¿Hay una psicología marxista?
Mohamed Elhammoumi
En P.
Sawchuk, N. Duarte & M. Elhammoumi (Eds.), Critical perspectives on
activity theory: Explorations across education, work and the everyday life
(pp.23-34). New York: Cambridge University Press.
Traducción: Efraín Aguilar
No
queremos un nombre nuevo y trivial de la historia. Queremos un nombre cubierto
por el polvo de los siglos. Consideramos
esto como nuestro derecho histórico, como una indicación de nuestro papel histórico,
nuestro reclamo de hacer de la psicología una ciencia. Debemos vernos a
nosotros mismos en conexión y relación con el pasado. . . Es por eso que aceptamos el nombre de nuestra ciencia con
todos sus delirios milenarios como un vívido recordatorio de nuestra victoria
sobre estos errores, como las cicatrices
de heridas de lucha, como un vívido testimonio de la lucha que se desarrolla en
la increíblemente complicada lucha con la falsedad.
(Vygotsky,
1927/1997a: 336–337)
La
psychologie ne d´etient donc nullement le “secret” des faits humains,
simplement parce que ce “secret” n’est pas d’ordre psychologique [La psicología
de ningún modo tiene el “secreto” de los asuntos humanos, solo porque este “secreto”
no es de orden psicológico].
(Politzer,
1928: 170)
Pourquoi
la théorie? Comme le plus court chemin vers la realité [¿Por qué la teoría?
Como el camino más corto a la realidad].
(Verret,
1999: 10)
Introducción
Vygotski, cuya muerte
prematura ocurrió a la edad de treinta y siete años en 1934, fue una seria
pérdida para la psicología marxista. Será recordado por tres cosas. Primera, jugó
un papel importante al revivir el abordaje marxista a la psicología, el cual
había sido suprimido por las versiones positivistas–cientificistas del marxismo.
Segunda, en sus obras mayores Vygotski realizó una positiva y original aplicación
del método de Marx, el cual a menudo padeció de materialismo dialéctico vulgar en
las obras de Marx. Tercera, Vygotski es el Feuerbach de la psicología, pero todavía
no el Marx de la psicología.
Vygotski
había leído muchos textos de Marx y de marxismo. Sus ideas estuvieron basadas
en una filosofía que era tanto dialéctica como materialista. Sin duda poseía
las habilidades necesarias –filosóficas, políticas, literarias, económicas,
históricas y culturales– para llevar a una conclusión exitosa la extremadamente
compleja y difícil tarea que se había propuesto. Tal fue la tarea de crear Das
Kapital de la propia psicología,
basado en el materialismo dialéctico e histórico. El materialismo sostiene que
hay una realidad concreta objetiva que existe fuera de la percepción humana, y
la totalidad social es percibida como una totalidad histórica concreta. En
paráfrasis de John Locke, no hay nada en el pensamiento humano que no esté antes
en la sociedad. O, para extender las implicaciones, cada uno de nosotros está
constituido por relaciones sociales y es inseparable de los procesos sociales en
curso de cambio. Mi intención ha sido hacer inteligible un rango de relaciones
sociales o formas de relación, en las que la actividad individual deriva su
contenido, sentido, o significado del lugar que ocupa dentro de las relaciones extendidas
e interconectadas (Sève, 1966, 1975; Shames, 1984, 1987, 1990; Elhammoumi,
2001a, 2002, 2004). El materialismo dialéctico sostiene que todos los
componentes de la realidad concreta así como la vida mental humana, están en estado
de cambio constante que ocurre de acuerdo con ciertas leyes del desarrollo y el
cambio. El materialismo histórico es la aplicación del materialismo dialéctico
a la sociedad humana, incluidas las funciones mentales superiores del hombre. En
esta perspectiva, un abordaje marxista de la psicología es el conjunto de
principios que se aplican al estudio de las funciones mentales superiores humanas,
incluidas la consciencia, la personalidad y todas las esferas de la actividad humana.
En la concepción de Vygotski, el marco teórico de Marx (Marx, 1963, 1971a, 1971b,
1973) ofrecía una herramienta intelectual para analizar la fábrica psicológica
de las funciones mentales superiores del hombre. La psicología de Vygotski está
enraizada en los principios de la filosofía de Marx. Estaba comprometido con
los escritos de Marx, pero ¿la psicología marxista bajo la influencia de
Vygotski alcanza el nivel de pensamiento de Marx o permanece en las categorías
pre marxistas de Feuerbach?
