materiales” retenidos por la memoria y su cualidad fotográfica persistente. La función reproductiva de tal memoria es mucho mayor que en el hombre civilizado.

Como lo observó Dantsel, además de su fidelidad y objetividad, la memoria primitiva está sorprendentemente bien integrada. La memoria del hombre primitivo no se mueve de modo creciente de un elemento al siguiente, pues su memoria retiene el fenómeno completo para él como un todo, y no por sus partes.

El último rasgo distintivo de la memoria del primitivo, según Dantsel, es que éste aún halla muy difícil separar percepciones de recolecciones. En su mente, esas cosas objetivas que ha percibido de la realidad emergen con aquello que ha imaginado. La única explicación para esto puede ser la naturaleza eidética de las recolecciones del hombre primitivo.[13]

La memoria orgánica del primitivo, o la llamada mnema, basada en la plasticidad de nuestro sistema nervioso —su habilidad para retener y reproducir la impresión de los estímulos externos— alcanza su más alto desarrollo en el hombre primitivo. Más allá no es posible mayor desarrollo.

Como el primitivo gradualmente absorbe cultura, hallamos este tipo de memoria en declive, tal como lo hace durante el desarrollo cultural del niño. Surge así la pregunta: ¿qué camino sigue el desarrollo de la memoria del hombre primitivo? ¿La memoria que describimos mejora con el cambio del nivel inferior al superior?

La investigación ha demostrado invariablemente que esto no sucede en los hechos. Aquí nos adelantamos a enfatizar la forma diferente que adquiere la memoria en este caso, una forma que es de mucho significado en la historia del desarrollo de la conducta. Tal como lo mostrará un escrutinio objetivo del hombre primitivo, ella funciona de modo espontáneo, como una fuerza natural.

En palabras de Engels que ya hemos citado antes, el hombre la usa pero no la domina. Es más, este tipo de memoria le domina, al sugerirle ficciones e imágenes y construcciones imaginarias. Esto le lleva a establecer mitologías que a menudo impiden el desarrollo de su experiencia, al ocultar el cuadro objetivo del mundo detrás de estructuras subjetivas.

El desarrollo histórico de la memoria comienza desde el momento en que el hombre cambia, de usar la memoria como fuerza natural, a dominarla. Este dominio, como cualquier dominio sobre una fuerza natural, solo significa que a cierto estadio de su desarrollo el hombre acumula suficiente experiencia —en este caso experiencia psicológica— y suficiente conocimiento de las leyes que gobiernan la operación de la memoria, y entonces cambia al uso actual de esas leyes. Este proceso de acumulación de la experiencia psicológica que lleva al control de la conducta no debería verse como un proceso de la experiencia consciente, de la acumulación deliberada de conocimiento e investigación teórica. Esta experiencia debería denominarse “psicología ingenua” por analogía con lo que llama Köhler “física ingenua”, en referencia a la experiencia ingenua de los monos con respecto a las propiedades físicas de sus propios cuerpos y de los objetos del mundo externo.

Ahí aparece un estadio de su desarrollo en el cual el hombre primitivo primero se gradúa en la habilidad de interpretar los rastros como signos que sugieren y recuerdan todos los cuadros complejos; en otras palabras, del uso de signos a la creación de signos artificiales. Esto en realidad marca un punto de inflexión en la historia del desarrollo de la memoria del hombre primitivo.

Thurnwald describe a un hombre primitivo a su servicio quien solía usar “herramientas auxiliares de la memoria” con él cuando lo enviaba al campamento principal con instrucciones, precisamente para que las recordara. A diferencia del caso descrito por Dantsel, Thurnwald cree que el uso de medios auxiliares no debe verse desde el punto de vista de sus orígenes mágicos. En su más temprana forma, la escritura actuó precisamente como un auxiliar, por medio del cual los hombres comenzaron a dominar su memoria.

La escritura tiene una larga historia. Las herramientas originales de la memoria fueron símbolos, como los figurines de oro de los narradores de historias del oeste africano, cada uno de los cuales trae a la mente un cuento especial. Cada uno de esos figurines es un tipo de título inicial de una larga historia, por ejemplo la luna. Una bolsa que contiene tales figurines representa el título primitivo de tales narradores tempranos de historias.

Otros símbolos son de un carácter abstracto. Como Thurnwald ha observado, un típico símbolo abstracto de este tipo es el nudo, elaborado como un recordatorio de algo, tal como lo hacemos hoy. Él notó además que a medida que se usan esas herramientas de memoria de idéntica manera dentro de ciertos grupos, devienen convencionales y comienzan a servir para propósitos de comunicación.

En la Figura 13 vemos un ejemplo de la escritura del hombre primitivo. Ella consiste de una fibra correosa de junco, dos piezas de junco, cuatro conchas y una cáscara de fruta. Ahí hay una carta de un padre, con una enfermedad incurable, a sus hijos y familiares diciendo que su enfermedad está peor y que la ayuda sólo podrá venir de Dios.

