Este blog busca difundir algunas fuentes de la obra vygotskiana publicada en español, así como traducir algunos artículos editados en revistas y libros o bajados de la red; todo relacionado con Vygotski.

lunes, 9 de octubre de 2023

Namura

 

 

EL APORTE DE LA ESTÉTICA EN LA CATEGORÍA SENTIDO EN EL PENSAMIENTO DE VYGOTSKI

Maria Regina Namura

II Coloquio de Psicología del Arte: la correspondencia de las artes y la unidad de los sentidos, Universidad de Sao Paulo, 2007

https://es.scribd.com/document/374557706/O-Aporte-Da-Estetica-Na-Categoria-Sentido-No-Pensamento-de-Vygotsky

 

Correcciones al traductor de google: Efraín Aguilar

 

El camino tomado por la investigación para comprender la categoría de sentido en el pensamiento vygotskiano adoptó el procedimiento detallado por el propio autor: el análisis del subtexto, es decir, preguntar por la génesis y la intencionalidad de los textos. Este procedimiento implicaba la lectura de La tragedia de Hamlet, príncipe de Dinamarca, la primera monografía escrita en 1916 (1999) y la Psicología del arte publicada en 1925 (1998), obras poco discutidas en el escenario académico contemporáneo, para encontrar una contribución teórica que revelara el contenido de la categoría de sentido e iluminase la polémica instalada en la psicología social entre las vertientes del cognitivismo, el construccionismo y el materialismo histórico dialéctico.

La categoría de sentido puede aprehenderse a lo largo de la obra de Vygotski, pero está mejor sistematizada en el último capítulo del libro Pensamiento y habla [1934-2001], titulado ‘Pensamiento y palabra’. Vygotski hace numerosas referencias a poetas y obras literarias para mostrar que la reacción estética que provoca el arte es fundamental para que la psicología pueda explicar el comportamiento humano, y que el sentido, objetivado en palabras, es la categoría más importante de la conciencia: “el sentido real de cada palabra está finalmente determinado después de todo, por toda la riqueza de momentos existentes en la conciencia” [1934-2001, p. 466]. También en esta obra el sentido aparece acoplado al lenguaje y al pensamiento, a diferencia de la Psicología del Arte en la que aparece vinculado a la estética y el arte.

En el inconmensurable aporte que ofrece a la psicología la explicación de la génesis y constitución de las funciones psicológicas superiores, Vygotski enfatiza la mediación del lenguaje (de la palabra significativa) y las relaciones entre palabra y pensamiento en la configuración de la conciencia. Esta construcción ha promovido la interpretación del sentido como fenómeno lingüístico y minimiza la complejidad de la categoría de sentido que se venía construyendo en el análisis de la tragedia de Hamlet, príncipe de Dinamarca [1916-1999] y sistematizada en la Psicología del Arte [1925-1998].

Vygotski también postula que la conciencia no se agota en la palabra, y la dimensión semántica de la palabra, no agota la configuración del sentido, no contempla la totalidad de la categoría de sentido, porque no da cuenta del sentido del todo. Para comprender el significado profundo de esta afirmación, es necesario traer la estética, porque inserta las sensaciones y emociones que Vygotski definió como un reflejo en la conciencia, diferente al del pensamiento y el lenguaje, pero no lo excluyó; por tanto, la psicología del arte dilucida el enigma de los sentidos al incluir las emociones estéticas. “(...) para comprender esto, es necesario recurrir a la síntesis [psicológica] (...) a partir del sentido del todo”. [1925-1998, pág. 232]

Las reflexiones de Vygotski sobre el arte ayudan a comprender que el signo semántico es inseparable del signo estético. Existe una larga y compleja controversia en torno a la tradición estética de Vygotski que requiere ser entendida en términos de método y no de adscripción a alguna escuela literaria: la originalidad de la visión psicológica del arte es el reconocimiento del arte como técnica social del sentimiento, contemplando el fundamento socio-psicológico de la sociología marxista y el método analítico-objetivo que parte del análisis de los mecanismos del arte para llegar a la síntesis psicológica. Partiendo de estos pilares, al afirmar que el arte es un conjunto de signos estéticos destinados a despertar emociones en las personas, está proponiendo que el análisis de estos signos estéticos por el método analítico-objetivo recrea los fenómenos psicológicos que corresponden a los mecanismos del arte.

