EL CONCEPTO DE CONSCIENCIA EN VYGOTSKIY
Gisele Toassa1
En:
Psicologia USP, 2006, 17(2), 59-83.
Traducción:
Efraín Aguilar
Leningrado, II Congreso Nacional
de Psiconeurología, 6 de enero de 1924. Un recién llegado de Bielorusia
presenta la ponencia titulada “Los métodos de investigación reflejológicos y
psicológicos”. Sus ideas son transformadas en texto y publicadas en la colección
“Psicología y Marxismo”, organizada por Kornílov, un año más tarde. Se abren
diez años de furia creadora del joven Liev Siemiónovich Vygotskiy, cortados por
la tuberculosis en junio de 1934 (Luria,
1992; Vygotski, 1991).
El texto presentado demarca la primera posición de Vygotskiy en
el campo metodológico, ya inmersa en el debate que se revelaría crucial para el
desarrollo de su enfoque: el introspeccionismo subjetivista versus la
ciencia de los reflejos, objetivista; la psicología es la herramienta de una
sociedad que se reconstruye en la lucha de fuerzas revolucionarias y contrarrevolucionarias.
La nueva ciencia gana connotaciones político-ideológicas y se expande de los
laboratorios experimentales a las aplicaciones sociales.
Desde la Rusia zarista, despuntaba una eminente tradición de
estudio de la entonces denominada actividad nerviosa superior: discípulo de Siéchienov
y Cion, Pávlov fue laureado con el Nobel en 1904. Tiempo de grandes desafíos: en
los años que siguen a la Revolución de Octubre (1917) el hambre coexiste con el
orden científico de la cosmovisión socialista. En 1921, Lenin lanza un decreto
señalando “los increíbles servicios del académico Iván Pietróvich Pávlov, que
son de enorme significado para la clase trabajadora de todo el mundo” (Nobel
Foundation, 1967). Pávlov recibe nuevas condiciones de trabajo del gobierno
socialista – su equipo llega a estar compuesto por 300 personas – y es en las dos
décadas siguientes que publicará sus obras de mayor alcance teórico (Pessotti,
1979), no obstante el propio Iván Pietróvich sufre en carne propia la gran
hambruna que siguió a la revolución socialista.
Las palabras de Lenin ilustran la gran importancia que las ciencias
y la tecnología van adquiriendo en el régimen soviético, y la creencia general
en el medio científico de la época de que la ciencia de los reflejos de Pávlov daría
las bases para una nueva visión del psiquismo humano. De acuerdo con Shuare
(1990), el mando soviético consideraba necesario desarrollar una visión materialista
y dialéctica de las ciencias naturales y sociales. En este período de gran
agitación revolucionaria, relativa libertad de expresión y disputas de poder en
la cúpula del régimen socialista – especialmente después de la muerte de Lenin
en 1924 –, florece un breve período de riquísimas contribuciones intelectuales y
artísticas (Reis Filho, 2003).
Vygotskiy despunta en este escenario de penuria material y
entusiasmo socialista –Valsiner y Van der Veer (1996) llegan a denominar “misionero”
el compromiso del autor en la edificación de la nueva psicología –, de creativo
enlace entre ciencia, arte y filosofía por igual; con su genio intelectual
judaico e iluminista, tendrá mucho que añadir. En 1923, Kornílov divulga en el
I Congreso Nacional de Psiconeurología algunos principios para una psicología
marxista, tales como: la materia tiene carácter primario con respecto a la
consciencia; la psique es propriedad de la materia altamente (y socialmente)
organizada; la dialéctica debe ser aplicada creativamente como método de
investigación. Con esta comunicación, el autor intensificaba los ataques
públicos contra Chelpánov, director del Instituto de Psicología de Moscú
(Valsiner & Van Der Veer, 1996).
Otros autores antes de Kornílov ya se habían aventurado a proponer
principios marxistas en la edificación de la psicología, pero esta vez hay una
conquista política importante: en 1923, el Consejo Científico Estatal destituyó
a Chelpánov de la dirección del Instituto, sustituyéndolo por Kornílov
(Leontiev, 1996). En esa época, proliferaban diversas escuelas de Psicología:
psicoanálisis, personalismo, paidología, introspeccionismo entre otras, pero
con el paso de los años fueron silenciadas las tradiciones consideradas
burguesas (Valsiner & Van Der Veer, 1996).
El nuevo director era el creador de la llamada reactología, ciencia
de las reacciones que entonces defendía la combinación de relatos personales con
el estudio de las reacciones ocultas al observador, del gasto de energía en el
trabajo, entre otros temas. No hubo, gran proximidad entre Kornílov,
siempre involucrado en tareas administrativas del Instituto, y Vygotskiy, cuya
base de investigación se extendía al laboratorio de la Academia de Educación
Comunista (Valsiner & Van Der Veer, 1996). Después de su presentación al II
Congreso de Psiconeurología, Vygotskiy fue invitado por el director a unirse al
grupo de investigadores de un instituto en remodelación, en el cual, a cierta
distancia de Pávlov, aumentaban las críticas a la idea de que todo comportamiento
podría ser explicado por el reflejo condicionado. Con la presencia de jóvenes
como Luria, Lieóntiev, Morozova entre otros, se buscaba demarcar la postura de
un grupo científico nuevo.2
2 Luria y Lieóntiev trabajaban para descubrir las bases materiales
del fenómeno psicológico, usando concepciones pavlovianas (Leontiev, 1996).
Vygotskiy es un pensador complejo y su obra de ningún modo puede
ser encuadrada en la ciencia de los reflejos, en la reactología o cualquier
otra expresión introspeccionista u objetivista clásica. Se educó por medio del
materialismo histórico y dialéctico, de los conocimientos científicos y
filosóficos, clásicos o de su época, así como de sus propios trabajos
experimentales (Almeida, 2004), siendo el principal creador del enfoque
histórico-cultural. Pero sus primeros trabajos en el Instituto indican cierta
afinidad teórica con Kornílov, Biéjtieriev y Pávlov y, hasta la composición del
revolucionario “Significado histórico de la crisis psicológica”, varios textos
del autor defienden la exploración de la Psicología como ciencia de los reflejos
condicionados, discusión de los estudiosos de la llamada entonces actividad
nerviosa superior. Su postura era la de una crítica propositiva y, ya en 1924, él
reconocía, como otros autores del escenario internacional, la crisis de su ciencia
(Alvarez & Río, 1991).
