Vygotski versus Freud: sobre el replanteamiento del
psicoanálisis desde el punto de vista de la psicología cultural-histórica
Ye.Yu. Zaviershnieva
En: Cultural-Historical
Psychology 2016. Vol. 12, no. 4, pp. 14—25
Traducción: Efraín Aguilar
El problema de estudiar la relación entre
las teorías de Vygotski y Freud
En un cuaderno inédito «Conferencia
sobre temas de investigación. 27—29 de octubre de 1933» Vygotski, al delinear
un plan de futuros trabajos, declaró: «Las perspectivas: sostener la postura
básica de Freud (psiconeurosis — resultado de un desplazamiento fallido, conflicto
del Yo y el Ello, las capas superiores e inferiores de la psique en el nuevo
sistema): Freud considera lo consciente a la luz de la doctrina de lo
inconsciente; nosotros— lo inconsciente a la luz de la doctrina de lo
consciente. Una nueva teoría de la psiconeurosis infantil. Ni redescubrir
América ni considerarla no descubierta. Quien quiera construir una psicología
científica debe ir por otro camino: Fr. no dio la doctrina de lo consciente; no
se puede agregar a Fr. a la doctrina de lo consciente; es necesario reconstruir
sus hechos y teorías en un todo nuevo».1
1 En adelante todas las selecciones de fuentes entre comillas
pertenecen a los autores de las citas.
Esta tesis, expresada en la
discusión del informe de la psicoanalista V.F. Shmidt en las «conferencias
internas», es un testimonio de primera mano que expresa la actitud de Vygotski
hacia la teoría de Freud. La tarea especificada en la tesis — el replanteamiento
del psicoanálisis en el contexto de la teoría cultural-histórica — ya fue
designada por Vygotski en 1925, en el prefacio al libro de Freud «Más allá del
principio del placer» (escrito con A.R. Luria [18]). Al analizar el prefacio, R.
van der Vееr señala que, para los autores, la única «variante aceptable de
anexión» era el estudio de los principios básicos del psicoanálisis y su
verificación a la luz de la propia teoría, pero la forma concreta de tal
anexión seguía siendo poco clara [34, p. 60]. En nuestro estudio tratamos
demostrar cómo esta tarea, formulada en 1925 como una pura declaración de
intenciones, gradualmente pasó a la categoría de resuelta, y la polémica de
Vygotski con Freud alcanzó el nivel de rivalidad potencial de los programas científicos.
La
discusión de la actitud de Vygotski hacia el psicoanálisis es básica debido a
las siguientes razones. En primer lugar, Vygotski y Freud sentaron las bases de
las dos direcciones más grandes, cada una de las cuales tiene una salida en la
metapsicología y es, en esencia, una práctica antropológica. A diferencia de
otros conceptos, donde se estudia funciones o procesos de procesamiento de la
información, esto es, una «persona sensible», dividida en elementos y
considerada fuera de la dimensión del significado; en estos sistemas se intenta
construir una ontología de la persona, una comprensión teórica de su «segunda
naturaleza» y su formación dirigida a través de la educación o la terapia. Sin
embargo las diferencias fundamentales en las bases de los enfoques hacen que su
unificación libre de conflictos sea imposible dentro del marco de la teoría
psicológica general, la que Vygotski intentó crear. En la tesis del informe de
Shmidt citada arriba, como en las tesis tempranas de «el problema de la consciencia»
(5.12.1932; [12, p. 156—167]), las teorías de Vygotski y Freud se oponen como
sistemas polares: psicologías de cumbres y de profundidades. La operación
aritmética de sumar cumbres y profundidades eventualmente dará cero (ver la
actitud crítica de Vygotski hacia el freudomarxismo [12, p. 330—331], por ello
la pregunta de con qué bases es posible el diálogo entre estos enfoques,
permanece abierta.
Pese a la
gran importancia del tema de la relación entre psicoanálisis y psicología
cultural-histórica, su investigación es muy escasa. La razón de esto es, por un
lado, la dificultad objetiva del trabajo metodológico sobre la correlación de
dos conceptos, cuyas bases no están completamente aclaradas y van más allá de
la psicología a la filosofía. Por otro lado, el análisis se ve obstaculizado
por el conocimiento insuficiente de los trabajos posteriores de Vygotski, en
particular, los estudios de la dinámica semántica de la consciencia. En ninguno
de los artículos hallados por nosotros, que trazan paralelos entre
psicoanálisis y el enfoque de Vygotski [19; 32; 33; 35 y otros], este último no
está representado como un todo único en su versión final de 1932–1934; para la
mayoría de los autores la contribución de Vygotski a la psicología se limita a
la teoría de la mediación del signo y a la monografía «Pensamiento y habla». Sin embargo cabe
señalar una tendencia positiva: el tema central de las intersecciones entre
tales concepciones — el papel del lenguaje y la sociedad en el desarrollo de la
persona, es discutido de alguna manera por todos los autores.
De modo
característico estos estudios se hicieron sobre todo en occidente durante los
años 1990 (tal vez dentro del boom Vygotski relacionado con la edición de las
obras escogidas de Vygotski en idioma inglés). Como regla general, las ideas de
Vygotski actúan como heurística proyectada en las posturas teóricas del
psicoanálisis o sobre los problemas de la relación entre analista y paciente.2 Pese a
la variedad de temas, estos estudios están «al tope»: estudian los vínculos
entre los enfoques a nivel de cuestiones individuales. La única investigación
que está en consonancia con la tarea, identificada por el propio Vygotski en
los años 1930, se llevó a cabo en el artículo de Е.V. Ulýbina, donde se
considera la posibilidad «de construir un único espacio teórico, en el cual un
análisis sustantivo adicional permite, en particular, considerar los fenómenos
descritos por Freud desde el punto de vista de la psicología cultural-histórica»
[28; p. 72]. Sin embargo, incluso aquí existe la misma óptica sesgada: las
obras del «periodo instrumental» están involucradas en el análisis, mientras
que los trabajos posteriores de Vygotski — y con ellos la teoría de los
sistemas semánticos dinámicos — permanecieron fuera del campo visual del autor.