Vygotski:
el Feuerbach de la psicología marxista
En las ocho décadas
desde 1920, la psicología marxista no ha logrado sus objetivos. La mayoría de
los psicólogos líderes como Liev Vygotski, Georges Politzer, Henri Wallon,
Alexis Leontiev, Alexander Luria, Serguéi Rubinshtéin, René Zazzo, Klaus
Holzkamp, Lucien Sève, Ethel Tobach, Carl Ratner y Carl Shames, entre otros,
operaron dentro de las categorías del
programa de investigación pre marxista. En otras palabras, la psicología marxista,
en su actual forma, opera en el nivel de Feuerbach, no en el de Marx. Fueron
identificados tres estadios en la evolución de una psicología marxista. El
primer estadio puede ser caracterizado en cierto modo como el de los jóvenes hegelianos
de izquierda (Wilhem Reich, Henri Wallon, Georges Politzer, Alexander Luria,
Alexis Leontiev, René Zazzo, Klaus Holzkamp y Lucien Sève, entre otros); el segundo
estadio puede ser caracterizado como el
de las categorías pre marxistas de Feuerbach (Liev Vygotski, Carl Ratner y Carl
Shames) y el tercer estadio es el de las categorías radicales de Marx. En mi criterio,
la psicología marxista todavía no ha sido capaz de moverse de las categorías feuerbachianas
a las categorías marxistas. En esta revisión crítica me dirijo a los psicólogos
marxistas y sus inspiraciones teóricas. Desde los 1920, los psicólogos marxistas
han presentado sus conceptos e ideas “de una forma mucho más artística y confundidos
por el uso de una ‘nueva’ terminología, de modo que estas ideas pueden ser
tomadas por la gente ingenua como ‘filosofía reciente’” (Lenin, 1908: 20), en
otras palabras, como psicología marxista. Los psicólogos radicales ingenuos han
tomado la escuela austriaco-marxista, la teoría crítica alemana, el freudo-marxismo,
el materialismo de Pávlov, la psicología soviética, la escuela de Frankfurt, la
psicología crítica de Berlín, la psicología marxista occidental y otras formas de
psicología materialista como una verdadera psicología marxista. Al respecto, Vygotski
señaló:
Cuando la teoría ecléctica y sin principios, superficial y
semi-científica de Jameson es llamada psicología marxista, cuando también la
mayoría de los influyentes psicólogos Gestalt se consideran marxistas en su obra
científica, entonces este nombre pierde su precisión con respecto al “marxismo”. Recuerdo
lo extremadamente sorprendido que estaba cuando me di cuenta de esto durante una
conversación informal. Con uno de los más educados psicólogos tuve la siguiente
conversación: ¿Qué tipo de psicología tienen ustedes en Rusia? Que sean ustedes
marxistas no me dice qué tipo de psicólogos son. Conociendo la popularidad de Freud
en Rusia, primero pensé en los adlerianos. Después de todo, estos también son marxistas.
Pero ustedes tienen una psicología totalmente diferente. También nosotros somos
social-demócratas y marxistas, pero al mismo tiempo somos darwinistas y
seguidores de Copérnico. (Vygotsky, 1927/1997a, Vol. 3: 341)
Como el marxismo
controlaba la organización social de la Unión Soviética en gran parte, el objetivo
inicial de los psicólogos marxistas era establecer un modelo psicológico que
siguiera la filosofía marxista. Ellos partieron del supuesto que al cambiar las
relaciones sociales de producción que
gobiernan las pautas de la sociedad, puede cambiar la naturaleza humana.
Vygotski (1997b) dice:
Desde el punto de vista del materialismo histórico las causas fundamentales
de todo cambio social y todas las convulsiones políticas deben ser buscadas no
en la mente de las personas… y
no en sus puntos de vista de la verdad y la justicia eternas, sino en los
cambios de los medios de producción y distribución. Ellos deben ser pensados no
en la filosofía, sino en la economía de cada época. Así, en la humanidad el
proceso de producción asume el carácter social más amplio posible, que en la
actualidad abarca todo el mundo. De acuerdo con ello, surgen las más complejas formas
de organización de la conducta humana con las cuales el niño se enfrenta antes
de enfrentarse directamente con la naturaleza (p. 211)
Este marco teórico
llevó a Vygotski a enfatizar el papel de varias relaciones sociales (relaciones
sociales de producción, interacción social, cooperación, colaboración, etc.) en
el desarrollo individual. Desarrolló el concepto de zona proximal del desarrollo
en la cual el eje individuo–sociedad está dialécticamente constituido. El dilema
del huevo o la gallina de la prioridad del individuo o la sociedad ha sido
resuelto de acuerdo con la siguiente fórmula: En potencialidad, el
individuo humano es primero; en la realidad, la sociedad como expresión de
las relaciones sociales es primero. Esto nos lleva al argumento marxista que
los individuos están llenos de potencial no desarrollado que solo puede ser realizado
después de la reorganización estructural de las relaciones sociales de producción,
de toda la organización social. En otras palabras, el potencial humano puede
ser desarrollado en su totalidad solo en una sociedad en la que las relaciones
sociales de producción están reguladas por
la fórmula a cada quien de acuerdo con sus necesidades.