El Vygotskiy de 1924 procura llevar la unidad explicativa del
reflejo condicionado a las últimas consecuencias, y es con la terminología de la
ciencia de los reflejos que él sintetiza algunas de sus primeras ideas sobre la
consciencia, el lenguaje y lo inconsciente. El autor (1924-1934/1991) afirma
que la investigación reflejológica debería sufrir un cambio: los modestos
experimentos clásicos de formación del reflejo condicionado ya habían llegado a
su límite. El pensamiento, incluso por Vygotskiy, es considerado en la época
como reflejo inhibido y el lenguaje (interno o externo) como un tipo de
comportamiento. El habla aparece como una cadena de preguntas y respuestas capaz
de sufrir la influencia de otros sistemas reflejos; se trata de un medio de
comunicación delante del cual la ciencia de los reflejos sufre un punto muerto
teórico y metodológico que se explica, según mi comprensión, porque hombres
como Pávlov y Biéjtieriev eran fisiólogos instruidos en el estudio del
comportamiento animal. Pávlov, mientras tanto, acabó por desarrollar una concepción
del lenguaje como “segundo sistema de señales”, como un nuevo tipo de señalización
constituido por estímulos verbales, diferente de la simple señalización sensorial
(Pavlov, 2005). Su mayor cercanía con los territorios de la lengua, literatura y
semiología posibilitó a Vygotskiy superar el dualismo reflejológico y ver en la
sociabilidad del lenguaje el origen de las interacciones que componen la consciencia
humana. Vygotskiy abrazó la formulación de una obra materialista que no se rehusara
a estudiar la consciencia, y que tampoco fuese capturada en los callejones sin
salida del introspeccionismo. En este momento de su obra, la salida es considerar
la consciencia como la propia interacción entre sistemas de reflejos:
también la propia consciencia o
la toma de consciencia de nuestros actos y estados
debe ser interpretada como
sistemas de transmisores de unos reflejos a otros que funcionan correctamente en
cada momento consciente. Cuanto mayor sea el ajuste con que cualquier reflejo
interno provoque una nueva serie de otros sistemas, seremos más capaces de darnos
cuenta de nuestras sensaciones, comunicarlas a los demás y vivirlas (sentirlas,
fijarlas en las palabras, etc). (Vygotski, 1924/1991, p. 3, traducción nuestra)
La consciencia aparece, pues, como un sistema de transmisores, un sistema que adquiere la cualidad de sensaciones
secundarias. Existirían, básicamente, reflejos internos y externos, como dos
categorías generales del sistemas de reflejos: un reflejo interno puede
tornarse palabra hablada, y es en este tornarse que actúa el referido sistema.
El sistema es regido por leyes causales de esta estructuración de complejos,
con diferentes tipos de formas de interacción dentro de los subsistemas y en la
totalidad de los sistemas (Vygotski, 1924-1934/1991). Los experimentos de
asociación de palabras, por ejemplo, se realizan con la colaboración de
sistemas próximos. Cuando una emoción es traducida en palabras, tenemos un ejemplo
de interacción sistémica. Surgen ya dos términos que no abandonarán a Vygotskiy:
estructura y sistema, los cuales se enriquecen con la evolución teórica,
metodológica y empírica del enfoque histórico-cultural y se inmiscuyen en su
discusión del concepto de consciencia. Estos términos indican que el cerebro no
tiene un funcionamiento organizado a priori, que las
estructuras funcionales se basan en la capacidad de formación de nuevas conexiones
neurales sistémicamente organizadas. La palabra es unidad básica del sistema de
los reflejos de la consciencia, esto es, de los reflejos que sirven para reflejar
la influencia de otros sistemas.3
3 Así, Vygotskiy propone una ciencia de los reflejos también
aplicada al lenguaje, en la que el relato verbal es visto como una forma de
experiencia, no como simple informe de procesos internos, carente de precisión,
sino como una secuencia de excitaciones y respuestas motoras, esto es, de reflejos.
La palabra hablada por el otro y oída por mí es un excitante, la
hablada por mí es un reflejo que crea excitantes a ser oídos por el otro y por
mí. Son reflejos reversibles en los cuales reside la fuente del comportamiento y
de la consciencia, al servicio de la coordinación colectiva del comportamiento,
ante la cual la consciencia nunca es considerada como independiente del mundo y
sí con una tendencia a la progresiva integración de los diversos sistemas de
conducta.
El mecanismo de la consciencia
de sí mismo (autoconocimiento) y de reconocimiento de los demás es idéntico: tenemos
consciencia de nosotros mismos porque la tenemos de los demás y por el mismo
mecanismo, porque somos con respecto a nosotros lo mismo que
los demás con respecto a nosotros.
Nos reconocemos a nosotros solo en la medida en que somos otros para nosotros, esto
es, por cuanto somos capaces de percibir de nuevo los reflejos propios como
excitantes. (Vygotski, 1924-1934/1991, p. 12, traducción nuestra)
La consciencia de sí implica, pues, una relación de alteridad de
la persona para consigo misma, adquirida a través de la autoestimulación producida
por la palabra. El conocimiento y el reconocimiento son funciones de la palabra,
ya que otra persona siempre está presente en su formulación. Aparece aquí ya la
idea del desdoblamiento de funciones entre las personas y su síntesis en una sola,
una de las leyes fundamentales del desarrollo de las funciones psíquicas
superiores. En otro texto temprano (1925), la consciencia aparece como vivencia
de las vivencias, en analogía a la forma por la cual las simples sensaciones son
sensaciones de los objetos (Vygotski, 1924-1934/1991). Este es el embrión de la
idea de segunda conexión neurológica en la mediación de la actividad, posiblemente
inspirada en Pávlov, que gana mayor consistencia epistemológica en el curso de la obra vigotskiana.
