Guita Lvovna Vygódskaya falleció el 13 de julio de 2010 a los 85 años de edad. Cuando ella tenía 9 años murió su padre y a partir de entonces, con su mamá y su hermana menor, mantuvieron resguardados los manuscritos de Liev S. Vygotski debajo de sus camas, hasta 1956.
SU VIDA
Guita L. Vygódskaya
Publicado en School Psychology International, Vol.16.
Quiero hablarles de una persona que ha sido descrita de muchas maneras: un "sobresaliente científico", un "erudito eminente" e incluso un "genio". El conocido filósofo e historiador de la ciencia Stephen Toulmin alguna vez le llamó el "Mozart de la Psicología". Yo quiero hablarles de Liev Siemiónovich Vygotskiy.
Han pasado sesenta años desde el día, o más precisamente la noche en que murió. Fue el 2 de junio de 1934. Sesenta años es mucho tiempo; casi una vida. Durante estos años, muchos de aquéllos cercanos a él –parientes, amigos, colegas, estudiantes- fallecieron. Casi no queda nadie de quienes le conocieron bien, o que hablaron con él, que ahora nos podrían decir honestamente cómo era, y cómo vivió y trabajó. De todos los que quedan vivos, quizá yo soy la única que le conoció bien. Esto no solo porque él fue mi padre, y porque yo viviera con él durante sus últimos años, sino también debido a la naturaleza de nuestra relación. Nosotros no solo nos queríamos mucho, también éramos amigos muy cercanos. Debido a esto, cualquier cosa que tenga que ver con él me es muy amada.
Mi memoria ha guardado todo lo que sucedió cuando él estaba vivo. A menudo me sorprende lo claros que permanecen esos recuerdos. Mi madre y mis tías también se sorprendían por la precisión y cantidad de detalles que yo recordaba sobre los eventos de hace tanto tiempo.
Sucedió que durante muchos años yo no podía hablar con nadie acerca de mi padre. Hacerlo entonces parecía imposible para mí. Todos los recuerdos permanecían tan vivos y sensibles que compartirlos con alguien me parecía una blasfemia. Fue suficiente con escuchar y preguntar a todos acerca de mi padre. Y había gente que me podía hablar de él. Mi madre le sobrevivió 45 años, y por supuesto en más de una ocasión recordamos aquellos años cuando mi padre estaba a su lado. Sus hermanas también le sobrevivieron; eran muy cercanas a él y con ímpetu recordaban los años de su infancia, y todo lo de los años subsecuentes. Alieksánder R. Luria con frecuencia le recordaba y con vehemencia compartía muchos recuerdos conmigo. Tuve la suerte de ser estudiante de A. V. Zaporózhets y después trabajar con N. G. Morozova –ambos me platicaron de su maestro y los años de trabajar juntos. Otros colegas y estudiantes anteriores a mí compartieron sus memorias –y siempre con pasión y admiración. De esta manera llegué a saber de primera mano mucho de lo que nunca vi. Parece que el "bloqueo interno" que yo tenía desde la infancia para hablar de mi padre se había levantado mágicamente, y ahora siento que puedo hablar libremente de él. Recuerdo bien a mi padre y procuraré hablarles de sus primeras etapas y sus últimos años. Me gustaría transmitirles qué tipo de persona era y cómo vivió su corta pero significativa vida, para ayudarles a visualizarle como una persona viva con pensamientos y sentimientos.
* * *
Liev S. Vygotskiy nació el 5 de noviembre de 1896, en el pequeño pueblo de Orsha (en la hoy República de Bielorús), pero antes de su primer cumpleaños su familia se trasladó a la ciudad de Gomel.
En esos tiempos era un pueblo vigoroso, pequeño pero importante debido a su localización geográfica. En Gomel, Liev pasó su infancia, sus años de escolaridad y su juventud. Retornó ahí después de terminar su educación universitaria en Moscú y permaneció hasta enero de 1924.
La familia de Vygotskiy era una de las más educadas del pueblo. El papá de Liev, Semión Lvóvich, se graduó en el Instituto Comercial y trabajó como gerente del banco de Gomel. Era un hombre inteligente con muchos intereses, conocía lenguas extranjeras. Fue respetado en la comunidad siendo uno de los fundadores y más activos miembros de la "Sociedad de Educación" en Gomel. Tuvo la iniciativa de crear una gran biblioteca para todos los ciudadanos del pueblo. Su personalidad no era fácil de tratar, a menudo era severo, pero esto no le impedía ser un padre amoroso. Fue asimismo demandante como interesado en sus hijos, les comprendía bien y siempre estuvo atento a sus necesidades. Los niños le amaban y respetaban mucho. El corazón y alma de la familia era la mamá, Cecilia: ella era quien mantenía en casa una atmósfera de amor y cuidado. Estaba bien educada y hablaba con fluidez varios idiomas. Por sus estudios era maestra, pero nunca tuvo la oportunidad de trabajar en la escuela: su vida entera estuvo dedicada al crecimiento de sus hijos y al cuidado de la casa. Había ocho niños en la familia, uno cada año y medio. Liev era el segundo; tenía una hermana mayor. Los niños más grandes sin excepción ayudaban a la mamá en los trabajos de la casa y en cuidar a los más pequeños. La familia estaba estrechamente unida alrededor de intereses comunes: historia, literatura, teatro y arte. Era tradición familiar ocuparse después del té de la tarde. En ese momento cada quien se dedicaba a su actividad, el papá con los negocios, la mamá con la casa y los niños con sus tareas escolares. Entonces platicaban entre sí acerca de lo que fuera, o leían novelas clásicas o recién publicadas. Tanto los padres como los niños valoraban este momento familiar y hablarían calurosamente de ello en los años venideros.
Esta tradición persistió cuando los niños crecieron y tuvieron sus propias familias. Recuerdo bien esas conversaciones, cuando alguno de nosotros se sentaba en la mesa y otro cerca del calentador. Ahí estaban todos los niños, pero nunca interrumpían la conversación de los adultos o las lecturas. Sólo nos sentábamos quietos, jugábamos y escuchábamos a los adultos. Ninguno era forzado a permanecer en el cuarto, pero no recuerdo alguna vez que alguien saliera durante esas reuniones, y recuerdo haberme turbado cuando mi mamá finalmente me mandó a dormir. Si mi padre llegaba solo a casa siempre se nos unía; si llevaba a un colega se quedaba al té pero luego iba a trabajar.
Regresemos a Gomel. De acuerdo con los recuerdos de las hermanas de Liev, mis tías, el estilo de vida de la familia era muy modesto. Junto al uniforme escolar los niños tenían solo una muda de ropa cada uno, que la propia mamá hacía. Pero a pesar de eso, siempre había dinero para libros: ellos eran adquiridos a menudo y la casa tenía una gran colección de clásicos. Con frecuencia los niños eran solicitados para representar obras: en esos días Gomel a menudo era visitado por actores talentosos. En este sentido los niños, desde temprana edad, fueron expuestos a la literatura y a ejecutar actuaciones.
Liev crecía como un muchacho sociable. Sus compañeros le buscaban y siempre estaba rodeado de amigos. Todos compartían los mismos intereses como coleccionar estampillas, ajedrez y, por propia elección, leer novelas de aventuras. Durante el verano pasaba su tiempo en el río, nadaba o paseaba a sus hermanas y amigos en bote. En esos años llegó a interesarse en el esperanto y lo aprendió por su cuenta.
Recibió la educación elemental en casa, estudiando independientemente y teniendo un tutor para consulta. Pasó un examen por los 5 primeros años de escuela y entró a una secundaria privada. Liev era un estudiante consistente y equilibrado, rendía bien en todas las materias y los profesores a menudo comentaban sus habilidades superiores. Su profesor de matemáticas le predijo un brillante futuro como matemático, su profesor de literatura –como filólogo. Ya en esos años tempranos se mantuvo firme en sus intereses. Todo su aprendizaje estuvo lleno de seriedad y madurez. De todas las áreas él prefería literatura y filosofía: estas fueron el objeto de su fascinación e interés. Conoció bien a los clásicos rusos, pero también se interesó por los contemporáneos y la literatura extranjera.