Una
investigación de toda la gama del pensamiento de los psicólogos soviéticos y
occidentales será examinada en detalle dentro del contexto del marxismo.
Psicólogos
marxistas soviéticos y occidentales: son marxistas o jóvenes hegelianos de
izquierda?
A mitad de los 1920,
Liev Vygotski formó la troika, un grupo de “jóvenes” psicólogos marxistas que
se reunió en la Universidad de Moscú en los turbulentos años del arribo del estalinismo
de 1925 a 1934. Las figuras centrales fueron Liev Vygotski, Alexander Luria y
Alexis Leontiev. Muchos otros fueron atraídos a sus ideas.
La troika
fue un grupo intelectual de psicólogos cuyo tema común era la aplicación del
método dialéctico y las conclusiones filosóficas de Marx al estudio de la vida
mental superior humana en curso. Su criterio de la psicología era radical y crítico
de las escuelas que competían dentro de la psicología soviética y occidental.
La
formulación inicial de Vygotski fue como miembro de la escuela radical de “jóvenes
marxistas” de la crítica social, que surgió en Rusia después de la revolución
de 1905 y que contribuyó al fermento de
las ideas que llevaron a la revolución de octubre de 1917. Al inicio influido por Marx, sus escritos
estuvieron dedicados a la crítica del arte, la literatura y la filosofía desde
una perspectiva humanista radical. Sin embargo, pronto llegó a apreciar las
ideas de Marx que la consciencia humana, la conducta gobernada por reglas y la actividad
tienen sus raíces en las condiciones materiales y la actividad práctica socialmente
organizada. Henri Wallon y Georges Politzer llegaban a conclusiones similares como
resultado de sus experiencias con la psicología en Francia (la psicología dialéctica
de Wallon [1925] y la psicología concreta de Politzer [1929/1969]).
Vygotski
colaboró en una serie de trabajos atacando a sus contemporáneos que sacaron su
inspiración teórica de la fisiología de Pávlov, del psicoanálisis de Freud, la
selección natural de Darwin, el conductismo, la hermenéutica, el idealismo de Hegel
y el positivismo–cientificista por su idealismo. De ahí surgió la teoría “cultural–histórica
de las funciones mentales superiores humanas”, teoría que, dice Vygotski, sirvió
como el hilo conductor de sus estudios psicológicos durante el resto de su vida.
Vygotski
y sus colegas hicieron una contribución importante a una psicología marxista, pero
sus esfuerzos estaban al nivel de Feuerbach, no de Marx (Carl Shames, 1984,
1988, 1990; Elhammoumi, 2000, 2001a, 2001b, 2002, 2004). Vygotski y sus colaboradores
(Leontiev, Luria y otros) eran similares a los jóvenes hegelianos de izquierda
que trataron poner fin a la filosofía idealista de Hegel. La misma ambición
atrajo a Vygotski y sus colegas a poner fin a las escuelas idealistas que
dominaban la psicología y la llevaron a una profunda crisis. En su revisión crítica
de la filosofía hegeliana Vygotski señaló que:
Cuando Hegel se esfuerza por subordinar la actividad única del
hombre a la categoría de la lógica –arguyendo que esta actividad es la “conclusión”,
que el sujeto (el hombre) juega el papel de un “componente” de la “conclusión”,
“figura” lógica– esto no es solo estirar el punto, es un juego. Hay un punto
profundo ahí, uno puramente materialista. Debemos revertir esto: la actividad
práctica del hombre debe traer la repetición de varias figuras lógicas mil
millones de veces para que estas figuras
devengan axiomas. . . Y además:
“La práctica del hombre, repetida mil millones de veces, ancla las figuras de
la lógica en su consciencia”. (1987, Vol. 1: 88)
Y agregó que:
¿Qué es el hombre? [El ser humano] para Hegel, es un sujeto lógico.
Para Pávlov, es el
soma, un organismo. Para nosotros, el hombre [ser humano] es la persona
social = un agregado de relaciones sociales, encarnadas en un individuo
(funciones psicológicas construidas de acuerdo con la estructura social).