Esta concepción presupone el reconocimiento de la psique social [psicología del individuo particular] como objeto de estudio del arte y no del sujeto colectivo. Para ello, es necesario delimitar los campos de la sociología y la psicología del arte, y en ello es necesario superar la escisión subjetivo/objetivo y definir que la psiquis de un determinado individuo es efectivamente social y socialmente condicionada. La psicología del arte pretende conocer y establecer las leyes psicológicas que explican la influencia del arte en el hombre, la recepción de la obra de arte propiciada por la reacción estética y por la catarsis que revela la presencia del arte/estética en la constitución del sentido.

Centrándonos en los mecanismos de la obra de arte, su convención estética, se comprende su acción psicofísica sobre el funcionamiento mental del individuo, que la disfruta en un determinado contexto socio-histórico.

El análisis de la respuesta estética, por tanto, es la recreación de la psicología; corresponde a los procesos psicológicos que responden a la estructura de estímulo del arte, aprehende la contradicción dialéctica entre forma y contenido, dando una nueva cualidad a la dinámica de las relaciones entre materia y forma de la obra de arte, y permite establecer las leyes psicológicas que rigen la psicología del arte. Para Vygotski, la idea central de la psicología del arte es el reconocimiento del arte como técnica social del sentimiento.

Esta nueva cualidad de las relaciones entre materia y forma que articula la respuesta estética, tiene la propiedad o función de reconciliar los sentimientos opuestos en la conciencia del lector [síntesis psicológica] un momento de resolución y solución de la contradicción – la catarsis. La catarsis en la reacción estética, según la formulación de Vygotski, tiene un contenido diferente a la concepción psicoanalítica de la descarga de energía emocional y tiene una cualidad diferente al significado aristotélico de la catarsis, porque además de educativa, es transformadora.

La reacción estética es una reacción específicamente humana en respuesta a la contradicción subyacente en la estructura de la obra de arte, la contradicción entre forma y contenido. La contradicción suscita sentimientos opuestos, uno al otro, y provoca un “cortocircuito” que aniquila estos sentimientos; este fenómeno no se traduce en descarga emocional, sino en la complejización del pensamiento y de la vida afectiva que establece el sentido psicológico de la reacción estética, formula Vygotski.

La innovación del método objetivo-analítico, al aprehender la contradicción dialéctica forma/contenido, introduce el movimiento en el campo literario, contradice y supera los análisis estáticos de la estética oficial soviética, tanto los que hacen del arte una imitación o copia de la realidad, como los que interpretan la obra como una manifestación de la psicología del autor y/o del lector, es decir, ni el arte realista que pretende un paralelismo entre el sentido del arte y el sentido de la vida, ni el arte idealista y subjetivista con sus raíces esencialmente individualistas “según la cual el sentimiento que nace en un individuo se contagia a todos, se vuelve social”; por el contrario, sería más correcto decir que en el arte, la dialéctica entre lo individual y lo social, los aspectos más íntimos y personales de nuestro ser, se incorporan al gran círculo de la vida social.

 

El arte introduce cada vez más la acción de la pasión, rompe el equilibrio interior, modifica la voluntad en una nueva dirección, formula para la mente y revive para el sentimiento aquellas emociones, pasiones y vicios que sin él habrían permanecido indeterminados e inmóviles”. [1925-1998, pág. 316] “Sería más correcto decir que el sentimiento no se vuelve social, al contrario, se vuelve personal, cuando cada uno de nosotros experimenta una obra de arte, se vuelve personal sin dejar de ser social. [op.cit, pág. 315]

 

Por tanto, EL ARTE ES LO SOCIAL EN NOSOTROS, reflexión fundamental para la comprensión del sentido estético-ontológico.