Pero esa primera concepción de consciencia es problemática. La palabra
se restringe al nivel de la sensación y de la estimulación que explican, aquí, el
psiquismo, sin avanzar mucho con relación al asociacionismo tradicional. Su
aspecto esencial son las relaciones interfuncionales, las traducciones de las
relaciones entre sistemas de reflejos cerebrales. ¿Pero cómo se efectúan estas
traducciones entre los varios tipos de reflejo? ¿Cuales son exactamente los
sistemas de reflejo, que ahora parecen contemplar varias facultades idealistas
del alma (como asociación, lenguaje, emoción, etc.)? El propio Vygotskiy
(1924-1934/1991) se muestra insatisfecho con la idea de reflejo, indicando que
“comportamiento” sería un término más totalizador, que abarca también los reflejos
condicionados tradicionales.
En un encuadre teórico semejante, “La consciencia como problema
de la psicología del comportamiento” (Vygotski, 1925/1991) polemiza con la ciencia
de los reflejos que, para Vygotskiy, se pierde en el dualismo y en el epifenomenalismo
– pues admite la existencia de los fenómenos de la consciencia, pero se rehusa
a estudiarlos con los métodos de la reflejología; los acepta, aunque los tome
como simples sensaciones de las cadenas mecanicistas del comportamiento. Los
sondeos introspeccionistas deberán ser abandonados. El texto anterior avanza la posición del autor en los siguientes
aspectos:
1) Metodológico: para estudiar los hechos de la
consciencia, es preciso trasladarlos a un idioma objetivo, materializarlos
(Vygotski, 1924-1934/1991). Otro paso es restringir el reflejo condicionado a los
fenómenos detectados en los experimentos pavlovianos, idea también presente en
Biéjteiriev.
2) En cuanto a las formas de la experiencia y su adquisición:
el reflejo condicionado4
(que el autor también defiende
incidentalmente en la Psicología Pedagógica) es considerado como medio básico de adquisición de
la experiencia comportamental. Es la impresión neurológica la que conjuga las adquisiciones
evolutivas innatas, la experiencia histórica del género humano, la de otros individuos
(experiencia social) y el duplicado (indicando la mediación del trabajo en la
relación individuo ambiente) (Vygotski, 1925/1991). Estas cuatro fuentes del comportamiento
son referencias importantes para escribir su “Psicología Pedagógica”. La
consciencia aún aparece como interacción entre sistemas de reflejos, en la cual
se da una lucha entre los diversos tipos de reflejos por la posesión del campo
motor común – sistemas reflejos que se vinculan, ya que, de acuerdo con variables
diversas, surgen focos de mayor excitación en el cerebro, posibilitando a un
reflejo tornarse dominante e inhibir otros (idea presente en la fisiología de Ujtomskiy).
4 Ya existe una ambigüedad del autor sobre el alcance del
concepto de reflejo: parece preferir el
término comportamiento (Vygotski, 1925/1991, p. 42) que, después,
también ha de sacrificar por las ideas de función psíquica superior y sistemas
psicológicos.
3) Indicios mayores de la integración del marxismo en
su pensamiento: el texto abre con una
cita de Marx que resalta la capacidad humana de planeación de las propias acciones,
de duplicación de la realidad en la consciencia por medio del trabajo humano y
de adaptación activa al mundo externo. El papel del trabajo como formador de la
consciencia se insinúa en este texto.5
5 Davidov y Radzijovskiy (1985, p. 44) señalan una
incompatibilidad entre las tres acepciones de la palabra consciencia en este
texto: 1) como reflejo de los reflejos; 2) como estructura del comportamiento; y
3) como característica del trabajo humano. Disiento de esta supuesta
incompatibilidad, defiendo que existe una consistencia interna en esta
primera concepción de Vygotskiy: aquí el trabajo es visto como actividad, como la
relación entre hombre y mundo producida por el reflejo condicionado, y reflejada
también en el segundo sistema de reflejos: la consciencia. Existe ya una unidad
de conceptos en Vygotskiy que se desarrolla y gana su expresión
histórico-cultural años después.
Psicologia Pedagógica (Vigotski, 1926/2001c) es la contribución de una de
las más importantes psicologías de la época para el trabajo pedagógico. Aquí, la
idea de consciencia surge aplicada al papel de educar y de dirigir el desarrollo
del niño, con atención a los procesos psicológicos de adquisición de la consciencia
social. Maduran las incursiones del autor en el llamado eje genético de
investigación, es decir, en el estudio de la ontogénesis y filogénesis de la conducta
humana. La adquisición de la experiencia del género humano y de los otros individuos
ya es vista por él como un proceso dinámico, activo y dialéctico. La filogénesis
de la conducta consciente es estudiada en su estructura y naturaleza cerebral, apareciendo
como un objeto de reflexión para el autor; existe ya una estratificación evolutiva
de los tipos de reacción, con una dialéctica entre las reacciones humanas
conscientes y las evolutivamente más antiguas. Los actos racionales, por ejemplo,
al repetirse pueden adquirir el perfil
de simples reflejos – de conductas automáticas – y este aspecto sería
fundamental para la ejecución de tareas más complejas – idea que aparece en uno
de los últimos trabajos del autor (2001a). De acuerdo con Valsiner y Van der
Veer (1996), en la concepción del evolucionista ruso Vagner (importante fuente
de Vygotskiy) el instinto sería diferente del intelecto, aunque instinto e
intelecto tuviesen el reflejo como origen común.
En la relación razón-instinto-actividad se profundiza el monismo
que el autor desarrollará posteriormente: el hombre es parte de la naturaleza.
Mas la reflejología ya mostró sus límites: es difícil conciliarla con las evidencias
de la conducta humana voluntaria, teniendo asimismo serios problemas en todas
las demás referencias. La Psicología estaba entre la vida y la muerte, y Vygotskiy
también. Al sufrir una seria crisis de tuberculosis, el autor escribe el texto
que, para muchos, serviría como su testamento para la continuidad del desarrollo
de la Psicología: el explosivo “Significado Histórico de la Crisis Psicológica”
(1927/1991), prohibido en la Unión Soviética – como toda la obra de Vygotskiy –
durante más de 20 años. Este texto verá la luz en 1982.