(1989: 66)
Vygotski sugirió,
correctamente a mi criterio, que lo que atrajo a Marx de Hegel fue la aparente
habilidad de éste para anclar el reino de la libertad humana en las vicisitudes
de la historia humana. Al respecto, Vygotski es el Feuerbach de la psicología
marxista. De acuerdo con Vygotski,
La maravillosa frase de L. Feuerbach podría tomarse como el lema
del estudio del desarrollo de niños anormales: “Que lo imposible para uno, es
posible para dos”. Agreguemos: Que lo imposible en el nivel del desarrollo individual
deviene posible en el nivel del desarrollo social. (1993, Vol. 2: 218)
Fue Feuerbach quien preparó
el camino a Marx y a la conceptualización de la filosofía marxista. En su artículo
Crítica de la dialéctica hegeliana, Marx vio a Feuerbach como “el único
que tiene una actitud seria, crítica de la dialéctica hegeliana” y le acreditó
por haber “sentado las base del materialismo genuino y de la ciencia real”
(Marx, 1844: 197). Si Vygotski es el Feuerbach de la psicología marxista,
¿quién será el Marx de la psicología marxista? En mi opinión, la psicología marxista
necesita su propio Marx, un Marx que volverá a trabajar y reconstruir la
psicología marxista sobre el Feuerbach (Vygotski) de la psicología marxista. En
conclusión, la psicología soviética y la psicología materialista occidental han
producido al Feuerbach de la psicología (en este caso, Vygotski), pero todavía
no al Marx de la psicología.
La
lucha por una psicología marxista
La lucha por una
psicología marxista en el pensamiento dialéctico está lejos de ser nueva. Fue
objeto de largas discusiones y debates –entre los años 1920, 1930 y 1940– al incluir
a los principales teóricos de varias tendencias del pensamiento marxista, de
modo notable Liev Vygotski (1923, 1925, 1927, 2003), Henri Wallon (1925, 1936,
1937, 1946, 1951), Páviel Blonski (1928), Georges Politzer (1928, 1929), Wilhem
Reich (1929, 1934), Konstantín Kornílov (1930), Serguéi Rubinshtéin (1934,
1945), Otto Fenichel (1934), Junius Brown (1936, 1938), Alistair Browne (1937),
Reuben Osborne (1937), Angel Flores (1938), Burrill Freedman (1939, 1940) y
Pierre Naville (1946), y una discusión llevada a cabo en numerosos artículos, monografías
y libros de investigaciones de muy alto nivel intelectual. Para entender los orígenes de
estas investigaciones científicas, primero debemos ubicarlas en el contexto del
pensamiento marxista de los 1920 y 1930. Los psicólogos que trabajan dentro del
marco teórico de Marx no estaban conscientes de las fragmentaciones y versiones
del marxismo. Los 1920 y 1930 estuvieron caracterizados por una ruptura con la
tradición dialéctica marxista y el triunfo progresivo del historicismo y el cientificismo.
Los
métodos de la ciencia natural devinieron las herramientas efectivas para
investigar el fenómeno humano en general y las funciones mentales superiores humanas
en particular. Así, los psicólogos que trabajaban dentro del marco teórico de Marx
habían regresado a la idea de una división radical entre las ciencias y la
ingeniería social, entre el pensamiento académico y el pensamiento socialista
o, en la visión de Marx, una división entre juicios de hecho y juicios de valor.
La concepción del cientificismo rápidamente devino dominante entre los
principales teóricos del llamado marxismo ortodoxo, quienes transformaron el
concepto dialéctico de organización social en un concepto de ciencia natural. La
mayoría de los psicólogos marxistas de esa época estaban menos informados de
los conflictos dentro del marxismo. El movimiento determinista triunfó. Debemos
recordar que Marx no era un determinista y la Tercera Tesis sobre Feuerbach es
un buen ejemplo. En una carta a J. Bloch, Engels (1890/1978, p. 204) afirmó
que, si alguien dice que “el elemento económico es el único determinante,
él transforma esa proposición en una frase sin sentido, abstracta”.
La
psicología marxista es, desde luego, un tema complejo. Los psicólogos que
trabajaban dentro del pensamiento de Marx tenían una variedad de puntos de
vista de la psicología, a menudo formulados de modo brillante pero no siempre
consistente.