Como resultado, los paralelismos más significativos de los enfoques permanecen
detrás de la escena, lo que lleva a una incompletud significativa del estudio
que, sin embargo, contiene una serie de ideas interesantes, expresadas no solo
en relación con el psicoanálisis ortodoxo, sino también con respecto a su
versión lacaniana.
2 En particular observamos la serie de estudios de А. Wilson y L. Weinstein, donde se analiza la relación entre
los conceptos de «transferencia» y «zona de desarrollo proximal», se considera
el habla interna como un medio de comunicación entre analista y paciente, y las
ideas de Vygotski sobre la naturaleza del pensamiento verbal se usan para expandir
el modelo topográfico del inconsciente [37; 38; 39].
Sin cuestionar el valor de la
investigación «al tope», proponemos otra en comparación con la línea general de
investigación extranjera: el aspecto del problema; analizaremos la dinámica de
la relación de Vygotski con la teoría de Freud, al confiar en fuentes publicadas
e inéditas, y luego pasaremos del plan histórico al teórico para repensar el
psicoanálisis desde la psicología cultural-histórica.
Dinámica de la actitud crítica de Vygotski
hacia el psicoanálisis en 1925—1931
La polémica de Vygotski con al psicoanálisis
se caracteriza por una serie de rasgos que atestiguan la situación excepcional
de Freud en el círculo de oponentes de Vygotski. Al debatir con representantes
de otros sistemas científicos, Vygotski se adapta al curso del pensamiento de
su oponente, lo sigue, revela los puntos de crecimiento de la teoría, luego la
refuta y da su propia explicación, más heurística, a los mismos hechos o
regularidades obtenidos en el marco de la reflejología, de la psicología
gestalt, de las teorías de W. Stern, J. Piaget, К. Коffкa, К. Levin y otros. Y
solo en el caso del psicoanálisis no observamos este juego intelectualmente
agudo y emocionalmente cargado (excepto tal vez en «Psicología del arte»). Ni
siquiera es que su fase abierta llegó demasiado tarde; por ejemplo, los
argumentos decisivos en la disputa con Коffкa sobre desarrollo infantil aparecieron
en uno de los últimos artículos de Vygotski [12, p. 238—290], una situación
similar ocurrió en la disputa con Levin [10]. La cosa es: en las obras publicadas
de Vygotski prácticamente no hay intentos de jugar en el campo del oponente,
probar su pensamiento, jugarlo, llevarlo al absurdo donde se ubicará la línea
básica de ataque, y hallar un grano de verdad en la cáscara de falsas hipótesis.
Hasta el punto de inflexión de 1932 Vygotski se limitó a la crítica «al
servicio» del psicoanálisis, que no crea los momentos de confrontación
inherentes a la crítica de otros enfoques.
El inicio
de la polémica se puede trasladar a 1925, cuando Vygotski expresa por vez primera su actitud hacia las obras de Freud y
sus reseñas son más bien laudatorias. En el prefacio antes mencionado al libro
de Freud, en el artículo de Luria «El psicoanálisis como sistema de la
psicología monista» [26] y en una nota analítica posterior «El problema del
psicoanálisis y el marxismo» (archivo familiar de L. S. Vygotski), que Vygotski
y Luria enviaron a la Sociedad rusa de psicoanálisis y al Instituto de
psicología en abril de 1927 (Fig. 1); el desarrollo del psicoanálisis en el
marco de la ideología marxista fue muy recomendado por los autores como un
campo de investigación prometedor. Citemos el pasaje final de la nota, donde son
destacados los aspectos positivos del psicoanálisis: «… comprensión dinámica de los procesos mentales (represión de
lo inconsciente, transformación de los afectos, influencia de los impulsos en
los procesos mentales, sublimación, etc.); materialista en esencia la consideración de toda la vida
mental como un desarrollo basado en el material primario (reducible como
resultado de procesos físico-químicos) de necesidades-impulsos; determinismo en la explicación de la psique y, por
último, procura dar una construcción objetiva de conceptos mentales con base en el estudio de procesos
inconscientes». Sin embargo, pronto cambia la postura de Vygotski, y critica
duramente no solo el artículo de Luria, sino también trabajos similares de
Zankind y Friedman [12, p. 328—333]. La «objetividad» de Freud desaparece de la
lista de sus fortalezas, como el «monismo», y «a través del sociologismo» de su
teoría, y el «materialismo en esencia» se
convierte ahora en el materialismo de un hecho que siempre se distorsiona en el
psicoanálisis mediante una interpretación idealista de este hecho.
Fig. 1. «El
problema del psicoanálisis y el marxismo». Fragmento del manuscrito, p. 1
El primer y último intento de
abrir la confrontación con el psicoanálisis en las obras publicadas en vida de
Vygotski, se puede rastrear en el capítulo IV de «Psicología del arte», donde
la principal crítica es la reducción errónea de la creatividad a la sublimación.
El rango de las críticas es muy amplio, la concepción de Freud se opone a su
propio punto de vista, que se refleja en la teoría de la catarsis del arte como
un sentimiento social, etc., pero «la anexión del territorio» se reduce a una
sola ley: Vygotski aprecia mucho la interpretación freudiana del fenómeno del
ingenio en los aspectos energético y económico, y afirma que los resultados de
su investigación están en cierta correspondencia con esta interpretación, aunque
la metáfora energética en sí misma le parece «algo arbitraria» [11, p. 294]. La
anexión a escala no sucede: pese a que toda la «Psicología del arte», de hecho,
es otra explicación de la creatividad, Vygotski está comprometido no
tanto en refutar al enemigo como a construir su propia teoría.