Aunque avanzaba rápido en sus habilidades y nivel de conocimiento, él, según sus condiscípulos, nunca fue altanero o condescendiente. No estaba en su carácter hacerlo. Siempre se condujo de manera conservadora y siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara. Con gusto y paciencia explicaba los tópicos difíciles y sus amigos le respetaban mucho por eso. Esta disposición persistió en él toda su vida: sus colegas recordaban cómo a menudo ayudaba a los amigos durante horas, ignorando la fatiga.
En 1913 Liev se graduó en el Gimnasio (una escuela secundaria en la Rusia pre revolucionaria que preparaba estudiantes para la universidad) con medalla de oro. Era momento de pensar donde continuar. La literatura estaba descartada: los graduados en filología llegaban a ser, en la mayoría de los casos, profesores de escuelas públicas, una posición no asequible para judíos en la Rusia de entonces. Sus padres asumieron que Liev podría ser médico, porque esto le permitiría vivir fuera del Distrito (en algunas provincias donde a los judíos les permitían permanecer). Siguiendo el consejo de sus padres, Liev hizo examen para ingresar en las escuelas de medicina de la Universidad de Moscú y fue aceptado para beneplácito de aquéllos. Pero después de un mes, se convenció de que la medicina estaba muy lejos de sus verdaderos intereses y se cambió a la Escuela de Leyes de la misma universidad. Esta escuela abría la posibilidad para una carrera que le permitiría vivir fuera de los límites de las colonias judías (el Distrito).
Comenzó a estudiar con fervor, pero una vez más las materias no le satisficieron. Estaba absorto en estudiar sus intereses permanentes: problemas de literatura, crítica de arte, filosofía y análisis filosófico del arte. Por lo tanto decidió en 1914, sin interrumpir su educación en la escuela de leyes, enrolarse en la división histórico-filosófica de la Universidad Shaniavskiy. Esta era una institución progresista que aceptaba alumnos independientemente de su nacionalidad, religión o postura política. Los títulos obtenidos, sin embargo, no eran aceptados por el gobierno y los graduados recibían reconocimiento no oficial. Aunque la Universidad no era oficial, su nivel de instrucción era muy alto y los estudiantes recibían una sólida educación por científicos y eruditos líderes de la época.
Se sabe mucho de cómo vivía Liev en Moscú en esos años por su hermana Zenaida, quien estudiaba también en Moscú. Ella compartió los intereses de su hermano, pues a menudo estudiaban los mismos temas e iban al teatro. Juntos vieron al famoso actor Kachalov en el papel de Hamlet. Liev quedó tan hipnotizado por este actor que varios años después dedicó a esta obra una tesis y una conferencia: ambas fueron tituladas "Kachalov - Hamlet".
Esos años de estudiante en Moscú fueron para él de gran crecimiento espiritual. También fueron notables por otra razón: fue durante este periodo que desarrolló un agudo interés por la psicología y comenzó a estudiarla. En sus propias palabras, "...mientras estaba en la universidad, comencé un estudio de psicología y lo continué Ios años subsecuentes. Desde entonces no interrumpí mis estudios en este campo".
Hacia el final de su educación en la Universidad Shaniavskiy debía presentar una tesis. Como tema Liev Vygotskiy escogió la tragedia de Shakespeare "Hamlet". En el verano de 1915, habiendo regresado a casa en vacaciones, escribió la primera versión y en invierno de 1916, en Moscú, la segunda de sus análisis de la tragedia. Antes de escribir la tesis, hubo un periodo cuando Liev llevó a cabo estudios a profundidad de la tragedia y sus traducciones, y a través de su análisis ganó conocimiento en filosofía de la literatura. Fue su primer trabajo de investigación científica.
Este trabajo tuvo un curso interesante. ¿Alguna vez leyó usted, honorable lector, la tesis de un estudiante publicada 52 años después de ser escrita? ¿Que una vez publicada, sobrevivió a varias ediciones, fue traducida a varios idiomas y recibió elogios de los especialistas líderes en el campo? ¡Esto fue lo que pasó con el trabajo del joven Vygotskiy! Vio la luz por primera vez en 1968 como un addendum de su libro "Psicología del Arte". El editor de la publicación, el gran filólogo Viacheslav V. Ivanov escribió que "...el talento del joven autor era evidente" y que el autor estaba "adelantado a su tiempo". El conocido erudito en Shakespeare, A. Anikst anotó: "Durante los últimos 60 años de mi vida estudié a Shakespeare... y cuando leí por primera vez el trabajo de Vygotskiy sobre Hamlet, supe que había sido escrito por un genio de 19 años de edad". Si usted, honorable lector, alguna vez leyó este trabajo, con seguridad notó la erudición e introspección de su autor, la independencia y osadía de su razonamiento, y las analogías inesperadas. ¡Además tenga en mente que el autor era entonces un adolescente y un estudiante dos años antes de graduarse!
Hacia fines de 1917 Liev terminó su educación en ambas universidades y en diciembre regresó a Gomel. En esa época la ciudad estaba ocupada por los alemanes (la primera guerra mundial estaba en curso). Era imposible hallar un trabajo permanente bajo esas condiciones. También la familia pasaba por un momento difícil. Liev tenía dos parientes enfermos a su cuidado: su mamá recuperándose de un brote de tuberculosis y su hermano más joven quien contrajo la enfermedad, y cuya condición era muy crítica. El muchacho requería cuidado constante; Liev le cuidó hasta que falleció antes de su cumpleaños 14. Su mamá, golpeada por la tristeza, enfermó de nuevo y Liev una vez más tuvo que cuidarla. Antes de terminar el año una nueva tragedia sacudió a la familia: el segundo hermano de Liev murió de fiebre tifoidea. Y así terminó su primer año de regreso a Gomel.
En enero de 1919 el orden ruso fue restablecido en Gomel. De inmediato Liev Vygotskiy comenzó a dar clases de literatura, estética, filosofía e idioma ruso en la recién abierta escuela vocacional y después psicología y lógica en un colegio de maestros local. El rango de sus actividades fue muy amplio. Pronto asumió un puesto oficial en la Dirección de Arte y Educación Estética del Departamento de Educación municipal de Gomel. Le atraía todo lo que contribuyese al desarrollo de la cultura y la educación. Liev Vygotskiy tenía dos pasiones a las cuales permaneció fiel toda su vida: la literatura y el teatro. Fue en esos años, sin embargo, cuando les mostró el mayor entusiasmo. A menudo presentaba críticas literarias y revisiones de una pieza literaria o del trabajo creativo de algún autor en particular. Formó un grupo semanal de lectores en el que se discutía y analizaba novelas y poemas (clásicas y contemporáneos). Los periódicos locales de aquellos tiempos reportaban las lecturas, presentaciones, ensayos y temas de literatura de las reuniones. Sus lecciones eran atendidas por todos los intelectuales del pueblo. También trabajó en compañías editoras de literatura pedagógica. Como el teatro era uno de sus intereses, ahora fue su responsabilidad. Estuvo muy involucrado en todos los aspectos de esa actividad, como escoger el repertorio y buscar en otros pueblos potenciales actores. Los diarios también publicaban sus revisiones teatrales, donde procuraba incluir cada nueva producción. Sus revisiones atraían la atención de muchos actores que deseaban compartir sus impresiones.
En uno de los diarios locales de aquel tiempo hallé un anuncio interesante. El periódico y el Departmento local de Educación buscaban nominar al mejor profesor de la provincia. Se animó a todos para que enviaran al editor los perfiles de aquellos profesores que fueran merecedores del título. Las listas serían publicadas cada semana. Pronto el nombre Liev Vygotskiy apareció como el mejor profesor de la provincial de Gomel. En uno de los documentos del Concejo Pedagógico local sobre la significación del trabajo de L. S. Vygotskiy se decía: “... mostró tacto pedagógico, empeño y erudición al enseñar... Organizó un laboratorio psicológico donde condujo experimentos científicos". Ahí fue donde Vygotskiy completó sus primeras investigaciones psicológicas y preparó las ponencias, tres de las cuales fueron presentadas en el Segundo Congreso de Psiconeurología de toda la Unión.