Algunas
ideas acerca del proyecto de psicología marxista
En general, creo que
la mayoría de las obras de psicología marxista ha permanecido muy cerca
de la forma y contenido de la psicología burguesa y el psicoanálisis. Además
los psicólogos occidentales interesados en los abordajes marxistas a la
psicología han sido proclives a regresar al psicoanálisis, como el freudo- marxismo,
a la escuela de la teoría crítica de Frankfurt y otras versiones positivistas
del marxismo, o a concentrarse en demostrar las limitaciones de la psicología burguesa
occidental. Los pensadores líderes de la escuela de Frankfurt (Adorno,
Horkheimer, Marcuse, Fromm) así como Wilhem Reich buscaron reinterpretar los
conceptos de Freud para desarrollar una nueva forma de pensamiento, para
comprender temas tales como la personalidad autoritaria, la alienación, la
consciencia falsa, lo inconsciente, el prejuicio, la ideología, comunicación, represión
sexual, alienación sexual, dialéctica de la civilización y antagonismo.
El
uso de conceptos basados en el psicoanálisis no ha llevado al desarrollo de una
psicología marxista genuina (Reich, 1929, 1934). En este campo de batalla fue
suprimido un abordaje marxista a la psicología. Los psicólogos marxistas (Leontiev,
Luria, Holzkamp, Zazzo y otros) hicieron algunos trabajos muy importantes e
hicieron algunas contribuciones reales, particularmente en el campo del
desarrollo mental humano, pero en general creo que trataron producir una versión
marxista de la psicología que tiene la misma forma que la psicología pre-marxista,
al encajar perfectamente en las mismas categorías académicas: cognición, motivación,
percepción, inteligencia, atención, desarrollo, etc. Esto es comprensible en el
contexto de la política académica del momento, pero a la larga, creo que la
psicología marxista se verá muy diferente. Como pueden ver, los psicólogos
marxistas (esto ahora es tiempo pasado) han permanecido centro de un conjunto
demasiado estrecho de ideas –y aquí yo incluiría a Leontiev, Holzkamp y, de
hecho, casi todos. En la siguiente sección la actividad humana, abstracta y
concreta, será examinada como el tejido y la base de la vida humana.
Actividad
abstracta y concreta
Los psicólogos marxistas
entendieron la “actividad abstracta y concreta” de un modo positivista, como si
pudiéramos tomar al individuo y dibujar un cuadro de cuando está participando
en actividades abstractas y otro cuando participa en actividades concretas. Creo
que esta contradicción es el núcleo de toda ontología y los elementos no pueden
ser separados, y la resolución de la
contradicción resultará en una individualidad por completo nueva. Los
psicólogos marxistas occidentales (Sève, Holzkamp y otros) también habían
estado bajo gran presión de los “psicoanalistas” que afirmaron no tener
suficiente comprensión del campo de la psicología, y de otros que afirmaron no
tener suficiente entendimiento de la biología –esto derivó en un debate que
consumió sus energías y no produjo ningún avance concreto de la psicología marxista
(Sève, 1966, 1977, 1984). Así, en general no han tenido aliados para una
interpretación más radical. Como resultado, han dudado en volver a reingresar a
un campo donde con facilidad fueron acusados de ser no profesionales, en
psicología por un lado y en marxismo por otro.
Lo
que dije acerca de un punto de partida más radical para la psicología marxista es
vital. Yo creo que Vygotski, Leontiev y Sève intentaron de modo genuino producir
una psicología marxista, e hicieron algunas importantes contribuciones, pero
esto solo es el inicio, todavía en el nivel de Feuerbach, no en el de Marx. Entonces
la pregunta es, ¿y ahora qué? Tengo varias preocupaciones preliminares enraizadas
en una pregunta fundamental: ¿Cómo se desarrollará una psicología marxista?
1 – ¿La
psicología marxista surgirá de sí misma, o a través de alguna transformación de
las existentes? Esto produce la cuestión general del desarrollo de la ciencia
marxista. ¿Se desarrolla de una elaboración de sus propias categorías, o a
través de algún tipo de asimilación y transformación (Lucien Sève habla de “asimilación
crítica”) de la ciencia existente (Sève,
1978)? Aquí, pienso que el marxismo necesita una teoría marxista del desarrollo
de la teoría marxista.
2 – De
un modo u otro, creo importante estudiar la evolución de la psicología burguesa, cómo confronta y trata resolver sus
propias contradicciones y limitaciones. Aquí, como en otras ciencias, como en
la sociedad misma, hay dinámicas internas en las cuales se crean
contradicciones insolubles y la necesidad de transformación revolucionaria viene
de adentro, así como al parecer del exterior. En otras palabras, el marxismo no
solo llega a la psicología como un “agitador externo” sino desde sus propias
necesidades internas.
