El cambio socialista del hombre
Liev S. Vygotski
Transcrito por Andy Blunden de Vygotsky Reader, editado por René van der Veer y Jaan Valsiner, Blackwell, 1994. Publicación original: Vygotskiy, L. 1930: Sotsialistícheskaya pieriedielka chielovieka. VARNITSO, revista de la Asociación de trabajadores de la ciencia y la técnica de toda la Unión para la participación activa en la edificación del socialismo en la URSS.
Traducción: Efraín Aguilar
La psicología científica ha establecido como tesis básica el hecho que el tipo psicológico humano moderno es producto de dos líneas evolutivas. Por un lado, está el tipo moderno de ser humano desarrollado en un proceso lento de evolución biológica del cual ha surgido la especie homo sapiens, con todas sus características inherentes desde el punto de vista de su estructura corporal, funciones de varios órganos y ciertos tipos de reflejos y actividad instintiva, que han quedado hereditariamente fijos y que pasan de una generación a otra.
Pero con el inicio de la vida humana social e histórica y los cambios fundamentales de las condiciones a las que el hombre tenía que adaptarse, el verdadero carácter del curso posterior de la evolución humana también cambió radicalmente. Hasta donde uno puede juzgar con base en el material fáctico a la mano, que ha sido obtenido sobre todo a través de comparar tipos biológicos de gentes de los más primitivos estadios de su desarrollo cultural con representantes de las razas culturalmente más avanzadas, hasta donde esta cuestión puede ser resuelta por la teoría psicológica contemporánea, hay fuertes razones para suponer que el tipo biológico humano ha cambiado muy poco en el curso del desarrollo histórico del hombre. No es, desde luego, que la evolución biológica se ha detenido y que la especie “hombre” es estable, no modificable, cifra constante, sino más bien que las leyes básicas y los factores esenciales que dirigen el proceso de la evolución biológica han retrocedido al fondo y han caído o han devenido reducidas a una parte subdominante de nuevas y más complejas leyes que gobiernan el desarrollo social humano.
Además, la lucha por la existencia y la selección natural, las dos fuerzas de la evolución biológica dentro del mundo animal, pierden su importancia decisiva tan pronto como pasamos al desarrollo histórico del hombre. Ahora toman su lugar nuevas leyes que regulan el curso de la historia humana y que cubren el proceso entero del desarrollo material y mental de la sociedad humana.
A medida que un individuo existe como ser social, como un miembro de algún grupo social dentro de cuyo contexto él sigue el camino de su desarrollo histórico, la composición de su personalidad y la estructura de su conducta resultan ser una propiedad que depende de la evolución social y cuyos principales aspectos son determinados por esta última. Ya en las sociedades primitivas, que apenas están dando sus primeros pasos por el camino de su desarrollo histórico, puede verse que el carácter psicológico de los individuos depende directamente del desarrollo de la tecnología, del grado de desarrollo de las fuerzas productivas y de la estructura de aquel grupo social a que pertenece el individuo. La investigación en el campo de la psicología étnica ha dado pruebas incontrovertibles de que ambos factores, cuya interdependencia intrínseca ha sido establecida por la teoría del materialismo histórico, son factores decisivos de toda la psicología del hombre primitivo.
En otro lugar, de acuerdo con Plejánov [1], esa dependencia de la consciencia del tipo de vida se manifiesta de manera más obvia y directa en la vida del hombre primitivo. Esto se debe al hecho que los factores que median entre el progreso tecnológico y el psicológico son muy magros y primitivos, y por esta razón es que esta dependencia puede observarse casi con crudeza. Pero una relación mucho más complicada entre esos dos factores puede observarse en una sociedad altamente desarrollada que ha adquirido una estructura de clases compleja. Aquí la influencia de la base sobre la estructura psicológica del hombre resulta que no es directa, sino mediada por un gran número de factores materiales y espirituales muy complejos. Pero aún aquí, permanece con fuerza la ley básica del desarrollo histórico del hombre, que proclama la creación de los seres humanos por la sociedad en la que viven y que representa el factor determinante en la formación de sus personalidades.