La
crítica a Freud en «Psicología del arte» contrasta con el prólogo a su libro, escrito
ese mismo año. Aparentemente en el proceso de escribir «Psicología del arte» la
incompatibilidad del psicoanálisis con la psicología marxista se hizo evidente
para Vygotski; además, como señalamos antes, «Psicología del arte» pudo
completarse en 1926 y a mediados de ese año aparecieron las primeras tesis de
la teoría cultural-histórica y halló la vía de su propia investigación [22]. De
un modo u otro el cambio está sucediendo, y otras fuentes probablemente fueron
las obras de V.N. Voloshínov [3; 4] en las cuales no solo se critica a Freud,
sino también a Luria, Zalkind, Friedman y otros freudomarxistas.3 La actitud de Vygotski hacia la obra de
Freud se vuelve más moderada y hasta 1932 le presenta la siguiente serie de
comentarios críticos:
1) Anti historicismo,
reflejado en la interpretación del desarrollo como epigénesis [11, p. 105—106;
16, p. 161—162];
2) Naturalismo
de la teoría, que considera «la psique humana como un proceso puramente natural»
[11, p. 103—104, 319; 14, p. 19—20];
3) Enfoque
dualista: Freud actúa como materialista cuando se apoya en los hechos y lucha
por su explicación determinista, y como idealista cuando trata interpretar los
hechos a partir de los conceptos filosóficos de Schopenhauer, Lipps y Herbart [ver,
por ejemplo: 12, pp. 136, 145— 146, 332; 13, p. 25];
4) Adopción
de leyes particulares para lo universal [11, p. 103; 12, p. 117—118; 6, p.
1033]; esta objeción toca el problema de la norma en psicología [ver 12, p.
293] y señala que en psicoanálisis el escenario neurótico del desarrollo se
toma como un tipo, y la norma es una variedad rara;
5) Oscuridad
del lenguaje científico, confusión del sistema conceptual [12, p. 333, 335];
6) «La
escasa capacidad de persuasión de los refuerzos reales» [ibid.], es decir, no el
descrédito del material fáctico, sino la debilidad y especulación de las
hipótesis explicativas [por ejemplo, sobre
la triada de rasgos del carácter anal ver: 16, p. 161];
7) Y, desde
luego, el pansexualismo y la fijación de lo simbólico -el lugar más común de la
crítica del psicoanálisis para toda su existencia [11, p. 103—104; 17].
3 El que Vygotski haya estado familiarizado con las obras de
Voloshínov se evidencia por una
cita a éste en su artículo «La psique, la consciencia y lo inconsciente» [9, p.
61].
Hasta cierto punto esta crítica era
estándar, esto es, reproducía las objeciones generalizadas al psicoanálisis. En esos años
llamar idealista al psicólogo «burgués» significaba casi con certeza no decir
nada nuevo o sustancial sobre él; la «dualidad» fue el contra argumento
universal de Vygotski, se volvió contra cualquier teoría del círculo oponente: apuntaba
a la manifestación de una crisis en psicología, explícita o implícitamente
dividida en dos campos ideológicos.4 El área en que Vygotski pudo en 1930 resistir
a Freud está bien fundamentado, se describe en los puntos 1 y 2, ya que en el
marco de la «psicología instrumental» creó la teoría del desarrollo de las FPS,
que explicaba el proceso de transformación de la psique natural con base en las
ideas del acto instrumental; pudo oponer su método genético al anti genético
del psicoanálisis e interpretar el papel de la sociedad en el desarrollo del
niño. Sin embargo a fines de la década 1920—1930 Vygotski no hizo esto.
4 De modo lógico Vygotski descubrirá posteriormente signos de
dualismo no solo en la versión «instrumental» de su concepto, sino también en
su versión posterior [21; p. 124, 129].
Hay elementos de confrontación en
«Historia del desarrollo de las funciones mentales superiores» (escrita a más
tardar en 1930), donde Vygotski no solo hizo una breve crítica — por un lado — al
psicoanálisis relacionada con su naturalización de la psique superior y la
subestimación del papel de la cultural en el desarrollo del hombre, sino que
también esbozó su concepto del desarrollo. Sin embargo aquí también Vygotski
resuelve sus propios problemas: los argumentos no están dirigidos a Freud, en
la parte principal de la monografía solo lo menciona brevemente dos veces, y el
único fragmento de polémica, que puede tomarse como «anexión» de hechos, se
relaciona con la discusión de la naturaleza de la amnesia infantil [14, p. 321;
ver también: 12, p. 148]. Es característico que Vygotski solo necesitara este
hecho del arsenal del psicoanálisis cuando discutía la pregunta clave del papel
del habla en el desarrollo de la mente.
En
apariencia, la controversia abierta con Freud no era parte de los planes de
Vygotski, y no podía tener lugar por razones obvias. La teoría del desarrollo
de las FPS en ese momento se extendía principalmente a las funciones cognitivas
y afectaba a la esfera volitivo-afectiva solo en la tangente. Vygotski no tenía
una teoría del afecto superior, no hubo periodización del desarrollo, la que
aparecerá en los años 1930, por no mencionar la teoría de la personalidad, que
nunca creó explícitamente. «Paidología del adolescente» (1931) atestigua la
aparición de nuevos intereses de investigación en el área de la psicología
clínica, pero el material fáctico sobre histeria, esquizofrenia y otras
enfermedades citadas en él se toma de otros autores. Tengamos en cuenta que las
publicaciones de 1930—1931 no reflejan que Vygotski, quien ya tiene muchos años
en la investigación del niño anormal (sordo-ciegos, niños mentalmente
retrasados), trabaja intensamente en la clínica y observa niños con
diagnósticos de neurosis, psicosis y de otro tipo. Hagamos hincapié que hasta
ahora no se ha hecho ninguna mención a ninguna de las prácticas de Vygotski, pero
el cuaderno «Clínica EDI» (1931) contiene descripciones de 37 historias
clínicas; en este documento describe dos casos en detalle (Коlia S., Naum P.), en
los cuales Vygotski logró eliminar un diagnóstico psiquiátrico de los pacientes
y lo reemplazó por un diagnóstico de «retraso del desarrollo». Ambos casos
ilustran la aplicación práctica de la futura «psicología de cumbres»: el punto
de partida es la personalidad del paciente, la posibilidad de su crecimiento y
la compensación del defecto mediante el desarrollo de la superestructura
cultural, la reorganización del sistema de las FPS al incluir conexiones
terciarias y relaciones de carácter.5
5 En el mismo año de 1931 tuvo lugar el primero de los informes «internos» que
conocemos, de V.F. Shmidt dedicado a la teoría psicoanalítica de las emociones,
a la cual Vygotski se opuso activamente afirmando la estrategia errónea de Freud al derivar
directamente las emociones superiores de las pulsiones (cuaderno «desarrollo anormal del niño», 1931).