Creo
que un factor importante es la emergencia muy gradual de la temporalidad como
una dimensión teórica. Tengo muy poca evidencia de esto, pero sé que debe
suceder. Creo importante rastrear el desarrollo desde las concepciones
mecánicas originales, naturalistas, hasta las concepciones sistémicas e
interpersonales basadas en el espacio –teoría de sistemas, teoría del campo y
varias teorías interpersonales– hasta el surgimiento de la temporalidad como una
dimensión. Creo que es finalmente aquí donde el marxismo puede hallar su
vínculo en el nivel más fundamental, y esta es la contribución más profunda de
Vygotski y Sève –dado que el marxismo es, en última instancia, una lógica temporal,
o las relaciones temporales de vida (Shames, 1987; Elhammoumi, 2002, 2004).
3 – Por
último con respecto a la psicología académica, donde es cierto que la
psicología como las otras ciencias tarde o temprano tendrán necesidad del marxismo,
esto será resistido por un tiempo muy largo. En otras palabras, el marxismo es
“el humus de cada pensamiento particular y el horizonte de toda cultura” (Sartre,
1960: 17). La psicología tradicional preferirá la fragmentación, el dualismo, el
reduccionismo y el sinsentido a una confrontación total con el marxismo. ¿Por
qué? No hay momentos “neutrales” en el marxismo, no hay terreno neutral. Los
intentos de crear tal terreno neutral han sido hechos desnaturalizando y alterando
el marxismo. Cada momento, cada categoría, cada aspecto es revolucionario, al
señalar la necesidad de la transformación social. Así, con franqueza, creo que
el llamado a la psicología académica para reconocer la contribución del marxismo
no será atendido.
Mi
esfuerzo fue intentar aplicar los conceptos de Marx de forma del valor, de trabajo
abstracto y concreto, de alienación, etc. Creí, y aún creo que este es el
núcleo de la psicología marxista: la alienación y la dialéctica de lo abstracto
y lo concreto, la individualidad como forma. Es mi conclusión a partir de estos
intentos que los psicólogos marxistas
nunca transcendieron la postura positivista de Leóntiev.
La
contradicción entre abstracto y concreto es un hecho ontológico que impregna y
en cierto sentido forma nuestra existencia misma. Así “el individuo” no se
involucra en estas actividades, sino, como una forma, es creado por la contradicción
en el centro de todas las actividades. El concepto de Vygotski y Sève de “formas
de individualidad” no está claro en esto. ¿Cuál es la forma de las formas? ¿Cómo
podemos evitar aquí las interpretaciones positivistas? La forma de todas las formas
es la alienación, o esta contradicción misma. He discutido esto con colegas muchas
veces, pero todavía no estoy seguro de su pensamiento final al respecto. No
dudo en impulsar una afirmación tan radical (la forma individual). Hoy, he procurado
ir más allá de esto, en cierto sentido –en que trato comprender todo en
términos de relaciones temporales. Creo que necesitamos una teoría específicamente marxista del tiempo, y la diferencia
entre abstracto y concreto será expresada en última instancia en términos de
relación-a-tiempo (Shames & Elhammoumi, correspondencia personal). Aquí, creo
que Vygotski, Leontiev y Sève han sentado las bases, al ver el marxismo como
una teoría de las relaciones temporales –esto es, todas las relaciones en última
instancia pueden ser expresadas temporalmente, pero no creo que estos autores
hayan desarrollado esto de modo suficiente. En la siguiente sección discutiré el desafío de la teoría marxista de la actividad.
Teoría
de la actividad
La teoría de la actividad
en realidad podría y debería estar basada en un concepto marxista de espacio-temporalidad.
En este sentido, realmente podría y debería ser un concepto formativo. Pero en
primer lugar, como dije, no tenemos en realidad un concepto marxista del tiempo,
y la actividad ha sido reducida a un concepto positivista. Me parece que el
tiempo con respecto a los asuntos humanos, ha permanecido externo, como en el
pensamiento positivista, o interno, como en la hermenéutica, Heidegger, etc. Para
Marx, se debe combinar los dos, y este es el significado de Marx al combinar la
historia social y la natural, y de hecho la base para superar toda dualidad del
pensamiento clásico. Esto es lo que trato pensar –y es donde creo que una
psicología en verdad marxista debe surgir– pero me temo que mi vida no ha
permitido mucho tiempo para las actividades teóricas en los últimos años. Quiero
decir algunas cosas más acerca de la actividad abstracta. Cuando escribí este
capítulo, vi todo lo que pude hallar sobre el concepto de trabajo abstracto de Marx
y, de modo sorprendente, pese a la centralidad de este concepto, había muy poca
investigación a profundidad en esta cuestión. Todos simplemente lo dan por
sentado, y hay pocos intentos de verlo más directamente y examinar este
concepto en realidad. El concepto origina cuestiones lógicas y filosóficas profundas.