Del mismo modo que la vida de una sociedad no representa un todo simple y uniforme, y que la sociedad está subdividida en diferentes clases, así, durante cualquier periodo histórico dado, no se puede decir que la composición de las personalidades humanas representan algo homogéneo y uniforme, y la psicología debe tener en cuenta el hecho básico que la tesis general formulada justo ahora, solo puede tener una conclusión directa para confirmar el carácter de clase, la naturaleza de clase y distinciones de clase que son responsables de la formación de los tipos humanos. Las variadas contradicciones internas que se hallarán en diferentes sistemas sociales, encuentran su expresión tanto en el tipo de personalidad como en la estructura de la psicología humana en ese periodo histórico.
En sus clásicas descripciones de los periodos tempranos del capitalismo, Marx con frecuencia insiste en el tipo de corrupción de la personalidad humana que es efectuado por el crecimiento de la sociedad capitalista industrial. En un extremo de la sociedad están la división entre el trabajo intelectual y el físico, la separación entre pueblo y país, la cruel explotación del trabajo de niños y mujeres, la pobreza y la imposibilidad de un desarrollo libre y total del potencial humano y, en el otro extremo, ociosidad y lujo; no solo todo esto da como resultado que el tipo humano simple llegue a ser diferenciado y fragmentado en varios tipos de clase social separados, que permanecen en agudo contraste entre sí, sino también la corrupción y distorsión de la personalidad humana y su sujeción a un desarrollo no adaptado, unilateral dentro de todas esas variantes del tipo humano.
‘Junto con la división del trabajo’, dice Engels, ‘el hombre por sí mismo se subdividió’ [2]. De acuerdo con Riazánov, ‘toda forma de producción material especifica alguna división social del trabajo, y esta es responsable de la división espiritual del trabajo. Comenzando con la corrupción de la sociedad primitiva, podemos observar la selección de un número de funciones espirituales y organizadoras en las especies y subespecies particulares dentro del esquema de la división social del trabajo’ [3]. Engels además dice:
“Ya la primera división mayor del trabajo, la división del pueblo y del campo, sentenció a la población rural a milenios de letargo mental, y a los habitantes de la ciudad a la esclavitud, cada uno de su trabajo particular. Ello destruyó la base para el desarrollo espiritual de los primeros, y para el desarrollo físico de los últimos. Si un campesino domina su tierra y el artesano su arte, entonces en no menor grado la tierra domina al campesino y el arte al artesano. La división del trabajo ha causado al hombre mismo llegar a subdividirse. Todas las restantes facultades físicas y espirituales son sacrificadas por el desarrollo de un solo tipo de actividad.
“Esta degeneración del hombre se incrementa en la misma proporción que la división del trabajo, que alcanza su mayor nivel en la manufactura. La fabricación divide al artesano en operaciones fraccionadas y asigna a cada una de ellas un trabajador separado de su vocación vital, y lo encadena a una operación específica fraccionada, a una herramienta de trabajo específica por el resto de su vida...
“Y no solo son los trabajadores, sino también las clases que los explotan directa o indirectamente, quienes devienen esclavizados por los instrumentos de sus actividades, como resultado de la división del trabajo: el pequeño burgués por su capital y el deseo de ganancia; el abogado por sus ideas judiciales osificadas que le dominan como una fuerza independiente; ‘las clases educadas’ en general, por sus limitaciones locales particulares y unilaterales, por sus defectos físicos y su miopía espiritual. Ellos están tullidos por su educación que les somete a cierto grado de especialidad, esclavizados por toda su vida a su especialidad, incluso si esta no sirve para nada” [4].
Esto es lo que Engels escribió en el ‘Anti-Dühring’. Debemos proceder de la idea básica que la producción intelectual está determinada por la forma de producción material.
“Así, por ejemplo, una forma de producción espiritual diferente al tipo prevaleciente durante la edad Media se acomoda con el capitalismo. Cada forma de producción material definida históricamente tiene su forma correspondiente de producción espiritual, y ésta, a su vez, significa que la psicología humana, que es el instrumento directo de su producción intelectual, asume su forma específica en cierto estadio del desarrollo” [5].