Junto con la crítica formal,
Vygotski invariablemente expresa su respeto por el oponente en declaraciones
igualmente moderadas pero elocuentes sobre los logros del psicoanálisis. El
reconocimiento de los servicios de Freud por parte de Vygotski, en nuestra
opinión, es más informativo que la crítica de las deficiencias, ya que apunta
más a los problemas científicos (causalidad estricta, teoría genética del
afecto, carácter, personalidad) que coincidieron por todas sus diferencias en
su configuración básica. El psicoanálisis, según Vygotski fue progresivo en una
serie de aspectos, entre los cuales se destacan los siguientes:
1) El
estudio del problema de la correlación de lo biológico y lo social en el
desarrollo de la personalidad, la concepción del carácter como una
superestructura sobre un sistema de impulsos que tienen origen social [11, p.
29; 12, p. 96; 18];
2) El
desarrollo del principio del determinismo y el método indirecto basado en él, que
según Vygotski, lo necesitaba la psicología moderna: «El intento de Freud es continuar
las conexiones y dependencias significativas de los fenómenos mentales con el
inconsciente, sugerir que detrás de los fenómenos conscientes está el
condicionamiento inconsciente que puede restablecerse al analizar las huellas e
interpretar sus manifestaciones» [12, p. 136];
3) La
exploración teórica de nuevas áreas (lo inconsciente, la atracción a la muerte),
acompañada de atención a las «аnomalías», es decir, los hechos que al inicio
pusieron a la teoría bajo ataque, pero que posteriormente llevaron a su
renovación (por ejemplo, los sueños en las neurosis traumáticas) [11, p. 109;
12, p. 92, 336; 14, p. 59; 18]; 4) el estudio de las emociones en su desarrollo
[13, p. 428—429].
Sin
embargo, el hecho más elocuente de esta polémica no es la crítica y el
reconocimiento del mérito, sino el silencio. En nuestra opinión, la omisión más
importante se refiere a los intentos de Freud por trabajar en la esfera
semántica de sus sujetos con ayuda del habla (la única mención del análisis de
enlaces significativos se halla en la lista anterior, en el párrafo 2). Vygotski
sostiene que, desde el punto de vista teórico, aquí radica el punto débil del
psicoanálisis, cuyos representantes intentan supeditar la palabra al
inconsciente, esto es, al área declarada en teoría como un conjunto de procesos
no accesibles a la verbalización [12, p. 148]. Esta objeción no se revela: requiere
un comentario adicional que Vygotski no da aquí. Por ejemplo, que el habla en
el psicoanálisis se ve como un intermediario que permite al inconsciente
dispare brotes («descendencia») en la consciencia [29, p. 181—182], también
crea una zona de amortiguamiento del pre consciente y en realidad es un medio
de transformar la primera naturaleza en la segunda. La psicología moderna
señala aquí el punto de contacto entre los enfoques, sin embargo, Vygotski solo
tiene una indicación indirecta de esta circunstancia: «Freud, como Piaget, sostiene
correctamente que el habla juega un papel extremadamente importante en el acto
de la consciencia» [8; p. 244—245]. Tal vez los silencios se deben a que fue
precisamente a través de la mediación de la línea del discurso que tuvo lugar
el eje principal de la competencia de los enfoques. Con respecto a la
naturaleza verbal de la consciencia, Vygotski tenía conjeturas distintas que
tomaron forma hasta 1932, y desde ese momento aparece una antítesis decisiva en
la crítica del psicoanálisis.
La transición de la polémica de Vygotski
con Freud a la etapa de confrontación de los programas científicos (1932–1934)
A partir de 1932 en las obras y
conferencias publicadas de Vygotski aparecen, en el centro de la polémica, la hipótesis
del autismo primario del niño, la primacía ontogenética del principio del
placer y su oposición al principio de realidad [13, p. 36–37, 403, 442; 15, p.
313—314], y la teoría psicoanalítica, además del epíteto anterior de «metafísica»,
adquiere uno nuevo: «solipsista». Vygotski todavía escapa del choque con Freud al
polemizar con su «diputado» Piaget quien, de acuerdo con Vygotski, toma
prestados de Freud las hipótesis anteriores, lo que empeora significativamente
su posición teórica. Sin embargo, en algunos casos su propio punto de vista se
opone directamente al psicoanalítico: el niño es visto como un ser
originalmente social, en interacción continua con la realidad; en el contexto
de la polémica con el psicoanálisis este punto de vista se ve reforzado, en
particular, por el estudio del habla egocéntrica. Por primera vez, una
hipótesis «represiva» de la influencia de la sociedad y la cultura en el
desarrollo del niño recibe una refutación abierta; la comprensión
psicoanalítica del ambiente en su función de presión y limitación [13, p. 67] contrastó
la comprensión del desarrollo como cooperación del niño con el adulto. Su
propia experiencia en las líneas de la crítica anterior (anti genetismo, naturalismo
de la teoría de Freud) se usa muy rara vez, por ejemplo, en la discusión del
problema de las emociones superiores [13, p. 434—436], donde las posturas de
Vygotski no son lo suficiente fuertes como en el caso de otros procesos
psíquicos. Es curioso que continúe la puntual «lucha de contactos» en los
puntos calientes de su propia investigación (esto también se aplica a la
psicología del desarrollo: en los últimos años su vida Vygotski solo procede a
estudiar su determinación interna
e introduce las categorías fundamentales de zona de desarrollo proximal
y pieriezhivania). En particular, Vygotski afirma que Freud ignora el papel del
pensamiento en la formación de la personalidad y señala que el desarrollo de un
afecto superior no se puede explicar sin llamar la atención sobre el análisis
de los vínculos afectivos inter funcionales con el pensamiento, la imaginación
y el habla [13, p. 436, 446].