Figuras 13 a 16 http://www.marxists.org/archive/vygotsky/works/1930/man/ch04.htm

Entre los indios de la tribu Dakota esos signos han adquirido un significado general. En la Figura 14, el hoyo en la pluma (a), significa que el portador ha matado a su enemigo; el corte triangular en la pluma (b) significa que ha cortado la garganta de su enemigo y le ha quitado el cuero cabelludo; la punta truncada de la pluma (c) significa que ha cortado su garganta; y la pluma escindida (d) significa que ha herido a su enemigo.

Los monumentos más antiguos en la historia de la escritura son los kvinus (nudos de Perú) mostrados en las Figuras 15 y 16, que fueron usados en el antiguo Perú, China, Japón y otras partes del mundo. Estos son signos auxiliares convencionales para la memoria de uso amplio entre las gentes primitivas y requieren conocimiento preciso por parte de quienes los atan.

Los kvinus todavía son usados hoy en Bolivia por los pastores como un medio para contar sus animales; también se les halla en el Tibet y otras partes. El sistema dentro del cual se usan los signos y los métodos de conteo está muy ligado con el modo de vida de esas gentes primitivas. No solo los nudos sino también los colores de las cuerdas tienen su propio significado. Cuerdas blancas significan plata y paz; rojas, guerreros o guerra; verde, maíz; y amarillo, oro.

Klodd considera el estadio mnemónico como el primero en el desarrollo de la escritura. De acuerdo con Heródoto, cuando Darío ordenó a los ionianos permanecer atrás para defender un puente a través del río Ister Danubio, tejió sesenta nudos en un cinturón que decían, “Gente de Ionia, tomen este cinturón y hagan lo que digo. Tan pronto como vean que he atacado a los Escitas, a partir de ahí deben desatar un nudo por día sucesivo, y cuando vean que los días marcados por esos nudos ya pasaron, entonces pueden regresar a casa”.

Este tipo de nudo hecho como ayuda para la memoria es el vestigio más antiguo del cambio en el hombre de usar la memoria a controlarla.

Los kvinus fueron usados en el antiguo Perú para recordar las crónicas, para la transmisión de instrucciones a provincias remotas y para información detallada sobre el estado del ejército. Hasta se les puso en las tumbas para preservar la memoria del fallecido.

La tribu Chudi de Perú, de acuerdo con Taylor, tenía un oficial asignado a la tarea de anudar e interpretar los kvinus. Aunque llegaron a ser muy eficientes en su arte, rara vez podían leer los kvinus de otras gentes, a menos que estuvieran acompañados por un comentario oral. Cualquiera que llegara de una provincia remota con un kvinu tenía que explicar si se trataba de un censo, colecta de impuestos, guerra, etc.

Mediante la práctica constante los oficiales mejoraron sus sistemas a tal grado que podían usar los nudos para recordar todos los asuntos mayores del Estado, y representar leyes y eventos. Taylor describe que en el sur de Perú todavía quedan algunos indios familiarizados con el contenido de varios kvinus históricos que han sido preservados desde tiempos antiguos, pero mantienen su conocimiento en secreto y los esconden con temor de los blancos.

Hoy día este tipo de sistema mnemotécnico basado en nudos es usado con frecuencia para la memorización de varias operaciones de conteo. Los ganaderos peruanos registran sus toros en una cuerda del kvinu; sus vacas, divididas en lecheras y no, en la segunda, y después sus terneras, ovejas, etc. Los productos de la cruza de animales se registran en cuerdas especiales. El color de la cuerda y las diferentes direcciones de los nudos indican la naturaleza del registro efectuado.

En vez de la situación posterior del desarrollo de la escritura humana, solo diremos que esta transición del desarrollo natural de la memoria al desarrollo de la escritura —del eidetismo al uso de sistemas externos de signos, del mnema a la mnemotecnia— hubo un cambio pivote absoluto, que determinó todo el curso subsecuente del desarrollo de la memoria humana. El desarrollo interno ahora devino externo.

La memoria se ha elevado al grado que los sistemas de la escritura y los símbolos, junto con los métodos para usar esos símbolos, han aumentado. Esto corresponde con lo que se conoció en los tiempos antiguos y medievales como memoria technica, o memoria artificial. El desarrollo histórico de la memoria humana en esencia consiste del desarrollo y aumento de los medios auxiliares elaborados por el hombre social en el proceso de su vida cultural.

Sin embargo, al mismo tiempo que la memoria orgánica o natural no permanece sin cambios, los que ocurren están determinados por dos factores vitales. Primero, esos cambios no son autónomos. La memoria de un hombre capaz de recordar lo que necesita es ejercitada y por lo tanto se desarrolla de modo diferente a la de un hombre que es incapaz de usar símbolos. El desarrollo interno y el aumento de la memoria por lo tanto no es un proceso autónomo; es dependiente y subordinado, ya que su curso es determinado por influencias externas dentro del ambiente social del hombre.

Una segunda e importante limitación es la naturaleza muy sesgada del desarrollo y aumento de este tipo de memoria. A medida que se adapta al tipo de sistema de escritura prevaleciente en cualquier sociedad dada, en muchos aspectos no se desarrolla del todo. En su lugar ocurre degeneración e involución; en otras palabras, pierde sus propiedades o sucede un desarrollo retrógrado.