¿Qué
es; trabajo de quién es? Traté pensar esto más a través de lo que había sido
hecho. Cuando lo miras, puedes ver la dimensión del tiempo como fundamental. ¨Para
Marx, trabajo abstracto es definido como el tiempo que crea valor,
mientras que trabajo concreto es el tiempo que crea valor de uso.
¿Pero son estos diferentes periodos de tiempo realizados por la misma persona? ¿O
es una relación ontológica que es más fundamental que el individuo, una relación
de la “esencia” con la temporalidad, dentro de la cual se forma la
individualidad? ¿Cómo conceptualizar esto? El trabajo como tal es una
concepción de abstracción, concretamente; llega al ser real solo de forma dividida.
Esta forma dividida da a luz y produce relaciones sociales y antagonismos. En mi
opinión, entre más lo vemos, más incomprensible nos parece este concepto al usar
los conceptos ordinarios de tiempo e individualidad. Aquí me parece que nos
enfrentamos a los límites conceptuales del propio trabajo de Marx, donde
tenemos que ir más allá del concepto pre-marxista de tiempo y de individuo
como individuo preexistente, que funciona en el tiempo externo, “natural”. Desde
luego, ahora sabemos que esta idea es producto de la era moderna. Después
agregamos el tiempo hermenéutico interno, que llegó a su apogeo en Heidegger. Así
la dualidad kantiana entre lo natural y lo social se expresa en la dualidad entre
el tiempo como experiencia humana interior y como realidad puramente exterior. Con
la separación mecánica de base y superestructura y el individuo feuerbachiano, los
marxistas nunca lo han cuestionado. Necesitamos un Aufhebung, en el cual
el tiempo sea natural y social, tal como el “sujeto” de la actividad humana debe
llegar a ser la esencia –esto es, como dijeron Vygotski y Sève, el sujeto no tiene
forma humana.
Esta
esencia es social y natural. Hegel, hacia el final de la Lógica, dijo que las formas
del ser alienado podría expresarse en términos de formas temporales. En este
sentido, las relaciones de propiedad son en última instancia relaciones temporales
– la propiedad sobre el trabajo de otra persona y sus productos es propiedad
de ese momento. Desafortunadamente nada de esto se ha desarrollado, y todo el
núcleo humano del pensamiento permaneció en un estadio hegeliano. Otro ejemplo
es el modo como los marxistas han pensado sobre el “tiempo libre”. Tradicionalmente,
hemos pensado que el marxismo nos dice que el individuo necesita más “tiempo
libre” para desarrollarse como personalidad integral y esto se da como el
objetivo del socialismo.
Los Grundrisse
por cierto parecen decirnos esto. En mi opinión, este es un modo bastante lineal
y simplista de pensar, que no llega al punto fundamental del marxismo: la transformación ontológica – la transformación hacia
un tipo nuevo de ser. Curiosamente, cuando miras la Ideología alemana, en
muchos lugares, Marx no dice “tiempo libre”, como en el uso simplista del tiempo
después del trabajo para buscar el ocio, etc., sino “tiempo liberado”. Tal vez
estoy haciendo demasiada diferencia, pero el segundo parece implicar un cambio
cualitativo en relación al tiempo, no una simple adición cuantitativa de más
tiempo de ocio. Me parece que implica una relación liberada con el tiempo. En cualquier
caso, creo que debemos reconocer respetuosamente que Marx estuvo aquí en su
límite conceptual. Simplemente no fue posible para él teorizar o incluso imaginar
la transformación ontológica que su
teoría exige a nivel individual, y su propio lenguaje refleja cierta ambigüedad al respecto. Él habla de “el individuo”,
pese a que el objetivo de los Grundrisse
es la “producción social del individuo” (desafortunadamente está mal traducido
en la mayoría de las versiones al inglés, como “producción social por el individuo”).
Cuando reconocemos al individuo como una forma producida, entonces
debemos hallar la forma de teorizar la transformación a la siguiente forma –
que por supuesto no solo es otra forma, porque
es la negación del tipo de forma que ha caracterizado toda la historia
en la sociedad de clases. La abolición de las clases, la propiedad y el
dinero también es la abolición de la individualidad como la hemos conocido, hacia
una más fluida individualidad.
Este
cambio ya está sucediendo de muchos modos. Así, estas son las cosas en las que
pienso estos días. Para mí, la idea de la psicología marxista es inseparable de
la idea de traer a la vida y literalmente a la tierra una visión marxista de la
naturaleza humana, así como del futuro humano y la comprensión científica de cómo
podríamos llegar de aquí para allá. Creo literalmente que esto no se puede
hacer sin una gran elaboración y desarrollo del pensamiento humano visionario,
científico, marxista.