En enero de 1924 el Segundo Congreso de Psiconeurología llevó a cabo sus sesiones en San Petersburgo. Los nombres de los asistentes aparecían en el programa. Entre muchos conocidos científicos como V. Béjtieriev, G. Russolimo, A. Ujtomskiy, K. Kornílov, G. Chelpánov, estaba mencionado (tres veces) el nombre de un desconocido: Liev Vygotskiy. Esta fue la primera vez que el mundo psicológico le vio y escuchó: el 6 y el 10 de enero presentó los trabajos. Alexánder Luria recuerda (muchas veces en nuestras conversaciones y por escrito también) que la presentación de Vygotskiy fue una sorpresa para la audiencia. Fue acerca de un tópico muy "caliente" del día: "Métodos de investigación reflejológica y psicológica", y los escuchas quedaron impresionados por la manera de la presentación. El discurso fue liso, claro y muy lógico. En sus manos el presentador tenía un pequeño papel. Cuando Alexánder Luria se le acercó después de la presentación, quedó sorprendido porque el papel estaba en blanco. Pero lo más sorprendente fue que el presentador, para quien esta era su primera vez frente a tan calificada audiencia, no tenía miedo (como A. Luria dice) de "ir contra la corriente".
Esta presentación fue prueba de que Vygotskiy era un consumado investigador. Ahí mismo fue invitado a formar parte del equipo del Instituto de Psicología Experimental de Moscú. Luego de haber presentado exámenes para el puesto de investigador científico asociado, comenzó su trabajo en el instituto. Se mudó al sótano del mismo edificio donde se hallaba el instituto y vivió ahí hasta enfermar en 1925. A partir de este momento la investigación fue lo primero en su vida. Tenía 27 años de edad. Había por delante 10 años más de vida y trabajo. Sólo 10 años...
Es imposible describir en poco espacio lo que sucedió con él en esos 10 años. Trataré de resumir lo más importante.
Aleksandr Luria recordaba el inicio del trabajo de Vygotskiy en el Instituto: "A. Leontiev y yo teníamos en alta estima el talento de L. S. Vygotskiy, y estábamos muy contentos cuando fue incluido en nuestro equipo de trabajo al que denominamos "troika" (trío). Con Vygotskiy como nuestro líder reconocido realizamos una revisión crítica de la psicología contemporánea". En el verano de 1924 L. Vygotskiy comenzó a trabajar en el centro para niños con lesiones físicas y retraso mental del Departamento de Educación para el Pueblo. En 1925 fue enviado a Londres a participar en una conferencia internacional sobre educación de niños sordomudos, donde él presentó un resumen de sus trabajos. Mientras iba a Inglaterra visitó Francia, Holanda y Alemania donde se familiarizó con los trabajos de laboratorios psicológicos y escuelas especiales.
A su regreso cayó enfermo de tuberculosis. El verano de 1925 lo dedicó a defender su disertación titulada "Psicología del Arte", pero debido a la seriedad de su enfermedad fue dispensado de la defensa pública y se le compensó con el derecho a enseñar en los institutos de educación superior. Mientras tanto Vygotskiy estaba muy enfermo, literalmente entre la vida y la muerte y los doctores calcularon su sobrevida en meses. Él lo sabía: comenzó un febril trabajo de un ensayo metodológico titulado "Significado histórico de la crisis en Psicología", trabajo que fue publicado 55 años después de haber sido escrito.
Luego de recuperar la salud Vygotskiy comenzó, además de su investigación en curso, a enseñar psicología en varias instituciones médicas, psicológicas y pedagógicas. En 1926 publicó su primer trabajo mayor, un libro titulado "Psicología Pedagógica". Estaba trabajando en los libros "Pensamiento y Habla", "Historia del Desarrollo de las Funciones Psicológicas Superiores", "Problemas de Retraso Mental" y otros. También editó numerosos libros y manuscritos de científicos rusos y extranjeros, escribió muchos prólogos y comentarios críticos.
Durante este tiempo L. Vygotskiy nunca dejó sus investigaciones psicológicas, enfocándose principalmente en los problemas de la psicología de niños normales y anormales. Sintiendo la necesidad de alguna preparación médica, se inscribió en una escuela de medicina y se las arregló para completar tres años de entrenamiento médico. En 1926 Vygotskiy fundó un laboratorio para estudiar la psicología de niños anormales. En 1929 este laboratorio fue ascendido a Instituto Experimental en Defectología. Vygotskiy fue elegido para encabezar la investigación y permaneció en esta posición hasta sus últimos días. Un aspecto de su trabajo requiere de atención especial. Este fue el de sus consultas con los niños referidos al Instituto para ser evaluados. Estas consultas fueron conducidas como conferencias especiales que atraían la atención no solo de sus colaboradores del Instituto, sino también de profesores, doctores, psicólogos y estudiantes de todo Moscú. Muchos profesores me explicaron que esas conferencias eran para ellos eventos muy importantes. Recordaban que al terminar sus horas de clases corrían al Instituto para escucharlas. Como el auditorio no podía albergar a todos los que querían estar presentes, en el verano abrían las ventanas y la gente se quedaba afuera durante horas, escuchando lo que pasaba dentro del auditorio. Usualmente había mucha gente y tenían que permanecer unos junto a otros procurando no molestarse. Y así, después de un día completo de trabajo los maestros de Moscú se quedaban por horas, escuchaban cómo Liev Vygotskiy daba un análisis detallado de cada caso, señalaba las dificultades o desviaciones del desarrollo del niño, planeaba estrategias pedagógicas para ayudarle y describía recomendaciones prácticas a los padres y profesores.
Liev Zankov (estudiante de Vygotskiy, psicólogo infantil) recordaba que "muchos observadores se admiraban de la manera como Vygotskiy platicaba con los niños al examinarlos. Esas conversaciones eran únicas en comparación con el modo como se les preguntaba y se respondía a sus preguntas durante una evaluación regular. Esta era una conversación muy personal con el pequeño y siempre acerca de un tema relacionado: este niño no está bien, necesita que se le ayude. Vygotskiy era siempre capaz de establecer una atmósfera de veracidad en su relación con los niños, hablaba con ellos como si fueran iguales, siempre atendía a sus preguntas. A su vez, los niños se abrían a él de un modo como nunca lo habían hecho con otros examinadores". Mijaíl Yaroshevskiy (prominente historiador de la psicología rusa, erudito del legado de Vygotskiy) escribió en su "Historia de la Psicología": "Vygotskiy dedicó enormes esfuerzos al trabajo con niños anormales. Le debemos haber creado los servicios defectológicos de nuestro país (defectología es algo similar a educación especial). En la historia de la psicología no hay otro ejemplo conocido donde tal gigante intelectual combinara tan naturalmente la investigación teórica con la participación práctica en la construcción de una nueva cultura".
Liev Vygotsky trabajó febrilmente y dejó mucho: nada más piensen cómo debió trabajar para crear, en sólo 37 años, ¡270 obras de trabajo científico! Él fue, como lo describe M. Yaroshevskiy, "... la figura más creativa en la historia de la psicología". Su energía fue consumida por una severa tuberculosis que no terminaba. Primero enfermó en 1920 y desde entonces tuvo muchas recaídas. En 1925-26 fue simplemente salvado, pero en la primavera de 1934 llegó la última recaída. Recuerdo una conversación entre mis padres que oí a escondidas. Mi mamá decía que los doctores insistían en la hospitalización y trataba convencer a mi padre de seguir las recomendaciones médicas. Y recuerdo la abrupta, categórica e inesperada respuesta: "No puedo acortar el semestre de mis alumnos. Cuando lo termine, entonces iré...". Pero el destino tenía otros planes... él no estaba destinado a terminar ese año escolar. Al iniciar mayo se sintió mortalmente enfermo y fue llevado del trabajo a casa sufriendo una hemorragia en la garganta. Murió poco después, el 10 de junio. Liev Vygotskiy dejó la vida muy joven, solo tenía 37 años de edad. Aún pudo haber "vivido, pensado, sentido, amado y haber hecho descubrimientos..." (línea de Borís Pasternak, uno de los poetas favoritos de Vygotskiy).
* * * * *
Ahora que ha pasado tanto tiempo me gustaría, honorable lector, compartir con usted algunos recuerdos personales.
En nuestra familia nadie tuvo ni estudió religión. Yo me enteré por la niñera que nos cuidaba que había un Dios, al cual ella, según sus palabras, temía y respetaba. Varias veces, sin que mis padres lo supieran, me llevó a una iglesia. Cuando mi padre nos vio, él, para sorpresa de la niñera, no se enojó. Al ver que me gustaba la iglesia y al saber que no molestaba a nadie ahí, decidió que en el futuro podíamos ir cuando quisiéramos. Recuerdo bien qué orgullosas íbamos caminando hacia la iglesia usando nuestros mejores vestidos.