Esta desviación de los seres humanos, este desarrollo unilateral y distorsionado de sus diferentes capacidades que describe Engels, y que aparecieron junto con la división de pueblo y país, está creciendo a una tasa enorme debido a la influencia de la división tecnológica del trabajo. Engels escribe:
“Todo el conocimiento, el discernimiento y la voluntad que tanto el campesino independiente como el artesano desarrollan si bien a pequeña escala, como el salvaje que hace de la guerra un arte al ejercitar su destreza personal – esas facultades son ahora requeridas para el taller como un todo. Las potencialidades intelectuales de la producción se expanden en una sola dirección, porque desaparecen en muchas otras. Lo que se pierde en los detalles del trabajador [’teilarbeiter’] se concentra en el capital que les emplea. Como resultado de la división del trabajo en la manufactura el trabajador es confrontado con las potencialidades intelectuales del proceso material de producción, como la propiedad de otro, y como un poder de decisión. Este proceso de separación comienza en simple cooperación, donde el capitalista representa ante el obrero la unidad y la voluntad del trabajo social [’Arbeitskörpers’]. Se ha desarrollado en la manufactura que reduce al trabajador en detallista. Se ha completado en la industria a gran escala, que separa la ciencia como potencial productivo del trabajo y la presiona al servicio del capital” [6].
Como resultado del avance del capitalismo cayó el desarrollo de la producción material y simultáneamente con ello, la división progresiva del trabajo, y el crecimiento constante distorsionó el desarrollo del potencial humano. Si ‘en la manufactura y el trabajo manual el trabajador hace uso de sus herramientas, en la fábrica él viene a ser un siervo de la máquina’. Marx dice que en el primer caso el trabajador inicia el movimiento de su herramienta, pero aquí está forzado a seguir su movimiento. Los trabajadores pasan a ser ‘extensiones vivientes de las máquinas’, y lo que resulta es una ‘monotonía terrible del interminable tormento del trabajo’, lo cual dice Marx [1890/1962, p. 445] es la característica de ese periodo en el desarrollo del capitalismo que está describiendo. El trabajador está atado a una función específica y, de acuerdo con Marx [ibid, p. 381], esto lo convierte ‘en un trabajador de una anormalidad y artificialidad [’treibhausmäsig’] que lo somete a una especial habilidad mientras suprime toda la riqueza restante de sus inclinaciones y talentos productivos’.
En nuestros tiempos el trabajo infantil representa un ejemplo particularmente horripilante del deterioro del desarrollo psicológico humano. En la busca de trabajo barato y debido a la extrema simplificación de las funciones separadas que los trabajadores tienen que llevar a cabo, el reclutamiento a gran escala de niños viene a ser posible y esto resulta en un retardado, o totalmente sesgado y distorsionado desarrollo que ocurre a la edad más impresionable, cuando la personalidad del individuo está formándose. La investigación clásica de Marx está llena de ejemplos de ‘esterilidad intelectual’, ‘degradación física e intelectual’, ‘transformación de seres humanos inmaduros en máquinas para la producción de valor sobrante’ [ibid., pp. 421-2], y presenta [ibid., p. 514] un cuadro vívido del proceso total que resulta en una situación donde ‘el trabajador existe para la causa del proceso de producción, y no el proceso de producción para la causa del trabajador’.
Sin embargo, todos esos factores negativos no dan un cuadro completo de cómo el proceso del desarrollo humano es influido por el rápido crecimiento de la industria. Todas esas influencias adversas no son inherentes a la industria en gran escala como tal, pero en su organización capitalista, basada en la explotación de enormes masas de la población y que ha resultado en una situación donde, en lugar de cada nuevo paso hacia la conquista de la naturaleza por seres humanos, de cada nivel nuevo en el desarrollo de las fuerzas de producción de la sociedad; no solo ha fallado en elevar a la humanidad como un todo y cada personalidad humana individual a un nivel superior, sino que ha llevado a una más profunda degradación de la personalidad humana y su potencial de crecimiento.