El autor defiende la formulación de una psicología general que
abstraiga de la diversidad de los fenómenos psíquicos un trazo común, propio de
todos o de la disciplina general (Vygotski, 1927/1991), haciendo un balance de
las contribuciones de diversas escuelas y
conquistándolas para una psicología marxista, con su método inspirado en
el materialismo dialéctico. Tal psicología debería mediar temas y condiciones
concretas de reflexión y actuación del psicólogo – tornándose una psicología
concreta del hombre. Sin errar, por el alcance y la recurrencia con que el
autor trata el concepto de consciencia, podemos decir que esta sería parte de la
disciplina general, viniendo a cubrir, en el futuro, un amplio espectro de necesidades
prácticas. La prueba de la teoría para Vygotskiy debía ser hecha especialmente en
una relación orgánica con la práctica, como,
así lo suponemos, era la práctica clínica que el autor desarrollaba en la paidología
y en la rehabilitación neuropsicológica.6 La importancia del
concepto en la educación se refleja en la preocupación del autor por educar a los
profesores acerca de los medios para formar la consciencia socialista de los
alumnos: la educación era una demanda urgente en la Unión Soviética, que entonces
contaba con millones de analfabetas, además de muchos niños sin hogar y
deficientes sin ningún tipo de asistencia (Kozulin, 1994).
6 Vygotskiy se inspira en la frase de Engels: “La prueba del pudín
es comerlo” (Engels, 1880).
La sociedad, su historia y su cultura surgen como fundamentos ontológicos
de la vida humana, superando los esquemas del comportamiento reflejo, creando
formas específicamente humanas de determinismo, con una regulación de la conducta
que no podría ser reducida al comportamiento animal. Es el momento de
conquistar la consciencia como objeto de estudio para la nueva psicología: Vygotskiy
entra en su último y decisivo momento de producción (1928-1934), en el que desarrolla,
con sus discípulos, las bases del enfoque histórico-cultural.
El binomio estímulo-respuesta fue presentado por Vygotskiy
(1931/1995) como el único método existente en la psicología experimental, compartido
por introspeccionistas y reflejólogos. Mas para el autor, la diferenciación de
lo humano con relación a lo animal se debería principalmente a la apropiación
de nuevos mediadores de la conducta, especialmente signos y herramientas. El
autor apunta la necesidad de un análisis de los procesos basados en el signo,
que introducen un cambio real de calidad en la relación hombre-medio: para Vygotskiy,
la ciencia de los reflejos falló al encuadrar el signo entre los demás
estímulos sensoriales, o la reacción verbal entre otras tantas reacciones, pues
la palabra no es meramente un estímulo físico. El hombre habría suplantado el
patrón fijo, característico de la naturaleza, en el cual los animales responden
hereditariamente a los estímulos ambientales, o adquieren nuevas informaciones
sobre el ambiente a partir del reflejo condicionado (concepto amplio que también
incluiría, en mi opinión, el comportamiento operante skinneriano): los signos
son una forma de autoestimulación en el dominio de la conducta, por medio de la
cual la realidad puede ser representada en ausencia de la propia, pudiendo
tornarse consciencia de los puntos muertos y relaciones de lo real. El signo
también es parcialmente sensorial – pues depende, generalmente, de una
representación que lo remite a algo fuera de sí mismo –, pero es, ante todo, una
señal arbitraria, socializada y no coincidente con la sensación del objeto que
representa.
Vygotskiy, en la tentativa de crear una ciencia general que
integrase los datos de muchas disciplinas particulares, e inspirándose en los estudios
de la actividad nerviosa superior, edifica un modelo de funcionamiento
neuropsicológico que no se basaría en la psicología animal, sino que integra y
condensa de forma original la enorme pléyade de fuentes científicas,
filosóficas y artísticas que él conocía. Era ese su proyecto de psicología, en
el cual, desde el principio, la consciencia no es una cualidad de áreas
específicas del cerebro humano. De hecho, aunque el cerebro tenga nuevas áreas y
haya un aumento de volumen en otras, estas regiones no tienen funciones a priori.
El signo transforma el reflejo simple y, con el reflejo, comparte solo el
hecho de ser también una conexión neural, aunque de áreas no identificadas con la
simple percepción del estímulo y la obtención de la respuesta.
Una de las nuevas funciones de la palabra es el dominio del propio
comportamiento que, genéticamente, supera el control de los estímulos
condicionados. En el proceso de adquisición de nuevas actividades, el control del
comportamiento es internalizado a partir del dominio ejercido por otras personas
sobre el niño, por via de la autoestimulación proporcionada por el signo – que,
como vimos, es análogo, pero esencialmente diferente de un estímulo. Así, en la
conducta superior:
1) el hombre es parte de la naturaleza, su comportamiento
es un proceso natural, el dominio del hombre se estructura como cualquier dominio
de la naturaleza, según el principio de Bacon: la naturaleza se vence, obedeciéndola. Marx y Engels citan esas palabras al hablar de las
herramientas de trabajo y dicen: “El hombre utiliza las propiedades mecánicas,
físicas y químicas de las cosas que emplea como herramienta para actuar sobre
otras cosas de acuerdo con su objetivo”. (Marx & Engels, citado por
Vygotski, 931/1995, p. 93).
2) Francis Bacon, Hegel, Marx y Engels serán referencias
filosóficas importantes para que la consciencia sea vista, entonces, como parte
de la realidad natural – para que los principios naturales de la formación del
reflejo condicionado, por ejemplo, sean incorporados y superados por las formas
culturales de organización de la conducta; para que sea posible comprender la
estructura y la interacción de las neoformaciones neuronales humanas. La
subordinación de la naturaleza a los fines sociales establece una tensión dialéctica
con la naturaleza interna existente en su sistema de reflejo consciente.
Un viso de monismo vygotskiano está en la formación del acto
volitivo: para él, este es un problema conexo al de la consciencia. En el acto
volitivo, se debe diferenciar dos aparatos relativamente independientes: el
primero corresponde al propio momento de la decisión, cuando se forma el
aparato funcional y la subsecuente conexión refleja. En este momento, el
sistema de acción consciente sopesa los motivos de la decisión, utilizando los
signos para representarlos y analizarlos. La parte final del proceso volitivo es
la formación artificial del reflejo condicionado con la apertura de una nueva vía
nerviosa. El segundo aparato sería el ejecutivo, el funcionamiento de la conexión
que se formó, la cual se procesa de forma relativamente inconsciente (Vygotski,
1931/1995).