El sentido en la psicología del arte anticipa la reconstrucción de la categoría de sentido en las relaciones entre significado, sentido, emociones, pensamiento y palabra sin dejar de ser social. Vygotski afirma claramente que la verdad del arte y la realidad está en una relación de tal complejidad que la realidad siempre aparece transfigurada en el arte, no es posible trasladar directamente el sentido de los fenómenos del arte a los fenómenos de la vida. Los análisis que así proceden muestran la incomprensión del fenómeno del arte como la estética estalinista

El sentido sólo es evidente cuando, al analizar “la estructura de los estímulos” [la obra de arte y sus mecanismos] se puede recrear “la estructura de las respuestas” [los correspondientes mecanismos psicológicos]. El psiquismo como tal no está en la obra de arte, es decir, no nos es dado directamente, sino indirectamente.

Esto es radicalmente diferente de la interpretación de los signos estéticos, como manifestación de la organización espiritual del autor o de los lectores, de las concepciones románticas y naturalistas del arte, es decir, supera las concepciones idealistas de la contemplación de la belleza, y las concepciones hedonistas del puro placer estético.

Los fundamentos de la psicología del arte se sustentan en la tradición aristotélica de la tragedia, en la reedición de la tragedia de Shakespeare y en el contexto del simbolismo ruso, y la formulación de la concepción psicológica de la actividad artística, máxima expresión de la actividad superior del hombre [funciones psicológicas superiores] transpone los límites puramente racionales, cognitivos y objetivos de la creación artística y la recepción del arte por parte del espectador/lector. En definitiva, la teoría de la reacción estética (técnica social de los sentimientos) involucra el arte y la estética en la constitución del sentido, a diferencia del texto Pensamiento y habla, que aparece ligado al lenguaje y al pensamiento.

A partir de la constatación de que el camino de Vygotski para aprehender el sentido como categoría fundamental de la conciencia -el microcosmos de la conciencia- para superar la escisión subjetivo/objetivo y definir que la psique del individuo socialmente condicionado señala el camino estético-ontológico y no sólo lógico-epistemológico del sentido entendido en su proceso y en la incesante conversión de lo social (y ético-político) a lo psicológico y viceversa, cuyo eje es la humanidad en su historicidad.

La particularidad inmersa en la procesualidad acerca nuestra tesis a los presupuestos de la estética y la ontología de Lukács. En el libro Introducción a una estética marxista (1978) trae la categoría de realismo y totalidad como fundamentos de lo social y lo humano y concibe la categoría central de la estética como la particularidad, mediadora de los complejos nexos causales de la realidad, la mediación entre lo singular y lo universal. En la Ontología del Ser Social, concibe el sentido como una necesidad humana y debe entenderse como una afirmación ontológica, que vincula la existencia del hombre, al movimiento del mundo y los hechos de la vida individual.

La dirección ontológica es el eje del debate epistemológico. Reiterando el principio de la totalidad y el materialismo dialéctico, Lukács afirma la existencia indiscutible de la objetividad del mundo exterior, independientemente de la conciencia humana. De ello se deduce que tanto la ciencia como el arte tienen el mismo marco objetivo, parten de la misma realidad y categorías para proporcionar auténticamente el conocimiento de las relaciones humanas esenciales y significativas. La ciencia y el arte son reflejos diferentes de una misma realidad, debido a la prioridad que se otorga a categorías específicas para cada ámbito: en la ciencia, la categoría de universalidad, en el arte, la superación de lo singular y lo universal, en la categoría de particularidad. El rasgo significativo que explica la centralidad de ambas categorías en la ciencia y la estética es su carácter antropomórfico y la naturaleza desantropomorfizante de la ciencia. “(...) en la ciencia todas las relaciones reales aparecen bajo una forma conceptual, abstractamente racional, mientras que en el arte aparecen a través de una representación sensible, inmediatamente evocadora”. [1967, pág. 107]

Es así como la teoría del reflejo y el realismo como método de creación artística superan simples determinismos de clase en la constitución de la subjetividad, solipsismos, hedonismos particularistas y producciones formalistas de sentido. Por el contrario, es la expresión de un hecho ontológico, como conocimiento sensible de formas de ser que se transforman [la historia de la transformación de las categorías]. Como dice Tertuliano, la cualidad de subjetividad constituyente se fundamenta en un “estudio original de la dialéctica entre subjetividad y objetividad, entre heteronomía y autonomía del sujeto” [2002, p. 45].