Después la niñera me dijo que toda niña debería saber una oración y aprendí una de oído, sin comprender una sola palabra. A todas mis preguntas siempre me contestaba: "Yo soy analfabeta, cuando estés educada entenderás todo". Pero yo no quería esperar a crecer y estar educada, así que fui con mi padre para aclarar las cosas. Parecía sorprendido cuando recité la oración de memoria y preguntó donde la había aprendido. No expresó ningún sentimiento hacia el tema, pero simplemente explicó que la oración agradecía a la virgen María por haber dado a luz al señor Jesucristo. Sin embargo esto no significó nada para mí y regresé a mis actividades. Un día Leonid, mi primo mayor quien vivía con nosotros, hizo algo que fue severamente castigado. La niñera le conminó a no hacerlo nunca más o "Dios le castigaría". A esto rápido el niño replicó: "Dios no existe". La niñera se horrorizó y comenzó a replicarle cómo podía decir esas cosas. Leonid no estaba impresionado y neciamente sostenía su comentario.
Mientras tanto yo estaba completamente confundida al respecto y no tenía idea de qué lado estaba la verdad. Para obtener una respuesta directa fui con mi padre, tal como siempre hacía en situaciones difíciles. Recuerdo bien cómo estaba sentado en la mesa de trabajo. Yo no podía dejar pasar tan preocupante duda y me acerqué para que me viera, mi táctica favorita. Dejó la pluma, se volteó y me tomó por los hombros preguntando qué pasaba. "Papá, ¿hay un Dios?" -solté. "¿Porqué me preguntas?" -replicó. Le platiqué la "discusión" entre la niñera y Leonid. De pronto se puso muy serio. "Puedes ver," -dijo, "cómo algunas gentes como nuestra niñera creen que Dios existe, mientras otras niegan tal idea. Todos deben decidir esto por sí mismos, cuando crezcas también tú decidirás".
Nunca imponía sus opiniones en nosotros, a menos que estuviéramos realmente equivocados. En la mayoría de los casos él prefería que trabajáramos por nuestra cuenta al respecto. A menudo cuando hacíamos una pregunta no nos daba la respuesta completa y nos metía en discusiones que resultaban de común acuerdo sobre la respuesta o la decisión.
Unos años antes de su muerte mi padre comenzó a fumar. Nadie estaba realmente perturbado por esto ya que no lo hacía con frecuencia, y parecía agradarle. Me gustaba verle fumar, tenía un tipo especial de sonrisa en esos tiempos. Un día Leonid me dijo que le parecía mal que no nos dejaran fumar. Una vez trató por su cuenta pero sólo le irritó los ojos, por lo tanto deberíamos probar juntos. Halló un lugar perfecto: entre los libreros, y sugirió que debíamos ir y tratar de inmediato. Pero no acostumbrábamos hacer cosas en secreto y siempre yo estaba segura de que mi padre entendería y nos apoyaría en esto. Le pedí a Leonid esperar a la noche cuando él llegara a casa. Leonid estuvo de acuerdo, pero sólo hasta la noche. Esperé con impaciencia a que llegara mi padre a casa y, apenas se quitó el abrigo, me le acerqué y le reclamé su injusticia: "Tu fumas, ¡pero no nos dejas hacerlo!" Se detuvo un momento y preguntó: "¿Ya lo intentaron?" Le dije que no, pero Leonid sí. Papá dijo: "Tienen razón, fumaremos juntos hoy en la noche, sólo esperen a que cenemos". Fue al cuarto de mi abuela donde ahora se reunía la familia para comer, y yo corrí con la emocionante noticia hacia Leonid. Cuando llegamos los dos al cuarto, mi padre tomaba el té mientras cada quien estaba sentado y discutiendo como siempre los eventos del día. Leonid y yo nos sentamos a cada lado de Liev Semiónovich y esperamos. Él rápido terminó el té y tomó los cigarros, dándonos uno a mí y otro a Leonid. De pronto todos en el cuarto se quedaron quietos y comenzaron a observarnos intensamente.
Él no tenía prisa, guardaba los cigarros mostrando cómo y porqué hacerlo. Entonces demostró cómo tomar el cigarro en la mano y en la boca. Finalmente encendió el suyo, inhaló y nos acercó el cerillo. Todos alrededor observaban sus acciones y nadie interfería con lo que sucedía. "Y ahora, aspiren profundo" –dijo papá. No recuerdo mucho de lo que sucedió entonces, yo solo me levanté y me sentí enferma. Creo que Leonid tuvo la misma reacción. Debo añadir que nunca más probé fumar de nuevo y Leonid no lo hizo hasta que cumplió 18 años.
Hay una cosa más que voy a narrar. Aún es desagradable hablar de ello, pero sucedió y me dio una lección para toda la vida. Yo estaba en la escuela. Recuerdo que era a finales de mayo. En la clase tendríamos pronto un examen importante. Yo tenía una actitud muy seria al respecto y estaba muy ansiosa. Sucedió que resolví bien el examen y obtuve una calificación alta. Regresé a casa con el espíritu elevado y me puse doblemente contenta: ¡mi padre estaba ahí! Cuando me preguntó qué noticias había de la escuela, le platiqué de mi éxito y agregué con morboso placer que la niña sentada a mi lado no pudo copiarme, porque volteé la página y debido a esto sacó menor calificación que yo. Estaba radiante y en espera de alabanza, miré a mi padre. Me sorprendí de la expresión de su cara: parecía muy decepcionado. No podía entender qué estaba mal. ¿Creería que no aprobé? Luego de un corto silencio comenzó a hablar, lenta y deliberadamente para que yo pudiera recordar todo lo que él decía. Me dijo que no era bueno alegrarse del infortunio de los demás, que solo las personas egoístas lo disfrutaban. Continuó diciendo que yo debería tratar de ayudar siempre a aquellos que lo necesitaran, y solo a quienes ayudan a otros la vida les recompensa y proporciona verdadera felicidad. Recuerdo haber quedado muy turbada por estas palabras y pregunté qué debería hacer ahora. Como siempre en estas situaciones él me ofreció una solución: no quería que yo sintiera que por haber hecho algo mal una vez ahora fuera incapaz de hacerlo bien. Me sugirió que fuera con mi compañera y le preguntara sobre lo que no entendía y tratara de explicarle con paciencia, y si no podía hacerlo ella entendería perfectamente, entonces él estaría contento por haberme ayudado. "Pero aquí viene lo más importante", agregó, "debes hacer todo esto de tal modo que tu amiga esté segura de que realmente quieres ayudarla, y explicárselo realmente bien de modo que no sea desagradable para ella aceptar tu ayuda". Han pasado más de 60 años desde aquel incidente y aún recuerdo todas sus palabras, y trato de seguirlas lo mejor que puedo en la vida.
* * *
Yo no creo que "después de la muerte no hay nada más". Después de su muerte la persona continúa viva en la memoria de aquellos que le amaron y en sus trabajos. Así Liev S. Vygotskiy vive en la memoria de aquellos pocos, aún vivos, que le conocieron y, sobre todo, en sus escritos que, gracias a Dios, finalmente son accesibles a todos. A medida que sus discípulos se van..., bueno, muchos de ellos llegaron a ser científicos famosos. Por suerte a muchos se les concedió una larga vida. Pero a pesar del liderazgo y elevado status científico que cada uno alcanzó, todos ellos consideraron como su maestro al investigador de 37 años de edad. Esto fue algo de lo que nunca se cansaban de hablar y siempre con mucho amor. Ahora muchos se han ido, pero sus discípulos e incluso los discípulos de éstos continúan. Y así se desarrolla la ciencia. Aún cuando han pasado muchos años, los pensamientos, ideas y trabajos de Vygotskiy no solo pertenecen a la historia, sino todavía interesan a la gente. En uno de sus artículos, A. Leóntiev escribió de Vygotskiy como un hombre adelantado por décadas a su tiempo. Es probablemente por eso que para nosotros él no es una figura histórica sino un contemporáneo vivo.