El autor hace modificaciones teórico-metodológicas
importantes: en la etapa final de su método histórico-genético, iniciada alrededor
de 1928 (Beatón, 2005), propondrá una serie de fuentes de conocimiento que,
unidas, constituyen una compleja teoría epistemo-ontológica del psiquismo humano
y que, hasta hoy, circunscribe el alcance temático de esta teoría. Hagamos un
pequeño recose: la pesquisa experimental de Vygotskiy procuraba unir la observación
de los aspectos externos e internos de la reacción del niño y el proceso por el
cual los sujetos integraban los signos y/o herramientas introducidas por el
experimentador para la resolución de las actividades propuestas. Subjetivo y objetivo
son dos facetas de la misma moneda: la experiencia subjetiva esclarece cómo el
cerebro organiza objetivamente la psique. El análisis de las lesiones cerebrales
locales en el adulto, por ejemplo, y el modo como impactaban la percepción, la
memoria, la propia condición del sujeto en su medio social eran procedimientos
usuales en la clínica vygotskiana. No se puede hablar de consciencia animal en
el referencial vygotskiano, debido al papel de las actividades específicamente humanas
en su desarrollo (Davidov & Radzikhovskii, 1985).7 Y el desarrollo
es:
un complejo dialéctico que se
distingue por una complicada periodicidad, la desproporción
en el desarrollo de las
diversas funciones, la metamorfosis o transformación cualitativa de unas formas
en otras, un entrelazamiento complejo de procesos evolutivos e involutivos, el
complejo cruzamiento de factores externos e internos, un complejo proceso de
superación de dificultades y de adaptación. (Vygotski, 1931/1995, p. 141, traducción
nuestra)
7 Sale de los objetivos de este artículo comentar los procesos
básicos de formación de la conducta superior, pero se aplican conceptos como
zona de desarrollo real y próximo, situación social de desarrollo, etc.
Fue debatiendo sobre todo con autores de inspiración gestaltista,
como Kurt Lewin, con los cuales Vygotskiy compartía una concepción estructural del
desarrollo (Valsiner & Van der Veer, 1996), que el autor completó su concepción
sobre las líneas generales del desarrollo biológico y su entrelazamiento con lo cultural.
Sin embargo, en su visión, el gestaltismo era biologicista, fisicalista y
acrítico, y se distanció cada vez más de esta concepción.
En todo caso, para Vygotskiy, la interacción para ser más desarrollada
produce cambios estructurales de la consciencia, predominantemente determinada por
leyes biológicas en las tres primeras etapas del desarrollo del niño, propuestas
por Bühler (etapas que ya se muestran en los macacos antropoides de Köhler) y
reconocidas por Vygotskiy (1995):
- instintos o el fondo innato, hereditario, de secuencias
de conductas programadas;
- adiestramiento o etapa de los hábitos o reflejos
condicionados: reacciones aprendidas, adquiridas en la experiencia personal;
- intelecto o reacciones intelectuales, que realizan
la función de adaptación a las nuevas condiciones. Karl Bühler tenía filiación
gestaltista y desarrolla la idea de esta etapa por la similitud entre sus propias
observaciones de niños y los experimentos de Köhler con primates. Este último
sustentaba que los primates presentaban reacciones inteligentes, ausentes en otras
especies, como la utilización de objetos para alcanzar otros objetos.
Vygotskiy (1931/1995) agrega una cuarta etapa, la del desarrollo
del dominio del propio comportamiento en el que, como vimos en el caso de los actos
volitivos, niega dialécticamente las etapas primitivas y las conserva en un nivel
superior de funcionamiento. El propio autor se muestra indeciso sobre el término
adoptado, preguntándose: ¿sería posible decir que el desarrollo de la voluntad es
una simple etapa, cuando se diferencia tan profundamente de los momentos
anteriores del desarrollo? No tenemos una respuesta definitiva del autor.
Un aspecto de cierto modo contemplado en las etapas de Bühler
era la convicción vygotskiana de que el desarrollo biológico nos provee de formas
inmediatas de comportamiento, como la percepción, los afectos, la memoria (Vygotski,
1931/1995); todas funciones elementales
que se confunden en el animal y se diferencian en el desarrollo infantil. Las
reacciones instrumentales de los chimpancés indicarían un paso evolutivo
importante, así fueran para Vygotskiy el último paso de la evolución animal más
que el confuso inicio de la historia de la consciencia humana. La distinción entre
inferior e superior, por motivaciones tanto políticas como científicas, será
posteriormente bastante criticada por la psicología soviética.
Debemos decir que estas tres primeras etapas estarían todavía
subordinadas a las leyes biológicas de la adaptación, aunque exista una clara superación por incorporación. Las propiedades inherentes a la primera etapa del
comportamiento, por ejemplo, se superan, se eliminan y se convierten en una
etapa contraria, superior, formando verdaderas mezclas de tipos de comportamiento.
Las nuevas funciones psíquicas, específicamente humanas, sociales
y culturales, las funciones psíquicas superiores, se forman en este proceso de
superación. Entrelazan los varios campos de investigación de Vygotskiy
(1931/1995), que consideraba las funciones culturales más antiguas – como hacer
nudos para recordar – formas rudimentarias de las funciones superiores, permaneciendo en el propio
origen histórico de estas formas, de tal modo que Vygotskiy (2001a) afirma: “Ella
(la palabra) es la expresión más directa de la naturaleza histórica de la
consciencia humana” (p. 486).
Es así que toda función psicológica superior, según Pino (2000),
es una relación social internalizada – en la cual se diferencian, como afirma Vygotskiy
(1931/1995), dos grupos de fenómenos: 1) dominio de los medios externos del desarrollo
cultural y del pensamiento; 2) desarrollo de las funciones psíquicas superiores
especiales: atención voluntaria, memoria lógica, formación de conceptos. Sus ideas
fueron ampliamente aclaradas, enriquecidas o (muchas veces) superadas por la neuropsicología
de Luria y otros científicos soviéticos.8 Son funciones de acción observables en el
exterior del hombre y controladas en su interior.
8 Textos indicados: “Fundamentos de Neuropsicología” y “Higher
Cortical Functions in Man”. Luria, siempre guiado por el maestro, organiza una
tradición neuropsicológica que influye, posteriormente, en Oliver Sacks (1990).