A medida
que la crítica a Freud se desvanece gradualmente, la polémica con él, necesaria
para estimular su propio pensamiento y reflejada en los registros personales de
Vygotski, solo se intensifica. Estudia la continuación de las recientemente
publicadas conferencias de Freud sobre introducción al psicoanálisis [31] (Fig.
2), conduce conferencias internas dedicadas a la teoría de Freud (1931, 1933) y,
lo más importante, descubre los puntos de apoyo en los que basa una explicación
competitiva, sin recurrir a la anexión del psicoanálisis, pero estando en la
línea de contacto con él.
Figura 2. Sinopsis
del libro de Freud «Neue folge der vorlesungen zur einführung in die
psychoanalyse» (1933), escrita por L.S. Vygotski. Fragmento (p. 3)
Por ejemplo, en las tesis sobre
el primer informe de Shmidt (el problema de las emociones, 1931) Vygotski
enumera sus desacuerdos con Freud: «1. Infradesarrollo = suspensión. 2. Desarrollo
antisocial. 3. Formas patológicas de la emoción. 4. <…> Pensamiento al
servicio de las emociones!!!» (ver el fragmento de «Paidología del adolescente»
donde señala que en la neurosis el intelecto y la voluntad están subordinados
al afecto [15, p. 168]) y da también su explicación clave — desde el punto de
vista del psicoanálisis — del mecanismo del desarrollo: «Represión: la emoción
se desconecta de la consciencia. Sublimación: las emociones tienen otro
objetivo. Ver sistemas y sublimación, represión: hay una parte de verdad en la
transferencia a otros sistemas». Sin embargo el programa concreto aparece más
tarde, cuando Vygotski delinea el esquema general de la teoría de la
consciencia. En las notas sobre el segundo informe de Shmidt («El problema del
desarrollo del niño psiconeurótico», 1933) ofrece su antítesis a las ideas freudianas
sobre la naturaleza del inconsciente: «3. Profundo — superficial — psicología
de cumbres. — El mundo externo es una fuerza hostil o una fuente de mayor
desarrollo (formas ideales). — Dominio de las primeras etapas del desarrollo. —
La luz prestada del inconsciente. — Desarrollo en Freud — implementación, modificación
y combinación de ingredientes. Neoformación. <…> 9. Principios básicos de
la psicología de cumbres (аcmeísta) contra la Tiefenpsichologie [psicología
profunda] (a veces prisioneros implícitos en esta última, pero el desarrollo es
explícito por nosotros): relación del Yo y el Ello, impedida en la
psiconeurosis, es un producto del desarrollo (de la consciencia) del Yo y su
relación con el mundo exterior; contra Lust- und Realitätsprinzip [principios
de placer y realidad]: su unidad; contra el naturalismo y la metafísica — pro
historicismo (naturaleza humanizada); el inconsciente surge del desarrollo de
la consciencia; consciencia del afecto; inmovilidad del pensamiento autista; no
la profundidad, sino las leyes de las cumbres determinan el destino de la personalidad;
contra la historia de lo más alto de la sublimación; contra la соnsciencia = la
percepción» [ver: 12, p. 166].
¿Qué
nuevas disposiciones de la concepción de Vygotski dan lugar a declaraciones tan
decisivas?
La
principal innovación fue el principio de la estructura semántica de la
consciencia, introducido en 1932; sobre esta base desarrolló la teoría de la
consciencia, cuya idea se refleja de modo fragmentario en sus obras publicadas
(«Pensamiento y habla», «El problema de la consciencia» y otras), así como en los
cuadernos. Al reconstruir esta idea, se puede decir que la consciencia es
considerada como una forma de relación activa con el ambiente y al mismo tiempo
como un formato especial de la relación de los procesos mentales. Vygotski preserva el
principio de la mediación del signo como parte de la nueva teoría; él argumenta
que este tipо de relación específicamente humana con el ambiente surge con el
uso del signo, pero si antes estaba interesado en la estructura externa de la
operación del signo, en los últimos años de su vida se preocupa sobre todo por su lado interno: el
significado. Vygotski muestra que la comprensión del mundo es posible gracias a
la unión del habla con el pensamiento, lo que nos permite ver el mundo como un
todo, donde cada evento se percibe en una conexión lógica con otros eventos (la
consciencia es «conocimiento en comunicación» [12, p. 165]). La riqueza de
nuestras ideas sobre el mundo, su orden y correspondencia con la realidad están
determinados por el nivel de desarrollo del significado de las palabras: «Los
pasos del habla son los pasos de la abstracción: los pasos de la consciencia» (cuaderno
«Мis observaciones», borrador de 1933 [ver también: 27, p. 116]) El mundo
interno también se construye a través de la reorganización de los procesos
mentales naturales; se vuelve más y más extenso y diferenciado a medida que la
persona conoce el mundo externo e interactúa con otras personas [para más
detalles ver: 20; 40]. En el aparato categorial de Vygotski también aparece la
noción de «campo semántico», que se define como un plan semánticо de
generalización; al explorarlo genéticamente, Vygotski demuestra cómo desempeña
en sus diferentes etapas de desarrollo su función principal de mediar en la
relación del hombre con el mundo y consigo mismo [5; 26], en particular, permite
llevar a cabo las funciones de transformación de la dinámica fluida del pensamiento
en la dinámica de la acción y es la base del comportamiento volitivo [para más
detalles ver: 23].