Han pasado sesenta años desde el día, o más precisamente la noche en que murió. Fue el 2 de junio de 1934. Sesenta años es mucho tiempo; casi una vida. Durante estos años, muchos de aquéllos cercanos a él –parientes, amigos, colegas, estudiantes- fallecieron. Casi no queda nadie de quienes le conocieron bien, o que hablaron con él, que ahora nos podrían decir honestamente cómo era, y cómo vivió y trabajó. De todos los que quedan vivos, quizá yo soy la única que le conoció bien. Esto no solo porque él fue mi padre, y porque yo viviera con él durante sus últimos años, sino también debido a la naturaleza de nuestra relación. Nosotros no solo nos queríamos mucho, también éramos amigos muy cercanos. Debido a esto, cualquier cosa que tenga que ver con él me es muy amada.
Mi memoria ha guardado todo lo que sucedió cuando él estaba vivo. A menudo me sorprende lo claros que permanecen esos recuerdos. Mi madre y mis tías también se sorprendían por la precisión y cantidad de detalles que yo recordaba sobre los eventos de hace tanto tiempo.
Sucedió que durante muchos años yo no podía hablar con nadie acerca de mi padre. Hacerlo entonces parecía imposible para mí. Todos los recuerdos permanecían tan vivos y sensibles que compartirlos con alguien me parecía una blasfemia. Fue suficiente con escuchar y preguntar a todos acerca de mi padre. Y había gente que me podía hablar de él. Mi madre le sobrevivió 45 años, y por supuesto en más de una ocasión recordamos aquellos años cuando mi padre estaba a su lado. Sus hermanas también le sobrevivieron; eran muy cercanas a él y con ímpetu recordaban los años de su infancia, y todo lo de los años subsecuentes. Alieksánder R. Luria con frecuencia le recordaba y con vehemencia compartía muchos recuerdos conmigo. Tuve la suerte de ser estudiante de A. V. Zaporózhets y después trabajar con N. G. Morozova –ambos me platicaron de su maestro y los años de trabajar juntos. Otros colegas y estudiantes anteriores a mí compartieron sus memorias –y siempre con pasión y admiración. De esta manera llegué a saber de primera mano mucho de lo que nunca vi. Parece que el "bloqueo interno" que yo tenía desde la infancia para hablar de mi padre se había levantado mágicamente, y ahora siento que puedo hablar libremente de él. Recuerdo bien a mi padre y procuraré hablarles de sus primeras etapas y sus últimos años. Me gustaría transmitirles qué tipo de persona era y cómo vivió su corta pero significativa vida, para ayudarles a visualizarle como una persona viva con pensamientos y sentimientos.
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Liev S. Vygotskiy nació el 5 de noviembre de 1896, en el pequeño pueblo de Orsha (en la hoy República de Bielorús), pero antes de su primer cumpleaños su familia se trasladó a la ciudad de Gomel.
En esos tiempos era un pueblo vigoroso, pequeño pero importante debido a su localización geográfica. En Gomel, Liev pasó su infancia, sus años de escolaridad y su juventud. Retornó ahí después de terminar su educación universitaria en Moscú y permaneció hasta enero de 1924.
La familia de Vygotskiy era una de las más educadas del pueblo. El papá de Liev, Semión Lvóvich, se graduó en el Instituto Comercial y trabajó como gerente del banco de Gomel. Era un hombre inteligente con muchos intereses, conocía lenguas extranjeras. Fue respetado en la comunidad siendo uno de los fundadores y más activos miembros de la "Sociedad de Educación" en Gomel. Tuvo la iniciativa de crear una gran biblioteca para todos los ciudadanos del pueblo. Su personalidad no era fácil de tratar, a menudo era severo, pero esto no le impedía ser un padre amoroso. Fue asimismo demandante como interesado en sus hijos, les comprendía bien y siempre estuvo atento a sus necesidades. Los niños le amaban y respetaban mucho. El corazón y alma de la familia era la mamá, Cecilia: ella era quien mantenía en casa una atmósfera de amor y cuidado. Estaba bien educada y hablaba con fluidez varios idiomas. Por sus estudios era maestra, pero nunca tuvo la oportunidad de trabajar en la escuela: su vida entera estuvo dedicada al crecimiento de sus hijos y al cuidado de la casa. Había ocho niños en la familia, uno cada año y medio. Liev era el segundo; tenía una hermana mayor. Los niños más grandes sin excepción ayudaban a la mamá en los trabajos de la casa y en cuidar a los más pequeños. La familia estaba estrechamente unida alrededor de intereses comunes: historia, literatura, teatro y arte. Era tradición familiar ocuparse después del té de la tarde. En ese momento cada quien se dedicaba a su actividad, el papá con los negocios, la mamá con la casa y los niños con sus tareas escolares. Entonces platicaban entre sí acerca de lo que fuera, o leían novelas clásicas o recién publicadas. Tanto los padres como los niños valoraban este momento familiar y hablarían calurosamente de ello en los años venideros.
Esta tradición persistió cuando los niños crecieron y tuvieron sus propias familias. Recuerdo bien esas conversaciones, cuando alguno de nosotros se sentaba en la mesa y otro cerca del calentador. Ahí estaban todos los niños, pero nunca interrumpían la conversación de los adultos o las lecturas. Sólo nos sentábamos quietos, jugábamos y escuchábamos a los adultos. Ninguno era forzado a permanecer en el cuarto, pero no recuerdo alguna vez que alguien saliera durante esas reuniones, y recuerdo haberme turbado cuando mi mamá finalmente me mandó a dormir. Si mi padre llegaba solo a casa siempre se nos unía; si llevaba a un colega se quedaba al té pero luego iba a trabajar.
Regresemos a Gomel. De acuerdo con los recuerdos de las hermanas de Liev, mis tías, el estilo de vida de la familia era muy modesto. Junto al uniforme escolar los niños tenían solo una muda de ropa cada uno, que la propia mamá hacía. Pero a pesar de eso, siempre había dinero para libros: ellos eran adquiridos a menudo y la casa tenía una gran colección de clásicos. Con frecuencia los niños eran solicitados para representar obras: en esos días Gomel a menudo era visitado por actores talentosos. En este sentido los niños, desde temprana edad, fueron expuestos a la literatura y a ejecutar actuaciones.
Liev crecía como un muchacho sociable. Sus compañeros le buscaban y siempre estaba rodeado de amigos. Todos compartían los mismos intereses como coleccionar estampillas, ajedrez y, por propia elección, leer novelas de aventuras. Durante el verano pasaba su tiempo en el río, nadaba o paseaba a sus hermanas y amigos en bote. En esos años llegó a interesarse en el esperanto y lo aprendió por su cuenta.
Recibió la educación elemental en casa, estudiando independientemente y teniendo un tutor para consulta. Pasó un examen por los 5 primeros años de escuela y entró a una secundaria privada. Liev era un estudiante consistente y equilibrado, rendía bien en todas las materias y los profesores a menudo comentaban sus habilidades superiores. Su profesor de matemáticas le predijo un brillante futuro como matemático, su profesor de literatura –como filólogo. Ya en esos años tempranos se mantuvo firme en sus intereses. Todo su aprendizaje estuvo lleno de seriedad y madurez. De todas las áreas él prefería literatura y filosofía: estas fueron el objeto de su fascinación e interés. Conoció bien a los clásicos rusos, pero también se interesó por los contemporáneos y la literatura extranjera.
Aunque avanzaba rápido en sus habilidades y nivel de conocimiento, él, según sus condiscípulos, nunca fue altanero o condescendiente. No estaba en su carácter hacerlo. Siempre se condujo de manera conservadora y siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara. Con gusto y paciencia explicaba los tópicos difíciles y sus amigos le respetaban mucho por eso. Esta disposición persistió en él toda su vida: sus colegas recordaban cómo a menudo ayudaba a los amigos durante horas, ignorando la fatiga.