Inmerso en este amplio cuadro teórico que procura representar las
más complejas cualidades creativas del psiquismo humano, Vygotskiy esculpe,
finalmente, un nuevo concepto de consciencia. Este concepto es un regalo de sus
variadas fuentes epistemológicas y, para muchos, era su principal problema de investigación
(Leontiev, 1996; Luria, 1986). Al afirmar su postura monista, materialista y
dialéctica, proporciona una alternativa a la dicotomía entre lo objetivo y lo subjetivo
en la actividad; la consciencia es proceso y producto, responsable de análisis
semióticos concretos y en términos de interacciones sistémicas cerebrales. No
coincide con la idea de consciencia política y moral (aunque este último sentido
aparezca raramente en la Psicologia
Pedagógica) o simplemente con el conocimiento
científico. Aparece en la obra vygotskiana, normalmente, con referencia al
individuo – pues una de sus acepciones trata de un sistema psíquico que solo puede
realizarse concretamente en el individuo humano – pero las fuentes de su
formación son socio-históricas.
La consciencia es siempre consciencia socialmente mediada por
algo (Vygotski, 1928-1933/1996): es la propia relación del niño con el medio y,
de modo más tardío, de la persona consigo misma (Luria, 1988). La consciencia no
es un sistema estático, mecanicista: se relaciona con el desarrollo de la conducta
voluntaria. De acuerdo con Toassa
(2004), en Vygotskiy, en la vida concreta el individuo puede modificar las
condiciones que determinan su conducta, creando una nueva solución; el proceso
de creación de un sentido, de una interpretación del mundo y sus relaciones ya
sería una forma de creación de nuevas combinaciones: no es que la realidad
simplemente “se refleje” en la consciencia, también el individuo la constituye
activamente y en ella interfiere, produciendo una nueva versión de la realidad
externa y de las propias vivencias representadas en la palabra. A diferencia de
otras teorías de la Psicología, el sistema de la consciencia para el autor no
equivale a la percepción, y se desdobla en dos acepciones principales. Veamos:
1ª acepción:
como un proceso y su producto. En este sentido, el término utilizado habitualmente
por el autor es el de toma de consciencia con respecto al medio, al propio yo y a las vivencias
subjetivas, realizada por un complejo mecanismo psicológico. El término está impregnado
en la filosofía desde el siglo XVIII (Inwood, 1997, p. 78), siempre describiendo
una relación. Se trata de una relación de comprensión o conocimiento,
activa con respecto al medio social y no de percepción, y tampoco
de pensamiento, como se acostumbra entender en otras psicologías.
Demanda, con todo, una consonancia entre los hechos internos o externos al
sujeto y su representación, aunque inconclusa o imperfecta, en la palabra – de ahí
la idea de comprensión. La percepción – mediada, y no inmediata como la animal
– es solo una de las funciones psíquicas intermediarias de este proceso de
comprensión efectuado por el sistema psicológico de la consciencia, que tiene a
la palabra como su célula (Vigotski, 1934/2001a); es, muchas veces, el
resultado de un largo proceso de elaboración psicológica. Al principio, según
Bruner (1985), en Vygotskiy y otros autores el niño se relaciona con la
realidad a través de una consciencia prestada de terceros acerca de los
objetivos de la actividad, compartida con el niño, y que constituye el medio
para su propio desarrollo.
Vygotskiy (1996) propone momentos distintos para el desarrollo de
la consciencia en los niños, que parte de un estado indiferenciado de atracciones,
afectos, sensaciones. Después del nacimiento, el psiquismo va conociendo los
estímulos que influyen sobre él, al diferenciar cosas y personas, separando lo
subjetivo y lo objetivo: en el bebé, existirían manifestaciones muy primitivas de
estados conscientes – la idea de toma de consciencia está presente en los más
variados contextos de la obra de Vygotskiy, de los niveles más simples a los más
complejos de la ontogénesis. Un ejemplo de este uso: el autor señala que el bebé
precisa tomar consciencia de que alguien cuida de él 9 para
poder insertarse en el proceso de comunicación emocional (actividad fundamental
del primer año de vida). Como próxima adquisición de un período subsecuente, el
niño precisa separar la figura y el fondo en su actividad psicológica. El
sistema psicológico consciente que caracteriza la primera infancia se basa en
la unidad entre afecto y percepción: la percepción se une al afecto y a la
acción. En Vygotskiy (1928-1933/1996):
Para el niño en la primera infancia
la toma de consciencia no equivale a percibir y elaborar lo percibido con la ayuda
de la atención, de la memoria y del pensamiento. Tales funciones no están
diferenciadas, actúan en la consciencia integralmente subordinadas a la percepción
en tanto participan del proceso de percepción. (p. 344, traducción nuestra)
9 Al ser la comunicación emocional la principal actividad en el
primer año de vida y también la primera formación sistémica de la consciencia
humana.
Existen también otras clases de toma de consciencia, no
identificadas necesariamente con uno u otro momento del desarrollo:
1) toma de consciencia motivacional: el término es
conexo al de la libertad en Vygotskiy y aparece especialmente en las reflexiones
experimentales acerca de la libre elección entre diversos motivos, o situaciones
de decisión en general, sea en situaciones simples de la vida práctica (al desarrollarse
en niños preescolares), sea delante de serios conflictos éticos, que desarrollan
la libertad de elección (Vygotski, 1995; 1996). Vygotskiy explora relaciones filosóficas,
antropológicas y literarias en esta cosecha, y podemos deducir que también los
conflictos emocionales pueden ser objeto de toma de consciencia, teniendo como
causas profundas el pensamiento y la palabra socialmente mediados. La necesidad
objetiva de resolver problemas y los propios problemas surgen como circunstancias
históricas observadas e internalizadas por un individuo determinado.
2) toma de consciencia de operaciones semióticas y
conceptuales: a partir de los estudios experimentales sobre el desarrollo del
pensamiento verbalizado, Vygotskiy (1934/2001a) afirma que tomar consciencia de
una operación significa transportarla del plano de la operación al plano del lenguaje,
recrearla en la imaginación para que sea posible expresarla en palabras. En la
toma de consciencia, el proceso de actividad es independiente de la actividad
general de la consciencia, tornándose en un objeto de la consciencia, esto es, se
aprenden los propios procesos psíquicos por medio de la generalización y la sistematización
de los conocimientos ya existentes. Los dilemas motivacionales podrían, también,
ser objeto de una toma de consciencia sobre temas éticos bastante abstractos.