Este énfasis en el papel activo y creador del individuo es evidencia de que el realismo y la teoría del reflejo no excluyeron el factor subjetivo que Lukács admitió como un factor que a veces modifica e incluso decide la praxis social, concomitante con el carácter contradictorio de los modos de ser, es decir, aquellas condiciones en las que el hombre cumple sus propósitos, toma decisiones entre alternativas concretas, plantea posiciones teleológicas futuras y, al mismo tiempo, está constreñido por las necesidades sociales y las presiones que los individuos ejercen entre sí, en otras palabras, la dialéctica  entre la libertad y la necesidad.

Los caminos son diferentes, pero tanto la reflexión científica como la reflexión artística encuentran su punto de partida en las mismas contradicciones de la realidad social. La superación tanto de lo singular como de lo universal en particular refleja el carácter activo y creativo del sujeto en la lucha contra las formas actuales de alienación y expresa los movimientos más profundos, más secretos y de más difícil acceso de la subjetividad, las ‘síntesis’ afectivas e intelectuales realizadas por la “autoconciencia” que trascienden una experiencia empírica”. [Tertuliano, 2002. Pág. 17]

La estética lukácsiana permite una fructífera reflexión sobre la categoría de sentido como núcleo de la constitución del sujeto y la subjetividad en su concreción e historicidad. El arte basado en la relación del hombre con el mundo, cuyo efecto catártico suspende al espectador de su vida cotidiana y permite la comprensión de sí mismo y del mundo a través de la sensibilidad, traduce la misma especificidad de la formulación de Vygotski, que tampoco acepta la catarsis como pura descarga emocional, sino como proceso transformador de sentimientos y sentidos. En ambos, esta semejanza tiene un fundamento ontológico y un sentido propiamente humano en el valor estético que no puede diluirse en una comprensión genérica del signo ni en concepciones lógico-epistemológicas, sino como anunció Marx su interés por una epistemología del ser y no una epistemología sobre el saber del ser, es decir, la dirección ontológica del debate epistemológico.

La catarsis que promueve el objeto estético tiene una especificidad o una reflexión sobre la conciencia, que tiene el poder de hacer atravesar la sensibilidad, las emociones y los sentimientos, dando no sólo una dimensión semántica a la configuración de la conciencia, sino también una dimensión afectivo-emocional, liberadora y emancipadora. En este debate, la calificación de Lukács como ontólogo y esteta también caracteriza a Vygotski.

 

Consideraciones finales

 

De lo anterior, se puede inferir que el sentido formulado sistemáticamente por Vygotski como mediación y categoría psicológica, en Pensamiento y habla [1934-2001], tiene su génesis en la herencia estética que aportó a la psicología, revelada por el análisis del subtexto de sus reflexiones. También es destacable la formulación del sentido como la “suma de todos los hechos psicológicos” [1934-2001, p. 465], de la formulación que aparece en la Psicología del Arte como la “síntesis” psicológica, lo que permite pensar que la categoría sentido tiene implicaciones más profundas, que van más allá de la atribución de sentidos y significados del lenguaje y la comunicación humana, y no se fija a los postulados de la semántica de las palabras, aun cuando el propio autor advierte a sus lectores que el sentido se separa de la palabra, puede conservarse, superarse e incluso existir sin palabras.