En 1913 Liev se graduó en el Gimnasio (una escuela secundaria en la Rusia pre revolucionaria que preparaba estudiantes para la universidad) con medalla de oro. Era momento de pensar donde continuar. La literatura estaba descartada: los graduados en filología llegaban a ser, en la mayoría de los casos, profesores de escuelas públicas, una posición no asequible para judíos en la Rusia de entonces. Sus padres asumieron que Liev podría ser médico, porque esto le permitiría vivir fuera del Distrito (en algunas provincias donde a los judíos les permitían permanecer). Siguiendo el consejo de sus padres, Liev hizo examen para ingresar en las escuelas de medicina de la Universidad de Moscú y fue aceptado para beneplácito de aquéllos. Pero después de un mes, se convenció de que la medicina estaba muy lejos de sus verdaderos intereses y se cambió a la Escuela de Leyes de la misma universidad. Esta escuela abría la posibilidad para una carrera que le permitiría vivir fuera de los límites de las colonias judías (el Distrito).
Comenzó a estudiar con fervor, pero una vez más las materias no le satisficieron. Estaba absorto en estudiar sus intereses permanentes: problemas de literatura, crítica de arte, filosofía y análisis filosófico del arte. Por lo tanto decidió en 1914, sin interrumpir su educación en la escuela de leyes, enrolarse en la división histórico-filosófica de la Universidad Shaniavskiy. Esta era una institución progresista que aceptaba alumnos independientemente de su nacionalidad, religión o postura política. Los títulos obtenidos, sin embargo, no eran aceptados por el gobierno y los graduados recibían reconocimiento no oficial. Aunque la Universidad no era oficial, su nivel de instrucción era muy alto y los estudiantes recibían una sólida educación por científicos y eruditos líderes de la época.
Se sabe mucho de cómo vivía Liev en Moscú en esos años por su hermana Zenaida, quien estudiaba también en Moscú. Ella compartió los intereses de su hermano, pues a menudo estudiaban los mismos temas e iban al teatro. Juntos vieron al famoso actor Kachalov en el papel de Hamlet. Liev quedó tan hipnotizado por este actor que varios años después dedicó a esta obra una tesis y una conferencia: ambas fueron tituladas "Kachalov - Hamlet".
Esos años de estudiante en Moscú fueron para él de gran crecimiento espiritual. También fueron notables por otra razón: fue durante este periodo que desarrolló un agudo interés por la psicología y comenzó a estudiarla. En sus propias palabras, "...mientras estaba en la universidad, comencé un estudio de psicología y lo continué Ios años subsecuentes. Desde entonces no interrumpí mis estudios en este campo".
Hacia el final de su educación en la Universidad Shaniavskiy debía presentar una tesis. Como tema Liev Vygotskiy escogió la tragedia de Shakespeare "Hamlet". En el verano de 1915, habiendo regresado a casa en vacaciones, escribió la primera versión y en invierno de 1916, en Moscú, la segunda de sus análisis de la tragedia. Antes de escribir la tesis, hubo un periodo cuando Liev llevó a cabo estudios a profundidad de la tragedia y sus traducciones, y a través de su análisis ganó conocimiento en filosofía de la literatura. Fue su primer trabajo de investigación científica.
Este trabajo tuvo un curso interesante. ¿Alguna vez leyó usted, honorable lector, la tesis de un estudiante publicada 52 años después de ser escrita? ¿Que una vez publicada, sobrevivió a varias ediciones, fue traducida a varios idiomas y recibió elogios de los especialistas líderes en el campo? ¡Esto fue lo que pasó con el trabajo del joven Vygotskiy! Vio la luz por primera vez en 1968 como un addendum de su libro "Psicología del Arte". El editor de la publicación, el gran filólogo Viacheslav V. Ivanov escribió que "...el talento del joven autor era evidente" y que el autor estaba "adelantado a su tiempo". El conocido erudito en Shakespeare, A. Anikst anotó: "Durante los últimos 60 años de mi vida estudié a Shakespeare... y cuando leí por primera vez el trabajo de Vygotskiy sobre Hamlet, supe que había sido escrito por un genio de 19 años de edad". Si usted, honorable lector, alguna vez leyó este trabajo, con seguridad notó la erudición e introspección de su autor, la independencia y osadía de su razonamiento, y las analogías inesperadas. ¡Además tenga en mente que el autor era entonces un adolescente y un estudiante dos años antes de graduarse!
Hacia fines de 1917 Liev terminó su educación en ambas universidades y en diciembre regresó a Gomel. En esa época la ciudad estaba ocupada por los alemanes (la primera guerra mundial estaba en curso). Era imposible hallar un trabajo permanente bajo esas condiciones. También la familia pasaba por un momento difícil. Liev tenía dos parientes enfermos a su cuidado: su mamá recuperándose de un brote de tuberculosis y su hermano más joven quien contrajo la enfermedad, y cuya condición era muy crítica. El muchacho requería cuidado constante; Liev le cuidó hasta que falleció antes de su cumpleaños 14. Su mamá, golpeada por la tristeza, enfermó de nuevo y Liev una vez más tuvo que cuidarla. Antes de terminar el año una nueva tragedia sacudió a la familia: el segundo hermano de Liev murió de fiebre tifoidea. Y así terminó su primer año de regreso a Gomel.
En enero de 1919 el orden ruso fue restablecido en Gomel. De inmediato Liev Vygotskiy comenzó a dar clases de literatura, estética, filosofía e idioma ruso en la recién abierta escuela vocacional y después psicología y lógica en un colegio de maestros local. El rango de sus actividades fue muy amplio. Pronto asumió un puesto oficial en la Dirección de Arte y Educación Estética del Departamento de Educación municipal de Gomel. Le atraía todo lo que contribuyese al desarrollo de la cultura y la educación. Liev Vygotskiy tenía dos pasiones a las cuales permaneció fiel toda su vida: la literatura y el teatro. Fue en esos años, sin embargo, cuando les mostró el mayor entusiasmo. A menudo presentaba críticas literarias y revisiones de una pieza literaria o del trabajo creativo de algún autor en particular. Formó un grupo semanal de lectores en el que se discutía y analizaba novelas y poemas (clásicas y contemporáneos). Los periódicos locales de aquellos tiempos reportaban las lecturas, presentaciones, ensayos y temas de literatura de las reuniones. Sus lecciones eran atendidas por todos los intelectuales del pueblo. También trabajó en compañías editoras de literatura pedagógica. Como el teatro era uno de sus intereses, ahora fue su responsabilidad. Estuvo muy involucrado en todos los aspectos de esa actividad, como escoger el repertorio y buscar en otros pueblos potenciales actores. Los diarios también publicaban sus revisiones teatrales, donde procuraba incluir cada nueva producción. Sus revisiones atraían la atención de muchos actores que deseaban compartir sus impresiones.
En uno de los diarios locales de aquel tiempo hallé un anuncio interesante. El periódico y el Departmento local de Educación buscaban nominar al mejor profesor de la provincia. Se animó a todos para que enviaran al editor los perfiles de aquellos profesores que fueran merecedores del título. Las listas serían publicadas cada semana. Pronto el nombre Liev Vygotskiy apareció como el mejor profesor de la provincial de Gomel. En uno de los documentos del Concejo Pedagógico local sobre la significación del trabajo de L. S. Vygotskiy se decía: “... mostró tacto pedagógico, empeño y erudición al enseñar... Organizó un laboratorio psicológico donde condujo experimentos científicos". Ahí fue donde Vygotskiy completó sus primeras investigaciones psicológicas y preparó las ponencias, tres de las cuales fueron presentadas en el Segundo Congreso de Psiconeurología de toda la Unión.
En enero de 1924 el Segundo Congreso de Psiconeurología llevó a cabo sus sesiones en San Petersburgo. Los nombres de los asistentes aparecían en el programa. Entre muchos conocidos científicos como V. Béjtieriev, G. Russolimo, A. Ujtomskiy, K. Kornílov, G. Chelpánov, estaba mencionado (tres veces) el nombre de un desconocido: Liev Vygotskiy. Esta fue la primera vez que el mundo psicológico le vio y escuchó: el 6 y el 10 de enero presentó los trabajos. Alexánder Luria recuerda (muchas veces en nuestras conversaciones y por escrito también) que la presentación de Vygotskiy fue una sorpresa para la audiencia. Fue acerca de un tópico muy "caliente" del día: "Métodos de investigación reflejológica y psicológica", y los escuchas quedaron impresionados por la manera de la presentación. El discurso fue liso, claro y muy lógico. En sus manos el presentador tenía un pequeño papel. Cuando Alexánder Luria se le acercó después de la presentación, quedó sorprendido porque el papel estaba en blanco. Pero lo más sorprendente fue que el presentador, para quien esta era su primera vez frente a tan calificada audiencia, no tenía miedo (como A. Luria dice) de "ir contra la corriente".