Con la mediación del concepto, un objeto deja de ser un estímulo
en particular para ser conscientemente representado por una síntesis – para Vygotskiy,
hay entonces niveles más abstractos de toma de consciencia (de percepción de
los propios sistemas semióticos), que son un tipo de metarrelación con la
realidad, mediados especialmente por una historia de apropiación significativa de
los conceptos científicos; en esta metarrelación podemos identificar una
relación con las conquistas del género humano y con las experiencias individuales
de la persona. En este proceso, “la toma de consciencia pasa por las puertas de
los conceptos científicos” (1934/2001a, p. 290). Tales conceptos son mediados
por otros conceptos, de modo que el objeto es colocado en un sistema jerárquico
de interrelaciones semióticas; de ahí la posibilidad de que sea aprendido y
transferido a otros campos del pensamiento y de conceptos anteriormente no relacionados
a él. Esta idea de transferencia de la información entre sistemas recuerda la
primera concepción de consciencia en la obra de Vygotskiy.
Según el autor (1934/2001a), la generalización significa, al mismo
tiempo, toma de consciencia y sistematización de conceptos. Es propio de los conceptos
espontáneos no ser conscientizados – los niños saben operar con ellos, mas no
toman consciencia de ellos, relacionándose simplemente con el objeto y no con el
acto de pensamiento que marca esa relación existente. Como podemos verificar,
consciencia no equivale a sensación:
Toda penetración más profunda en
la realidad exige una actitud más libre de la consciencia para con los
elementos de esa realidad, una salida del aspecto externo aparente de la
realidad dada inmediatamente en la percepción primaria, la posibilidad de procesos
cada vez más complejos, con ayuda de los cuales la cognición de la realidad se
complica y se enriquece. (Vigotski, 2000, p. 129)
Percibir de modo diferente significa también ganar nuevas posibilidades
para actuar. El sentido de la palabra, nueva unidad de análisis de la consciencia,
es una síntesis de toda la acción de este sistema psicológico: el comportamiento
infantil pasa a ser determinado por el campo semántico interno; por el uso de la
palabra que, para Luria, en Vygotskiy significaba el cambio de referencia de la
palabra con relación al objeto (1986). Ejemplo: un niño de 3 años puede
confundir supermercado y panadería, pero eso ya no sucede con niños mayores.
Nótese que los tópicos arriba especificados no remiten a una
clasificación acabada. Existen rupturas entre esos diversos niveles y formas de
toma de consciencia, con un proceso que se refleja dialécticamente en el propio
desarrollo del sistema psicológico consciente, que comentaré en el próximo
tópico.
El término autoconsciencia también es parte del acervo semántico
maduro de Vygotskiy (habiéndose presentado precozmente, como vimos en uno de sus
primeros textos), equivaliendo a una toma de consciencia relativa al propio yo,
a la propia personalidad. Una de las características de la esquizofrenia sería la
disagregación de este tipo de consciencia, así como de la consciencia de la realidad
objetiva (Vygotski, 1928-1933/1996). La autoconsciencia se desarrolla
especialmente en la adolescencia, aunque tiene sus apariciones alrededor de los
3 años de vida, partiendo del lenguaje que los otros enuncian acerca del niño.
Aquí es posible identificar la influencia hegeliana y, posiblemente, engelsiana:
el yo es un ejemplo inmediato de ser para-sí. El hombre se diferencia del
animal y de la naturaleza en general por conocerse a sí mismo como “yo”, y esta
autoconsciencia tiene una estructura y una dinámica diferentes entre, por ejemplo,
los adolescentes de clases sociales distintas.
Sobre la base de la reflexión,
de la autoconsciencia y comprensión de los procesos propios surgen nuevas agrupaciones,
nuevas relaciones entre dichas funciones y precisamente estas relaciones que
surgen en la base de la autoconsciencia y que caracterizan la estructura de la personalidad
nosotros las denominamos indicios terciarios... Todas las convicciones
internas, sean cuales fueren, las diversas normas éticas, unos u otros principios
de conducta se plasman, a final de cuentas, en la personalidad gracias a ese tipo
de relaciones. (Vygotski, 1928-1933/1996, p. 246, traducción nuestra)
Un aspecto relevante en este trecho es que la toma de consciencia
acontece por la operación de un mecanismo psicológico de carácter sintético,
terciario, que se expresaría, también, en una organización cerebral
determinada, tercera acepción del término consciencia en Vygotskiy.
2ª acepción:
como atributo. Vygotskiy califica diversas funciones o contenidos
psíquicos con el término consciente: es común encontrarnos ideas como concepción
consciente (Vygotski, 1995), memoria consciente, acto consciente; o como el
estado existente o inexistente de una relación de comprensión con la realidad
externa o vivencial. También utiliza la idea de estado psíquico consciente refiriéndose
al estado de vigilia de una persona.
3ª acepción:
como sistema psicológico en relación con el medio y con la propia persona. Un
tipo de mecanismo que se desarrolla y resulta en grados variables de toma de
consciencia que integra sistemas nuevos y antiguos de conducta. En palabras de
Vygotskiy (1934/2001a): “Para la psicología moderna, no es ninguna novedad que la
consciencia es un todo único y que las funciones particulares están
interrelacionadas en su actividad”. (p. 2), y “la consciencia se desarrolla
como un proceso integral, modificando en cada nueva etapa su estructura y el
vínculo entre las partes.” (p. 283), de este desarrollo resultan grados variables
de toma de consciencia. Luria (1988) utiliza el término sistema estructural con función semántica para explicar el concepto vygotskiano.
El mismo autor (2001a, p.204) destaca la necesidad del análisis objetivo de la actividad
consciente del paciente en el mundo. En su fase biológica, sintetiza la acción
de las funciones de la materia altamente organizada en el cerebro, expresión
subjetiva de la actividad cerebral (Vygotski, 1924-1934/1991).