En este sentido, por ejemplo durante el proceso del desarrollo cultural, la maravillosa memoria natural del hombre primitivo tiende a marchitarse. Baldwin por lo tanto estaba en lo correcto al establecer la idea que toda evolución es al mismo tiempo involución; en otras palabras, los procesos retrógrados donde las viejas formas se reducen y marchitan, son por sí mismos inherentes a cualquier proceso de desarrollo.

No solo necesitamos comparar la memoria de un enviado africano que transmite palabra por palabra el mensaje de algún jefe tribal, apoyándose nada más en su memoria eidética natural, con la memoria de un “oficial a cargo de nudos” peruano quien tiene que atar y leer los kvinus, para ver la dirección en que se ha desarrollado la memoria humana bajo la influencia del crecimiento de la cultura. En particular, tal comparación nos muestra la fuerza motriz detrás de tal desarrollo y la manera precisa en que ocurrió.

El “oficial a cargo de los nudos” está más arriba en el escalón del desarrollo cultural que el embajador africano, debido no a una mejoría adecuada en su memoria natural, sino porque ha aprendido a hacer un mejor uso de la memoria y a dominarla mediante signos artificiales.

Ahora daremos un paso más arriba y consideraremos el tipo de memoria correspondiente al siguiente estadio del desarrollo de la escritura. La Figura 17 da un ejemplo de lo que se conoce como escritura “pictográfica”, en la cual las imágenes visuales sirven para transmitir ciertos pensamientos y conceptos. En una pieza de corteza de abedul, una muchacha de la tribu Ojibwa escribe una carta a su amante en territorio de blancos. Su tótem es un oso y de él una hormiga chrysalis. Estos símbolos refieren a quien envía y quien recibe la carta. Dos líneas a partir de esos símbolos convergen y continúan hasta un lugar entre dos lagos. Un camino que lleva a dos tiendas de campaña se separa de esta línea. Tres muchachas convertidas a la fe católica —indicadas por tres cruces— viven ahí en sus tiendas. La tienda de la izquierda está abierta y una mano que hace señas sale de ella. La mano, que pertenece a la autora de la carta, hace el signo indio de bienvenida a su amante —con la palma hacia adelante y apuntando hacia abajo— mientras el dedo índice extendido apunta hacia el lugar ocupado por la emisora, quien señala a su huésped el camino a seguir.

Figura 17 http://www.marxists.org/archive/vygotsky/works/1930/man/ch04.htm

La escritura en este nivel requiere que la memoria funcione de una manera por completo diferente (ver Figura 18). Así aparece otra forma cuando el hombre pasa a la escritura ideográfica o jeroglífica, al usar símbolos cuya relación con los objetos deviene progresivamente remota. Mallory ha observado que en la mayoría de los casos estos eran solo inscripciones mnemónicas, pero que eran interpretadas en relación con objetos físicos usados para propósitos mnemónicos.[14]

Figura 18 http://www.marxists.org/archive/vygotsky/works/1930/man/ch04.htm


La extraordinaria historia de la escritura, de los esfuerzos del hombre para controlar su memoria, sólo es característica de la psicología humana. El punto decisivo en la transición del desarrollo de la memoria natural a la cultural está en el hito que divide mnema de mnemotecnia, uso de memoria de dominio sobre ella, forma biológica o interna de forma histórica o externa de su desarrollo.

Deberíamos subrayar que tal dominio sobre la memoria primero adquirió la forma de signos dirigidos menos a uno mismo que a otros, con propósitos sociales, los cuales sólo después vinieron también a tener un uso personal. Arsiéniev, en su investigación sobre la región Ussuri, describe una visita a una villa Udege en una muy remota región. Los udeges se quejaban de ser invadidos por los chinos y les preguntó a su regreso a Vladivostok si deseaban comunicar sus sentimientos a las autoridades rusas y buscar su ayuda.

Cuando el viajero se fue al día siguiente, una multitud lo escoltó hasta los alrededores de la villa. Un viejo estepario de cabello gris se apartó del grupo, le dio una zarpa de lince y le instruyó ponerla en su bolsa para no olvidar las peticiones concernientes a Li-Tai-Kui. Al no creer en su memoria natural, los udeges usaron un símbolo artificial nada relacionado con las cosas que el viajero debía recordar, el cual era una herramienta técnica auxiliar de la memoria, una vía para guiar la memorización en el canal apropiado y así controlar su flujo.

La operación de memorización con ayuda de una garra de lince, dirigida primero hacia otro y después a sí mismo, marca el inicio del camino seguido por el desarrollo de la memoria en el hombre civilizado. Todo lo que recuerda y sabe la humanidad civilizada en el presente, toda la experiencia acumulada en libros, monumentos y manuscritos, toda esta expansión colosal de la memoria humana, sin la cual no habría desarrollo histórico y cultural, se debe precisamente a la memorización humana externa basada en símbolos.

Para ver la segunda parte ir a
________________________________________

No hay comentarios:

Publicar un comentario