Esta presentación fue prueba de que Vygotskiy era un consumado investigador. Ahí mismo fue invitado a formar parte del equipo del Instituto de Psicología Experimental de Moscú. Luego de haber presentado exámenes para el puesto de investigador científico asociado, comenzó su trabajo en el instituto. Se mudó al sótano del mismo edificio donde se hallaba el instituto y vivió ahí hasta enfermar en 1925. A partir de este momento la investigación fue lo primero en su vida. Tenía 27 años de edad. Había por delante 10 años más de vida y trabajo. Sólo 10 años...
Es imposible describir en poco espacio lo que sucedió con él en esos 10 años. Trataré de resumir lo más importante.
Aleksandr Luria recordaba el inicio del trabajo de Vygotskiy en el Instituto: "A. Leontiev y yo teníamos en alta estima el talento de L. S. Vygotskiy, y estábamos muy contentos cuando fue incluido en nuestro equipo de trabajo al que denominamos "troika" (trío). Con Vygotskiy como nuestro líder reconocido realizamos una revisión crítica de la psicología contemporánea". En el verano de 1924 L. Vygotskiy comenzó a trabajar en el centro para niños con lesiones físicas y retraso mental del Departamento de Educación para el Pueblo. En 1925 fue enviado a Londres a participar en una conferencia internacional sobre educación de niños sordomudos, donde él presentó un resumen de sus trabajos. Mientras iba a Inglaterra visitó Francia, Holanda y Alemania donde se familiarizó con los trabajos de laboratorios psicológicos y escuelas especiales.
A su regreso cayó enfermo de tuberculosis. El verano de 1925 lo dedicó a defender su disertación titulada "Psicología del Arte", pero debido a la seriedad de su enfermedad fue dispensado de la defensa pública y se le compensó con el derecho a enseñar en los institutos de educación superior. Mientras tanto Vygotskiy estaba muy enfermo, literalmente entre la vida y la muerte y los doctores calcularon su sobrevida en meses. Él lo sabía: comenzó un febril trabajo de un ensayo metodológico titulado "Significado histórico de la crisis en Psicología", trabajo que fue publicado 55 años después de haber sido escrito.
Luego de recuperar la salud Vygotskiy comenzó, además de su investigación en curso, a enseñar psicología en varias instituciones médicas, psicológicas y pedagógicas. En 1926 publicó su primer trabajo mayor, un libro titulado "Psicología Pedagógica". Estaba trabajando en los libros "Pensamiento y Habla", "Historia del Desarrollo de las Funciones Psicológicas Superiores", "Problemas de Retraso Mental" y otros. También editó numerosos libros y manuscritos de científicos rusos y extranjeros, escribió muchos prólogos y comentarios críticos.
Durante este tiempo L. Vygotskiy nunca dejó sus investigaciones psicológicas, enfocándose principalmente en los problemas de la psicología de niños normales y anormales. Sintiendo la necesidad de alguna preparación médica, se inscribió en una escuela de medicina y se las arregló para completar tres años de entrenamiento médico. En 1926 Vygotskiy fundó un laboratorio para estudiar la psicología de niños anormales. En 1929 este laboratorio fue ascendido a Instituto Experimental en Defectología. Vygotskiy fue elegido para encabezar la investigación y permaneció en esta posición hasta sus últimos días. Un aspecto de su trabajo requiere de atención especial. Este fue el de sus consultas con los niños referidos al Instituto para ser evaluados. Estas consultas fueron conducidas como conferencias especiales que atraían la atención no solo de sus colaboradores del Instituto, sino también de profesores, doctores, psicólogos y estudiantes de todo Moscú. Muchos profesores me explicaron que esas conferencias eran para ellos eventos muy importantes. Recordaban que al terminar sus horas de clases corrían al Instituto para escucharlas. Como el auditorio no podía albergar a todos los que querían estar presentes, en el verano abrían las ventanas y la gente se quedaba afuera durante horas, escuchando lo que pasaba dentro del auditorio. Usualmente había mucha gente y tenían que permanecer unos junto a otros procurando no molestarse. Y así, después de un día completo de trabajo los maestros de Moscú se quedaban por horas, escuchaban cómo Liev Vygotskiy daba un análisis detallado de cada caso, señalaba las dificultades o desviaciones del desarrollo del niño, planeaba estrategias pedagógicas para ayudarle y describía recomendaciones prácticas a los padres y profesores.
Liev Zankov (estudiante de Vygotskiy, psicólogo infantil) recordaba que "muchos observadores se admiraban de la manera como Vygotskiy platicaba con los niños al examinarlos. Esas conversaciones eran únicas en comparación con el modo como se les preguntaba y se respondía a sus preguntas durante una evaluación regular. Esta era una conversación muy personal con el pequeño y siempre acerca de un tema relacionado: este niño no está bien, necesita que se le ayude. Vygotskiy era siempre capaz de establecer una atmósfera de veracidad en su relación con los niños, hablaba con ellos como si fueran iguales, siempre atendía a sus preguntas. A su vez, los niños se abrían a él de un modo como nunca lo habían hecho con otros examinadores". Mijaíl Yaroshevskiy (prominente historiador de la psicología rusa, erudito del legado de Vygotskiy) escribió en su "Historia de la Psicología": "Vygotskiy dedicó enormes esfuerzos al trabajo con niños anormales. Le debemos haber creado los servicios defectológicos de nuestro país (defectología es algo similar a educación especial). En la historia de la psicología no hay otro ejemplo conocido donde tal gigante intelectual combinara tan naturalmente la investigación teórica con la participación práctica en la construcción de una nueva cultura".
Liev Vygotsky trabajó febrilmente y dejó mucho: nada más piensen cómo debió trabajar para crear, en sólo 37 años, ¡270 obras de trabajo científico! Él fue, como lo describe M. Yaroshevskiy, "... la figura más creativa en la historia de la psicología". Su energía fue consumida por una severa tuberculosis que no terminaba. Primero enfermó en 1920 y desde entonces tuvo muchas recaídas. En 1925-26 fue simplemente salvado, pero en la primavera de 1934 llegó la última recaída. Recuerdo una conversación entre mis padres que oí a escondidas. Mi mamá decía que los doctores insistían en la hospitalización y trataba convencer a mi padre de seguir las recomendaciones médicas. Y recuerdo la abrupta, categórica e inesperada respuesta: "No puedo acortar el semestre de mis alumnos. Cuando lo termine, entonces iré...". Pero el destino tenía otros planes... él no estaba destinado a terminar ese año escolar. Al iniciar mayo se sintió mortalmente enfermo y fue llevado del trabajo a casa sufriendo una hemorragia en la garganta. Murió poco después, el 10 de junio. Liev Vygotskiy dejó la vida muy joven, solo tenía 37 años de edad. Aún pudo haber "vivido, pensado, sentido, amado y haber hecho descubrimientos..." (línea de Borís Pasternak, uno de los poetas favoritos de Vygotskiy).
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Ahora que ha pasado tanto tiempo me gustaría, honorable lector, compartir con usted algunos recuerdos personales.
En nuestra familia nadie tuvo ni estudió religión. Yo me enteré por la niñera que nos cuidaba que había un Dios, al cual ella, según sus palabras, temía y respetaba. Varias veces, sin que mis padres lo supieran, me llevó a una iglesia. Cuando mi padre nos vio, él, para sorpresa de la niñera, no se enojó. Al ver que me gustaba la iglesia y al saber que no molestaba a nadie ahí, decidió que en el futuro podíamos ir cuando quisiéramos. Recuerdo bien qué orgullosas íbamos caminando hacia la iglesia usando nuestros mejores vestidos.
Después la niñera me dijo que toda niña debería saber una oración y aprendí una de oído, sin comprender una sola palabra. A todas mis preguntas siempre me contestaba: "Yo soy analfabeta, cuando estés educada entenderás todo". Pero yo no quería esperar a crecer y estar educada, así que fui con mi padre para aclarar las cosas. Parecía sorprendido cuando recité la oración de memoria y preguntó donde la había aprendido. No expresó ningún sentimiento hacia el tema, pero simplemente explicó que la oración agradecía a la virgen María por haber dado a luz al señor Jesucristo. Sin embargo esto no significó nada para mí y regresé a mis actividades. Un día Leonid, mi primo mayor quien vivía con nosotros, hizo algo que fue severamente castigado. La niñera le conminó a no hacerlo nunca más o "Dios le castigaría". A esto rápido el niño replicó: "Dios no existe". La niñera se horrorizó y comenzó a replicarle cómo podía decir esas cosas. Leonid no estaba impresionado y neciamente sostenía su comentario.