Mientras observamos los efectos desviantes del proceso de la civilización progresiva sobre los seres humanos, filósofos como Rousseau y Tolstoy no podían ver otra solución que un retorno a la naturaleza humana pura e integral. De acuerdo con Tolstoy, nuestro ideal no está más allá de nosotros sino detrás de nosotros. En este sentido, desde el punto de vista de este romanticismo reaccionario, los periodos primitivos del desarrollo de la sociedad humana aparecen como ese ideal hacia el cual la humanidad debería esforzarse. Y en realidad, un análisis más profundo de las tendencias económicas e históricas que regulan el desarrollo del capitalismo, muestra que este proceso desviante de la naturaleza humana que se discute arriba es inherente no solo al hecho real del crecimiento de la industria a gran escala, sino a la forma de organización capitalista especifica de la sociedad.
La contradicción fundamental e importante en esta total estructura social consiste en el hecho que dentro de ella, bajo presión implacable, las fuerzas evolucionan y las precondiciones están siendo creadas para su destrucción y reemplazo por un nuevo orden, basado en la ausencia de la explotación del hombre por el hombre. Más de una vez, Marx demostró cómo el trabajo por sí mismo o la industria a gran escala por sí misma no necesariamente tienen que arrastrar a la naturaleza humana, como lo asumiría un seguidor de Rousseau o Tolstoy, sino, al contrario, contiene dentro de sí las posibilidades infinitas para el desarrollo de la personalidad humana.
Él dice, ‘Tal como se puede ver a partir de los datos dados por Robert Owen, la semilla de un futuro sistema educativo ha crecido, el cual combinará el trabajo productivo con la escolaridad y la educación física para todos los niños por área de cierta edad, no sólo como un método para elevar la producción social, sino como el único método para producir seres humanos bien educados’ [ibid., pp. 507-8]. Así la participación de los niños en la fábrica, lo que bajo el sistema capitalista, particularmente durante el periodo de crecimiento capitalista descrito, es fuente de la degradación física e intelectual, contiene la semilla para un futuro sistema educativo en sí mismo y bien puede volverse una forma superior de creación de un tipo nuevo de ser humano. El crecimiento de la industria a gran escala en sí misma hace necesario construir un nuevo tipo de trabajo humano y un nuevo tipo de ser humano capaz de llevar a cabo estas nuevas formas de trabajo. ‘La naturaleza de la industria a gran escala estipula un trabajo cambiante; un cambio continuo de funciones y una movilidad completa para el obrero’, dice Marx. ‘El individuo que ha sido convertido en una fracción, simple portador de una función social fraccionada, será reemplazado por un individuo totalmente desarrollado para quien las diferentes funciones sociales representan formas alternantes de sus actividades’ [ibid., pp. 511-12].
Parece así que no sólo la combinación del trabajo de manufactura con la educación probarán ser medios para crear gente desarrollada en todo; también significará que el tipo de persona que se requerirá para trabajar en este proceso de manufactura altamente desarrollado, diferirá sustancialmente del tipo de persona que solía ser producto del trabajo de producción durante el periodo temprano del desarrollo capitalista. A este respecto el fin del periodo capitalista presenta una evidente antítesis a sus comienzos. Si al principio el individuo fue transformado en una fracción, en el ejecutor de una función fraccionada, en una extensión viva de la máquina, entonces al final de ello los requerimientos de la manufactura necesitan una persona flexible, desarrollada en todo, que será capaz de cambiar las formas del trabajo y de organizar el proceso de producción y controlarlo.
No importa cual rasgo individual de los que caracterizan el tipo psicológico humano durante los periodos tempranos o tardíos del desarrollo del capitalismo seleccionemos, dondequiera hallaremos un doble significado y un doble carácter de cada rasgo crítico. El origen de la degradación de la personalidad en el modo capitalista de manufactura también contiene dentro de sí el potencial para un crecimiento infinito de la personalidad.
Para dar un ejemplo déjennos concluir con examinar situaciones laborales donde ambos sexos y todas las edades tienen que trabajar juntos. ‘La composición del equipo completo de empleados en personas de los dos sexos y de todas las edades...’, dice Marx, ‘debe, al contrario, bajo apropiadas circunstancias, volverla una fuente de desarrollo humano’ [ibid., p. 514].
