LA HISTORIA DE LAS FUNCIONES CEREBRALES
Luciano Mecacci
Cervello e storia. Cap. III. Il "salto dialettico", Editori Riuniti, 1977, pp. 60-66.
Traducción: Efraín Aguilar
El problema de la relación entre fisiología y psicología, según el punto de vista del materialismo histórico y dialéctico, fue de manera original abordado por Liev S. Vygotski (1896-1934). Este gran psicólogo, fundador de la escuela histórico-cultural, trató el problema en varias obras pero sobre todo, y desde un punto de vista más general, en la Historia del desarrollo de las funciones psíquicas superiores (escrita entre 1930 y 1931, y publicada por vez primera en 1960) y, desde un punto de vista más técnico, en un par de artículos, El problema del desarrollo y la disgregación de las funciones psíquicas superiores, y La psicología y la teoría de la localización, escritos en 1934 poco antes de su muerte.
Vygotski no pudo verificar, por su muerte prematura, su propia concepción de la localización cerebral de las funciones psíquicas superiores, y las primeras investigaciones experimentales emprendidas en la clínica neurológica de Moscú permanecieron inconclusas. Pero sus tesis fueron continuadas y sucesivamente desarrolladas por su amigo y colega Luria, y han tenido más influencia sobre la investigación en los años recientes que al momento de su elaboración. Parece, incluso, que discutir a Vygotski en este capítulo, más que en aquel dedicado a la neuropsicología de los últimos años, sería lo apropiado para mostrar cómo su teoría se inserta en las discusiones de 1920 y 1930, y cómo sobresale por la originalidad de sus ideas y la anticipación de problemas actuales.
Según Vygotski, el estudio de las funciones psíquicas superiores no puede ser abordado con los métodos reduccionistas propuestos por la reflejología de Béjtieriev, por la reactología de Kornílov, por la teoría de los reflejos condicionados de Pávlov o por el conductismo. Estas teorías se basan en una concepción estímulo-respuesta de los procesos psíquicos. Si tal concepción puede ser válida para explicar los procesos psíquicos elementales, como la formación de un reflejo condicionado, es inadecuada para explicar procesos psíquicos superiores, como el lenguaje.
El desarrollo de las funciones psíquicas superiores “no puede ser explicado, en efecto, por la simple complicación de la relación entre aquellos estímulos y aquellas reacciones que son ya dadas por la psicología animal y ni siquiera por el simple crecimiento cuantitativo de tales relaciones. Su núcleo es a veces un salto dialéctico que comporta una mutación de calidad del mismo tipo de relación entre estímulo y respuesta” (cursivas del autor). El cambio de calidad se origina por la introducción, en las funciones psíquicas superiores del hombre, de un elemento fundamental, el "estímulo-medio".
Entre los ejemplos dados por Vygotski en su Historia para esclarecer el concepto de "estímulo-medio" recordamos aquel relativo al asno de Buridano. Frente a dos sacos iguales de heno, uno a la derecha y otro a la izquierda, el asno que sin embargo está hambriento no se decide y muere de inanición. Los dos estímulos equivalentes (los 2 sacos) producen dos reacciones "iguales pero de dirección contraria" y el comportamiento del animal se inhibe. En una situación análoga, frente a la más completa incertidumbre, un hombre puede lanzar una moneda y en base al resultado escoger entre dos estímulos. En otras palabras el hombre produce por su iniciativa un estímulo que instaura una nueva relación estímulo-respuesta, de tal modo que propicia el desarrollo del proceso comportamental.
Precisamente "la presencia de estímulos creados junto a aquellos dados -escribía Vygotski- es la característica distintiva de la psicología del hombre". Los "estímulos creados" para dirigir y regular el comportamiento son varios y multiformes ("el lenguaje, las diversas formas de numeración y cálculo, los medios mnemotécnicos, la simbología algebraica, las obras de arte, la escritura, los esquemas, los diagramas, las cartas, los proyectos, todos los signos posibles, y así en general").
Un experimento de A.N. Leóntiev (1903-1979) terminado bajo la dirección de Vygotski, una de las primeras investigaciones experimentales de la escuela histórico-cultural, demostraba por ejemplo, la importancia de los estímulos-medio en el desarrollo de la atención voluntaria. El experimento era dividido en 4 fases, cada una compuesta de una serie de dieciocho preguntas diferentes, de las cuales siete concernían al color de objetos. En la primera fase venía simplemente la pregunta del color. En la segunda fase debía responderse a la pregunta sobre el color observando 2 reglas: no responder dos veces con el mismo color y no responder con dos colores indicados por el experimentador. En la tercera fase, se mantenían estas dos reglas pero los sujetos podían ayudarse con una serie de nueve cartones coloreados. La cuarta fase era análoga a la tercera y se la empleaba cuando los sujetos no podían superar ésta.
Leóntiev examinó cuatro grupos de sujetos de diversa edad (5-6, 8-9, 10-13 y 22-27 años). La primera fase, aquella sin reglas, se resolvía bastante fácil por todos los sujetos. En la segunda fase, en la que se debían observar las dos reglas, resultaron diferencias gruesas entre los grupos de sujetos. La destreza mejoraba con la edad. Pero el resultado más interesante fue que la destreza mejoraba mucho en la tercera fase con la introducción de los cartones. Esta mejoría comenzaba a ser significativa en los niños de edad escolar (8.5 años como promedio de la muestra). Estos niños colocaban aparte los cartones con los colores "prohibidos" y aquellos con los colores ya dichos una vez. En cada nueva respuesta ellos consultaban, por decir así, los cartones puestos aparte y procedían a dar la respuesta correcta. Con la ayuda de estos estímulos externos o estímulos-medio, los sujetos podían concentrar mejor su atención, observar mejor las reglas del juego y, en definitiva, producir un comportamiento más eficiente.