Aunque
es verdad que los psicólogos soviéticos derivaron la mayoría de su influencia de
los psicólogos occidentales, ¿no es cierto que hubo influencia en ambas
direcciones? Berlín en los veintes e inicios de los treinta estaba vivo con un
nuevo pensamiento – el enfoque sistémico, el ecológico, el psicoanálisis marxista,
la teoría del campo, etc., todo lo cual estuvo influidos de algún modo por el marxismo
y mucho de ello se abre camino hacia la Unión Soviética. Esta relación fue
cortada bajo el estalinismo, cuando la psicología oficial llegó a ser el pavlovismo.
Quien
tome lo individual como punto de partida será culpable de feuerbachismo y
esto incluye a todo psicólogo marxista, pese a todos sus esfuerzos para basar sus
teorías en la dinámica histórica social. La clave, pienso, es descartar “lo
individual” por la forma individual. La barrera entre las
determinaciones individual y social es así superada. Incluso Holzkamp, pese a
todos sus esfuerzos, parece haber fallado en superar realmente la barrera entre
las relaciones y el individuo. Esto es cierto para Wallon, Politzer, Leontiev,
Zazzo y otros.
Creo
que el marxismo es un proceso evolutivo, transformador y que la forma del
conocimiento marxista es diferente a su forma pre-marxista. En otras palabras, el
marxismo en este momento de su historia no es un cuerpo completo de conocimientos
sino un proceso transformador en relación al pensamiento burgués en el que
nuevas formas y contenido transformador están en relación dialéctica. Pienso
que los marxistas en todas las áreas de la ciencia han sufrido pérdidas debido
a esta expectativa de que habría física marxista, biología marxista, psicología marxista, sociología
y antropología marxistas, etc., lo que de alguna manera correspondió a su
equivalente versión positivista. Pero sea lo que esto signifique, creo que un
hecho fundamental es que el marxismo es un estudio del movimiento histórico
de las formas – y en particular del origen histórico de la forma de
mercancía y la forma individual. Toda la psicología debe ser incluida bajo la
comprensión de este movimiento. Dicho de otro modo: alienación y desalienación.
Esto es a lo que trato llegar con la idea de la contradicción entre actividad abstracta
y concreta como el tema ontológico fundamental, y su negación como el hecho básico
de una nueva ontología. Por desgracia esta es una gran idea, y no he logrado
mucho progreso en elaborarla.
Conclusión
Como dije, estoy particularmente
interesado en la posible emergencia de concepciones temporales para reemplazar
las espaciales. Creo realmente que Vygotski, Leontiev, Sève y otros han
abierto puertas a un verdadero avance y desarrollo del pensamiento psicológico
marxista. Ellos han mostrado cómo el marxismo puede “regresar a sí mismo” después
de una auto-alienación de las concepciones humanistas y anti-humanistas.
Después
de leer a Heidegger, en particular El ser y el tiempo, y comprender su vasta
influencia en el pensamiento del siglo veinte – tanto existencialista como anti-humanista
– tengo un más profundo aprecio por Vygotski, Leontiev, Sève y otros. En
realidad creo que ellos son los primeros en hallar la clave para romper el
control del heideggerismo y permitir al marxismo llenar los espacios que Heidegger
ocupó en el siglo veinte. Sin embargo, cuando vemos la formulación de Heidegger
sobre la esencia humana y cómo ésta fue absorbida
por el existencialismo y el anti-humanismo, se puede ver cómo estos autores avanzaron esto. Curiosamente, no he visto
a los vygotskianos poniendo todo esto en conjunto. Supongo es más importante apoyar
el mito que el anti-humanismo, el “pos-estructuralismo” y el “posmodernismo” son
creaciones del marxismo occidental. Aquí, por supuesto, hay un ejemplo de gente
corriendo horrorizada del estalinismo y abrazando a Heidegger. Pero esto solo
es un ejemplo de abrazar el pensamiento burgués.
En
conclusión, la psicología necesita el marxismo porque éste es una herramienta brillante para interpretar las
funciones mentales superiores, y cambiar la conducta gobernada por
reglas y la consciencia. La psicología marxista del último siglo fue de modo predominante
feuerbachiana, lo que lleva a una estrecha elaboración definitiva de un marco
teórico unificado e integrador de las funciones mentales superiores del hombre.
¿Hay
una psicología marxista? Como dije, la psicología marxista existió solo en su
forma infantil feuerbachiana. En este capítulo vimos a Vygotski como el único
que tuvo una visión crítica seria de las
escuelas que competían dentro de la psicología soviética, y le atribuimos el
mérito de haber sentado las bases para una auténtica psicología marxista.
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