De aquí puede verse que el crecimiento de una industria a gran escala contiene en sí misma el potencial oculto para el desarrollo de la personalidad humana y que la forma capitalista de organización es la única responsable del hecho que todas esas fuerzas ejercen una influencia unilateral e invalidante que retarda el desarrollo personal.
En uno de sus trabajos tempranos, Marx dice que si la psicología desea llegar a ser una ciencia realmente significativa, tendrá que aprender a leer el libro de la historia de la industria material que incorpora ‘los poderes esenciales del hombre’, y que por sí misma es una incorporación concreta de la psicología humana [7]. Sucede que la tragedia interna del capitalismo consiste en el hecho que al momento en que este objetivo orientado a la cosa estaba creciendo a paso rápido, la psicología del hombre, que contiene dentro de sí el potencial infinito para el manejo de la naturaleza y el desarrollo de su propia naturaleza, su verdadera vida espiritual, fue degradándose y derivó en el proceso que tan gráficamente describe Engels como el desmantelamiento del hombre.
Pero la esencia de esta materia completa consiste en el hecho que esta doble influencia de factores inherente a la industria a gran escala sobre el desarrollo humano personal, esta contradicción interna del sistema capitalista, no puede ser resuelto sin la destrucción del sistema capitalista de organización de la industria. En este sentido, la contradicción parcial que hemos mencionado, entre el poder creciente del hombre y su degradación que crece en paralelo, entre su creciente control sobre la naturaleza y la libertad por un lado, y por el otro su esclavitud y creciente dependencia de las cosas producidas por él; deseamos reiterar que esta contradicción representa sólo una parte de una contradicción más general y abarcadora que yace en la base de todo el sistema capitalista. Esta contradicción general entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el orden social que estaba en correspondencia con el nivel de desarrollo de esas fuerzas productivas, está siendo resuelto por la revolución socialista y por una transición hacia un nuevo orden social y una nueva forma de organización de las relaciones sociales.
A lo largo de este proceso, un cambio de la personalidad humana y un cambio del hombre mismo deben tener lugar inevitablemente. Este cambio tiene tres fuentes básicas. La primera de ellas consiste en el hecho de la destrucción de las formas capitalistas de organización y producción, y las formas de vida humana social y espiritual que se desarrollarán sobre sus bases. Junto con el agotamiento del orden capitalista, todas las fuerzas que oprimen al hombre y que le esclavizan a las máquinas y que interfieren con su libre desarrollo, también desaparecerán y serán destruidas. Junto con la liberación de muchos millones de seres humanos de la opresión, vendrá la liberación de la personalidad humana de los grilletes que desvían su desarrollo. Esta es la primera fuente, la liberación del hombre.
El segundo origen de donde salta el cambio del hombre reside en el hecho que al mismo tiempo como desaparecen los viejos grilletes, un enorme potencial positivo presente en la industria a gran escala, el siempre creciente poder de los humanos sobre la naturaleza, será liberado y devendrá operativo. De todas las características discutidas antes, el ejemplo más brillante viene a ser la enteramente nueva forma de crear un futuro basado en la combinación del trabajo físico e intelectual, que perderá su carácter dual y cambiará el curso de su influencia de una manera fundamental. Mientras que antes sus acciones estaban dirigidas contra la gente, ahora comienzan a trabajar por ella. De su previo papel como obstáculos, ahora se convierten en poderosas fuerzas en movimiento para el desarrollo de la personalidad humana.
Finalmente, la tercera fuente que inicia la modificación del hombre es el cambio de las verdaderas relaciones sociales entre las personas. Si las relaciones entre la gente tienen un cambio, entonces junto con ellas las ideas, los estándares de conducta, los requerimientos y los gustos también estarán ligados al cambio. Tal como ha sido establecido por la investigación psicológica, la personalidad humana está formada básicamente bajo la influencia de las relaciones sociales, esto es, el sistema del que es parte desde la primera infancia. ‘Mi relación con mi medio’, dice Marx, ‘es mi consciencia’ [8]. Un cambio fundamental del sistema completo de esas relaciones de las que el hombre es una parte, llevará inevitablemente a un cambio de la consciencia, un cambio en la conducta toral del hombre.