En la edad adulta el uso de los instrumentos-medio no es tan significativo como en la edad precedente. El adulto guía su propio comportamiento recorriendo los estímulos-medio internos, a signos verbales. Ahora ya ha interiorizado las reglas del propio comportamiento. Al contrario, es en los primeros estadios del desarrollo psíquico cuando es fundamental el instrumento de los estímulos externos y auxiliares para regular y controlar el comportamiento.
Desde el punto de vista neurofisiológico el salto cualitativo representado por la introducción de los estímulos-medio significa la formación de nuevas conexiones cerebrales. La diferencia entre las conexiones cerebrales formadas por procesos como los reflejos condicionados y este nuevo tipo de conexiones debe ser aclarado. "En un caso -dice Vygotski- la conexión temporal se instala gracias a la coincidencia de dos estímulos que obran de modo contemporáneo sobre el organismo; en el otro el hombre mismo crea una nueva conexión temporal en el cerebro mediante el enlace artificial de dos estímulos". No se trata del desarrollo de nuevos "centros" cerebrales o del nacimiento de células nerviosas particulares, sino de la formación de nuevas conexiones funcionales entre centros preexistentes desde el nacimiento.
La posibilidad de dar origen a estas nuevas relaciones funcionales intracerebrales, esta plasticidad funcional, es la peculiaridad del cerebro humano. Las áreas altamente especializadas del cerebro establecen relaciones funcionales entre sí durante la ontogénesis, dependiendo de la manipulación ambiental más que de la maduración orgánica. Funciones primarias como la percepción visual, la percepción auditiva, la atención, etc., que dependen de la actividad de centros cerebrales especializados, desarrollan nuevas relaciones entre sí dando lugar a funciones psíquicas más complejas.
El lenguaje tiene un papel fundamental en este aumento de complejidad porque permite "ligar" funciones elementales, por ejemplo la visión y la memoria, de modo más complejo pero mejor responsivo a la finalidad adaptativa. La percepción a los colores, es un proceso elemental del que un niño está dotado desde los primeros momentos de la vida. Con el desarrollo del lenguaje este proceso se hace más complejo porque los colores vienen a ser identificados verbalmente. Los objetos pueden ser discriminados tras la indicación del color, agruparse en base al color común, etc. De tal modo la percepción de los colores no es más un proceso autónomo, sino que depende del lenguaje.
Esto significa, desde el punto de vista neurofisiológico, que los centros cerebrales encargados de la percepción a los colores entran en conexión con los centros del lenguaje. Esta nueva relación se desarrolla en la ontogénesis con la adquisición por parte del niño de "señales verbales". Ahora el niño está en posibilidad de efectuar nuevas operaciones y de mejorar las precedentes valiéndose del instrumento del lenguaje. Pero la adquisición de este formidable instrumento, y de ahí la posibilidad de crear nuevas relaciones funcionales intracerebrales, depende de las relaciones instaladas a partir del nacimiento entre el niño y el ambiente, en particular la familia.
El cerebro desarrolla nuevas formas de regulación del comportamiento y de intervención sobre la naturaleza dependiendo de los estímulos de origen histórico-cultural que provienen del exterior. La adquisición del lenguaje equivale a la apropiación de contenidos y de valores culturales transmitidos por la especie humana de generación a generación.
La relación entre funciones elementales y funciones superiores se modifica en el desarrollo ontogenético. Mientras en un primer estadio las funciones complejas se instalan dependiendo de la reorganización funcional de aquellos elementos, en un segundo estadio la relación se invierte y las funciones elementales dependen de las superiores. Así, la percepción de colores y formas está fuertemente canalizada en las categorías de denominación verbal que poseemos, y cada discriminación subsecuente más allá de las categorías conocidas ("rosado", "rojo", "anaranjado", etc.) viene con el auxilio de otros "códigos verbales" ("entre el rojo y el anaranjado", etc.).
Esta inversión de la relación entre funciones elementales y funciones superiores tiene un alto significado para la clínica. Las lesiones que suceden antes del estadio de maduración, que lleva por ejemplo a la adquisición del lenguaje, bloquean la reorganización general de las funciones elementales que se sabe habrían superado este estadio. Lesiones de tal tipo llevan a trastornos generales de los procesos psíquicos. Lesiones que suceden después de tal estadio alcanzan a veces procesos psíquicos específicos con consecuencias más o menos graves según la región cerebral afectada.
Como se ha dicho, estas tesis de Vygotski sobre la organización cerebral de las funciones psíquicas superiores y sus disturbios consecutivos a lesiones no fueron desarrolladas por él. De cualquier modo, permanecía la idea fundamental de un "crecimiento" de las funciones cerebrales en el curso del desarrollo ontogenético y la posibilidad de delinear su verdadera "historia", estrechamente relacionada con la historia individual.
La concepción de Vygotski no miraba el "modo" concreto como se daban las conexiones funcionales en el cerebro, terreno de indagación que él reconocía era de la fisiología. Su teoría precisaba que, independientemente de la naturaleza fisiológica común (tipo de procesos físico-químicos, etc.), las conexiones funcionales que daban lugar a las funciones psíquicas superiores se diferenciaban de las conexiones funcionales tipo reflejos condicionados porque aquellas eran mediadas por nuevos procesos de origen histórico-social.
Hola! soy Romina, estoy estudiando para maestra de escuela primaria y solo queria decirte que el articulo me sirvio para mis estudios. Gracias.
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