Para Valsiner y Van der Veer (1996), es de Goldstein que Vygotskiy
toma prestada la idea de sistema funcional
como negación del antiguo localizacionismo cerebral, que daba a cada área encefálica
un papel desligado del todo de su actividad. Vygotskiy, alumno de medicina por
un cuarto período e instrumentalizado por los debates neuropsicológicos que desarrollaba
con su equipo, entiende que los principales cambios que distinguen las funciones
psíquicas superiores de las biológicas, inmediatas, son las relaciones interfuncionales, más que la modificación de las
funciones aisladas: la memoria asociativa funcionaría aisladamente; la lógica,
formando conexiones complejas con el raciocinio y la percepción. Tal como al
principio de su obra, la palabra sufre el impacto de todas estas funciones. La
formación de estas nuevas conexiones funcionales es mérito de las actividades
mediadoras. Para Vygotskiy (1931/1995), los fenómenos morfológicos y fisiológicos,
la forma y la función, se condicionan recíprocamente (p. 124). Podemos deducir
que tales estructuras, en un nivel de actividad más simple, serían las principales
responsables de las reservas naturales del psiquismo: el desencadenamiento del
instinto, la formación de reflejos condicionados, las reacciones intelectuales.
La primacía jerárquica quedaría en manos de las zonas responsables de la volición
y de la organización de la conducta basada en el habla, especialmente, de los lóbulos
frontales, pero las relaciones entre
centros corticales y subcorticales del cerebro serían de mutua influencia.
En la tercera acepción del término, la consciencia es, pues, un
sistema único psicológico, compuesto de las estructuras de conducta consciente
(sinónimo de funciones psíquicas superiores); verdaderas relaciones sociales
internalizadas como acciones, representaciones y palabras que, consideradas en
sí mismas, pueden ser tenidas como sistemas específicos – la consciencia es,
por tanto, una estructura compuesta de otras estructuras. Se desarrolla con
modificaciones de la estructura general y del vínculo entre sus elementos, los cuales
mantienen entre sí una relación dialéctica parte-todo, creada por la inserción
de los sujetos en las actividades sociales. Integrándose a nuevas actividades
humanas, las personas se apropian de las
funciones psíquicas superiores que las median: memoria, atención, lenguaje
oral, sentimiento, lenguaje escrito, etcétera.
Numerosas impresiones sensoriales bombardean al cerebro. Tales
impresiones son trabajadas por las funciones
psíquicas superiores, cuya actividad consciente consiste en atribuir sentido a
las impresiones sensoriales, en producir nuevas combinaciones de esas impresiones,
además de controlar las acciones. El carácter voluntario y creativo de la actividad
cerebral permite, así, decir que la realidad se refleja no solo en,
sino también por el cerebro. Este proceso se desarrolla gracias a la
mediación de la experiencia acumulada y sintetizada en el lenguaje: es con la
apropiación de los sistemas de significaciones históricamente desarrolladas que
las personas son capaces de ir más allá de las sensaciones, al generalizar la experiencia
en las palabras. Los signos son estímulos artificialmente creados para la
representación de los estímulos-objeto (cosas, personas) y para la acumulación
de experiencias acerca del medio: el camino del niño hacia la cosa, y de la
cosa al niño pasa por otra persona.
Un problema conexo al de la consciencia sería el de la inconsciencia
o lo inconsciente. Vygotskiy (1925/2001b) no negaba la existencia de lo
inconsciente y su influencia en la conducta, pero criticaba a Freud y el psicoanálisis
por su tendencia a sexualizar toda la forma del inconsciente y a hiperbolizar
este concepto, que merece mayor atención de lo que podemos dedicarle en este
momento.
En conclusión: este artículo procuró identificar el trayecto
histórico del concepto de consciencia en Vygotskiy. La importancia de la
socialización, los orígenes de la autoconsciencia en las relaciones sociales y el
carácter sistémico de este sistema psicológico son algunas características de
sus primeras ideas sobre la consciencia que se preservan en su concepción más
madura del término. En vivo debate con una psicología en crisis, lanzó los
fundamentos de una psicología marxista y libertaria, preservando contribuciones
importantes de la psicología rusa y de muchas otras luminarias.
Cabe todavía una nota sobre el destino histórico de las obras
del autor: después de la muerte de Lenin, en 1924, inició la disputa por el
poder en la cúpula del partido que terminaría con la expulsión de Trotskiy y
ascenso de Stalin (Reis Filho, 2003). Se acentuó la persecución ideológica en muchos campos del conocimiento:
varios discípulos de Vygotskiy, según Kozulin (1994), lo critican antes y
después de su muerte, creando una psicología basada en el concepto de actividad
práctica – pero la postura de Kozulin (1994), sin embargo, es blanco de gran
polémica, cuya exposición sale de los límites de este artículo. El estalinismo
atacará la paidología10
y cualquier iniciativa de educación
científica que se oponga al modelo escolástico, patriótico e ideológico del
momento; ahora, Vygotskiy era un entusiasta de cualquier avance de la psicología,
viniese o no de la Unión Soviética (Alvarez & del Río, 1991, p. xiv). La
ideología oficial, de modo similar al conductismo americano, veía con reticencias
la valoración del tema “consciencia” por el autor. Otra agravante habría sido la ambición de Stalin en ser un científico
del lenguaje. Resultado: Vygotskiy fue silenciado por cerca de 20 años después
de su muerte y, a partir de 1950, el pavlovismo se tornó en psicología oficial.
10 Ciencia general del niño, a la cual se alineaba Vygotskiy.
Pero Stalin muere en 1953 y, como respuesta al florecimiento del
cognitivismo norteamericano, se fortalece la temática del lenguaje como
“segundo sistema de señales” de la concepción pavloviana. La era estalinista es
puesta en jaque. A partir de ahí, son editados algunos libros de Vygotskiy,
como Pensamiento y Lenguaje (1956) y Psicología del Arte (1968), de acuerdo con
Alvarez y del Río (1991).
Otra censura a la obra vygotskiana, más insidiosa que aquella a
la cual fue sometida en la Unión Soviética, es la occidental. Esta se inició en
1962, fecha de la primera publicación de un libro suyo en occidente, capitaneada
por Bruner (1962): censura que consiste en la mutilación editorial, vaciamiento
político o simplemente confusión con otros enfoques como el cognitivismo,
constructivismo o construccionismo. Mas Vygotskiy es un autor marxista, aunque
muy lejos de extracciones deterministas del marxismo, como aquellas de Stalin o
Kautskiy. Sus palabras son pesadas al criticar la forma de vida burguesa y
entusiastas al planear una sociedad socialista, en que la consciencia del hombre
sobre su mundo, de sí mismo y de sus propias acciones deberá ser objeto de
estudio y contribución importante a la Psicología.
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