La educación es la que debería jugar el papel central en la transformación del hombre; es este camino de formación social consciente de nuevas generaciones la forma básica de cambiar el tipo humano histórico. Nuevas generaciones y nuevas formas de su educación representan la ruta principal que seguirá la historia mientras se crea el nuevo tipo de hombre. En este sentido, el papel de la educación social y politécnica es extraordinariamente importante. Las ideas básicas que sostienen la educación politécnica consisten de un intento de superar la división entre el trabajo físico y el intelectual, y reunir pensamiento y trabajo que han sido separados con violencia durante el proceso del desarrollo capitalista.
De acuerdo con Marx, la educación politécnica provee familiaridad con los principios científicos generales de todos los procesos de producción y, al mismo tiempo, enseña a los niños y adolescentes habilidades prácticas que les hacen posible operar herramientas básicas usadas en todas las industrias. Krúpskaya formula esta idea de la siguiente forma:
Una escuela politécnica puede distinguirse de una escuela comercial por el hecho que se enfoca en la interpretación del proceso de trabajo, en el desarrollo de la habilidad para unir teoría y práctica, y en la habilidad para entender la interdependencia de ciertos fenómenos; mientras el centro de gravedad en una escuela comercial se dirige a proveer a los estudiantes las habilidades del trabajo [9].
El colectivismo, la unificación del trabajo intelectual y físico, un cambio en la relación entre los sexos, la abolición de la brecha entre el desarrollo físico e intelectual; son los aspectos clave de aquel cambio del hombre que es el sujeto de nuestra discusión. Y el resultado de hacer esto, la coronación gloriosa de este proceso total de transformar la naturaleza humana, debería ser la aparición de esta forma superior de libertad humana que Marx describe del siguiente modo: ‘Sólo en comunidad [con otros tiene cada] individuo los medios para cultivar sus posibilidades en todas las direcciones: por lo tanto sólo en comunidad, es posible la libertad personal’ [10]. Tal como toda sociedad humana, la personalidad individual debe dar este salto hacia adelante del reino de la necesidad a la esfera de la libertad, como lo describe Engels.
Cuando la modificación del hombre y la creación de uno nuevo, cuando el nivel superior de la personalidad humana y de la conducta están bajo discusión, es inevitable que sean mencionadas las ideas acerca de un nuevo tipo de ser humano relacionadas con la teoría de Nietzsche del súper hombre. Partiendo de la idea totalmente cierta que la evolución no paró con el hombre y que el tipo moderno de ser humano sólo representa un puente, una forma transitoria hacia un tipo superior; que la evolución no consumió sus posibilidades cuando creó al hombre y que el tipo moderno de personalidad no es la mejor alcanzada ni la última palabra en el proceso del desarrollo; Nietzsche concluyó que una nueva criatura puede surgir durante el proceso de la evolución, un súper hombre, que tendría la misma relación con el hombre contemporáneo como éste la tiene con el mono.
Sin embargo, Nietzsche imaginó que el desarrollo de este tipo superior de hombre estaría sujeto a la misma ley de la evolución biológica, a la lucha por la vida y la selección basada en la supervivencia del más apto que prevalece en el mundo animal. Por esto es que el ideal de poder, la auto afirmación de la personalidad humana en la totalidad de su ambición y poder instintivo, el tosco individualismo y los mejores hombres y mujeres formarían, según Nietzsche, el camino para la creación de un súper hombre.
Esta teoría es errónea porque ignora el hecho que las leyes de la evolución histórica del hombre difieren fundamentalmente de las leyes de la evolución biológica, y que las diferencias básicas entre esos dos procesos consisten del hecho que un ser humano evoluciona y se desarrolla como un ser social, histórico. Sólo un renacimiento de toda la humanidad hacia un nivel superior de la vida social, la liberación de toda la humanidad, puede llevar a la formación de un nuevo tipo de hombre.