Al
expandir las posibilidades de su teoría, Vygotski también recicla el método de
Lewin del análisis formal-dinámico y su presentación del desarrollo de la
personalidad. En varios estudios Vygotski y colaboradores ofrecen descripciones
esquemáticas de la estructura de la personalidad y la dinámica de su
comportamiento, basándose en los métodos de diagnóstico de Lewin modificados
para sus propias tareas [1; 10; 27 y otros]. En estos trabajos han sido
seleccionado algunos planos análisis: sistemas afectivos, campo semántico, actividad
práctica, y se muestra que están determinados por leyes generales tanto en
aspectos estructurales como dinámicos. Los procesos dinámicos relacionados con
estos planos describen el modelo de acción libre y significativa que incluye
tres fases básicas: «1) transformación de la dinámica del campo psicológico, dinámica
de la situación en dinámica del pensamiento; 2) desarrollo y despliegue de los
procesos dinámicos del pensamiento mismo, su transformación inversa en dinámica
de la acción; 3) la actividad reflejada a través del prisma del pensamiento se
transforma en otra acción, significativa, consciente y, en consecuencia, arbitraria
y libre» [10, с. 444].
En este
modelo el afecto actúa como base energética de la acción libre, y la
característica central de la persona, su diferencia específica de otros
animales, es la propia capacidad de ser libre. Psicológicamente se entiende
como la capacidad de «elevarse por encima del campo», no solo del campo externo,
sino del campo semántico y el propio afecto. Reflejado en conceptos, el afecto
se realiza, se transforma y se relaciona de modo secundario con otros procesos
mentales en el nuevo sistema psicológico. De hecho, este es el proceso que
subyace a la formación básica de la personalidad, que se desarrolla a medida
que los procesos naturales «se cortan» y tienen la oportunidad de construirse a
sí mismos como una jerarquía de conexiones terciarias de la consciencia. Así, la
libertad de comportamiento se introduce en la teoría como característica
fundamental de la existencia humana. Esta posición, que raya en la filosofía
pura, determina la ontología de la persona en el enfoque cultural-histórico: establece
la noción de norma, que es el punto de partida para la investigación del
desarrollo anormal.
Es la
pérdida de libertad del comportamiento lo que caracteriza todas las
desviaciones de la norma, incluidos los trastornos neuróticos y psicóticos. Las
más graves formas de pérdida de esta capacidad son inherentes a la
esquizofrenia, que se define como «… un cambio patológico en la formación
del significado (el sistema semántico de conexiones y organización de la
consciencia) y el deterioro de las conexiones funcionales dentro de la
consciencia (cuaderno «El problema de la psicología de la esquizofrenia», no
antes de 1932), causado por la desintegración del modo de comunicación del
hombre con el mundo y consigo mismo. En el último año de vida de Vygotski su
grupo científico tiene éxito en la realización de investigaciones de algunas
formas nosológicas [1; 7; 27 y otros]; metodológicamente estas investigaciones fueron
también construidas desde el punto de vista de la psicología de cumbres: peculiaridades de los sistemas afectivos, estructura
de la personalidad de los pacientes, naturaleza de su interacción práctica con
la realidad (tipos de estructura, su diferenciación, permeabilidad de límites, rigidez
o, a la inversa, labilidad patológica de los procesos dinámicos) fueron
estudiados en su especificidad, comparados entre sí, pero la especificidad de
la enfermedad se reveló en el contexto de la norma [para más datos ver: 24].
Obviamente,
la introducción de las categorías y métodos arriba mencionados fortaleció
notablemente la posición de Vygotski en la discusión con el psicoanálisis. A
diferencia de la ontología freudiana, que describe la personalidad neurótica en
este o aquel modo de no libertad, obligado a buscar un compromiso entre las
demandas del medio y sus propios impulsos Vygotski propuso un punto de vista
diferente del hombre, del cual todas las leyes de su desarrollo están, de
alguna manera, conectadas con su capacidad de ser libre. En esta ontología el «ideal
del hombre» freudiano puede ser visto como una versión distorsionada de la
norma, ya que la huída a la enfermedad es posible solo como fracaso de las
soluciones libres. Parecería que aquí hay una zona potencial de
reinterpretación de las posiciones de Freud desde el abordaje
histórico-cultural (como las posturas del «caso especial» en relación con las
leyes generales), pero esto debe hacerse con la mayor precaución, ya que tales
cuestiones en la ciencia no se resuelven а nivel de principios superiores: deben
chocar no conceptos filosóficos, sino hipótesis científicas (ver: I. Lakatos
sobre la imposibilidad de una refutación directa del núcleo duro de los
programas científicos [25]). Además, la relación entre normal y patológico es
una de las preguntas más difíciles no resuelta hasta hoy.6
6 En 1931 Vygotski, al
participar con un escrito en la reunión «Sobre la relación entre la psicología
moderna y la psicopatología» en la cual discutía el principio de la unidad de
las leyes del desarrollo y la desintegración de la mente (cuaderno «Desarrollo
anormal del niño»), se enfrentó a una aguda crítica del colegio de expertos; incluidos
los conocidos psiquiatras S.V. Кrаits, I.D. Sаpir y B.D. Friedman, afirmaron todos
que no existen leyes generales para la norma y la patología, y que la
especificidad de la enfermedad no puede eliminarse completamente de la norma, y
esto era verdad.
Notemos que para Vygotski
responder a la pregunta por qué una persona es libre y otra no (parafraseando
de modo psicoanalítico: por qué una escoge еl camino de la sublimación y la
otra entra en la enfermedad) no significa referirse al axioma de la libertad, sino
considerar genéticamente el desarrollo de la personalidad: «La libertad no se
da, sino que se establece. Ella… se logra en una lucha interna difícil.