Mientras tanto yo estaba completamente confundida al respecto y no tenía idea de qué lado estaba la verdad. Para obtener una respuesta directa fui con mi padre, tal como siempre hacía en situaciones difíciles. Recuerdo bien cómo estaba sentado en la mesa de trabajo. Yo no podía dejar pasar tan preocupante duda y me acerqué para que me viera, mi táctica favorita. Dejó la pluma, se volteó y me tomó por los hombros preguntando qué pasaba. "Papá, ¿hay un Dios?" -solté. "¿Porqué me preguntas?" -replicó. Le platiqué la "discusión" entre la niñera y Leonid. De pronto se puso muy serio. "Puedes ver," -dijo, "cómo algunas gentes como nuestra niñera creen que Dios existe, mientras otras niegan tal idea. Todos deben decidir esto por sí mismos, cuando crezcas también tú decidirás".
Nunca imponía sus opiniones en nosotros, a menos que estuviéramos realmente equivocados. En la mayoría de los casos él prefería que trabajáramos por nuestra cuenta al respecto. A menudo cuando hacíamos una pregunta no nos daba la respuesta completa y nos metía en discusiones que resultaban de común acuerdo sobre la respuesta o la decisión.
Unos años antes de su muerte mi padre comenzó a fumar. Nadie estaba realmente perturbado por esto ya que no lo hacía con frecuencia, y parecía agradarle. Me gustaba verle fumar, tenía un tipo especial de sonrisa en esos tiempos. Un día Leonid me dijo que le parecía mal que no nos dejaran fumar. Una vez trató por su cuenta pero sólo le irritó los ojos, por lo tanto deberíamos probar juntos. Halló un lugar perfecto: entre los libreros, y sugirió que debíamos ir y tratar de inmediato. Pero no acostumbrábamos hacer cosas en secreto y siempre yo estaba segura de que mi padre entendería y nos apoyaría en esto. Le pedí a Leonid esperar a la noche cuando él llegara a casa. Leonid estuvo de acuerdo, pero sólo hasta la noche. Esperé con impaciencia a que llegara mi padre a casa y, apenas se quitó el abrigo, me le acerqué y le reclamé su injusticia: "Tu fumas, ¡pero no nos dejas hacerlo!" Se detuvo un momento y preguntó: "¿Ya lo intentaron?" Le dije que no, pero Leonid sí. Papá dijo: "Tienen razón, fumaremos juntos hoy en la noche, sólo esperen a que cenemos". Fue al cuarto de mi abuela donde ahora se reunía la familia para comer, y yo corrí con la emocionante noticia hacia Leonid. Cuando llegamos los dos al cuarto, mi padre tomaba el té mientras cada quien estaba sentado y discutiendo como siempre los eventos del día. Leonid y yo nos sentamos a cada lado de Liev Semiónovich y esperamos. Él rápido terminó el té y tomó los cigarros, dándonos uno a mí y otro a Leonid. De pronto todos en el cuarto se quedaron quietos y comenzaron a observarnos intensamente.
Él no tenía prisa, guardaba los cigarros mostrando cómo y porqué hacerlo. Entonces demostró cómo tomar el cigarro en la mano y en la boca. Finalmente encendió el suyo, inhaló y nos acercó el cerillo. Todos alrededor observaban sus acciones y nadie interfería con lo que sucedía. "Y ahora, aspiren profundo" –dijo papá. No recuerdo mucho de lo que sucedió entonces, yo solo me levanté y me sentí enferma. Creo que Leonid tuvo la misma reacción. Debo añadir que nunca más probé fumar de nuevo y Leonid no lo hizo hasta que cumplió 18 años.
Hay una cosa más que voy a narrar. Aún es desagradable hablar de ello, pero sucedió y me dio una lección para toda la vida. Yo estaba en la escuela. Recuerdo que era a finales de mayo. En la clase tendríamos pronto un examen importante. Yo tenía una actitud muy seria al respecto y estaba muy ansiosa. Sucedió que resolví bien el examen y obtuve una calificación alta. Regresé a casa con el espíritu elevado y me puse doblemente contenta: ¡mi padre estaba ahí! Cuando me preguntó qué noticias había de la escuela, le platiqué de mi éxito y agregué con morboso placer que la niña sentada a mi lado no pudo copiarme, porque volteé la página y debido a esto sacó menor calificación que yo. Estaba radiante y en espera de alabanza, miré a mi padre. Me sorprendí de la expresión de su cara: parecía muy decepcionado. No podía entender qué estaba mal. ¿Creería que no aprobé? Luego de un corto silencio comenzó a hablar, lenta y deliberadamente para que yo pudiera recordar todo lo que él decía. Me dijo que no era bueno alegrarse del infortunio de los demás, que solo las personas egoístas lo disfrutaban. Continuó diciendo que yo debería tratar de ayudar siempre a aquellos que lo necesitaran, y solo a quienes ayudan a otros la vida les recompensa y proporciona verdadera felicidad. Recuerdo haber quedado muy turbada por estas palabras y pregunté qué debería hacer ahora. Como siempre en estas situaciones él me ofreció una solución: no quería que yo sintiera que por haber hecho algo mal una vez ahora fuera incapaz de hacerlo bien. Me sugirió que fuera con mi compañera y le preguntara sobre lo que no entendía y tratara de explicarle con paciencia, y si no podía hacerlo ella entendería perfectamente, entonces él estaría contento por haberme ayudado. "Pero aquí viene lo más importante", agregó, "debes hacer todo esto de tal modo que tu amiga esté segura de que realmente quieres ayudarla, y explicárselo realmente bien de modo que no sea desagradable para ella aceptar tu ayuda". Han pasado más de 60 años desde aquel incidente y aún recuerdo todas sus palabras, y trato de seguirlas lo mejor que puedo en la vida.
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Yo no creo que "después de la muerte no hay nada más". Después de su muerte la persona continúa viva en la memoria de aquellos que le amaron y en sus trabajos. Así Liev S. Vygotskiy vive en la memoria de aquellos pocos, aún vivos, que le conocieron y, sobre todo, en sus escritos que, gracias a Dios, finalmente son accesibles a todos. A medida que sus discípulos se van..., bueno, muchos de ellos llegaron a ser científicos famosos. Por suerte a muchos se les concedió una larga vida. Pero a pesar del liderazgo y elevado status científico que cada uno alcanzó, todos ellos consideraron como su maestro al investigador de 37 años de edad. Esto fue algo de lo que nunca se cansaban de hablar y siempre con mucho amor. Ahora muchos se han ido, pero sus discípulos e incluso los discípulos de éstos continúan. Y así se desarrolla la ciencia. Aún cuando han pasado muchos años, los pensamientos, ideas y trabajos de Vygotskiy no solo pertenecen a la historia, sino todavía interesan a la gente. En uno de sus artículos, A. Leóntiev escribió de Vygotskiy como un hombre adelantado por décadas a su tiempo. Es probablemente por eso que para nosotros él no es una figura histórica sino un contemporáneo vivo.
gracias por estos post, muchas gracias
ResponderEliminarEstoy buscando datos sobre la infancia de Vygotskiy, aqui encontre algunos, pero me gustaría saber más hacerca de su niñez, me gustaria que nos proporcinara información sobre este tema. Gracias
ResponderEliminarNo he hallado, hasta ahora, ningún artículo donde se dé más datos de la infancia de Vygotskiy que los ya conocidos en la bibliografía y en la red. Si algún visitante de este blog conociera alguna cita bibliográfica o enlace que nos brinde mayor información al respecto, se lo agradeceremos.
Eliminaralguien me podria orientas sobre cuales fueron las primeras investigaciones psicologicas, es un tema de exposicion, lea gradeceria si alguien me contestara
ResponderEliminarRevisa el artículo de Yasnitskiy que recién subí, ahí hallarás algunas de las primeras investigaciones, sobre todo en la bibliografía.
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