Sin embargo, este cambio de la conducta y la personalidad humanas debe llevar inevitablemente a una mayor evolución del hombre y al cambio del tipo biológico de hombre. Habiendo dominado los procesos que determinan su propia naturaleza, el hombre que lucha con la vejez y las enfermedades indudablemente crece hacia un nivel superior y transforma la organización biológica de los seres humanos. Pero este es el origen de la más grande paradoja histórica del desarrollo humano, que esta transformación biológica del tipo humano hecha por la ciencia, la educación social y la racionalización de todo el estilo de vida, no representa un pre requisito sino en su lugar es resultado de la liberación social del hombre.
En este sentido Engels, quien había examinado el proceso de la evolución del mono hacia el hombre, dijo que es el trabajo el que creó al hombre [11]. Partiendo de esto, uno podría decir que las nuevas formas de trabajo crearán al nuevo hombre y que éste se parecerá al antiguo tipo de hombre, ‘al viejo Adán’ sólo en el nombre, en el mismo sentido que, de acuerdo con la declaración de Spinoza, un perro, el animal que ladra, semeja a la constelación celestial del Can Mayor [12].
Notas
1 Probablemente se refiere a Plejánov, G. V. 1922: Ocherki po istorii materializma. [Apuntes de historia del materialismo]. Moscú.
2 Se refiere a la p. 272 de Engels, F. 1894/1978: Herrn Eugen Duhring’s Umwalzung der Wissenschaft [Anti-Duhring]. Berlin: Dietz Verlag.
3 No está claro a qué libro se refiere Vygotskiy.
4 Se refiere a las pp. 271-2 de Engels 1894/1978. Ver también las pp. 381 y 445 de Marx, K. 1890/1962: Das Kapital [El Capital) 4th edn. Berlin: Dietz Verlag.
5 Pasajes similares pueden hallarse a través de los trabajos de Marx y Engels, pero éste en particular no hemos podido localizarlo.
6 Un curioso error. El texto atribuido a Engels se halla en la p. 382 de Marx, K. 1890/1962: Das Kapital [El Capital] 4th edn. Berlin: Dietz Verlag.
7 ‘Vemos cómo la historia de la industria y de la establecida existencia objetiva de la industria son el libro abierto de los poderes esenciales del hombre, la visiblemente existente psicología humana… una psicología por la que este libro, la historia existente en su más perceptible y accesible forma, al permanecer libro cerrado no puede llegar a ser una ciencia genuina, comprehensiva y real.’ Ver las pp. 302-03 de Marx-Engels Collected Works. Vol, 3: Economic and Philosophical Manuscripts. New York: International Publishers (1975).
8 Se refiere a la p. 30 de Marx, K. y Engels, F. 1846/1978: Die deutsche Ideologie [La ideología alemana).Berlin: Dietz Verlag.
9 La esposa de Lenin, N. K. Krúpskaya, dedicó mucha atención a los asuntos educativos. En su libro Vospitanie molodiozhi v Leninskom duje [Educación de la juventud en el espíritu de Lenin] ella discutió los experimentos contemporáneos internacionales con las escuelas de trabajo (Arbeitsschule) a la luz del ideal de Marx sobre la educación politécnica. Ver Krúpskaya, N. K. 1925/1989: Vospitanie molodezhi v Leninskom dukhe. Moscow: Pedagogika. No hemos podido establecer el origen exacto de la presente cita.
10 Ver p. 74 de Marx and Engels (1846/1978).
11 Ver pp. 444-55 de Engels, F. 1925/1978: Dialektik der Natur [Dialéctica de la Naturaleza]. Berlin: Dietz Verlag.
12 Se trata de una de las citas favoritas de Vygotskiy de La Ética de Spinoza. Ver p. 61 de Spinoza, B. de 1677/1955: On the improvement of the understanding. The ethics. Correspondence. New York: Dover. ‘El Viejo Adán’ puede ser una referencia implícita al uso que da Marx (1890/1962, p. 118) a esta expresión.
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