<…>. No es al principio, sino al final del camino del hombre» (nota «Hacia
spinoza», 1933). La postura sobre la libertad se justifica a partir de otros
principios del núcleo duro de las concepciones de Vygotski, en particular la
postura que una persona se convierte en persona (sinónimo: llegar a ser libre) en
la medida que aprende a hablar y a pensar (más preciso, a pensar hablando). El
habla crea un marco para el ser humano; al impregnar su pensamiento, el habla
le lleva a la existencia y le da la oportunidad de hacerse realidad en el
pensamiento y en la acción. Y aquí se descubre un campo potencial más de diálogo
con el psicoanálisis (en particular con su versión lacaniana).
Se ha
señalado repetidamente que el psicoanálisis, de hecho, es una terapia racional
de la consciencia, pero en sus esquemas explicativos tanto el pensamiento como
la autoconsciencia se toman entre paréntesis como un valor constante: se usa, pero
no se explica. Aquí hay una cita del cuaderno «Los relámpagos del pensamiento
de Spinoza» (no antes de 1932), en la que Vygotski conecta su postura сon la
filosofía de Spinoza: «Freud: tratamiento de la consciencia, conexión
con el afecto y los deseos. [En los márgenes hay una marca con una flecha que
señala «Freud»]: Nuestras investitgaciones sobre los conceptos en la línea
spinozista. <…> El concepto de afecto es un estado activo y es libertad.
Libertad: аfecto en el concepto» [para más detalles ver: 24, p. 91–93]. Es
esta capa de mediación de la teoría freudiana la que no se ha introducido, así
como la cuestión de por qué el habla es capaz de hacer cambios en la mente del
paciente.
Esta
circunstancia recuerda, en particular, la caracterización de P. Riker quien
llamó a la teoría psicoanalítica «energía ingenua» y a su lenguaje descriptivo
«lenguaje de la hidráulica mental», аsí como la declaración de L. Binswanger, quien
consideraba el psicoanálisis como conocimiento no consciente de su logos. La opinión
de Binswanger también fue compartida por Vygotski [12, p. 335]), quien puso la
consciencia y el pensamiento hablado en el centro de su concepción y los
investigó experimentalmente.
Al
considerar el desarrollo de la psique superior a través del prisma de la
dinámica semántica, Vygotski extendió el punto de vista de la «cumbre» y el
problema del determinismo. Ya en 1930 discutió la importancia progresista de la
teoría de Adler, quien logró demostrar que los objetivos pueden ser más
importantes que las causas [17, c. 75] (ver la conocida expresión de V. Frankl:
«… las razones son empujadas, los objetivos son atraídos»). El psicólogo debe
comprender no solo por qué el
neurótico se dirige hacia la enfermedad, sino para qué lo hace, en
particular para responder a las preguntas relacionadas con el determinismo del desarrollo,
yendo así del pasado como del presente, y del futuro. En el enfoque de Vygotski
esta determinación se da a través del concepto de ZDP y de una forma ideal del
desarrollo.
Al
reconocer el papel mediador central de la palabra en la formación del hombre,
Freud y Vygotski ofrecen ideas diametralmente opuestas sobre su ingreso en la
cultura: el psicoanálisis acentúa su lado traumático, asociado a la pérdida de
su objeto de deseo y la posterior búsqueda de lo perdido; la psicología
cultural-histórica su lado de apoyo, apertura y transformación del ser humano
en palabras y en cooperación con otras personas. Lo social, de acuerdo con
Vygotski, es la principal fuente
que genera los medios del desarrollo y sus muestras [2, с. 122—123; 8, с.
83—88]. La cooperación del niño con el adulto en la ZDP no está libre de
problemas, es tan dramática como el desarrollo mismo ya que ni los medios ni
las muestras son prestados automáticamente por la persona. La refracción de la
influencia del exterior es posible solo a través de lo interno, a través de la
experiencia, que aparece en el abordaje de Vygotski como unidad de investigación
de la personalidad y su situación de desarrollo social. Agregamos que la
personalidad determina eventos significativos, no reducibles a traumas
del niño o traumas en general, y que la formación de la personalidad continúa
en la edad adulta donde, idealmente, tiene lugar un acto basado en la libre
elección.
Y sin
embargo, incluso con todas las innovaciones, es prematuro hablar de una
discusión a gran escala con el psicoanálisis. La teoría de la consciencia como
un sistema semántico dinámico y la idea de una acción libre y significativa se
le dieron a Vygotski como un boceto, su reconstrucción requirió que reuniéramos
cuidadosamente «las piezas» individuales diseminadas en publicaciones y notas
personales. Podemos decir que la última versión del enfoque de Vygotski quedó
en la etapa inicial de su elaboración. Carece de teorías explícitamente
formuladas del afecto (es decir, emociones y motivaciones) y de la personalidad,
sin las cuales la polémica con el psicoanálisis es imposible, así como también
de hipótesis detalladas sobre la naturaleza de lo inconsciente; en términos
prácticos, es imposible no mencionar el problema de las aplicaciones
psicoterapéuticas. Además, también es difícil comparar los enfoques, porque su
arquitectura no ha sido aclarada por completo. Idealmente, para poner en
contacto estos enfoques, es preciso recrear sus postulados metapsicológicos, sus
posturas teóricas básicas, operar sus hipótesis de nivel medio, técnicas y
prácticas de observación, pero esto parece difícil de lograr. Y sin embargo, al
menos podemos preguntarnos qué podría oponer Vygotski al modelo tópico, dinámico
y económico de la psique propuesto por Freud. ¿Se podría deducir del trabajo de
Vygotski otra explicación de la naturaleza de lo inconsciente y sus síntomas
básicos (neurosis, parapraxis y sueños)? ¿Su punto de vista es capaz de dar una
teoría de las psicosis que tenga más poder explicativo que el concepto de
narcisismo secundario? Estas preguntas van más allá del alcance
de este artículo, pero planeamos analizarlas en la continuación de nuestra
investigación.