Sin embargo, los estudiosos de Vygotski centran sus reflexiones y discusiones en las obras psicológicas per se y cuando se refieren a la Psicología del Arte lo hacen como si fuera parte de un pasado ya superado que poco tiene que aportar a la psicología, especialmente a la categoría de sentido, y se centran unilateralmente en los análisis semánticos, a pesar de la riqueza y diversidad de los aportes contenidos en ese acervo. Es importante señalar que la cualidad de ser del pasado, impuesta a la obra Psicologia del Arte, no es la más adecuada, ya que el momento de su producción y publicación ocurre en 1925, contemporánea, por tanto, al Sentido de la crisis de la psicología y a la Psicología Pedagógica publicadas en 1926; hay, por tanto, una intersección temporal en su producción artística y en la publicación de obras psicológicas.

Además, los hechos históricos demuestran que el arte nunca abandonó el escenario de Vygotski, éste se mantuvo interesado en el teatro; en los años treinta se tiene constancia de la publicación de un trabajo sobre la psicología del actor, conferencias impartidas y encuentros con directores y escenógrafos, principalmente con Eisenshtéin “para discutir cómo las ideas abstractas del materialismo histórico podían ser representadas en imágenes cinematográficas” [Cole, 1979].

Cuando permanecemos atentos a la trayectoria intelectual de Vygotski, rastreando la obra Psicología del arte, encontramos cierta disonancia en relación con la comprensión hegemónica y la interpretación exclusivamente semiológica de la categoría de sentido. El autor se esforzó por establecer, por sistematizar el campo de la psicología del arte, proponiendo categorías psicológicas para analizar los fenómenos psicológicos que configuran el sentido en relación al arte literario, inaugurando en este campo lo que actualmente es un tema recurrente en la estética, la recepción del arte.

El pensamiento dialéctico y la asunción del principio de totalidad, su inmersión en la filosofía, la sociología, la literatura, la estética y la lingüística, entre otras áreas del saber, sus presupuestos metodológicos y estético-ontológicos, desautorizan la discusión y énfasis en el abordaje exclusivamente epistemológico y semiológico de la categoría de sentido. Por el contrario, llevan a cuestionar el rumbo que se le está dando a la comprensión de la categoría sentido en la escalada del siglo XXI, que, al dejar en la sombra al materialismo histórico-dialéctico, impide una concepción social del hombre tal como la esbozan las teorías psicosociales críticas. Estas, al elegir el significado como matriz psicológica para comprender al sujeto, evitan caer en concepciones idealistas y diluir o cosificar el significado en las producciones mediáticas. La categoría de sentido no sirve para promover el individualismo exacerbado de las expresiones neoliberales como medio para alcanzar los fines económicos que atraviesan la sociedad de consumo y alejan al hombre de su génesis social y de la sociedad humana.

A pesar del énfasis dado a la actividad mediada por el lenguaje, y de su interés por la lingüística y los procesos de significación que surgieron con mucha fuerza en el espíritu de la época, Vygotski propone este camino sin abandonar el materialismo histórico-dialéctico, ya que, al proponer la mediación de los sentidos como método “objetivo-analítico” de la conciencia, se está desligando de las concepciones idealistas y naturalistas del sentido. Recordemos lo que se destacaba en los párrafos finales de Pensamiento y habla al postular que el sentido objetivado en las palabras es la categoría más importante de la conciencia, la culminación de la acción del ser social.

Finalmente, podemos cuestionarnos qué nos permite tomar este camino y esta interpretación, es decir, qué nos autoriza, dado el limitado acceso a los textos en la lengua de origen, a pretender socializar y dilucidar la constitución del sentido, su papel en la configuración de la conciencia, en la comprensión del hombre, en la construcción del sujeto o en la construcción de un “hombre nuevo”. La respuesta está en la expresión del propio Vygotski, “una nueva sociedad y un hombre nuevo” y reflexiones que llaman la atención sobre la importancia de comprender las emociones en sus conexiones con sistemas psicológicos más complejos y comprensivos, es decir, no sólo desde la perspectiva de la vida privada de una persona en particular.

 

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