Conclusión
El análisis llevado a cabo en
este trabajo muestra que la actitud de Vygotski respecto a la teoría de Freud
reflejaba una coincidencia de sus intereses de investigación y sus aspiraciones
a construir una ciencia basada en el análisis genético del desarrollo de la
personalidad. Si tomamos en cuenta otros cruces con respecto a la naturaleza
social de la personalidad y el papel del habla en su desarrollo, queda claro por
qué Freud fue una de las principales figuras del círculo de oponentes de
Vygotski. Mostramos que la dinámica de la relación de Vygotski con el
psicoanálisis estaba determinada por la lógica interna del desarrollo de la
psicología cultural-histórica, y que esta actitud adquirió características de
confrontación de programas científicos en 1932—1934.
El
espacio para la polémica entre los enfoques surgió debido a la metáfora
energética, que Vygotski usó como «puente» metodológico: primero en «Psicología
del arte» y después en los trabajos que reinterpretan varias tesis de la teoría
de Lewin. No sabemos si Vygotski planeó retener esta metáfora como parte su
programa científico o aplicarla como un medio ad hoc, sin embargo su papel progresista es obvio, pues facilitó el
surgimiento de un diálogo — de hecho, un polílogo — en el que participaron los
tres principales enfoques psicológicos de esa época en ausencia. Sin embargo,
cabe señalar que plantea una serie de problemas de carácter filosófico-metodológico
respecto a su aplicabilidad en
psicología, así como la metáfora del campo, que sirvió como puente entre las
teorías de Vygotski y Lewin [20, p. 123—126].
Añadimos
que el diálogo de Vygotski con otros sistemas científicos se desarrolló de
acuerdo con el esquema propuesto en sus primeros trabajos metodológicos, donde
se negaba la posibilidad de anexión directa de otros sistemas científicos: «Quien
toma el pañuelo de un extraño, toma el olor de otro; quien toma de los
psicoanalistas — el estudio de los complejos de Jung, la catarsis de Freud, la
instalación estratégica de Аdler — toma buena parte del olor de esos sistemas, es
decir, el espíritu filosófico de los autores» [12, p. 329]. Detrás de cada
hecho y regularidad, según Vygotski, está no solo una técnica de observación o
una hipótesis empírica, sino una teoría como un todo. Desde este punto de vista,
es razonable preguntar ¿cuánto es necesario tomar de la teoría construida sobre
una versión «represiva» de la cultura, en presencia de su propio concepto, donde
el papel de la cultura se entiende de modo fundamentalmente diferente? ¿Es la
anexión, por ejemplo, de la historia del pequeño Hans en quien postulados e
interpretaciones inaceptables desde el punto de vista histórico-cultural están
inextricablemente entrelazados? Como muestra el análisis de las obras de
Vygotski, los casos de anexión abierta de áreas psicoanalíticas en ellas son
únicos (amnesia infantil, ingenio); se refieren más al cinturón defensivo de la
teoría del oponente que a su núcleo, o se limitan a principios técnicos tales
como el principio del desplazamiento o la regresión. Pero incluso estos hechos
y principios, mínimamente cargados ideológicamente, no se toman prestados de
modo inalterado, sino que están sujetos a reconsideración y «retirada», es
decir, reciben una nueva interpretación desde el punto de vista cultural-histórico.
Subrayemos
que la polémica de Vygotski con Freud, Lewin y otros oponentes es un modelo de
interacción de abordajes, que prácticamente no tiene análogos en la historia de
la psicología. Desde hace tiempo se observa que el desarrollo de la psicología
se desvía significativamente de los esquemas propuestos, por ejemplo, Popper o
Lakatos: los programas científicos no luchan por mejor explicación y no se
desplazan entre sí. En general para la psicología, la situación del cisma (F.Е.
Vаsiliuk) es más típica cuando los contactos entre las direcciones individuales
no son intensivos, y un experimento crítico es una práctica común. Pese a que
las anomalías juegan un papel importante en el desarrollo de los programas
científicos, no conducen a eliminar la teoría incluso en los casos más atroces
(ver la pregunta sobre la paradójica «viabilidad» del psicoanálisis, que se
desarrolla pese a muchos años de duras críticas [30, p. 436—438]). A este
respecto llama la atención la estrategia científica de Vygotski, que no buscaba
desplazar las teorías de sus oponentes, sino crear para ellas un espacio de
diálogo donde los fundamentos de estas teorías podrían ser aclarados. Era muy
consciente de la naturaleza del pensamiento, que surge como una descarga
eléctrica, en presencia de una diferencia de potenciales en dos polos; necesitaba
un conversador con una visión diferente de la naturaleza de las cosas. Precisamente
llamó a Freud una de las mentes más intrépidas de nuestro tiempo [18, p. 3]: el
estilo de pensamiento del fundador del psicoanálisis determinó la capacidad de
ver una anomalía en el caos del material fáctico, y la capacidad de hacer
preguntas que tienen un potencial heurístico, y la tenacidad en la defensa de
los propios puntos de vista. Los trabajos de Freud, escribió Vygotski, enseñan
a buscar la verdad, que es mucho más importante que la presentación de
verdades ya hechas [12, p. 336]. Empeñado en una polémica con tales interlocutores
como Freud o Lewin, Vygotski creó paso a paso la psicología histórico-cultural,
pero fue una lucha no tanto por su concepción, sino también por la psicología,
en la que la «eliminación» del punto de vista del oponente no significaba su destrucción,
sino la inclusión en un contexto más amplio, en el límite, en la teoría
psicológica general. Por ello la continuación de esta polémica nos parece una
de las tareas de la psicología en su presente y futuro.
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